Sector Energético

WTI

El planteo es por qué no hay un único precio para el petróleo y se hace la diferencia entre el petróleo crudo WTI y el Brent.

El WTI (West Texas Intermidiate) es el petróleo crudo que se extrae en el golfo de México y sirve como referencia para las transacciones financieras en New York (NYMEX).

Es del tipo "dulce" o "liviano", dado que contiene poco azufre y es ideal para ser refinado en los EEUU.

En cambio, el Brent es el petróleo crudo que se extrae en el Mar del Norte (Europa) y sirve como referencia para las transacciones financieras en Londres (London Stock Exchange).

Es del tipo "dulce" o "liviano", pero contiene más azufre que el WTI y es ideal para ser refinado en el Noroeste de Europa y Medio Oriente.

Ahora bien, la diferencia de precio radica básicamente en dos puntos:

- El WTI requiere de menor procesamiento que el Brent para su refinación por ser más liviano.

- Para poder exportar petróleo hacia los EEUU (principal consumidor mundial), el Brent debe ser más barato para poder competir con el WTI, dado que hay que pagar el flete de origen a destino.


Fuente: Wikipedia y otros.

El link a la cotización online del crudo Brent es http://www.livecharts.co.uk/MarketCharts/brent.php

El link a todos los tipos de crudo con retraso de 10 minutos es http://www.bloomberg.com/markets/commodities/energyprices.html



Artículo perteneciente a RoccaCharts

http://roccacharts.blogspot.com



La Crisis Energética

Aportamos en este trabajo algunos aspectos de la situación en materia de energía, cuya gravedad parece no ser tenida debidamente en cuenta por gran parte de la población.


Hacia fines de la semana pasada, más precisamente el jueves, el consumo de energía eléctrica alcanzó su pico histórico: 18.670 megavatios. El anterior pico había acontecido en junio del año anterior y, según palabras del ministro De Vido, en aquellos momentos la reserva era de tan sólo 200 megavatios, mientras que en la actualidad alcanza los 1.400 megavatios.

La realidad es que el consumo ha ido en aumento y si bien en el verano no se superaron los picos históricos, al parecer viene creciendo el acumulado, en parte por el crecimiento poblacional y de la economía, y en parte porque al estar retrasadas las tarifas se incentiva el consumo doméstico. Hay datos de construcciones recientes que carecen de instalación de gas y solamente cuentan con cableado eléctrico para todos los artefactos domésticos.

El consumo de energía hidroeléctrica ha venido incrementándose en las horas picos, alcanzando topes del 70%.


La inauguración de dos turbinas en la central de Campana (General Belgrano) aportará al sistema 550 megavatios, estando pendiente agregar una turbina de vapor con lo cual se alcanzará una generación de 820 megavatios en total.

A su vez estamos importando energía de Brasil, con mínimos de 800 MW y máximos de 1.500 MW diarios. A su vez una cifra pequeña pero que de todos modos ayuda, de alrededor de 60MW provenientes de Paraguay.

Entre enero y marzo de este año el crecimiento de la demanda eléctrica alcanzó el 3,8% y se espera un crecimiento del 7,6% entre mayo y octubre.


La cuenca del Comahue, de la cual dependen varias represas hidroeléctricas, tienen poca agua y por lo tanto los niveles de exigencia que pueden pedírsele son limitados. Atucha I genera 360 MW y Atucha II apenas está en proceso de construcción luego de estar parada durante años (se inició su construcción en 1981)

La central de Los Timbúes en Santa Fe (termoeléctrica) todavía está en construcción.

En suma, durante el invierno crecerá la demanda pero también en principio tenemos una mayor oferta de energía eléctrica, un poco a los ponchazos, pero más energía al fin

Es decir que estamos funcionando al límite. Todo ello si tomamos en cuenta además los cortes programados en las empresas, el plan denominado energía Plus , el PUREE y las lámparas de bajo consumo que iban a repartirse masivamente. A todo lo que hay que sumar el cambio de huso horario durante el verano, que para las provincias andinas resulta dramático.

Al menos por lo expresado por el subsecretario de Combustibles de la Nación, Alejandro Rodríguez, el cuello de botella habrá de prolongarse hasta 2011. La verdad es que solamente podemos tomar esto como una expresión de deseos.

