El "Corralito" fue un claro ejemplo de política monetaria en una crisis financiera. La limitación a las extracciones en efectivos, bajo los supuestos del modelo de Freeman (1994), es una de las maneras en las que se evita un pánico bancario. Pero el bajo grado de bancarización de la población, la dificultad de identificación de los tipos de depositantes y los inconvenientes tecnológicos para su funcionamiento, entre otros hechos, restringieron el desempeño de la medida en Argentina.
Por esto para eliminar el Corralito es necesario sustituir esta política por otra más efectiva dadas las circunstancias de nuestro país o bien eliminar las causas de la crisis bancaria, como la mala supervisión financiera y el excesivo déficit fiscal.
Introducción
El presente trabajo analiza la restricción de retiros en efectivo y la prohibición de hacer transferencias al exterior que se instauró en Argentina en diciembre de 2001, conocida como "Corralito" bancario. Este intentó detener el pánico bancario y evitar la consiguiente crisis financiera y económica que esto traería.
Se analiza el "Corralito" dentro de un modelo como el de Scott Freeman (1994), que explica las corridas bancarias y cómo prevenirlas. Se trata de evaluar la performance de la medida en el cumplimiento de su objetivo original, y las causas de este desempeño. A la vez se indaga en el origen del pánico bancario intentando identificar los principales factores que desencadenaron el mismo.
Finalmente, se describe la situación actual del sistema financiero y se plantean las posibles condiciones para su recuperación. Se mencionan también los requisitos para la eliminación de las restricciones a los retiros en efectivos.
Características del escenario Pre-Corralito
Por la comunicación A 3274, el BCRA estableció un nuevo régimen de encajes con vigencia a partir del 01/06/01. Según el mismo, básicamente, se obligaba a bancos y entidades financieras a constituir encajes de efectivo mínimo para los depósitos y obligaciones a la vista. Para depósitos a plazos residuales superiores a 365 días, se fijó un incremento automático de un punto porcentual de los mismos. Las entidades financieras debían mantener obligatoriamente estos efectivos mínimos en una cuenta corriente en pesos en el BCRA para cuentas a la vista en esta moneda, la cual era remunerada con intereses sobre su saldo diario.
Esta medida provocó la aparición de una discrepancia entre la Base Monetaria y el Circulante (dinero en poder de los bancos y del público), que hasta ese momento eran idénticos. Si bien ambas continuaron cayendo, la Base Monetaria se mantuvo encima del circulante hasta diciembre de 2001, debido a la incorporación a la Base del componente "Reservas de los bancos en el BCRA".
Para analizar esta medida bajo la Teoría Cuantitativa del Dinero, se requiere el cumplimiento de los siguientes supuestos: producto constante (Q0), lo que implica que el nivel de transacciones no se altera y velocidad de circulación de moneda y depósitos constante (V0). Adicionalmente se acepta que la relación entre tenencias de moneda y depósitos a la vista permanece invariable (E/D constante). Entonces, no deben variar los medios de pago (d(E + Dv) =0), si el objetivo es que los precios nominales no varíen (dP = 0). Sin embargo, al mismo tiempo, no deben variar ni los redescuentos (dR = 0), ni los efectivos mínimos (dav = 0; dap =0). Porque un aumento de los primeros o una disminución de los segundos aumentan la capacidad de hacer colocaciones rentables de las instituciones financieras, lo que probablemente haga crecer los préstamos concedidos y esto seguramente influya, en una segunda instancia, en la cantidad de moneda (E) y en los depósitos a la vista (Dv). Finalmente variarían los medios de pago, por lo tanto se alterarían los precios.
Análogamente, se podría concluir que se puede aumentar la creación monetaria a costa de un aumento de los efectivos mínimos que dejaría inalterados los precios. Asimismo, recomienda Arnaudo (1988), que se lo haga sobre depósitos a la vista, con un porcentaje razonable (para prevenir cierta desnaturalización del sistema financiero) y que se los remunere para evitar la separación de las tasas activas y pasivas.
