Blogs

Inflación en la Carne

Inflación en la Carne, las Verdaderas Causas


25 de febrero de 2010

Por el Lic. Aldo Abram

En 2006 publiqué dos artículos advirtiendo que los argentinos tendríamos crecientes problemas para acceder a nuestro tradicional asadito, pasados tres años. ¿Tu Sam, Harry Potter o Mandrake? Nada de eso. Simplemente, fue el resultado de evaluar la estrategia del Gobierno, que se basaba en decir que la carne era el origen del pecado de la inflación. Ahora, la presidente de la Nación y sus principales funcionarios han vuelto con el mismo diagnóstico. Según ellos, no hay suba generalizada de precios, el problema es sólo la carne y se debe a que los codiciosos ganaderos quieren ganar más, por lo que los consumidores deberán pagar más caro.


Como argumenta el oficialismo, es cierto que el alza actual del valor de los vacunos tiene algo de estacional. Lamentablemente, buena parte de la última suba de los valores de la carne tiene otros justificativos que permanecerán en el tiempo, en tanto se mantengan las pésimas políticas oficiales para el sector y la expansión

creciente de la oferta monetaria. A partir de 2006, ante cada alza, el Gobierno fue estableciendo cada vez más estrictos controles de precios y restricciones a la exportación para aumentar la oferta local y bajar la carne en el mercado interno. Más allá de la inconstitucionalidad de prohibir una actividad lícita como la venta externa de un bien, estas medidas significaron «asado para hoy, hambre para Para que un bife llegue a la góndola, lleva unos tres años de criar y engordar un novillo o ternera. Si luego de hacer esa inversión de largo plazo, el productor ve que el Gobierno le controla los precios y le prohíbe exportar, licuándole sus ganancias, lo más probable es que, parcial o totalmente, empiece a destinar su campo a la agricultura y a bienes donde el Poder Ejecutivo tenga menos incentivos

para intervenir. Esto es lo que pasó desde 2006 y que llevó a que la ganadería se desplazara a zonas marginales, de menor productividad, y aumentara la liquidación de vientres. Cabe recordar que en este negocio, si uno envía al matadero más vacas, está disminuyendo la producción futura, ya que éstas son necesarias para gestar los terneros. Las escaseces de hoy son fruto del desincentivo a criar y engordar terneros de hace tres años y, lamentablemente, cambiar esta tendencia llevará ese mismo plazo de una modificación profunda hacia buenas políticas para mañana.

Lo grave es que el diagnóstico sobre la inflación es equivocado. Cualquiera que haga las compras del hogar sabe que, desde mediados de 2009 y en mayor o menor medida, la suba es generalizada y se ha acelerado. Una vez superadas las

elecciones, moderar la inflación dejó de ser la prioridad y se buscó incentivar la demanda interna, para lo que el Banco Central aumentó el ritmo de emisión de pesos. Ahora, si uno produce de un bien más de lo que la gente demanda, baja su precio. El problema es que la moneda nacional es la unidad de medida con la que se valúan todos los bienes y servicios de la economía. Por ende, si se achica el metro, todo aumenta medido contra él. Por eso, los economistas dicen equivocadamente que la inflación es el alza generalizada de precios, cuando, en realidad, es la baja del precio de la unidad de medida, es decir, el peso. A qué se asignó este «impuesto inflacionario» (más del 100% de suba del IPC

desde 2004) que se cobró sobre el stock de pesos de los argentinos: a financiar al Gobierno, comprar reservas y aumentar el crédito interno; pero, principalmente, para los dos primeros objetivos. Dado que, a futuro, esta estrategia se profundizará, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de nuestra moneda se acrecentarán, aunque la carne coyuntural y estacionalmente baje. De hecho, una vez que su valor se reacomode, retomará su tendencia alcista, Entonces, ¿qué hará el Poder Ejecutivo? ¿Aumentará los controles de precios? ¿Prohibirá exportar? Esto

solamente llevará a que haya cada vez menos productores que quieran seguir en el negocio ganadero y garantiza que tendremos menos carne el día de mañana. Aunque más no sea, el Gobierno debería analizar la política ganadera del Uruguay, que está a la vista que tuvo muchos mejores resultados que la local, o vamos a terminar teniendo que viajar a Montevideo para comer un buen bife.

Autor: Lic. Aldo Abram

www.exante.com.ar

Honorarios

ACTUALIDAD FISCAL: TRATAMIENTO DE HONORARIOS DE DIRECTORES Y ADMINISTRADORES


Nos referimos de manera concisa y tomando los aspectos más relevantes, al tratamiento impositivo de los honorarios de los administradores societarios.

Siempre ha dado lugar a dudas el tratamiento que merecen los honorarios que perciben los directores o administradores de sociedades. Una explicación más o menos rápida permitirá definir claramente dónde estamos ubicados al respecto según la legislación vigente.


HONORARIOS POR LA FUNCIÓN DE DIRECTOR

Aquellos honorarios que los directores o administradores perciben por distribución a través de la asamblea ordinaria anual constituyen el emolumento por su función directiva. En el impuesto a las ganancias están sujetos a retención de acuerdo con lo normado en la R.G. (A.F.I.P.) 830. Los adelantos que hubieran percibido de tales honorarios a lo largo del ejercicio se computarán como pagos a cuenta y no están sujetos a retención en el momento del retiro sino cuando se asignan por asamblea.

La retención del impuesto se aplica sobre el total del año, en una sola vez al asignársele el monto y ponerlo a su disposición. Si como consecuencia de los retiros a cuenta no quedare saldo para practicar la retención, corresponde a la sociedad informar a la A.F.I.P. tal circunstancia, y al beneficiario autorretenerse según la resolución citada.


La ley de impuesto a las ganancias establece un tope anual por director que es de $ 12.500 (monto largamente desactualizado pero aún vigente). Si el honorario asignado es superior a esa cifra, no resulta deducible el gasto para el cálculo del impuesto en cabeza de la sociedad. Alternativamente, la ley establece que los honorarios de directores no pueden superar el 25% de la utilidad, por lo que es posible asignar, de acuerdo al número de directores, el monto que resulte mayor. Esto es, o la suma de los honorarios de cada director o el 25% de la utilidad el que resulte mayor.

Este esquema no es acumulativo. Esto significa que no puede pasarse de un año a otro. Por lo tanto aquellos honorarios que no se asignen dentro de los topes indicados, no podrán acumularse con los honorarios de ejercicios siguientes.

Digamos también que los honorarios solamente resultan deducibles impositivamente cuando los beneficiarios son directores titulares, o los suplentes en el caso de reemplazo. A su vez es importante aclarar que estos honorarios están exentos de IVA y no requieren facturación.

HONORARIOS POR EL DESEMPEÑO DE FUNCIONES TÉCNICO ADMINISTRATIVAS

El desempeño de funciones técnico-administrativas en la empresa puede ser remunerado. Los directores o socios administradores deben obligatoriamente aportar como trabajadores autónomos, pero opcionalmente pueden figurar como empleados en relación de dependencia manteniendo su condición de autónomos. En este caso abonará la empresa la contribución a la A.R.T. y el director o administrador deberá aportar al régimen de trabajadores autónomos según la categoría correspondiente.

También es factible que se inscriban como empleados y aporten al S.U.S.S. como los restantes trabajadores en relación de dependencia, sin perjuicio de su condición de autónomos, que surge del hecho de ser directores o administradores y no de sus tareas técnico administrativas en la empresa.

Es de suma importancia tener en cuenta que al estar incorporados como empleados, aún aportando como autónomos, los administradores tienen la posibilidad de la deducción adicional del artículo 23 inc. C de la ley de impuesto a las ganancias, que actualmente es 3,8 veces más alta que la deducción que le corresponde a cualquier trabajador autónomo.

SOCIOS O NO SOCIOS

Los directores o administradores pueden ser socios o no. Esto significa que aún no siendo socios, quienes tienen la responsabilidad solidaria por sus funciones de administración entran dentro del régimen citado del mismo modo que si fueran socios.

A su vez los socios que no son administradores y que no desempeñan tareas en la sociedad, no tienen obligaciones previsionales respecto de su participación en la empresa. Esto es así en la medida en la que no perciban retribución alguna. Si resultaran retribuidos, ello implicará que deban considerarse en relación de dependencia e inscribirse como tales. Estos socios pueden inscribirse en el régimen de autónomos de manera voluntaria.

Las remuneraciones percibidas en estos casos están sujetas a retenciones de impuesto a las ganancias si superan los parámetros establecidos mensualmente para el personal dependiente. Y obviamente no se encuentran alcanzadas por el I.V.A., lo que sí ocurre en el caso de que los directores o administradores facturen sus servicios a la empresa.

TRATAMIENTOS ESPECÍFICOS

Lo expuesto hasta aquí abarca los tipos societarios más comunes, es decir las S.A. y las S.R.L.

Existen algunas especificidades para otras formas societarias.

Digamos por ejemplo que para sociedades civiles con fines de lucro los administradores son autónomos obligados por el hecho de serlo, mientras que para aquellas que no persiguen fines de lucro, solamente serán autónomos obligados si perciben retribuciones por sus tareas.

Algo similar ocurre en las cooperativas, dependiendo de que los miembros del Consejo de Administración perciban o no retribuciones, serán autónomos obligados o voluntarios respectivamente. En las cooperativas de trabajo los socios serán siempre autónomos obligados.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 16 de febrero de 2010

www.hectortrillo.com.ar

Comercio Exterior

SOBRE BUBUJAS, FUGAS DE CAPITALES Y COMERCIO EXTERIOR



Por el Lic. Aldo Abram

A fines de 2008, los pronósticos de fuertes caídas de las exportaciones durante el presente año llevaron a la gran mayoría de los economistas a predecir que el superávit comercial se contraería. Sin embargo, aunque las ventas externas mermaron fuertemente, como era esperable, el resultado positivo de la balanza de comercio exterior se amplió. ¿Por qué?