Probablemente el enfriamiento que viene observándose en la economía producto del conflicto con el campo que es de dominio público, contribuya a bajar la demanda y acomodar un poco los tantos, pero no deja de ser un dramático premio consuelo.

En lo que se refiere al gas, las cosas no van mucho mejor. La demanda creció en 7 años algo así como un 20%, pero no fue acompañada por un crecimiento similar de la oferta. Según el ingeniero Montamat el déficit anda en torno de los 20 millones de metros cúbicos diarios.

Bolivia por su parte está enviando al país no más de 2 millones de metros cúbicos diarios cuando a estas alturas debería estar mandando 7 u 8 millones con una expectativa de poder enviar en poco tiempo más 20 millones, una vez concluido el gasoducto del Noroeste. Pero los problemas de inversión y generación en el país del Altiplano hacen muy difícil poder contar con el fluido en un plazo más o menos razonable. Por lo demás, por contrato Bolivia debe proveer en primer lugar a Brasil.

Otro problema en materia de gas es el precio. Mientras el millón de BTU (unidad calórica británica) está en torno de los 8 dólares, el gas extraído de Salta se abona 1,50 dólares. Y el gas licuado regasificado en el buque Excelsior que se encuentra anclado en Bahía Blanca está en torno de los 14 dólares el millón de BTU.

Otro problema que no es menor es que las usinas termoeléctricas en caso de carecer de gas deben reemplazarlo por gasoil. Y aquí hay un dato que aportó días pasados Francisco Mezzadri y es que el millón de BTU de gas traducido a gasoil cuesta 27 dólares. En otras palabras: para lograr la misma energía que se obtiene con un millón de BTU que cuesta 1,50 dólares en Salta, 8 en Bolivia, y 14 en Bahía Blanca, tenemos que pagar 27 dólares. Nada menos que 18 veces más que el precio de la unidad calórica en Salta.

Hay estimaciones respecto de lo que le costará al país en este año mantener el sistema energético razonablemente en funcionamiento: unos 4.500 millones de dólares. Contra 3.000 millones del año anterior.

ALGUNOS DATOS ADICIONALES

A fines de 2001 el barril de petróleo costaba 20 dólares, hoy supera los 130 cómodo.

La producción local viene cayendo desde 1998, y ya lo hizo un 33%. En estos 10 años las exportaciones petroleras cayeron nada menos que un 90%. Con las reservas en baja por falta de exploración es posible que en 2009 hayamos perdido el autoabastecimiento. Porque si bien es cierto que hace falta importar gasoil, o fueloil, o gas, hasta ahora hemos venido siendo exportadores netos.

En el mundo el gas significa un 20% del total del consumo de energía. Pero en la Argentina representa el 50%. Y en Brasil sólo el 8%.

Además, en el país el 60% de la generación de energía eléctrica depende del gas. Y hay más de 1,5 millones de vehículos impulsados con GNC. Desde 2004 viene declinando la producción de gas, y desde 2002 las reservas cayeron un 40%. Sin embargo el gobierno impulsa nuevas centrales eléctricas que funcionan con gas.

Y finalmente un dato que también nos parece significativo es que el precio marginal de un kw/h de electricidad es de $ 490 aproximadamente, pero se cobra alrededor de $ 100 a los consumidores. La diferencia obviamente es subsidio.

La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico acumula un défitic de 6.300 millones de pesos como consecuencia de hacerse cargo de estas diferencias.

QUÉ HACER

No es nuestra especialidad el tema energético pero hemos tomado estos datos de distintas publicaciones especializadas a los efectos de hacernos una composición de lugar del verdadero estado de situación en que nos encontramos. Es obvio que lograr un marco de seguridad jurídica para incentivar de algún modo las inversiones, junto con un sinceramiento de tarifas y una estabilidad fiscal están en la base de las pautas a seguir. No resulta razonable continuar por el camino que llevamos, creemos que eso es obvio.

El notable deterioro del sistema energético pretende subsanarse con parches varios y recurriendo a países vecinos inestables, como Bolivia, o que están en proceso de crecimiento, como Brasil, y por lo tanto en cualquier momento tanto uno como el otro pueden dejarnos literalmente en banda.

