Pobreza

Índice de Pobreza en Argentina

Pobreza es un estado económico de un individuo o familia, que describe una situación de carencia de ciertos bienes o dinero, y la dificultad de la persona pobre de cambiar esta situación.


La pobreza es una situación negativa, ya que la persona que se define como pobre suele tener importantes necesidades insatisfechas, lo que ocasionará un importante perjuicio en su calidad de vida, si comparamos con una situación en la que estas necesidades sí están satisfechas. La pobreza afecta la salud, educación, oportunidades laborales, etc. Como vemos, estos factores hacen que la pobreza sea difícil de combatir.

Algunas definiciones de pobreza, elaboradas por organismos internacionales son las siguientes (1):

BID (Banco Interamericano de Desarollo: "la falta de acceso o dominio de los requisitos básicos para mantener un nivel de vida aceptable; con lo que un pobre sería aquel que carece de comida, o no tiene acceso a una combinación de servicios básicos tales como educación, salud, agua potable, cloacas, etc.”


PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo): "la pobreza se refiere a la incapacidad de las personas de vivir una vida tolerable", incluyendo la posibilidad de llevar una vida larga y saludable, tener educación y disfrutar de un nivel de vida decente, contar con libertad política, el respeto de los derechos humanos, la seguridad personal, el acceso al trabajo productivo y bien remunerado, y la participación en la vida comunitaria.(1)

¿Cómo se mide la pobreza?



Un índice de pobreza es una medida estadística de la proporción de personas pobres en relación a la población total, en un área geográfica determinada y en un momento del tiempo específico. En Argentina, el instituto oficial encargado de elaborar el índice de pobreza es el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).

Para elaborar un índice de pobreza, es necesario definir técnicamente la condición de pobreza. De acuerdo a cómo se defina la pobreza, el resultado obtenido será diferente. Un método usual es elaborar una canasta de alimentos necesarios para subsistir diariamente. Luego estimar su precio. Como las personas, para no ser pobres, necesitan costear no solo alimentos, sino también tienen otros gastos (salud, educación, transporte, vivienda, etc.) el valor de esta canasta se multiplica por un índice, que refleja la relación entre el gasto necesario para no ser pobre y el gasto necesario para pagar los alimentos de la canasta básica. Este índice puede ser un valor fijo o una cifra que varía en el tiempo. Luego, en base a los datos proporcionados por una encuesta, se calcula el número de personas que no tienen ingresos suficientes para abonar el costo de la canasta básica total (que incluye alimentos y otros gastos). Para esto, se calcula el ingreso familiar y se compara con las necesidades del grupo familiar. Las necesidades se ajustan de acuerdo a la edad y el sexo de las personas. Como la canasta de alimentos se multiplica por un índice que es igual para todas las personas, el coeficiente para ajustar las necesidades totales de un individuo refleja, incorrectamente, las variaciones en las necesidades alimenticias. De este modo, una mujer necesita menos que un hombre y a medida que se avanza en edad, hasta determinada edad, se necesita cada vez mas.

Como vemos, la estimación de la pobreza sufre de varias dificultades o fallas técnicas que hacen que la interpretación de su valor sea tomada con sumo cuidado y teniendo en cuenta estas falencias. A nivel dinámico, la interpretación de las variaciones de la pobreza son útiles para evaluar las políticas económicas llevadas a cabo, en especial aquellas destinadas a mejorar las condiciones de vida de toda la población y lograr una distribución del ingreso mas equitativa.

¿Cómo define en INDEC la Pobreza?

Según el INDEC, son pobres aquellos que tienen un ingreso familiar inferior a la Canasta Básica Total, que está compuesta por la Canasta Básica de Alimentos y por un componente no alimentario, que se calcula a partir de la inversa del coeficiente de Engel. El coeficiente de Engel mide la proporción del gasto en alimentos sobre el gasto total, siendo mayor a medida que disminuye el ingreso real.

Los ingresos de los hogares se estiman en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares.

Datos Falsos

En el mes de Junio de 2013, el INDEC estimó una canasta básica alimentaria de $236.58, un Inverso del Coeficiente de Engel de 2.30 y una Canasta Básica Total de $543.48 (ver archivo adjunto). Un Hogar tipo 2, compuesto por cuatro miembros, necesitaría, en Junio de 2013, $1679.36 mensuales para no ser considerado pobre, es decir, satisfacer sus necesidades alimenticias, de educación, salud, transporte, vestimenta, esparcimiento, vivienda, etc.

fuente: http://www.indec.mecon.ar/nuevaweb/cuadros/74/canasta_06_13.pdf (en caso de no estar disponible, se adjunta una copia)

Según estos datos y la definición del INDEC de pobreza brindada anteriormente, una persona necesitaría $7.90 para abonar sus alimentos diarios. Es decir, que necesita al menos $7.90 para cubrir la Canasta Básica de Alimentos.

Lamentablemente, los datos proporcionados por el INDEC son falsos. La política del gobierno argentino de brindar datos de inflación por debajo de los reales, surgió en el año 2007 como una forma de abonar menores pagos por su deuda emitida mediante bonos indexados por la inflación. Esta política se mantuvo en el tiempo a pesar de que la proporción de deuda que se indexa por inflación bajó considerablemente. Las causas por las que se mantiene la política de brindar datos falsos son varias. Si bien la inflación es superior a la que indica el índice que publica el INDEC, un índice oficial que estime la verdadera inflación, sería un motivo mas para reclamos salariales y aumentos periódicos de precios de alquileres y otros contratos. Además, la admisión de la inflación real y de las variaciones reales en el índice de pobreza, ocasionaría un costo político al partido gobernante.

Por esto, consideramos que realizar o evaluar políticas económicas en base al índice de pobreza emitido por el INDEC carece de fundamentos, dado que los datos están muy lejos de acercarse a una estimación que intente ser una aproximación de la realidad, mas allá de las dificultades técnicas inherentes al cálculo del índice de pobreza en general; dificultades que deben afrontar todos los organismos estadísticos de los países. En particular, a partir del año 2008, porque el valor de la Canasta Básica Total y la Canasta Básica Alimenticia subió mucho mas del valor que utiliza el INDEC para el cálculo del índice de pobreza.

Referencias:

(1) Otero Gerardo, Cerimedo Federico, Cuenin Fernando, Moccero Diego (2002): Pobreza: definición, determinantes y programas para su erradicación. Cuadernos de Economía número 65. Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires.

Imagen: Sebastian Bassi - Algunos derechos reservados

Política Distributiva

Las políticas distributivas (o redistributivas), son aquéllas políticas llevadas a cabo por los gobiernos que tienen efectos sobre la distribución del ingreso, ya sea mejorándola o empeorándola.


Existen diferentes tipos de políticas distributivas según su tipo:

Pueden ser políticas distributivas de oferta o de demanda, según al lugar donde estén dirigidas, o pueden ser dentro del gobierno, en políticas distributivas de impuestos o de gastos.

Las políticas distributivas de oferta son aquéllas donde se subsidia la producción de ciertos bienes o servicios o se reducen los impuestos aplicables a su producción, de forma tal de reducir su precio final y de esta forma hacer a dichos bienes más accesibles para la población. Este tipo de políticas suelen tener un efecto redistributivo indirecto, ya que generan mayor ingreso disponible para incrementar el consumo mediante la reducción de la participación de los bienes subsidiados en el consumo total de la población. Un ejemplo de este tipo de políticas son los subsidios al transporte de pasajeros o a los consumos de electricidad o gas.


Las políticas distributivas de demanda son aquellas destinadas a incrementar el consumo de la población de forma más directa, a través de transferencias o de incrementos en el monto total disponible para gastar.

Dentro de este tipo de políticas se encuentran dos tipos de calificaciones: por tipo de transferencia y por requisitos.

Según el tipo de transferencia, la misma puede ser en dinero o en especie, según si lo que se transfiere es dinero en efectivo exclusivamente, o si se realiza cualquier otro tipo de transferencia, ya sea en bienes y/o servicios, o en dinero para uso exclusivo en ciertos bienes o servicios. Un ejemplo de este tipo de políticas son los bouchers para compras en supermercados, ya que si la transferencia fuese en efectivo, podría destinar el dinero a comprar otro tipo de bienes.


En cuanto a los requisitos, las transferencias pueden ser condicionadas o no condicionadas, aduciendo esto a si los receptores de las transferencias deben presentar ciertas condiciones para ser beneficiarios de la política o no. Las transferencias no condicionadas suelen ser las menos utilizadas, ya que no permite realizar una buena focalización (ver más adelante) en los grupos de interés para redistribuir el ingreso. Un caso práctico de transferencias condicionadas es el caso de la Asignación Universal por Hijo en Argentina, donde se deben cumplir las condiciones de que el sustento familiar se encuentre desempleado formalmente, y que los niños por los cuales se recibe la transferencia estén inscriptos en la escuela y tengan la libreta sanitaria con los controles médicos al día.

El único ejemplo que existe de transferencias no condicionadas de dinero en efectivo es el caso de Namibia, quien comenzó con transferencias de dinero de U$S 13,5 aproximadamente por mes para toda la población menor a 60 años (los mayores reciben una jubilación), con resultados extraordinarios en materia de desnutrición, pobreza, educación, y otros indicadores sociales relevantes.

Clasificación de políticas de demanda

Políticas de demandaCondicionadasNo Condicionadas
DineroAsignación Universal por HijoTransferencias universales de dinero en Namibia
EspecieBouchers universitarios para compra de librosDonación de Chapas y Colchones

En el otro tipo de calificación, se puede distinguir entre las políticas de impuestos, que se producen cuando se reduce la carga de impuestos sobre las clases de menos ingresos y/o se eleva en las de más ingresos, y las políticas de gastos, donde se realizan distintos tipos de gasto desde el estado para generar la redistribución del ingreso.

Las clasificaciones son perfectamente compatibles entre ellas, existiendo en la práctica múltiples combinaciones posibles:

Tipo de políticaOfertaDemanda
ImpuestosReducción de IVA a productos de primera necesidad

Exención de pago de impuesto a las ganancias a persona con ingresos menores a X ingresos

Gastos

Subsidios a los precios de los servicios públicos

Transferencias de dinero

Focalización de la política distributiva y errores de política

La focalización de las políticas distributivas tiene por objetivo mejorar la efectividad de las mismas restringiendo su aplicación a ciertos grupos poblacionales o a personas que cumplan ciertas condiciones.

Dentro de las políticas distributivas se suelen cometer dos tipos de errores, los llamados errores de inclusión, y los denominados errores de exclusión.

El primer error se comete cuando se incluye población que no es deseable que reciba beneficios de la política redistributiva. Las políticas de oferta suelen tener grandes errores de inclusión, ya que toda la gente puede acceder a los bienes con precios más bajos, por lo que las clases con mayores ingresos se apropian de los beneficios de la política sin ser la población objetivo de la misma.

Los errores de exclusión se dan cuando la política distributiva deja sin beneficios a población que es deseable que los reciba. Esto suele suceder cuando los planes sociales tienen altos errores de inclusión y están limitados en su cantidad, ya sea en monto de gasto total o en cantidad de planes otorgados.

Autor: Ezequiel Frandsen

Bibliografía:

Béjar, Héctor; Artículo “Te doy plata si… Las transferencias monetarias condicionadas” http://www.hectorbejar.com/docs/articulos/tedoyplatasi.pdf

Efectos de las transferencias monetarias condicionadas: http://www.elobservadoreconomico.com/articulo/664

Políticas de transferencias no condicionadas en Namibia: http://www.eldis.org/index.cfm?objectid=786CDF62-A7EA-D6E3-8C67C2BB9A35C3BA

Medición de la Pobreza

Definición de Pobreza: La pobreza es una condición humana relacionada con la carencia. Es la incapacidad para alcanzar un mínimo nivel de vida.


