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Derechos de Exportación de Soja

EL MODELO ES LA ARBITRARIEDAD



La decisión del Poder Ejecutivo de crear un Fondo Federal Solidario con parte del producido de los derechos de exportación de soja es una intervención más en dirección contraria a la resolución de los problemas planteados en el sector agropecuario

Las reuniones que ha venido celebrando la llamada Mesa de Enlace con los representantes del Poder Ejecutivo intentaron emparchar una situación que se ha tornado insostenible. Del lado de los ruralistas se ha buscado mantener un diálogo guardando las formas, mientras que de parte del Gobierno ha venido a jugándose a dos puntas (por no decir que a una sola) desde los albores mismos del kirchnerismo.

Sin el ánimo de hacer demasiada historia, baste recordar las prohibiciones de exportaciones de carnes y sus derivados, lácteos, trigo o maíz. La creación de sistemas de permisos de exportar puestos a disposición de funcionarios con poderes discrecionales y toda la gama de idas y vueltas en materia de devoluciones por fletes, cantidades, pesos, distancias a puerto y demás que intentaron llevarse a la práctica luego de la recordada sanción de la Resolución 125 en marzo del año pasado por parte del Ministerio de Economía.


A ello se suma la persecución sufrida a los productores en el mercado de Liniers, los topes en el kilaje de los terneros para faena (modificados una y otra vez) las ventas forzadas de hacienda de proveniencia militar, las clausuras a los consignatarios, la difusión de carteles publicitarios y los discursos acusando a los productores de avaros, golpistas, destituyentes, piqueteros de la abundancia y pillos entre otras lindezas como la recordada del ex ministro Lavagna, que llamó a los productores primates.

Hay mucho, muchísimo más, como la improvisación de la creación de feed lots para hacienda holando, por ejemplo. O aquel decreto anunciando que los fondos provenientes del remanente de retenciones a la soja (el yuyo ) serían destinados a hospitales, caminos y escuelas. De lo contrario no habría ninguna de las tres cosas, podríamos agregar.

Bien. Está claro y más que claro que el actual Gobierno no ha tenido la intención de ajustar sus números a la realidad socioeconómica que nos toca vivir. No se trata de salvar a nadie de culpas, nos apresuramos a decir, pero es obvio que se perdieron oportunidades increíbles y que los mercados cárnicos, de lácteos, y en general agrícolas han perdido contra nuestros competidores y no tanto, como es claramente el caso de Brasil y del Uruguay.


Nosotros venimos observando una dialéctica basada en el oportunismo político, en la chicana, en la búsqueda del agujero donde meter la frase justa para poder ganar la pulseada verbal mientras se deteriora seriamente la producción agropecuaria, encima afectada ahora por la sequía de la que estamos saliendo, con un perjuicio inconmensurable para el país todo.

Nos preguntamos a quién puede favorecer que la situación económica no se encamine hacia un desarrollo sostenido en un mundo pujante en el que se aprovechen las oportunidades, como lo hacen, justamente, nuestros vecinos. Nos preguntamos seriamente a quién ha de resultarle beneficioso no terminar de ponerse de acuerdo respecto de una política agropecuaria en serio, con reglas claras y previsibles, cualesquiera éstas sean, en lugar de tantas, tantísimas idas y venidas en torno de lo mismo. Las amenazas de volver a un I.A.P.I., los discursos con cajas destempladas del ex presidente respecto de lo que es bueno y lo que es malo para todos los habitantes de la Nación, las acusaciones y los insultos de todo tenor y calibre de funcionarios de rango medio, como el ministro del interior, o de diputados como el Sr. Kunkel o la Sra. Vaca Narvaja, por sólo citar algunos.

La verdad es que en términos económicos toda esta parafernalia a nuestro juicio surrealista no conduce a una mejora de la situación, sino a todo lo contrario. Apuntarse un poroto por ganarles de mano a los adversarios o viceversa no es una ecuación que cierre en términos de bienestar económico. Podrá cerrar políticamente para una elección, pero no significará jamás pasar a una situación mejor en términos productivos o de bienestar. Y la larga, claro está, el desastre será inevitable, como tantas veces nos ha ocurrido.

La última novedad fue la creación de un momento para otro, de este fondo llamado federal solidario, con el objeto de destinar un 30% de los recursos provenientes de los derechos de exportación de la soja.

Observamos un grado de improvisación y arbitrariedad crecientes en los anuncios presidenciales. Todo parece un intento de ganar de mano, de dividir al otro, de hacer los movimientos por sorpresa sin otra finalidad que posicionarse políticamente.

Obsérvese que el Fondo del que hablamos se crea sin contar el hecho de que la soja vale hoy la mitad que en su mejor momento en julio pasado. Y que además no se consideran los derechos de exportación de los demás productos primarios. La soja, el yuyo, es el principio y el fin de todas las cosas, al parecer.

Siempre es interesante leer los considerandos de estas normas tomadas al atardecer de un día cualquiera sin consultar a nadie más que a un círculo íntimo en general integrado por personas que desconocen supinamente el funcionamiento de aquello sobre lo que legislan. Veamos algunos:

Que con la finalidad de asegurar el máximo de valor agregado en el país para obtener un adecuado ingreso para el trabajo nacional, para promover, proteger y conservar las actividades nacionales productivas de bienes y servicios, los recursos naturales, las especies animales y vegetales; para la estabilización de los precios internos a niveles convenientes y mantener el volumen adecuado a las necesidades de abastecimiento del mercado interno, propiciar la redistribución de ingresos de actividades favorecidas hacia otras que lo son menos y atender las funciones fiscales; el Estado Nacional ha establecido derechos de exportación a determinados productos.

Si nos tomamos el trabajo de leer lo que podríamos llamar la plataforma política del año 2003, podremos comprobar que las retenciones a las exportaciones eran un impuesto distorsivo necesario durante la emergencia para intentar paliar los efectos, justamente, de la crisis, con la promesa de su eliminación a la brevedad posible. Este considerando no hace referencia a nada de eso, como se ve. Queda a cargo del Poder Ejecutivo determinar qué actividades son favorecidas, cuáles no, cuándo, cómo y en qué proporción, etc.