Se puede concluir que la medida buscó un crecimiento de la deprimida Base Monetaria que no alterara precios. Mas, se podía anticipar que esta medida fracasaría al intentar variar la Base Monetaria. Bajo el marco conceptual del modelo Mundell- Fleming, en un sistema de tipo de cambio fijo, como era la Convertibilidad, y con libre movilidad de capitales (como era la situación del país en ese momento), políticas monetarias de este tipo son totalmente inútiles. Inicialmente se produciría un desequilibrio en los portafolios de los agentes, quienes tratarían de adquirir activos externos con su exceso de dinero, presionando de esta manera una devaluación. El BCRA entonces debería intervenir para mantener el Tipo de cambio y vendería reservas a esos efectos, contrayendo nuevamente la Base Monetaria que trataba de expandir.
Al percibir los agentes esta presión devaluatoria y al desconfiar de las posibilidades del BCRA de mantener la Convertibilidad, o tal vez de la voluntad del Gobierno de lograrlo, apareció el temor por las pérdidas propias de una devaluación. De esta forma, se comenzaron a formar expectativas inflacionarias que en Argentina terminan manifestándose en una creciente demanda de dólares. Este hecho también se puso de manifiesto en el Sistema Financiero en las cuentas, sobre todo depósitos plazo, que cambiaron súbitamente de moneda (de Pesos a Dólares).
Por otro lado, estaban las composiciones de cartera de los Bancos. En general se habían colocado en el Sector Público Argentino grandes proporciones de los fondos obtenidos del Sector Privado (entre Títulos y Préstamos al Sector). Al surgir las crecientes posibilidades del Default Argentino, se alimentaron los temores de los ahorristas de no poder recuperar su dinero si así lo deseasen. Se comenzó a desconfiar de la capacidad de los Bancos de devolver todos los depósitos (con los rendimientos pactados y en la moneda original). Al generalizarse ese "rumor" se dieron todas las circunstancias para que se presentara una corrida bancaria y luego un pánico bancario. Es decir, la decisión racional óptima de cada individuo era retirar todos sus depósitos antes que el resto o de lo contrario los bancos podrían no poder devolverle nada. Esto, agravado además por la posibilidad de devaluación y la reaparición de los "fantasmas inflacionarios", favorecieron la masividad de los retiros y la "fuga de capitales", como forma de prevenirse de estos efectos.
Análisis del Corralito y de su evolución
Dentro de un modelo de Freeman (1994), en donde se supone que existen n personas cuya vida se divide en tres periodos: El primero t0 , cuando nacen y t1 y t2 los dos periodos en que se divide el resto de su vida. Cuando nacen los individuos son dotados con y bienes que no pueden consumir en t0 y que deben por lo tanto optar entre consumir en t1 o en t2. En la población existen n/2 personas que desearán consumir en t1 y n/2 que desearán consumir en t2. Cada individuo sabe que tiene igual probabilidad de necesitar consumir en uno u otro período, pero esto no lo sabe nadie hasta que llega el momento t1. Además, la gente tiene la posibilidad de optar entre dos tipos de activos:
Activo / Tasa de Rendimiento Efectiva En t1 En t2
Almacenamiento 1 1
Capital v - q X
El rendimiento está expresado en términos de bienes y se supone que X > 1, de otra forma nadie optaría por el capital y la elección de cartera sería trivial. El capital puede venderse aún cuando no haya generado su rendimiento, es decir antes de t2, a un precio v. Informarse para distinguir la calidad del capital (verificar la existencia de un rendimiento real o no) tiene un costo de q por unidad de capital. También es necesario suponer que q > X – 1, para que entonces 1 > v – q (ya que obviamente v < X).
En el modelo la única forma de que cada individuo obtenga el mayor rendimiento posible atendiendo a cuando surja su necesidad de liquidez (si en t1 o en t2) es la aparición de un intermediario financiero. Este aprovecha el hecho de conocer que exactamente la mitad de la población consumirá en t1 y la otra mitad en t2. Lo único que tiene que hacer es invertir (ny)/2 en "almacenamiento" y el resto en "capital". Cada grupo recibirá un rendimiento de (ny)/2 si retira en t1 ó X(ny)/2 si retira en t2.
Para entender una corrida bancaria, se necesita ver qué sucede si hay un rumor de que todas las personas que deseaban consumir en t2 van a pretender desear consumir en t1. Dado que los bancos no pueden distinguir entre quién está diciendo la verdad y quién no, deberán responder igual ante cualquier persona. En ese caso, el comportamiento óptimo de todos los agentes que deseaban consumir en t2, es retirar antes. De lo contrario podría no haber capital para devolver a los que esperasen hasta t2. Debido a que el banco sólo cuenta con (ny)/2 bienes en almacenamiento para devolver en t1, si debe devolver mas que eso tendrá que vender capital a un precio de v – q, que es menos que 1. El banco se ve forzado a vender más de una unidad de capital para devolver 1 unidad de bienes.