Muy sencillo, la crisis internacional, pero particularmente la confiscación de los ahorros para la vejez de los afiliados al Sistema de Capitalización, llevaron a los argentinos a incrementar fuertemente la fuga de capitales. Muchos creen que esto se produce cuando un señor rico, con un maletín lleno de dólares, toma un avión a Suiza. En realidad, es más que eso. Es cuando todos los argentinos, asustados por las malas perspectivas futuras del país, empezamos a ahorrar (es decir, dejamos de consumir e invertir), sacamos nuestros pesos del banco (desfinanciando la economía) y con todos esos recursos compramos divisas que guardamos abajo del colchón o al fondo del placard o de la caja de seguridad. Por lo tanto, la demanda interna se cae y con ella la producción local. La baja del gasto doméstico hace que las importaciones se depriman y, de esa forma, se generan las divisas que, por otro lado, la gente está demandando para cubrirse del aumento del riesgo del país. Para entenderlo mejor, veamos otro ejemplo. Supongamos que una persona gana $ 2.000 por mes y se gasta todo. Este individuo tendrá equilibrio en su balance comercial. Pues bien, de golpe empieza tener incertidumbre sobre el futuro económico y sobre su estabilidad laboral. Entonces, hablará con su pareja y, seguramente, acordarán ahorrar algo, digamos $200, para contar con algún recurso ante una eventual pérdida de ingresos. A partir de allí, consumirán $ 1.800 y tendrán un superávit de $ 200. A los pocos meses, llega el trabajador a su empresa y el jefe le avisa que, dado lo malo de las ventas, le tendrán que bajar su sueldo a $1.700. Cuando regrese a su hogar, le confirmará a su cónyuge que la situación va mal y que son pésimas las perspectivas; por lo que, lo más seguro, es que decidan aumentar su ahorro, supongamos a $ 300. Esto implicará que, con “exportaciones” que serán 15% más bajas, este matrimonio aumentará en 50% su superávit para lo que bajará a $ 1.400 sus importaciones, 30% menos que al inicio de esta historia. Esto es, en definitiva, lo mismo que le ocurrió a la Argentina. Hay varias noticias buenas al respecto. Una es que la fuga de capitales que se incrementó hasta las elecciones legislativas del 28 de junio, se redujo hasta revertirse. La mejora del ánimo de los mercados mundiales desde fines de marzo, que redujo la incertidumbre internacional, y la disminución de la percepción de riesgo político, por el resultado de los comicios, ha incentivado una merma del ahorro en activos externos. Por lo tanto, esto se transformará en mayor demanda interna y, por ende, permitirá algún aumento de las importaciones y una tendencia descendente del superávit comercial. De todas formas, para todo 2009, este último resultará mayor al de 2008.



Por otro lado, también, los precios de nuestras exportaciones tienden a incrementarse debido a que los inversores internacionales están deshaciéndose de la liquidez en moneda dura con la que se habían cubierto de la crisis y están adquiriendo crecientes cantidades de activos financieros. Sin embargo, por otro lado, los bancos centrales de los países desarrollados, particularmente la Reserva Federal, no están retirando los excedentes monetarios que gestaron para moderar la profundización de la recesión. Esto implica que empiezan a sobrar divisas, especialmente dólares, lo que hace que se deprecien. Dado que esta última es el “metro” del comercio internacional, al achicarse, termina haciendo crecer todo lo que con ella se mide; lo que, usualmente, llamamos inflación. Por otro lado, la recuperación del nivel de actividad mundial es un hecho; por lo que, también, las cantidades demandadas se recuperarán. Esto ya se nota en las ventas externas de la industria que tienen una fuerte dependencia del Brasil, cuya economía ha arrancado con fuerza. Si a esto se le suma alguna mejora en el clima, que favorezca al sector agropecuario, podremos ver un importante crecimiento de las exportaciones.

¿Cómo evolucionará el mundo? Es difícil que la reactivación internacional tenga una recaída en 2010. Sin embargo, puede que se modere su ímpetu si los bancos centrales del mundo, en especial la Fed, deciden evitar que se termine de gestar la burbuja que está comenzando a inflarse. Para ello, deberían comenzar a contraer la liquidez (subir las tasas de interés) en tiempo y forma. Esto podría significar alguna merma de los precios de los commodities, respecto a los máximos, pero sostendría el crecimiento económico y la demanda internacional en el tiempo. Otra posibilidad es que la Reserva Federal no desarme la burbuja y suba sus tasas tarde y lentamente. Esto hará que el PBI mundial y los precios de nuestras exportaciones tomen bríos; para terminar en un estallido, dentro de dos o tres años, con costos muy superiores a los de la última crisis. Cuanto más “inflen” los mercados internacionales, mayores serán nuestras exportaciones y la tendencia a la baja del superávit comercial durante 2010. Eso sí, a disfrutar la fiesta y recuerden guardar algunos “sanguchitos”; porque luego habrá que pagar una factura por demás alta.

Autor: Lic. Aldo Abram



Controles de Precios

ACTUALIDAD ECONÓMICA: EL PESO DE LA INTERVENCIÓN


“Los precios de mercado son los transmisores de cantidad de informaciones económicas dispersas y sirven para compartir y sincronizar muchos conocimientos personales; por lo tanto, intentar manipular el mercado conlleva un problema de falta de información” (Friedrich Von Hayek)

Es rigurosamente cierto que en economía puede hacerse cualquier cosa, lo que no puede lograrse es evitar las consecuencias.


Esto lo sabe cualquier estudiante de economía. Pero parece que no lo saben los políticos en general, y los actuales gobernantes en particular.

Es por ello que una y otra vez se insiste en cometer los mismos errores. Se avanza con las mismas torpezas. Se lidia con los mismos fantasmas.

La presidenta del Banco Central pretende que los bancos presten dinero para la producción y no para el consumo, sin tener en cuenta que no hay producción posible si no hay consumo. Y no hay consumo suficiente para una producción exacerbada si no hay créditos para comprar lo producido. A menos que algo de lo que leemos en los diarios se nos escape, la señora Marcó del Pont insiste con la vieja idea de que prestando barato se logra incrementar la producción y con ello se mejora la oferta de bienes y servicios, dando trabajo y mejorando la situación de la economía.


Lo mismo creyeron los norteamericanos cuando incubaron la llamada crisis de las hipotecas.

Lo que pretende la flamante presidenta del Central es que los dineros que los bancos le prestan hoy a la entidad madre por las Lebacs que emite, se ofrezcan ahora a pequeñas y medianas empresas y, en general, a todo aquel que pretenda producir. Dado que la señora Marcó del Pont considera que producir bienes mediante créditos a bajas tasas es reactivador y no es inflacionario, esto es lo que intenta lograr. Uno se pregunta por qué, si esto es lo correcto, no se hizo así durante todos estos años. Lo cierto es que hasta el presente el gran tomador de excedentes monetarios ha sido justamente el Banco Central, evitando así la presión sobre los precios. Al menos en una primera etapa. Porque luego el dinero emitido para comprar dólares a valores inflados vuelve al Estado como retenciones a las exportaciones y es considerado superávit y gastado en obras y subsidios. He ahí la causa primigenia de la inflación.

Los bancos prestan al Central porque así se aseguran una tasa y la cobranza de ella. No ocurre lo mismo cuando prestan a miles y miles de particulares con mayores o menores garantías. El Estado ha sido desde hace muchísimos años el gran tomador de dinero en la Argentina, y el principal causante de las tasas de interés elevadas. Y no sólo por ser el gran demandante de crédito, sino por ser el emisor de moneda espuria.

Otra idea que subyace en esto es la que de que financiar al consumo reaviva la inflación porque los bienes ofrecidos no son suficientes.

¿Cuál es la razón por la cual se demanda dinero prestado para comprar bienes y no se demanda dinero prestado para producirlos en por lo menos la misma proporción? Esta pregunta merece una respuesta. Un ensayo de respuesta. No la hemos visto hasta ahora.

Si los consumidores pagan por un bien un precio y por la financiación que reciben una determinada tasa de interés ¿es acaso ello inconveniente y tales consumidores debería hacer otra cosa? ¿Qué otra cosa? ¿Tal vez consultar en cada caso con las autoridades del Banco Central?

¿Cuál es la razón para suponer que demandar bienes de capital es sustancialmente diferente de demandar bienes para consumir? Digamos que los primeros se supone que están destinados a producir nuevos bienes y los segundos no. Veamos si esto es así: todo bien producido es consumo futuro. Un bien destinado a producir otro, se consume. Pero un bien de consumo hace que quien lo compra esté en condiciones físicas y psíquicas de producir más bienes. De tal manera que al menos en un análisis rápido lo que podríamos decir, tomando un ejemplo, es que si un banco da crédito a un fabricante de tornillos, éste aumentará su producción. Esto funcionará si hay consumidores para los tornillos, de lo contrario producirlos es lo mismo que fabricar heladeras en la Antártida. Y en definitiva todo esto es el huevo y la gallina y depende del cristal con que se mire.

El punto en cuestión es determinar por qué razón la gente consume algo aún con créditos a tasas consideradas elevadas, no impedir que estos créditos existan. Cosa que por lo demás, y como es obvio, es contraproducente. Es absurdo imaginar que impidiendo el crédito al consumo aumentará la demanda de bienes producidos

Veamos otras cuestiones: la presidenta de la Nación ha dicho hace un par de días que el aumento de la oferta monetaria no produce inflación. Fue terminante en su afirmación. ¿Es cierto esto?

Dada una cantidad de bienes y servicios, la suba de la cantidad de moneda disponible provoca un incremento de los precios . Es una simple cuestión matemática. Pero para la señora de Kirchner no es cierto en absoluto.

Podemos discutir ciertas cosas, pero las verdades matemáticas no parecen ser discutibles. Si tenemos 10 pesos y 10 manzanas, cada una costará un peso. Si pasamos a tener 100 pesos pero siempre 10 manzanas, cada una subirá de precio hasta llegar a 10. A menos que algo se nos escape y no nos hubiéramos dado cuenta. Pero dada la simpleza de este ejemplo cabe preguntarse si la señora presidenta no debería haber dado ella un ejemplo contundente de que esto no es así

El Estado argentino emite moneda. Esto es inflacionario en la medida en que tal emisión esté vinculada con comprar dólares caros o con financiar déficit. En ambos casos estamos ante una mayor cantidad de moneda lanzada al ruedo sin incremento de la cantidad de bienes. Por eso tenemos inflación en la Argentina.

