Nuestro país no es ajeno a la llamada crisis alimentaria que afecta al mundo, expresada en incrementos de los precios internacionales de los principales productos agrícolas y, en consecuencia, de los alimentos. Desde 2007 se registro un aumento en el precio de la tortilla, uno de los principales componentes de la dieta de los mexicanos, que se acompaño de movimientos similares en otros productos de consumo básico; en apenas cuatro meses del presente año, los precios del arroz, los aceites comestibles, carnes, huevos y legumbres también se han elevado, afectando el poder adquisitivo de la población y en mayor medida a aquella en condiciones de
pobreza. Los datos indican que estamos ante una situación que no es pasajera ni temporal sino de largo plazo, en particular cuando se señala que los precios elevados en las materias primas, entre ellas los granos, se mantendrán por lo menos 10 años mas y que estos nunca desenredan a los precios que tenían antes iniciada esta crisis. Hay quienes aseguran que esta situación deberá ser aprovechada por los productores mexicanos para capitalizarse al vender mas caro, sin considerar que la venta de productos no es un hecho aislado, sino parte de un proceso dinámico en donde interrelacionan varios factores que lo hacen muy complejo.
SITUACION ACTUAL
En México se producen los comestibles suficientes para satisfacer la demanda de la población, pues al año se generan 200 millones de toneladas, pese a lo cual 14.4 millones de personas en el país se encuentran en pobreza alimentaria, planteó Luciano Aimar Reyes, presidente de la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA), quien expresó que así como la actual crisis mundial alimentaria no es por escasez, sino por los altos precios que han alcanzado esos productos, la inseguridad alimentaria en que viven millones de mexicanos se deriva del hecho de que no perciben lo necesario para comprar comestibles.
El presidente Felipe Calderón anunció que su país eliminará aranceles a la importación de productos comestibles, ante lo que denominó un asunto de Estado, Entre las acciones que se tomarán están la eliminación de impuestos para importación de trigo, maíz blanco y amarillo, así como la fijación de una cuota de importación del fríjol libre de impuestos, y la garantía de que habrá suficiente abastecimiento en productos como la leche en polvo.
Calderón también anunció medidas para beneficiar a los campesinos, entre las que se encuentran la eliminación de tarifas a la importación de fertilizantes nitrogenados y a sustancias químicas necesarias para fabricar fertilizantes.
EFECTOS
Los altos precios coadyuven a mejorar el mercado nacional (producción, abasto y comercialización), han ocasionado un exponencial crecimiento de los costos de los productos básicos impactando a más de la mitad de la población mexicana que se encuentra en condiciones de pobreza y profundizando la pobreza alimentaria en la que viven cerca de 18 de cada 100 mexicanas/os.
En términos generales, el incremento del costo de los alimentos fue de 10.2% para las familias con ingresos de hasta tres salarios mínimos (unos 15 USD aproximadamente)4 quienes representan la mitad de la población que cuenta con algún tipo de empleo.
La gente resiente fuertemente esta crisis por dos razones. La primera es porque destinan más de la mitad de su salario diario a la compra de estos productos. La segunda es que el incremento de su salario en el 2008 fue de solo 3.5% mientras que el crecimiento de algunos productos básicos para la alimentación como el maíz, arroz y frijol fue sencillamente desmedido: el kilo de tortilla (producto principal de la dieta básica de sectores en pobreza) se incrementó -a principios del 2008- a más del 40% respecto a finales del año pasado, o el arroz -cuyo precio creció 57% en el mismo lapso.
PERSPECTIVAS
El pronóstico de la FAO tiene como su lado positivo los aumentos previstos en la producción de los principales cereales del planeta. Como ejemplo, el maíz impulsará la producción de los llamados cereales secundarios, que crecerá 5.6 por ciento para llegar a mil 33 millones de toneladas. La cosecha de trigo aumentará, en las previsiones de la FAO, 4.8 por ciento para llegar a 626 millones de toneladas. El aumento en la producción de arroz será marginal. Se esperan 423 millones de toneladas (tres millones más que en 2006).
La crisis mundial de los alimentos podría prolongarse más allá de 2008, debido a la caída de los inventarios internacionales, el uso de granos para producir combustibles y a la especulación que hay sobre los commodities, además, de otros factores como las subidas en los precios de los alimentos, una menor producción debido al cambio climático, mayor consumo de carne y productos lácteos en países emergentes y un mayor costo de la energía y transporte. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) los precios mundiales de los alimentos han aumentado alrededor de 45 por ciento en los últimos nueve meses y hay una grave escasez de arroz, trigo y maíz, en lo que va de 2008, el precio internacional del arroz ha aumentado en más de 70 por ciento. Con base al índice de precios de la FAO los precios para todos los tipos de arroz subieron 14 por ciento de septiembre a diciembre de 2007, en dicho año, los costos fueron por término medio 17 por ciento más altos que en 2006.
El presidente de la Confederación Nacional de Productores de Maíz, Efraín García Bello, afirmó que México es autosuficiente en maíz blanco pero en amarillo es deficitario hasta en 10 millones de toneladas, lo cual afecta a la cadena pecuaria.
Recordó que el consumo anual de maíz blanco es de 16 millones de toneladas y la producción se estima en 22 millones, mientras que el del maíz amarillo es de sólo de dos millones, por lo que recomendó un programa de reconversión hacia el maíz amarillo. Así como establecer una reserva estratégica para amortiguar los efectos de la inestabilidad externa y la especulación.
García Bello coincidió en que los altos precios de los alimentos se reflejarán en la canasta básica pero pidió también tomar en cuenta que las alzas al consumidor final se deben a los incrementos de insumos y en particular al gas y la luz.