Sector Agropecuario

Monsanto y Dicamba

Monsanto

Monsanto es una empresa multinacional estadounidense que se dedica principalmente a la venta de semillas genéticamente modificadas y a la venta de agroquímicos para ser utilizados con sus semillas (Roundup).



Se trata una empresa controversial por el gran poder de mercado que ha alcanzado, el impacto que han tenido sus productos en el medio ambiente y su forma de influir en las agencias gubernamentales.

Monsanto opera fuertemente en Argentina.

Amenazas al Éxito Comercial del Glifosato

Luego de años de alta exposición al Glifosato, plantas como Amaranthus Palmeri desarrollaron resistencia al Glifosato. Esta resistencia fue confirmada en Argentina (1) (2). La especie está muy difundida en Estados Unidos y desde hace algunos años se encuentra en Argentina, principalmente en el sur de la provincia de Córdoba.



Durante años, el Glifosato fue junto a la soja transgénica resistente al Glifosato fueron un éxito comercial para Monsanto. La aplicación de Glifosato se extendió enormemente. Sin embargo, el crecimiento de la extensión de la superficie afectada por Amaranthus Palmeri está teniendo consecuencias muy negativas en Estados Unidos y los especialistas también están analizando la situación en Argentina. Al mismo tiempo, las primeras patentes de Monsanto están comenzando a expirar, lo que está permitiendo a otros productores de semillas genéticamente mondificadas, arrebatarle una pequeña porción de mercado.

Video: El Mito de Monsanto



El video nos muestra los problemas relacionados con las plantas que desarrollaron resistencia al Glifosato, el poder que ejerce Monsanto sobre agricultores y gobiernos y problemas de salud relacionados con los agroquímicos en Argentina.

Dicamba: un nuevo agronómico

Pero Monsanto puede tener la receta para un nuevo éxito comercial que reemplace al Glifosato: el Dicamba.

Dicamba es un herbicida capaz de atacar al Amaranthus Palmeri. Monsanto también desarrolló plantas de soja y algodón genéticamente modificadas para que sean resistentes al Dicamba, y ya comenzó a vender estas semillas es Estados Unidos.

La soja XTend de Monsanto (resistente al Dicamba) está aprobada en Estados Unidos, aunque en Argentina Monsanto suspendió el proceso de autorización de la misma, quizás en espera de la nueva ley de semillas.

El Problema del Dicamba: su alta volatilidad

El principal defecto de Dicamba es que es volatil: se evapora del suelo y de los cultivos luego de ser aplicado (5). El vapor se puede dispersar en direcciones inesperadas, afectando no solo cultivos vecinos sino también a la población. Reportes indican que la aplicación del Dicamba efectivamente afectó a cultivos que estaban en la cercanía (3)(4).

Monsanto, BASF y DuPont anunciaron que habían resuelto el problema de la volatilidad del Dicamba, mediante fórmulas que no se evaporan tan fácilmente. Sin embargo, varios cienfíficos advirtieron que las empresas químicas dificultaron la realización de experimentos y pruebas científicas acerca de la volatilidad antes de que se comience a comercializar el producto. (6)

En 2016, Monsanto comenzó a vender variedades de soja tolerantes al Dicamba en Estados Unidos. Agricultores que no utilizaron Dicamba, comenzaron a reportar que sus cultivos vecinos se vieron afectados por la aplicación de Dicamba, lo que llevó a muchos a demandar legalmente a Monsanto (7) acusandola de promover la aplicación de la versión antigua de Dicamba (la mas volátil). Pero muchos agricultores también se quejaron de que la nueva versión del Dicamba se trasladó a cultivos vecinos. (8)

Los informes indican que en Estados Unidos, el daño colateral causado por Dicamba es enorme, llegando al menos a afectar a mas de 1 millón de hectáreas. Monsanto dice que las personas que aplicaron Dicamba estaban aprendiendo y no siguieron correctamente las instrucciones (9)

Sin embargo, científicos dicen que el problema no puede ser solucionado tan fácilmente. El problema sería causado por la volatilidad del compuesto químico, y nó por errores en la aplicación. En un experimento, un área cultivada con soja no resistente al Dicamba se vió afectada por la aplicación controlada de Dicamba a una distancia considerable. La aplicación se realizó dentro de pequeños invernaderos cerrados, que se abrieron en los extremos, lo que confirmaría que el traslado de Dicamba se produjo por evaporación y no por errores en la aplicación.

Poder Económico y Político

A pesar de las numerosas quejas y reportes, Monsanto es una multinacional con un enorme poder económico y político, que realiza millonarias campañas para influenciar a los agricultores y la opinión pública. Al mismo tiempo, especialmente es Estados Unidos, hay muchos agricultores que están ansiosos por aplicar Dicamba a sus cultivos, debido a la tolerancia al Glifosato que desarrollaron ciertas malezas.

Entonces tenemos dos fuertes grupos económicos que están presionando para permitir la aplicación del Dicamba: El grupo de vendedores de semillas modificadas genéticamente y agroquímicos: Monsanto, junto con BASF y DuPont, y el grupo de agricultores que quiere aplicar Dicamba.

Qué pasará en Argentina?

En Argentina, BASF ya está comercializando Dicamba a través de su herbicida Atectra BV. Según BASF, la volatilidad de este producto es seis veces menor a la del Dicamba tradicional y la probabilidad de que los cultivos afectados por el Dicamba generen resistencia es baja.

¿Monsanto comenzará a vender su soja XTend? ¿Estamos ante una nueva época en la que quienes no quieran aplicar Dicamba se vean "obligados" a comprar semillas de Monsanto porque sino se verán afectados por el Dicamba de vecinos?

¿Monsanto está viendo menguar sus ganancias debido a la expiración de patentes y a la resistencia que desarrollaron algunas malezas al Glifosato, por su aplicación durante años, y por esto ahora quiere encontrar un reemplazo a Roundup?

¿Monsanto está intentando suprimir evidencia de la volatilidad del Dicamba?

Si se comienza a aplicar Dicamba en las zonas rurales argentinas: ¿El vapor con Dicamba se trasladará hacia lugares donde viven personas, afectando su salud y sumándose a la cantidad de agroquímicos que actualmente se detectan en esas zonas, y que ya son probablemente causantes de cáncer?

Referencias

1- https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28703943

2- http://www.weedscience.org/details/Case.aspx?ResistID=13038

3- http://www.stltoday.com/business/local/suspected-illegal-herbicide-use-takes-toll-on-southeast-missouri-farmers/article_af161843-b6cf-5939-beba-fc23585e8478.html

4- http://www.stltoday.com/business/local/illegal-herbicide-use-may-threaten-survival-of-missouri-s-largest/article_c4a4a96b-aba3-5e48-83b5-a546f5a9b8b1.html

5- https://www.jstor.org/stable/4043104

6- http://wypr.org/post/monsanto-and-weed-scientists-not-love-story

7- http://www.stltoday.com/business/local/class-lawsuit-takes-aim-at-dicamba-producers-accuses-monsanto-reps/article_6b6226cf-a566-5877-b6ff-e20423429e4c.html

8- http://www.npr.org/sections/thesalt/2017/10/07/555872494/a-wayward-weed-killer-divides-farm-communities-harms-wildlife

9 -http://www.npr.org/sections/thesalt/2017/10/26/559733837/monsanto-and-the-weed-scientists-not-a-love-story

La Importancia de Monsanto y la Soja

El mercado



La producción de alimentos es de fundamental importancia para las economías de los países. La tecnología del sector ha avanzado rápidamente en los últimos años. Se trata de un sector que ha incorporado grandes avances tecnológicos y que ha aumentado su productividad enormemente. La tecnología utilizada es compleja.

El cultivo de soja es la actividad económica mas importante del sector agropecuario argentino. La producción se realiza principalmente utilizando semillas modificadas genéticamente. El mercado de este tipo de semillas está dominado por Monsanto.

Monsanto



Monsanto es una empresa multinacional estadounidense. Sus principales fuentes de ingresos son la venta de semillas convencionales y genéticamente modificadas, la venta de licencias para producir semillas genéticamente modificadas y el cobro de licencias por el uso de la tecnología genética y la venta de agroquímicos, principalmente Roundup.

Se trata una empresa controversial por el gran poder de mercado que ha alcanzado, el impacto que han tenido sus productos en el medio ambiente y su forma de influir en las agencias gubernamentales.

Monsanto opera fuertemente en Argentina. El cultivo de soja transgénica se aprobó en 1996. A partir de ese momento, el área cultivada con soja aumentó fuertemente año a año. La soja reemplazó a otros cultivos como trigo y maíz en grandes áreas cultivables, lo que afectó a la diversidad de la agricultura, además de tener un impacto ecológico y poner en riesgo la sustentabilidad del sector. En diversas regiones, grandes superficies de bosque nativo fueron y son eliminadas como consecuencia de la expansión de la frontera productiva de la agricultura.


