La experiencia de desarrollo de Irlanda sigue asombrando. En una nota publicada en marzo del 2003 (El Modelo Irlandés) se ofrecieron algunas líneas de interpretación para entender como un país donde a fines del 80 se sucedían los conflictos y se encontraba estancado, endeudado y con un alto nivel de desempleo logró en pocos años convertirse en una de las economías más dinámicas del mundo. El presente artículo retoma aquellos argumentos y actualiza la información.
Para comprender mejor la realidad de Irlanda se muestra un perfil comparativo de la economía de aquel país y Argentina, sobre la base de información del año 2005.
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| Argentina | Irlanda |
Población | millones | 40 | 4 |
PBI | millones u$s | 190.000 | 190.000 |
PBI per capita a PPA(*) | u$s | 10.000 | 35.000 |
Exportaciones | millones u$s | 40.000 | 105.000 |
Exportaciones per capita | u$s | 1.000 | 26.000 |
Saldo Comercial | millones u$s | 10.000 | 40.000 |
Gasto Público/PBI | % | 22% | 38% |
Deuda Pública/PBI | % | 70% | 28% |
(*) PPA: Paridad de Poder Adquisitivo
Elaboración propia sobre la base de diferentes fuentes
Del cuadro surge que Irlanda con una población 10 veces inferior produce tanto como Argentina y exporta 2.5 veces más. La clave es el desarrollo de un gran sector industrial.
¿Cómo pudo uno de los países más pobres de Europa y tradicional expulsor de población consolidar en pocos años un gran sector industrial y eliminar el desempleo?
El desafío resulta aún mayor cuando se considera que esa gran transformación se realizó en el marco de las restricciones impuestas por la pertenencia a la Unión Europea , es decir, con altos salarios y distribución progresiva de ingresos y con limitadas posibilidades de utilizar instrumentos de política cambiaria o monetaria.
Hay dos líneas de interpretación que intentan explicar este fenómeno.
Una, de sesgo economicista, pone el énfasis en las exportaciones y las inversiones extranjeras (IED), especialmente de Estados Unidos, que actualmente proporcionan casi el 50% del empleo industrial. Indudablemente, el impulso de la economía irlandesa proviene de las exportaciones, que durante la década pasada crecieron a una tasa promedio superior al 12% anual, que implica duplicar su valor cada 6 años. También es cierto que ese desempeño fue factible debido al ingreso masivo de IED orientadas a sectores de alta tecnología, principalmente electrónica, software, químicos y farmacéuticos, que representan las tres cuartas partes del total exportado.
Otra, desde una visión más integral, destaca, sin negar la importancia de la IED , el rol sustancial cumplido por el Estado en diferentes aspectos, institucionales, económicos y sociales. Desde este punto de vista, la afluencia de inversión extranjera fue una, pero no la única, de las consecuencias positivas de las políticas públicas implementadas.
A continuación se pasa una rápida revista de las principales acciones desplegadas por el gobierno irlandés que contribuyeron al despegue de ese país.
Fijación de prioridades . Dos décadas atrás el gobierno identificó a los sectores de high-tech y ciertos servicios, como cuidado de la salud y telemarketing, como objetivos prioritarios de desarrollo por su capacidad de proporcionar divisas y empleo. En este campo, Irlanda hizo lo mismo que años antes hicieron los países exitosos del sudeste asiático: identificar sectores en que el país podría llegar a destacarse internacionalmente en función de sus ventajas competitivas, para luego concentrarse en la promoción y atracción de las inversiones necesarias, nacionales o extranjeras. Obviamente, el ser miembro de la Unión Europea le otorgaba las ventajas propias del acceso a un mercado de 400 millones.
Acuerdo social . Los acuerdos tripartito, entre empleadores, sindicatos y gobierno, se han convertido en la herramienta sustancial de la planificación en Irlanda. otorgando previsibilidad y estabilidad a las decisiones económicas. A partir de 1987, en que se recurrió al acuerdo social para superar la seria crisis económica del momento, cada tres años se negocian programas que establecen parámetros de política fiscal, económica y social.
En términos generales, los primeros dos programas estuvieron dirigidos a controlar la grave crisis económica, los dos siguientes se concentraron en diseñar un rumbo en el marco de la integración europea y los más recientes, negociados dentro de un contexto de crecimiento económico excepcional, tuvieron por objetivo la cooperación al nivel de las empresas.
Un tema central de estos programas tripartitos son los aumentos salariales y mejoras de competitividad, factores claves para preservar la competitividad en el rígido marco de la Unión Europea. De allí, que en los últimos años el acuerdo social se haya extendido al nivel de los lugares de trabajo, estableciendo un mecanismo más directo de negociación.
El incremento de productividad de la economía en su conjunto y la reducción de la conflictividad social son claros indicadores de la eficiencia de este instrumento de planificación que incorpora a empleadores y trabajadores como ejes centrales de la toma de decisiones económicas y sociales del país.
Capacitación . Irlanda también hizo una fuerte inversión en la mejora de su sistema educativo y en todo lo necesario para elevar la calidad de sus recursos humanos. Quienes deciden invertir en ese país saben que podrán disponer de profesionales, técnicos y mano de obra calificada y competente para la realización de sus emprendimientos.
A título de conclusión
¿A qué se debió el desigual desempeño de Irlanda y Argentina durante los 90, a pesar que ambos países recibieron sustanciales montos de inversiones del exterior?
Argentina no hizo nada de lo enumerado arriba. El gobierno declinó su tarea de orientación y fijación de prioridades relegando en el mercado esa función y nada hizo para promover acuerdos entre los actores económicos. Pretender otra cosa de nuestra dirigencia hubiese sido y sigue siendo pedir peras al olmo .
El resultado de esas políticas improvisadas y carentes de objetivos de interés común es conocido. Mientras Argentina sigue vendiendo al mundo “suelo” bajo la forma de combustibles, minerales o productos agrícolas, Irlanda exporta trabajo, ya que el 80% de sus ventas al exterior son productos manufacturados y de alto valor agregado.
Planificación y consenso fueron, en definitiva, los pilares del milagro irlandés. La dirigencia de ese país comprendió, oportunamente, que la improvisación y confrontación son serios obstáculos a la construcción de un proyecto sustentable.
Por Alberto Pontoni. Junio 2006
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