Blog de Clubmacro

Las Lecciones de China

Por Dani Rodrik. Septiembre 2006


¿Qué puede aprender América Latina del éxito fenomenal de China de los últimos 25 años? En este breve artículo, basado en una selección de textos efectuada por ClubMacro, se condensa la opinión de Dani Rodrik, un reconocido profesor de Harvard para quien el éxito de los países asiáticos reside en el enfoque explícitamente productivista de sus políticas económicas, que contrapone al fracaso de las políticas pro mercado aplicadas en A. Latina.

El desempeño de A. Latina y China

El desempeño latinoamericano entre 1960 y 1980 fue muy respetable. La región creció más rápidamente que el Sur de Asia y estaba a la zaga del Este de Asia (incluyendo China) por sólo medio punto porcentual. Luego sobrevino la década perdida de los ochenta. En los 90s las reformas emprendidas por América Latina fracasaron en el intento de aumentar la tasa de crecimiento de la región más allá de 1% anual, que es menos que la tercera parte de la tasa de crecimiento anterior a 1980 y 5,4 puntos por debajo del Este de Asia en el mismo período. El hecho que América Latina creció bastante rápido antes de los ochenta es una muestra de que la región es capaz de un crecimiento satisfactorio, pero también señala la paradoja que creció más rápidamente en los 50s, 60s y 70s bajo políticas peores.


Por el contrario, el ascenso de China es casi milagroso: la economía en su conjunto aumentó a tasas que muchos economistas hubieran considerado inimaginables hace tres décadas. El cociente de exportaciones respecto del PBI aumentó de virtualmente cero a casi 30 por ciento y su participación en las exportaciones mundiales alcanzó a 6 por ciento. ¿Qué explica este desempeño? Suele pensarse que China era un gigante dormido que se despertó por una buena dosis de reforma económica de libre mercado. Sin duda, el rol de los mercados como guías, o más precisamente, el énfasis puesto en los incentivos privados desde 1978 no pueden subestimarse. Pero adjudicar el desempeño de China a la liberalización económica es confundirse y perder su esencia. China desconoció muchas reglas convencionales: reformó en el margen y no de raíz; no privatizó, se abrió paulatinamente; controló severamente la inversión en el país, y así sucesivamente. Si fuera tan sólo cuestión de liberalizar la economía, a América Latina le hubiera ido mucho mejor.

El enfoque productivista

Lo que distingue a los países asiáticos es el enfoque explícitamente productivista de sus políticas económicas, entendido como la perspectiva de los diseñadores de política económica y líderes políticos de ocuparse en primer lugar de la salud de los productores reales: las empresas, industrias y sectores económicos.


En este enfoque no se considera una virtud que el Estado mantenga distancia del productor. Por el contrario, las autoridades interactúan intensamente con ellos: les toman el pulso, los escuchan, responden a las necesidades planteadas. Conducen las políticas monetarias, cambiarias y financieras pensando en el sector real (y no en las variables nominales). Cuando hay conflicto de objetivos, las variables de ajuste no son el empleo, el producto y la actividad real; son el tipo de cambio y las políticas financieras consiguientes (es decir, impuestos a las actividades financieras y otras restricciones a los flujos de capital). Finalmente, las autoridades no descuidan la estructura de producción: computer chips are not the same as potato chips. El mejoramiento de la estructura de producción y las capacidades tecnológicas locales no se deja a las fuerzas del mercado. Son objetivos públicos prioritarios.

Por el contrario, muy diferentes fueron los principios rectores de la política económica latinoamericana implementados en el último cuarto de siglo. Las políticas de consenso de los ochenta y noventa sostenían que el objetivo más importante era liberar los mercados. Una vez alcanzada la estabilidad de precios e instituidas reglas de libre comercio, las economías responderían vigorosamente. Los mercados libres adjudicarían los recursos escasos a sus mejores usos y cuanto menos interfiriera el gobierno en este proceso, mejor. Las estructuras productivas resultantes serían eficientes y por ende lo mejor que podía alcanzarse. Política industrial era mala palabra. Para evitar inflaciones futuras los bancos centrales debían ser independientes y relativamente despreocupados de la actividad real. No podían plantearse objetivos de tipo de cambio basados en variables reales. Los controles de capital eran ineficaces e incentivaban la corrupción con lo cual no deberían utilizarse.

Una diferencia importante entre este enfoque y el productivista es que el último tiene en cuenta una cuestión fundamental del crecimiento económico: que aquello que un país produce determina su salud de largo plazo . Por ello, dar forma a la estructura de la producción se convierte en un objetivo destacado, no una cuestión secundaria ni librada al libre juego de oferta y demanda.

El rol de las políticas públicas

¿Qué tipo de política pública es la que mejor se adapta al enfoque productivista y permite promocionar actividades no tradicionales transables internacionalmente?

La subvaluación de la moneda suele ser un instrumento muy potente. Un tipo de cambio competitivo aumenta la rentabilidad de todas las actividades transables internacionalmente sin distinción alguna y lo logra sin generar los costos fiscales ni de corrupción que generan las políticas industriales selectivas. Por esa razón, quizás un tipo de cambio subvaluado sea la mejor política industrial que pueda adoptar una economía de bajos ingresos. Es muy llamativo que casi todos los países que crecieron rápidamente en las últimas décadas lo lograron con tipos de cambio débiles. Los tipos de cambio sobrevaluados desalientan el crecimiento y dejar flotar el tipo de cambio para responder a los flujos financieros e inclinaciones del mercado es, desde una posición productivista, una mala política pública.

Por otro lado, los países disponen de un abanico de políticas para dar forma a su estructura industrial. China utilizó estratégicamente las políticas de inversión extranjera directa para estimular capacidades domésticas en la electrónica de consumo, uno de los sectores que explica la fuerte expansión de las exportaciones chinas. Este país recibía de buen grado la inversión extranjera en ese sector pero a menudo requirió como condición que los extranjeros se embarcaran en joint ventures con empresas locales (públicas). Debido a ello, la industria de electrónica china tiene empresas locales muy fuertes que prosperaron bajo la tutela del Estado con tecnología transferida de sus socios extranjeros.

También en América Latina la ingerencia del Estado ha sido un factor clave para el éxito de las exportaciones no tradicionales más importantes. Ejemplo de ello son la siderurgia, la aviación y la industria del calzado en Brasil, el cultivo del salmón, la vitivinicultura y la forestación en Chile, la industria automotriz y de sistemas en México. Sosteniendo estas historias exitosas se encuentran a menudo políticas industriales, I&D públicas, apoyo sectorial, subsidios a las exportaciones y acuerdos arancelarios preferenciales.

Pero por encima de cualquier política pública en particular lo más importante del fenómeno chino es la mentalidad productivista que, como se señalara antes, implica ocuparse en primer lugar de la salud de los productores reales: las empresas, industrias y sectores económicos . Es más probable que esté dispuesto a solucionar problemas de la producción un gobierno con perspectiva productivista que un gobierno que supone que todo hombre o mujer de negocios que se acerca pidiendo ayuda es un truhán.

El presente es una selección de textos efectuada por ClubMacro del articulo “Nuevos enfoques en la economía mundial” cuya versión completa puede consultarse en el Boletín Techint 318 ( www.boletintechint.com ).

Agua Potable

Por Alberto Pontoni. Septiembre 2006


A fines del siglo pasado Ismael Serageldin, ex directivo de la Sociedad Mundial del Agua y del Banco Mundial, acuñó una frase llamada a ser objeto de grandes controversias: "Las guerras del siglo XXI serán por el agua". Recientemente, los devotos de teorías conspirativas han encontrado una nueva fuente de inspiración e interpretan movimientos militares y compras de tierras en función de los grandes cursos o reservas de agua. En ese contexto, Bush no fue sólo a Irak por su petróleo sino por el Eufrates y el Tigres, dos ríos caudalosos en una región árida, la amenaza terrorista en la triple frontera encubre el verdadero propósito de controlar militarmente el acuífero Guaraní y las compras de tierras por grandes corporaciones y las privatizaciones de los sistemas de distribución de agua están guiadas por el objetivo de tener el control monopólico de este recurso vital. “Ahora vienen por el agua” es la consigna movilizadora de esta nueva fe. ¿Fantasía a realidad?

Hechos

Unas pocas cifras permiten tener una idea del alcance del drama del agua en el mundo. Una quinta parte de la población mundial, unos 1200 millones de personas, carece de acceso al agua potable mientras que un 40% no cuenta con instalaciones higiénicas adecuadas para un saneamiento aceptable. En América Latina la situación es igualmente grave, ya que sobre un total de 550 millones de habitantes hay 80 millones que carecen de agua potable y otros 120 millones no cuentan con saneamiento adecuado.

El reflejo de esta situación son enfermedades y calamidades, que se suman a las hambrunas, y que castigan severamente a los sectores más pobres y, en particular, a los más vulnerables: los niños. De allí, que entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio figure como una de las 18 metas a alcanzar para el año 2015 el reducir a la mitad el porcentaje de quienes carezcan de agua potable.


¿Es esto consecuencia de una escasez de agua o de la mala distribución social de este recurso?

Con el agua sucede lo mismo que con los alimentos. La carencia de agua y el hambre no son consecuencia de la escasez ya que hay recursos suficientes para atender de forma satisfactoria la demanda de todos. El problema es de apropiación y distribución.

A pesar que la mayor parte del agua dulce no se destina al consumo humano directo sino que se utiliza para la agricultura, resulta útil tener una somera idea del potencial disponible. Tan sólo el Río de la Plata vuelca al océano Atlántico unos 35.000 metros cúbicos de agua por segundo, que representan unos 3 billones de litros por día, lo suficiente para atender adecuadamente las necesidades de tres veces la actual población mundial, a razón de 200 litros diarios por habitante. Lo mismo ocurre con los ríos que desagotan otras grandes cuencas, como el Amazonas y Mississippi.