De esta definición surge el principal problema de medición de la pobreza, y es el de identificar quién es pobre.

Para ello se deben conjugar distintas características:

1-Espacio en el que medir la carencia. Puede ser midiendo una sola variable (Ingreso/consumo total, ingreso potencial, riqueza, utilidad, etc.) o varias (Consumo de varios bienes y servicios, conjunto de oportunidades/capacidades).


2-Restringir el espacio de medida a una variable cuantificable. Por ejemplo, si es el ingreso (pobreza monetaria), es pobre quien no supera un umbral dado de ingreso/consumo en pesos o “Línea de la Pobreza” (z).

3-Fijar el umbral z (Línea de la Pobreza). En el caso de la pobreza monetaria, se fija un monto de dinero que asegure la subsistencia del individuo en cuanto a su consumo calórico. Este monto de dinero fija la línea de la Indigencia, o pobreza extrema. La Línea de la Pobreza se establece computando la inversa del coeficiente de Engels, es decir, el cociente entre consumo total y el consumo en alimentos. En Latinoamérica suele ser 2, es decir, el gasto en alimentos es la mitad del gasto total, por lo que la Línea de la Pobreza suele ser el doble de la línea de Indigencia o pobreza extrema.

Existe una característica más a considerar, que suele surgir en función de la necesidad del análisis y es previo a la definición de las características antes enunciadas, y es la definición del sujeto a examinar. Éstos suelen ser hogares o personas.


Una vez identificados los individuos pobres (ya sean hogares o personas), la forma clásica de agregar la pobreza es realizar el cociente entre los individuos pobres y los totales multiplicado por cien, lo que nos da el “headcount” o porcentaje de incidencia de la pobreza.

Formalmente:

Donde Np es el total de individuos pobres, N es el total de individuos, xi es el ingreso monetario del individuo i, z es la línea de la pobreza y el término entre paréntesis es una función indicadora que adopta el valor 1 si x < z (si el individuo es pobre) y 0 si x > z (si no lo es).

La forma de medir la pobreza ejemplificada anteriormente es la más usual utilizada en el mundo, ya que es sencilla de interpretar y es muy útil para evaluar rápidamente las medidas de política para paliar la pobreza. Además su actualización suele ser sencilla, ya que la canasta de bienes que define la línea de la pobreza es medida cada 10 años o más, y luego es actualizada periódicamente a través de los Índices de Precios al Consumidor (IPC).

Para el caso de la Argentina, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos (ENIG) efectuada entre los años 1988 y 1990 permitió obtener la canasta básica de alimentos, la cual fue cuantificada en pesos y determinó la nueva línea de Indigencia a ser utilizada en este país. El cálculo de la inversa del coeficiente de Engels se realiza de forma mensual, y determina la Línea de la Pobreza oficial.

Pobreza absoluta y Pobreza relativa.

Hasta ahora, el concepto manejado ha sido de pobreza absoluta, definida como la imposibilidad de alcanzar el consumo de una canasta fija.

Sin embargo, existe el concepto de pobreza relativa, donde ser pobre implica no alcanzar un nivel de vida relativo al conjunto de la población.

De esta forma lo que varía respecto del enfoque anterior es que se consideran medidas relativas de la línea de la pobreza, como por ejemplo en Francia, donde se utiliza el 50 % del ingreso mediano como línea de la pobreza. La imputación de la incidencia de la pobreza se sigue realizando de la misma manera que en la pobreza absoluta. Sin embargo, al evolucionar los ingresos del país y de su población, esta línea se mueve, muchas veces en forma acelerada respecto de una línea de pobreza actualizada por IPC.

Esta medida es de utilidad cuando se compara respecto de la medida de pobreza absoluta, ya que el comportamiento de ambas puede diferir en su evolución temporal, y evidenciar de esta manera la redistribución del ingreso.

Si cae la pobreza relativa y no la absoluta, se está produciendo una caída de ingresos en el sector no pobre, que reduce la línea de la pobreza relativa, mientras que los pobres permanecen con sus ingresos sin variar, y por lo tanto no salen de la pobreza según su concepción absoluta. Si cae la pobreza absoluta pero no la relativa, se está produciendo un aumento de los ingresos en toda la población de forma proporcionada, lo que genera que la línea de la pobreza relativa se mueva junto con los ingresos, pero permitiendo a los más pobres salir de la pobreza absoluta. Si ambas pobrezas caen simultáneamente, se está produciendo un aumento en los ingresos de los pobres, lo que les permite salir de la pobreza absoluta, y este aumento es mayor al del resto de la población, lo que mueve la línea de pobreza relativa menos que la distribución del ingreso.

Pobreza multidimensional.

Existen otros criterios para cuantificar la pobreza, que pese a seguir el mismo esquema que el enunciado en la definición para identificar a los individuos pobres, utilizan más de una variable y no son cuantificados en términos monetarios.

Un ejemplo claro de este tipo de medidas es la pobreza medida por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que se mide en los hogares.

En la pobreza medida por NBI se tienen en cuenta 5 características básicas, de las cuales si al menos una no se cumple, se considera al hogar como pobre según NBI. Ésta es la forma de establecer la línea de la pobreza en esta medida.

Las 5 características consideradas en pobreza por NBI son:

Hacinamiento: hogares con más de tres personas por cuarto.

Vivienda: hogares que habitan una vivienda de tipo inconveniente (pieza de inquilinato, vivienda precaria u otro tipo, lo que excluye casa, departamento y rancho).

Condiciones sanitarias: hogares que no tienen retrete.

Asistencia escolar: hogares que tienen al menos un niño en edad escolar (6 a 12 años) que no asiste a la escuela.

Capacidad de subsistencia: hogares que tienen cuatro o más personas por miembro ocupado, cuyo jefe no hubiese completado el tercer grado de escolaridad primaria.

Medición de pobreza por NBI conlleva 2 problemas. Uno de ellos está relacionado con su medición propiamente dicha, ya que requiere realizar encuestas que releven las 5 características de la medida, siendo que con la medida de pobreza absoluta típica, solamente se le tiene que consultar al individuo u hogar su monto de ingresos mensual. El segundo problema surge de sus cinco características, ya que las mismas son de carácter estructural, por lo que resultan ser bastante invariantes ante el paso del tiempo.

Es por esto que las Agencias nacionales de estadísticas suelen relevar periódicamente tanto la incidencia de la pobreza como la medición de NBI, como forma de complementar el análisis.

Autor: Ezequiel Frandsen

Bibliografía:

Gasparini L., Cicowiez M. y Sosa Escudero W., “Pobreza y Desigualdad en América Latina: Conceptos, Herramientas y Aplicaciones”, Caps 4 y 5.

INDEC - Documento: “Aquí se cuenta Nº 7: Mapa de Necesidades Básicas Insatisfechas 2001

INDEC - “Metodología de Cálculo de la Línea de Pobreza y Canasta Básica”.

La Distribución del Ingreso y la Pobreza en la Economía Argentina

Autor: ANDREA FABIANA MAC DONALD (*)


En esta oportunidad analizaremos uno de los temas de actualidad como es la distribución del ingreso y la pobreza en la economía argentina, los factores que influyen en su determinación y los efectos macroeconómicos que se producen en la PEA (Población Económicamente Activa), llegando a nuestras consideraciones finales.



LA DISTRIBUCION DEL INGRESO COMO PROBLEMÁTICA SOCIAL. EVOLUCION DE LA DISTRIBUCION DEL INGRESO 1990-2002.

Ciertamente la distribución del ingreso surge como una problemática social dentro de la sociedad como consecuencia de la pobreza, la desigualdad y la precarización laboral preocupaciones centrales de la economía argentina.


Se considera que la distribución del ingreso es la manera en como se le asignan los recursos entre los distintos estratos sociales; de allí que si hay asimetrías en esa asignación de recursos, y trae aparejado el problema de la desigualdad, la pobreza y la precarización laboral que sufre la economía argentina en la actualidad.

Algunos economistas han hecho referencia a la denominada teoría de la distribución del ingreso la cual ha ido desapareciendo pero aún siguen existiendo las teorías de la distribución y sus implicancias para los impuestos. Indudablemente esta evolución se explica por el predominio de la teoría neoclásica. Es que desde esta perspectiva teórica, la distribución es sólo un caso especial de la teoría de los precios, ya que estos se conforman a partir de las retribuciones de los factores de producción –capital, trabajo y tierra- que se corresponden a su vez con sus productividades marginales.

Siempre la teoría de la distribución está estrechamente vinculada con las teorías sobre crecimiento, y a fin de mantenernos dentro de los límites y objetivos propuestos, solo dejamos indicada algunas de derivaciones principales de los enfoques en lo que respecta a la dinámica de la acumulación capitalista, el cambio tecnológico y las tendencias del empleo.

El flujo circular de la economía es la clave para poder explicar la distribución del ingreso teniendo como agentes fundamentales a las economías domésticas integradas por los demandantes de bienes y servicios (consumidores), las empresas (oferentes) que ofrecen bienes y servicios a las familias y que a su vez recibirán del ingreso que obtienen de sus salarios producto de las compras que efectúen en el mercado y el Estado otro agente económico siendo de discusión si su intervención en el mercado es optimo o no para su funcionamiento dentro de la economía.

En Argentina, la distribución del ingreso ha sufrido grandes transformaciones a partir de la década de los noventa, tal como BECCARIA y MAURIZIO señalan la década de los noventa implicó para el país fuertes transformaciones tanto a nivel macroeconómico como en la estructura productiva que impactaron significativamente en la generación y distribución de los ingresos incluidos aquellos derivados del trabajoBeccaria, Luis – Mauricio, Roxana: “Mercado de trabajo y distribución personal del ingreso”. Capítulo III del libro “Trabajos, ingresos y políticas en Argentina”. Javier Lindemboin. (compilador) – Editorial Eudeba.

Es así como durante dicho período la economía argentina advierte que la creación de empleo es mínima y que estuvo condicionada a altas tasas de crecimiento hasta el año 1993 hasta que en el año 1995 es afectada por la crisis económica en México denominada “efecto tequila” agravando el funcionamiento del mercado laboral incrementándose desde entonces las tasas de desempleo llegándose a niveles del 20% de desocupación en el Gran Buenos Aires y el área urbana el 18,4%.

Uno de los escenarios más complejos sufridos por la economía argentina ha sido en el año 2002 luego de declararse el default económico y ante una inestabilidad institucional, Argentina tuvo que enfrentar una de las crisis más agudas de su historia, en donde el PBI llegó a reducirse a un 11% mientras que el desempleo trepó hasta el 21,5% llegándose a un 58% de la población en donde muchas personas poseían ingresos inferiores a la línea de pobreza.

En la siguiente tabla exponemos las variaciones porcentuales del PBI y del empleo que se extiende desde 1991-2001.

LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO - PERÍODO 1991-2002

Año

PBI

EMPLEO

SUBEMPLEO

EMPLEO

PLENO

EMPLEO

PBI

1991

10,5%

3,7%

-8,5%

5,0%

0,4%

1992

9,6%

2,6%

6,2%

2,3%

0,3%

1993

5,7%

1,1%

18,4%

-0,6%

0,2%

1994

8,0%

-2,0%

13,4%

-3,7%

-0,2%

1995

-4,0%

-1,7%

24,6%

-5,3%

0,4%

1996

5,5%

1,6%

10,7%

0,0%

0,3%

1997

8,1%

7,2%

-0,5%

8,7%

0,9%

1998

3,9%

2,7%

5,7%

2,1%

0,7%

1999

-3,4%

1,4%

6,9%

0,4%

-0,4%

2000

-0,5%

0,4%

4,8%

-0,5%

-0,8%

2001

-4.4%

-4,1%

11,1%

-7,2%

0,9%

 

Fuente: Lindeboim (2003). “Trabajo, ingresos y políticas en Argentina”. Contribuciones para pensar el siglo XXI. Javier Lindenboim. Editorial Eudeba.

Observamos aquí las variaciones que sufren el PBI, el empleo, subempleo y el pleno empleo como van reduciéndose hasta llegar a niveles mínimos en el año 2001 a valores negativos de los mismos. Comentario de la autora.

LA DISTRUBUCION DEL INGRESO Y EL MERCADO LABORAL EN ARGENTINA – EVOLUCIÓN DE LA PEA – CONSECUENCIAS MACROECONÓMICAS.

Es importante señalar que la distribución del ingreso tiene incidencia en el funcionamiento del mercado laboral y en la evolución de la PEA (Población Económicamente activa) advirtiéndose un incremento sin precedentes de la tasa de desempleo durante el período 1998 al año 2006 siendo en este último año cuando la misma se estabiliza o ha disminuido a raíz de la aplicación de políticas macroeconómicas diferentes a las instrumentadas durante la década de los 90.

En la siguiente tabla ilustramos los datos macroeconómicos correspondientes al mercado laboral durante el período 1998 a 2006 y su incidencia en la PEA (Población económicamente activa) tomando como base la población de 18 años en adelante.

TASA DE PARTICIPACION ECONÓMICA AMPLIADA: EMPLEO,

SUBOCUPACION Y DESOCUPACION. 1998-2006

1998

2001

2003

2006

Tasa de participación económica (PEA) % sobre el total de población de 18 años.

65%

(62%)

66%

(62%)

67%

67%

Tasa de empleo (% sobre el total de población de 18 años y mas.

54%

(53%)

50%

(50%)

55%

59%

Tasa de desocupación (% sobre el total de la PEA)

17%

(14%)

24%

(20%)

17%

11%

Tasa de subocupación (% sobre el total de la PEA ampliada)

14%

(13%)

16%

(16%)

17%

12%

Tasa de subutilizacion d la fuerza de trabajo como % de subocupados y desocupados de la PEA

31%

(27%)

41%

(36%)

34%

23%

Fuente: Elaboración propia en base a EPH/INDEC.

Los datos entre paréntesis se presentan sin ajustar por empalme para 1998 y 2001.

Lindenboim J. ob.citada.

Se advierte que posteriormente al efecto tequila (1995) la tasa de empleo llegaba al 54% en tanto que la tasa de desocupación alcanzaba al 14% y la de subocupación el 13% siendo estos datos luego incrementados en la etapa recesiva comprendida en el 2001-2002 donde se hizo evidente la caída del empleo aumentando de manera considerable la tasa de desempleo llegando a sus niveles máximos y luego recuperándose en forma lenta a partir del 2003 llegando al 2006 donde se disminuye la tasa de subocupación y subutilización de la fuerza de trabajo en relación a la PEA. Interpretación de la autora.

Durante el período 2003-2008 la economía argentina experimentó un crecimiento de las tasas anuales elevadas en relación con el PBI y con la ocupación de la mano de obra creándose 4 millones de puestos de trabajo; al respecto ARCEO, GONZALEZ, MENDIZABAL y BASUALDO manifiestan que la situación durante el año 2009 se alteró significativamente ya que la economía argentina registró un importante deterioro y sus consecuencias se hicieron sentir sobre los trabajadores especialmente en el nivel de ocupación.Arceo, Nicolás – González Mariana – Mendizábal Nuria y Basualdo, Eduardo M.: “La economía argentina de la posconvertibilidad en tiempos de crisis mundial”. Editorial Cara o Ceca. CIFRA – CTA (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina).

Finalmente en lo que atañe al año 2009, el mercado laboral argentino tuvo que enfrentar una reversión de las tendencias existentes producto de la crisis internacional y a comienzos del tercer trimestre del año 2009 se habrían perdido 93 mil puestos de trabajos registrados aún el gobierno había otorgado subsidios a los fines de mantener una cantidad considerable de empleos por medio de un programa especial del Ministerio de Trabajo.

LA DISTRIBUCION DEL INGRESO Y LA POBREZA – NUEVAS PROPUESTAS PARA EL FUTURO.

Muchos autores vinculan a la distribución del ingreso con la pobreza, siendo una de las problemáticas latentes en la economía argentina teniendo como cuestiones centrales a la pobreza estructural, la precarización laboral y la desigualdad social que afecta a toda una sociedad.

En la actualidad, la pobreza comprende un 10% de los individuos que no llegan a cubrir sus necesidades básicas ni servicios indispensables no siendo aún solucionada por la aplicación de políticas sociales eficientes estando vinculado a la precarización laboral que ofrecen contratos temporales e inestabilidad en el empleo siendo de cada 100 personas, 40 se encuentran en el trabajo informal o en negro.

La desigualdad es otro de los aspectos esenciales en el contexto de la distribución del ingreso teniendo en cuenta que hoy existe la necesidad de una inclusión social a los fines de eliminar los peligros que acechan como la drogadicción y la delincuencia juvenil ante la falta de oportunidades de los jóvenes y los costos económicos y sociales que los mismos producen en la propia sociedad.

KULFAS señala que la pobreza no es un fenómeno asociado sólo al desempleo sino también a la baja calidad de muchos empleos que existen en la Argentina y que en ausencias de políticas específicas, el crecimiento económico tienda a cristalizar e incluso a profundizar la desigualdad. Sulfas, Matías: “Crecer o distribuir: un planteo equivocado”. Revista Desafíos para un proyecto nacional. Septiembre 2010.

Es decir que la pobreza es el producto de las malas condiciones laborales en materia de contratación, falta de estabilidad laboral acompañada de la implementación de malas políticas sociales acentuando más la brecha entre los que mas tienen y los que menos tienen, generando costos económicos y sociales en la sociedad.

ALTIMIR, BECCARIA, y GONZALEZ ROZADAS, señalan que desde el año 1974 se verificó una tendencia de constante empeoramiento de la desigualdad del ingreso de los hogares a un ritmo casi uniforme que termina pro elevar la desigualdad desde un coeficiente de Gini de 0,36 en 1974 a otro de 0,51 en el año 2000. Altimir, O. – Beccaria, L. – González Rozada, M. “La distribución del ingreso en Argentina 1974-2000” – Revista de la CEPAL Nro. 78, 2002.

Los mencionados autores manifiestan que los principales factores asociados al incremento en la desigualdad de ingresos se centran en las fuerzas que actúan en el mercado de trabajo, lo que permite delinear a grandes rasgos 4 fases distintas a lo largo de último cuarto de siglo, donde en los años 70 el empeoramiento en la desigualdad estuvo asociado a la caída de salarios reales y a una mayor dispersión salarial, en tanto que en los años 80 se asoció la desigualdad al incremento del desempleo y de la informalidad.

Así observamos en las distintas fases de la evolución de la distribución del ingreso como la brecha de desigualdad ha ido incrementándose desde el punto de vista salarial por calificación de trabajador según su categoría laboral.

En la siguiente tabla expondremos los principales datos macroeconómicos en función de los aportes provenientes de diferentes sectores de la economía al cambio de distribución de ingreso durante los períodos 2002-2003 y del 2004 -2008.

APORTE DE LAS FUENTES DE INGRESO DEL HOGAR AL CAMBIO EN LA

DISTRIBUCION DEL INGRESO.

2002 -2003

en %

2004 -2008

en %

INGRESOS LABORALES

-0,004

15%

-0,064

88%

ASALARIADOS

REGISTRADOS

0.003

13%

-0,010

56%

Asalariados no registrados

0.003

13%

-0.010

8%

INDEPENDIENTES

-0,004

14%

-0.018

24%

Ingresos laborales

-0.021

85%

-0.008

12%

Transferencias del

Estado

0.015

59%

0.006

-8%

JUBILACIONES Y

PENSIONES

0.001

3%

-0.016

22%

Otros ingresos no

Laborales

0.006

23%

0.002

-2%

Variación Gini ingreso capita

Familiar

-0.025

49%

-0.072

-13,9%

Fuente: Elaboración con la base de EPH – INDEC. Citado por Novick, Marta: “Herramientas para pelear contra la desigualdad”. Revista Desafíos. Septiembre de 2010.

CONSIDERACIONES FINALES:

De acuerdo al presente análisis, hemos llegado a nuestras consideraciones finales las cuales son las siguientes:

1-La distribución del ingreso como problemática social se vincula con la pobreza, el desempleo y la desigualdad social.

2-La evolución de la distribución del ingreso en la economía argentina desde la década de los 90 hasta la actualidad.

3-La distribución del ingreso en el mercado laboral argentino y su impacto en la PEA.

4-La pobreza esta asociada con la mala calidad de los empleos y las malas condiciones de contratación para los trabajadores originando inestabilidad en el empleo y desocupación.

(*) Autor: ANDREA FABIANA MAC DONALD Jefa de Trabajos de Análisis Económico y Financiero y de Elementos de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Buenos Aires – Facultad de Derecho. Master en Derecho y Economía (tesis en preparación) – Universidad de Buenos Aires – Facultad de Derecho.

Pobreza en Argentina

El Crecimiento de la Pobreza como Problemática Social en la Argentina

Autor: ANDREA FABIANA MAC DONALD (*)



La pobreza sigue siendo una de las problemáticas sociales más graves que padece nuestro país que afecta a vastos sectores de nuestra sociedad. Una de las consecuencias contundentes de de dicho incremento desde el punto de vista macroeconómico la falta de participación de los asalariados en el mercado de trabajo y en la distribución del ingreso.

Uno de los indicadores claves de los índices de pobreza es la tasa de desempleo o tasa de paro que nos indica cuanta cantidad de personas ocupadas y desocupadas se encuentra dentro de la actividad económica reflejando el nivel del PBI (Producto Bruto Interno).

La devaluación ha incidido en el incremento de la pobreza ya que en los últimos años produjo una reducción del poder adquisitivo de gran parte de la población siendo la inflación otra de las partícipes claves en el incremento no sólo de la pobreza sino también de la indigencia o quienes viven por debajo de la línea de pobreza.



Los datos estadísticos reflejan cifras de importancia siendo una de las más preocupantes la provincia de Chaco una de las más complicadas donde asciende casi al 50% de la población indicando asimetrías en la aplicación de los planes sociales producto del funcionamiento de políticas sociales insuficientes para atender las necesidades básicas de quienes sufren y padecen la pobreza.

Varios son los factores que incrementa a la pobreza en Argentina y son las siguientes:

1-La informalidad laboral implica la exclusión social originando que muchos asalariados se encuentren en trabajos precarios o temporarios que originan su inestabilidad laboral y expuestos a la inseguridad laboral y social detectándose que muchos no participan de los planes sociales ni a un subsidio por desempleo.



2-Una de las consecuencias de la pobreza como problemática social es el trabajo infantil donde estima que más de un millón de niños y adolescentes trabajan en las ciudades y en ámbitos rurales. Los niños en su gran mayoría a raíz de la pobreza extrema que deben enfrentar, deben trabajar y se convierten en el sostén de sus propios hogares.

