NUEVO RUMBO DELA ECONOMIA PERUANA
En esta breve nota quisiéramos presentar una propuesta personal de reorientación del curso inmediato de la economía peruana. Empecemos con un diagnóstico. Los principales deficiencias de la economía son: i) la baja calidad de la inversión privada y de la inserción internacional que se expresa, por ejemplo, en la escasa proporción de bienes de capital en las importaciones del país; ii) la débil conexión entre la evolución de la producción y la de la calidad de vida de las familias que se traduce en la precarización del trabajo, en el lento aumento de la tasa de remuneraciones, en la alta proporción de la informalidad en el empleo y en la reducida proporción del PIB que se destina a educación, salud y seguridad interna, así como la persistencia de altísimos niveles de pobreza; iii) las escasas oportunidades de empleo adecuado en casi todas las regiones del país y el desarraigo que significa la migración obligada.
De ese modo, la situación se resume en tres desconexiones de la parte más “moderna” de la economía. Una hacia la economía mundial, otra hacia el “abajo” de la sociedad y una tercera hacia las regiones del país. Una alternativa económica tiene que proponer elementos que reduzcan estas desconexiones. La disponibilidad de tres variables nos parece especialmente crítica para unir social y regionalmente a la economía nacional e insertarla mejor en el mundo: divisas, tributos y salarios. Otras, como las tasas de interés o las tarifas de los servicios públicos, incluyendo los que afectan los costos de transporte y comunicación, también cuentan bastante pero queremos avanzar en esos tres campos citados antes. Los dos primeros son cruciales para cuidar el lado de la calidad de la oferta. El tercero, el de la demanda. Planteemos los objetivos que se debieran lograr.
1.- La inserción internacional será favorable si se establecen las medidas para: i) aumentar las exportaciones e incentivar las exportaciones con mayor valor agregado con el fin de evitar la restricción externa al crecimiento y poder expandir el mercado interno sin inflación; ii) retener para beneficio del país una proporción creciente de las divisas generadas; iii) utilizar una proporción cada vez mayor de esas divisas retenidas, en la adquisición de maquinaria, equipos y conocimiento productivo en general, reduciendo la proporción de otras importaciones, especialmente las agrarias y también el servicio de la deuda externa; iv) promover con medidas crediticias, de información y de capacitación la inversión de las PYMES en nueva tecnología en todas las regiones del país.
2.- La capacidad humana de absorber conocimientos del exterior y combinarlos con los propios requiere medidas para: i) elevar la recaudación tributaria; ii) aumentar la proporción del presupuesto público asignado a la educación, salud y nutrición infantil; iii) reducir la precariedad del ingreso familiar con el fin de facilitar la inversión en muy pequeña escala; iv) invertir en infraestructura descentralizada para la producción, el transporte y las comunicaciones.
3.- El principal incentivo para la inversión en nueva tecnología de todo tamaño, pero especialmente en pequeña escala y descentralizada, es la perspectiva de un mercado interno en expansión que se puede lograr más rápidamente si se toman medidas para: i) cambiar la legislación laboral que permita una mejor distribución entre clases de los beneficios del crecimiento privado y una mayor seguridad de recibir un ingreso; ii) promover un pacto social entre asalariados y empresarios que incentive al cambio tecnológico y a la estabilidad en las relaciones laborales; iii) impulsar una política transparente de compras estatales que se constituya en una base para que las PYMES puedan insertarse cada vez más en nuevos mercados.
Con estas tres orientaciones para el desarrollo económico se corrigen, por lo menos en parte, los principales defectos de las experiencias anteriores. Específicamente, la concentración de los beneficios de la exportación primaria en muy pocas manos y en el extranjero como ocurrió en los años cincuenta y sesenta, el centralismo y el escaso dinamismo tecnológico de la industrialización de los años sesenta y setenta y la precarización de las relaciones laborales y de la vida familiar, así como el aumento de la informalidad de los años ochenta y noventa.
Además, la mayor parte de las propuestas indicadas son ya parte de lo aprobado por consenso en el Acuerdo Nacional. Por ejemplo, la preocupación por las exportaciones así como por la educación y la necesidad de un pacto social que asocie productividad y remuneraciones se han expresado en consensos específicos.
Las políticas fiscales, monetarias, comerciales, sociales y otras deberían tener en cuenta las grandes orientaciones estratégicas del desarrollo económico nacional. Las líneas anteriores pretenden contribuir a la inserción de esas u otras orientaciones en el debate político venidero.
Para: Evelyn
William Anglas
Email:williamanglas@yahoo.it
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