Otro tema que ha dado que hablar por estas horas es el precio de la carne. Los más grandecitos seguramente no han de sorprenderse de que estas cosas ocurran. La realidad es que aún para cualquier lego es obvio que la política seguida en estos años ha sido nefasta en la materia. Por un lado los pisos para la faena inaugurados durante la gestión del Dr. Lavagna en el año 2005, por el otro la surrealista prohibición de exportaciones que arrancó en el año 2006 de la mano de una resolución del ministerio de economía a cargo de Felisa Miceli. A ello se le suman los controles de precios, los aprietes a frigoríficos y supermercados, las listas de precios máximos que han circulado sin firma durante años en el Mercado de Liniers, la presión tributaria creciente, las arbitrariedades de la ONCCA, los permisos especiales de exportación, regímenes de información de diversa índole y calidad, controles burocráticos y toda clase de intervención originada en supuestas pioladas de parte de miles y miles de productores, y una tonelada de etcéteras.

La situación ha derivado en una evidente merma de la participación argentina en el mercado internacional. Superada ampliamente en exportaciones cárnicas por Brasil e incluso por el Uruguay. Es tan obvio que conmueve. La realidad es que el stock ganadero se ha mantenido o incluso a bajado con relación a años anteriores y por eso la carne no alcanza. Es insólito que esto pretenda resolverse cerrando las exportaciones en lugar de dejar que se produzcan más animales.

Pero la presidenta de la Nación ha salido a decir que en realidad los productores retienen animales en sus campos para ganar más. Aparte de que ganar más es la finalidad de cualquiera que produce o comercializa algo (y no queremos aplicar aquí golpes bajos referidos a las finanzas del Matrimonio), la verdad es que todos los años y desde siempre, la ganadería tiene períodos en los cuales la venta es abundante, y otros en los que la venta se retrae. Y las razones son siempre las mismas: cuando hay pasto, los animales se engordan. Cuando no hay pasto. Los animales se venden. Siempre hay incrementos de precios cuando se produce una escasez. Pero la señora pretende que la escasez en este caso es un acto de codicia o avaricia, y no una realidad comercial producto de la estacionalidad de los bienes en juego.

Hay un punto de equilibrio para que los animales puedan venderse cuando están “terminados” y no antes. Ni después.

Un animal vendido antes de alcanzar su peso óptimo, no logra el precio por kilo que lograría en tal condición. Ello es así porque el rinde (la carne que se obtiene al faenarlo) es porcentualmente menor si está incompleto. Y si el animal se pasó de su peso óptimo, ello significa que ocupó campo, consumió pasto y atención veterinaria más tiempo que el necesario, para finalmente ser vendido en condiciones también deficientes, ya que un animal pasado de peso tiene mucha grasa y también rinde menos carne, por lo que el kilo se paga menos.

Por lo tanto, lo que acá está pasando no es algo nuevo en la materia. Lo único nuevo es que ahora hay menos animales por las razones señaladas. Y por eso cuando se produce un problema estacional como éste, suben mucho los precios. A ello se suma la sequía acontecida en los últimos años, que ha tenido un efecto importante sobre la producción.

También es cierto que muchos productores, ante la prepotencia y la arbitrariedad, han preferido volcarse a la soja y no tener problemas. La pregunta que habría que hacerle a quienes se rasgan las vestiduras por esto, es qué harían ellos en igual situación.

Hay algunas cosas que también tenemos la obligación de preguntar ¿sabe la señora todo esto que decimos o no? ¿no tiene asesores que le explique, si es que no lo sabe, cómo es el ciclo productivo de un vacuno? ¿es posible que no lo sepa?

¿Ud, amigo lector, prefiere invertir en vacas y someterse a los altibajos emocionales del Matrimonio, a las prepoteadas de Moreno, a los insultos de los políticos y a los cierres de exportación y los infinitos controles y urgencias burocráticas, o prefiere tirar semillas de soja, ganar más y dormir tranquilo? La respuesta es obvia. Tan obvia que para la propia presidenta parece ser que la llamada sojización dejó de ser un problema y pasó a ser una virtud.

Nadie se resiste a ganar dinero, ¿no es verdad, señora de Kirchner? Es la realidad, que al decir de César Fernández Moreno, tiene más de 25 renglones por foja.

Iniciamos este comentario con una cita del gran economista austríaco F. Von Hayek. Lo terminamos con otra del mismo autor:

Un intercambio y uso eficiente de los recursos sólo se consigue a través del mecanismo de precios. Así pues, una economía planificada, producirá aquello que aleatoriamente decida la junta central, sin que tenga que coincidir necesariamente con la demanda de la población ni con criterios de eficiencia, ya que es imposible tener en cuenta todas las preferencias de la sociedad.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 12 de febrero de 2010

www.hectortrillo.com.ar

Precios e Inflacion en Argentina

Es triste ver cómo nuestros gobiernos no aprenden de la experiencia pasada. La Presidente de la Nación y varios de sus principales Ministros salieron a justificar la “sensación térmica” de inflación en la suba del precio de la carne. Por supuesto, la culpa es de los ganaderos que quieren ganar más y, bueno, eso significa que el pueblo tiene que pagar más caro hacer un asado.


Quiero pensar bien y creer que la Mandataria y sus subordinados no van muy seguido al supermercado y que realmente confían en las estadísticas de precios del INDEC. Cualquiera que haya ido de compras en los últimos tiempos sabe que la suba de los bienes y servicios ha sido generalizada y se ha estado acelerando; lo que tiene que ver con una emisión monetaria cada vez más expansiva.

Por otro lado, la carne y la leche han sido dos sectores sumamente castigados por las malas políticas oficiales; lo que ha llevado a los productores a disminuir la producción y, ésto, redunda en una suba de precios en el tiempo. En el caso de los ganaderos, hacer un kilo de carne les lleva tres años y, qué casualidad, en 2006 empezó una estrategia oficial de restricción de exportaciones y de congelamientos de precios que desincentivó esta histórica labor del campo y llevó que mudhos se pasasen, parcial o totalmente, a la agricultura. La disminución de los stocks ganaderos y la suba de la demanda incentivada por un precio artificialmente bajo, llevó a periódicos saltos que fueron respondidos por mayores políticas distorsivas del gobieno.

Es cierto, parte de la suba actual tiene motivos estacionales y, esa porción, tenderá a corregirse en unos meses. Sin embargo, desde mediados de 2008, superada la necesidad electoral de mantener bajo el aumento de precios, el ritmo de emisión de pesos se aceleró. Lamenbablemente, esta tendencia se irá exacerbando y, con ella, la inflación.


Por eso, nos parece interesante refrescar dos artículos, uno de marzo y otro de noviembre de 2006, en los que no fue necesario ser Mandrake para predecir lo que nos está pasando, hoy, pasado ya algo más de tres años.

LA INFLACIÓN NO ES PECADO CARNAL

Por el Lic. Aldo Abram, director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA-ESEADE)


Publicado el 31 de marzo de 2006, en Ámbito Financiero, pág. 14

El gobierno decidió prohibir la exportación de carne y, cómo la baja de los precios no fue lo profunda y rápida que esperaban, el Presidente llamó a la población a no consumir este producto. La pregunta es, ¿sirven para algo estas medidas?

En principio, el precio de la carne va a bajar en el corto plazo; ya que quedará afuera gran parte de la demanda para exportación. En definitiva, la medida demostró ser equivalente a un aumento de la retención a la venta externa de unos 15 puntos porcentuales. Sin embargo, lo más seguro es que vuelva a subir dentro de unas semanas siguiendo el ritmo de la inflación, que no depende del mercado de la carne.

Algunos tienden a pensar que prohibiendo la suba de un producto o conjunto de ellos se logra detener la inflación. Sin embargo, la historia argentina y mundial da muestras de incontables fracasos en ese sentido. ¿Frenar el precio de la carne disminuye la inflación, más allá del muy corto plazo?

Para responder esta pregunta pongamos otro ejemplo de congelamiento que está viviendo, desde 2002, la Argentina. Para algunos economistas, la inflación no fue mayor desde la devaluación debido al férreo control de los precios de muchos servicios públicos. Esto no es cierto. Dado que todos tenemos un ingreso finito para gastar, en la medida que las tarifas no aumentaron eso me permitió gastar más en otros bienes y servicios. Por ende, estos últimos pudieron subir más que lo que hubiera sucedido si mi erogación en los primeros hubiera sido más alta. De la misma forma, un aumento de tarifas no traerá mayor inflación, sino que obligará a reacomodar mis gastos, disminuyendo la posibilidad de subir sus precios en aquellos sectores dónde deba bajarlos.

Los acuerdos de precio tampoco solucionan el problema de la inflación, sólo postergan por un tiempo unas décimas de puntos porcentuales de suba. Sin embargo, el congelamiento o baja de algunos precios permiten aumentar el consumo e impulsan un aumento mayor de los valores de otros que no están controlados (ej. carne).

El problema de la inflación no está en el mercado de la carne; ya que ésta es la suba generalizada de precios. Entonces, ¿todos los mercados de bienes y servicios están fallando? No parece una afirmación muy seria. Si todos tienen el mismo problema, deberíamos preguntarnos si no hay algo que todos tengan en común que sea el verdadero problema. Todos los bienes y servicios tienen en común la unidad de medida de su valor, el peso.

Desde los marxistas hasta los más ortodoxos, aceptan la existencia de la oferta y demanda en los mercados de todos los bienes y servicios. Sin embargo, parece que éstas no existen en el caso del mercado de las monedas nacionales y, por lo tanto, quedan indeterminados sus valores.

En realidad, existe una demanda de pesos (base monetaria) debido a que éste es un bien, ya que tiene utilidad. Para la gente, como unidad de cuenta para medir los precios de otros bienes y servicios, como medio de pago y como reserva de valor (ahorrar). Para los bancos para guardarlos en los cajones de las sucursales por si alguien va a buscar sus depósitos y para constituir los encajes que exige el Banco Central. Por otro lado, la autoridad monetaria es la única oferente de billetes y monedas, por lo que se comporta como un monopolista.