El trabajo infantil impide que los niños tengan derecho a la educación y constituye además una violación a los derechos de los niños que persiste en nuestro país. La Comisión Nacional para la Erradicación del trabajo Infantil (CONAETI) considera que “el trabajo infantil arranca toda posibilidad de futuro para nuestros niños y niñas y los excluye de la educación, los aleja de toda posibilidad de desarrollo intelectual, les quita el derecho al esparcimiento, a la educación a la inocencia y sobre todo vulnera su integridad como sujetos plenos de derechos”.

El trabajo infantil produce efectos negativos tanto desde el punto de vista social como económico ya que muchos niños se encuentran expuestos a peligros como la adicción a las drogas, la delincuencia la prostitución y enfermedades que pueden ocasionar la muerte como la desnutrición, tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.

3-La inequidad social: la misma obedece a la injusticia social basada en la distribución del ingreso y en la administración de los recursos a los fines de satisfacer las necesidades básicas de todo individuo.

4-Ausencia del Estado: El Estado no ha proporcionado soluciones al problema de la pobreza y que frente a la emergencia social debería proveer de las políticas sociales como un instrumento de importancia desde lo económico hasta la contención de las familias.

5-Segmentación social: Aquí se da un nuevo aspecto que tiene que ver con los niveles sociales de los individuos de acuerdo al poder adquisitivo o restricción presupuestaria y tiene que ver con la distribución del ingreso.

La Pobreza en Argentina Datos Estadísticos Año 2009
Provincia Porcentaje de Pobreza
Buenos Aires 30.5%
Catamarca 39.5%
Chubut 9.5%
Corrientes 46%%
Formosa 45%
Jujuy 44.3%
La Rioja 33.7%
Misiones 46%
San Juan 30.3%
San Luis 22%
Santa Cruz 7.9%
Santa Fe 30.7%
Salta 43.6%
Tucuman 41.4%
Tierra del Fuego 9.9%

Fuente: IDESA (Instituto de Desarrollo Social Argentino). Informe suministrado en el mes de junio de 2000

En el cuadro observamos como se ha incrementado la pobreza en el interior del país siendo Corrientes y Misiones con el 46% seguida de Formosa con el 45% , Jujuy con el 44,3%, Salta con el 43,6% y Tucumán con el 41,4% siendo los mas elevados; en tanto los más bajo en índices de pobreza son San Luis 22%, Santa Cruz 7,9% y Tierra del Fuego 9,9%.

Frente a la problemática actual, las posibles soluciones que proponemos para reducir la pobreza en Argentina son las siguientes:

1-Modificación en los planes sociales actuales mediante la implementación de cronogramas que contemplen las necesidades básicas de quienes padecen la pobreza e indigencia.

2-Promover las inversiones en el capital humano a los fines de crear fuentes de trabajo.

3-Igualdad de oportunidades para los jóvenes a los fines de insertarlos en el mercado laboral.

4-Preservación del empleo.

5-Erradicación del trabajo infantil mediante la aplicación de sanciones severas de quienes cometen abusos en menores.

A MODO DE CONCLUSION:

De acuerdo a lo expuesto, consideramos que la pobreza es una problemática social vigente en Argentina la cual debe ser tratada con urgencia a corto plazo mediante propuestas y planes tendientes a disminuir la misma y proporcionar un bienestar mejor para todos los argentinos, que nadie sea excluido y que todos sean tratados con equidad y justicia social.

ANDREA FABIANA MAC DONALD - Julio de 2009(*) (*) Jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra Análisis Económico y Financiero. Jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra Elementos de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Buenos Aires – facultad de Derecho. Master en Derecho y Economía (tesis en preparación . Universidad de Buenos Aires – Facultad de Derecho.

La Renta Básica

Autor: Iván Mueller - E-mail: hhermoso23@hotmail.com


Últimamente han surgido nuevas propuestas para enfrentar las inseguridades socio-económicas típicas de las sociedades modernas. Parte de ellas se basan en políticas de sostenimiento de ingresos, que buscan reducir y prevenir situaciones de vulnerabilidad provocadas esencialmente por el desempleo, empleo precario y la pobreza. La Renta Básica es una de ellas y una de sus cualidades más importantes, es que pretende y puede eliminar la pobreza. Este trabajo analiza la aplicación de la propuesta en Argentina, señalando los impactos en la pobreza e indigencia aplicables solo a un segmento de la población debido a la magnitud de sus costos fiscales.

INTRODUCCIÓN

Cuando Philippe Van Parijs introduce en la década del 80 la propuesta de la renta básica, el título del artículo recibe el nombre de “una vía capitalista al comunismo”. Desde allí el debate se ha expandido y la idea fue adquiriendo defensores de distintas ideologías. Se habla tanto de un nuevo sistema en lo que hace al orden económico-social, como de solo una alternativa a las redes de seguridad social hoy vigentes. Pero a mi juicio la razón por la cual ha tomado fuerza esta iniciativa consiste en interpretarla como un instrumento eficaz para reducir los niveles de indigencia y pobreza. En el presente se realizará una simulación de un programa universal que permitirá reconocer la estructura actual de la pobreza en Argentina, posibilitando la identificación de los segmentos de la población que son afectados y que mantienen ingresos menores a la línea de la pobreza e indigencia. En otras palabras, el estudio permitirá conocer a que parte de la población conviene brindarle ingresos tal que se reduzca en mayor magnitud dichos índices.


Este trabajo comienza describiendo la situación actual y pasada del mercado laboral en Argentina, ya que es la principal razón para entender los niveles de pobreza y de inseguridad de ingresos existentes. En segundo lugar se realiza un análisis crítico general de los programas actuales y sus resultados. Seguido, se introduce la propuesta de la renta básica considerando sus características principales, objetivos, financiación y la relación con el mercado laboral. Luego se “adaptan” los lineamientos de la renta básica a la estructura fiscal Argentina, analizando un proyecto de ley llamado INCINI elevado a la cámara de diputados en el año 1997 y nuevamente en la actualidad. Finalmente se realiza una simulación estática para conocer el impacto de esta propuesta en la reducción de la pobreza e indigencia, así como el estudio de otras propuestas, siempre en el marco de la renta básica, como una alternativa de política de sostenimiento de los ingresos.

MERCADO LABORAL Y LA INSEGURIDAD EN LOS INGRESOS

En las sociedades modernas se asocia el concepto de trabajo, de acuerdo al sistema capitalista, como el trabajo asalariado o empleo, y se lo considera como principal mecanismo de inserción social. Los riesgos en los que se ve envuelto la sociedad están siempre relacionados de alguna manera con el trabajo asalariado, que es fruto del sistema económico-productivo.


La forma en que funciona el mercado laboral y los resultados que arroja, son la clave para entender no solo el proceso de distribución, sino el sistema económico y social. El desempleo, subempleo y la precariedad laboral juegan un rol importante para generar situaciones de vulnerabilidad social.

Muchos autores coinciden en que estas problemáticas se han instalado generando un problema esencialmente estructural. En este sentido adquiere relevancia el accionar del Estado en las políticas destinadas tanto en la promoción del empleo como en las redes de seguridad social, destinadas entre otros objetivos a lograr la inserción social.

En la actualidad nos encontramos con una tasa de desempleo abierta (no considera el “efecto desaliento”) del 10,6% y una tasa de subocupación visible del 12,5%.

Ya sea por desocupación o subocupación, un cuarto de la PEA tiene limitado acceso al empleo. Por otro lado si no consideramos el Plan Jefes de Hogar, la tasa de desocupación seria del 12,7%. Además, mas del 40% de los ocupados (5,6 millones) se desempeñan en actividades informales o precarias. Cabe agregar a su vez, de un estudio realizado en el año 2002, que el 38,3% de los trabajadores ocupados es pobre (Perez-Saller-Panigo; 2003).

Es decir un 50% de la PEA no se encuentra en un ámbito definido de inserción laboral, denotando “inseguridad” y careciendo de coberturas sociales como seguro de desempleo, asignaciones familiares o jubilación. Los últimos 25 años muestran una tendencia creciente de la tasa de desocupación, generando resultados con pisos de desempleo cada vez mas elevados.

Grafico 1: Desocupacion abierta 1960-2004 (Fuente: Barbeito 2005)

Esta dinámica no es coyuntural sino una consecuencia estructural de los sucesivos regimenes económicos y sociales instaurado en el país. El sistema económico Argentino no crea empleos ni en cantidad ni calidad suficiente. Y como se desprende de los datos, la problemática no esta asentada solo en un pequeño grupo focalizado, sino que abarca parte importante de la PEA.

Este esquema de inseguridad laboral, trae su lógica consecuencia en la inseguridad de ingresos. Según la metodología propuesta por INDEC, podemos observar los índices de pobreza e indigencia en Argentina, en el segundo semestre del 2005.

En vistas a reconocer los niveles de pobreza e indigencia durante los últimos años, observamos en este grafico el comportamiento de dichas variables.

Gráfico 2: Tasas de Pobreza e Indigencia. Períodos 1989-2001 (Gran Buenos Aires) y (2003-2004) total país. Fuente propia en base a INDEC.

POLITICAS ACTUALES EN SEGURIDAD Y ASISTENCIA SOCIAL

La seguridad social tiene, entre sus objetivos, el fin de velar por aquellas personas que se encuentran ante una imposibilidad (temporal o permanente) de obtener un ingreso para satisfacer sus necesidades. Es decir protege a la comunidad frente a riesgos y contingencias sociales.

Existen varios componentes de la seguridad social, en este caso nos enfocaremos solo en cuatro de ellos.

El seguro de desempleo apareció en el año 1991, y hoy posee un alcance bastante limitado (entre el 4 y 7% de los desempleados). Opera por un tiempo determinado y el valor es muy bajo tanto en niveles absolutos como en comparación con los salarios vigentes.

En el año 2002 se implementa el Plan Jefes/as de Hogar desocupados (PJHD), como respuesta a la emergencia debido a la crisis y se la considera como el eje de la política social asistencial. Se entrega un beneficio de $150 mensuales a jefes/as de hogar que declaren estar desocupados y tener hijos menores de 18 años. La cobertura es de 1,7 millones de beneficiarios y el costo anual es de $3.500 millones que representa el 0.5% del PBI. Entre las criticas más importantes encontramos que el beneficio no alcanza para reducir sustancialmente la pobreza; no contempla la composicion de los hogares; genera un ambiente propicio para el clientelismo político; generea efectos llamados “la trampa de la pobreza” y la de desempleo; tiene escaza cobertura.

Como vemos, el impacto en los estándares de pobreza e indigencia es muy pequeño.

También encontramos el programa de asignaciones familiares, que cubre solo a los hijos de asalariados registrados, o sea no cubre al 60% de los niños en Argentina, cuya importancia es crucial porque el 60% de los niños viven en hogares pobres y el 25% en hogares indigentes. El hecho de que las asignaciones familiares estén sujetos al requisito de empleo formal, permite que solo el 34% de la fuerza laboral adquiera el beneficio.

El programa Familias que otorga beneficios a hogares con hijos menores o mujeres embarazadas, busca la cobertura a la niñez y es de carácter transitorio y focalizado.

En síntesis, tanto para estos programas como otros aplicados en Argentina (y en el mundo), nos encontramos ante características generales del tipo:

Focalizados: buscan seleccionar beneficiarios en base a múltiples requisitos. Estos programas tienen problemas de cobertura y de “demanda incompletas” ya que las personas pueden reunir los requisitos pero no tienen la información, son semi-analfabetos, presuponen que el beneficio no les corresponde o no quieren ser señalados como por ejemplo “pobres” (estigma social).