El fondo de toda la cuestión pasa sin ninguna duda por la necesidad de restablecer el Estado de Derecho, tarea que no es para nada fácil si tomamos en cuenta la situación política y social imperante. Hoy mismo se desarrolla un conflicto de gran magnitud con epicentro en el sector agropecuario, pero que en realidad no es más que la proverbial punta del iceberg de una problemática mucho más profunda. La impresión general es que cualquiera puede violar los derechos de los otros si siente que algún derecho propio le ha sido violado, porque recurrir a la Justicia no resulta una opción válida.

Por un lado se ha desarrollado una anomia creciente, y por el otro una real sensación de incredulidad se ha apoderado de la población en general.

En un marco tan complicado como el presente, bueno sería que las distintas agrupaciones políticas más o menos representativas, llegaran a un acuerdo marco sobre unos cuantos puntos básicos, cosa de asegurar al menos una línea de conducta con la firme voluntad de respetarla en cualquier circunstancia.

Días pasados oíamos en la radio a un ministro afirmar, por ejemplo, que si la soja pasaba un cierto valor no contemplado en ciertas escalas, sería cuestión de barajar y dar de nuevo. En este caso, tal alusión al juego de los naipes, tiene que ver directamente con el derecho a disponer de la propiedad. Y cuando el derecho de propiedad de algún modo en manos de decisiones políticas resulta absolutamente imposible asegurar inversiones, por ejemplo.

Si bien el riesgo cero no existe, el riesgo de someter los patrimonios a decisiones de políticos a la sazón encargados de decidir, incluso por encima de la propia ley suprema, es uno de los peores.

Bien, esta es nuestra opinión respecto de cómo iniciar un círculo virtuoso. No es imposible, en rigor ha ocurrido en otras oportunidades en nuestro país. Hay que garantizar, de manera conjunta, incluso con la Iglesia y la propia Corte Suprema, que ciertos aspectos de la vida cotidiana funcionarán sólo de una determinada manera, y que nadie podrá violarlos ni cambiarlos por ninguna razón no prevista.

Buenos Aires, 6 de junio de 2008 DR. HÉCTOR BLAS TRILLO

ESTUDIO

HÉCTOR BLAS TRILLO

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Economía y tributación

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Petróleo y Política - OPEP, Chávez y Bush

La energía es el motor de toda actividad humana. El consumo energético sigue creciendo arrastrado por el incremento constante de la producción de bienes y servicios y a pesar de la sustancial mejora en la utilización de los recursos. En la actualidad la producción de un bien requiere la cuarta parte de la energía utilizada 30 años atrás. A su vez, el petróleo continua siendo la principal fuente de energía y todo hace pensar que lo será por un largo tiempo. Los pronósticos coinciden en aceptar que en el 2030 los hidrocarburos continuarán cubriendo las 2/3 partes de las necesidades energéticas mundiales. De allí, que los conflictos vinculados al control de las zonas productoras de este recurso ocupen un capitulo central de cualquier lectura geopolítica de la historia del último siglo.



Curiosamente, las mayores reservas de petróleo se encuentran en paises del Tercer Mundo que, además, cuentan con yacimientos de altísima productividad natural, mientras que los mayores consumidores son los paises industrializados y, recientemente, China. Las reservas probadas de EEUU y Europa no alcanzan al 8% del total mundial, mientras que los paises de la OPEP concentran el 80%. El caso mas emblemático es EEUU que consume la cuarta parte del total mundial y sus reservas son de sólo el 3%. De allí que la frontera divisoria de consumidores y productores se corresponda con la bipolaridad Norte-Sur.

La década de los 70 constituye un punto de inflexión en la historia del petróleo, pues es el momento en que los principales paises productores toman conciencia de su rol fundamental y comienzan a elaborar políticas destinadas a incidir sobre el precio de este recurso. Dos instrumentos resultan claves en el éxito de esta estrategia: la nacionalización de los yacimientos a través de la reversión de las concesiones y la creación de la Organización de Paises Exportadores de Petróleo (OPEP). La OPEP acabó con la hegemonía de las grandes empresas petroleras llamadas las "Siete Hermanas" (Exxon, Gulf, Texaco, Mobil, Standard Oil, British Petroleum y Royal Dutch Shell), que en los 50s controlaban más del 98% de la producción de petróleo en los territorios de los países que posteriormente formaron la OPEP.