Como en cualquier mercado, si el productor de un bien produce más de lo que la gente quiere, su precio baja. En la Argentina, hasta mediados de 2004, el Banco Central pudo emitir muchísimos pesos para comprar dólares debido a que la gente estaba recuperando sus licuadas tenencias de moneda por la devaluación. A partir de dicha fecha, la demanda de pesos llegó a los niveles deseados y empezó a aumentar mucho más lentamente. Por su lado, el BCRA pretendió seguir comprando muchas divisas para sostener el tipo de cambio y comenzó a emitir más de lo que se le pedía; lo cual empezó a hacer bajar el valor del peso. El problema es que éste es la unidad de medida de los precios de todos los restantes bienes y servicios. Por lo tanto, si yo achico un “metro” todo lo que mida contra él aumentará. Eso es inflación y hemos encontrado la razón común a todos los mercados por la que hay una suba generalizada de precios.

Por lo menos hasta finales de año, el Banco Central anunció que continuará con la fuerte emisión de pesos para recomponer las reservas que se utilizaron para pagarle al FMI. Por ende, las presiones inflacionarias continuarán. A esto se le suma que la carne está recomponiendo sus precios respecto al período previo a la devaluación. Además, durante el período 2002-2004 en que la soja tuvo precios elevados, la ganadería fue desplazada a sectores marginales y, dado que lleva alrededor de tres años llegar a un animal que se pueda faenar, eso limita la oferta actual de carne. Todo esto hace esperable que su precio, luego de bajar por la prohibición de exportar, en algunas semanas vuelva a empezar a subir. Entonces ¿qué hará el gobierno? ¿Postergará eternamente la prohibición? ¿Pondrá precios máximos en las carnicerías? ¿Mandará a confiscar el ganado en los campos para garantizar la provisión barata de carne?

Todas estas medidas lo único que logran es que los productores opten por otras alternativas de inversión para sus campos, lo que implicará que, dentro de tres años cuando los terneros que deberían empezar a criarse hoy tengan que llegar al mercado, la escasez de carne será mucho mayor a la de hoy. Entonces sí, el asado de los domingos será considerado un pecado carnal.

CARNE PARA HOY, HAMBRE PARA MAÑANA

Publicado el 30 de noviembre de 2006 en el diario Ámbito Financiero, pág 14

Por el Lic. Aldo Abram, director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA-ESEADE)

Hacia finales del año pasado, el gobierno amenazó al sector productor de carne con aumentarle de 5% a 15% las retenciones a las exportaciones de dicho bien. En ese momento, ante la pregunta sobre que sucedería con esta medida, contestábamos que la carne efectivamente bajaría debido a la mayor oferta interna que generaría el desincentivo a vender afuera. Sin embargo, luego de bajar un escalón, volvería a subir acompañando todo el resto de los bienes y servicios, por la escalera o el ascensor, según lo determinara la política monetaria del Banco Central. Entonces, elucubrábamos, ¿qué haría el gobierno? ¿Prohibiría exportar carne? De hecho, lo viene haciendo hace ya tiempo con el gas para asegurar una provisión interna barata y suficiente.

Antes que nos comparen con Harry Potter o Mandrake, debo aclarar que la “predicción” fue sólo el resultado de llevar al absurdo el conflicto creciente con el sector privado que implica la estrategia antinflacionaria del gobierno. Sin embargo, el “absurdo” se volvió realidad.

Más allá de la inconstitucionalidad de prohibir una actividad lícita como la exportación de carne, habría que ver si la medida realmente resuelve el problema. En ese sentido, la defensa que están haciendo algunos economistas y representantes del sector no ayuda. Todos parecen aceptar el diagnóstico desacertado del gobierno de que el problema de la inflación está en el mercado de la carne. Entonces, puede gustarnos o no, puede ser inconstitucional, puede no ser lo mejor, pero la prohibición es un remedio posible.

Lo grave es que no es la solución a la suba de precios porque el diagnóstico es equivocado. El precio de la carne va a bajar durante las próximas semanas. Sin embargo, en la medida que el Banco Central siga emitiendo, para comprar dólares, más pesos que lo que la gente quiere, habrá inflación. Si uno produce de un bien más de lo que se demanda, baja su precio, el problema es que la moneda nacional es la unidad de medida con la que se valúan todos los bienes y servicios de la economía. Por ende, si se achica el metro, todo sube medido contra él. Por eso, los economistas dicen que la inflación es el aumento generalizado de precios. Sin embargo, si bien no es el aumento del valor de un bien (en este caso la carne), es en realidad la baja del precio de otro con el que se mide, es decir el peso.

Por lo tanto, cuando la política monetaria del gobierno incentive nuevos aumentos de precio y, en no más de un par de meses cuando la carne empiece a acompañar el ascenso de los valores del resto de los bienes y servicios, ¿qué hará el Poder Ejecutivo? En principio, habrá que olvidarse de exportar carne (más allá de las pocas operaciones exceptuadas); ya que de eliminarse la restricción el precio de la carne subirá 20% o más. De todas formas y más allá de la inflación de fondo, el precio relativo de la carne seguirá recuperándose depende mayormente de la demanda interna. Esto no es casualidad, ya que los consumidores están lejos de haber recuperado el poder de consumo que tuvieron en el pasado.

Intentar acordar precios con el sector no funciona. En el caso de los lácteos, el gobierno juntó a las dos empresas industriales que compran la mayor parte de la leche del país y acordó bajarle el precio a los tamberos para que pudieran vender más barato en los comercios. Es decir, se alió con los industriales para subsidiar a la gente que compra lácteos a costa de los tamberos. En el sector de las carnes hay cientos de frigoríficos, por lo que es imposible conseguir una masa crítica de industriales que permita obligar a miles de productores ganaderos a transferir parte de sus ingresos a los consumidores.

Por otro lado, los acuerdos de precio solamente logran postergar décimas de punto porcentual de cada mes hacia más adelante; pero no resuelven el problema de fondo. Según la Ministra Felisa Miceli, los acuerdos son un “puente de plata” que nos permitirá llegar al momento que las inversiones aumenten la oferta y frenen la suba de precios. Supongo que las retenciones y las restricciones a las exportaciones también son “puentes”, pero ¿a dónde nos llevan?

Supongamos que un inversor decide producir en la Argentina y opta por la carne, de emblemático prestigio mundial, comprando una vaca. La vaca tiene un ternero y cuándo llega al peso ideal para mandarlo a Liniers, el gobierno decide que debe engordarlo más y que no podrá venderlo al peso que más le convenía (hoy no se puede faenar con menos de 280 kilos). A pérdida, lo termina de engordar y al enviarlo a Liniers se entera que prohibieron las exportaciones de carne, lo cual derrumba el precio y malvende el novillo. Por otro lado, cuando vende la leche que produce la vaca, se encuentra con que la industria láctea acuerda con el gobierno pagársela menos de lo que realmente vale, para que llegue a menor valor al consumidor. En definitiva, el señor mata la vaca, invita a sus amigos a un gran asado con cuero y se dedica a otra cosa, seguramente en algún otro país. Por último, dentro de 3 años, cuando los terneros que deberían empezar a engordarse deban ser enviados a faena, seguramente la escasez de carne será mayor a la de hoy, afectando su precio futuro.

Esto no solamente ocurre con la actividad ganadera, también con otros productos de primera necesidad: con el gas, la electricidad, los combustibles, el agua, etc. en los que se subsidia alegremente a los consumidores a costa de los productores y, como consecuencia, no se invierte lo suficiente para garantizar la suficiente oferta futura.

Conclusión: Esperemos que la gente se de cuenta que la política intervencionista del gobierno es “Carne para hoy, hambre para mañana”.

Banco Central

ACTUALIDAD ECONÓMICA: EL BANCO CENTRAL ES OTRA JOYA DE LA ABUELA


A estas alturas entendemos que no caben dudas acerca del fin último del decreto 2010/09 por el cual se dispuso de urgencia la creación del llamado Fondo del Bicentenario apenas tres días después de haberse cancelado el Período Ordinario de Sesiones del Congreso correspondiente al año pasado.


En un trabajo anterior decíamos, con otras palabras, que la política argentina nunca ha reparado mientes en aprovechar el dinero acumulado en donde fuere, en tanto el gobierno pudiera echarle mano. Volvemos a insistir en esto.

Durante muchos años políticos civiles y militares hicieron cualquier cosa con la política económica en general, y monetaria y financiera en particular. Así, desde el 1º de enero hasta la fecha, el peso moneda nacional vigente al 31/12/69 perdió la friolera de 13 ceros.

Hemos escuchado múltiples explicaciones acerca del fenómeno inflacionario en el país. Hoy día ciertos economistas, algunos diputados oficialistas (uno de ellos banquero, Carlos Heller), y no pocos gobernadores adherentes al criterio de utilizar reservas del Banco Central para supuestamente garantizar el pago de la deuda externa, repiten a quien quiera oírlos que lo mejor que puede hacerse para el país es gastarse parte de esas reservas y no tener que pagar tasas de interés exorbitantes para conseguir financiación. Las propuestas de modificación de la Carta Orgánica con el argumento de que la actual es también neoliberal es otra chantada más. La Carta Orgánica fue reformada en 1992 para adaptarla entre otras cosas a la llamada convertibilidad, no a la libertad de cambios. Se le quitaron funciones al Central para obligarlo a mantener el tipo de cambio, no la libertad económica.


También desde estos mismos sectores se ha dicho y reiterado hasta el cansancio que la inflación en la Argentina, ese verdadero cáncer que hoy sumerge en la pobreza al 40% de la población, obedece a múltiples causas sin tomarse en serio que las cosas no pueden haber aumentado 10.000.000.000.000 veces de no haberse multiplicado torpe e irresponsablemente la cantidad de moneda circulante. Es inconcebible que estos sectores tengan todavía cierta prédica y hasta adopten una postura diríase que profesional para explicar la estafa más grande la historia de la república que viene sucediéndose, con algunos intervalos, a lo largo de más de 60 años.

La emisión de moneda para comprar dólares caros, como lo ha hecho el actual gobierno con el objeto de mantener un tipo de cambio competitivo es en realidad una inmensa inyección de moneda espuria a los efectos de pagar la diferencia entre el valor de mercado y el valor competitivo, triste entelequia para asegurarse los recursos a repartir para comprar voluntades.

Las demás causas de la inflación, las que fueren, mueren en sí mismas si no existiera moneda de curso forzoso, ésta es la cruda realidad.