Condicionalidad: La entrega del subsidio de los programas actuales esta condicionado a la comprobación de ciertos recursos o algún tipo de contraprestación. Respecto a la contraprestación generalmente es difícil y costoso de controlar, lo cual conlleva a las ineficiencias de las políticas condicionales, agregando que no es dificil llegar al fraude como por ejemplo justificar que el beneficiario esta trabajando. Por otro lado, el hecho de reunir los requisitos para obtener el subsidio, generan en los beneficiarios incentivos para no obtener ingresos por sus propios medios y vivir eternamente del subsidio estatal, esto también se lo conoce como “trampa de la pobreza” o “trampa del desempleo”.

No individualidad: La entrega del subsidio se realiza a la familia, y generalmente no esta asociado al número que compone la familia, es decir no considera cuantas son las personas que conviven en un hogar.

¿QUÉ ES LA RENTA BASICA?

“Es un ingreso pagado por el estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad, 1) incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, 2) sin tomar en consideración si es rico o pobre, o dicho de otra forma, independientemente de sus otras posibles fuentes de renta, y 3) sin importar con quién conviva. En menos palabras: una renta por el mero hecho de disponer de la ciudadanía” (Raventós D.). Esta es la definición que más se acerca a lo que es la propuesta ya que señala algunas de las características esenciales y que las separan de las demás propuestas de política: universalidad, incondicionalidad e individualidad. La justificación de esta propuesta proviene de distintas ramas, la mayoría de ellas son argumentaciones filosóficas que si bien son importantes escapan al objetivo de este trabajo.

Universalidad de la Renta Básica

En principio, la Renta Básica es un derecho universal, es decir, la percibirían todos los miembros de una comunidad independientemente de factores como la clase económica, el género o la edad. La única condición para su percepción sería la ciudadanía. Resuelve los problemas de demandas incompletas y de cobertura en los programas tradicionales.

Esto lleva al cuestionamiento del porque se le entrega la asignación a sectores pudientes. La respuesta a ello tiene que ver también con la forma de financiación, que tiene sus raíces en el “impuesto negativo sobre la renta” propuesta por Friedman en los años 60. Consiste en determinar un punto de referencia en el ingreso, todo aquel que gane por debajo de ese ingreso recibe del Estado hasta llegar a él, y todo aquel que este por encima paga impuestos. LA renta básica tiene diferencias con el INR, pero adopta este esquema como concepto, la renta se les otorga a todos pero a los sectores mas pudientes se les cobra un impuesto tal que sobrecompensa lo otorgado por la renta básica (se les cobra mas de lo que se le da) y ese excedente permitiría financiar la renta básica de aquellos sectores que no pagarían impuestos. De esta forma se evitan realizar gastos que buscan conocer quien cumple los requisitos como para recibir un subsidio, se evitan fraudes o filtraciones típicas de un sistema focalizado.

Esto implica, respecto a los costos y la eficiencia, que conviene realizar un sistema donde todos accedan a la renta básica, en vez de seleccionar los potenciales beneficiarios. A su vez, dado que existirá un punto de inflexión, aquellas personas con alta escala de ingreso realizarán un aporte neto y por lo tanto la renta básica llegaría a quien lo necesita.

Incondicionalidad de la Renta Básica

Percibir la renta básica no esta sujeto a ningún “test de recursos”, que traería los problemas mencionados de las políticas actuales, es decir, la falta de información para determinar si es posible acceder o no, y el estigma social entre otros. También solucionaría la “trampa de la pobreza” ya que la persona pobre puede acumular ingresos por encima de la línea de la pobreza y la renta básica no se le quitara nunca, no tiene incentivos para quedarse en o bajo la línea de la pobreza (Esto depende del nivel de renta básica correspondiente a la estructura de cada país y el punto de inflexión respecto a la financiación)

Tampoco esta sujeta a la condición de contraprestación laboral, no es necesario que la persona halla trabajado antes, durante ni que sea potencial trabajador. Este temas quizás sea el mas controvertido, por eso le dedicamos un párrafo especial mas adelante. El análisis debe considerar que seria un costo muy elevado recurrir a controles para verificar si el beneficiario trabaja o no, además de ser muy fácil el fraude.

Individualidad de la Renta Básica

A diferencias de la mayoría de los programas que van destinados esencialmente a la familia, la renta básica no distingue y beneficia según el tipo de familia, sino que es a titulo individual, desde que la persona nace hasta que muere. Sin embargo es conveniente que el nivel de la renta básica se segmente según las edades (por ejemplo por los requerimientos nutricionales). Además, varios autores señalan que los factores de convivencia no son menores debido esencialmente a las economías a escala, por lo cual favorecen una discriminación en ese sentido.

Otras características de la Renta Básica

La Renta Básica es una asignación únicamente monetaria, tiene carácter periódico (semanal o mensual) y se cobra mediante bancos (cajeros automáticos), sin ninguna intervencion de algún nivel de gobierno en la ejecución o autorización de la asignación. Esta distinción es importante ya que ello permite eliminar el clientelismo político que es una situación ampliamente criticada en un ámbito democrático, ya que hace uso de las necesidades de la gente de bajos recursos a cambio de un voto o asistencia a una manifestación. Esto se da justamente por el manejo de los planes, que pasa por manos de referentes en las comunas, con el poder suficiente como para quitar o brindar el acceso al plan o subsidio.

Por otro lado, la renta básica no elimina la posibilidad de que la persona pueda adquirir ingresos en el mercado laboral, es decir, puede cobrar renta básica y mantener un empleo formal que lo remunere. De esta forma permitiría ingresos suficientes a aquellas personas subempleadas y lo que se conoce como “working poors” que en Argentina son el 38,3% de la PEA.

Se debe destacar también la sencillez administrativa que los diferencias de otros programas y sus menores costos comparados.

En un plano teórico surge el problema del nivel de renta básica, es decir si debe ser igual a la línea de indigencia, pobreza o encima de esta. Van Parjis, que es el primer promotor de la idea, defiende el nivel mas alto posible, otros autores como Friedman (para el caso de la INR) señala un mínimo de subsistencia. Los argumentos dependen de la relación de la renta básica y el mercado laboral, ya que un nivel alto de renta básica podría causar efectos poco deseados en la oferta de trabajo.

Renta básica y trabajo

La importancia de este tema reside en 2 puntos claves. Uno, que es la critica, a mi juicio, mas fuerte que tiene la renta básica, es que promueve el parasitismo (habrá un segmento de la población que prefiera la inactividad al ser sustentadas sus necesidades básicas con la renta básica). Dos, que los desincentivos sean tan fuertes que haya puestos en los que nadie quiera trabajar.

Antes de analizar los posibles impactos de la renta básica sobre el trabajo, se necesita redefinir el significado y los distintos tipos de trabajos, ya que no es solamente el tipo remunerado por el mercado (trabajo asalariado, autónomo), sino también sin remuneración (trabajo domestico, voluntario). También se puede distinguir como trabajo socialmente útil o no. En ese sentido el debate se va sesgando hacia una perspectiva tipo filosofía política, donde entra en juego los juicios de valor de cada uno y la sociedad en su conjunto.

Sus ventajas son:

• Promovería otro tipo de trabajos (no remunerados) pero útiles socialmente.

• Estimula el reparto de trabajo ya que para muchos es deseable trabajar menos horas y quedarían vacantes a cubrir, para quienes quieran mayores ingresos.

• Permite una mayor flexibilidad laboral sin caer en la inseguridad de ingresos

• Brinda algún poder de negociación a los que deben ir al mercado laboral para obtener ingresos, ya que tienen la seguridad de suplir las necesidades básicas de su familia.

• Los trabajos poco deseables subirían el salario y los deseables bajarían.

Respecto a cuánto parasitismo puede provocar esta política y si existiría retirada masiva del mercado laboral, no hay estudios empíricos que puedan comprobar ese efecto, aunque si se han realizado algunas aproximaciones mediante experimentos con propuestas parecidas. El primer caso es con el impuesto negativo a la renta (INR). Este se llevo a cabo en EEUU (Trenton, New Jersey) entre 1968 y 1972. Solo en el caso de mujeres casadas se redujo su participación en el empleo pero fue compensada al cubrirse esas vacantes por personal masculino. Pero los resultados generales eran que no hay evidencia de que se haya generado el parasitismo. La diferencia esencial consiste en que el subsidio era condicionado y además las decisiones de los individuos en estudio podrían estar sesgadas ya que el estudio fue por un tiempo determinado y no a lo largo de la vida.

El segundo caso a describir fue realizado en Bélgica (Marx - Peeters; 2005) analizando el comportamiento de los ganadores de un loteria cuyo premio es un ingreso (60% mayor a la línea de la pobreza) a lo largo de toda la vida. Los resultados no muestran retirada del mercado laboral, tampoco hubo preferencias por estar subempleado y solo un 7,5% decidió trabajar menos horas (explicado en un 80% por familias donde ambos padres trabajaban antes de ganar la lotería)

Desde otra perspectiva se están realizando simulaciones econométricas en España con renta básica, donde los resultados, en realidad, muestran un aumento en la oferta de trabajo.

Mas allá de que estos casos deban analizarse con mucha cautela debido a sus métodos y supuestos, la diferencia básica está en la idiosincrasia de los países tomados como referencia; puede que sus resultados no sean trasladable a otras comunidades.

La discusión sobre el comportamiento “free-rider” también trasciende los argumentos económicos y se desvía hacia cuestiones éticas, en el sentido de si es aceptable que un segmento de la población funcione de esa manera.

Muchos autores coinciden en que la destrucción del empleo, la estabilización de altos niveles de desempleo, el crecimiento de la mano de obra sumergida, la innovación tecnología ahorradora de mano de obra, son factores que permiten intuir que no es posible lograr el objetivo de pleno empleo. Lo toman como un problema de índole estructural, el cual no brinda incentivos para la absorción de la mano de obra desocupada y con ello todos los problemas de distribución del ingreso que genera. Si aceptamos esta hipótesis, se deberían agregar dos comentarios. Por un lado preguntar ¿hasta qué punto es relevante el parasitismo si no hay una estructura productiva que pueda absorberlos en el caso de que deseen trabajar? Acá entrarían en juego los proyectos de reducción de la jornada laboral en la búsqueda de un reparto de trabajo para todos. Por otro, el poder de negociación de los asalariados, que supuestamente la renta básica le brindaría, no seria tal mientras exista competencia para ocupar los puestos escasos que brinda el sistema. Es decir, mientras exista una mayor oferta laboral en relación a la demanda (que cada vez es menor por la destrucción del empleo), es difícil que se manifieste ese poder de negociación al menos para lograr mayores salarios, quizás si sea relevante para aquellas actividades que nadie quiera realizar.

Se ha realizado un análisis teórico (Pinilla, R., 2000) de las consecuencias de renta básica en la eficiencia económica del mercado del trabajo. Este autor plantea un modelo de persistencia del desempleo a largo plazo, realizando una flexibilización laboral más la renta básica. Considera una renta básica financiada con un impuesto proporcional a la renta propuesto por Buchaman, que sirva para financiar la renta básica. A su vez supone invariable la oferta de trabajo. La renta básica produce el efecto de reducir el salario mínimo de subsistencia, y de allí la posibilidad que los empresarios puedan contratar mano de obra a un costo menor, reduciendo el desempleo y logrando eficiencia económica. Otro de los supuesto de este modelo es que no hay limitación en la oferta de bienes tal que el incremento de la demanda (por la renta básica) no desemboca en un proceso inflacionario. En este sentido se plantea la posibilidad de crear un nivel de renta básica óptimo.