Que en ese orden, adoptamos esta medida para crear un FONDO FEDERAL SOLIDARIO que tenga por destino financiar obras que contribuyan a la mejora de la infraestructura sanitaria, educativa, hospitalaria, de vivienda y vial en ámbitos urbanos o rurales.

No queremos cansar a nuestros amables lectores con estas transcripciones, pero no podemos dejar de comentar éste considerando en particular. La financiación a la que hace referencia este párrafo es prácticamente la misma que la del decreto según el cual el Poder Ejecutivo iba a destinar los excedentes de retenciones surgidos de la Resolución 125, cosa que se frustró como consecuencia de lo ocurrido en el Senado, que es de todos conocido. Cabe preguntarse por qué razón durante todos estos meses no se hizo esto, y también por qué razón eran necesarios ingresos adicionales provenientes de las retenciones móviles para hacerlo hace apenas unos meses, cuando la situación internacional era absolutamente mejor que la actual, y ahora no hacen falta tales recursos. O también por qué ahora puede disponerse del 30% de los fondos provenientes de estas retenciones y antes, cuando la soja valía el doble, no. Todo esto es incomprensible.

Lo que no es incomprensible es que las provincias están en su mayoría con la soga al cuello en materia financiera y que la situación se ha tornado insostenible. También es rigurosamente cierto que esta suerte de coparticipación crea en gobernadores e intendentes un verdadero conflicto de intereses, como consecuencia de que ahora recibirán recursos (al menos promesas de ello) y no será simplemente que el Estado Nacional se los quite vía retenciones. En otras palabras: los ruralistas no podrán cargar contra sus diputados y senadores como venían haciéndolo, porque ahora al menos una parte del dinero, un resto, les volverá.

Pero es un resto, insistimos. Porque justamente los derechos de exportación el gobierno considera que no son coparticipables en virtud de lo dispuesto en el artículo 4º de la Constitución (lo dice específicamente otro de los considerandos).

Es la soja y es el 30% porque la señora presidenta, su marido y su grupo íntimo han considerado que así está bien. Podría haber sido otro número, otros productos, algunos, todos o ninguno. La señora presidenta y su marido, más tres o cuatro personas más, lo decidirán. O lo cambiarán esta noche, o mañana. O no.

Mientras tanto, desde la O.N.C.C.A. otros funcionarios deciden si alguien puede exportar, cuánto, cuándo, cómo, en qué condiciones.

Y otros funcionarios deciden cuál será la inflación de cada mes a informar por el IN.D.E.C. Y cuál la desocupación, o el índice de pobreza. O lo que fuere.

Estamos realmente en el reino de la arbitrariedad. Los diputados que acaban de votar el adelanto de las elecciones simplemente fueron a levantar la mano porque así se lo ordenaron, como lo hicieron todos estos años. El problema está en que la oposición está cada vez más unida y junta más gente. Por eso la intención de sesionar para tratar el tema de las retenciones juntó nada menos que a 109 diputados, una cifra muy grande y cercana a los 129 necesarios para tener quórum. Y esto, dicen no pocos analistas, asustó al matrimonio presidencial.

Es muy probable que así hubiera ocurrido. No lo sabemos. Pero queda en el aire la sensación de que algo de eso hubo.

Nos cabe decir, a modo de reflexión, que esta medida con toda seguridad no será de cumplimiento efectivo, como no lo han sido tantas medidas tomadas de apuro especialmente durante el gobierno de la señora Cristina Fernández.

El colofón de todo esto es que los ruralistas no se ven beneficiados con esta curiosa medida. Y cuando algunos ministros han salido a mencionar días pasados cuántos fondos habían sido destinados al sector como producto de la emergencia agropecuaria, resultó cuando menos grotesco oír las cifras. Dos mil millones de pesos en números redondos, para una producción primaria que supera en grandes rasgos anualmente los 150 mil millones, con retenciones que llegaron a cifras inusitadas, del orden de los 40.000 millones de pesos. Y encima el dinero devuelto está considerado en la vieja ley de emergencia agropecuaria, y que el gobierno no hizo más que avanzar en su cumplimiento.

Al momento de concluir estas líneas, nos enteramos de que un nuevo paro de actividades se iniciará esta noche por una semana. Los dirigentes hablan de lo alentar cortes de rutas, y piden a los funcionarios que no los alienten tampoco con declaraciones insultantes como suelen hacer.

La verdad es que insistimos en señalar nuestra desazón. Ayer mismo estaba cortado el puente Pueyrredón por un grupo piquetero, pero los funcionarios se quejaban de los cortes de ruta de sectores del campo. Distinta vara para medir lo mismo, tal como lo ha señalado de manera desfachatada el propio presidente del partido justicialista en más de una oportunidad.

Esperemos que finalmente todos y cada uno de los actores de esta tragicomedia, que en definitiva somos todos, hagamos algo por mejorar esto. Hay que terminar con la arbitrariedad y volver al Estado de Derecho, si es que alguna vez verdaderamente existió.

DR. HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 20 de marzo de 2009

ESTUDIO

HÉCTOR BLAS TRILLO

Contador Público

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Declaración Jurada

PERSONAS FÍSICAS: ASPECTOS A CONSIDERAR EN LAS DECLARACIONES JURADAS DE 2008



Brevemente exponemos algunos aspectos que consideramos de interés en lo que se refiere a las declaraciones juradas correspondientes al ejercicio 2008, de próximo vencimiento en los meses de abril y de mayo.

En virtud de la cercanía de los vencimientos para la presentación de las declaraciones juradas del impuesto a las ganancias y sobre los bienes personales correspondientes al año 2008 para las personas físicas y sucesiones indivisas, nos parece importante recordar algunos aspectos que están vigentes para la confección de las declaraciones juradas, pese a que en algunos casos se produjeron cambios que solamente rigen desde el inicio de 2009.

IMPUESTO A LAS GANANCIAS.


Las deducciones personales, que fueron modificadas mediante el decreto 1426/08 en le mes de setiembre y con vigencia para el mismo año 2008.