Roundup es el nombre comercial de un herbicida producido por Monsanto. Roundup pertenece a una familia de herbicidas basados en el Glifosato. Este tipo de herbicidas son los mas aplicados actualmente. Roundup inhibe la producción de una encima, llamada EPSP, que la mayor parte de las plantas necesitan para crecer. Luego de la aplicación de Roundup, las plantas se ponen amarillentas y mueren.

Las semillas modificadas genéticamente, como la soja “Roundup Ready”, producen una enzima alternativa a la EPSP, que cumple la misma función, pero que no se ve afectada por el Glifosato.

Monsanto fue pionera en el desarrollo y patentamiento de esta tecnología; logrando un gran poder de mercado a nivel mundial. La empresa cuenta con mas de 1600 patentes de biotecnología a nivel mundial. La tecnología llamada "Roundup Ready" o simplemente RR, fue adoptada muy rápidamente desde su creación. La primer soja RR fue producida en el año 1996 y el crecimiento de su tasa de utilización ha sido explosivo. Monsanto no solo tiene esta ventaja tecnológica, sino que también tiene capacidad a nivel de comercialización y de negociación con los gobiernos y diferentes entidades agropecuarias.

El mercado en Argentina

En Argentina, el mercado de semillas está muy concentrado y sus principales actores son empresas multinacionales. 3 empresas tienen casi el 50% del mercado: Monsanto, Dupont y Syngenta. Debido a las características del mercado, la concentración es un fenómeno que se observa en muchos países a nivel mundial. El desarrollo y aprobación de una nueva variedad modificada genéticamente, usualmente implica una inversión de mas de 100 mil millones de dólares. Teniendo en cuenta que se trata del mercado de alimentos, no es un fenómeno que deba ser tomado a la ligera. Otros actores importantes en el mercado de tecnología genética y de agroquímicos a nivel mundial son Dow, Basf y Bayer.

Monsanto está lanzando periódicamente nuevas variedades de semillas, que incorporan nuevas innovaciones tecnológicas. Una de las últimas variedades de semillas lanzadas al mercado se denomina "Intacta". Las semillas con esta tecnología incorporan, además de la capacidad de ser tolerantes al Glifosato, un gen que permite a la planta "protegerse a sí misma” de insectos, permitiendo que el agricultor use menos agroquímicos (1). La tecnología Intacta RR2 Pro fue autorizada en Argentina en agosto de 2012.

Sucede que muchos productores, en particular de provincias del norte del país, comenzaron a usar semillas que obtenían de plantas cultivadas anteriormente. Es decir, para el primer cultivo, compraban las semillas, pero luego obtenían las semillas de las plantas.

Por sus características biológicas, la soja es una especie en la que predomina la autofecundación y que conserva casi intacta su información genética de generación en generación. Cabe mencionar que la tecnología que permite producir semillas que darán lugar a plantas que eviten la "multiplicación de semillas autofecundadas" está disponible pero no es aplicada en la actualidad. Sin embargo, empresas como Monsanto están buscando desarrollar plantas que permitan la autofecundación pero no conserven ciertas modificaciones genéticas de generación a generación.

La legislación con respecto al uso de semillas

En Argentina, el uso de las semillas está regulado principalmente por dos leyes: la Ley de Semillas y la Ley de Patentes. La constitución genética de la variedad vegetal está regulada por la Ley de Semillas, mientras que la Ley de Patentes regula las incorporaciones transgenéticas que otorgan características adicionales a la constitución genética de la variedad vegetal, como la resistencia al Glifosato. Es decir que la soja transgénica es una nueva construcción genética que se regula por ambas leyes.

La Ley de Semillas, permite que el agricultor resiembre su cosecha, sin pagar ningún concepto adicional a quién le vendió las semillas (excepción del agricultor). También permite que quienes se dedican a mejorar las semillas mediante métodos no transgénicos, como los fitomejoradores, puedan usar las semillas de cualquier variedad comercial como fuente para producir sus propias semillas (excepción del fitomejorador).

Sin embargo, la Ley de Patentes no prevé las excepciones del agricultor ni la del fitomejorador, por lo tanto, el propietario de la patente de una variedad semilla con elementos genéticos incorporados por el hombre, puede impedir su uso por parte de un tercero (3).

Monsanto ejerció el poder de policía

Desde fines de 2014, Monsanto incorporó cláusulas al contrato que firman los productores, que permite que fiscalizadores de la empresa ingresen a los campos para verificar el origen genético y vender la cosecha únicamente a exportadores o acopiadores autorizados por Monsanto.

Monsanto también acordó con exportadores y acopiadores, para que controlen los granos y cobren un canon al productor que no pueda demostrar que pagó las regalías. Por ejemplo, si utilizó semillas por resiembra. Los exportadores comenzaron a controlar los granos desde 2015. Se cobraba 15 dólares la tonelada.

Monsanto logró que empresas exportadoras pidan documentación donde se indique que se han pagado las regalías por el uso de la tecnología; y cuando no se disponga de la documentación, que se pueda realizar una inspección para detectar rastros del uso de la tecnología Intacta. Esto se denominó como la "Cláusula Monsanto". Este hecho desató una disputa entre las cámaras que agrupan a los agricultores y Monsanto.

Para terminar con la polémica desatada, en Abril de 2016, el ministro de agricultura emitió un boletín oficial en el que se indica que cualquier inspección necesita autorización previa. (4)

DISPONESE QUE TODO SISTEMA, PROCEDIMIENTO O METODO DE CONTROL, MUESTREO Y/O ANALISIS QUE SE UTILICE EN EL COMERCIO DE GRANOS PARA PESAR, MEDIR, MEJORAR, CONSERVAR Y ANALIZAR LOS MISMOS, DEBERA CONTAR PARA SU IMPLEMENTACION, CON LA PREVIA AUTORIZACION DEL MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA.

Es decir, que las empresas exportadoras pierden la facultad "otorgada por Monsanto" de controlar los rastros genéticos de las semillas.

Problemas de fondo en el sector

A modo de conclusión, hay que reconocer que existen varios problemas de fondo:

- Una legislación desactualizada que no está al tanto de los recientes avances tecnológicos.

- Una incapacidad del estado para fiscalizar y controlar las semillas y las cosechas. Esto permite que mejoradores locales utilicen ilegalmente semillas transgénicas para obtener nuevas variedades.

- Una falta de acción o de iniciativas por parte de entidades gubernamentales que podrían servir a los agricultores locales y lograr una menor concentración del mercado, como el desarrollo de semillas de uso libre para los agricultores y mejoradores.

(1) http://www.monsanto.com/products/pages/intacta-rr2-pro-soybeans.aspx

(2) http://www.inase.gov.ar/consultaGestion/gestiones Catálogo nacional de cultivares

(3) http://www.abogados.com.ar/las-semillas-y-su-propiedad-intelectual/17607

(4) http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/260000-264999/260395/norma.htm

Crisis Alimentaria

El presente tema surgió de la inquietud de dar a conocer la verdadera gravedad que existe en el mundo y principalmente en nuestro país México sobre la crisis alimentaria mundial que esta ocurriendo hoy a nivel internacional y de que manera afecta de nuestro país.


Este tema que ha causado controversia a nivel mundial es muy importante estudiarlo ya que según varios analistas económicos se dice que realmente no estamos pasando por una crisis alimentaria y que solo esto se basa para enriquecer a los productores a cuesta de las familias mas necesitadas de nuestro país, todo esto por un modelo neoliberal que a nivel internacional se esta tratando de meter en los países subdesarrollados, los países mas desarrollados dejan a un lado a los países en vías de desarrollo donde se les da una jerarquía menor y no se les toma en cuenta de la manera correcta, ya que los subsidios mundiales se enfocan en dárselos a los países desarrollados para la agricultura.

Autor: Lic. Marcos Morales Martinez



Estatización del Mercado de Granos de Argentina

¿El gobierno argentino pretende estatizar el comercio de granos? Era la pregunta que más se escuchaba entre los productores agropecuarios. Existe una gran preocupación en el sector tan golpeado en el último tiempo por el intento fallido de aplicar retenciones móviles, la fuerte caída de los precios de los commodities agrícolas, la elevada inflación de costos que sufre el sector y últimamente, una histórica sequía.

Peores cosas no podrían sucederle al campo argentino. En realidad parece ser que sí, y ello se vincula al proyecto de creación de un ente mixto (obviamente controlado por el Estado que se quedaría con el 51% del mismo), para controlar el mercado de granos en Argentina.


Desde el gobierno se ha desmentido la existencia de este proyecto, aunque se ha corrido una fuerte versión que indica que el mismo sería dado a conocer a las entidades del campo en el día de hoy. Lo cierto es que la versión cobra más fuerza a cada instante.

No todos creen en la existencia de tal proyecto de “estatización” del mercado de granos. Más de un analista especulaba con la posibilidad de que el Gobierno hizo correr la versión para forzar a los productores a desprenderse de un remanente de soja, calculado por la Bolsa de Rosario en 5,5 millones de toneladas y que está valuado en alrededor de US$ 1.900 millones.

