Economía Monetaria y Mercados Financieros

Mercados Accionarios

La expansión de los mercados accionarios es uno de los fenómenos económicos más importantes de la última década, que se manifiesta en el fuerte incremento en la valorización de las bolsas y en la mayor difusión de la tenencia de acciones entre la población. Actualmente, la capitalización accionaria a escala global supera el PBI mundial mientras que en 1990 no alcanzaba a la mitad. En EEUU la tenencia de acciones entre la población, directamente o a través de fondos, supera los 12 billones de dólares mientras que una década atrás era de sólo 2 billones de dólares. En el mismo periodo, el número de estadounidenses que posee acciones pasó de 50 a 85 millones.


Esta creciente cultura accionaria ha generado profundos cambios a nivel micro y macroeconómico. A nivel micro, reduce la dependencia de las empresas del crédito bancario y facilita la obtención de fondos para nuevos proyectos. A nivel macro, introduce un nuevo factor de influencia o perturbación sobre la economía real a través de la fluctuación del consumo producida por las variaciones en el ingreso debidas a los beneficios o quebrantos del mercado accionario (efecto riqueza).

En los paises con mayor desarrollo accionario, es decir, aquellos donde las empresas se financian en la bolsa y las familias ahorran en ella, una caída de los precios de las acciones tiene actualmente un efecto más perjudicial sobre la economía que en el pasado, debido a la mayor importancia de este mercado sobre las expectativas de los consumidores y su repercusión sobre el gasto y el crédito.

Esto permite entender la magnitud del desastre provocado por el colapso de la bolsa norteamericana en el año 2000. Ese año los índices Dow Jones (acciones industriales) y Nasdaq (acciones de la Nueva Economía, es decir, de empresas y actividades vinculadas a la fiebre de Internet) registraron una baja del 20% y 60%, respectivamente. El derrumbe accionario representó para los norteamericanos una perdida estimada del orden de 4 billones de dólares y afectó seriamente a más del 10% de la población. De allí que sea considerado como una de las principales causas de la recesión que actualmente vive la economía de ese país.


Los mercados accionarios, ¿anticipan o determinan el futuro?

La respuesta no es sencilla. Históricamente, el Dow Jones ha sido un indicador que ha anticipado las fluctuaciones de la economía real, como claramente ocurrió durante la crisis del 29. La explicación se encuentra en la sintonía que existe entre inversores y empresas, a través de la correcta interpretación de sus parámetros fundamentales.

Sin embargo, la irrupción de empresas de la Nueva Economía alimentó una burbuja fundada sobre las expectativas de reventa de estas acciones que disparó su cotización. El rojo en los balances de las compañías punto com nunca fue motivo de preocupación ni detuvo la loca carrera de los inversores que, encandilados por la ilusión de ganancias especulativas, dejaron de lado los parámetros clásicos utilizados para determinar el valor de las acciones. El derrumbe de estos papeles tampoco se debió a cambios en esos indicadores. De allí que la burbuja de las punto com se encuentre mas asociada a la influencia de los mercados financieros que a las circunstancias propias de esas empresas.


Este fenómeno arroja luz sobre la importancia creciente de los fondos especulativos en los mercados accionarios, ya que sus expresiones de confianza repercuten en los precios con independencia de la situación real. De esta forma pueden contribuir a determinar el futuro de la economía, como ha ocurrido en la actual crisis norteamericana.

La Bolsa en Argentina

En Argentina, a diferencia de EEUU, las empresas no se financian en la bolsa y las familias no ahorran en ella. La bolsa de nuestro país es más un ámbito de especulación que de negocios, de allí su importancia marginal y la sensación de bingo o timba que produce en el común de la gente.

Lo que se señalara como características de funcionamiento especulativo y el surgimiento y desinfle de burbujas resulta valido en nuestro medio. Las expectativas del inversor local no se encuentran vinculadas con el horizonte productivo de las empresas, asociado al mediano o largo plazo, sino con las posibilidades de reventa en el brevisimo plazo.