De tal modo la Ganancia no Imponible es de $ 9.000, la deducción por cónyuge es de $ 10.000, por cada hijo $ 5.000, otras cargas $ 3.750, la deducción especial para el trabajo autónomo es de $ 9000 y la deducción especial para el trabajador en relación de dependencia es de $ 43.200.

Pero si bien el 24 de diciembre se publicó la derogación de la llamada tablita de Machinea , durante el año 2008 la misma sigue vigente, y solamente deja de existir, por así decirlo, a partir del 1º de enero de este año.


En lo que respecta a la deducción por el servicio doméstico registrado, el monto máximo a deducir equivale al monto de la ganancia no imponible, esto es $ 9000.

Con relación a las cargas de familia, éstas son deducibles en tanto y en cuanto el ingreso que por sí mismas pudieran obtener las personas involucradas, no supera también los $ 9000 en el año.

Conceptos no deducibles en el ejercicio 2008 en virtud de las modificaciones de la ley 26.425

La ley 26.425 puso en vigencia el Sistema Integrado Previsional, por lo cual quedó derogado el régimen de capitalización y con él las AFJP. Esta ley derogó a su vez el inc. e) del artículo 81 de la ley 20.628 (Ganancias) y el artículo 113 de la ley 24.241. De tal modo queda eliminada la posibilidad de deducir los $ 1.261,16 correspondientes a seguros de retiro (cifra por otra parte absolutamente ridícula a los valores actuales), y también el derecho a deducir las imposiciones voluntarias de los afiliados al régimen de capitalización. Acá hay algunas divergencias respecto de la vigencia de esta norma, ya que la ley citada en primer término fue publicada el 9 de diciembre pasado y cabe presumir su vigencia desde ese entonces. Pero como el impuesto a las ganancias es un impuesto anual, cabe concluir que una derogación o cambio en su articulado opera para el año de que se trate. Esto quiere decir en buen romance que todo lo que se hubiera abonado durante el ejercicio 2008 por los conceptos señalados, no será deducible en la declaración jurada.

IMPUESTO SOBRE LOS BIENES PERSONALES

La ley 26.452 ya citada ha salido a clarificar la situación con relación a los fideicomisos no financieros y su gravabilidad en este impuesto, algunos aspectos vinculados con el mínimo para quedar fuera del gravamen y la valuación de los llamados bienes personales y artículos del hogar.

Con anterioridad la ley 26.617 había modificado el impuesto sobre los Bienes Personales elevando el mínimo de $ 102.300 a $ 305.000 y disponiendo, entre otras cosas, que aquellas personas que superaren con sus activos el nuevo monto, quedaban alcanzadas por el gravamen sobre la totalidad del activo gravado. Este monto se aplica únicamente a las personas físicas o sucesiones indivisas radicadas en el país únicamente.

Según el segundo artículo incorporado a continuación del 20 del Decreto Reglamentario de la ley de este impuesto, las sociedades de la ley 19.550 deben liquidar e ingresar el gravamen con carácter de pago único y definitivo, incluidos los establecimientos estables pertenecientes a sociedades extranjeras del artículo 118 de esta ley, las sociedades de hecho y las irregulares.

La ley 26.452 agregó un nuevo sujeto: los fiduciarios de fideicomisos no financieros, que deberán liquidar e ingresar el impuesto, excepto que el fiduciante sea el Estado (nacional, provincial, municipal o la C.A.B.A.) o cuando el fideicomiso tenga por objeto realizar obras de infraestructura que constituyan un objetivo prioritario y resulten de interés del Estado Nacional.

Los bienes fideicomitidos dejan de formar parte del activo de los fiduciantes en tanto se tratare de personas físicas o sucesiones indivisas. Y si el fiduciante fuera una sociedad, los bienes fideicomitidos no integrarán la base para calcular el citado impuesto por parte de dicha sociedad como responsable sustituta de los socios, siempre y cuando se hubiera ingresado a su vencimiento el impuesto que debe ingresar el fiduciario según lo señalado anteriormente. La verdad es que más complejo no podría haber resultado este aspecto. Porque esto de sustituir un sustituto por otro, en tanto y en cuanto el primero de ellos no cumpla es un verdadero engorro legal.

CONSIDERACIONES FINALES

Quedan entonces expuestas algunas particularidades del ejercicio 2008 que entendemos resultarán útiles en tren de evitar confusiones.

Un punto que deseamos agregar es que hasta ahora no se anuncian prórrogas en los vencimientos del mes de abril, es decir aquellas personas físicas o sucesiones indivisas que no posean participaciones en sociedades con cierre el 31 de diciembre, o en mayo, las restantes. Sin embargo, la problemática planteada por la vigencia plena de la ley de repatriación de capitales y moratoria tributaria y previsional, cuyos puntos oscuros siguen hoy tan vigentes o más que el 1º de marzo, es probable que obligue a los funcionarios a considerar alguna prórroga, si no en el pago del saldo resultante, al menos en la confección de las declaraciones juradas. Al momento de escribir estas líneas, se ha ratificado que NO HABRÁ PRÓRROGAS, de lo cual nos permitimos al menos reservarnos el derecho de la duda.

DR. HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 11 de marzo de 2009

ESTUDIO

HÉCTOR BLAS TRILLO

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Pérdidas por la Crisis

Crisis Internacional: Hechar Leña al Fuego



En un interesantísimo artículo publicado en el diario Ámbito Financiero (11/03/09) el economista Agustín Monteverde señala algunos aspectos de gran relevancia que corroboran nuestra reiterada opinión respecto de las acciones que los gobiernos están llevando a cabo para tratar de salir de la crisis.

Hemos hecho referencia en trabajos anteriores a nuestras enormes diferencias en cuanto al tratamiento que están intentado dar a la crisis económica y financiera en la que se encuentra el mundo los principales bancos centrales del orbe.


Hemos señalado que medidas tales como la baja de tasas como la inyección de moneda son las mismas que llevaron a la situación actual a lo largo de los últimos 25 años por lo menos. Precisamente los créditos masivos a tasas bajas para que la gente pudiera acceder a viviendas propias fue el puntapié inicial de la llamada crisis de las hipotecas. Esto es, la punta del iceberg.

