Un hecho ocurrido en Argentina durante el 2008 y que realmente me llamó poderosamente la atención cuando se produjeron los temores sobre la salud de la economía local invadió a los argentinos. Tradicionalmente, cuando la incertidumbre se apoderaba del contexto económico argentino, los ahorristas se volcaban masivamente a la compra de dólares ya que la moneda norteamericana ha sido tradicionalmente uno de los pocos refugios capaces de proteger la riqueza de la población. En el nuevo episodio de incertidumbre, los argentinos recurrieron nuevamente a una divisa extranjera para proteger sus ahorros, sólo que la divisa elegida no fue el dólar sino el euro.
Debo aclarar que este episodio que se observó claramente en Argentina, no se volvió a repetir en los subsiguientes momentos turbulentos del año, y difícilmente vuelva a repetirse al menos en el corto y mediano plazo.
Una de las enseñanzas que nos está entregando la crisis financiera internacional sin dudas es que la economía de la eurozona nos ha engañado haciéndonos pensar que la misma tenía una mayor fortaleza que la que realmente posee.
Seguramente muchos se preguntarán a qué me estoy refiriendo cuando hablo acerca del engaño causado por la economía de la zona del euro. Es que apenas estallada la crisis, muchos creían que estábamos frente al fin del liderazgo mundial de la economía estadounidense y con ella frente al final del predominio del dólar como la moneda líder. Ante el vacío que produciría la caída de los EE.UU. como líder mundial, la zona del euro, que insinuaba una cierta consolidación luego de casi una década funcionando como tal, prometía tomar dicho liderazgo.
En dicho contexto, el euro emergía como la nueva divisa fuerte capaz de desafiar el liderazgo del dólar. Así, como muchos recordarán, el euro rozó los US$ 1,6 hacia el mes de abril de 2008 y se mantuvo cercano a dicho valor hasta que a finales del mes de julio comenzó su caída, con intentos de recuperación de por medio, hasta alcanzar los US$ 1,27 actuales.
Pero la zona del euro no solamente estaba implicada con los activos tóxicos que produjeron la crisis subprime en los EE.UU. y que infectó su sistema financiero, sino también se ha visto afectada por la caída en la actividad económica de aquel país demostrando el alto nivel de dependencia hacia la economía estadounidense y la poca capacidad que posee la demanda interna de los países de la eurozona para compensar el debilitamiento externo.
Tal es la debilidad demostrada por la economía de la eurozona que en los últimos tiempos se ha dudado incluso sobre la sostenibilidad tanto del bloque económico como tal (debido a las consecuencias negativas que en este tipo de situaciones sufren algunas de sus economías integrantes, dada la rigidez de acción que dicha pertenencia implica), e incluso la sostenibilidad del euro.
Lo cierto es que luego de haber perdido más del 20% de su valor máximo, existe un gran debate acerca de la evolución de la relación entre el euro y el dólar. En relación a este tema existen dos elementos que hacen probable la continuidad del debilitamiento de la moneda de la eurozona en relación al dólar y que son la continuidad del contexto de incertidumbre mundial y las perspectivas de un mayor deterioro en las condiciones económicas de la eurozona.
En relación al primer factor, existe una alta probabilidad de que el contexto de incertidumbre se mantenga durante gran parte del presente año. No solamente se ha complicado el panorama para la recuperación de la economía estadounidense y mucho más para la eurozona, sino aún no ha quedado atrás la posibilidad de ocurrencia de nuevos episodios de crisis en los sistemas bancarios. Este contexto de fragilidad no hace probable pensar en una recuperación sostenible del valor del euro.
En lo que a la situación de la economía de la eurozona se refiere, las variables macroeconómicas muestran un continuo deterioro. Ello ha provocado que la confianza económica en la eurozona siga cayendo en picada y su indicador se ubique ya en los 65,4 puntos, su menor nivel desde que el mismo comenzó a ser medido en 1985.
Las economías de la región han experimentado durante el cuarto trimestre de 2008 una fuerte contracción de su producto, pero las perspectivas son aún peores para el 2009. La mayoría de las proyecciones anticipan una contracción del PBI para la eurozona que podría superar el 2%.
La debilidad de la demanda externa ha sido uno de los factores determinantes de la contracción de la economía de la eurozona. Esta debilidad del frente externo se ve reflejada en la cuenta corriente de la región que perdió su posición superavitaria y en 2008 cerró con un déficit del 0,7% en términos del PBI.
Pero no solamente las economías de la eurozona se ven afectadas por su debilidad macroeconómica, también se encuentran amenazadas por la situación por la que atraviesan las economías de Europa del este que puede incidir fuertemente en la región. En Austria, Hungría y Rumania, la situación fiscal y el estado de salud del sistema bancario son frágiles. Desde las principales economías de la eurozona, se ha garantizado la ayuda para evitar una situación de crisis. No es que Alemania y Francia sean países tan solidarios que en estos tiempos piensen en ayudar a las economías más débiles solamente por caridad, sino un posible colapso de las mismas puede implicar un impacto negativo que ahondaría la situación recesiva de las economías de la eurozona con las que existen estrechas vinculaciones (principalmente por el sector financiero).
En este contexto negativo, la esperanza para el euro proviene de lo que pueda hacer EEUU. La economía norteamericana tiene mejores perspectivas de recuperación que la economía de la eurozona, pero ello puede influir favorablemente para la recuperación del euro dado que aumenta las perspectivas de recuperación de la economía de la eurozona dada la dependencia de la misma de la fortaleza económica estadounidense. De todos modos, las dificultades por las que atraviesa la economía estadounidense a pesar de los múltiples planes lanzados, hacen difícil estimar en cuánto tiempo y con que magnitud podrá recuperarse la misma. Por otra parte, la recuperación de la economía estadounidense puede no beneficiar al euro ya que podría implicar un brusco cambio de la dirección de la política monetaria con el objetivo de evitar la generación de una nueva burbuja especulativa y que se generen presiones inflacionarias desmedidas, lo cual alentaría el fortalecimiento del dólar.
En este contexto negativo para el euro ¿Hasta dónde puede caer la divisa de la eurozona?
Si bien el euro ha perdido significativamente valor desde sus máximos, no pocos analistas consideran que aún puede seguir desvalorizándose frente a la moneda estadounidense. La visión más extrema la propuso un artículo publicado en el site argentino “Infobae” que planteaba la posibilidad de que el euro vuelva a la paridad con el dólar. En relación a ello, el site argentino reflejó las declaraciones de John Mauldin, presidente de Millennium Wave Advisors, para quien el colapso de Europa del Este tendrá un impacto demoledor sobre la banca europea. Según Mauldin: “Europa está mucho más en riesgo que los Estados Unidos ante la ausencia de capacidad financiera de muchos países para nacionalizar algunos bancos, cuyos balances superan con creces sus respectivos PBI”.
Para saber la paridad dolar euro presione
aquíA pesar de las malas perspectivas que tiene el euro, es difícil que pueda quebrar la barrera de los US$ 1,20. Este valor actuará probablemente como una barrera de contención para la divisa europea. ¿Y si quiebra el euro los US$ 1,20? Entonces sí podrá acercarse peligrosamente a la paridad con el dólar. Para que estas especulaciones tengan posibilidades de concretarse, la primera mitad de este año será crucial. Más allá de dicho período, estas posibilidades se irán diluyendo.
Autor: Horacio Daniel Pozzo
Fuente: Latinforme.com