La OPEP fue creada en 1960 por Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y Venezuela, a los que posteriormente se sumaron Qatar, Indonesia, Libia, Emiratos Arabes Unidos, Nigeria y Argelia. A diferencia de otras iniciativas nacidas en el Sur para defender el precio de sus productos primarios (café, banano, cobre, cereales, etc.) la OPEP es, hasta este momento, la única asociación que obtuvo logros significativos en sus objetivos.



A inicios de los 80 los países de la OPEP ya controlaban el 88% de la producción de petróleo en sus territorios, en comparación con el 6% en 1970. El crudo cuya cotización rondaba los 3 u$s/barril, subió a 12 u$s/bl en 1973 y llegó a superar los 40 dólares en 1979.

La respuesta de los paises industrializados no se hizo esperar. En 1974, se crea la Agencia Internacional de Energía (AIE) como parte de una estrategia encabezada por Estados Unidos destinada a romper el cartel de los paises productores y reducir el precio del crudo. Las principales acciones para alcanzar ese objetivo eran incrementar la producción de crudo incorporando nuevas áreas y paises, debilitar la cohesión de los integrantes de la OPEP y tratar de revertir la nacionalización de los yacimientos impulsando "reformas" del Estado.

La estrategia resultó parcialmente exitosa. Los precios del crudo fueron descendiendo paulatinamente hasta llegar a cotizar a sólo 12 u$s/bl en 1998.



Sin embargo, en muy pocos países se llegó a privatizar totalmente la industria (la excepción mas importante fue Rusia en los 90) y en los de mayor vocación petrolera, como los del Golfo Pérsico, se mantuvieron fuertes barreras a la inversión privada en el sector. De allí que pueda afirmarse que las empresas petroleras de los paises OPEP constituyeron la mayor resistencia a la presión privatizadora de esos años.

Recientemente, el precio del petróleo volvió a subir debido, entre otros factores, a la decisión de la OPEP de regular la producción para estabilizar los precios en el orden de los 25 u$s/bl. En lo que va del 2004 el crudo se disparó un 35% alcanzando los 45 u$s/barril.

¿Qué hizo que en tan breve periodo se cuadriplicaran los precios, como en los 70s?

La OPEP, Chavez y Bush

En términos generales se suele explicar la suba de los precios del crudo como consecuencia de la escasez estratégica de este recurso expresada en la posibilidad de agotamiento de las reservas. Este es un viejo argumento que a pesar de su cuota de realismo, no permite entender las fuertes oscilaciones de corto plazo, que encuentran su explicación en las movimientos que realizan los principales actores involucrados en este escenario.

Actualmente, las reservas mundiales de petróleo alcanzan a 1.000 billones de barriles que equivalen a 40 años de consumo, si no hay nuevos descubrimientos. Un factor de preocupación es que en la última década las reservas crecieron sólo un 5% mientras que en los 80 aumentaron un 45%. La cuestión se agrava al comparar la situación desde la óptica Norte-Sur, ya que de mantenerse los actuales niveles de producción las reservas de EEUU se agotarían en 10 años mientras que en el Medio Oriente alcanzarían a 90 años.

Más allá del debate sobre las reservas y su incidencia sobre el valor del crudo existen dos factores que han resultado determinantes en el fuerte incremento del precio en estos años.

  1. Fortalecimiento OPEP. En esto ha incidido, principalmente, la gestión desplegada por el presidente de Venezuela, Cesar Chavez (a través de Alí Rodríguez, su Ministro de Energía y titular de la OPEP entre 2001 y 2003) para volver a cohesionar la OPEP y ejercer un rol determinante en el mercado mundial. A ello se sumó el progresivo debilitamiento de los paises extra OPEP, cuya producción cayó por debajo del 65% del total mundial (en 1985 era del 72%). Ambos factores permiten entender la recuperación del precio por encima de los 20 u$s/bl, que se registra a fines de los 90.
  2. Errores y contratiempos. La disparada de precios en el primer semestre del 2004 responde a los contratiempos o fracaso de la estrategia adoptada por la Administración Bush para debilitar la OPEP y que tenía por eje el control de los yacimientos de Irak, uno de los grandes productores junto con Arabia Saudita, Rusia, Irán y Venezuela. La fuerte resistencia a la invasión militar ha derivado en ataques contra instalaciones petrolíferas de Irak y Arabia Saudita que dificultan la producción. A esto se han sumado una serie de contratiempos que le han dado inseguridad al mercado y volatilidad a los precios, como la crisis del gas de EEUU en el 2003 y el reciente conflicto entre el gobierno de Rusia y la mayor petrolera de ese país, la empresa Yukos.