Precisamente lo ocurrido en estos últimos años, durante la permanencia de Martín Redrado al frente del Banco Central, fue que la entidad se dedicó a comprar divisas sosteniendo su precio, pese a que hubiera podido adquirirlas más baratas. Esta política no se condice con la pauta establecida en la carta orgánica del Banco Central de preservación del valor de la moneda.

El irracional conflicto generado con el ahora ex presidente de ese banco ha tenido otras motivaciones que también hemos descripto en este espacio. La manera en que se hicieron las cosas por parte de la presidenta de la república ha sido violatoria de normas constitucionales y dio lugar a que las recomendaciones jurídicas al Licenciado Redrado, solicitadas por éste al sector legales de la entidad, fueran negativas. El tema de fondo es que el presidente del Central puede ser sometido a procesos penales, corriendo un riesgo personal si no hace las cosas bien, para decirlo cortito.

Digamos que las cosas habían pasado de castaño a oscuro. Una cosa era comprar dólares caros con emisión al tiempo que luego se emitía deuda mediante LEBACS y NOBACS para intentar contener la expansión monetaria (cosa que no evita que tal expansión pase al Estado vía supuesto superávit fiscal provisto por las retenciones a las exportaciones), y otra muy distinta es un D.N.U. dictado de apuro y con evidente intencionalidad a horas de cerrado el Congreso para derivar nada menos que 6.500 millones de dólares, con el riesgo cierto de exponer los movimientos de divisas del banco a los embargos de los acreedores que no aceptaron el canje de deuda de 2005.

Mucha gente de recursos medios o bajos fue históricamente desposeída de sus bienes y su salario por las políticas inflacionarias de todos los gobiernos irresponsables que utilizaron ese mecanismo para financiar desde sus cuentas bancarias hasta sus proyectos más descabellados. Esta es la verdad.

Acá hay que sacarse la careta de una buena vez. El país ha estado gobernado la mayor parte de estos 60 años de los que hablamos por gobiernos de origen popular y supuestamente preocupados por mejorar los estándares de vida de la gente.

Las políticas proteccionistas, dirigistas e intervencionistas se han multiplicado por doquier. Y no es cierto que durante los años de la convertibilidad en la Argentina hubiera existido neo liberalismo. Y no lo es porque justamente el sostenimiento de un tipo de cambio fijo es la fijación del precio de toda la economía; es decir, la antítesis del concepto liberal de que el precio de las cosas debe fijarlo el mercado.

El gobierno del matrimonio Kirchner ha venido sosteniendo en estos años la necesidad de acumular reservas en el Central y se ha jactado de sus logros en la materia. Lo hizo incluso cuando desvió casi 10.000 millones de dólares para pagar al F.M.I. sin quita alguna, mientras jubilados, trabajadores y público en general sufría enormes pérdidas por la pesificación asimétrica y otras menudencias. Y los acreedores comunes, por así decirlo, quitas de hasta el 75% de su capital invertido. En esa oportunidad se hizo caso omiso a cualquier advertencia respecto de que las divisas utilizadas para el pago eran la consecuencia de la emisión de pesos (pasivo no remunerado) y luego de letras del Banco Central (pasivo remunerado) y no dinero propio.

Esta arrogante e inconsulta medida (en opinión de profesionales serios, y no entre advenedizos y oportunistas) hizo que el país llegara luego a tener que pedir prestados fondos mediante letras y títulos a tasas insólitas en dólares. Pero eso sí, el F.M.I. no iba a meterse a decirnos qué debíamos hacer.

El precio de tal disposición no ha sido medido debidamente, que sepamos. Tasas altísimas durante años, pérdida del valor de la moneda, pérdida de confianza de los mercados internacionales (no son muchos los que seriamente se arriesgan a invertir en un país que se niega a ser auditado debiendo el dinero que debe y habiendo dejado de pagar el 75% de su deuda), expectativa de otros acreedores por obtener la misma suerte (especialmente el Club de París), etc. Y finalmente falta de financiación.

El gobierno nacional se propuso disponer de cuantos recursos pudiera y de donde fuera. Aparte del vitoreado default , por supuesto. Se aumentaron retenciones a las exportaciones y se cayó en el conflicto con los ruralistas. Se aplicaron nuevos impuestos y subas de alícuotas de retenciones y percepciones. Se dispuso la apropiación de los fondos de las A.F.J.P. apenas unos meses después de haberse modificado el sistema con la esperanza (frustrada) de que con la propaganda contraria al sistema mixto (el de AFJP) la gente se pasaría masivamente al sistema de reparto. El llamado blanqueo de capitales y las moratorias dictadas con el objeto de lograr más y más recursos de donde fuere. El uso de fondos de fideicomisos, el endeudamiento con el Banco de la Nación, con el PAMI, con los bancos y con cuanto recoveco pudiera tener dinero guardado, le siguieron a estas verdaderas rapiñas. Todo con un solo objetivo: poder mantener el gasto público en niveles astronómicos.

Hoy mismo se buscar reabrir el canje de deuda mediante un mecanismo que obliga a los acreedores a aportar una cantidad de dinero para luego poder cobrar en el futuro sus acreencias con la quita a la que se arribe. También se obtienen recursos de los aportantes obligatorios del sistema jubilatorio que antes iban a las AFJP y ahora no lo hacen más.

Nosotros planteamos en algún momento que tal vez el gobierno buscara apropiarse de las A.R.T. y hasta creímos que no se intentaría nuevamente atacar las reservas del Banco Central. Ello precisamente porque tomábamos en cuenta la política oficial de acumulación de tales reservas. No ha sido así. El gobierno ha modificado radicalmente su política. Y su supuesto o real interés en acumular reservas ha devenido en este nuevo escenario no vigente hasta ahora: usar las reservas para lo que sea porque es mejor eso, ya que están paradas, que tener que endeudarse a tasas del 15%. Esto no es lo que vino haciendo en estos 6 años de gobierno matrimonial.

Esta gente no ha entendido (o no quiere decir que entiende) que el uso del dinero fuerte que respalda el circulante deja sin protección a éste y por lo tanto el estallido inflacionario no puede sino devenir en poco tiempo.

El supuesto uso de reservas excedentes es un sofisma. El dinero circulante no es todo el dinero, por así decirlo. ¿Qué ocurriría si se produjera una corrida bancaria de proporciones y la gente intentara retirar sus depósitos para comprar dólares? Esos depósitos no están sumados en el circulante. Y esto ya ha pasado en el país muchas veces.

El Banco Central tiene alrededor de 8.000 millones de dólares en concepto de reservas que son los encajes obligatorios de los depósitos de los clientes de los bancos. Tiene deudas y ventas a futuro. En fin, su activo es su pasivo, no está allí porque sí.

El uso de esas reservas para gasto corriente no es ni siquiera el cambio de un activo por otro. La animalada es evidente.

Pero hay más. Obsérvese que el concepto de reservas disponibles o excedentes encierra una peligrosa trampa: cuanto más sube el precio del dólar, más reservas excedentes quedan. A su vez la devaluación genera ganancias al Banco Central. Ganancias que por supuesto no son tales, pero que el gobierno ha venido utilizando.

Ahora, la señora Marcó del Pont ha asumido la presidencia del Banco. Lo ha hecho sin acuerdo del Congreso pero es en todo caso ya un tema menor en medio de tanto conventillo. Lo cierto es que esta señora ha creído desde siempre que el Estado está para prestar dinero barato, castigar a los ricos, repartir entre los necesitados y conceptos similares. Más allá de la propia situación económica que cada uno de estos funcionarios (como la citada señora) tienen, lo cierto es que en principio lo que intentan hacer es repartir el dinero de los otros, y no el suyo.

El señor Carlos Heller, diputado oficialista, regentea como se sabe el Banco Credicoop, que no es para decir qué barato que resulta para la gente. Y ni hablar de los planes de ayuda oficial a Pymes, campo, inquilinos, automovilistas por primera vez, compradores de heladeras, etc. Todos ellos han caído en desuso, por así decirlo, y no es una novedad que tales planes terminan sirviendo para los amigos y nada más.

Por eso hay un Banco Nación o un Banco Provincia. El que no quiere verlo es porque tiene razones para no querer. No porque no lo vea. Esto lleva décadas.

Y el Banco de Desarrollo, sobre el que Heller insiste, tiene un antecedente pernicioso y corrupto en la Argentina. Corrupción que no se resuelve con decir que esta vez sí las cosas van a ser sanas y limpias. ¿No lo sabe Carlos Heller? ¿No saben Marcó del Pont, la señora Vaca Narvaja, el matrimonio Kirchner, Aníbal Fernández, Felisa Miceli, Guillermo Moreno y tantos, tantísimos otros, qué ocurre con los dineros depositados por la gente en bancos oficiales?

¿O es que realmente creen que cuando se produjo la debacle de 2001/2002 los banqueros eran todos privados? Más de la mitad de los depósitos del sistema financiero están en poder de bancos estatales, y lo estaban también en 2001.

Todo el dinero del llamado superávit primario (producido justamente por la aplicación de retenciones a las exportaciones, posibles gracias al tipo de cambio alto sostenido con emisión de moneda) debió haberse destinado a comprar divisas para con ellas pagar la deuda. Al menos eso. Pero es lo que se hizo. Ese dinero se gastó en subsidios, en ayuda a los amigos y colaboradores, en planes otorgados alegremente a fuerzas de choque vistas por televisión en la propia Plaza de Mayo pegándole a la gente. El propio Néstor Kirchner ha dicho no hace mucho que nosotros tenemos la calle y siempre que habla de los dineros públicos utiliza frases del tipo nosotros le dimos tal o cual beneficio, como si fuera él el dueño. Lo mismo hacía la Jefa Espiritual de la Nación a comienzos de los años 50.

El problema es bastante más generalizado de lo que cualquiera pudiera suponer. Si Néstor Kirchner promete distribuir reservas entre los gobernadores, éstos buscarán apoyo para que el Fondo del Bicentenario o lo que venga después sean aprobados al menos por una de las dos cámaras del Congreso, que es lo único que necesitan los D. N.U. luego de la patética reforma constitucional de 1994 tramada entre radicales y peronistas.

En efecto, es más fácil aprobar un D.N.U. que una ley, señores. Éste es sistema democrático al que aluden los adláteres del Matrimonio.