Más allá de la existencia real o no del proyecto, el campo se ha puesto en alerta ante la posibilidad de que el mismo se concrete. Prueba de ello, el viernes, el mercado de granos de Argentina no registró prácticamente negocios dado que los productores prefirieron no vender mercadería, entre otros motivos, por la incertidumbre respecto del proyecto oficial. Un operador del mercado de Rosario (la mayor plaza de granos de Argentina), decía en el día de ayer a Reuters: “Por ahora no hay nada de negocios. Todos están viendo a ver qué pasa, hasta ahora no he recibido ningún llamado de productores que quieran vender por este tema (de la iniciativa del Gobierno)”.


Guiándonos por las versiones que han surgido hasta el momento, el mayor interrogante que nos debemos realizar es el siguiente: ¿Cómo funcionaría este ente mixto? En principio se sabe que la entidad actuaría como una suerte de empresa testigo. La empresa mixta podrá actuar en el mercado como un operador más, comprando y vendiendo con el objetivo de mantener bajo control el precio de los granos, determinando una especie de precio sostén para el productor.

El objeto que tendría el ente mixto, según se ha insinuado, es aumentar la transparencia en el mercado de granos y evitar abusos por parte de las grandes empresas que controlan el mercado. Además podría tener poder sancionatorio contra conductas monopólicas de los grandes acopiadores. Por otra parte, con la creación de este ente, el gobierno lograría el objetivo de evitar que los productores retengan parte de la cosecha como está ocurriendo en estos momentos con los productores de soja.

En Argentina ya ha existido una entidad que cumplía un rol similar. La Junta Nacional de Granos que fijaba un precio mínimo para los productores agrícolas.


Desde los diferentes representantes del campo existe temor acerca de las implicancias del proyecto oficial. Mario Llambías, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), no quiso apurar un juicio al respecto hasta no conocer en detalle el proyecto: “Cuando veamos la letra chica, sabremos de qué se trata”.

En el site “Agro Parlamentario” se criticaba la iniciativa diciendo: “Un proyecto de ley que recrea la Junta Nacional de Granos (JNG) fue presentado recientemente en el Senado de la Nación y ya ha tenido amplia difusión entre operadores, analistas y entidades. En un momento en el que el sector agropecuario está luchando en el frente interno para lograr un trato no discriminatorio respecto de la política impositiva y en el frente externo para que los países centrales destraben el mercado de granos, parece extemporáneo proponer la creación de una organización estatal para que regule el comercio de nuestra producción”.

Alejándose de la polémica generado en torno al proyecto de creación del ente mixto, el diputado oficialista José María Diaz Bancalari criticaba el actual sistema de comercialización de granos remarcando al mismo tiempo la necesidad de mejorarlo: “Seguramente habrá que encontrar algún método para corregirlo”. Bancalari reconoció la existencia de varios proyectos al respecto: “Hay muchos proyectos. Pero lo que se está buscando es la transparencia para el comercio de granos y que los recursos vayan a los destinos que tienen que ir”.

La posible creación de este ente mixto, se pretende mostrar como un hecho positivo principalmente para el pequeño productor. Pero las necesidades del sector agrícola son otras y es por ello que una y otra vez han manifestado su disconformismo con las diferentes propuestas acercadas por el gobierno. Desde el sector agrícola se le reclama al gobierno rebajas impositivas y otros beneficios (entre ellos, mayores facilidades crediticias), para paliar los efectos de una grave sequía y de los bajos precios actuales de los granos en el mercado internacional.

Es cierto que de la manera en que está planteada la iniciativa, la misma aparece atractiva. Sin embargo, los representantes del campo se muestran temerosos acerca de derivaciones indeseadas de dicho proyecto. Básicamente se teme que el nuevo ente sea utilizado para dividir al sector e incrementar las presiones sobre el mismo.

La división del sector podría provenir de un posible apoyo a la iniciativa por parte de entidades que representan a productores pequeños. Desde el gobierno argentino se ha intentado en oportunidades anteriores provocar una división en el sector. Recordados fueron los intentos del Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno de asistir directamente a productores en problemas para separarlos de las entidades agropecuarias que los agrupan. Los múltiples intentos por dividir a las entidades representantes del campo hacen que el proyecto sea tomado como una nueva amenaza para el sector.

Pero este proyecto no solamente mantiene preocupados a los productores locales. También los mercados internacionales siguen de cerca lo que está sucediendo en Argentina. Es que el país es el segundo exportador mundial de maíz, el tercero de soja y el mayor exportador de derivados de la oleaginosa. Es por ello que cualquier decisión que afecte la producción y el comercio de granos en Argentina puede implicar un gran impacto en los mercados internacionales.

La iniciativa, al aumentar la incertidumbre para el productor, podría provocar un desincentivo en la producción agrícola (dada la triste experiencia que padecieron los productores con las retenciones a las exportaciones). Ello sumado a la situación climática reduce las expectativas para la campaña 2009-2010.

Por otra parte, la iniciativa, al generar incertidumbre sobre el volumen de producción de granos, produce dudas acerca del cumplimiento de las obligaciones externas. Así por ejemplo, Brasil ha comenzado a alejarse de la vinculación comercial que tenía con Argentina en materia de granos y así ha decidido abrir su mercado de trigo ante las constantes interrupciones de envíos desde Argentina. En estos momentos, el gobierno brasileño está estudiando iniciativas tendientes a incentivar la producción de trigo en Brasil y así reducir aún más su dependencia de la producción argentina.

En estos momentos en que el gobierno argentino debe reconstruir la confianza, la iniciativa de creación de este ente mixto genera más dudas que certezas. Quizás el gobierno logre implementar el proyecto y alcanzar sus objetivos de controlar la cotización de los granos y su rápida liquidación. Pero debe tener presente que cualquier intervención desmedida que altere las reglas de juego puede provocarle efectos negativos mayores en la economía. Así por caso, vale recordar los múltiples costos que le ha implicado a la economía argentina el control de precios como mecanismo para contener la dinámica inflacionaria.

No es el intervencionismo estatal la alternativa que mayores beneficios puede producirle a la Argentina. El país necesita incentivos para producir y la confianza de que se respetarán las reglas de juego.

Autor: Horacio Pozzo

fuente: Latinforme.com

Renta de la Tierra y Economía Campesina

RENTA DE LA TIERRA Y ECONOMÍA CAMPESINA



La definición de los agentes sociales involucrados en los procesos de producción que se realizan sobre el suelo agrícola, es un punto que hoy, adolece de muchas imprecisiones.

EL HECHO CAMPESINO EN EL CAPITALISMO

En el caso de los países subdesarrollados, los productores vinculados a los procesos agropecuarios han sido denominados, en una generalización abusiva, “campesinos”, y su forma particular de reproducirse, “economía campesina”, por oposición a los procesos de aplicación abierta y directa del capital y trabajo asalariado en la misma esfera. Las palabras campesino, campesinado, economía campesina, no son conceptos teóricos adecuados al objeto que pretenden estudiar. Productores que necesitan recurrir al trabajo de uno o más miembros de su familia fuera de la explotación agrícola para poder cubrir las necesidades de reproducción de la actividad agrícola, así como de la familia misma.


Productores que trabajan fundamentalmente fuera de su predio agrícola como forma central de su reproducción, siendo la explotación de su parcela una actividad económica marginal, cuyas funciones están más relacionadas con su subsidio implícito al salario que este productor obtiene en otras actividades remuneradas.

Productores sin tierras que pagan una renta por la tierra que trabajan.

Otros elementos de su definición: sociales, culturales, históricos, etc.


Trabajo asalariado y trabajo familiar son los pilares de la acumulación agrícola capitalista, el capital se apodera de todas las estructuras que encuentra en su paso, destruyendo a unas y transformando a otras, adecuándolas, para poder valorizarse repetida y sistemáticamente. El agro es el reducto más importante de vigencia de los fenómenos naturales en los procesos de producción.

La reproducción campesina no es un fenómeno marginal, sobre todo si se considera a la luz de su relación con la valorización del capital y del papel que cumple en el proceso de reproducción de las sociedades en que se desarrolla.

Si el capital recrea la economía campesina familiar es por que ésta se constituye en la forma que permite al capital social extraer el máximo de plus trabajo en esta rama de producción y reducir la sangría permanente que representa la renta del suelo.

El capital es el que define las condiciones de existencia y reproducción del campesinado, estas son:

La ruptura mercantil; integración al circuito monetario-capitalista, la ruptura tecnológica; incorporación a la base productiva propia del proceso de trabajo capitalista, y la obtención de un ingreso monetario, lo que supone su integración al circuito capitalista. Esta problemática implica no concebir como un freno al desarrollo del capitalismo en la agricultura, sino como otro modo de desarrollo del capital en este espacio.