Es más, se considera que mejorando los actuales sistemas de riego y distribución se podría ahorrar una porción sustancial del agua dulce disponible, ya que las perdidas por ineficiencia y mala gestión alcanzan a un 50 por ciento.

Por lo tanto y por más que el consumo del agua se duplique cada 20 años hay recurso suficiente para atender las necesidades en cualquier escenario alternativo. El problema es otro ya que disponer de agua, al igual que los alimentos, tiene un costo. Por lo tanto, y de no cambiarse el orden actual, el recurso estará disponible sólo para quien tenga ingresos suficientes para adquirirlo.

Las hipótesis de guerra

Quienes levantan las hipótesis de una “guerra del agua” más que atender al levantamiento o rebeldía de los más pobres y excluidos en defensa de su derecho a la vida, se refieren a la posibilidad de enfrentamientos de carácter nacional, de matiz neocolonial.

Al respecto resulta de interés subrayar que esos pronósticos fueron tildados de irreales, exagerados y absurdos por los expertos que recientemente se reunieron en Estocolmo con motivo de la Semana Mundial del Agua. La opinión prevaleciente fue que las tesis sobre las guerras por el agua ignoran las investigaciones recientes según las cuales los países con escasez hídrica que comparten un organismo vinculado con el agua tienden a hallar soluciones cooperativas más que ingresar en conflictos violentos.

Para Arunabha Ghosh, a cargo de un estudio sobre el agua encargado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -que será el eje del próximo Informe sobre Desarrollo Humano- hay más acuerdos bilaterales, multilaterales y transfronterizos para compartir el agua que conflictos.

En todo el planeta hay 262 cuencas de ríos internacionales: 59 en África, 52 en Asia, 73 en Europa, 61 en América Latina y el Caribe, y 17 en América del Norte. Un tercio de esas cuencas son compartidas por, al menos, dos países. Sin embargo, a pesar del problema potencial, la historia demostró que en las cuencas compartidas es más probable que surja cooperación que conflicto, ya que en los últimos 50 años ha habido en este campo 500 conflictos y 1200 instancias de cooperación.

A título de conclusión

En este tema es conveniente comenzar el análisis a partir de la distinción entre producción y distribución. La producción de agua, como cualquier otro bien y servicio, puede reconocer diferentes formas y, en el sistema actual, ser un objeto de negocio como cualquier otro. Las corporaciones que venden agua embotellada no son responsables de la exclusión de las poblaciones que no tiene acceso a la salubridad

Por otro lado, el derecho al agua es un derecho humano fundamental, pues hace a su supervivencia al igual que el alimento, y corresponde al conjunto de la sociedad, a través de su expresión organizada, garantizar su alcance para todos.

Respecto de las disputas referidas a la disponibilidad territorial de este recurso la historia muestra la tendencia al manejo conjunto de los recursos hídricos compartidos y, a través de esta via, construir confianza e impedir conflictos.

No hay ni habrá guerra del agua. La unica guerra es la que debe darse contra la pobreza y la marginación.

Objetivos de Desarrollo del Milenio

En el año 2000 los gobiernos líderes del mundo, en el marco de las Naciones Unidas, asumieron el compromiso de mejorar la situación de los postergados. En ese contexto consensuaron un plan de acción que comprende ocho objetivos fundamentales para lograr un mundo mejor, los denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD), y 18 metas específicas a alcanzar en el transcurso de los siguientes 15 años.


Los resultados obtenidos hasta el momento, superada la tercera parte del plazo fijado para alcanzar esos objetivos, ilustran sobre el carácter discursivo de ese compromiso, la falta de una voluntad real de integrar económica y socialmente a los más desposeídos y la hipocresía de las grandes potencias. Hay regiones del mundo, como la mayor parte de África, que requieren necesariamente de asistencia externa para salir del atraso y la marginación en que se encuentran sumidas y las grandes potencias deben comprometerse seriamente con ese propósito tanto por razones humanitarias como por el grado de responsabilidad que tienen en la pauperización y desintegración de esos pueblos .

De continuar la actual situación las dos metas más importantes de la Declaración del Milenio, la reducción a la mitad de la pobreza extrema y el hambre, se están convirtiendo sólo en buenas intenciones. Se estima que hay unos 1200 millones de personas, de los cuales una tercera parte residen en África, que viven en situación crítica, con ingresos inferiores a un dólar diario. A principios de los 90 el número total era similar y la única diferencia apreciable en el lapso transcurrido es que el número de pobres africanos ha ido en aumento mientras que en el resto del mundo han disminuido. A esto se suma el agravante que los más pobres son cada vez mas pobres, ya que el promedio de ingresos de este sector de la población se ha reducido.

Algo similar ocurre con esa vergüenza que salpica la condición humana: el hambre. En este campo los retrocesos superan los avances y poco ha variado la situación de los 900 millones de personas que sufren este flagelo. Las consecuencias resultan alarmantes, ya que más de la cuarta parte de los niños del mundo en desarrollo padece de malnutrición.


Las recetas para transformar el mundo y dejar que sea un calvario para una quinta parte de quienes habitan en él son simples y conocidas. Su implementación depende, fundamentalmente, de un pequeño grupo de países que concentran el grueso de los ingresos. Sin su contribución, tanto directa como a través de la eliminación de subsidios que distorsionan el comercio internacional, es imposible lograr cambios sustanciales.

La ayuda para el desarrollo ronda los 80 mil millones de dólares anuales y representa el 0.25% de los ingresos nacionales de los países donantes, cifra muy inferior a la recomendación realizada en Naciones Unidas de destinar un 0.7% de los ingresos para asistir a las naciones más postergadas (sólo 5 países cumplen con este objetivo: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Luxemburgo). A esta escasez de recursos debe agregarse la mala calidad de la ayuda y los desvíos que se suelen producir .

A su vez, las políticas comerciales de los países centrales obstaculizan enormemente la posibilidad de los más pobres al aplicar subsidios a su producción agrícola y establecer barreras a las importaciones provenientes de las naciones menos desarrolladas.

Desarrollo

Argentina y los ODM



El 24 de octubre del 2003, en oportunidad de celebrarse el Día de las Naciones Unidas, el gobierno argentino definió los Objetivos de Desarrollo del Milenio a nivel nacional, entre las que destacan las siguientes metas autoasumidas:

META 1. Erradicar la indigencia y el hambre.

META 2. Reducir la pobreza a menos del 20%.

META 3. Asegurar que en el año 2010, todos los niños y adolescentes puedan completar los 3 niveles de educación básica (10 años de educación).

META 4. Asegurar que en el año 2015, todos los niños y adolescentes puedan completar todos los niveles de educación (3 niveles de EGB y polimodal).

¿Cómo alcanzar las metas? ¿Con que medios? ¿Quiénes son los responsables?

Obviamente, si las metas no se alcanzan no pasa nada, absolutamente nada. Sólo se habrán frustrado buenas intenciones y siempre habrá justificaciones del fracaso. Nada cuesta prometer cuando no hay forma de exigir el cumplimiento de lo prometido.

No cabe duda alguna que Argentina cuenta con los recursos suficientes para alcanzar estas metas. Sin embargo, lo difícil es definir como lograrlo y quien lo hará.

Consideramos que este no es el caso de países como el nuestro, cuyo retraso encuentra mejor explicación en la mezquindad de sus clases dirigentes y con responsabilidad social.

Llegar con un dólar diario a todos los pobres extremos del mundo representa unos 400 mil millones de dólares, suma inferior al gasto militar de EEUU.

El inventario completo de objetivos y metas puede consultarse en el portal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de Argentina: www.undp.org.ar

Por Alberto Pontoni y Azul Coppari. Agosto 2006

Escuela Tradicional

Transformar la Educación



Uno de los aspectos más graves de la Argentina de los últimos 40 años es la pobreza de ideas y la ausencia de pensamiento estratégico, siendo la educación uno de los campos mas afectados. Una expresión de esto son las magras conclusiones, resultantes del debate abierto por el Gobierno Nacional sobre la próxima ley de educación, más apropiadas para ser exhibidas en un museo de ideas que integrar una propuesta de futuro. Casi un siglo atrás pensadores socialistas y radicales fueron mucho más originales y profundos en sus propuestas educativas e, incluso, los conservadores de la generación del 80 llevaron a la práctica iniciativas de mayor audacia.

El carácter participativo del referido debate no es excusa para justificar esa pobreza de resultados y más semeja una superficial maniobra de distracción antes que una expresión de pensamiento progresista. Para implementar la universalización de la educación inicial, la vinculación al mundo del trabajo de la escuela media, mejorar la situación de los docentes u otorgar al Estado un rol más activo para cautelar el derecho de todos a la educación no era necesario convocar a casi cuatro millones de educadores, padres y alumnos. Era necesario ejercer de forma activa la voluntad y decisión de gobierno, que se expresa en recursos que se asignen y las acciones que se implementen.

Pero más allá de las declaraciones de buenas intenciones y obligaciones incumplidas a las que estamos acostumbrados, es vital para el futuro de nuestra sociedad realizar un serio esfuerzo para calar hondo en la naturaleza del problema educativo y sentar los lineamientos de una transformación profunda de la educación. Cada día resulta más evidente que el bienestar de un pueblo esta asociado al desarrollo de industrias inteligentes a la par que pierden importancia los recursos naturales y las industrias mecánicas. Ya no es suficiente mejorar la educación actual, se requiere transformarla.


El propósito de esta nota es, justamente, alertar sobre los desafíos de la educación en el mundo de hoy y la necesidad de adoptar acciones de fondo. Para ello hemos seguido las ideas de la experta en educación, Prof. Inés Aguerrondo, y efectuado una selección de textos extraídos de su trabajo “Argentina y la Educación para el Tercer Milenio”.

Educación de saber y de competencia

La escuela clásica es un producto de la modernidad que, peleando contra la edad media, rescató el conocimiento racional. De allí que nuestra escuela este basada en los saberes, en los libros, en el profesor centrado en transmitir "el conocimiento anterior".