Lo cierto es que el uso de las reservas permitirá al gobierno disponer de ingentes sumas de dinero del presupuesto, que de este modo sobrarán. Saldrá así a cubrir la catastrófica situación de varias provincias, que se agrava día a día, por lo demás. Y así las cosas, en poco tiempo el índice de pobreza superará largamente el 50%. Ésta es la cruda realidad a la que nos conduce esta gente.

Lamentablemente, y tal como están planteadas las cosas, no es mucho lo que podemos hacer los ciudadanos que creemos tener algún argumento para rebatir tanta desidia

Este no es un país liberal, ni neoliberal, ni siquiera es democrático en su esencia. Es un país con un alto componente fascista en el que hoy por hoy el 35% del PBI es gasto público, como en tiempos del primer Perón. Una cifra insostenible que intenta pagar el Estado mediante infinitas obligaciones y exacciones. Las corporaciones, las cámaras, los sindicatos de origen fascista y tantos otros grupos se ponen de pie para respaldar la ignominia sin querer entender que el retroceso de la Argentina en el concierto de naciones, ante el mundo, ante los países cercanos (Chile, Uruguay, Brasil) tiene como culpable a la llamada clase dirigente argentina.

Un gobierno autoritario, patotero, maniqueo. Rodeado de prepotentes y embusteros, insultadores profesionales, genuflexos repetidores de los mismos textos, con el mismo léxico y con las mismas palabras que ordenan sus jefes. Una y otra vez. Un punto de vista o el contrario. Da lo mismo.

Las reservas del Banco Central son la joya de la abuela que les queda. Y van por ella. Como dicen que siempre han dicho los Kirchner: van por todo.

En realidad, queridos lectores, van por nada. Porque sólo puede esperarlos el vacío. En su maniquea búsqueda de enemigos han encontrado a todos: el campo, los medios, la iglesia, el partido judicial, las privatizadas, los neoliberales, los economistas profesionales, Cobos, De Narváez, la derecha, Lilita Carrió, Clarín, Papel Prensa, las AFJP, los movileros, Mirtha Legrand, Susana Giménez, Marcelo Tinelli...todos son golpistas, conspiradores, traidores, antipatrias...Todos. TODOS.

Parece que hay una parte de la sociedad que ha empezado a comprender el alcance de ese discurso maniqueo, vacuo, inconsistente, cargado de mentiras y errores históricos y conceptuales.

Para el 2011 no falta tanto. Y está visto que por más que se recurra a la caja, la gente ha de decir que no.

Esperemos que así sea, para por lo menos intentar recuperar un poco de la sensatez perdida hace ya mucho tiempo.

ESTUDIO

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 5 de febrero de 2010

ECONOMÍA Y TRIBUTACIÓN

www.hectortrillo.com.ar

PBI , INFLACION Y DINERO

El PBI peruano del 2009, alcanza algo casi como el 1 % de crecimiento anual

La inflación en Diciembre del 2009 fue del 0,32% de incremento mensual, la del mes de Enero del 2010 fue del 0,30de incremento mensual.


La liquidez en soles se ha incrementado el año 2009 en un 14,7 % anual

La liquidez en dolares se ha incrementado el año 2009 en un 6,7 % anual

El dinero se ha incrementado en casi un 15 % en el año 2009.

¿Existe alguna relación entre el incremento del dinero, la inflación y el crecimiento del PBI.?

¿Se estar formando una burbuja economica en la economia peruana?


EDUARDO



La Estabilidad de la Economía Argentina

ANDREA FABIANA MAC DONALD (*)


A poco de comenzar el 2010, advertimos nuevos choques y confrontaciones afectando sensiblemente a la economía argentina. Uno de los hechos de mayor contundencia es la crisis del Banco Central en el uso de las reservas que provocó efectos no esperados tanto en el orden jurídico como económico.

A partir de las resoluciones judiciales emitidas por la jueza María José Sarmiento puso en jaque al oficialismo y un nuevo revés ante el no cumplimiento de los procedimientos establecidos en la propia Constitución Nacional y en la carta orgánica del Banco Central.


Una de las discusiones generadas en el marco de la crisis ha sido la validez de los decretos de necesidad y urgencia (DNU) dictados por el gobierno en el mes de diciembre de 2009. Tal como lo señala GIL DOMINGUEZ “los decretos de necesidad y urgencia incorporados por la reforma constitucional de 1994 sólo pueden ser dictados ante situaciones excepcionales de necesidad y urgencia y en la medida en que fuera imposible seguir los trámites ordinarios previstos por la Constitución para la sanción de las leyes (siempre y cuando no se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral o del régimen de los partidos políticos). De lo contrario la norma dictada mediante esta vía es nula de nulidad absoluta e insanable”. (1)



Ello nos llevaría entonces a plantearnos si los decretos de necesidad y urgencia son válidos para el caso del pago de deuda pública con reservas excedentes del Banco Central, no lo serían ya que los mismos tendrían que ser tratados previamente por el propio Congreso; es así como la propia Constitución Nacional en su inciso 9 del artículo 99, otorga al Presidente de la Nación la facultad de convocar a sesiones extraordinarias cuando un grado de interés o progreso lo requiera. (2)

Si se cumpliera con dicha norma, entonces estaríamos cumpliendo lo que el legislador en la Carta Magna establece, asegurando de esta forma el sistema democrático, la estabilidad económica y salvaguardando las propias instituciones del país.

Frente a este escenario, advertimos que pasaría si se liberaran las reservas desde el punto de vista macroeconómico:

1-Por un lado la tasa de interés ya que la misma sufriría alzas e incrementos tal vez impensables afectando a los créditos en el largo plazo.

2-La inflación sería otro de los datos macroeconómicos que reflejaría el nivel general de precios y el consumo.

3-Las inversiones también sería un punto clave ya que las mismas serían afectadas ante la incertidumbre originada por la crisis del Banco Central no sólo por las reservas sino también por la posible estabilidad de Redrado, alejando a los inversores extranjeros en el corto plazo.

4-El gasto público es otro de los problemas aún sin solución alguna en la actualidad.

5-El tipo de cambio sería otro de los ejes claves de la economía y el comportamiento del dólar en los mercados financieros.

6-La estabilidad cambiaria, financiera y monetaria estaría expuesta a un funcionamiento asimétrico frente a la posibilidad de estar afectada por los fondos buitre.

7-La incertidumbre en los mercados financieros y las conductas asumidas por los agentes inversores y compradores de bonos.

Creemos que la estabilidad de la economía argentina estaría en jaque no sólo desde lo económico y lo jurídico, poniendo en pleno peligro a las instituciones y al sistema democrático que debemos defender y preservar como ciudadanos y como pueblo de la Nación Argentina.

1-GIL DOMINGUEZ, ANDRÉS: “Un fallo de la justicia que garantiza la deliberación democrática”. Nota de opinión- Diario Clarín – Pág. 7 – 11 de enero de 2010.

2-Opinión de la autora.

(*) Jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra Análisis Económico y Financiero. Jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra Elementos de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Buenos Aires – Facultad de Derecho. Master en Derecho y Economía (tesis en preparación). Universidad de Buenos Aires – Facultad de Derecho.

Un Fondo para la Inflación y Suba del Gasto

Por el Lic. Aldo Abram, director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA). www.ciima.org.ar


El ministro de Economía lanzó un «Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad», que estará constituido con algo más de u$s 6.500 millones de las reservas de «libre disponibilidad» del Banco Central. Dejando de lado la dudosa constitucionalidad del DNU que le dio origen, consideramos que, por lo menos, sería razonable cambiarle el nombre a este Fondo. Para avalar esta propuesta, contamos con los siguientes argumentos:

Como dijo la Presidente, las reservas son de todos los argentinos. Están en el Banco Central para defender el valor del peso, en el que atesoramos y cobramos nuestros ingresos, y el de nuestros ahorros, que están en el sistema financiero. El error es pensar que esas divisas son del Gobierno y que puede utilizarlas para gastar, ya que implica debilitar al BCRA en su capacidad de garantizar que puede cumplir su cometido.

Reservas de libre disponibilidad. Este concepto fue inventado a principios de 2006 para poder utilizarlas para el pago de la deuda con el FMI y se define como las divisas del BCRA que sobran de las necesarias para avalar el total de la base monetaria al tipo de cambio vigente. Desde el punto de vista económico no tiene ningún sustento, ya que los activos en moneda extranjera del organismo deberían avalar el total de sus pasivos financieros y no sólo una parte. Esto lo advertimos cuando se creó esta cuenta y, también, señalamos que nombrarlas de «libre disponibilidad» era una invitación a que las usaran para cualquier cosa. De hecho, al principio, sólo servían para abonar vencimientos con organismos internacionales y, ahora, su uso se amplía a cualquier vencimiento en divisas.


Fondo para aumentar el Gasto Público: como el dinero es fungible, esta decisión confirma que no se recompondrá la solvencia fiscal. Durante 2010, los ingresos del Estado deberían aumentar por la recuperación de la demanda interna y externa, el incremento de la inflación y la suba de precios internacionales. Esto podría permitir al Gobierno aumentar su superávit primario y enfrentar una mayor proporción de sus pagos de deuda con recursos genuinos. Dado que no va a ser así y el objetivo es gastar todo lo que se pueda, el sobrante de recursos para abonar pasivos será pobre y es allí donde aparece el Fondo del Bicentenario.

Garantizarles a los tenedores de deuda pública argentina que se les pagará durante 2010: esto efectivamente reducirá algo la incertidumbre sobre las posibilidades de default, ya que separan estos recursos para abonarles. Sin embargo, sin tanta pomposidad, el uso de reservas para el pago de deuda pública es una realidad desde hace muchos años. Cabe aclarar que los principales beneficiarios de esta medida son los que poseen pasivos nominados en moneda extranjera ya que los que tienen títulos en pesos deberán lidiar con el resultado de una mayor inflación que no parece que el INDEC vaya a reconocer.