El proceso de trabajo del campesino familiar parcelario se ha convertido en un espacio indirecto de valorización del capital, implica que el campesinado, no figura como capital ni se auto explota, sino que es la relación de ambos aspectos la que lo define como trabajador; el campesino no se define a partir de si mismo, sino frente al capital.

REPRODUCCIÓN CAMPESINA Y RENTA DE LA TIERRA

El análisis de Marx sobre la implantación del capitalismo en el agro tiene dos ejes que son complementarios.

Se refiere a la reductibilidad de las relaciones agrícolas al proyecto del capital por la vía de la subsunción directa del proceso de trabajo a su racionalidad. El segundo, la presencia de la renta de la tierra como única manifestación de la irresuctibilidad del proceso de trabajo agrícola al capital.

La renta capitalista de la tierra es la forma económica que expresa un modo de sui géneris de reproducción del capital en la agricultura, en función de que descansa sobre una base material de determinadas características naturales: la tierra.

La agricultura se encuentra subsumida al capital, al mismo título que la industria. Lo que implica la libre movilidad de capitales entre ramas de la producción, la libre concurrencia entre ellos, nivel igual de la ganancia media.

La renta diferencial es la forma por excelencia de la renta capitalista de la tierra; es la forma social que adopta la ganancia extraordinaria en la agricultura y cuya existencia no depende de las modalidades de la propiedad privada del suelo, sino de las condiciones particulares de toda la producción agrícola en el capitalismo. La reproducción campesina es la expresión mas acabada de la oposición el capital al dominio de la naturaleza en uno de los ámbitos de su valorización.

Renta diferencial I y productores campesinos

El proceso de penetración del capitalismo en el agro comienza por la necesidad que tiene el capital de apoderarse del suelo, en tanto que se trate de un medio de producción fundamental. Existen dos factores que se oponen a este proceso: el obstáculo social y el obstáculo natural.

Renta diferencial II y economía campesina

La RD II hace referencia a una etapa en el que el capitalismo ha sentado ya las bases de su desarrollo en el campo, generalizando los elementos necesarios a su valorización en el proceso de producción agropecuario. Estado y economía campesina

Hemos llamado la atención sobre estos dos elementos: el que la economía campesina sea un espacio indirecto de la valorización del capital, siendo por lo tanto un territorio de apropiación del trabajo ajeno; y en segundo lugar que la economía campesina permite al capital social reducir lo más posible la sangría a su ganancia, expresada en la renta del suelo agrícola.

Dos instrumentos son vitales: los precios y el financiamiento.

El crédito y los subsidios, fuentes básicas de financiamiento de la producción familiar parcelaria, son terrenos por la excelencia de la participación estatal en la economía campesina.

PROBLEMATICA EN EL SECTOR AGRICOLA CON SUS RESPECTIVAS PROPUESTAS

En este artículo se abordara la problemática y una solución general, pero viable al problema de la agricultura que persiste en México, pero antes que nada se dará una pequeña introducción al tema, comentando como es el desarrollo de la agricultura y su importancia.La agricultura orgánica1 es el subsector agrícola más dinámico en el país, pues en plena crisis económica ha aumentado su superficie de 23,000 ha en 1996 a 54,000 en 1998, y a 103,000 hectáreas en el año 2000. Esta agricultura es practicada por más de 33 mil productores en 262 zonas de producción en 28 estados de la República, generando 140 millones de dólares en divisas.

Importancia de la agricultura orgánica en México

Durante la última década, la agricultura orgánica ha demostrado ser una de las alternativas más promisorias para el campo mexicano en el camino de la sustentabilidad. La importancia de la agricultura orgánica de México radica en que se encuentra vinculada con:1) Los sectores más pobres del ámbito rural. El 98.5% del total de productores orgánicos son pequeños productores, con 2 hectáreas de cultivo en promedio, y por lo general agrupados en organizaciones campesinas. Este sector cultiva el 84% de la superficie orgánica de México y genera el 69% de las divisas.2) Los grupos más marginados y desprotegidos de todo el país, los grupos indígenas. Alrededor del 50% de los productores orgánicos de México pertenecen a algún grupo indígena. Entre los grupos étnicos que practican la agricultura orgánica se encuentran: mixtecos, cuicatecos, chatinos, chinantecos, zapotecos, tlapanecos, tojolabales, chontales, totonacos, amusgos, mayas, tepehuas, tzotziles, nahuas, otomies, tarahumaras y tzetzales, entre otros.3) La producción sustentable de alimentos. Esta agricultura utiliza prácticas amigables con el ambiente. Esta agricultura utiliza prácticas amigables con el medio ambiente, lo que permite el reciclado de subproductos y el aprovechamiento de materiales que se consideran contaminantes en la agricultura convencional (estiércoles, desechos de cultivos, etc.). A la vez, con esta agricultura los productores trabajan en un ambiente sano, libre de intoxicaciones y de enfermedades ocasionadas por los agroquímicos. Además, ofrece alimentos sanos a los consumidores.4) La recuperación y conservación ecológica de los recursos naturales. Esta alternativa posibilita la producción y, a la vez, la conservación y mejora el potencial productivo de los recursos naturales, tales como agua, suelo, flora, fauna, etc. Sistemas de producción orgánica en cultivos tropicales como café, cacao, vainilla, etc. permiten la conservación de los bosques y selvas tropicales al realizar la producción en concordancia con estos complejos sistemas ecológicos.5) El mejoramiento de la calidad de vida de sus productores. Estos reciben un mejor ingreso (20-40% por arriba de productores en sistemas convencionales). Varias organizaciones han logrado también beneficios sociales como una mejor educación (escuelas campesinas y centros de capacitación), conformación de cajas de ahorro y crédito, servicio médico, tiendas de abasto comunitarias, etc.6) Un desarrollo rural incluyente. A diferencia de otras alternativas propuestas para el campo mexicano, como la biotecnología, que únicamente puede ser utilizada en algunas áreas del país y sólo es accesible a productores con disponibilidad de recursos económicos, la agricultura orgánica es incluyente, pues presenta oportunidades para ser practicada en todas las regiones del país y por todos los tipos de productores por basarse en tecnologías y recursos locales.



PROBLEMÁTICA

Falta de financiamiento. La mayor parte de la producción agrícola esta en manos de pequeños productores, esto hace que no tengan los suficientes recursos para poder invertir nuevamente, aunque cabe señalar que con sus propios productos producen los insumos para cultivar nuevamente, pero no cuentan con más dinero para las demás actividades. El apoyo para el campo mexicano proviene de fundaciones y organizaciones internacionales extranjeras como la Fundacion "Pan para el mundo", de Alemania; la Fundación MOA de Japón; la Fundación Interamericana, las Fundaciones McArthur, Rockefeller y Rodin de Estados Unidos; el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo de América del Norte para la Cooperación Ambiental (FANCA). Otra parte del apoyo ha provenido de organizaciones no gubernamentales mexicanas, como la Fundación Vamos, Servicio de Paz y Justicia A.C., el Centro de Agroecología San Francisco de Asís y el Grupo de Desarrollo Comunitario de los Tuxtlas, entre otras. Con un apoyo mucho más limitado en asesoría de proyectos y financiamiento se encuentran algunas instituciones nacionales, entre las que se encuentran: SEDAGRO del Estado de México y de Durango, Secretaría de Desarrollo Social (a través del Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad en Oaxaca, Chiapas y Chihuahua), la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Programa Alianza para el Campo en los estados de Chihuahua, Chiapas, Oaxaca y Baja California Sur), el Instituto Nacional Indigenista (en Oaxaca, Chiapas y Chihuahua), SEMARNAP, Gobierno del Estado de Veracruz, Secretaria de Desarrollo Rural de Oaxaca y Consejo Mexicano del Café. Esto hace que de las instituciones que los financian son las que reciben la mayor parte de los beneficios de este sistema de producción, ya que controlan todo el proceso de comercialización (precios, cantidades, momentos de pago, etc.). Así que por el crédito recibido el productor está obligado a venderles su producción.

Escaso desarrollo del mercado nacional. El mercado nacional de productos orgánicos2 no se ha desarrollado, debido a la falta de conocimiento en lo que consisten los productos orgánicos, ya que gran parte de la población lo asocia como productos naturales, principalmente frutas y verduras (sin tener en cuenta los métodos de producción utilizados para su cultivo), mientras que otras personas los relacionas con los alimentos orgánicos con las formas de clasificación de la basura (desperdicios orgánicos e inorgánicos). Además que tenemos otro factor importante y es que la disponibilidad de estos alimentos, no se encuentran en cualquier lugar solo en tiendas naturistas y tiendas especializadas, o a través de canales directos, como es el caso de las despensas ecológicas, todo lo cual dificulta en forma importante el desarrollo del mercado ecológico, cabe señalar que sus precios tampoco son accesibles.