Porque de tal manera se exacerbó la demanda mediante la ilusión de que el dinero era más barato de lo que en realidad era, al tiempo que no se exigían las garantías necesarias y suficientes ante la perspectiva de que la propia demanda produjera subas de precios en los bienes para cubrir cualquier defección.

Hasta que la enorme bola de nieve comenzó a derretirse.


El economista Monteverde hace algunas señalizaciones que consideramos de absoluta presencia para explicar lo que pasa.

Dice por ejemplo que lo que hace falta es corregir las distorsiones acumuladas. Y si bien no explica cuáles son, es obvio que tales distorsiones son las que ha provocado el intervencionismo y que sólo se corregirán mediante el default de los factores que han llevado a cabo malos negocios u otorgado malos créditos. No hay, entendemos, demasiado misterio en esto, aunque decirlo resulte especialmente crudo.

El presidente Obama continúa con las recetas fiscales de su antecesor (Bush), aunque con diferencias en los sujetos que recibirán su asistencia , dice Monteverde. Es decir, asistir, pero cambiando el destinatario. Señala el autor que la política fiscal no constituye una herramienta potente para suavizar los traumas del ajuste, apreciación con la que coincidimos en un todo. Y está más que a la vista que así es.

Claro, incrementar el gasto público significa generar un déficit fiscal adicional muy superior comparativamente al efecto sobre el PBI que tal incremento supone, en los EEUU (o donde fuere). Monteverde dice que por cada 10 puntos de expansión del gasto, sube un punto el PBI. Señala también que los planes de infraestructura padecen un largo período de maduración, con lo cual por supuesto coincidimos pero no nos parece lo más importante.

Otro aspecto que sí nos resulta verdaderamente prístino es que los auxilios irán dirigidos, al menos en un tercio, a industrias estructuralmente no competitivas. Que es lo mismo que ha venido haciéndose en nuestro país a lo largo de varias décadas.

El plan no es suficiente para disimular las pérdidas, señala. Las pérdidas son tan monstruosas que en un día o dos se absorben tanto el plan de Bush como el de Obama juntos. Las pérdidas de capital acumuladas de sólo 15 días superaron el PBI anual de EEUU. Notable.

La merma en la riqueza de los hogares norteamericanos llega a los 20 billones de dólares, que representa un quinto del patrimonio total de las familias estadounidenses. Falta sumar allí las pérdidas del sector financiero y del estatal norteamericanos, dice Monteverde.

A su vez trae a cuento que durante la crisis del 30, la merma patrimonial alcanzó al 40%, es decir, el doble de la actual.

Los salvatajes fiscales terminan licuando el capital privado, requerirán nueva inyección de capital, seguirán incrementando el gasto público mientras que la contracción de la actividad y la deflación de precios derrumbarán los recursos fiscales.

Así las cosas , el primer año de la gestión demócrata podría culminar con un pavoroso déficit presupuestario de más de un billón y medio de dólares.

La verdad es que inyectar liquidez donde nadie está dispuesto a tomarla, aún a tasa cero, resulta un sofisma. Es un absurdo que sólo puede conducir a empeorar las cosas. Aún a tasas cero o incluso negativas puede ser conveniente no tomar ningún crédito, porque la baja de los precios puede resultar un mejor negocio.

Negocios y empleo caen entonces todavía más y se agravan así las cosas cada día.

Cuando en la Argentina se produjo la impresionante devaluación del año 2002, que el gobierno de entonces y su ministro de economía Remes Lenicov había calculado en $ 1,40 por cada dólar siendo que a los dos meses el valor de la divisa había alcanzado los $ 4.-, la caída de ingresos en divisas y la pérdida de patrimonios fue realmente monstruosa y superó largamente el 60% a nivel de hogares, por ejemplo.

El camino elegido por los gobernantes de entonces fue, sencillamente, el de licuar las obligaciones del Estado en moneda local haciendo que ésta pierda su valor rápidamente. Las consecuencias fueron absorbidas por la comunidad y, al impulso de los buenos precios de las commodities , en algunos años se recuperaron los valores de los tiempos de la llamada convertibilidad (aunque podríamos hilar un poco más fino allí en lo que se referiere a su vez a la pérdida de valor del dólar a nivel internacional).

Si bien en muchos aspectos las situaciones no son comparables con la crisis internacional actual, hay sí algunos puntos en común: un endeudamiento elevado sostenido en un tipo de cambio fijado artificialmente (que tiene su parangón en la fijación de tasas de la FED, por ejemplo), un gasto elevado en divisas, contando con los recursos que provendrían del endeudamiento externo supuestamente infinito para mantener el tipo de cambio artificial (equiparable a la idea de que la ayuda o el salvataje de los bancos centrales puede llegar a cifras astronómicas sin problema alguno, lo cual no es cierto), y así siguiendo.

En suma, la Argentina vivió por encima de sus posibilidades durante la llamada convertibilidad hasta que estalló la bomba de la realidad. Así por ejemplo los EEUU vivieron por encima de sus posibilidades al gastar más de lo debido mediante endeudamiento y déficit creciente, hasta que la llamada burbuja estalló por el lado de las hipotecas subprime y los ahora famosos apalancamientos (evidente rémora de nuestra recordada bicicleta) se derrumbaron día tras día y semana tras semana.

La realidad, volvemos a decirlo una vez más, es que los Estados avanzados del planeta, y por añadidura los restantes países, deberán hacerse cargo de la crisis como mejor puedan, asumiendo que la ayuda monetaria se topa con la llamada trampa de la liquidez (la gente prefiere no gastar ni endeudarse y permanecer líquida). Ya son monstruosas las pérdidas, inevitables por lo demás.

Es decir que ya se ha recorrido una buena parte del camino. Falta aún un tramo, que nadie puede saber con exactitud qué tan largo es.