Fondo para la Reconstrucción del Poder Político: durante 2010, el Gobierno necesita seguir reconstruyendo su desgastado poder y, para ello, necesita aumentar la «caja» todo lo posible. Esto, luego de haber diluido la solvencia fiscal sosteniendo un excesivo crecimiento del gasto para ganar las últimas elecciones. De igual forma actuaron la mayoría de los gobernadores provinciales y hoy están asfixiados financieramente. Por lo tanto, necesitarán de la ayuda de la administración central y a cambio el «kirchnerismo» les demandará el apoyo de sus legisladores en el Congreso, donde la cantidad de «tropa propia» se ha reducido.


¿Quién y cómo pagará la cuenta?: pareciese que los recursos con los que se constituye el Fondo son gratuitos. No obstante, la forma en que el Banco Central libera las divisas que necesita para financiar al Gobierno es depreciando el peso y licuando sus pasivos en esta moneda en términos de sus reservas. Por lo tanto, entre todos los argentinos pagaremos el mayor gasto público a través del conocido «impuesto inflacionario». En particular, los sectores más pobres que son los más afectados por la pérdida de poder adquisitivo del peso. En el corto plazo, no necesariamente lo observaremos en una suba acelerada del tipo de cambio en el mercado local porque es esperable que el valor del dólar siga cayendo en el mundo, lo que tenderá a moderar las presiones al alza en la Argentina. En cambio, cuando la divisa estadounidense empiece a recuperarse a nivel internacional, su aumento en el mercado local tenderá a potenciarse.

Por lo tanto, recomendaría cambiar el nombre por «Fondo de Impuesto Inflacionario para el Aumento del Gasto y la Reconstrucción del Poder». El lector notará que saqué la mención al «Bicentenario» ya que este último debería ser motivo de reflexión y no usarse para bautizar el reflejo de la irresponsabilidad en el manejo de las cuentas públicas. De ser uno de los 10 países con mejor bienestar económico del mundo durante los festejos del «Centenario», la Argentina habrá pasado a militar más allá del puesto 70 para cuando en 2010 conmemoremos la Revolución de Mayo. Esto debería motivarnos a pensar cuánto debemos haber degradado nuestras instituciones y el respeto de los derechos que establece la Constitución y qué poco debemos haber asumido nuestra responsabilidad como ciudadanos para lograr tanta decadencia. ¿Seremos capaces de asumir el compromiso de madurar cívicamente para que, dentro de 100 años, verdaderamente haya motivos para grandes festejos?

El Banco Central de Reserva a efectuado compras de dolares por mil millones de dolares en los últimos 8 días.

El Banco Central de Reserva a efectuado compras de dolares por mil millones

de dolares en los últimos 8 días.


08/01/10 323 millones

11/01/10 184 millones

12/01/10 177 millones

13/01/10 114 millones

14/01/10 28 millones

15/01/10 179 millones

Esto con la finalidad aparente de evitar la devaluación del Dolar respecto al Sol

Es algo bueno o algo malo el hecho de la devaluación en un mercado libre de divisas.

Me parece que no es algo ni bueno ni malo, es simplemente el precio de las divisa

en el mercado, es como si de repente el precio de los alimentos empezara a caer, y

para evitar ello el gobierno comprase gran cantidad de alimentos, para mantener el precio.

Por cierto, hay beneficiados y perjudicados con estas medidas, que no alejan del libre mercado.


EDUARDO



PRESENTACION

Hola a todos, mi nombre es Gastón y soy asesor financiero, trabajo asociado hace dos años a una Cia. nacional con una trayectoria de 20 años en el mercado financireo con una cartera activa de 7000 clientes somos especialistas en Asesoramiento y Planificación Financiera Integral, representando en nuestro pais a Cias. de primer nivel internacional calificadas con los mas altos estándares de calidad por compañías calificadoras de riesgo de primer nivel mundial, tales como, Moody`s, Standard & Poors y Fitch. Nuestro compromiso es satisfacer las necesidades financieras de carácter personal y corporativo de nuestros clientes, poniendo a su alcance los más adecuados instrumentos financieros disponibles en el mercado nacional e internacional.

Dentro de nuestra Planificación Integral Financiera abarcamos las siguientes líneas de negocios:


• Construcción de Capital

• Administración de Capital.

• Planificación Sucesoria.

• Retiro Personal

• Seguros de Vida.

• Protección Societaria.

• Planificación de Costos Universitarios y Masters.

Desde ya quedo a su disposición para poder ampliar esta información, de manera de poder responder a todas las inquietudes, de tal forma de poder ofrecerles nuestra alta gama de instrumentos financieros, adecuados al perfil de cada inversor en particular.

Atentamente


Gastón

Nuevo Monotributo

Resumen del nuevo Monotributo



Con el dictado de la ley 26565 se incrementan los topes de facturación anual y se eleva la cuota mensual en concepto de aporte jubilatorio y obra social.

El nuevo esquema para quienes presten servicios es el siguiente:



En cuanto al resto de actividades los nuevos parámetros son los siguientes:

A partir del año 2010, se incorpora a los alquileres devengados como nuevo parámetro para determinar la carga fiscal que deben afrontar los pequeños contribuyentes.


Asimismo, la nueva norma establece para las tres últimas categorías del “resto de las actividades” un requisito extra con el objetivo de promover el empleo registrado, por lo tanto las empresas y particulares cuyos ingresos brutos anuales estén entre $ 200.000 y $ 300.000 podrán permanecer en el régimen, siempre que cuenten con la cantidad mínima de personal en relación de dependencia:

* Categoría J, un empleado.

* Categoría K, dos empleados.

* Categoría L, tres empleados.

Otra modificación importante es el nuevo régimen de exclusión automática con que cuenta el fisco, es decir cuando el organismo constate una infracción por parte de los pequeños contribuyentes podrá inscribir de oficio a los sujetos en el régimen general impositivo y previsional.

También se eleva el precio máximo unitario de venta de bienes muebles permitido de $ 800 a $ 2.500.

Mediante esta ley se crea el llamado Régimen de Inclusión Social y Promoción del Trabajo Independiente, que será de aplicación para los trabajadores independientes que necesiten de una mayor promoción de su actividad, para permanecer en este régimen se deben cumplir, entre otros requisitos, de manera conjunta con las siguientes condiciones:

* Ser persona física mayor de dieciocho años de edad.

* Desarrollar exclusivamente una actividad independiente, que no sea de importación de cosas muebles y/o de servicios y no poseer local o establecimiento estable. Esta última limitación no será aplicable si la actividad es efectuada en la casa habitación del trabajador independiente, siempre que no se constituya un local.

* Que la actividad sea su única fuente de ingreso.

* No ser contribuyente del impuesto a los bienes personales.

* No ser empleador.

* No haber obtenido en los 12 meses calendario inmediatos anteriores al momento de la adhesión, ingresos brutos superiores a pesos $ 24.000.

Con este nuevo régimen se resuelve dejar sin efecto al llamado Monotributo Eventual.

Un punto importante para destacar de este nuevo régimen es que los adquirentes, locatarios y/o prestatarios, en ningún caso podrán computar en su liquidación del impuesto a las ganancias, las operaciones realizadas con dichos sujetos.

Vigencia: a partir del 1º de enero de 2010.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 29 de diciembre de 2009

www.hectortrillo.com.ar

EL EMPLEO DE LAS RESERVAS Y SUS EFECTOS MACROECONÓMICOS EN ARGENTINA.

Autora: Andrea Fabiana Mac Donald.

Jefa de trabajos prácticos de análisis económico y financiero. Jefa de trabajos Prácticos de Elementos de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Derecho.

El anuncio reciente del oficialismo respecto a la utilización de las reservas para el pago de la deuda pública generó favoritismos y oposiciones a esta decisión riesgosa y dificil. Hay quienes señalan que el empleo de las reservas a largo plazo podría alentar al proceso inflacionario del país y hay quienes consideran que la decisión es acertada porque fomentaría el consumo y la obtención de crédito barato en el mercado financiero, además de garantizar los vencimientos de la deuda pública con el sector privado.


Así LASPIÑA señala que "un uso acotado este recurso tiene como impacto la independencia de la política monetaria y la inflación; pero un uso excesivo sería lapidario para ambos". Si tenemos en cuenta lo que significan las reservas desde lo macroeconómico, consideramos que toda reserva monetaria es un conjunto de fondos representados en monedas o dinero similares guardados como previsión de eventuales necesidades.

Dicha definición es clara y concreta ya que alude a que la utilización de reservas se comportan como un mecanismo de precaución tal como lo diria KEYNES en sus ideas económicas, es decir, frente a posibles contingencias que el propio país podría sufrir por alguna externalidad negativa.

Aqui nos planteamos que efectos negativos macroeconómicos traería el uso de reservas para el pago de la deuda pública:


1-Riesgo en el tipo de cambio y en la política monetaria actual.

2-Generaría una expansión del gasto público.

3-Incertidumbre en el funbcionamiento de los mercados financieros.


4-El ritmo asimétrico de la tasa de interés.

5- El nivel general de precios se vería afectado frente a subas tempestivas.

6-Dificultades en la circulación de activos financieros.

7-Mayor demanda de divisas extranjeras de parte de los bancos.

Lo cierto es que frente a este panorama, deberíamos evaluar a largo plazo que pasara con el uso de las reservas monetarias y esperar los resultados para la economía argentina en el 2010.

SE RECALIENTA NUEVAMENTE LA ECONOMIA

Si uno ve las noticias del año 2007 , observamos que fue el año en que los precios internacionales de los principales productos de exportación se incrementaron notablemente , fue también el año en que las bolsas tuvieron su mejor rendimiento.


Una situación parecida a la actual , nos encontramos con que el oro alcanza precios records, la plata y el cobre están en alza. Las bolsas se acercan ya a records históricos. El petróleo se esta acercando nuevamente a los 100 dolares barril.

Es evidente que si los precios de las materias primas continúan incrementándose se iniciara un proceso inflacionario.Puesto que las demandas de los países no se esta incrementando sino contrayendo, producto del incremento del desempleo.Además los gobiernos de USA y los países europeos siguen recurriendo a la maquinita para crear dinero, y con el subsidiar empresas publicas y privadas.

Estaremos a la puerta de un proceso de inflación con recesión productiva.



Aumento en el Monotributo

Reflexiones sobre el nuevo proyecto de Monotributo


El denominado Régimen Simplificado da lugar a serios cuestionamientos desde su propia concepción. Es objeto de este trabajo llevar adelante un análisis crítico mencionando las incongruencias más gruesas.