Las consecuencias de un petróleo en el orden de los 45 u$s/bl preocupan seriamente tanto al eje EEUU-UE-Japón como a China, ya que podría frenar el crecimiento mundial en 1-1.5%, atento los previsibles impactos en materia de alzas de precios y tasas de interés que contribuirían a retraer la inversión y dificultar la salida del estancamiento actual. Una visión optimista pasa por confiar que esta crisis contribuya a replantear los mecanismos de vinculación Norte-Sur y la histórica recurrencia al garrote y la prepotencia por alternativas de dialogo e inclusión que permitan un desarrollo con mayor equidad para todos.

Por Alberto Pontoni. Agosto 2004


El Futuro del Petróleo y Fósiles Energéticos

Por Alberto Pontoni.Mayo 2004


Uno de los problemas más importantes que enfrenta la humanidad, derivado del modelo tecnológico adoptado, es la dependencia del petróleo como fuente de energía. Al carácter agotable de este recurso y la alta concentración del grueso de las reservas en pocas zonas del planeta se suma el fuerte deterioro ambiental que esta provocando su uso.A continuación se presenta una selección de párrafos de un reciente articulo del Prof. Jeffrey D. Sachs (Universidad de Columbia), "El futuro energético en peligro", en el que se pasa revista a los riesgos que reviste la situación actual y se señalan algunas acciones que deberían implementarse para evitar esas consecuencias.

Dos problemas energéticos moldearán nuestro futuro económico y geopolítico de las próximas décadas: la dependencia del petróleo de Medio Oriente y la desestabilización del clima del planeta.

Depender del petróleo de Medio Oriente resulta cada vez más riesgoso. Nadie sabe cuánto petróleo queda y cuánto costará extraerlo. El crecimiento económico de China, India, Brasil y otros países determinará un fuerte aumento de la demanda mundial de energía. Si Medio Oriente ya está en un punto límite, imaginen qué podría ocurrir de intensificarse la competencia entre Estados Unidos, Europa, China, India, Japón y otras naciones por el petróleo de esa región.


El segundo gran desafío radica en que nuestro sistema energético moderno está desestabilizando el clima del planeta. El petróleo y otros combustibles fósiles (la hulla y el gas natural) provocan cambios climáticos en el largo plazo, pero poca gente aprecia la gravedad de los riesgos implícitos. Estos cambios afectarán el clima en todos sus aspectos: desde las temperaturas, hasta las precipitaciones y las pautas de tormentas. Asimismo, causarán alteraciones fundamentales en el medio físico: por ejemplo, elevarán el nivel del mar y modificarán los procesos químicos oceánicos.

Los efectos son impredecibles. Cabe suponer que serán enormes en cuanto a producción agrícola, enfermedades, disponibilidad de agua -tanto potable como para riego- erosión de las costas, etcétera. Tal vez estas alteraciones sean bruscas, ya que la historia ha demostrado que pueden producirse cambios impresionantes en cuestión de décadas.

Estos cambios generarán una gran zozobra económica y podrían provocar reacciones negativas de la conducta humana, llevando a una intranquilidad política masiva, movimientos de refugiados y conflictos violentos.


De allí que estos desafíos -escasez de petróleo, aumento de la inestabilidad en Medio Oriente y cambios climáticos- exijan una reflexión lúcida.

Frente a esta situación algunos proclaman la necesidad de reducir drásticamente el consumo mundial de energía. Sin embargo, esta alternativa debilitará la economía sin solucionar el problema del suministro de petróleo a largo plazo ni el del cambio climático.