Ese tramo deberá ser recorrido inevitablemente, por más ayudas, salvatajes y bajas de tasas que se intenten. Tal vez algunas pérdidas se disimulen o se socialicen, pero serán pérdidas inevitablemente.

Y recordamos como paradoja final que el intervencionismo no hace sino distorsionar y cambiar de manos las pérdidas como los plumeros hogareños cambian la tierra de lugar. No evitarlas.

Y mientras la idea siga siendo que lo que ocurre hoy en el mundo es consecuencia de la liberalidad de los mercados y no esencialmente del intervencionismo de los bancos centrales mediante el manejo de las tasas de interés, todavía el daño puede ser mayor al que inevitablemente hubiera de resultar.

DR. HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 11 de marzo de 2009

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Retenciones a Monotributistas

La AFIP dictó la R.G. 2549 mediante la cual dispone un régimen de retención de impuesto al valor agregado y a las ganancias a aplicar a los responsables del Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes


La R.G. (AFIP) 2549 ha dispuesto un régimen de retenciones de impuestos a las ganancias y al valor agregado absolutamente novedoso y que afecta a los denominados monotributistas en tanto y en cuanto se hacen pasibles de abonar por esa vía impuestos en los cuales no se hallan inscriptos.

En efecto. Para ser muy breves digamos que aquellos contribuyentes inscriptos en el régimen general que operen con monotributistas deberán tener en cuenta los montos facturados por estos últimos en los últimos doce meses. Y en el caso de superar los montos máximos legales ( $ 72.000 para servicios y $ 144.000 para venta de bienes muebles) será su obligación retener los impuestos mencionados. Además de los montos máximos legales, el adquirente deberá tomar en cuenta que el precio unitario máximo facturado no supere los $ 870.-, pues en caso de superarlo también deberá operar como agente de retención.


Más allá de las consideraciones por las cuales pueda ser necesario encarar un sistema de este tipo, la verdad es que se trata de una nueva vuelta de tuerca en lo que denominamos la presión tributaria administrativa, dado que los contribuyentes deberán llevar exacta cuenta de la situación de todos sus proveedores monotributistas a los efectos de cumplir con la norma. Si bien hasta el presente era necesario que se controlara la cantidad de facturas anuales de cada uno de dichos contribuyentes, ahora se agregan estas nuevas pautas y finalmente la obligación de retener.

La maraña burocrática que ha venido creciendo a pasos agigantados en los últimos años (concretamente desde la gestión del Contador Abad) parece no tener límites.

Evidentemente, dado que muchos monotributistas no se recategorizan como corresponde que lo hagan, la AFIP ha decidido cortar el hilo por lo más delgado: que los controlen sus clientes.


Claro que las pautas para recategorizarse en el monotributo no son solamente las referidas al monto de facturación anual o el precio unitario. Seguramente algo se les ocurrirá a los cerebros de la AFIP para corregir esta deficiencia, y seguramente será a cargo de los contribuyentes el seguimiento y control.

Lo cierto es que mientras llevamos 10 años con los mismos valores de categorización en el monotributo, con el atraso que eso implica con relación a la pérdida de valor de la moneda, se hace cada vez más generalizado el llamado enanismo fiscal, Es decir, la tendencia generalizada a quedarse en el monotributo (o en categorías más bajas) para pagar un impuesto menor.

Por supuesto que no está bien que alguien no se categorice como corresponde, pero es función del Fisco controlar eso y sancionar a quienes no lo hacen. No crear nuevas obligaciones administrativas para los sufridos y agobiados contribuyentes del régimen general, que deben lidiar con todo tipo de aplicativos, retenciones, percepciones, anticipos, pagos a cuenta y demás yerbas. A nivel nacional, provincial y municipal.

Bien, digamos entonces que el nuevo sistema próximo a regir desde el 1º de abril es el siguiente.

Cuando se hubiere determinado que el monotributista ha excedido, en los últimos doce meses, los topes vigentes de $ 72.000 o $ 144.000, habrá que retener el impuesto a las ganancias de la siguiente manera.

a. Para las locaciones y prestaciones de servicios: el 28% sobre el excedente de $ 1.200

b. Para las ventas de cosas muebles: 10% sobre el excedente de $ 12.000

En el impuesto al valor agregado, las retenciones serán:

a. Para las operaciones alcanzadas a la tasa del 21%, el 16,8%.

b. Para las operaciones alcanzadas a la tasa del 10,5%, el 8,4%.

Acá el dato adicional es que también estará a cargo del agente de retención determinar a qué tasa se halla gravado el producto que adquiere para determinar el porcentaje a retener.

Finalmente, debemos señalar un hecho que no por obvio deja de resultar notable: el control que se exige al agente de retención está relacionado únicamente con el monto de la facturación de las operaciones con dicho agente. Es decir que el monotributista puede haber realizado una enorme cantidad de operaciones adicionales con otros clientes, que no están consideradas en la norma.

No sería de extrañar que, en breve, una modificación a esta R.G. 2549, sea por ejemplo que el agente de retención deberá exigir mediante declaración jurada declarativa al proveedor monotributista el monto operado en los últimos 12 meses.

Como alguna vez hemos señalado en un trabajo anterior: el cielo es el límite.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 11 de marzo de 2009

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Realidad Económica y Política

EL DISCURSO PRESIDENCIAL Y LA REALIDAD ECONÓMICA Y POLÍTICA


En estos días en los que la crisis económica y financiera mundial se ha acentuado de manera peligrosa, se hace necesario mantener la cabeza fría e intentar por todos los medios recurrir a los que saben, despojados de consignas ideológicas tanto como se pueda.

Probablemente este comentario que sigue sea más político que los que le han precedido en todos estos años. Después de todo en la Facultad nos enseñaban Política Económica y es obvio que la vinculación entre una cosa y la otra termina por refundirse cuando la escalada ha sido lo suficientemente importante como convertirlas en la misma cuestión.

El discurso de la Presidenta en el Congreso en oportunidad de la apertura del período de sesiones tuvo la característica de ser una enumeración más o menos taxativa de los sucesos acaecidos a lo largo del año que transcurrió desde el 1º de marzo del año 2008. La enumeración estuvo cargada de subjetividades producto de lo que podríamos llamar la opinología tan cara al gobierno del matrimonio Kirchner.