En el mundo actual el modelo de conocimiento es aquel centrado en la investigación y desarrollo, un conocimiento qu se valida a partir de explicar la realidad y encontrar soluciones a los problemas.

La educación de hoy ya no es lo que era. Necesitamos una escuela en la cual se aprenda a saber, pero se aprenda también a hacer y a resolver problemas. No es más la educación de los saberes, no es más la escuela que resolvía la demanda de la sociedad enseñando "cosas". Hoy necesitamos una educación que forme en competencias, lo cual es mucho más complejo y va mas allá del mero saber.

Según Aguerrondo hay cinco competencias básicas que la nueva escuela debe desarrollar. Estas son:

· Comunicación. Concepto mucho más amplio que el mero saber leer y escribir.

· Lógica. Necesaria para abordar las operaciones lógico – matemáticas.

· Resolución de problemas. Incluyendo tanto los de pizarrón como los prácticos.

· Informática. En la sociedad del futuro equivaldrá a la alfabetización actual.

· Trabajo en equipo. Para aprender a ocupar distintos roles y liderazgo en equipos.

La gran diferencia de este planteo con respecto a la escuela tradicional es que la competencia no proviene solamente de la aprobación de un paquete de materias sino de la aplicación de conocimientos en circunstancias prácticas. Es necesario entender que los conocimientos para resolver problemas no se pueden transmitir mecánicamente ya que son una mezcla de conocimientos tecnológicos previos y de experiencia práctica.

Aprendizaje y contenidos

Cuando se gestaron los sistemas escolares había teorías filosóficas antes que conocimiento científico sobre cómo se aprende. Por eso la escuela tradicional da recetas de lo que hay que hacer sin entender bien el proceso de aprendizaje. Estas recetas dicen que el aprendizaje se produce por estímulo – respuesta y, cuando no responde, hay que lentificar el proceso o incentivar la ejercitación sin entender bien el proceso interno.

Hoy sabemos mucho más sobre el aprendizaje: un proceso interno del sujeto pero también uno social que depende mucho de las interacciones existentes. Es un procedimiento que funciona a saltos y durante el cuál el sujeto va elaborando e internalizando elementos, construyendo hipótesis y poniéndolas a prueba. Se trata de un aprendizaje constructivo y totalmente activo.

Por otro lado, en la escuela tradicional la definición de contenido se encuentra restringida básicamente a lo conceptual. La nueva escuela debe enseñar conceptos pero, fundamentalmente, debe enseñar procedimientos para el aprendizaje, para aprender a pensar, aprender a actuar y aprender a aprender. De allí la necesidad de estructurar una transformación que permita pasar de un sistema educativo basado en un saber academicista a un saber de investigación y desarrollo, de un aprendizaje de estímulo –respuesta a un aprendizaje constructivo, de una lógica de contenido meramente conceptual a una lógica de contenido que incorpore lo procedimental y actitudinal.

A título de conclusión

Estos breves señalamientos permiten apreciar la magnitud del desafío presente y muestran un camino alternativo desde donde pensar un nuevo sistema educativo que implique dar lugar a un aprendizaje constructivo, de saberes y de conciencia. Pero esto es otra escuela. No podemos hacerlo con el modelo de escuela que tenemos porque va a seguir pasando lo que ha pasado hasta ahora.

Estos son algunos de los puntos que se encuentran en la agenda educativa de una sociedad moderna y es a este tipo de debate que se debe convocar a ciudadanos, técnicos y funcionarios.

Por eso, el cambio en la educación y la formación docente para el nuevo milenio debe ser de 180 grados. Es necesario un rediseño radical de los procesos actuales: la reingeniería de la escuela de hoy para alcanzar la escuela de mañana. Borrar un viejo paradigma y construir un modelo nuevo.

Por Alberto Pontoni. Agosto 2006

Educación en Argentina

Educación, Ciencia y Tecnología



El nivel educativo y científico de una sociedad juega un rol clave en su desarrollo económico y social. Diversos estudios hechos a nivel mundial muestran las ventajas de aquellos países que a lo largo de su historia han puesto énfasis en fomentar la capacitación de su población y la investigación científica.

Educación

Hasta la década de 1960 Argentina poseía un nivel educativo que era notablemente superior al de muchos países desarrollados: naciones como Australia, Nueva Zelanda, Corea, Singapur, Irlanda o Finlandia poseían 3 años de escolaridad menos que la Argentina. Hoy esa relación se ha invertido y todos ellos tienen 3 años más de escolaridad que nuestro país: Argentina posee 8,5 años de escolaridad, levemente superior a los índices del resto de América Latina pero muy por debajo de los 11,4 años en, por ejemplo, Canadá.


En particular, las universidades argentinas desde su creación se han constituido como lugares de circulación en los cuales se formaban profesionales pero no conocimiento, dado que no existía una política pública de investigación que la fomentara e incorporara sus logros al circuito productivo. Sólo se realizaba cierta investigación en algunas áreas muy específicas (física, matemática, química y medicina: no casualmente, las áreas en las cuales Argentina supo destacarse e incluso tener Premios Nóbel), aún sin integración con el sector productivo. Los conocimientos y técnicas de avanzada que se utilizaban en la producción eran generados en el exterior y comprados por las empresas nacionales o por las subsidiarias locales de compañías transnacionales).

Los problemas educativos argentinos se continúan, agravados, en la actualidad. Hoy, Argentina invierte por cada alumno menos de 500 dólares al año, la cuarta parte de lo que gasta Uruguay y 40 veces menos que Estados Unidos.

El desarrollo científico y tecnológico



Un dato preocupante que muestra una clara limitación a las posibilidades de desarrollo del país es la escasez de recursos que se destinan a la investigación científica y tecnológica (CyT). Argentina invierte menos del 0,3% de su PBI en CyT, unas diez veces menos que Japón, EEUU o el promedio de la Unión Europea y un tercio de lo destinado por Brasil. Cabe señalar que la Academia de Ciencias del Tercer Mundo, con sede en Trieste, estima que para dinamizar su desarrollo un país debe gastar en CyT más del 1% de su PBI.

El problema se agrava al considerar la insignificante participación del sector privado de nuestro país en desarrollo científico y tecnológico. En Argentina el 95% del gasto total en CyT y el empleo del 87% de los investigadores corresponden al Estado, mientras que en la mayoría de los países desarrollados el esfuerzo es llevado a cabo principalmente por el sector privado.

A esta falta de recursos se suman otros dos problemas: en primer término, la ineficacia de las instituciones destinadas a difundir la de por sí escasa tecnología existente; segundo, la falta de inversión en Investigación y Desarrollo (IyD) fuera de los límites de los grandes conglomerados urbanos del país. Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires concentran actualmente el 60% del gasto en IyD, lo cual impide que se generan las condiciones para el desarrollo más allá de estas cuatro áreas centrales.

Estos datos hablan claramente de un importante atraso tecnológico, de investigación y educativo y de una preocupante tendencia a que este retraso con respecto al resto del mundo empeore.

Al decir del sociólogo Enrique Oteiza, los principales problemas que sufre hoy el aparato CyT argentino son “la carencia de recursos que padecen el Complejo CyT y la Universidad, las falencias a nivel de gestión, la desarticulación interna, la falta de eslabonamiento con los sectores de la producción, la ausencia de una estrategia de mediano y largo plazo en materia de CyT como componente de una estrategia de desarrollo nacional, la inexistencia de una estrategia industrial y la falta de una política adecuada de recursos humanos en la Argentina”. También en materia educativa, son principalmente estas mismas causas las que impiden el progreso, destacándose entre ellas la absoluta carencia de una política estatal de largo plazo que la dirija y coordine.

Es inevitable que estas carencias repercutan sobre el perfil productivo y la competitividad internacional de nuestra producción, reflejados en el bajo valor comparado de nuestras exportaciones (350 dólares por tonelada) respecto de las importaciones (1.300 u$s/Tm).

Mirando al futuro

Es impostergable que la Argentina encare estas cuestiones, cambiando de raíz los patrones que la rigieron hasta el presente, como requisito para alcanzar el desarrollo social y económico.

En este sentido, cabe citar al actual Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus: “Hoy en día el valor más importante de la Argentina no es la soja, no son los productos primarios; los países que se destacan en el mundo son los que mejor capacitada tienen a la gente y mejor desarrollo científico tecnológico para crear, innovar y ponerlos al servicio de la producción.”

Sólo recientemente las voces que alertaban sobre estos conflictos han alcanzado masividad y logrado una cierta mejora de la situación de la educación y el complejo CyT. Un primer paso hacia el cambio es la reciente consagración de la Ley de Educación, que prevé aumentar paulatinamente el gasto en educación hasta llegar al 6% del PBI para el 2010. También se ha aumentado considerablemente el gasto público en CyT, aunque en dólares aún se esté en la mitad del presupuesto récord de 1997. Este hecho, si bien aún lejos de lo ideal (especialmente si se considera la cuantía de la inversión que haría falta para zanjar el atraso que aqueja a nuestro país), es único en la historia reciente argentina y merece ser destacado.

Si la Ley de Educación efectivamente se cumple y (por sobre todo) la sociedad argentina se compromete a encarar con soluciones de fondo los problemas de la ciencia y educación nacionales, la Argentina puede estar garantizando con ello su desarrollo económico y social.

Por Martín Kalos. Julio 2006.

Diferenciación de Productos y Denominación de Origen

La diferenciación de los productos manufacturados tiene gran importancia en la preferencia de los consumidores y se traduce en grandes diferenciales de precio. La más difundida de las diferenciaciones está relacionada con las marcas comerciales, celosamente protegidas por registros nacionales e internacionales. En los últimos años esta creciendo la disputa respecto a ciertas especialidades relacionadas con características particulares vinculadas a factores naturales o procesos de elaboración propios de ciertas regiones o países (Denominación de Origen). El tema enfrenta, principalmente, a la Unión Europea con un conjunto de países productores de alimentos, entre ellos Argentina.