En definitiva, según sus defensores, la propuesta de la Renta Básica puede reducir el nivel de desempleo por dos dinámicas. Por un lado, un numero importante de personas reduciría su oferta laboral trabajando menos horas y abriendo la oportunidad para aquellos que quieran entrar al mercado laboral. Por otro lado la participación laboral se incrementaría por el carácter incondicional de la renta básica que elimina los incentivos signados por el Estado de Bienestar, respecto a la trampa del desempleo y pobreza, además de facilitar los trabajos de “baja productividad”(sin valor en el mercado) y estimulando actividades emprendedoras.

Conocer empíricamente cual seria la reacción de la oferta y demanda laboral es algo en lo cual se ha avanzado muy poco, mas allá de que algunos estudios y análisis desde distintas ópticas indicarían efectos insignificantes en el desincentivo a la oferta, así como alguna reducción en la preferencia de horas trabajadas que seria compensado por el subempleo demandante.

Financiación de la renta básica

La relación entre el nivel de renta básica y el costo fiscal de esta es crucial, ya que o se adjudica un nivel bajo de renta básica (sin generar la seguridad e ingresos que predice) o se logra un nivel tan alto de renta básica que no exista manera de financiarlo o genere altos desincentivos en el ahorro. Por la dimensión y la característica de universalidad que pretende tomar la renta básica, los ingresos necesarios deben provenir no solo de la recaudación impositiva sino de la sustitución de los actuales gastos sociales que se superponen con renta básica. Respecto a la recaudación, existe consenso en el hecho de que la financiación debe provenir de una reforma al impuesto a las ganancias (eliminando exenciones y deducciones) y un incremento de las alícuotas del mismo impuesto.

Debe quedar claro que cada ciudadano es considerado como “unidad fiscal” de impuestos y subsidios, de allí es donde existe una cierta “posición fiscal neta”. A modo intuitivo se señala que si dividimos a la población según su escala de ingresos, habrá un tercio mas rico que deberá pagar mas impuestos de lo que recibe de renta básica, otro tercio que quede indiferente, es decir que prácticamente paga lo que recibe, y el ultimo tercio solo recibe sin pagar impuesto alguno. Claro que esto dependerá de la estructura y características del país que se analiza.

Pero además, la implementación de renta básica, implicaría eliminar todos los gastos que ya se realizan en los actuales subsidios condicionados como los gastos administrativos (burocráticos) relacionados al control de requerimientos ( oficinas, personal, etc.).

Desde otra línea se propone mayor y mejor control de la evasión y elusión fiscal. Además, para el caso de una financiación ex-post, suponiendo que renta básica produce un incremento en la demanda agregada, y de allí el incremento en los ingresos fiscales.

El análisis que debe efectuarse para determinar aspectos del costo fiscal, seria:

1) el tamaño de los grupos de población definidos en la cobertura;

2) el nivel de los beneficios monetarios unitarios que se pretende garantizar;

3) la selección de la unidad fiscal;

4) la cuantía del ahorro potencial proveniente de programas sociales en vigencia.

Objetivos de la renta básica

Dadas la magnitud e innovación de la propuesta, es importante entender cuales son los objetivos de los autores que la defienden. Por un lado encontramos aquellos que priorizan la “libertad real” como Van Parjis, varios autores solo con el argumento de redistribución del ingreso, y otros lo ven como la forma mas eficaz de acabar con la pobreza, igualmente hay una estrecha relación entre ellas.

Considerando los puntos relacionados a la financiación observamos que pueden existir distintas escalas de renta básica. Se plantean diversos casos en donde convergen las necesidades de ingreso de la población pobre con la posibilidad de financiación. Es así como se elabora un primer curso de implementación de renta básica según cada país, para luego ir incrementando las cuotas o segmentos de población incluidos en la propuesta. En Argentina se han recomendado propuestas para cubrir los ingresos de menores para desarrollar esa primera escala.

Desde los niveles y escalas mas suaves de renta básica, hasta los mas ambiciosos, cabe hacer hincapié sobre el shock distributivo que provocaría. Mientras sea una medida sólida y permanente, es posible que se genere un cambio en la estructura productiva y en el destino de las inversiones. La masa de ingresos destinadas a los sectores más vulnerables permite crear un nuevo nicho de mercado que no seria menor y en la medida que las instituciones sean transparentes y provengan de un amplio consenso, se podría crear una oferta adicional que satisfaga ese shock distributivo. Claro está que habría que ser muy cuidadoso en los análisis de coyuntura para la posible implementación. Es relevante el caso de la utilización de capacidad instalada en relación al proceso inflacionario, el cual según INDEC el promedio del año 2005 fue de 71.08%, con el último dato en enero del 2006 del 64.9%. Aunque debido a la mayor propensión marginal a consumir de los sectores que se beneficiarían con la propuesta, es importante analizar el comportamiento de esta variable en el rubro “alimentos y bebidas” (solo como una aproximación directa de los efectos de la capacidad instalada), el cual en septiembre del 2005 llego a un pico del 79.1% y en enero del 2006 se ubica en 70.6%.

INCINI: UNA PROPUESTA ADAPTADA A ARGENTINA

La implementación de la renta básica, no es una tarea sencilla tanto desde el punto de vista político y el económico. En un sentido económico la primer respuesta debería estar asociada a la solvencia fiscal. En ello entran en juego los 4 puntos antes mencionados, para determinar que tipo de renta básica es posible. Los autores que han analizado la posible aplicación de la renta básica a Argentina, coinciden en una implementación gradual. La razón más fuerte es la sostenibilidad, dada la magnitud fiscal necesaria para una renta básica total en relación a las posibilidades genuinas de financiación. Es por ello que el primer paso a dar en torno a la propuesta es el de asegurar un ingreso suficiente solo para un segmento de la población. INCINI (ingreso ciudadano a la niñez) consiste en una asignación solo para los menores de 17 años .

En el caso de INCINI, la observación de las estadísticas permite afirmar que “la mayoría de los pobres son niños y la mayoría de los niños son pobres”. Esto es debido al elevado número de familias con ingresos debajo de la línea de la pobreza y a su vez que estos tienen en promedio más hijos que el resto de la población. Esto también explica el hecho de que niños de familias pobres se vean forzados a trabajar en edad temprana, abandonando el sistema educativo o bajando su rendimiento y con la imposibilidad futura de encontrar un empleo remunerado de calidad.

Los recursos para financiar este programa provendría, por un lado, por del ahorro de programas actuales, ya que se superpondrían con las nuevas propuestas. Específicamente se trata de:

1) Programa de pensiones no contributivas a madres de 7 hijos

2) Programa de becas estudiantiles

3) Programas familias

4) Parte del PJHD

Esto permitiría ahorrar alrededor de $3.020 millones. Además, se tomarían recursos de:

1) Contribución de los empleadores de 7.5% sobre el total de las remuneraciones de los trabajadores en relación de dependencia privada. Se estima un mínimo de $4.100 millones.

2) Reforma del impuesto a las ganancias:

a) Eliminar exenciones de rentas financieras.

b) Eliminar deducciones por carga de familia.

c) Unificar mínimos no imponibles

Estas reformas permiten incrementar la recaudación del 4% del PBI al (entre) 4,7% o 5,1%. Del total recaudado por este impuesto el 18% se destinaría a INCINI logrando una base entre $3.500 y $3.700 millones.

3) El 30% de la recaudación por derechos de exportación de hidrocarburos

Es importante considerar al beneficio que se pone a disposición de la gente no como un subsidio aislado, sino como un “crédito fiscal reembolsable” y que puede recuperarse mediante el impuesto a los ingresos de las personas (ganancias). Es decir, considerando que el pago del ingreso ciudadano es un crédito que el fisco le otorga a las personas, quiénes luego lo han de rembolsar si el impuesto a las ganancias que se les determine supera un determinado monto.

Existe un problema operativo relacionado a los tiempos. La renta básica se debería pagar periódicamente y el impuesto a los ingresos de las personas se liquida anualmente. Sin embargo, la práctica ha establecido que a lo largo del año se vayan pagando “anticipos” a cuenta del impuesto anual, como también está vigente un régimen de retenciones en la fuente que periódicamente recauda a medida que se efectúan los pagos. Con estos antecedentes, sería sencillo compensar estos cobros anticipados contra el crédito fiscal de la renta básica, de forma tal de no cargar al fisco con pagos directos en exceso o desequilibrios estacionales en las finanzas públicas.

COSTOS E IMPACTOS EN LA POBREZA

La propuesta de INCINI, al ser universal, beneficia a 12.256.626 menores de 17 años (inclusive), de los cuales el 60% son pobres y el 26,3% son indigentes .

Para determinar la asignación correspondiente se consideran 3 tramos de edad. Para el caso de los menores, el monto se calculó considerando la línea de la indigencia formulado por INDEC para el segundo semestre del 2005 para un adulto equivalente ($115,7), y de allí ponderada por el valor de adulto equivalente respectivo a cada tramo de edad .

De esta forma considerando la cantidad de beneficiarios por segmento de edades, obtenemos el costo total de la propuesta de INCINI:

Los resultados implican un costo de 12.682 millones de pesos, que significa el 2,38% del PBI. Considerando entonces la financiación correspondiente, en primer lugar se debe determinar el monto total de ahorro respecto a los planes actuales. De los programas eliminados o reestructurados, se produce un ahorro de $3.020 millones, el resto debe financiarte mediante la recursos tributarios. Dados los ingresos provenientes por las reformas del impuesto a las ganancias y la alícuota de contribución ($7.800 millones) solo quedan ($1.800 millones) que serán cubiertos por la recaudación especificada por la exportación de hidrocarburos y por el superávit fiscal. Respecto a este ultimo remanente, existen otros elementos adicionales desde donde cubrir la necesidad fiscal de esta primer etapa de renta básica, igualmente estamos hablando de un remanente de menos del 0,4% del PBI . Se ha estimado que el aumento de la recaudación debido a la mayor demanda agregada por planes dirigidos a los sectores vulnerables (con mayor propensión marginal a consumir) es del 20% del gasto del plan ($2.500 millones) .

La medición del impacto de este tipo de políticas, trasciende el mero impacto estático que estaría asociado a la reducción de los niveles de pobreza. En otras palabras la forma de medición no debería limitarse únicamente a la sumatoria de los ingresos propios de los beneficiarios mas los adicionales del nuevo programa, sino que cabrían otras variables que hacen a la importancia respecto a las características distintas del tipo de programas universales, incondicionales e individuales. Ejemplo de esto serian índices de retención escolar, de reducción de trabajo infantil, reactivación de circuitos de consumo local, etc.

Para los fines de este trabajo, se busca conocer si es significativo el impacto en la pobreza e indigencia dependiendo del nivel y escala de renta básica que se pretenda garantizar y a su vez que sea factible de financiamiento según la estructura de lo ingresos fiscales de Argentina. Mediante un proceso de simulación estática en base a la EPH – Base Usuarios, se busca conocer el impacto que tendrá el programa INCINI, tanto en la pobreza como el la indigencia.