Dependencia de los Mercados Externos. México es uno de lo países de Latinoamérica que llega a exportar alrededor del 85% de su producción orgánica, ya que los países compradores no tiene las características naturales con la que cuenta México para sembrar así que llegan a consumir grandes proporciones de productos como café, frutas tropicales, hortalizas en la temporada de invierno, entre otros, además que los precios que pagan, para el gobierno no importa ya que lo fundamental es conservar buenas relaciones con el exterior. Los que intervienen en la comercialización son que se llevan las mayores ganancias en este intercambio, además que las procesadoras extranjeras muchas veces manipulan la información de precios, calidades y cantidades de los productos que arriban a las fronteras y puertos; y las condiciones de pago, en algunos casos, no son respetadas, lo que hace sumamente complicado para los productores nacionales establecer procesos de demanda comercial.

 

POSIBLES SOLUCIONES



Falta de financiamiento. Antes que nada resaltemos el hecho que los pequeños productores producen sus propios insumos, eso hace que sean los costos más bajos de los que deberían ser, sin embargo la solución a esto es por parte del gobierno crear programas de financiamiento, que llevaría todo un procedimiento como:ü Realizar una investigación de la cantidad de productores que necesitan ayuda (que seria en su gran mayoría, sin embargo es conocer la verdadera producción que se tiene)ü Costear el costo de producción de cada tierra (dependiendo el clima, la región, el producto a sembrar, etc.)ü Dentro de su presupuesto considerar este sector que es importante y fundamental para México, ya que si se le apuesta todo se la gana y mucho.ü Una vez que se le asigne la cantidad de ayuda (la suficiente para no depender de fundaciones que se lleven la mayor ganancia), controlar y vigilar que verdaderamente se lleve a cabo el proceso de sembrado como debe ser.ü El gobierno encargarse de la venta y compra de los productos, salvaguardando los intereses de los agricultores.ü Una labor que será fundamental para el gobierno es controlar las instituciones que ayuden a los productores para que no se abuse de ellos.Por parte de ellos es dejarse ayudar y venderle al mejor postor, no hay nada como una decisión bien pensada y analizada.

Escaso desarrollo del mercado nacional. La producción de lo productos orgánicos incrementarla de tal forma que México sea suficiente para que todos tengan acceso a consumirlos, teniendo como base una gran propaganda en los beneficios que se pueden obtener al consumirlos. Al incrementar su producción necesariamente deben bajar los costos, además de necesitar una ayudar por parte del gobierno para su producción, sin embargo con la publicidad que se le llegara a hacer puede ser suficiente para que se consuma más y así no necesitar la ayuda del gobierno. Asimismo distribuyendo el producto en todas los lugares de México para que se tenga un acceso fácil a su consumo.

Dependencia de los Mercados Externos. México debe de tomar como prioridad el buen producto para los ciudadanos que habitan el mismo, así que esto hará que la mayor parte del producto sea de calidad. Si México tiene la capacidad de exportar el 85% de su producción, entonces se podría decir que produce en grandes proporciones y antes que exportar debe dejar a sus habitantes con el suficiente producto para consumir, sin embargo no es así. Se debería crear un programa, en el cual se conozcan las necesidades de los habitantes en cuanto al consumo de los productos orgánicos, de esta manera satisfacerlas y lo demás exportar, así que las producciones de estos productos se tendrían que incrementar necesariamente para exportar.




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1AGRICULTURA ORGÁNICA: Sistema agrícola de producción que prescinde del empleo de productos de síntesis química para el mejoramiento de la calidad de los suelos y el tratamiento de plagas y enfermedades de los cultivos. Se fundamente en optimizar las condiciones edáficas (características físicas y químicas de los suelos) a partir de enmiendas orgánicas, abonos verdes, sustancias minerales, y de prácticas culturales tales como la labranza mínima, y la asociación y rotación de cultivos. Con ello además se disminuye la probabilidad de ocurrencia e instalación de plagas y enfermedades específicas y la extracción desbalanceada de nutrientes del suelo.
Para los tratamientos fitosanitarios admite el empleo de productos de síntesis natural, de muy baja toxicidad y sin efectos residuales sobre el suelo y los productos cosechados. www.ambiente-ecologico.com


2 Los productos orgánicos son aquellos producidos sin pesticidas ni agroquímicos de síntesis y que son controlados en toda la cadena productiva, de tal forma que garantiza resultar en alimentos sanos para el consumidor y con grandes beneficios al medio ambiente antes, durante y después de su producción. idem

3 www.semillas.org.co

Deforestacion en Argentina

En las últimas tres décadas el consumo mundial de soja, fundado en la gran riqueza de proteínas que presenta esta leguminosa y oleaginosa, ha pasado de 40 a 200 millones de toneladas, creciendo a un ritmo de 5 millones de toneladas/año. Todo indica que esta tendencia se mantendrá debido a (i) las perspectivas de crecimiento de China e India, (ii) los cambios en la alimentación de ganado para evitar el mal de la vaca loca y (iii) la potencial utilización en la elaboración de combustibles (biodiesel).


La contracara de este fenómeno es el aumento de la importancia económica de este cultivo y la gran expansión del área sembrada en Brasil y Argentina, que junto con EEUU concentran el 80% de la producción mundial. Actualmente, Brasil produce cerca de 60 millones de toneladas y las divisas generadas por exportaciones ya superan los 10 mil millones de dólares, más del doble que el azúcar y café sumados.

En nuestro país, en los últimos 20 años el área sembrada con soja pasó de 2 a 14 millones de hectáreas y la producción de 3.5 a 35 millones de toneladas. A su vez, las exportaciones del complejo soja superan los 7 mil millones de dólares anuales, más de la quinta parte de nuestras exportaciones totales.

Sin embargo, el festival de la soja no es gratis ya que la explotación irracional y la expansión de la frontera agrícola esta generando secuelas aún difíciles de evaluar. Brasil enfrenta el riesgo de una catástrofe ecológica debido a la creciente deforestación de la selva amazónica impulsada por avances genéticos que han permitido la adaptación del cultivo al clima tropical y en Argentina el reemplazo de bosques por soja esta produciendo la mayor deforestación de la historia. Según datos oficiales el país esta perdiendo unas 200.000 hectáreas de bosques al año.


Córdoba es la provincia donde el proceso es más devastador, seguida por Santiago del Estero y Salta. En estas tres provincias, que albergan reservas importantes de bosques nativos, se conjuga la acción de empresarios inescrupulosos y gobiernos cómplices que permiten el accionar de los bulldozers sin reparar en las consecuencias futuras.

En la última década, junto con el incremento del cultivo, Córdoba perdió el 30% de sus bosques nativos, ubicados principalmente en las sierras. Es más, de las 10 millones de hectáreas de bosques que había hace un siglo sólo queda un 12 por ciento y, peor aún, en la zona serrana sólo resta el 2 por ciento de la superficie boscosa original. Esto ha afectado seriamente su equilibrio ecológico pues mientras en el sur de la provincia el exceso de lluvias provoca inundaciones en el noroeste se reiteran las sequías.

La deforestación de los bosques de montaña destruye esa "fábrica de agua" natural que son las sierras, que actúan como "esponjas" que absorben el agua y la van liberando a lo largo del año. La deforestación en gran escala permite que el agua de lluvia escurra rápidamente, como si se deslizara por una autopista, impidiendo la retención del fluido y provocando posteriores sequías (la alegoría corresponde a Raúl Montenegro, titular de la Fundación para la Defensa del Ambiente).


En economía suelen minimizarse efectos como los descriptos al cargarlos en la cuenta de los costos de la modernización bajo términos tales como "externalidades negativas" o "fallas del mercado". De forma similar en el vocabulario castrense se suelen cargar a la cuenta de las llamadas guerras justas los costos por "daños colaterales". Esos "sacrificios necesarios" han servido para justificar en nombre de la globalización, económica o religiosa, capitalista o socialista, el genocidio de indígenas americanos en el siglo XVI y de campesinos rusos en el XX. Esta visión se corresponde con la instrumentación de la economía al servicio del interés particular de grupos.

La solución

La racionalidad económica puesta al servicio de los intereses particulares o del mercado no es ajena a estos descalabros y abusos, es más, actualmente concentra la mayor dosis de cinismo justificante dentro de las diferentes categorías de pensamiento.

En este campo, como en tantos otros, las soluciones técnicas existen pero el problema pasa por quién y cómo implementarlas, ya que confiar en la "mano invisible del mercado" llevará a situaciones de no retorno. El desafío reside en producir más soja con más eficiencia en la misma cantidad de tierra y no a costa del bosque.

Las principales organizaciones ecologistas del país coinciden en la necesidad de establecer con urgencia inmediata un plan de ordenamiento territorial y una ley de bosques que prohiba la deforestación por un periodo suficiente para permitir la recuperación natural de los ecosistemas. No cabe duda que la prohibición absoluta de deforestar y las penas de prisión para los que desmonten son instrumentos que van a llegar en unos años más, pero el problema es que lo harán cuando ya sea muy grave la escasez de agua.

