El conocimiento y la educación para el desarrollo deben incidir significativamente en la dinámica de un orden democrático. Esto debido a que la base material y simbólica de la democracia se ha ampliado incorporando el conocimiento, la información y la comunicación.
Un sistema educativo que se plantee como objetivo educar para la modernidad, supone asumir el desafío de conciliar funciones instrumentales con compromisos éticos y políticos. Por eso es importante que los procesos de adquisición de destrezas y conocimientos sean dotados por un estilo que induzca a los sujetos a utilizar el conocimiento con mayor autonomía, a estar más dispuesto a participar en debates y en trabajo de grupos como complemento importante y a adquirir mayor conciencia respecto de sus deberes y derechos.
La necesidad de transmitir códigos de modernidad que permitan participar en la vida pública y desenvolverse productivamente en la sociedad moderna es compatible con el rescate de la identidad cultural, la promoción de la ciudadanía y una ética universalista. En este sentido, la multiplicidad cultural de la región encuentra, una vía de desarrollo. Esta posibilidad de autoafirmación cultural tiene cuatro elementos decisivos: los nuevos sistemas de redes en la transmisión horizontal de conocimientos entre agentes. La incorporación de la variable cultural y el énfasis de los regímenes democráticos en el pluralismo; la importancia de la gestión local en los procesos de desarrollo; y el vínculo cada vez más estrecho entre el ejercicio de la ciudadanía y la expresividad de sujetos que se afirman en sus diferencias específicas.
Hay poderosas razones para considerar que el objetivo fundamental de la actividad humana es el desarrollo humano y no el desarrollo económico. Se ha definido al desarrollo humano como la ampliación de las oportunidades que tienen las personas de acceder a una vida más larga, más saludable y más plena. Nosotros nos limitamos a la educación. Y buscamos una vinculación entre el desarrollo humano y el crecimiento económico, se ha analizado en los modelos que existe una firme relación recíproca entre ambos. Por una parte, el crecimiento económico proporciona los recursos que permiten mejorar al desarrollo humano; por la otra parte, el mejoramiento de la calidad de la mano de obra contribuye de manera importante al crecimiento económico. Según el trabajo de Gustav Ranis y Frances Stewart hay dos cadenas causales: una de ellas va del crecimiento económico al desarrollo humano, a medida que los recursos provenientes del ingreso nacional se asignan a actividades que contribuyen a este último; la segunda va del desarrollo humano al crecimiento económico e indica de qué manera el desarrollo humano, a parte de ser un objetivo primordial, contribuye a aumentar el ingreso nacional. (Gráfico 3)
Gráfico 3: Desarrollo humano y crecimiento económico
Fuente: Gustav Rannis y Frances Stewart, diciembre de 2002.
En este trabajo, las economías pueden encontrarse en un espiral ascendente de desarrollo humano y de crecimiento económico que se refuerzan mutuamente. Clasificaron el desempeño en las siguientes categorías: la del ciclo virtuoso, la del ciclo vicioso y dos categorías de desarrollo simétrico, una con sesgo pro desarrollo humano (esto es, con fuerte desarrollo humano y escaso crecimiento económico) y otra con sesgo pro crecimiento económico (es decir con escaso desarrollo humano y marcado crecimiento económico). En el caso del ciclo virtuoso, un buen desarrollo humano refuerza al crecimiento, el que a su vez promueve el desarrollo humano, y así sucesivamente. En el caso del ciclo vicioso, un comportamiento deficiente en materia de desarrollo humano tiende a traducirse en resultados mediocres en cuanto al crecimiento. Cuando las vinculaciones son precarias, pueden producirse casos de desarrollo asimétrico. Puede suceder que un crecimiento económico propicio no traiga consigo un desarrollo humano satisfactorio, si por ejemplo hay conexiones débiles, como un bajo coeficiente de gasto social; por otra parte es posible, que un desempeño satisfactorio en materia de desarrollo humano no genere un crecimiento económico favorable si hay escasez de recursos complementarios. Lo más probable es que en estos casos de desarrollo simétrico, con el tiempo la parte débil actuará de freno sobre la otra y se producirá un ciclo vicioso.
Los países de América Latina entran y salen de las categorías de desempeño virtuoso y vicioso con mayor frecuencia que la observada en el contexto mundial. Es importante considerar que países que tienen un desempeño sesgado a favor del desarrollo humano pasan a menudo al ciclo virtuoso mientras que lo que sesgan las economías hacia el crecimiento económico tienden hacia el ciclo económico.
Autores: María Delia Irastorza y Nicolás Wilfredo