Dado que en este caso contemplamos la propuesta de INCINI financiado en parte por la eliminación de un porcentaje del PJHD, este impacto debe ser analizado quitando del ingreso familiar dispuesto en la EPH, respecto a este concepto. Por lo tanto, obtenemos el ingreso per capita familiar de esta manera:

Ypcf´=Ypcf – Ypcf (pjhd) + Yincini

donde,

pcf: per capita familiar

pcf´: per capita familiar (prima)

Es decir la simulación se realiza luego de restar de los ingresos per capita familiares totales (Ypcf), aquellos ingresos originados por los planes actuales (Ypcf (pjdh)). En este caso se restó la totalidad del PJHD, lo que genera una subestimación de la reducción en los índices de pobreza e indigencia que provocaría la propuesta, de todas formas la diferencia es insignificante. La metodología utilizada es la misma que la correspondiente a INDEC, es decir comparando el ingreso per capita resultante con la línea de la indigencia y pobreza calculado para el segundo semestre del 2005.

Como lo muestra el cuadro, la indigencia logra reducirse prácticamente a la mitad. Si suponemos que el Ingreso Per Capita familiar mas la asignación individual de los menores, es bien distribuido acorde a las exigencias alimenticias de cada menor, el hambre en esa escala de la población desaparecería. Por otro lado ese 6,6% de indigencia que resta se explica especialmente por las personas en edad activa, los mayores de 65 años cuyos IPC no sobrepasa la línea de indigencia representan el 2% dentro de ese 6,6%.

En el caso de la pobreza, esta logra reducirse un 7,4% aunque el impacto no es muy fuerte. Debido a que la asignación es igual al equivalente a la línea de la indigencia, la salida de personas de ese umbral, no logra sobrepasar el umbral de la pobreza. Igualmente muchas personas poseen ingresos apenas superiores a la LI, que al verse incrementados la asignación propuesta, les es insuficiente para salir de la pobreza.

De aquí se desprenden dos análisis. Por un lado considerar que este seria la primer escala, que abarca solamente a los menores de 17 años y que un nivel mayor de renta básica podría tener mayores impactos en la reducción de la pobreza de este tramo. Por otro, el nivel de la renta básica esta asociado a la posibilidad de financiación. En esta propuesta se considera un nivel de renta básica bastante bajo que seria financiado en parte con el ahorro de otros programas actuales y en parte con recaudación provista por una reforma en el sistema tributario (no por un alza general de las alícuotas en varios impuestos como se contempla en otros países que analizan la implementación de renta básica)

No es posible determinar, con una solidez considerable, cuanto podrá incrementarse la recaudación ante determinados aumentos de alícuotas, necesario para poder evaluar mayores niveles de renta básica. De todas formas cabe apreciar que la presión tributaria en Argentina esta entre el 26-27% del PBI , y continúa siendo baja en la “comparación con otros países de desarrollo intermedio y, más notablemente, con los predominantes en las naciones desarrolladas” . Por otro lado en el año 2002 se estimo que el fisco dejo de recaudar $10.000 millones en concepto de evasión por el IVA, aunque cuando se calcula el total evadido a nivel nacional la cifra es de $40.000 millones

De todas forma es posible efectuar un análisis de las alternativas en lo que refiere a niveles de renta básica y costo presupuestario total necesario. Para ello se consideran 4 casos:

CASO 1: Renta básica sobre la LP a menores

En este caso el impacto por simulación en el índice de pobreza de personas se reduciría de 33.8% a 19%.

CASO 2: Renta básica para menores y mayores (de 65 años) con li menores y li mayores

CASO 3: Renta básica con LI para toda la población

CASO 4: Renta básica con LP para toda la población

Este último caso contempla la eliminación total de la pobreza en Argentina. Como podemos observar, los casos mas factibles de aplicación a corto plazo son el analizado inicialmente (INCINI) con un costo de 2,38% del PBI y el caso 3 incluyendo a los mayores de 65 años como beneficiarios y a un costo del 3,12% del PBI. Su impacto en la indigencia es importante aunque no así en el índice de pobreza. A lo cual solo resta recalcar que asegurar un ingreso de estas características a toda o parte de la población no es una solución definitiva, se debería complementar con otras políticas. La pobreza es un problema cultural, se necesita tiempo para poder realizar cambios profundos en las personas que viven en ella. La redistribución del ingreso debe estar acompañada y apoyada por la educación, desde una optica académica hasta sobre como gastar eficientemente los ingresos recibidos.

CONCLUSIONES

De esta forma es posible entender la estructura y niveles de la pobreza en Argentina, una propuesta universal para los menores reduce de forma importante la indigencia pero deja todavia un margen del 26,4% en la pobreza. Considerando para este caso las necesidades fiscales y de reforma, observamos que no es sustancial el esfuerzo sin generar efectos colaterales sustanciales en su esquema de financiación.

El grave problema de la pobreza en las sociedades modernas esta asociado de manera directa al desempleo y subempleo existente, que provoca que una gran cantidad de personas no posean ingresos para subsistir o no le alcancen. En 1935 Keynes mencionó que el pleno empleo y la reducción de la inequidad eran dos de los objetivos centrales sociales del gobierno. Por varias décadas, el pleno empleo fue buscado activamente en casi todos los países del mundo, y todavía siguen con altos niveles de desempleo que a su vez es congruente con altos niveles de inequidad. Cabria preguntarse si esos problemas son estructurales, permanentes, irreconciliables o si habría alguna solución distinta a lo que se vino haciendo por décadas. La propuesta de la Renta Básica íntegra, puede reducir el nivel de desempleo, visto como un sistema de reparto del trabajo.

Mas allá del nivel de empleo existen actualmente problemas de ingresos que privan a una gran cantidad de personas de satisfacer sus necesidades básicas. LA renta básica seria una política financiada de forma progresiva, que en el mejor de sus casos eliminaría la pobreza. Claro que todo tiene su costo y un objetivo de esa naturaleza equivaldría a una presión tributaria del 43% para el caso Argentino. Considerando esta magnitud y las complejas reformas requeridas, hace pensar que una política con ese objetivo instaurada inmediatamente seria imposible económica, política y hasta culturalmente. Es por eso que se contempla una aplicación gradual, no solo porque es mas factible política y económicamente, sino porque permitiría un aprendizaje y retroalimentación en lo que hace al funcionamiento y efectividad de este tipo de políticas universales e incondicionales, además de poder determinar como se van comportando algunas variables claves (oferta de trabajo). Es por eso que en Argentina se plantea INCINI, operando solo en la escala de los menores y resultando como consecuencia un menor nivel de pobreza. Esta insuficiencia, a mi juicio, no seria solo una cuestión económica; la pobreza es también esencialmente un problema cultural, es por eso que los esfuerzos deben ser grandes en la consecución de otro esquema cultural, llámese educación y concientización.

Desde allí se pueden abrir caminos para un renta básica integral dependiendo del consenso social sobre que presión tributaria aceptaría la sociedad Argentina. Y para este último caso no estamos hablando solo de la eliminación de la pobreza y quizás logrando pleno empleo, sino que estaríamos ante un nuevo orden económico que garantiza un nivel de vida básico y que sostiene una mayor equidad económica reduciendo considerablemente la desigualdad.

Autor: Lic. Iván Müller

hhermoso23@hotmail.com

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Argentina ¿País rico o pobre?

Argentina, ¿es un país rico o pobre?



La pregunta admite respuestas antagónicas. Argentina es, indudablemente, un país muy rico si se considera la gran disponibilidad de recursos y capacidad de producción que posee. Tanto en lo que hace a medios físicos o naturales, contabilizando la extraordinaria extensión de tierras potencialmente cultivables (de las cuales hay casi 40 millones de hectáreas en explotación), el impresionante stock ganadero (incluyendo las 50 millones de cabezas bovinas), los inconmensurables recursos de origen mineral, las importantes reservas de petróleo y gas, el caudal pesquero, etc, todo ello sazonado por excelentes recursos hídricos, buenos climas y abundantes lluvias. Si a este inventario se suman los recursos humanos el cuadro resulta aún mas optimista, debido a la alta calificación educativa de la población, modernidad cultural y tradición científica. Ejémplo de ello son los tres premios Nobel en medicina y fisiología y las contribuciones de argentinos al desarrollo científico y tecnológico.

Desde otro punto de vista, Argentina es un país pobre y postergado. El ingreso medio de la población, que actualmente se ubica en el orden de los 3.000 dólares per capita, es 7 veces inferior al promedio europeo y 12 veces menor al de los paises más desarrollados. En consecuencia, Argentina es el caso de un país rico con una población pobre.

Sin embargo, este enfoque de la realidad puede dar lugar a confusiones. Incluso, podría considerarse que la pobreza nacional es consecuencia del escaso aprovechamiento de nuestros recursos naturales cuando, en verdad, estos han sido y están siendo sobreexplotados y, en algunos casos, hasta el límite de su agotamiento.



Una adecuada interpretación de este fenómeno debe partir de la revalorización del trabajo como fuente genuina de valor y riqueza. Visto de esta forma, las causas de nuestra pobreza se derivan de la alta exclusión laboral y la baja productividad del sistema económico.

Exclusión y baja productividad

De existir condiciones adecuadas, como las vigentes en un país desarrollado, mas de la mitad de la población (unos 20 millones de argentinos) podrían tener empleo e ingresos suficientes para sostener un nivel de vida satisfactorio. En cambio, menos de la cuarta parte (unos 8 millones) alcanzan esa condición. El resto integra el ejército de desempleados (3 millones), subempleados (4 millones) y desanimados (5 millones). En esto radica la mayor perversión del actual sistema económico, que desaprovecha el aporte productivo del 60% de la población económica potencialmente activa.



La PEA argentina es del 42% de la población. Sin embargo, no integran esta categoría los "desanimados" (aquellos que ya han desistido de buscar empleo, atento la falta de trabajo) y otros sectores potencialmente capaces. Esto explica la diferencia con paises desarrollados, cuya PEA llega a alcanzar al 60% del total.

Otra distorsión es la baja productividad de nuestra economía, consecuencia de la poca importancia del sector manufacturero, el más auténtico generador de valor agregado, que representa sólo el 15% del PBI y ocupa a menos de 1 millón de trabajadores. La composición de nuestras exportaciones constituye un fiel reflejo de esta realidad, ya que en sus dos terceras partes son productos primarios o con poca elaboración.

En resumidas cuentas, la riqueza de una nación y de sus habitantes reside, principalmente, en el aprovechamiento de la capacidad transformadora de su población. De allí, que la fuente del atraso y la pobreza argentina resida en la escasa utilización del potencial productivo de sus habitantes. Paradójicamente, asistimos a una dicotomía perversa en que conviven "la sobreexplotación de unos pocos con la desocupación de muchos", funcional a un sistema igualmente perverso. Esta crisis se soluciona con trabajo y, principalmente, con industria. Para parecernos a España es imprescindible, al menos, duplicar nuestra industria.

Interpretaciones

¿Por qué estamos como estamos?

En este punto las explicaciones difieren, según la óptica o ideología de quien responda. Para los ortodoxos la culpa reside en el exceso de Estado y populismo, que ha trabado el desarrollo de un "verdadero capitalismo" (a pesar de tres décadas de dictaduras y democracias de mercado). La solución consistiría en un mayor aliento de la actividad privada y la reducción del Estado a sus funciones indelegables, como justicia y seguridad.

Para otros, la responsabilidad hay que rastrearla en la hegemonía que ejercen los centros sobre la periferia, que les permite aprovecharse de nuestros recursos y trabajo a través de diversos mecanismos de carácter financiero, productivo o comercial. La receta para salir del pozo pasaría por romper con las formas de dependencia o sumisión neocolonial.