Nos centraremos en aspectos económicos intentando así y todo dejar de lado cuestiones meramente políticas, como el llamado al diálogo a la oposición, una especie de chanza casi de mal gusto, si se nos permite, dados los antecedentes.


La tendencia presidencial a sermonear a los opositores y a los díscolos, intentando reflejar su punto de vista como la verdad incontrastable dista mucho de acercarse al criterio de unidad política que mínimamente debería privar si es que se intenta acordar algo con quienes no piensen exactamente como nuestros gobernantes. Lamentable este es un aspecto que conforma parte del estilo de gobernar de los Kirchner y probablemente no se modifique, lo cual no queda sino lamentar. Esto de reemplazar un supuesto pensamiento único por otro no creemos que colabore en absoluto en cuanto a contar con una unidad basada en acuerdos programáticos básicos que permitan, de a poco, ir restaurando las instituciones y por consiguiente el Estado de Derecho.

El evidente desconocimiento sobre temas económicos y financieros hace incurrir a la Dra. de Kirchner en innúmeras fallas de razonamiento. Y afirmaciones tales como esa de Los que toda la vida pronosticaron lo que iba a pasar sobre nosotros, sobre ellos, sobre el mundo y sobre la historia, no aciertan en ninguna de las medidas... no toman en cuenta que no solamente muchos pronósticos de conocidos economistas, como el caso del argentino Guillermo Calvo cuando pronosticó el llamado Tequila, sí acertaron y sobradamente. Al tiempo que la propia presidenta no acertó cuando en EEUU dijo muy suelta de cuerpo que el mundo desarrollado necesitaba un Plan B y nosotros los argentinos no, siendo que es obvio que la sucesión de manotazos de ahogado de estas horas indica exactamente lo contrario al menos en lo que a la Argentina se refiere. Es más, el propio Néstor Kirchner creyó que acertaba cuando apostaba sus fichas a Domingo Cavallo en tiempos de Carlos Menem.

Es verdad que muchos diagnósticos han sido equivocados. La economía es considerada una ciencia social y por lo tanto sujeta a los vaivenes de las reacciones humanas, siempre impredecibles por más sistemas econométricos que pretendan deducirlas. Pero no es cierto que todos los pronósticos hayan fallado. A lo largo de la historia de las últimas centurias el acierto político económico norteamericano es un dato incontrastable, por más que sea políticamente incorrecto decirlo. Y si se trata de recordar desaciertos debemos empezar localmente por decir que el economista Remes Lenicov pronosticó un dólar de $ 1,40 a comienzos de 2002 y un mes y medio después lo teníamos a $ 4.-. Luego podremos hablar sí de los economistas liberales que no acertaron al decir que el billete norteamericano llegaría en ese año a $ 10.-, algo muy reiterado por los economistas adherentes a este grupo gobernante. Economistas que por otra parte incursionaron en el periodismo en un diario económico y financiero cuyo eslogan es que defiende lo nuestro, como si esa fuera la función de un periódico, y no la de informar.


Otro aspecto que hay que señalar es el de la amenaza de más y más intervencionismo a la que hizo referencia la presidenta, cuando dijo que enviaremos al Congreso todos aquellos instrumentos que las épocas y los tiempos (como si se tratara de conceptos diferentes) exijan. Si tenemos en cuenta que en la Argentina funcionarios de segundo o tercer orden prepotean a la gente, dibujan índices de precios, prohíben exportar carnes o granos o leche, envían listas de precios máximos sin membrete al Mercado de Liniers, etc. no queremos ni imaginar qué cosas pueden llegar a ser necesarias ni cómo se implementarán en caso de que el Congreso no quiera aprobarlas. Supuesto, claro está, que se envíen antes de firmar los consabidos decretos de necesidad y urgencia para luego solicitar entonces una ratificación.

Es decir, que el cuadro intervencionista-violador de la Constitución en el que nos encontramos no hace presagiar lo que se ha dado en llamar un clima de negocios. Más bien sigue sin hacerlo presagiar. Y tal vez, hace más agorero cualquier presagio.

Estamos en manos de gobernantes que son capaces de hacer cualquier cosa con el dinero, con las AFJP, con el sector rural, con las exportaciones, con los planes de canje, con el manejo de fondos públicos sin rendición de cuentas, con lo que se les ocurra. Esta es la realidad que nos toca vivir.

La mención a la resolución 125 estuvo tan fuera de lugar como de tiempo y espacio, ya que ésta vencía a fines de octubre de 2008. Mencionar que hubiera sido beneficiosa cuando el propio gobierno hubo de modificarla al menos dos veces antes de enviarla al Congreso nos lleva a pensar a cuál de las variantes de la resolución se refiere, por otra parte.

La realidad es que todo aquello de positivo que los sectores oficialistas pudieran encontrar en el gobierno actual, se topa con esa otra realidad que dice que hay abundante arbitrariedad, sobrada descalificación del pensamiento de los demás, ataques insólitos y vergonzosos a la prensa, manejo discrecional de fondos, confiscaciones de ahorros de futuros jubilados, mentira recurrente en la elaboración de índices, sostenimiento de funcionarios psicóticos de armas llevar que se hacen proteger en la plaza pública por pintorescos campeones de un símil del boxeo, piqueteros ex funcionarios que toman a trompadas a indefensos ciudadanos que se manifiestan (y encima desde atrás), blanqueos de capitales luego de haber prometido traje a rayas para los evasores, etc. etc.

Mientras tanto el mundo, a nuestro juicio, intenta apagar el incendio arrojando más nafta al fuego. Porque la verdadera causa de la crisis ha sido el exceso de crédito a tasas artificialmente rebajadas por las políticas de los bancos centrales, en especial de la Reserva Federal norteamericana. De manera que la inyección de moneda tiene un efecto similar al que ha venido produciendo en la Argentina, justamente. El intervencionismo no hace más que desviar las verdaderas motivaciones de las voluntades humanas, y por lo tanto altera innúmeras variables hasta provocar el derrumbe. Esto pasó en los años 30, pasó también en la Unión Soviética. Y pasó muchas veces entre nosotros, como por ejemplo con el llamado rodrigazo, luego de la inconcebible inflación cero de Gelbard, o con el plan Bónex, o con el fin de la llamada convertibilidad.