Por Francisco Etcheverry - Clubmacro - Julio 2006

Antecedentes


A principios del Siglo XX, época en que Inglaterra se encontraba en la vanguardia de la industria mundial, los empresarios se quejaron de la importación de manufacturas alemanas, similares a las propias pero de inferior calidad, que buscaban aprovecharse de la buena fe de los consumidores. Finalmente, su reclamo tuvo éxito y lograron imponer la adopción de medidas destinadas a identificar con claridad el país de origen de los productos. Esta práctica se extendió por todo el mundo y de allí nació el “Made in…” o “Hecho en…”.



Algo parecido ocurrió en 1994 cuando, en el marco de un acuerdo bilateral con la Unión Europea, Australia aceptó que sus productores dejaran de usar los nombres de las regiones francesas de Borgoña o Chablis en sus vinos. Al principio los bodegueros de aquel país sufrieron una baja en sus ventas pero con el tiempo se vieron favorecidos, ya que les permitió difundir la calidad de sus propias variedades de uvas a través del uso de denominaciones propias, como Coonawarra y Barrosa. El resultado fue un incremento sustancial de las exportaciones australianas de vinos y un fuerte posicionamiento en el mercado internacional.

El conflicto

La Identificación Geográfica (IG) es todo nombre, denominación, expresión, imagen o signo que indique directa o indirectamente, que un producto o un servicio proviene de un país, de un grupo de países, de una región, de una localidad o de un lugar determinado.

Existen IG que han adquirido características de generalidad o de uso común por su empleo habitual y de buena fe desde que comenzaron las migraciones de Europa hacia América. Estas son Identificaciones Geográficas genéricas que debido a su grado de universalidad en el uso a través del tiempo ya no pueden ser protegidas ni registrarse.

El conflicto se origina cuando se considera que el nombre del producto hace referencia a características exclusivas del lugar que indica el nombre, como es el caso del queso Roquefort y el lugar de Francia donde se produce este tipo de queso, que impiden pueda ser reproducido con las mismas cualidades por más que se utilice el mismo proceso productivo. En este caso la Indicación Geográfica puede ser registrada, pasando a gozar de la protección territorial del derecho de propiedad, de forma similar a una marca.

La Unión Europea (UE), región que contiene la mayor parte de los 4800 productos que se estima pasibles de Identificación Geográfica a nivel mundial, está insistiendo en la creación de un registro vinculante de Denominación de Origen (DO). Esto implica otorgar un monopolio exclusivo en el uso del nombre a los productores de esas regiones. Sólo en Francia la facturación de productos con DO se estima en 20 mil millones de euros al año.

En ciertos sectores agroindustriales, particularmente vinos y lácteos, existe una gran preocupación respecto de los perjuicios que les podría ocasionar un criterio amplio de registro, ya que algunas IG que para el MERCOSUR son consideradas genéricas no son tomadas de igual modo en la UE, con la consecuencia que ello implica.

De manera particular se señala a Argentina y a Brasil como los países que más utilizan las denominaciones cuyo uso exclusivo pretende la UE. En la Argentina se considera que la exigencia de la UE afectaría a unos 450 productos que se verían obligados a cambiar su nombre, incluyendo quesos como Reggianito, Roquefort y Fontina y vinos como Oporto, Jerez, Chablis y Borgoña.

Este es uno de los temas calientes que hoy separa a productores y gobiernos del viejo y nuevo mundo pues hay mucho dinero en juego ya que, en productos de idéntica calidad, el precio del que utilice la Denominación de Origen será sensiblemente mayor con respecto al que no lo haga.

Una lección para el futuro

Más allá de la definición final de este conflicto y de los límites que se obtengan al registro de productos con Identificación Geográfica, la realidad es que la descomoditización del negocio alimentario es un fenómeno irreversible[1]. El antecedente de Australia e, incluso, los acuerdos suscriptos entre Argentina y Francia reconociendo la IG en productos como Roquefort y Champagne, están señalando el camino futuro.

Un tradicional y reconocido productor de alimentos como la Argentina debe obtener lecciones y sacar ventajas de la nueva situación. Para ello se requiere, en primer lugar, comprender que en la diferenciación de productos puede encontrarse una clave para acceder a nuevos clientes de distintos nichos del mercado mundial globalizado y atender sus necesidades. Existen múltiples experiencias exitosas que indican que esto es posible como el caso de los vinos australianos que siguen ganando mercados desplazando a franceses e italianos.

La otra cuestión, más difícil, tiene que ver con el cómo. La respuesta sencilla sería confiar en un sector público nacional organizado y preocupado por llevar adelante políticas de este tipo, pero esto no se condice con nuestra realidad y parece difícil que la situación vaya a cambiar. El camino debe construirse por el sector privado. El esfuerzo por la búsqueda de alternativas y coincidencias debe partir de este sector e involucrar a instancias públicas de carácter local más cercanas y comprometidas con los productores.

Un buen ejemplo de esta perspectiva de trabajo lo brinda Pro Mendoza una entidad en la que convergen tanto el sector público como el privado de esa provincia con la finalidad de hacer conocer y promocionar en el mundo la producción local.

[1] Descomoditización se refiere a que el producto pasa a estar identificado y protegido.

Mujeres Ejecutivas

El llamado techo de cristal impide que las ejecutivas alcancen cargos directivos pese a tener excelentes condiciones de liderazgo. Aunque las mujeres participan cada vez más de la población económicamente activa los puestos de dirección les están en gran medida vedados. Éste no es un fenómeno propio argentino ni un hecho del Tercer Mundo ya que también en los países centrales existe lo que ha dado en llamarse el “techo de cristal”.

El techo de cristal representa el límite que poseen las mujeres para ascender a los niveles de decisión de las empresas, esto es, en cargos ejecutivos. Según una definición tradicional, los ejecutivos o gerentes son individuos que toman decisiones sobre la ubicación y los usos de los recursos humanos, físicos y financieros de una organización.


De acuerdo a estudios de la Organización Internacional del Trabajo el porcentaje de mujeres en posiciones ejecutivas, a nivel mundial, es de sólo el 16,5%. A su vez, dentro de la categoría de ejecutivos, se repiten las discriminaciones. Un claro ejemplo de ello son los Estados Unidos, donde hay un 39% de mujeres ejecutivas pero sólo el 3% ocupa posiciones en los máximos niveles de decisión (top management) o llegan a CEO. En la Argentina, según algunas cifras aportadas por consultoras de personal, sólo un 3 o 4% de los cargos directivos se encuentran ocupados por mujeres.



Esta discriminación también se refleja en las remuneraciones y posiciones. En un reciente estudio sobre un millar de ejecutivos y ejecutivas de 500 empresas de EEUU realizado por la revista Fortune se comprobó que, a paridad de educación, las mujeres siempre ganaban menos y que estaban “sobrepresentadas” en posiciones gerenciales. Eso significa que, a pesar de estar profesionalmente capacitadas, su participación no se refleja en los puestos de decisión, sino que ocupan los que exigen un rendimiento mucho menor.

Muchos académicos, pronosticadores y gerentes de primera línea consideran que las mujeres son mejores líderes que los hombres y, tarde o temprano, pasarán a tomar la delantera en el mundo de los negocios, tanto por ciertas cualidades innatas como por el grado de esfuerzo y dedicación al trabajo. Estas predicciones encuentran un fuerte respaldo en las estadísticas de universidades y escuelas de negocios que muestran que las mujeres obtienen, en promedio, mejores notas en todos los niveles educativos.


Entonces la pregunta que cabe hacerse es ¿por qué se mantienen estos límites a pesar de la creciente corriente de opinión sobre las ventajas que, en teoría, tienen las mujeres para ejercer cargos de liderazgo en el mundo corporativo?

El estereotipo gerencial

Una de las explicaciones sobre la discriminación que sufren las mujeres en el acceso a cargos ejecutivos se encuentra en el predominio en la cultura organizacional de ciertos criterios o pautas asociadas al rol masculino, como las vinculadas con el compromiso con la organización, el éxito en la carrera y la dedicación al trabajo.

Es un hecho que existen diferencias en el estilo de liderazgo de varones y mujeres, como lo vienen sosteniendo numerosos estudios realizados en las últimas décadas, pero no hay nada que demuestre que el estilo “masculino” sea mejor o más eficiente que el “femenino”.

Es más, para algunos las ventajas se encuentran del lado de las mujeres ya que los hombres eligen un estilo transaccional, basado en métodos tradicionales de ordenar y controlar, mientras que las mujeres tienden al liderazgo transformacional, sustentado en la motivación y el apoyo.

En un artículo publicado en la revista Fortune en 1999 se indicaba que los CEO varones eran manipuladores, impacientes, dominadores y egocéntricos, que desalentaban el trabajo en equipo, mostraban poca habilidad para desarrollar el talento en sus colaboradores y su accionar generaba en las organizaciones una atmósfera de supervivencia del más fuerte.

Sin embargo, el estereotipo más aceptado de gerente de primera línea sigue manteniendo las características individuales asociadas a lo masculino, como competitividad y capacidad de decisión, en lugar de incorporar las habilidades habitualmente catalogadas como femeninas, como ser la empatía y la comunicación.

En el mantenimiento de este estereotipo podrían encontrarse los motivos por los cuales el techo de cristal sigue vigente.

A título de reflexión final

Entre las ventajas que presentan las mujeres en su papel de ejecutivas de empresa se suele mencionar la poca atención que prestan a los símbolos de status, una forma innovadora de pensar, mejores cualidades relacionales y de comunicación y su mayor productividad y capacidad de servicio. Cualquier análisis del desempeño laboral de las mujeres profesionales permite comprobar que, en general, son sumamente competentes y se preocupan por profundizar sobre los temas que deben manejar a diario.

Sin embargo esto parece no ser suficiente, ya que la concepción del éxito en la cultura organizacional actual está ligada a una visión masculina más egocentrista y materialista que hace que las mujeres sean vistas como menos ambiciosas y menos interesadas en su trabajo y, por lo tanto, menos adecuadas para ocupar cargos gerenciales.