Una tercera explicación del retraso y la pobreza, que tuvo su auge en las décadas del 50 y 60, pone el acento sobre el carácter primario exportador típico de las economías subdesarrolladas y la indolencia propia de sus dirigencias rentistas. De allí, los esfuerzos de las corrientes desarrollistas de posguerra en estimular el surgimiento de una clase empresarial dinámica (burguesía nacional) con decisión y capacidad para encarar un proceso de industrialización. En ese contexto, corresponde al Estado facilitar la canalización de recursos financieros y garantizar el acceso prioritario de la producción nacional al mercado interno. Esta corriente, conocida como estructuralismo, debido al énfasis puesto sobre la necesidad de cambios profundos, influyó decisivamente en las políticas de industrialización por sustitución de importaciones, características del periodo de posguerra.

Perspectivas

Actualmente, asistimos a un renacer de la visión estructuralista del subdesarrollo. Existe un amplio y sólido consenso en la sociedad acerca de la necesidad de emerger del atraso a través de la industrialización. El fracaso de las políticas ortodoxas aplicadas en las últimas tres décadas, en particular las experiencias conducidas por los ministros Martínez de Hoz y Cavallo, y el deterioro del país que ha producido la primarización se han convertido en los argumento más contundentes a favor de la industrialización.

Nunca Argentina produjo tantos granos, minerales y petróleo como en la actualidad, ni explotó tan intensamente sus recursos naturales. Sin embargo, nunca los argentinos estuvimos tan mal como en el presente. La solución de nuestros problemas no pasa por la mejora del precio de los granos ni por la eliminación de los subsidios agrícolas en los paises desarrollados. Para el país pastoril sobramos 20 millones de argentinos, de allí que la única alternativa de desarrollo sustentable e integradora pase por la industria.

Por Alberto Pontoni. Octubre 2003


La Pobreza en Argentina

La sustentabilidad de la pobreza en Argentina



La Argentina vive la peor crisis económica de su historia, con mas de la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza, niveles desconocidos de marginación laboral, quiebra del aparato productivo, cesación de pagos externa y colapso del sistema financiero. Ha dejado de ser el alumno modelo del FMI y el ejemplo a seguir por otras naciones en desarrollo para convertirse en la peor experiencia del periodo de posguerra. Es mas, muchos argentinos dudamos poder salir de este abismo que no parece tener fin, al que nos condujeron en forma progresiva los gobiernos que se sucedieron en las últimas décadas.

El generalizado repudio de la población respecto de la dirigencia política y económica de los últimos 30 años responsables por acción, ineficacia u omisión de la situación actual, se expresa en el difundido que se vayan todos, que identifica a cacerolazos, escraches, marchas de desocupados y piqueteros, así como en las legiones de jóvenes que abandonan el país.

Paradigma y expresión patética de la conducta de esa clase dirigente son las dos principales figuras políticas surgidas tras la sangrienta dictadura militar de los 70: Alfonsin y Menem. Ambos llegaron al poder envueltos en las mejores banderas del radicalismo y peronismo, la democracia, el respeto por las libertades públicas y la reivindicación de los derechos humanos, en un caso, y la defensa del trabajo y la producción nacional, el desarrollo regional y la justicia social, en el otro. Sin embargo, ambos terminaron involucrados con lo peor y más desdeñable de cada uno de esos movimientos, priorizando intereses corporativos o individuales y traicionando la fe publica depositada en ellos.

Capitalismo a la Argentina



En la búsqueda de explicaciones a la involución económica y social del país se pueden encontrar diferentes visiones.

Los responsables directos en la ejecución de las políticas que llevaron a este estrepitoso fracaso nacional, que suelen emboscar hipócritamente sus intereses particulares tras las banderas de la libertad de mercado, discurren sobre el carácter "populista" de nuestro país y las dificultades de establecer un sistema capitalista. Para esta corriente de pensamiento, ligada a la defensa de los intereses de los grupos económicos dominantes, la Argentina no es capitalista -de allí la crisis- y el desafío reside en realizar las transformaciones pendientes para convertirse en una real economía de mercado. Obviamente, los deberes pendientes se refieren al desmantelamiento de lo poco que queda del Estado, ya sea en el campo económico o social.

En la Argentina de hoy -después de haberse consumado la entrega a precio vil de los recursos naturales, concesionado servicios básicos con clientela cautiva y tarifas abusivas, privatizado ineficientemente el ahorro público y arrasado con los controles al ingreso irrestricto de capitales y mercaderías, se requiere de mucha ingenuidad para creer que la salida de la crisis pasa por la privatización del Banco Nación y del PAMI o el despido de una tercera parte de los empleados públicos y la reducción de los cargos políticos al nivel nacional y provincial.

En el otro extremo se encuentran quienes piensan que la experiencia argentina es una clara muestra del fracaso del capitalismo en general, sin profundizar en las características domésticas. Este tipo de afirmaciones de carácter general no explican adecuadamente el desarrollo de otros países ni se traducen en propuestas operativas para la coyuntura.

Desde nuestro punto de vista, en Argentina se ha desarrollado un tipo de capitalismo prebendario y antiindustrial fundado sobre privilegios institucionales, al que sería mas propio calificar de modelo de "capitalismo mafioso" y de economía de saqueo", de atenernos a la forma como se llevo a cabo la expropiación de la propiedad pública. En la consolidación de este modelo ha jugado un rol sustancial el Estado a través de la entrega de recursos, concesión de servicios, canalización forzosa del ahorro y desmantelamiento de redes de protección a la industria nacional. Los favorecidos han sido, por un lado, una camarilla de pseudoempresarios beneficiarios directos de las reformas -la llamada patria contratista- y, por otro, sectores económicos del exterior, que han aprovechado de la desindustrialización y el desmantelamiento del aparato productivo.

En la Argentina de hoy, el mercado y la competencia funcionan casi exclusivamente en determinados sectores y al nivel de pequeñas y medianas empresas mientras que en el resto de la economía predominan monopolios y oligopolios surgidos de contratos o concesiones leoninas hechos con el Estado.

El desafío consiste, justamente, en cambiar el modelo actual y establecer un capitalismo de producción y competencia, lo cuál requiere de un Estado activo que lleve a cabo las transformaciones institucionales necesarias.

De la recesión con deflación a la depresión con inflación



¿Estamos frente a un cambio de modelo? ¿Son idóneas las medidas de política económica adoptadas por la gestión Duhalde-Remes para revertir la crisis?

En primer lugar, el Gobierno no esta haciendo nada para cambiar el modelo vigente y reorientar el rol del Estado en la economía, promoviendo un capitalismo competitivo, sustentado en la industrialización y la mejora en la distribución de ingresos. Por el contrario, la inflación generada por la devaluación ha deteriorado el poder adquisitivo de la población profundizando la crisis y acentuando el carácter excluyente del modelo.

La más importante de las medidas adoptadas, el abandono de un sistema de tipo de cambio fijo por otro de flotación sucia, medida impulsada por el FMI y sectores vinculados a la producción de bienes exportables, produjo una fuerte devaluación del peso que ha sumado un nuevo problema a los ya existentes, la inflación. La recesión con deflación se ha transformado en depresión con inflación.

Las claves para interpretar la coyuntura y no confundirse con las marchas y contramarchas del Gobierno se encuentran en el programa económico que impulsa el FMI. La mayor preocupación del Fondo es obtener superávit en las cuentas externas de Argentina, es decir, la generación de saldos positivos en la balanza comercial para hacer frente a los compromisos financieros derivados del endeudamiento y las remisiones de utilidades generadas por las inversiones externas radicadas en el país. Todo ello manteniendo o, de ser posible, reduciendo los aranceles a la importación vigentes, objetivo estratégico de EEUU y el mundo industrializado.

La receta que permite resolver esta ecuación es simple: comprimir la demanda interna con la finalidad de reducir importaciones y aumentar exportaciones. Los instrumentos de política económica para alcanzar este objetivo son dos: la devaluación y el ajuste fiscal. Mediante la devaluación se reduce el consumo privado a través de la perdida de poder adquisitivo que provoca la inflación, mientras que por el ajuste fiscal se contrae el componente de la demanda que debería actuar como factor anticíclico y propulsor de la salida de la crisis.

La falacia de la vía exportadora



Obviamente, el marketing del modelo se realiza desde otro ángulo, ocultando su carácter excluyente y realzando su supuesta virtud. La baja de salarios reales haría más competitiva la producción local provocando un sustancial aumento de las exportaciones que impulsaría un nuevo sendero de crecimiento.

Para alcanzar su propósito los propagandistas de la vía exportadora suelen recurrir a la utilización de técnicas subliminales que facilitan la asociación entre la Argentina conservadora, rica, generosa y abundante, de principios de siglo, con una economía con escasa injerencia estatal, poco industrializada y centrada en la exportación. El sentido del mensaje es claro: el paraíso se perdió por culpa del populismo y la intromisión del Estado.

Sin embargo, la experiencia internacional es rica en ejemplos que refutan por ingenuo o malintencionado el argumento anterior. Hoy, en plena transnacionalización no se puede esperar del mercado, al menos para países en desarrollo, que produzca las transformaciones necesarias requeridas para consolidar un modelo industrial exportador.

Los ingenuos de mercado deberían estudiar con mayor detalle la experiencia latinoamericana y observar que las fuertes contracciones salariales tienden a consolidar un modelo regresivo de distribución del ingreso (concentrador-excluyente), en el que un pequeño núcleo de población captura un alto porcentaje de los ingresos en concomitancia con aumentos de la pobreza y el desempleo. Este tipo de modelo determina un perfil productivo de carácter primario-exportador con un limitado desarrollo industrial y una escasa absorción de empleo. En esa Argentina sobran veinte millones de argentinos.

Es mas, el superávit externo, objetivo de la devaluación, en lugar de orientarse al financiamiento de nuevas inversiones se termina aplicando, por un lado, al pago de compromisos financieros y retorno de inversiones extranjeras y, por otro, al consumo suntuario o ahorro en el exterior.

Este es el horizonte que tenemos. El grado de endeudamiento y la fuerte presencia de inversiones extranjeras en el sector productivo y financiero permiten prever que la exclusión, definida como pobreza, desempleo y bajos salarios, llegó para quedarse. Resulta ilusorio, al menos en el corto plazo, soñar con la difusión de una eventual bonanza derivada de una expansión económica motorizada por las exportaciones.

La virtuosidad de un esquema devaluación = mas competitividad = mas exportaciones no es automática en países en desarrollo. Construir un sector industrial exportador requiere de la activa presencia del Estado.

Alternativas



Las alternativas existen. Desde el rescate crítico de nuestra propia experiencia de industrialización sustitutiva a los modelos de industrialización orientada a exportaciones realizados en el sudeste asiático. En todos los casos las experiencias exitosas fueron el resultado de una fuerte presencia del Estado tanto en la planificación como en la ejecución de las actividades necesarias, en manos de una dirigencia eficiente y con vocación nacional.

Sin embargo, en el corto plazo la única posibilidad de reactivación reside en una inyección de recursos que movilice la economía mediante un golpe de consumo y un programa de inversión pública. El Gobierno cuenta con los instrumentos para implementar una acción de estas características a través de planes sociales, aumento de jubilaciones, realización de viviendas y obras de infraestructura.

La solución de la crisis económica actual no es un problema de teoría económica sino de política económica. Los instrumentos existen pero se requiere de decisión para su aplicación.

Por Alberto Pontoni. Mayo 2002




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