Otros, nos exhortan a desacostumbrarnos a los combustibles fósiles y emprender una carrera alocada hacia las fuentes energéticas renovables, como la solar o la eólica. Pero estas alternativas son costosas y, en términos realistas, no pueden reemplazar los combustibles fósiles.

Alternativa

Por suerte, si trazamos planes de largo plazo a escala mundial, es posible hallar el modo de superar los desafíos y conseguir suministros energéticos confiables, seguros desde el punto de vista ambiental y a precios accesibles.

Para ello hay que tener en cuenta dos ideas fundamentales.

Primera: debemos reconocer que aun cuando el petróleo comience a escasear otros combustibles fósiles (hulla, gas) y no convencionales (arenas de pizarra y alquitranada) seguirán abundando durante siglos. En consecuencia, se debe encarar el desarrollo de tecnologías e infraestructuras que posibiliten el uso eficiente y seguro de estos otros combustibles fósiles. Por ejemplo, ya existen procesos químicos para convertir la hulla en gasoil. También podemos convertirla en hidrógeno y sustituir, como propulsor, al motor de combustión interna de los automóviles. Sin embargo, todavía no existe consenso respecto del balance costo-eficacia de esta tecnología.

Segunda: cuando la producción de petróleo se mantenga estable o empiece a declinar y entren a tallar esos otros combustibles fósiles, deberemos controlar sus efectos climáticos. En el futuro, siempre desde la perspectiva ambiental, la forma segura de usar combustibles fósiles será capturar el anhídrido carbónico en la usina, antes de que salga a la atmósfera, y neutralizarlo en algún tipo de depósito subterráneo. Este procedimiento, denominado "captura y neutralización del carbono", ya es objeto de estudio.

En definitiva, nuestro futuro energético no dependerá de una solución única, sino de diversas medidas: (i) explorar y explotar nuevos yacimientos petrolíferos, en especial fuera de Medio Oriente; (ii) mejorar la eficiencia energética; (iii) desarrollar y adoptar, en el largo plazo, otras fuentes de energía renovables a precios asequibles; (iv) usar otros combustibles fósiles, como la hulla, de modo tal que no dañen el medio ambiente.

Hoy, no estamos pensando en el agotamiento del suministro mundial de petróleo; confiamos demasiado en la producción de Medio Oriente y pasamos por alto las consecuencias ambientales del uso de combustibles fósiles. Por este camino, estamos llegando a un callejón sin salida y la realidad nos alcanzará.

¿Cómo debemos encarar el futuro?

Los mayores consumidores de energía del mundo, empezando por Estados Unidos, Europa, China, Japón e India, tienen que acordar acciones colectivas con un doble objetivo: por un lado, desarrollar nuevas tecnologías de captura y almacenamiento del carbono; por el otro, explotar y usar fuentes energéticas alternativas a un costo accesible.

Asimismo, debemos hacer que los precios de mercado de la energía reflejen los verdaderos costos sociales de dicho consumo. Así, tanto los consumidores como los proveedores podrán decidir mejor respecto a la eficiencia de la energía, la explotación de fuentes alternativas y la adopción de tecnologías seguras para el medio ambiente.

Precios de Combustibles y Mercado Internacional

Por Alberto Pontoni. Mayo 2004


En el horizonte ha comenzado ha delinearse un nuevo fantasma que amenaza con agravar la crisis energética originada por la escasez del gas. Esta semana el precio internacional del petróleo, continuando la tendencia alcista de los últimos meses, alcanzó el récord de 42 dólares por barril. Esta situación ha dado pie a un nuevo reclamo de las empresas que operan en nuestro país para obtener ajustes en los precios del crudo y de los combustibles.

En principio resulta lógico y razonable que en una economía de mercado las empresas reclamen por un "alineamiento" de los precios internos en correspondencia con los valores internacionales. Sin embargo, resulta ilustrativo analizar la evolución de los precios y el comportamiento de esas mismas empresas durante la década pasada para comprobar la poca coherencia y falta de consistencia de dichos argumentos.