De allí que con frecuencia las mujeres que se han preparado y capacitado para una vida profesional y que se encuentran integradas en una organización confiesan que necesitan adquirir "otros talentos". Estos “otros talentos” son, justamente, los de liderazgo, muy asociados con el estilo masculino de toma de decisiones y manejo del poder.

En materia de inserción femenina en el mundo del trabajo se ha avanzado mucho pero resta aún mucho por recorrer.

Por Maria Laura Lorenzo

Argentina: Ingreso de Divisas

El Virus Holandés y las Crisis Argentinas

Una característica de la historia económica argentina son sus marcados ciclos de expansión y recesión. La dificultad por mantener una senda de crecimiento sostenido encuentra diferentes líneas de interpretación. Para unos (los más ortodoxos) es consecuencia de una excesiva intervención del Estado que obstruye el funcionamiento de los mercados. Para otros, el problema es más complejo e incluye aspectos estructurales como la existencia de estructuras productivas desequilibradas que dificultan la consolidación de un sector industrial competitivo. En el marco de esta interpretación Argentina estaría infectada con el virus responsable de la patología económica conocida como “enfermedad holandesa”.

El descubrimiento y desarrollo de la explotación de grandes yacimientos de petróleo y gas en las costas de Holanda, con posterioridad a la crisis del petróleo de la década del 70, generó un gran ingreso de divisas que, paradójicamente, repercutió negativamente sobre la economía y el empleo de ese país. La explicación de este fenómeno se encuentra en el hecho que esa avalancha de divisas impacto sobre el tipo de cambio apreciando la moneda haciendo perder competitividad a la industria holandesa. Debido a la rapidez con que esto ocurrió, parte del sector industrial no pudo adaptarse a esa circunstancia favorable (la repentina aparición de nuevos recursos naturales) y se vieron expulsados del sistema. Las consecuencias fueron quiebras, despidos y recesión…. ¡¡Y todo a causa de un descubrimiento aparentemente positivo!!


A Noruega le toco vivir una situación similar tiempo después pero, en base a la experiencia de Holanda, pudo evitar las consecuencias negativas de un ingreso masivo de divisas creando un “fondo anticiclico” destinado a absorber el exceso de divisas ingresadas.

La experiencia argentina

La “bendición” de nuestro país, originada en su excepcional dotación de recursos, suele reproducir lo ocurrido en Holanda. La diferencia reside en que el fenómeno es consecuencia de una estructura productiva desequilibrada que periódicamente entra en crisis.


En la década del 70 el economista Marcelo Diamand llamó la atención sobre este fenómeno, señalando como principal causa del subdesarrollo nacional la dificultad de consolidar un sector industrial competitivo debido a la convivencia de estructuras productivas totalmente disímiles en eficiencia. La principal dificultad en consolidar un importante sector industrial sería una consecuencia no deseada de las ventajas de nuestro sector primario exportador. No esta de más recordar que los costos de producción del campo argentino son los más bajos del mundo, lo cual le permite exportar plenamente su producción a pesar, incluso, de los subsidios de otros grandes productores como EEUU y la UE.

¿Cómo afectan estas ventajas naturales el desarrollo de nuestro país?

De dos formas. Por un lado, por la baja absorción de empleo de nuestro sector primario exportador. La gran diferencia con la Argentina de la “edad de oro”, anterior a la Primera Guerra Mundial, es que el campo de hoy emplea poca gente y que se necesita más que nunca de la industria para brindar trabajo.


Por otro, que el fuerte ingreso de divisas generado por el campo tiende a apreciar la moneda local y restar competitividad a la industria, ya que la posibilidad de desarrollar un sector manufacturero nacional pasa por contar con un tipo de cambio “adecuado” o depreciado. Argentina tiene en su estructura el virus de la enfermedad holandesa.

La fuerte asociación entre la evolución del tipo de cambio real y los precios de los 5 principales productos agrícolas de exportación (soja, maíz, trigo, sorgo y girasol) en los últimos 30 años constituye, justamente, una clara confirmación de la presencia de este fenómeno en nuestro país.

En definitiva, Argentina carga desde sus cimientos, con lo que algunos han dado en llamar una pesada maldición. Una paradoja que cuesta comprender. El problema no esta en la bonanza natural sino en la preponderancia de un perfil exportador primario que repercute negativamente sobre la economía a través de un tipo de cambio dependiente de factores ingobernables como la demanda mundial, precios internacionales, factores climáticos mundiales e internos, resultados de cosechas, etc.

Cuando todos los vientos soplan a favor de Argentina (buenas cosechas y altos precios) el país recibe una avalancha de divisas que aprecia el peso y produce el fenómeno de lo extranjero barato y lo nacional caro, retratado en el folklore criollo a través de expresiones propias como momentos del “dólar barato”, la “plata dulce” o el “déme dos”. En esas circunstancias las empresas productoras de bienes transables, es decir, las que producen bienes que compiten con similares del exterior, tiemblan o cierran sus puertas. Por el contrario, en los años de vacas flacas o de “dólar caro” el peso se deprecia y la industria local se recupera y expande.

Al depender el tipo de cambio de las condiciones y resultados del sector primario exportador, la industria queda relegada a la función de simple espectador del comercio internacional y entonces cabe preguntarse ¿qué industria arriesgará su capital en un proceso productivo a largo plazo, cuando desconoce totalmente el tipo de cambio futuro que condiciona la viabilidad de su inversión?

De allí la necesidad de una intervención pública que evite las fuertes contracciones económicas derivadas de ciclos tan quebrados y que permita desenganchar el valor del tipo de cambio real de la coyuntura por la que atraviesa el sector primario. En otras palabras, que permita planificar con horizontes mas aplanados y menos sobresaltos.

Alternativas

La solución propuesta por Marcelo Diamand era el establecimiento de tipos de cambio diferenciales para la industria y para el campo. Una derivación moderna de esta propuesta son las retenciones a las exportaciones agropecuarias que se usan en la actualidad, que en los hechos operan a manera de tipo de cambio diferencial.

Otra idea es el establecimiento de un fondo anticiclico a la noruega. Esto fue propuesto recientemente por el ex ministro Roberto Lavagna y, sin duda, ayudaría a crear un ambiente de inversiones más estable en el largo plazo.

Una solución más drástica seria entender la producción de productos primarios como si fueran bienes públicos. Es decir, planificar tanto la producción como el abastecimiento y los precios internos de los mismos. Esta política es mucho más compleja que las anteriores e implica un gran aparato de control y planificación con herramientas tales como: precios controlados, cuotas a la exportación, subsidios al sector, etc.

Soluciones existen. Lo más importante es implementar políticas con una visión estratégica que permitan armonizar el aprovechamiento de las ventajas de nuestra dotación de recursos y, simultáneamente, promuevan el desarrollo de una industria poderosa y competitiva.

Por Sergio Peskin. Junio 2006

El Milagro de Irlanda

La experiencia de desarrollo de Irlanda sigue asombrando. En una nota publicada en marzo del 2003 (El Modelo Irlandés) se ofrecieron algunas líneas de interpretación para entender como un país donde a fines del 80 se sucedían los conflictos y se encontraba estancado, endeudado y con un alto nivel de desempleo logró en pocos años convertirse en una de las economías más dinámicas del mundo. El presente artículo retoma aquellos argumentos y actualiza la información.



Para comprender mejor la realidad de Irlanda se muestra un perfil comparativo de la economía de aquel país y Argentina, sobre la base de información del año 2005.

Argentina

Irlanda

Población

millones

40

4

PBI

millones u$s

190.000

190.000

PBI per capita a PPA(*)

u$s

10.000

35.000

Exportaciones

millones u$s

40.000

105.000

Exportaciones per capita

u$s

1.000

26.000

Saldo Comercial

millones u$s

10.000

40.000

Gasto Público/PBI

%

22%

38%

Deuda Pública/PBI

%

70%

28%

(*) PPA: Paridad de Poder Adquisitivo

Elaboración propia sobre la base de diferentes fuentes



Del cuadro surge que Irlanda con una población 10 veces inferior produce tanto como Argentina y exporta 2.5 veces más. La clave es el desarrollo de un gran sector industrial.

 

¿Cómo pudo uno de los países más pobres de Europa y tradicional expulsor de población consolidar en pocos años un gran sector industrial y eliminar el desempleo?



El desafío resulta aún mayor cuando se considera que esa gran transformación se realizó en el marco de las restricciones impuestas por la pertenencia a la Unión Europea , es decir, con altos salarios y distribución progresiva de ingresos y con limitadas posibilidades de utilizar instrumentos de política cambiaria o monetaria.

Hay dos líneas de interpretación que intentan explicar este fenómeno.

Una, de sesgo economicista, pone el énfasis en las exportaciones y las inversiones extranjeras (IED), especialmente de Estados Unidos, que actualmente proporcionan casi el 50% del empleo industrial. Indudablemente, el impulso de la economía irlandesa proviene de las exportaciones, que durante la década pasada crecieron a una tasa promedio superior al 12% anual, que implica duplicar su valor cada 6 años. También es cierto que ese desempeño fue factible debido al ingreso masivo de IED orientadas a sectores de alta tecnología, principalmente electrónica, software, químicos y farmacéuticos, que representan las tres cuartas partes del total exportado.

Otra, desde una visión más integral, destaca, sin negar la importancia de la IED , el rol sustancial cumplido por el Estado en diferentes aspectos, institucionales, económicos y sociales. Desde este punto de vista, la afluencia de inversión extranjera fue una, pero no la única, de las consecuencias positivas de las políticas públicas implementadas.

 

A continuación se pasa una rápida revista de las principales acciones desplegadas por el gobierno irlandés que contribuyeron al despegue de ese país.