Muy pomposamente se habla en estos días en todos los medios acerca de la presentación de un nuevo Monotributo (régimen simplificado) cuando en realidad se trata, en lo esencial, de una modificación y actualización del ya existente, con algunos cambios que, una vez aprobados, necesitarán una holgada reglamentación para poder ubicar medianamente a los contribuyentes y evitar, como ya ha ocurrido en anteriores oportunidades, inducirlos a error en su categorización.


Comenzaremos por señalar los aspectos que estimamos más sorprendentes del cambio propuesto.

Para empezar se mantienen las categorías existentes tanto para locaciones y prestaciones de servicios como para el resto de las actividades incluidas, con la novedad de que se agregan nuevas escalas. También se agrega un nuevo parámetro para determinar la categorización: el monto anual devengado de alquileres. La lógica indica que debieran haberse ajustado los topes anuales de ingresos vigentes durante la última década y que nunca fueron modificados, pero no es esto lo que se propone.

Como se sabe, los parámetros tradicionales consisten en (a) ingresos facturados (b) consumo de electricidad (c) metros cuadrados utilizados para el desarrollo de la actividad y (d) el precio unitario de venta de bienes muebles. Ahora se ha agregado el alquiler anual devengado. Es decir que aquellos monotributistas que para su trabajo alquilen un local o una oficina, por ejemplo, tendrán un tope anual en el valor de la locación para permanecer en la categoría en que se encuentren.


Si bien todos los parámetros tienen su importancia relativa, es indudable que el monto de ingresos anuales es el más importante. A éste se le agrega en nuestra opinión el nuevo indicativo de los alquileres devengados.

LA CATEGORÍA MÁS BAJA

Dado que las categorías hoy vigentes se mantienen, está ratificándose el ingreso anual de $ 12.000 para la categoría A, que es la más baja. Es decir el ingreso bruto mensual de $ 1.000.- está alcanzado por el gravamen, siendo que es un importe que no alcanza a la denominada línea de pobreza, incluso la calculada por el propio INDEC.

Un detalle insólito es que se agrega, como queda dicho, el monto de alquileres devengados a los parámetros a considerar. Pues bien, en el caso de estos monotributistas tal monto es de $ 9.000 anuales ($ 750 mensuales). Si a esto le agregamos que el monto de la cuota con sus tres componentes (impositivo, previsional y obra social) pasa a ser de $ 213, tenemos que entre ambos conceptos un monotributista de la categoría A tiene un costo anual de $ 11.556, prácticamente el total facturado. El monto del alquiler anual señalado regirá para las primeras tres categorías, de modo que el ingreso anual puede llegar a $ 36.000.- con el mismo tope de $ 9.000.- Pero lo llamativo es que se mantenga esta primera categoría, a todas luces inaplicable. Y la verdad es que podríamos decir que para la categoría B, con un tope de ingresos anuales de $ 24.000.- también.

Cabe mencionar, porque solemos notar bastantes confusiones, especialmente en comentarios no especializados, que el ingreso del que estamos hablando es bruto, es decir que no es ganancia, sino el total percibido de donde habrá que deducir los gastos.

Otro detalle realmente incomprensible es que, como la propia ley y el nuevo anteproyecto señalan, el Régimen Simplificado viene a reemplazar a los impuestos a las ganancias y al valor agregado, o cualquiera otro que surja en su reemplazo. En la categoría A, el componente tributario es de $ 33.-, una cifra exigua por cierto pero que conceptualmente abarca los dos impuestos sustituidos. Es decir que una persona con un ingreso bruto por debajo de la línea de pobreza para un grupo familiar, abona, señoras y señores, (de una manera sustituta) impuesto a las ganancias. Cuando éste sistema simplificado se creó estos valores tenían una cierta correlación con la realidad, cosa que hoy evidentemente no ocurre.

También se había creado la variante del contribuyente eventual, que ahora resulta reemplazado por una especie de monotributo social, que en realidad tiene serias limitaciones para ingresar en él, tales como no tener otros ingresos, no ser contribuyente del impuesto sobre los bienes personales, no tener más de dos años de matriculado en caso de ser profesional y no tener obligación de pagar por esa matrícula. También se exige no tener un local o una oficina para desarrollar la tarea, aunque sí es posible utilizar la casa habitación a tal efecto. El tope anual de ingresos en este caso se fija en $ 24.000 y aquí sí se permite la eximición del componente impositivo de la cuota.

OTRAS CONSIDERACIONES

Los valores asignados a las distintas categorías llegarán a $ 200.000 anuales para las locaciones y prestaciones de servicios (profesiones y oficios). Hasta el presente $ 72.000. Simplemente lo que se hace con el cambio es agregar cuatro categorías más, asignándole los demás parámetros y fijando el valor de las cuotas.

En el caso de otras actividades el monto máximo se eleva de $ 144.000 a $ 300.000 anuales, agregando también en este caso cuatro categorías adicionales con nuevos parámetros y valores de cuotas.

Si bien no podemos decir que hubiera existido una relación directa entre los metros cuadrados y la energía eléctrica consumida con el importe del ingreso anual, la cuestión se vuelve absolutamente insólita en materia del alquiler.

En efecto, mientras para la categoría A el alquiler anual máximo para permanecer en ella representa el 75% del ingreso total; para la categoría L (la más alta de todas) significa un 15%. Para una persona de categoría I, el alquiler puede representar el 22,5% y para la categoría H el 25%.

Estos desfasajes no parecen responder a alguna lógica. Es obvio que quienes tienen un mayor gasto en la variable alquiler, tendrán menos dinero para pagar los montos mensuales del monotributo, con lo cual la tendencia a la morosidad será mayor entre quienes estén en esta situación.

No todos los negocios ni todas las actividades tienen los mismos costos y no todos los contribuyentes tienen el mismo grado de eficiencia en su trabajo. Pero acá estamos hablando de parámetros oficiales, no de variantes de costos producto de la mayor o menor capacidad de gestión de los obligados.

EMPLEOS POR SUBSIDIO

Una modificación que se propone es en realidad un retorno al viejo monotributo vigente hasta el año 2005 en lo que se refiere a la incorporación de personal. Es curioso pero los mentores del proyecto siguen creyendo que para generar empleo lo que hay que hacer es producir estímulos estatales (léase subsidios) y no inversiones genuinas y productivas.

En efecto, para quienes se encuentren en las categorías más altas, que son las que corresponden a un ingreso anual de hasta $ 235.000 (J), $ 270.000 (K) y $ 300.000 (L) deberán emplear a una, dos o tres personas respectivamente para permanecer en el sistema. Si cabe suponer que el monotributo es conveniente y por eso es que se exige la incorporación de empleados estamos en presencia de un claro subsidio para generar empleos. En otras palabras, que si a los contribuyentes le sale más barato ser monotributistas que permanecer en el régimen general (ganancias, IVA y autónomos), el Estado está haciéndose cargo de la diferencia para inventar de ese modo ocupación.

OTRAS CURIOSIDADES

Un tema que se menciona con asiduidad es también el del incremento de la cuota mensual, que en el caso de la categoría más baja es de más del 85%. Un valor que resulta impagable en líneas generales prácticamente para todos quienes se ubican en esa escala.

Pero en verdad, para las categorías existentes hasta hoy, el monto componente impositivo no se modifica, sino que se incrementa el aporte previsional y de la obra social. Estos rubros, a su vez, se mantienen constantes para todas las categorías, las viejas y las nuevas que se agregan. Algo contrario, si vamos al caso, de la filosofía imperante: el famoso quien más tiene más paga. Acá ni siquiera es un porcentaje, que haría variar la cifra, sino un valor fijo ($ 70 para la obra social, y $ 110 para el sistema jubilatorio). Y para las nuevas categorías, sube de manera importante el monto del impuesto, mientras se mantienen los otros valores citados. Por ejemplo: para un ingreso bruto anual de $ 300.000, el componente impositivo será de $ 2.700 (el 10,8% anual), para uno de $ 200.000, el 9,6% si se trata de locaciones de servicios y de 7,44% para el resto de las actividades.

CONCLUSIONES

El monotributo es un sistema tributario rígido basado en cotizaciones predeterminadas sobre la base de que se cumplan los parámetros establecidos a lo largo de un año, y genera deuda haya o no operaciones. Es una cotización y como tal corre la misma suerte que la obligación de los trabajadores autónomos. Como permite una recategorización cada 4 meses, en caso de merma sostenida de la actividad la baja de categoría no se produce con la misma velocidad de tal merma, sino que es necesario ponderar y promediar lo ocurrido en el año anterior al momento de tal recategorización.

La gran ventaja del sistema es su simpleza, ya que no requiere una contabilidad minuciosa, aunque sí obliga a conservar los comprobantes de todas las operaciones. La nueva obligatoriedad de contar con personal a partir de determinados ingresos anuales implica el ingreso al engorroso sistema previsional de los empleados con todas sus implicancias administrativas y legales. Si bien no es tema de este trabajo hay que decir que tal sistema previsional lejos de simplificarse en estos años, se ha complicado de manera exponencial, especialmente por el rol que intenta ocupar la ANSES y que supera ampliamente su propia capacidad administrativa y técnica. Es decir que si bien puede ser conveniente inventar empleados para pagar menos impuestos o contribuciones sociales, también es más complicado.

El mantenimiento de las categorías hasta hoy vigentes resulta un anacronismo incomprensible. Diríase una falta de reflejos y un claro incentivo al enanismo fiscal, (es obvio que la categoría A es inaplicable) es decir la tendencia a permanecer en categorías más bajas. En este punto es importante señalar que la recategorización automática que se anuncia no es novedosa y ya tiene vigencia en el sistema actual.

Dado que estamos en la antesala del tratamiento del anteproyecto en el Congreso, es de esperar que al menos algunos aspectos sean corregidos. Y creemos que esto es posible a la luz de las críticas que seguramente harán diversas entidades y asociaciones de profesionales.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 6 de noviembre de 2009

ESTUDIO

HÉCTOR BLAS TRILLO

Las Heras 648 – 1704 Ramos Mejía (B.A.) (011) 5254-5620 – (011) 154-4718968

www.hectortrillo.com.ar

Páginas

Suscribirse a RSS: blogs