Antes de entrar al fondo de la cuestión es necesario destacar el alto grado de concentración que impera en el mercado de combustibles de nuestro país, ya que tan sólo 3 empresas son responsables del 90% de la producción y comercialización de derivados del petróleo. A fines de los 90 la participación de Repsol YPF (incluyendo su controlada EG3) en la refinación de derivados de petróleo era del 57% y la de Shell y Esso del 35%. Entre las tres sumaban un 92% del total. A su vez, en ventas a consumidores finales las tres concentraban el 90% y 88% de los mercados de naftas y gas oil. En términos generales el volumen de gasoil vendido casi triplica las ventas de naftas, debido a la fuerte sustitución de naftas por gasoil (fenómeno de dieselización) y GNC que se registró durante el último decenio.


Sobreprecios y Rentas Oligopólicas

En abril del año 2000 el Instituto Argentino de la Energía (IAE) publicó el trabajo "Análisis del Mercado de Combustibles Líquidos en la República Argentina", realizado por expertos de su Departamento Técnico. En el mismo se estudia la evolución de los precios de los combustibles y se comparan los precios cobrados en nuestro país por las empresas productoras con los valores de referencia internacionales.

Los hallazgos, correspondientes al periodo 1992-2000, fueron sorprendentes:


Los precios en salida de refinería (excluyen impuestos y gastos de comercialización) de los combustibles vendidos en el país nunca siguieron una trayectoria que reflejara los cambios en el mercado internacional, sino que mantuvieron sus propios niveles.

Los precios del gasoil y las naftas cobrados por las refinadoras se ubicaron, en promedio, entre un 19% y un 64% por encima de sus valores de referencia internacional, dependiendo del producto y de la empresa.

En las naftas el sobreprecio cobrado por YPF, respecto de su valor de referencia internacional, fue del 38%. En el caso de Esso del 47% y de Shell del 64%. En el gasoil el sobreprecio promedió un 19%. Los mayores apartamientos se observaron en 1998 y 1999, cuando el precio internacional del crudo se redujo a 10-12 u$s/barril, sin que esta baja repercutiera en el mercado interno. En ese momento el gasoil refinado por YPF se llegó a vender a un precio superior en un 150% a su valor internacional y en el caso de Shell el sobreprecio alcanzó a un 220%.

El cuadro siguiente muestra los excedentes transferidos a las principales refinadoras como consecuencia de los sobreprecios derivados de la diferencia de precios internos respecto de los internacionales. Para la estimación se han considerando los precios y el volumen comercializado por cada empresa entre 1993 y 1999.

El estudio también señala que los excedentes transferidos por los consumidores (particulares, agro, transporte e industria) a favor de las principales refinadoras como consecuencia de los sobreprecios derivados de la diferencia de precios internos respecto de los internacionales entre los años 1993 y 1999 fueron de aproximadamente 4.500 millones de pesos/dólares. La captación de este excedente se distribuyó entre las principales productoras de la siguiente forma: YPF+EG3 54%, Shell 28% y Esso 18%.

Esta situación abusiva fue consecuencia de las condiciones de oligopolio y falta de competencia del mercado argentino, que permitió que las empresas no trasladaran a los precios finales de los combustibles la baja del crudo en el mercado internacional. Por el contrario, el incremento de precios del petróleo, sobre todo el que se produjo desde fines de 1999, fue trasladado en forma casi inmediata a los precios de venta final de los productos.

Reflexiones

En una economía de mercado el precio doméstico de los combustibles debe guardar una cierta correspondencia con el nivel de precios del mercado internacional. La experiencia argentina de la última década es un claro ejemplo de las distorsiones derivadas del poder oligopólico ejercido por un puñado de empresas, consolidado a partir de la privatización de YPF. Los precios internos subieron siempre que se registraron alzas en el mercado mundial pero no descendieron cuando estos disminuían. Obviamente, esto fue posible debido a la existencia de un Estado complaciente o cómplice (no ausente).

El resultado de estas maniobras fue una enorme transferencia de recursos que redujo la capacidad adquisitiva de las familias y restó competitividad a la producción nacional.

Hoy son las mismas empresas las que reclaman ajustes de los precios domésticos de los combustibles en razón del alza internacional del petróleo. Corresponde al nuevo Gobierno llevar a la mesa de negociación su comportamiento pasado y establecer formas de compensación y mecanismos que eviten la continuidad de estas prácticas y la obtención de rentas fundadas en prebendas y privilegios.

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