Fijación de prioridades . Dos décadas atrás el gobierno identificó a los sectores de high-tech y ciertos servicios, como cuidado de la salud y telemarketing, como objetivos prioritarios de desarrollo por su capacidad de proporcionar divisas y empleo. En este campo, Irlanda hizo lo mismo que años antes hicieron los países exitosos del sudeste asiático: identificar sectores en que el país podría llegar a destacarse internacionalmente en función de sus ventajas competitivas, para luego concentrarse en la promoción y atracción de las inversiones necesarias, nacionales o extranjeras. Obviamente, el ser miembro de la Unión Europea le otorgaba las ventajas propias del acceso a un mercado de 400 millones.

Acuerdo social . Los acuerdos tripartito, entre empleadores, sindicatos y gobierno, se han convertido en la herramienta sustancial de la planificación en Irlanda. otorgando previsibilidad y estabilidad a las decisiones económicas. A partir de 1987, en que se recurrió al acuerdo social para superar la seria crisis económica del momento, cada tres años se negocian programas que establecen parámetros de política fiscal, económica y social.

En términos generales, los primeros dos programas estuvieron dirigidos a controlar la grave crisis económica, los dos siguientes se concentraron en diseñar un rumbo en el marco de la integración europea y los más recientes, negociados dentro de un contexto de crecimiento económico excepcional, tuvieron por objetivo la cooperación al nivel de las empresas.

Un tema central de estos programas tripartitos son los aumentos salariales y mejoras de competitividad, factores claves para preservar la competitividad en el rígido marco de la Unión Europea. De allí, que en los últimos años el acuerdo social se haya extendido al nivel de los lugares de trabajo, estableciendo un mecanismo más directo de negociación.

El incremento de productividad de la economía en su conjunto y la reducción de la conflictividad social son claros indicadores de la eficiencia de este instrumento de planificación que incorpora a empleadores y trabajadores como ejes centrales de la toma de decisiones económicas y sociales del país.

Capacitación . Irlanda también hizo una fuerte inversión en la mejora de su sistema educativo y en todo lo necesario para elevar la calidad de sus recursos humanos. Quienes deciden invertir en ese país saben que podrán disponer de profesionales, técnicos y mano de obra calificada y competente para la realización de sus emprendimientos.

A título de conclusión

¿A qué se debió el desigual desempeño de Irlanda y Argentina durante los 90, a pesar que ambos países recibieron sustanciales montos de inversiones del exterior?

Argentina no hizo nada de lo enumerado arriba. El gobierno declinó su tarea de orientación y fijación de prioridades relegando en el mercado esa función y nada hizo para promover acuerdos entre los actores económicos. Pretender otra cosa de nuestra dirigencia hubiese sido y sigue siendo pedir peras al olmo .

El resultado de esas políticas improvisadas y carentes de objetivos de interés común es conocido. Mientras Argentina sigue vendiendo al mundo “suelo” bajo la forma de combustibles, minerales o productos agrícolas, Irlanda exporta trabajo, ya que el 80% de sus ventas al exterior son productos manufacturados y de alto valor agregado.

Planificación y consenso fueron, en definitiva, los pilares del milagro irlandés. La dirigencia de ese país comprendió, oportunamente, que la improvisación y confrontación son serios obstáculos a la construcción de un proyecto sustentable.

Por Alberto Pontoni. Junio 2006

Características del Comercio Mundial

El comercio tiene una importancia creciente en el contexto económico mundial, ya que la porción de la producción que se destina al mercado externo viene aumentando de forma sostenida. En los últimos 50 años el volumen físico de la producción global creció 8 veces mientras que el volumen de exportaciones aumentó 25 veces (en valor 150 veces). Una consecuencia de este fenómeno es la mayor interdependencia de las economías y la necesidad de incorporar la perspectiva internacional en las decisiones domésticas. De allí la importancia de destacar algunas características que presenta el comercio global.



Concentración

Actualmente, el valor total de las exportaciones de mercancías supera los 10 billones de dólares, a los cuales deben sumarse otros 2 billones correspondientes al intercambio de servicios comerciales. Como se aprecia en el cuadro siguiente, una decena de países, con Alemania, EEUU y China a la cabeza, concentra casi el 60% del total.

 

Comercio de Mercancías. Año 2004 (miles de millones u$s)

  

Expor



%

Impor

%



Saldo

 

Alemania

910

10,0

730

8,0

180

 

Estados Unidos

820

9,0

1.520

16,7

-700

 

China

600

6,6

560

6,2

40

 

Japón

570

6,3

470

5,2

100

 

Francia

450

4,9

470

5,2

-20

 

Países Bajos

360

4,0

320

3,5

40

 

Italia

350

3,8

350

3,8

0

 

Reino Unido

350

3,8

470

5,2

-120

 

Canadá

320

3,5

280

3,1

40

 

Bélgica

310

3,4

290

3,2

20

 

10 Primeros países

5.040

55,4

5.460

60,0

 -420

 

Resto del Mundo

4.060

44,6

3.640

40,0

420

 

Total Mundial

9.100

100,0

9.100

100,0

0

Elaboración propia en base a datos de la Organización Mundial de Comercio

A su vez, en los últimos 25 años se han registrado importantes cambios en los flujos comerciales entre las grandes regiones y países. Mientras que la participación de Asia ha ido creciendo de forma sostenida (actualmente exporta la cuarta parte del total mundial) las de América del Sur y África han declinado y hoy no alcanzan al 3% del total. A nivel de países, Estados Unidos y Japón han disminuido su participación en las exportaciones globales del 12% al 9% y del 9% al 6%, respectivamente. Europa es la excepción, ya que su participación se ha mantenido constante en cerca del 45% del total mundial.

Integración

El desarrollo de regiones conformadas por países que han suscripto acuerdos de integración también ha producido sustanciales cambios en los flujos comerciales, como se observa en el cuadro siguiente. En el caso de la Unión Europea y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) el intercambio de bienes al interior de la zona supera con creces al que se realiza con terceros países. No ocurre lo mismo en la ASEAN , el Mercosur y la Comunidad Andina , cuyas ventas se siguen destinando principalmente a mercados extrazona.

 

Exportaciones de bienes por acuerdos de integración. Año 2004

 

(en miles de millones de u$s)

 
  

Intrazona

Extrazona

Total

 

Unión Europea (25)

2.500

1.200

3.700

 

NAFTA (3)

740

600

1.340

 

ASEAN (10)

130

420

550

 

MERCOSUR (4)

20

120

140

 

Comunidad Andina (5)

7

70

77

 

TOTAL

3.400

2.410

5.810

Desequilibrios

Existen fuertes asimetrías en el intercambio provocadas, principalmente, por el creciente desequilibrio de la balanza comercial de Estados Unidos. Como se muestra en el cuadro, en el año 2004 ese déficit alcanzó los 700 mil millones de dólares, la mitad del cual se originó en el comercio con los países asiáticos.

Saldo del intercambio comercial por regiones. Año 2004 (en miles de millones u$s)

 

UE

EEUU

Asia

Resto

Total

Unión Europea (25)

 

+120

-120

+100

+100

Estados Unidos

-120

 

-350

-230

-700

Asia

+120

+350

 

-170

+300

Resto del Mundo

-100

+230

+170

 

+300

Elaboración propia en base a datos de la Organización Mundial de Comercio

La persistencia de estos desequilibrios y, más concretamente, el sostenido incremento de las importaciones norteamericanas y la lenta evolución de su sector exportador constituyen una de las principales preocupaciones para la estabilidad del sistema económico mundial.

Sectores

Los productos industrializados tienen una importancia creciente en el comercio mundial. En los últimos 50 años el volumen de manufacturas exportadas se multiplicó por 50, mientras que el de combustibles y minerales lo hizo 9 veces y los productos agrícolas sólo 7. Actualmente las manufacturas absorben las tres cuartas partes del valor del intercambio total, destacando la participación de productos químicos, equipos de transporte y elementos para oficinas y comunicaciones.

Comercio mundial por sectores. Año 2004 (en %)

  

%

 

Productos Agrícolas

9,0

 

Combustibles y Minerales

15,0

 

Manufacturas

76,0

A título de reflexión

Argentina ha ido perdiendo peso en el comercio global, al igual que otros países exportadores de materias primas. Sus exportaciones representan hoy sólo el 0.4% del total mundial, cuatro veces menos que hace 50 años. Esto debería ser una señal de atención sobre la falta de dinamismo del sector industrial, ya que el perfil exportador del país es un espejo de la situación productiva. Indudablemente, Argentina debe aprovechar sus ventajas naturales y estimular el desarrollo del sector agropecuario, pero ello no es suficiente. El país tiene las condiciones necesarias para impulsar un moderno proceso de industrialización y aprovechar la expansión del comercio mundial de la mano de las exportaciones de productos manufacturados. Para ello se requiere inteligencia y voluntad.

Alberto Pontoni. Mayo 2006

Desigualdad en Estados Unidos

En las últimas décadas se ha venido acentuando la desigualdad y la exclusión en el mundo. Cada vez es mayor la brecha entre países industrializados y en desarrollo como así también la diferencia entre pobres y ricos al interior de las naciones. Las consecuencias de esta situación son múltiples y ya se están produciendo importantes cambios en la dinámica económica, la estructura social y la participación política. La presente nota se encuentra centrada en el análisis de la situación en la principal potencia mundial, los Estados Unidos.

La nota esta inspirada o toma citas seleccionadas del artículo de P. Krugman “EEUU: todo para los más ricos

Una de las características de la gran expansión económica norteamericana, que abarca gran parte del siglo XIX y llega hasta la crisis de 1929, fue el surgimiento de una poderosa clase de magnates que vivía en grandes palacios, contaba con ejércitos de criados y despilfarraba fortunas. Eran los excéntricos ricos de la llamada Edad de Oro de los Estados Unidos.



El surgimiento de una nueva conciencia social en los sectores trabajadores, sumado a la aparición de la Unión Soviética , el colapso del 29 y la Segunda Guerra Mundial obligaron a resignar privilegios y cambiar aquel modo de vida de los Estados Unidos.