El reciente y fugaz boom de la bolsa porteña que acompaño la efímera ilusión y posterior desencanto vinculado con la eventualidad de triunfo de un candidato pro empresa en las recientes elecciones presidenciales constituye un buen ejémplo de lo antes señalado.

En el marco del gran desafío que enfrenta nuestro país para transformar el actual sistema capitalista prebendario se encuentra la necesidad de construir un sólido mercado de capitales que pueda, realmente, contribuir al desarrollo de las fuerzas productivas. La bolsa debe dejar de ser un casino y al Estado corresponde sentar las bases para transformar la actual cultura especulativa en otra de producción.

Crisis de la Economía Argentina

El presente trabajo comienza con una breve introducción al estado que presenta la coyuntura económica Argentina en el período pos devaluación. Luego de conocer el marco en el cual se situará el análisis pasamos a analizar las características de las crisis atravesadas recientemente por muchos países emergentes. El objetivo en éste punto es establecer similitudes y diferencias entre los mismos a los fines de pronosticar cual será el "modelo" que seguirá la crisis argentina y, sobre la base de ello, intentar identificar posibles escenarios.


María Laura García - Marzo de 2002



Regulación de Movimientos Internacionales de Capital, lecciones a partir del caso chileno

En la década de los 90 han cobrado fuerza los movimientos internacionales de capital y se han producido varias crisis financieras a escala internacional. En la literatura sobre el tema se reconocen los impactos negativos que tienen los flujos de capital de corto plazo, por esto muchos autores sugieren que la regulación de los movimientos resultaría beneficiosa para las economías de los países subdesarrollados. En Chile, luego de realizar la apertura de la cuenta corriente, se procedió a la apertura de la cuenta de capital pero con regulaciones para desincentivar a la entrada de capitales de corto plazo, para luego abrir completamente la cuenta de capital sin restricciones. Éste caso es citado ampliamente como exitoso en numerosos trabajos, ya que redujo la vulnerabilidad de ese país ante crisis financieras externas.


Federico Anzil - Diego Sayas - 2002



Devaluación

Cuando se hablaba años atrás de instalar la convertibilidad en la Argentina, muchos se oponían. Hoy en día, muchos se oponen a terminar con ella y pasar a un sistema de libre flotación cambiaria.


A mediados de 1999 los inversores y empresarios analizaban con preocupación el sostenimiento a ultranza de la paridad 1 peso 1 dólar por parte de los políticos con aspiraciones a la presidencia de la nación. Por esa época, el tema de debate era saber quién y como haría para sacar a la Argentina de la convertibilidad.

Sería oportuno decir que sin necesidad de salir de la convertibilidad se puede cambiar la paridad 1 a 1. La convertibilidad exige un nivel de reservas por parte del Banco Central que le permita hacer frente a una eventual corrida cambiaria, o sea que la gente cambie masivamente sus pesos por dólares. Ahora dicho esto, si se mantienen las reservas acorde al circulante monetario, se está manteniendo la convertibilidad. Lo que se cuestiona entonces no es la convertibilidad en sí sino la sobrevaluación del peso.


Sería necesario entonces cambiar de discusión y analizar la posibilidad de cambiar la paridad cambiaria dejando como en la mayor parte del mundo que la paridad del dólar y el peso sea libre e interactúe con el mercado global?

Para sostener estrictamente la convertibilidad sólo sería necesario sostener el nivel de reservas acorde al circulante en pesos. Con lo cual el fantasma de la hiperinflación no tendría lugar.

Asumiendo que la convertibilidad no implica ad-eternun una paridad fija 1 a 1, sino que se puede o debe? dejar una libre flotación, habría que plantearse que podría suceder con una devaluación del peso.


Planteo1: si Ud. tiene un crédito en dólares, al día siguiente de una devaluación su salario continuará igual y la cuota de su crédito aumentará, por ejemplo un 20-30%. Su salario sin embargo probablemente por la recesión seguirá igual. Si Ud. tenía una cuota de un crédito por 1000 pesos, tendrá que pagar 200 o 300 pesos más! Agreguemos no sólo las personas han tomado créditos en dólares (incluso para comprar viviendas), sino que también lo han hecho las empresas.

