Una de las críticas al sistema anterior apuntaba a los altos costos que generaba a las empresas y su incidencia en los niveles de empleo. El argumento utilizado es que, al ser altos e impredecibles, constituían un factor que dañaba la capacidad de la economía para crear empleos productivos, desalentando nuevas contrataciones. De este modo, el régimen anterior parecía ser una de las causas que explicaba los altos índices de desempleo.
Según algunos estudios al iniciarse el régimen de la ley de Riesgos del Trabajo, los costos que afrontaban las empresas variaban entre 6 y 15 por ciento de la masa salarial. Por otro lado, se esperaba con el nuevo sistema, una reducción a un valor promedio del 3 por ciento de acuerdo con la evidencia mostrada por otros países con normativas similares.
En el sistema argentino, la competencia entre las ART para ganar clientes fue definida por las cuotas. El costo promedio para una empresa por asegurar a sus trabajadores es actualmente 1,4 por ciento de la masa salarial a nivel nacional, valor inferior a la mitad del esperado. Es evidente el impacto que el nuevo marco regulatorio tuvo en la reducción del costo laboral. Por un lado, con esto se esperaba mejorar la competitividad de las empresas, mientras que por otro, que tuviera incidencia en la generación de empleo, siendo éste un argumento fuertemente sostenido. Pero este hecho no se reflejó en los índices de desempleo. Como puede observarse en el gráfico 2, la tasa de desocupación abierta en el período de vigencia de la ley de Riesgos del Trabajo permanece en niveles superiores a los expresados en la institución anterior, lo que pone en duda su efecto en la generación de nuevos empleos.
Más aún, si se intentara comparar el comportamiento por regiones, se vería que en un mismo sistema regulatorio, se observan importantes oscilaciones que demuestran la escasa incidencia del mismo.
En el análisis de este punto puede verse cómo impactó el nuevo marco regulatorio de manera diferente a los dañadores y a las víctimas. Por una parte, la reducción del costo laboral para las empresas mejoró sus márgenes y en algunos sectores, su traslación al precio final podría haber permitido mejorar la competitividad. Por otro parte, ante una demanda de trabajo que parece inelástica con respecto al riesgo laboral, no se logró el aumento del nivel de empleo esperado con el cambio del sistema regulatorio.
Fuente: Elaborado en el trabajo de Acciarri, Castellano y Barbero (2000) sobre la base de datos del INDEC.
Nota: La tasa de desocupación está expresada como porcentaje de la población económicamente activa.
Autor: María Delia Irastorza