Las políticas keynesianas implementadas para salir de la gran crisis ( New Deal ) así como las seguidas durante las décadas del 50 y del 60 estaban inspiradas en la idea que el incremento en el ingreso de los trabajadores era un factor sustancial del crecimiento económico y que el Estado tenía un rol clave promoviendo la redistribución de ingresos a través de impuestos y transferencias. Los Estados Unidos se convirtió en el modelo y paraíso de las clases medias. Las enormes desigualdades de ingresos disminuyeron y las manifestaciones ofensivas de riqueza desaparecieron.

A partir de la década del 70 el proceso comienza a revertirse aumentando la concentración de ingresos y riqueza. Una expresión de esa desigualdad reside en el hecho que actualmente las 13.000 familias más ricas de Estados Unidos disponen de un ingreso equivalente al de los 4 millones de hogares más pobres.



¿Qué sucedió en los Estados Unidos?

Sencillamente, que en los últimos 30 años casi todo el aumento de productividad de la economía norteamericana fue a terminar en los bolsillos de los más ricos. Expresión de ello es el hecho que los ingresos netos (deducidos impuestos) del 1% de las familias más ricas crecieron casi 160 veces entre 1980 y el 2000, mientras que para las familias típicas de clase media la mejora fue de sólo un 10%, según un estudio de la Oficina de Presupuestos del Congreso de Estados Unidos.

¿Qué factores permitieron esta reversión del proceso favoreciendo el aumento de la desigualdad y una mayor concentración de los ingresos en los Estados Unidos?

Existen diferentes interpretaciones al respecto pero lo que resulta claro es que ha habido un sustancial cambio en las normas de comportamiento de las dirigencias respecto del compromiso social y la valoración de la equidad. Para el Prof. Krugman el New Deal tuvo un profundo impacto en la sociedad norteamericana al imponer normas de relativa equidad en las retribuciones, propiciando el surgimiento de amplias capas de clases medias.

Incluso señala que en los años 60 las grandes compañías norteamericanas “actuaban más como repúblicas socialistas que como despiadadas empresas capitalistas y sus máximos directivos se comportaban más como burócratas guiados por el bien común que como capitanes de negocios”.



Ese compromiso social del sector empresarial es, justamente, lo que se ha ido diluyendo. Un claro ejemplo de ello es lo sucedido en materia de retribuciones. Mientras que el salario promedio, medido en moneda constante, se incrementó en las últimas tres décadas en sólo un 10% la retribución media de los principales ejecutivos se multiplicó 30 veces. La brecha entre ambos pasó de 40 a 1000 veces.

Actualmente, el ingreso medio de un trabajador norteamericano ronda los 42 mil dólares/año mientras que el de la elite de los 100 ejecutivos mejor pagados supera los 40 millones de dólares/año, casi mil veces más.

Hay quienes justifican esos pagos millonarios por el talento y aportes que esos dirigentes realizan en sus empresas. Para Krugman, la auténtica razón por la que los directivos están tan bien pagados es porque son ellos los que designan a los miembros del consejo de administración que fija sus retribuciones y son ellos los que controlan muchas de las extraordinarias prebendas que los consejeros confían en recibir. “No es la invisible mano del mercado la que guía estos ingresos monumentales de los directivos sino el invisible apretón de manos de la sala de reuniones del consejo”.

¿Por qué antes no se les pagaba a los altos ejecutivos de los Estados Unidos con la misma generosidad?

Para Krugman se trata de una cuestión de cultura empresarial. Para la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial, el miedo al escándalo mantenía bajo un permanente control los salarios de los directivos. Ahora, eso ya no interesa. En otras palabras: la explosión de los sueldos de los ejecutivos representa un cambio social más que una acción de las fuerzas estrictamente económicas de la oferta y demanda. “No deberíamos considerar este hecho como una tendencia del mercado, sino como algo más parecido a la revolución sexual de los 60, una nueva permisividad, aunque en este caso sea financiera en lugar de sexual”.

La democracia de los Estados Unidos amenazada

En la década del 20 Estados Unidos era una nación en la que los más grandes privilegios convivían en agudo contraste con la más absoluta miseria. Era asimismo una nación en la que el Gobierno tendía a servir los intereses de los privilegiados y a hacer la vista gorda ante las aspiraciones de las personas corrientes. Las actuales desigualdades de ingresos han retrotraído la situación a los niveles de aquellos años.

Para Krugman, la riqueza heredada no juega ya un papel decisivo, pero es posible que pueda volver a crearse una clase privilegiada y esta nueva clase, igual que aquella de la Edad de Oro, llegar a ejercer un poder político enorme. “Resulta demasiado fácil contemplar cómo nos vamos convirtiendo en un país donde lo mejor se reserva para aquellos que tienen buenos contactos; un país en el que el ciudadano medio ve pocas posibilidades de progresar; un país en el que el compromiso político no parece tener sentido porque, en último término, son siempre los intereses de la clase privilegiada los que quedan bien servidos”.

Krugman termina su artículo parafraseando a otro autor, Kevin Phillips, quien señala que “toda democracia debe afrontar su renovación mediante una revivificación de la política, o serán los sectores privilegiados quienes terminarán consolidando un régimen diferente y menos democrático, conocido como plutocracia”.

Microcréditos en Bolivia

¿Pueden las instituciones microfinancieras enfocarse en los pobres, tener un impacto relevante en su nivel de vida y ser financieramente autosuficientes? La respuesta es sí. A continuación se analizan dos casos exitosos, los programas Crecer de Bolivia y Share de la India, dos países en los cuales gran parte de la población nace, vive y muere en condiciones de pobreza extrema.



Crecer de Bolivia

El Crédito con Educación ha demostrado ser una de las estrategias más exitosas en el terreno de las microfinanzas. Suele tener por principal destinataria a la mujer, ya que mejorando el ingreso, la salud, la educación y el status social de ella se eleva el nivel de vida de toda la familia. Combinando crédito en efectivo y educación en salud y nutrición, las mujeres compran más y mejores alimentos, invierten en la educación de sus hijos, controlan la salud de su familia y se ayudan entre sí para tener mayor influencia en la sociedad.

En Bolivia, país con 8.3 millones de habitantes de los cuales el 83% vive en la pobreza, se puso en marcha el proyecto Crecer, cuyo propósito es brindar crédito con educación. Actualmente, este programa brinda servicios financieros a 37 mil mujeres indigentes en más de mil comunidades rurales y urbanas marginales. Los préstamos son complementados con acciones de capacitación en salud, nutrición, autoestima, negocios y manejo de asociaciones comunales. La entidad se basa en el sistema de créditos grupales (“banca comunal”) difundido por Muhammad Yunnus de Bangladesh (Banco Grameen).


Crecer centra su acción en la mujer en situación de pobreza que a su condición de pobre suma el rol secundario que le suele asignar la sociedad. Las mujeres son atraídas por el programa, que llega con sus servicios hasta los pueblos donde viven y respetan su cultura e idioma, sea quechua, aymará o español.

Cada grupo destinatario de crédito esta compuesto por 15 a 30 mujeres (ellas mismas seleccionan los miembros del grupo) organizadas para administrar los recursos financieros y participar de los módulos educativos. Los préstamos se otorgan sin garantías reales, pero todo el grupo esta comprometido en el cumplimiento de las condiciones y reintegro.

Crecer no analiza la capacidad de pago de la socias ni de los grupos. El riesgo de insolvencia o mora se controla comenzando con montos muy bajos, del equivalente a 15 dólares, que en la medida que se cumplen los objetivos y condiciones se va incrementando hasta alcanzar un máximo de 850 dólares. El préstamo promedio es de unos 160 dólares.


Al solicitar un microcrédito, las socias deben ahorrar el 10%, que es administrado por la asociación y devuelto a la beneficiaria al finalizar el ciclo de préstamo. De esta forma se genera una cultura del ahorro en gente que nunca tuvo capacidad para hacerlo.

La metodología de educación no formal busca que las mujeres aprendan de su propia experiencia y conocimientos de un modo participativo y en conjunto. Los módulos de salud, por ejemplo, abordan la prevención de la salud sexual y reproductiva, atención del menor de cinco años, lactancia materna, alimentación complementaria y nutrición, higiene y saneamiento básico. La temática de autoestima procura que las mujeres sepan fijar sus propias metas, conocer y exigir sus derechos y tomar decisiones.

Share de la India

El fundador de Share, Udaia Kumar, un especialista en capacitación de emprendedores rurales pobres, inició en 1993 un programa microfinanciero. Debido a su rápido crecimiento se convirtió en 1997 en una compañía financiera no bancaria. Actualmente provee servicios de apoyo financiero a mujeres en la provincia de Andhra Pradesh, que tiene 80 millones de habitantes, de los cuales el 40% es pobre.

Su capital es de 3,3 millones de dólares, de los cuales 1,2 millones fueron aportados por 26 mil mujeres pobres que se hallaban entre sus clientes. Como estas accionistas tienen representantes en el directorio es un caso notable de institución financiera cuya administración y propiedad esta, principalmente, en manos de mujeres pobres.

La metodología de crédito comienza con un sondeo inicial en la aldea y una reunión pública de orientación. A continuación se forman grupos de prestamistas de cinco mujeres. El criterio es que entre los miembros no haya relaciones de parentesco, pero que sean de la misma edad, buenas amigas y procedan de la misma zona.

Según estudios de seguimiento el 77% de los clientes de Share mejoraron sustantivamente su nivel de vida en pocos años y más del 30% logró salir de la pobreza.

Reflexión final

El microfinanciamiento constituye un insumo participativo y no paternalista de desarrollo, pues equipa a los pobres para ejercer sus propias opciones y salir de la pobreza en forma sostenida y autónoma, genera una cultura del trabajo y del ahorro y fomenta el consumo. Es importante destacar que, en ambos casos, se consideró a la mujer como la principal beneficiaria no solo por ser la parte más débil de la sociedad, sino por el efecto multiplicador que genera con su ingreso.

