Alimentando Pusilánimes y Delincuentes

La economía no es una creación humana. Es un ordenamiento esencial del diseño del ser humano, cuyos incentivos, objetivos, razones y problemas, no son, en absoluto, resorte de la voluntad humana.
Sus leyes son insondables.
Es como si quisieramos saber por qué el pez grande se come al chico.
Lo único que podemos hacer desde nuestra 'pequeña moral' es acomodarnos para hacerla más conveniente para la sociedad.
Es decir, podemos hacer que esos incentivos sean lo más armónicos posibles para evitar las ya repetidas guerras, y hambrunas.
Para eso hay que poner a trabajar con toda su potencialidad a los más capaces, para que así sobren recursos para atender a los que antes tiraban desde la roca tarpeya.

No hay que tenerle miedo al dinero. Hay que valorarlo cuando es genuina representación del esfuerzo adicional y de la creatividad humana.

Nuestra decadencia tiene como causa principal las doctrinas asistencialistas que se transforman rápidamente en corporativas mafiosas y de terrible injusticia, que terminan apagando la valiosa llama de la voluntad de actuar.
Son doctrinas generadoras de clientes pobres para que eternicen su oscurantismo.
Esa es la perversa lógica del peronismo y de la doctrina justicialista y de la doctrina social vaticana, que es todo más o menos lo mismo:
Pretenden que la sociedad no premie al que pone el hombro sino a los débiles, incultos, despistados, inmaduros... pero pusilánimes. Solidaridad con el inútil pero leal.

A las personas hay que restituirle sus incentivos a la acción, no hay que seguir meténdolos en la injusticia suprema de estas relaciones laborales.

Y a los que aún así no reaccionen, habrá que alimentarlos y cuidarlos con los recursos que generen los buenos asalariados trabajando en relaciones laborales justas.

La intención de %A1premiar! a los pusilánimes, obedece a un único objetivo: el despotismo populista.

¿Cómo hacer para que la economía argentina vuelva a ser próspera?.
Este Proyecto Actitud, acciona palanquitas en lo más profundo del alma humana pretendiendo modificar actitudes, voluntades, convicciones, intuiciones, que de otra manera, está demostrado, ha sido imposible de modificar.
Consiste en una sencilla reforma impositiva que generará crecimiento a través de mecanismos que se desencadenarán espontáneamente:

Esta propuesta intenta construir un mecanismo para que el trabajo humano tenga el impulso de su motivación más poderosa.

La prosperidad es el más seguro lazo de unidad social.

Sería además la quiebra de la industria del juicio laboral y de los boicots sindicales y de esta inseguridad que nos aterra.

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