El autor sugiere que una forma de evitar pánicos bancarios es la suspensión de retiros. Cuando ésta se implementa todos los que desean dejar sus bienes en el banco por un periodo más saben que a ningún depositante de su tipo se le permitirá extraer antes de tiempo. Entonces ninguna persona que no necesite consumir en t1 se apresurará a retirar. Si lo hace obtendría un rendimiento menor que si esperara hasta t2,. Bajo estos supuestos, esta medida funciona y hasta tal vez no es necesario implementar la suspensión de retiros de hecho, ya que no habría razón para tener pánico. Si los supuestos del modelo fallan, si por ejemplo el número de personas que necesita retirar en t1 es aleatorio y los bancos tienen dificultades para diferenciar los tipos de depositantes, esta medida puede no funcionar.
El Corralito fue en cierta medida una política de este tenor, que intentó detener el pánico bancario. Sólo que en lugar de suspender extracciones de efectivo, las limitó fuertemente llevando al público a una bancarización forzosa para disponer de sus fondos y poder realizar transacciones con ellos. (Amén de la prohibición de hacer transferencias al Exterior.)
El "rumor" que generó la posibilidad de un pánico bancario fue la crítica composición de cartera de los Bancos. La excesiva financiación otorgada al Gobierno creaba un creciente riesgo asociado a ella. Bajo mi punto de vista, el deterioro de la cartera fue posible por la mala supervisión financiera. No se supervisaron correctamente los riesgos crediticios, asociados a la performance y a la calidad de las garantías de los tomadores de fondos (en este caso el Estado Argentino). Tampoco se lo hizo con los riesgos de liquidez, ya que empezaron a haber descalces entre Activos y Pasivos. Esto se debió a la simultánea caída de captación de depósitos y a la creciente dificultad de recobrar préstamos junto a la imposibilidad de hacer líquidos sus títulos, que en teoría son sustitutos de las reservas en efectivo. Posiblemente los riesgos operativos, relacionados con los controles internos de los bancos y con actividades fraudulentas, hayan tenido una parte significativa de responsabilidad de la crisis.
En un principio, el Corralito fue una medida que intentó frustrar la caída de una gran cantidad de bancos. A pesar de que el común de la gente puede pensar que la crisis financiera, en cuanto a pérdida de credibilidad se refiere, es responsabilidad del Corralito, las causas originales de la desconfianza, existían mucho antes que el mismo Corralito.
En mi opinión, el Corralito hubiese tenido éxito en evitar el pánico bancario, sin mayores costos tal como lo predice el Modelo de Freeman, si Argentina hubiera tenido un alto grado de bancarización (bajo E/D) y la economía ya hubiese estado preparada para operar bajo esta circunstancia. Pero las grandes dificultades tecnológicas de su aplicación práctica, junto con otros factores (el alto rechazo social a la medida, la alta tasa de desempleo, la profunda recesión que atravesaba el país, el creciente nivel de pobreza, etc.) engendraron una gran crisis social que terminó con la caída del Gobierno que instauró la medida.
Al flexibilizarse la medida a la vez que, simultáneamente se aplicaran otras políticas como: el abandono de la Convertibilidad y la devaluación del Peso; la pesificación asimétrica de activos ($1.4/US$) y pasivos($1/US$) de los Bancos y la confiscación de ahorros, se amplió el objetivo inicial del Corralito y comenzó a servir para el cumplimiento de otros.