En donde estos programas fueron implementados, las familias necesitadas pudieron planificar su futuro y enviar a más hijos durante más tiempo a la escuela. Asimismo aumentó la seguridad en sí mismas y la confianza de las mujeres, permitiéndoles enfrentar adecuadamente las desigualdades de género.

Uno de los desafíos en nuestro país es diseñar programas con mecanismos específicos para incluir a los pobres y mejorar su nivel de vida. Las instituciones microfinancieras son una alternativa pero para poder lograr exitosamente su objetivo deberían adoptar una cultura institucional adecuada que se refleje en la visión de la organización y en el compromiso del staff de todos los niveles.

por Maria Laura Lorenzo

Condiciones de Desarrollo Económico

Vivimos en un mundo globalizado, en el cual el intercambio de bienes y servicios es cada vez mayor, al igual que la movilidad de capitales, tanto de inversiones como especulativos. Los países se encuentran cada vez más entrelazados e intercomunicados y como consecuencia de ello se ha producido el derrumbe de las fronteras políticas y económicas. Las naciones enfrentan un interrogante: ¿Cómo insertarse en este nuevo contexto, aprovechando las oportunidades que ofrece, de la mejor manera posible?



A partir de las experiencias de diferentes países, tanto de aquellos que han obtenido resultados positivos en términos de desarrollo como de aquellos que no, consideramos que, a rasgos generales, hay ciertos puntos a tener en cuenta que pueden llegar a ayudar a un país a alcanzar el desarrollo económico. Se plantean a continuación, relacionados con los cuatro sectores principales de la sociedad:

Estado . Es fundamental entender que sin un Estado eficiente, no hay desarrollo. Desde el gobierno se debe fomentar un acuerdo nacional entre los distintos sectores de la sociedad, sin dejar de lado a los excluidos, con objetivos claros y comunes, y generando un clima de seguridad jurídica. A su vez, se debe realizar una fuerte inversión, tanto en el desarrollo de la tecnología como en el sistema educativo, fomentando, sobre todo, carreras que generen valor agregado, como las ingenierías y el diseño.

Empresas privadas . A menudo los empresarios en la búsqueda de sus propios beneficios olvidan el sentido de crecimiento a nivel nacional. Creemos que sería necesario que exista cierto grado de cooperación tanto con el gobierno como con otras empresas y con sus empleados. Estos últimos son quienes la mayoría de las veces sufren las consecuencias del egoísmo empresarial.



Sociedad civil . Consideramos que las organizaciones de la sociedad civil deben sentar las bases para que el pacto social planteado por el gobierno pueda ser llevado a cabo. El objetivo de las mismas debe ser lograr una sociedad más igualitaria a partir del consenso y no de la confrontación.

Individuos . Tanto el gobierno, como las empresas y organizaciones civiles están formados por personas. El cambio, por lo tanto, está en nosotros. Si esperamos que los demás actúen y seguimos delegando responsabilidades va a ser difícil lograr el desarrollo buscado. Debemos establecer valores comunes que prioricen la solidaridad y el bien común por sobre el individualismo.

Reflexión final



La Argentina de hoy es uno de los países que aún no ha encontrado el camino para el mejor aprovechamiento de las ventajas que plantea este nuevo mundo globalizado para el desarrollo económico.

Consideramos que para alcanzarlo deben canalizarse los esfuerzos en la búsqueda de la solución de problemas estructurales, como son la corrupción y la marcada desigualdad social. La experiencia de políticas de gobierno anteriores nos dejaron una clara enseñanza de lo que no debemos hacer pero hay poco positivo por rescatar.

Es necesario buscar la estabilidad a través del planteo de estrategias productivas de largo plazo, y no de parches que sólo solucionen problemas coyunturales, poniendo especial énfasis en el desarrollo de un sector productivo solido. Para ello, es fundamental que el gobierno fije sus objetivos claramente y dirija su accionar en favor de éstos, canalizando inversiones productivas y poniendo trabas a la entrada de capitales especulativos, que fueron una de las principales causas del fracaso de la década pasada. Consideramos, que estos son pasos necesarios para lograr un nuevo proyecto de país.

 

Tatiana Larrabure, Jesica Gruskin y Tatiana Jewreiski

Lugares Donde Hay Reglas

Reglas Claras

Reglas claras. La experiencia de los países que han logrado desarrollarse exitosamente muestra la necesidad de contar con reglas claras, que se mantengan en el tiempo y que no se modifiquen con cada cambio de gobierno. Para ello, resulta necesario que los principales actores de la sociedad (partidos políticos, gobierno, empresas, sindicatos) se pongan de acuerdo sobre un modelo de país y de esa manera dar estabilidad política y económica. Si las reglas de juego y quienes deben aplicarlas cambian constantemente, ya sea en contenidos o interpretación será difícil obtener buenas inversiones y proyectos de largo alcance ya que sólo se verán interesados en producir en el país aquellos atraídos por exageradas ganancias de rápida realización.





La seguridad jurídica no es un precepto ideológico en sí mismo, sino la condición necesaria de cualquier programa o política de largo alcance. Podemos señalar, como en el dicho, que a "río revuelto, ganancia de pescadores". Esto no sirve para desarrollar un país.



Respeto legal. Sin embargo no basta con reglas claras, también es necesario que se respeten. Esta es una responsabilidad de todos y cada uno de nosotros, sin importar si otros las cumplen o no. Muchos no pagan impuestos y se escudan en que hay empresas que tampoco lo hacen o muchos dirigentes que no declaran. Empecemos por cumplir nosotros mismos y nos será más fácil decir que no cuando nos ofrezcan algún negocio raro.



Justicia. Que haya reglas y que algunos las cumplan tampoco es suficiente. Quien no respete la ley debe ser castigado, sin importar si es un dirigente o un individuo común. Si es una personalidad importante la que no cumple y es castigado mejor todavía, de esa forma nadie tendrá como excusa que el otro no hace y no pasa nada. En nuestro país abundan los ejemplos de casos sin culpables (que a veces ni siquiera son investigados), que incluye a toda clase de actores. Incluso hay impunidad en los pocos casos de corrupción que salieron a la luz, como el de IBM-Banco Nación.





Transparencia. Combatir la corrupción es otra condición necesaria para el desarrollo. A los países que les va bien es donde menos corrupción hay, mientras que la falta de transparencia suele estar acompañada de atraso y pobreza.



Responsabilidad. Los principales culpables de los problemas del país somos nosotros mismos. Somos los que elegimos a quienes nos gobiernan y a pesar que a veces nos podemos equivocar en otros casos no tenemos excusa ya que renovamos la confianza en gente que hizo una mala gestión.



Educación. La educación es otro tema a resolver. La observación de los modelos exitosos muestra el acierto de quienes invirtieron en educación, principalmente en ciencias relacionadas con la técnica y la investigación.



Mi reflexión. Para que el país crezca, tiene que haber reglas claras, que se mantengan con el tiempo y que quienes no las cumplan sean castigados. Todos deberíamos trabajar para crecer, sin boicotearnos, y pensar más allá que sólo en nosotros mismos.

Por Jonathan Hazan

 

Argentina: Proyecto de País

Nuestra historia como país es un claro ejemplo de marchas y contramarchas, signadas de profundas crisis políticas, económicas y sociales. Es difícil encontrar un período histórico de desarrollo sostenido en el tiempo, salvo el transcurrido desde Caseros hasta la crisis del 30. Creemos que para ser una nación exitosa se requiere el esfuerzo del conjunto de la sociedad y para ello es necesario alcanzar un consenso nacional que siente las bases de un plan para el desarrollo de la república.



El gobierno es quien debe asumir la iniciativa de una convocatoria abierta y comprensiva de todos los sectores para debatir un proyecto de país que beneficie a todos a través de un crecimiento sostenido y un reparto equitativo de la riqueza. En la agenda de ese gran encuentro deben figurar los siguientes temas:

1. Qué producir . Deberán analizarse con realismo las posibilidades competitivas de los diferentes sectores y transformarlos en locomotoras del desarrollo conjugando el esfuerzo privado y público. Las inversiones deberían estar orientadas hacia actividades productivas eficientes en lugar de aquellas de carácter especulativo que terminan perjudicando la economía. Necesariamente deberán considerarse problemas que hoy frenan el crecimiento o pueden transformarse en amenazas futuras, como la falta de crédito para inversiones industriales y la creciente tendencia al monocultivo en el agro.

2. Seguridad jurídica . Crear un marco jurídico e institucional sólido y transparente, con reglas claras y estables que fomenten las iniciativas. Es necesario mantener políticas de largo plazo y no sujetas al gobierno de turno. Se deben fijar lo que los países desarrollados establecen como “políticas de estado”. El cambio de reglas permanente, hace de nuestro país un destino lleno de inestabilidad e incertidumbre que impide el planeamiento a largo plazo.



3. Inclusión social . Es necesario contemplar el acceso a un trabajo digno de los excluidos, ya que no es factible un modelo con gran parte de la población fuera del sistema. La capacitación y la educación son las llaves para esa integración. Asegurar una educación de excelencia en todos los niveles es fundamental. Para esto se debe mejorar el sistema educativo primario de las zonas marginales, especializar en los niveles medios para que los jóvenes cuenten con conocimientos técnicos adecuados para su rápida inserción laboral y fomentar las carreras que cubran las necesidades profesionales de acuerdo al modelo adoptado.

4. Tecnología . Invertir en I&D en busca de tecnologías que permitan elevar la competitividad nacional y alcanzar niveles óptimos de calidad para nuestros productos. En un mundo de acelerados cambios es necesario buscar la innovación permanente para no retrasarse frente a futuros competidores.




Conclusión . Luego de analizar las posibilidades del país nos damos cuenta de la necesidad fundamental es mirar en positivo y a largo plazo, para conseguir un crecimiento sustentable en el tiempo. Si no se logra un consenso nacional que se plasme en un proyecto de país seguiremos perdiendo tiempo y oportunidades en discusiones inútiles.

Por Norberto Quiroga Vergara y Ramón Fernández Casares

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