Una buena parte de la población mundial prefiere ahorrar en dólares y quedarse en ellos, debido a la confianza que imprime la dinámica de la economía norteamericana, que es de lejos la más versátil del mundo. Y en esa parte de la población estamos también los argentinos, incluso el ex presidente Kirchner al sacar los fondos de Santa Cruz en los años 90. Así, el mundo financia gratuitamente el enorme déficit norteamericano, que tiene esencialmente un origen bélico.

Pero las políticas que los líderes del G 7 intentan implementar no constituyen ni de lejos la forma de corregir los malos créditos, sino de transferir a los acreedores las pérdidas que deberían asumir los deudores.

En momentos de escribir estas líneas tenemos una real declinación de la actividad económica en la Argentina, en parte provocada por la crisis internacional, y en otra proporción tal vez bastante más alta en la increíble política llevada a cabo con el sector rural, en todos los sentidos, en todos los aspectos casi sin excepción. Y no de ahora, ya que esta política que podríamos denominar anticampo la inició el furibundo Dr. Lavagna y su insólito camino de penalizar con mayores retenciones a quienes no bajaran los precios. Una forma de proceder que jamás hemos visto en ningún texto serio de economía. Vienen a nuestra mente los calificativos utilizados por el insigne ex ministro para referirse a los dirigentes agropecuarios: primates, ignorantes en materia económica y otras lindezas.

No cabe sino concluir con el viejo adagio tan reiterado entre profesionales: en economía se puede hacer cualquier cosa, menos evitar las consecuencias.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 3 de marzo de 2009

PD: Al momento de estar enviando este trabajo, se produjo la reunión entre la llamada "Mesa de Enlace" y el Gobierno, oportunidad en la que se arribó a un principio de acuerdo sobre algunos puntos que comentaremos en todo caso en otro trabajo. Es importante sí señalar que la asistencia de la señora presidenta a esta reunión es positiva en sí misma, constituye un gesto y significa reconocer de alguna manera la existencia del problema, base fundamental para comenzar a resolverlo. Y resolver el problema agropecuario puede signifcar un espaldarazo importantísimo. Es apenas un escalón de una larga escalera el que se ha subido, pero es algo. Al menos es un pequeño atisbo de cordura, luego de largos años de carecer de ella a nuestro modo de ver. Esperemos los acontecimientos y veamos cómo continúa esta fundamental cuestión, sobre todo porque el enojo en el Interior ante el desprecio y la prepotencia reinantes, es muy grande.

Reflexiones sobre el superábit fiscal

El gasto público de la Confederación Argentina, según su Constitución, se compone de todo lo que cuesta el constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad J.B.Alberdi


Oíamos en una radio capitalina un reportaje al ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández en el cual el periodista formulaba básicamente preguntas de tipo político, vinculadas a las alianzas que están supuestamente en gestación con miras a las próximas elecciones legislativas de este año. Hasta aquí, nada digno de destacar, como no sea que los acuerdistas de otrora hoy cercanos al gobierno, no son acuerdistas, y los acuerdistas de otrora que hoy están en la oposición, siguen siendo acuerdistas.

Sin embargo, en un pasaje del diálogo, el Dr. Fernández hizo una extraña comparación que motivó que nuestras orejas se pararan, literalmente. Dijo algo así como que si alguien le pregunta al Dr. Néstor Kirchner o al Ing. Mauricio Macri respecto de la conveniencia de mantener superávit fiscal, ambos responderán que sí. Pero mientras el primero ha destinado el dinero proveniente de dicho superávit a atender necesidades de la población, el segundo lo hubiera destinado a pagar el total de la deuda externa porque con toda seguridad éste no habría negociado una quita del 75% como sí lo hizo el Dr. Kirchner.

La mezcla conceptual que produjo el ex ministro en tan pocas palabras es enorme. No es nuestra intención en este caso ni siquiera acusar a Kirchner, ni mucho menos defender a Macri. Simplemente estos dos políticos fueron puestos como ejemplo de lo que representa el progresismo versus la derecha política. Es decir, la biblia y el calefón, si nos atenemos a los parámetros de la intolerancia argentina que tan bien ha reflejado Fernández en esta grosera comparación.


En otras oportunidades hemos señalado que en la Argentina el superávit fiscal no ha sido genuino, desde el momento que fue provisto por los derechos de exportación (las llamadas retenciones), que a su vez fueron posibles en virtud del sostenimiento de un tipo de cambio elevado por encima de los precios de mercado, merced a una política monetaria basada en la emisión espuria de billetes de banco para comprar con ellos los dólares excedentes provenientes de las exportaciones de productos primarios. Exportaciones que a su vez se incrementaron como consecuencia de los muy buenos precios internacionales que posibilitaron incluso interesantes inversiones en el sector agropecuario. Esta es la causa esencial de la inflación que venimos soportando, ya que tal superávit obtenido de esa forma espuria, es luego gastado por el Estado en obras o en subsidios (cosa a la que Fernández denomina necesidades de la población ) inyectando de ese modo los excedentes de pesos emitidos y avivando el incremento de los precios.

Ahora bien, no es función del Estado manejarse con superávit. La función del Estado es la de mantener las cuentas públicas equilibradas atendiendo aquellos preceptos señalados en el Preámbulo de nuestra Constitución. Inclusive si el Presupuesto indica la existencia de superávit, o si éste a su vez excede lo presupuestado, ese dinero debe efectivamente destinarse a los fines enumerados en la cita alberdiana del comienzo de esta nota. Eso no lo dice el progresimo ni la derecha ni la izquierda , lo dice la Constitución Argentina y lo reafirma Juan Bautista Alberdi. No sabemos qué piensa Macri al respecto. Pero es sabido que ciertos excedentes superavitarios han sido manejados discrecionalmente durante años por, justamente, Alberto Fernández cuando era funcionario.