Obviamente, ningún funcionario, nacional o provincial (ni siquiera las organizaciones de productores agropecuarios) se opondrá frontalmente a estas iniciativas, que serán siempre reconocidas como necesarias en declaraciones retóricas y discursos demagógicos. Sin embargo, la forma de sabotearlas pasa por el timing o el management, es decir, frenando la instrumentación de las medidas o implementando mecanismos burocráticos o poco eficientes de control.

Una vez más las soluciones económicas dependen de decisiones políticas y la única garantía que estas se tomen en el tiempo y orientación mas adecuados es ampliando la participación popular, tanto en la toma de decisiones como en su ejecución.

El deterioro en las últimas décadas de la democracia representativa y la conducta deplorable de dirigentes y representantes hacen necesario estimular el compromiso ciudadano a través de mecanismos de democracia directa o participativa. Esto implica sumar a la mesa de decisiones a las organizaciones sociales y ecológicas comprometidas con la protección del patrimonio natural, como son el Movimiento Sin Tierra de Brasil y el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y entidades como la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) y Greenpeace.

La incorporación de estos nuevos actores es un factor esencial para construir una nueva economía en el marco de una nueva democracia. El resto son buenas intenciones, y de ellas esta pavimentado el camino al infierno.

Por Alberto Pontoni. Marzo 2005

Sector Agroalimentario

El sector agroalimentario se compone de un conjunto de empresas y establecimientos que pertenecen a alguno de los siguientes grupos:


1- Aquellos establecimientos que forman parte del sector primarioy se dedican a la producción de alimentos (agricultura, ganadería, pesca y parte de la silvicultura).

2- Empresas que transforman materias primas provenientes se los emprendimientos mencionados en el punto anterior, en alimentos elaborados y semi elaborados.

Es decir, que el sector agropecuario está compuesto por empresas que pertenecen al sector primario y también por empresas que pertenecen al sector secundario.


Dentro de las empresas del sector primario, la agricultura y ganadería son las mas importantes. Subsectores importantes son, en la agricultura, la producción de soja, trigo y maíz, y dentro de la ganadería, la producción de carne vacuna, de cerdo y de pollos y de leche.

Con respecto a empresas del sector secundario, que pertenecen al sector agroalimentario, algunas de las mas importantes son frigoríficos, panaderías, producción de aceites, industria láctea, bebidas alcohólicas, etc.

Transgénicos

Por Alberto Pontoni. Setiembre 2003


En los noventa, una nueva revolución tecnológica llegó a la agricultura a través de la utilización de semillas transgénicas u Organismos Genéticamente Modificados (OGMs), como se los denomina en la jerga técnica. En los últimos seis años el área cultivada con OGMs en el mundo se multiplicó 30 veces, pasando de 2 a 60 millones de hectáreas. EEUU, con 30 millones de hectáreas ocupa el primer lugar, seguido por Argentina con 14 millones de has. Entre ambos se reparten las tres cuartas partes del área sembrada con transgénicos a escala mundial.

La principal ventaja de las semillas transgénicas se relaciona con la tolerancia que desarrolla la planta frente a herbicidas o insectos. Esto facilita y abarata las labores, ya que en lugar de recurrir a múltiples y variados "remedios" para combatir malezas y otros elementos dañinos de los cultivos se aplica un herbicida de amplio espectro, como el glifosato, que "mata todo menos la planta con antídoto". Por otro lado, Argentina es líder mundial en siembra directa, una tecnología que se complementa con los transgénicos y que esta desplazando la tradicional arada, reduciendo el desgaste de los suelos.

¿Por qué tanta resistencia frente a los transgénicos a pesar de estas ventajas? Una importante razón reside en la creciente perdida de confianza del público en la biotecnología. Escándalos como el "mal de la vaca loca" han deteriorado la percepción de la sociedad sobre los organismos de control y el riesgo de los alimentos derivados de la biotecnología. Por otro lado, grupos económicos, principalmente europeos, interesados en frenar el desarrollo de esta tecnología están aprovechando la situación. De allí, la necesidad de distinguir el autentico movimiento conservacionista e, incluso, anti-globalización, de los lobbies de sectores retrasados en tecnología transgénica y de los interesados en el mantenimiento de los subsidios agrícolas, en permanente búsqueda de justificativos para el establecimiento de nuevas barreras a la importación de granos.


Los variados argumentos que se suelen esgrimir para fundar el rechazo de los alimentos derivados de OGMs pueden ser ordenados en tres líneas principales:

1. Evidencias pseudo científicas. A pesar de los frecuentes artículos de opinión adversos, la realidad es que "no existe informe alguno de incidente de toxicidad, alergenicidad o otra indeseable consecuencia de liberaciones de OGMs o del uso de alimentos derivados de OGMs". A su vez, frente a quienes sostienen la eventualidad de daños futuros no predecibles, cabe señalar que las evaluaciones de riesgo realizadas con el mejor conocimiento actual, que incluye toda la información científica disponible, no han detectado efectos negativos de largo plazo. Obviamente, estos análisis no son garantía de "riesgo 0", de allí la necesidad de permanentes revisiones (coincidente con las conclusiones del documento de trabajo "Percepción pública de los OGMs", elaborado por el Dr. Moisés Burachik, de la Secretaría de Agricultura).

2. Negocio de transnacionales. Sin duda, argumento cierto. La respuesta no debe ser cancelar el desarrollo tecnológico sino ponerlo al alcance de todos y que la innovación no pueda ser abusivamente aprovechada por unos pocos. El método adecuado para frenar el capitalismo individualista no pasa por la destrucción de los avances científicos sino, entre otros, por la revisión de las normas sobre propiedad intelectual.

3. Información al consumidor. El "etiquetado" no es solución, a pesar del legítimo derecho del consumidor a informarse. Es más, contribuye a transferir el proceso de decisión del Estado al individuo en asuntos complejos, en lugar de revertir esta direccionalidad. En este, como en otros temas, la forma de poner límites a los aspectos negativos de la globalización y el avance de las grandes corporaciones pasa por fortalecer el rol del Estado exigiendo regulaciones efectivas y confiables. Obviamente la participación pública fortalece el desarrollo democrático y debe ser estimulada, pero también resulta necesario difundir el conocimiento científico para evitar su manipulación.

El caso argentino


En nuestro país el debate se potencia atento la importancia del cultivo de soja, donde se concentra la tecnología transgénica. Argentina se ha convertido en un país soja-dependiente, lo que equivale a decir transgénico-dependiente. Actualmente, la mitad del área sembrada y de la producción agrícola corresponde a soja transgénica (13 millones de hectáreas y 34 millones de toneladas). Somos el primer exportador mundial de aceites y harinas de soja y el tercero en poroto de soja. Esta actividad le genera al país ingresos por 6.500 millones de dólares anuales, una cuarta parte del total de las exportaciones.

De allí, la importancia del debate sobre OGMs en Argentina, enriquecido con el aporte de nuevos argumentos. Entre otros, el cuestionamiento de la creciente concentración y tendencia al monocultivo de soja y la eventual perdida de mercados debido al uso excluyente de semillas transgénicas. Argumentos atendibles y que ameritan un análisis profundo e integral de nuestro sector productivo, en particular, del agrícola.

Indudablemente, el mercado es un orientador natural de la producción y el reciente boom de la soja puede ser fácilmente explicado por el diferencial de rentabilidad de este cultivo con la incorporación del paquete tecnológico basado en transgénicos y siembra directa. Sin embargo, existen riesgos y daños no contemplados por el mercado que podrían hacer variar sustantivamente la conveniencia de este modelo productivo.

El riesgo ambiental del monocultivo debe ser evaluado seriamente. Argentina, como frecuentemente ocurre en los paises en vía de desarrollo, ha sufrido y sigue sufriendo las consecuencias de verdaderos desastres provocados por la falta de control y planificación en el uso de los recursos naturales. El quebracho y, más recientemente, la pesca son dos ejemplos elocuentes de políticas de Estado ausente o cómplice.

Por otro lado, existe un riesgo comercial que también debe ser atendido. Nuestra producción debe adaptarse a las exigencias presentes y futuras de mercados, a los efectos de obtener mayores beneficios en nuestra política comercial. Si Europa se empecina en cerrar el acceso a los granos transgénicos debemos tener la flexibilidad suficiente para ajustar nuestra producción a las nuevas exigencias y no perder mercados.

En conclusión, el debate sobre el uso de transgénicos no aporta, por el momento, indicios científicos de riesgos para el ambiente o la salud derivados de la utilización de esa tecnología. Sin embargo, la soja-dependencia y la tendencia al monocultivo pueden llegar a producir severos daños económicos y ambientales. Corresponde aplaudir el accionar de los grupos conservacionistas que alertan sobre estos riesgos y propiciar su mayor participación en los ámbitos de decisión pública. Esta es una alternativa eficaz para sacudir la modorra de un Estado ausente y acotar su complicidad con diferentes grupos de poder económico.