La flexibilización (Corralón) se instauró vía comunicado Nro. 42632 de fecha 19/02/02. Se estableció: en primer lugar, la creación de certificados que podrían ser transferibles o intransferibles, por el importe parcial o total de cada vencimiento - capital e intereses -, y transmisibles por endoso en el primero de los casos. Esto apuntaba, por un lado a ampliar las posibilidades de disposición de tales recursos, facilitar su movilidad dentro del sistema financiero, y reactivar las transacciones con bienes. Admitiéndose la aplicación de dichos certificados para, entre otros posibles destinos, a la cancelación total o parcial de deudas concertadas en moneda extranjera o en pesos, dentro de la misma entidad y aunque los clientes no sean los titulares de los depósitos reprogramados y/o a la adquisición de inmuebles y/o de vehículos automotores. Por otro lado se intentó lidiar con otro problema de la medida: la aleatoriedad de los tipos de depositantes y la incapacidad de los bancos de distinguir los retiros necesarios y de los que no lo eran. Se fijaron entonces algunas excepciones al Corralito para cuentas cuyos titulares tuviesen 75 años o más o para emplearlas para el pago de gastos médicos en el país y en el exterior, entre otras. Esta nueva regla procuró no dejar a una persona que necesitara retirar en ese instante sin posibilidades de emplear su dinero, que es justamente un riesgo de la suspensión de retiros cuando hay aleatoriedad y dificultades de distinción entre los depositantes. Se tuvieron en cuenta ciertas necesidades (cuentas salarios, edades, condiciones de salud, etc.) como excepciones a la medida. La elección del criterio para definir necesidades fue algo arbitraria y muy discutible. Finalmente, se reprogramó la disponibilidad de plazos fijos para quienes tuviesen que cobrarlos (es decir para quienes no los utilizaran de ninguna de las maneras ante dichas) o se dio la oportunidad de canjearlos por distintos Bonos en dólares o pesos.
Situación actual del Sistema Financiero Argentino
- Total desconfianza del Público al Sistema: este elemento puede ser la clave de la recuperación del Sistema junto con el control de las expectativas. Pero a la vez son objetivos difíciles de lograr, al menos rápidamente. El problema que trae la desconfianza es que la gente no sólo no depositará sus ahorros en los Bancos sino que además tratará de extraer todo dinero que tenga en ellos por temor a perderlos. Al suceder esto el Sistema no tiene fondos para financiar la Inversión, lo que alimenta la recesión y agudiza el problema de la credibilidad aún más. Según Neder (2002), la economía entra en un "ciclo vicioso de la desconfianza". Durante el primer cuatrimestre de este año, los depósitos declinaron más de 13.000 millones de pesos (al tipo de cambio 1.4 pesos por dólar), y el ritmo de caída de los mismos pasó de 2.200 millones a más de 4.000 millones de enero a abril por los recursos de amparo presentados en ese lapso. A esto se sumó el goteo diario que llevó a dudar sobre el tiempo de supervivencia del sistema bancario. Asimismo, lo peor es que ningún banco (sea nacional o extranjero) se escapa del escepticismo propagado entre los ahorristas y por esto se está empezando a temer un contagio de esta crisis a toda Sudamérica. Es decir que la mayoría de los inversores, al asociar la situación de nuestro país y sus características a las de todos los países de la zona, concluyan que probablemente todos entren en Default, y actuando todos en manada, retiren sus fondos de los países subdesarrollados. Neder denomina a este comportamiento "Efecto Corralito".
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- Por el anterior motivo no existe dinero nuevo por depósitos y existen graves problemas de liquidez que en caso de que se liberaran totalmente los fondos de las restricciones del Corralito seguramente se verían agravados. Domínguez (2002) afirma que los bancos contaban a fines de Mayo de este año con encajes por 6.000 millones de pesos pero que la demanda potencial estimada a esa fecha podría ser de 40.000 millones. Si se diera esta situación ante la liberación del Corralito, el Gobierno debería emitir masivamente para cubrir esos retiros, llevando a una hiperinflación. La gente se volcaría con estos fondos al dólar, que por supuesto guardarían en cualquier lado menos en un banco de Argentina. Es decir, la posibilidad de la quiebra de una gran cantidad de bancos sigue siendo posible.
- Existe además una dificultad que subsiste aún cuando la captación de fondos hacia el sistema no fuera una traba: el grave deterioro de las carteras de inversiones de los Bancos por la recesión y por la creciente inflación. Esto exige a los Bancos buscar nuevas alternativas de colocaciones para solucionar este tema, el cuál no es un problema menor.