Ante ésta situación el planteo de una devaluación o libre flotación se torna difícil.

Planteo 2: Es preferible dicen, bajar los costos para que los productos Argentinos sean más competitivos. Pero bajar los costos significa también, rebajas en los salarios, lo cual a los mismos tomadores de crédito les significa en el mejor de los casos 200 o 300 pesos menos de sus ingresos y la cuota de su/s crédito/s continuará igual, esto es 1000 pesos según el ejemplo anterior.

Sin embargo en un análisis muy simple, a pesar de que parecen similares en sus consecuencias ambos planteos 1 y 2, no lo son en realidad.

En ambos planteos (1 y 2) se mejora la competitivad para los productos argentinos, lo cual serviría para combatir la recesión en que se halla semisumergida la Argentina. Sin embargo, en el planteo 1 tanto las empresas tomadoras de crédito como las personas deberán pagar más en sus cuotas crediticias. En cambio en el planteo 2, sólo los asalariados deberán ajustar sus presupuestos familiares debido a las rebajas salariales. Si las empresas y las personas soportan el peso del planteo 1 (devaluación) y los trabajadores soportan el peso del planteo 2, parece lógico que será menos dura una devaluación repartida entre todos que una rebaja salarial repartida entre los asalariados.

De todos modos, poco importa, ya que si las reservas de la Argentina por su recesión caen a niveles críticos (la mitad del monto histórico) la convertibilidad ya no será una cuestión de opción dejarla o no, sino que deberá buscarse rápidamente la forma de amortiguar el cimbronazo económico, social y político de tener que devaluar por imperio de una recesión intolerable.

En 1999 se opinaba que había dos opciones: los salarios o la paridad cambiaria, a lo que había que sumarle un gasto público congelado hasta lograr crecimiento. Lo que no puede hacerse es no escoger una de ambas. Claro que existe otra posibilidad, no hacer nada y que por milagro el dólar estadounidense se devalúe ante el euro o el yen. Eso mejoraría la competitividad de los productos Argentinos y por ende el nivel de ingresos, pero no mejorará la productividad en forma inmediata. Pero para que hacernos problemas, es tan poco probable que un país con un crecimiento sostenido en los últimos 4 años tenga que devaluar. Además, no hay que desearle cosas malas al prójimo.

Hoy por hoy, sabemos que la elección se ha tomado por el lado de los salarios y gastos superfluos, pero cuanto dura eso y que costo político tiene? O es que alguien creyó que la muerte de la rana que cae en agua hirviendo es muy diferente a la muerte de la rana que cae en agua que se calienta progresivamente hasta hervir?

El problema es la toma de decisión y el costo político de sus consecuencias, pero ambas tienen consecuencias. Cuando Menem insistía con la dolarización, lo hacía porque ante una devaluación, ya no habría corrida cambiaria, nadie iría a comprar dólares, ya que el circulante sería esa moneda, no existiría la sobrevaluación del peso. Menem intuía el futuro e intentó desplegar un paracaídas, que no le fue autorizado. Desde Estados Unidos se comentó que sería poco probable que dicha Nación avalara esa actitud. Todo esto me hace recordar un poco a la resistencia a instaurar la convertibilidad hace muchos años atrás. Pero recordando la receta, la clave está en mejorar la productividad del país, y ni la devaluación ni la rebaja de salarios asegura per se una mejora en la productividad. Mientras los Argentinos continúan con el mismo nivel de productividad, el resto de los países desarrollados la aumenta, y viviendo en un mundo globalizado, aumenta el abismo. La baja productividad, impide que el mercado laboral se amplíe disminuyendo la desocupación que las reformas del Estado requieren.

Para resolver la baja productividad comparativa con otros paises, Argentina necesita hacer énfasis en la Educación, en la transparencia del Estado y de las Empresas y en una fuerte vocación de que todos los ciudadanos, gobernantes inclusive, respeten las leyes y que las mismas sean iguales para todos.

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