Retenciones

Por Alberto Pontoni.Agosto 2003


En estos días las entidades que nuclean al sector agropecuario han hecho sentir su fuerte oposición a los cambios propuestos por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para el cálculo del impuesto a las ganancias en las exportaciones de cereales y oleaginosas. Este reclamo se suma al que vienen efectuando desde hace más de un año para eliminar las retenciones (impuestos a las exportaciones) que gravan al sector.

En el caso del impuesto a las ganancias resulta evidente que la acción de lobby desplegada por las entidades empresarias, en particular, la Sociedad Rural (SRA), Confederaciones Rurales (CRA) y Cámara de la Industria Aceitera (CIARA), es en beneficio de un pequeño grupo de firmas exportadoras que realizan prácticas de evasión, subfacturando precios a través de operaciones de triangulación e intermediarios fantasmas. Para evitar estas maniobras la AFIP esta tramitando la facultad de revisar el valor de embarque declarado. Por su parte, los dirigentes rurales resisten la sanción de la modificación legal propuesta amenazando con un derrumbe de las exportaciones por valor de 860 millones de dólares y mermas en los ingresos de los productores agrícolas y del Fisco.

Esto no es así. El Gobierno no esta generando un gravamen nuevo ni cambiando la alícuota impositiva, sólo esta perfeccionando su legítimo ejercicio de contralor en una actividad donde resultan notorias las modalidades de evasión impositiva. Los únicos perjudicados por esta medida serán los intermediarios que actúan ilegalmente y no todo el campo, como se afirma. Por eso, no es valido el argumento utilizado por las entidades rurales que sostienen que la medida obligará a la creación de un seguro a costa del productor, que terminará afectando sus ingresos y desalentando la producción.


El otro tema es el de las retenciones. A partir de febrero del 2002 el gobierno volvió a recurrir a este instrumento de política fiscal, muy utilizado en el pasado y eliminado en la década del 90. Se comenzó gravando las exportaciones de petróleo y, posteriormente, se incorporaron otros rubros, con alícuotas que van del 5% al 20%. Los cereales, grasas y aceites vegetales tributan el máximo. El año pasado el Fisco recaudó a través de este impuesto poco más de 2.300 millones de dólares y para el año en curso se espera superar los 3 mil millones de dólares, un 13% de la recaudación tributaria estimada. Las provincias de Santa Fé, Buenos Aires y Córdoba contribuyen con casi el 70% de ese total.

Las entidades agropecuarias cuentan en este terreno con un importante aliado, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha reclamado por la eliminación de estos impuestos. A pesar de ello, Economía ya ha hecho saber que las retenciones no serán eliminadas sino reducidas y que dicho ajuste se realizará en forma gradual a partir del próximo año.

Las retenciones, ¿Perjudican al productor? ¿Afectan la producción? ¿Cómo impactan sobre el resto de la economía? ¿Son impuestos discriminatorios o justos?


Retenciones y renta agraria

Para un país como el nuestro, que destina el grueso de su producción agropecuaria al mercado externo, el precio de los diferentes bienes agrícolas es reflejo de su cotización internacional. De allí, que un impuesto a las exportaciones afecte el precio interno de los productos al reducir en forma proporcional el ingreso de los vendedores.

Un ejemplo simple facilita la comprensión de este argumento. Suponiendo que el precio de la soja en el mercado internacional sea de u$s 200 la tonelada, que el dólar se cotiza a tres pesos y que las exportaciones de soja son gravadas por una retención del 20%, el precio interno de la soja, es decir, el monto que los exportadores o acopiadores estarán dispuestos a pagar será de $ 500, menos fletes y comisiones.

De lo anterior se derivan dos consecuencias.

En primer lugar, las retenciones afectan al propietario de la tierra y no al productor. El precio de la tierra es consecuencia directa del beneficio que generan los bienes que produce. Si el precio del bien sube (o baja su costo de producción) el precio de la tierra aumentará. Lo contrario sucederá cuando baja el precio del bien (o aumenta su costo de producción).

Esto permite entender el fuerte incremento que viene registrando el precio de la tierra a partir del abandono de la convertibilidad. En el 2001, una hectárea de campo de excelente vocación agrícola en zona premium de la pampa húmeda (como el triángulo Arrecifes-Rojas-Pergamino) se cotizaba en 2.500-3.000 dólares/pesos. Hoy, se sitúa en los u$s 5.000 y, de eliminarse las retenciones, superaría los u$s 6.000. La explicación de este extraordinario aumento de precios, tanto en dólares como en pesos, reside en el fuerte incremento de beneficios provocado por la devaluación. En términos generales, el ingreso agrícola se triplicó mientras que los costos no llegaron a duplicarse. Asimismo, el aumento del precio de la tierra ha incrementado, en forma paralela, su renta o alquiler, es decir, la retribución que percibe el propietario.

La otra consecuencia de las retenciones se relaciona con los consumidores domésticos. Una baja de los precios agrícolas abarata los alimentos y el costo de la canasta familiar. Por lo tanto, las retenciones contribuyen a reducir el costo de vida y evitar un mayor deterioro del poder adquisitivo. Se estima que una eventual eliminación de las retenciones provocaría una caída del salario real de un 15%, ya que el alto nivel de desempleo bloquea la posibilidad de ajustes salariales que puedan compensar las alzas de precios.

A modo de conclusión

La salida de la convertibilidad y la devaluación del peso, junto a la licuación de las deudas por la pesificación de los créditos, aumentó sustantivamente la renta agraria y produjo una fuerte transferencia de ingresos a favor del campo. Los propietarios rurales fueron los principales beneficiados por una medida que tenía por propósito mejorar la competitividad del sector industrial a través de la reducción de las importaciones de manufacturas. El sector agropecuario no requería de estímulos adicionales para crecer, prueba de ello es el fuerte aumento de la producción y exportaciones agrícolas durante la convertibilidad.

Las retenciones no son gravámenes discriminatorios de la producción agropecuaria, como se pretende hacer creer. Es un impuesto que grava la riqueza y no la producción, para el caso, la propiedad de la tierra rural. En consecuencia, deben ser analizados como un instrumento de distribución de ingresos y desde ese ángulo evaluar la legitimidad de la intervención pública.

En definitiva, a través de las retenciones el gobierno esta captando sólo una porción de la injusta redistribución de ingresos que produjeron las medidas de política económica del año pasado, que generaron un espectacular enriquecimiento de los propietarios rurales a costa, principalmente, del empobrecimiento de los asalariados y otros sectores de la población.

Sector Agropecuario

Todo análisis sobre el presente y futuro de la Argentina debe tomar en consideración la realidad del sector agropecuario atento su importancia en el quehacer productivo. Una de las principales fuentes de información para el estudio de la problemática económica, técnica y social de ese sector es el Censo Nacional Agropecuario, que periódicamente realiza el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).



A continuación se presentan algunos datos significativos del último relevamiento, realizado a fines del año pasado, que permiten apreciar los cambios sucedidos en el ámbito rural en la última década, al compararse sus resultados con los del censo anterior, de 1988.

  • Actualmente existen unos 318.000 establecimientos agropecuarios que ocupan una superficie total de 170 millones de hectáreas. En los últimos 14 años la cantidad de establecimientos se ha reducido sensiblemente, en un 25%. Existen zonas, como Marcos Juárez en la provincia de Córdoba, donde el número de explotaciones disminuyó un 34% respecto del año 1988.
  • El área sembrada representa casi una quinta parte del total ocupado, alcanzando a 33 millones de hectáreas. El incremento de la superficie agrícola a nivel país fue del 5%, pero en algunas zonas, como el noroeste, el aumento fue mayor (+48%). A pesar de ello, en la década del 90 la Argentina duplicó su volumen de producción agrícola pasando de 35 a 70 millones de toneladas anuales, como consecuencia del fuerte incremento de productividad derivado de las modernas tecnologías.
  • Hubo importantes cambios en los cultivos, con fuertes incrementos en las áreas sembradas con oleaginosas (+65%) y cereales (+30%), a expensas de otros, como los industriales (caña, tabaco, algodón), que redujeron su cobertura en un 41%.
  • El ganado bovino permanece estable, en alrededor de 47 millones de cabezas, mientras que el ovino, que supera los 12 millones de cabezas, se redujo un 45%, con fuertes caídas en Buenos Aires (-70%) y Santa Cruz (-50%). También el stock porcino se redujo sensiblemente (-40%), alcanzando actualmente a sólo 2 millones de cabezas

La concentración de la tierra

El último censo agropecuario resalta otro aspecto igualmente llamativo, la desaparición de 80.000 establecimientos agropecuarios. Entre 1988 y el 2002 el número de unidades productivas se redujo un 25%, pasando de 397.000 a 318.000. La otra cara del mismo fenómeno es la fuerte concentración de la propiedad de la tierra que se produjo en ese lapso, que se expresa en el incremento del promedio ocupado por establecimiento, que pasó de 420 a 540 hectáreas.



La principal explicación de este hecho debe rastrearse en la introducción de tecnologías más capital intensivas que han permitido fuertes aumentos de productividad pero que requieren mayor disponibilidad de recursos financieros y técnicos.