- Propuesta para la liberación del Corralito
En primer lugar yo distinguiría entre levantar el Corralito y recuperar el sistema financiero, ya que estas difícilmente sean medidas equivalentes. En mi opinión esto es así porque no se puede eliminar el Corralito sin al mismo tiempo implementar políticas complementarias que formen en su conjunto un plan económico serio. Antes de pensar en liberar el Corralito se hace indispensable:
- Eliminar las expectativas de suba de precios y frenar la demanda de dólares. Bajo mi punto de vista la única manera de lograr eso es implementando un nuevo régimen de tipo de cambio fijo, una nueva Convertibilidad, o hasta una dolarización. Es muy difícil que, dada la cultura inflacionaria que existe en nuestro país, otro método distinto a estos, como podría ser un "inflation targetting", funcione en frenar las expectativas. Al menos con la rapidez y efectividad que se necesita por la gravedad de la situación. De esta forma, si se brinda una cierta estabilidad de precios se podrían mejorar las opciones de cartera de los bancos, lo que haría más posible la captación de fondos por el Sistema. Durante un proceso de estabilización se da, de forma natural, un aumento de los activos financieros, gracias al aumento de la cantidad deseada de dinero (ya que su rendimiento sube al caer la inflación, es decir, sube de la tasa real de interés).
- Fuerte y renovada supervisión bancaria: una vez solucionado el tema de expectativas y cuando los bancos estén de nuevo en condiciones de captar fondos para invertirlos, la supervisión debe ser un elemento clave. Debe servir para detectar situaciones irregulares y de alarma ante posibles situaciones que de no ser tratadas a tiempo, lleven a una nueva crisis. La misma debe permitir, tal como recomienda el FMI, la detección de bancos en problemas y la implementación de planes (intervenciones si es necesario) de los bancos "débiles" del sistema. Este elemento debe devolver la credibilidad al sistema necesaria para que al introducir elementos de salvataje con altas tasas reales de muy corto plazo sean efectivas y logren absorber el dinero que queda liberado del sistema. Evitando así que se acumule en la demanda de dólares. Si una buena supervisión no garantiza a los inversores que su dinero será colocado responsablemente, ninguna tasa real por mas alta que sea llegará a atraer fondos al sistema.
Disminuir esta fuente de descreimiento será una vía que permitirá al Estado ahorrar futuras pérdidas. De más está decir que la pesificación asimétrica le significará al Estado compensar a los Bancos. La misma intentó efectuarse dejando a los mismos optar por un Bono en Dólares o uno en Pesos. El monto de esta compensación rondaría los $15.000 millones de pesos.
- Eliminación del Déficit Público: es indispensable que el Gobierno reduzca su déficit para prevenir, en primer lugar la absorción excesiva de fondos del Sistema Financiero y para además no tener que recurrir a la emisión de dinero para financiarse. Este elemento, al igual que la mala supervisión, al no detener la gran proporción de fondos que fue al Sector Público, fueron los mayores detonantes de la crisis financiera actual.
Dentro de esto incluiría también una reestructuración de los bancos públicos, quienes deberían comportarse sujeto a las mismas reglas de juego que los bancos restantes, para evitar las ineficiencias propias del sector público.
Una vez alcanzados, aunque sea parcialmente estos requisitos, es aconsejable que la liberación de las restricciones a los retiros en efectivo se haga gradualmente para evadir "sorpresas" que podrían causarse por el comportamiento de los agentes de sobrereacción (overshooting) o por comportamientos típicos de inversores de "actuar en manada".
Sobre el Autor: Villar, Sofía Soledad, Economista
sofiavil@eco.unc.edu.ar
Bibliografía:
ARNAUDO, Aldo A., (1972) "Economía Monetaria". Segunda Edición, revisada y corregida, México 1988.
DOMÍNGUEZ Norma, (2002) "Crisis, "corralito" y ... ¿Colapso bancario?" Seminario de Información económica y financiera: viernes 31 de mayo de 2002. Editado por Asesores de Publicaciones S.L.
NÉDER, Angel Enrique, (2000) "Financial supervision". Notas de clase de Economía monetaria.
NÉDER, Angel Enrique, (2002) "Corralito, política monetaria del BCRA y solvencia del Sistema Financiero". Ciclo de Análisis de Coyuntura: 2 de mayo de 2002
CHAMP, Bruce and FREEMAN, Scott (1994), "Bank Risk" Modeling Monetary Economies (Chapter nine). John Wiley & Sons, Inc. Singapore.
Boletín Estadístico del Banco Central de la República Argentina (febrero 2002)
Series económicas: Fondo Monetario Internacional y Naciones Unidas.
Anexos.
Anexo 1: Composición de carteras de Bancos Públicos y Privados.
Anexo2: Indices de Bancarización para Argentina (Septiembre 2001)