La nueva situación agudizó el "dualismo" en el sector rural, caracterizado por la convivencia de productores pyme de escasos recursos que utilizan sistemas más tradicionales de explotación y grandes unidades de producción con disponibilidad suficiente de medios técnicos y financieros para acceder a los modernos patrones de producción. Los "pool de siembra" representan, justamente, el paradigma de este modelo.

El desenlace de esta situación era previsible. El deterioro de ingresos llevó a la venta de tierras y el desplazamiento de un número significativo de familias rurales, que va más allá de las 80.000 que perdieron su condición de propietarios.



Impacto social

Un colaborador de este Reporte, el Ing. Ag. Hugo Almada, docente agropecuario y actual concejal de Lobería, nos ha hecho llegar sus observaciones sobre las serias consecuencias de este fenómeno para la familia rural.

  • Desarraigo y marginalidad. La perdida de empleo del trabajador rural implica, generalmente, la migración a localidades cercanas de quienes viven en el campo, pues en su mayoría carecen de vivienda propia y habitan en el puesto que se les asigna. El desplazado llega a pueblos y ciudades sin vivienda ni trabajo y con pocas posibilidades de inserción laboral, ya que sus habilidades son específicas para la tarea rural. A eso debe sumarse un fuerte sentimiento de desarraigo debido a su idiosincrasia campera que choca con muchas de las costumbres urbanas. Esto convierte a un excelente peón rural, tractorista, esquilador, carrero, arreador, en un hombre abatido por la situación económica y por la pérdida de sus costumbres.
  • Desolación. El desplazamiento de los trabajadores rurales vacía escuelas y comercios y contribuye al desempleo en otras actividades y la despoblación de las regiones, transformando el interior en una gigantesca tapera abandonada.
  • Deterioro urbano. La nueva situación agrava el deterioro de las cuentas de los municipios rurales, ya que deben afrontar mayores gastos en rubros como asistencia social, salud, vivienda y educación, afectando otras prestaciones de servicios
  • Necrosis local. Generalmente, los nuevos dueños de la tierra son grupos económicos con sus administraciones en grandes centros urbanos, que realizan sus operaciones comerciales y contratación de servicios con empresas y profesionales de fuera de la zona. Esto contribuye al deterioro económico del comercio (acopiadores, proveedores de insumos, etc), profesiones y otras actividades locales, agravando la situación.
  • Daños ecológicos. La explotación intensiva en pos de la maximización de utilidades acelera la degradación del suelo y dificulta su recuperación. Se estima que cada centímetro de suelo perdido por erosión demora unos 200 años para recuperarse.

A titulo de reflexión

Sin duda no puede detenerse el avance tecnológico "destruyendo las maquinas", es decir, prohibiéndolo o negándolo. La solución tampoco pasa por la aplicación de políticas asistenciales a los desplazados, que sólo transfieren y agravan el problema. Corresponde al Estado hacer compatibles el progreso económico con el desarrollo social.

Una alternativa viable pasa por promover la transformación in situ de las materias primas, llegando con industrias a las localidades del interior y revalorizando el rol de las pymes en el desarrollo regional. El país necesita de muchos Rafaelas, Arroyitos, Villas Marías y Sunchales, verdaderos polos de desarrollo fundados en cadenas de transformación de productos agropecuarios. La tarea del sector público es hacer esto posible.

El Boom Agrícola

La cosecha 2002/03, estimada en 71 millones de toneladas, será la más grande de la historia argentina, superando la anterior en mas de un millón de toneladas. Esto ha sido posible debido a la concurrencia de circunstancias favorables, tanto de carácter técnico como económico, que se tradujeron en un aumento del área sembrada y la mejora en los rendimientos de los cultivos.


Entre las ventajas económicas se destaca el fuerte incremento de los ingresos del productor, tanto en dólares como en pesos, motivado por dos factores. Por un lado, el alza del 20-25% de los precios internacionales, consecuencia de sequías y adversidades que afectaron la producción de EEUU y otros países competidores. Por otro, la superdevaluación del peso, que multiplicó en 3.3 veces su cotización respecto del dólar. Estos beneficios han permitido compensar con creces la carga impositiva adicional que representan las retenciones a las exportaciones, equivalentes al 20% de las ventas, y el mayor precio de los insumos y combustibles, que han duplicado los costos de producción medidos en pesos.

En consecuencia, los ingresos en pesos del productor agrícola se multiplicaron más de 3 veces (deducidas las retenciones) mientras que sus costos se duplicaron. La ventaja del sector agropecuario, de tener ventas dolarizadas y muchos costos pesificados, le ha permitido ser el gran beneficiario de la superdevaluación y pesificación de deudas del 2002.

Desde el punto de visto técnico productivo, los altos rendimientos obtenidos son expresión tanto de las buenas condiciones climáticas que acompañaron esta cosecha como de las modernas tecnologías utilizadas, desmintiendo las amenazas de sectores interesados que presagiaban una reversión tecnológica motivada por las retenciones.


El campo bajo la convertibilidad

La explosión agrícola es el fenómeno económico más importante de la última década. Durante la convertibilidad y a pesar de la rigidez del 1:1 la producción agrícola nacional logró duplicarse, pasando de un nivel de 35 millones de toneladas al actual de 70 millones. Ese crecimiento espectacular, que se produjo de la mano de la soja, encuentra su principal explicación en el aumento de la demanda mundial y la mejora de los precios internacionales.

El área sembrada se expandió en un 50%, pasando de 17 a casi 25 millones de hectáreas y las nuevas tecnologías, como la siembra directa y los transgénicos, permitieron un fuerte incremento de los rindes y la reducción de los costos de producción. La soja ha sido la principal protagonista de esta nueva revolución agrícola. En los últimos 10 años ha duplicado su área sembrada, ocupando casi la mitad de las tierras actualmente en cultivo, y cuadriplicado su volumen de producción.


Esta mayor presencia del agro en la producción también se reflejó en las ventas al exterior. En 1993 las exportaciones de productos agrícolas, incluyendo granos, semillas, aceites y otras manufacturas de ese origen, representaban la tercera parte del total exportado y su valor rondaba en los 4.700 millones de dólares. Para el 2003 se espera alcanzar los 10.000 millones de dólares.

Impacto económico

Si bien deberá esperarse hasta fines de mayo para tener los datos finales de maíz y soja las buenas condiciones climáticas en desarrollo permiten prever una cosecha superior a los 70 millones de Tm. Ese volumen se distribuye, principalmente, entre soja (34 millones), maíz (14.5 millones), trigo (12.5 millones) y girasol (4.5 millones). Las exportaciones de granos, aceites y harinas se estima alcanzarán en el 2003 los 10 mil millones de dólares, de los cuales la soja suma 6.300 millones, el maíz 1.100 millones, el trigo otros 1.300 millones y el girasol 800 millones.

Esta exitosa campaña agrícola tendrá importantes consecuencias sobre la economía. Los 10.000 millones de dólares de exportaciones de origen agrícola estimados para este año, contribuirán decisivamente en la obtención de un sustancial superávit comercial, del orden de los 18.000 millones de dólares. La liquidación de esas divisas incrementará la oferta de dólares presionando a la baja el tipo de cambio. Esta situación pondrá al gobierno frente a la disyuntiva de incrementar la compra de divisas, para evitar una caída del precio del dólar por debajo de los $ 3, lo que redundará en un incremento de la liquidez monetaria.

Por otro lado, el Fisco se verá beneficiado por la recaudación de 2.000 millones de dólares en concepto de retenciones a las exportaciones agrícolas, que le proporcionarán casi el 10% del total de ingresos estimados para el 2003.

Comentarios

Una vez más Argentina se ve beneficiada por la conjunción de circunstancias favorables de origen externo. Las perspectivas del mercado mundial resultan alentadoras, a pesar de la resistencia a la eliminación de subsidios agrícolas por parte de EEUU y la Unión Europea. Por otro lado, es posible incorporar nuevas tierras y alcanzar una superficie cultivada de 35 millones de hectáreas y superar los 100 millones de toneladas. El mercado esta.

Para ello se requiere planificación e inversiones que permitan encarar la puesta en producción de nuevas tierras, incluyendo la recuperación de las ricas áreas anegadas de la provincia de Buenos Aires, la realización de obras destinadas a facilitar los sistemas de transporte y producción de energía, así como la promoción de actividades industriales vinculadas al sector agroalimentario.

Este desafío requiere del esfuerzo conjunto del sector privado y público. Los recursos financieros para encarar una revolución productiva de esta magnitud están disponibles. La recesión y el desplome de la inversión en los países industrializados han generado disponibilidad de capitales y liquidez, que se manifiestan en las bajisimas tasas de interés.

¿Qué falta? Sólo una dirigencia animada de interés nacional, que lidere un equipo de funcionarios probos y competentes y que dote al Estado de los instrumentos necesarios para enfrentar este desafío.

Por Alberto Pontoni.Febrero 2003

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