Pero, con todo, lo que nos parece muy importante y digno de comentar es el tema de la quita del 75% de la deuda externa. Fernández considera un logro del gobierno kirchnerista haberle hecho el proverbial pelito al campo a los acreedores a los que se obligó a conformarse con migajas. Y además da por sentado que Macri no haría eso, y lo hace críticamente, señalándolo con el dedo. Insistimos en que no sabemos qué piensa el ex presidente boquense al respecto y poco importa, porque con independencia de las personas, acá lo que está en juego es la moral, tanto pública como privada.


Fernández tranquilamente podría haber estado entre los que aplaudieron y vociferaron en el Congreso cuando el efímero presidente Adolfo Rodríguez Saa anunció el default. A este ex ministro le parece correcto, y además digno de mención y de comparación, el no respetar las obligaciones contraídas. Y le parece pésimo que un ocasional adversario político sostenga en hipótesis lo contrario. No podemos dejar de resaltar a su vez que el pasado de Fernández dista bastante mucho de ser progresista .

Recordamos haber señalado en muchas oportunidades que la Argentina debió respetar sus obligaciones y no imponer una quita como lo hizo. Porque la verdad es que más que negociar lo que la Argentina hizo fue imponer. Eso ha derivado en innúmeros problemas internacionales, entre los cuales está que no tengamos fuente de financiamiento y debamos entonces recurrir a Hugo Chávez o al robo a las AFJP. O al blanqueo de capitales y la moratoria impositiva y previsonal, entre otras lindezas.

El progresista Lula Da Silva no entró en default y pese a ello ha logrado revertir la situación complicadísima en la que se encontraba Brasil a comienzos de los 2000. ¿Acaso hay algún punto en común entre Lula y Macri? Habría que preguntarle a Alberto Fernández, pero cabe suponer que en tal caso habría una conjunción entre progresismo y derecha por demás llamativa.

Brasil tiene hoy acceso al crédito internacional a tasas muy convenientes, el llamado riesgo país es extremadamente bajo comparado con el nuestro y sus relaciones internacionales son evidentemente promisorias. En cambio nosotros estamos aislados del mundo con una presidenta que se sube al escenario para anunciar planes para la compra de calefones o cambios en el sistema de pago de los boletos de colectivo, (en lugar de que la Casa de Moneda resuelva el problema de la escasez de metálico, dicho sea de paso). La diferencia es tan evidente que cabe preguntarse si Fernández intentó elogiar o criticar a Kirchner.

Si la situación de nuestro país hubiera sido la de afrontar el pago de la deuda, mediante una refinanciación a largo plazo, otra sería la cuestión. El superávit fiscal, en caso de ser genuino, implica haber cumplido en el ejercicio con las obligaciones surgidas de la Constitución en forma satisfactoria y por lo tanto es efectivamente un excedente. Si esto es así, ese excedente debe ser destinado al pago de la deuda, y no a repartir subsidios y dádivas. Y si no se cumplió con las obligaciones constitucionales, entonces la administración está comportándose de manera deficiente y debe modificar eso. Por lo demás, tal superávit también se destina al pago de los vencimientos de la deuda.

No nos parece que estemos diciendo algo que no se sepa. Afrontar nuestras obligaciones en lugar de comportarnos como los proverbiales piolas para afirmar como lo hiciera Lavagna que si alguien le presta a la Argentina a tasas enormes, sabe los riesgos que corre para luego lanzar tácitamente el también proverbial corte de manga, o, si los lectores lo conceden, el alpiste.

En definitiva, lo que Fernández ha hecho es mostrarnos su estatura moral. Y lo hecho tal vez sin darse cuenta. Él considera correcto dejar de afrontar los compromisos asumidos, incorrecto asumirlos, beneficioso tener superávit ficticio sin ser buenos administradores, y algo lógico que esto sea así.

Mientras tanto, desde el Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina según su Constitución de 1853 un lúcido Juan Bautista Alberdi nos recuerda cuáles son nuestras obligaciones y cuáles las del Estado, que es único y permanece en el tiempo, cualesquiera que hubieran sido sus administradores ocasionales.

Si el gobierno de Kirchner decide hacerle caso a Rodríguez Saa y no pagar la deuda, lo que hace es comprometer a todos los argentinos. No a algunos sí y a otros no. El Estado soberano no tiene nada que ver con las ideologías o los métodos predominantes.

Quien no cumple con sus compromisos falta a su palabra y a su ley. Y quien sí los cumple, respeta los principios fundacionales y actúa conforme a derecho. El resto es pura cháchara.

La presión tributaria ha crecido en la Argentina de manera endemoniada. Los ajustes tarifarios han llegado al paroxismo dejando así de lado la consigna subsidiadora en evidente estado de agotamiento. Las cifras de ajuste por índice de precios se han ridiculizado por la impresentable manía de mentir los índices, lo cual constituye una forma de default al no pagar a los tenedores de bonos indexados lo que les corresponde. Mentiras y cortes de manga, no respeto de las obligaciones contraídas, reparto de dinero entre los amigos, y subsidios a empresas y no a consumidores forman parte del universo ético y progresista de este ex ministro. Un paradigma de la realidad que nos toca vivir a todos.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 5 de febrero de 2009

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La Declamación de la Emergencia Agropecuaria

El anuncio presidencial del decreto de ratificación de la emergencia agropecuaria, en cumplimiento de lo dispuesto por la ley 22.913 y concordantes, estuvo rodeado de un discurso cargado de apreciaciones fuera de lugar.


La vieja ley de emergencias agropecuarias lleva el número 22.913 y fue promulgada el 15 de setiembre de 1983 (durante el gobierno de facto del general Bignone, para más datos) y modificada o complementada en 149 oportunidades según el portal www.infoleg.gov.ar.


Con toda seguridad quienes estén vinculados a la actividad agropecuaria conocerán los distintos vericuetos de esta ley y muy probablemente habrán tenido oportunidad de haberse acogido en alguna oportunidad a la misma.

Esta ley crea una Comisión de Emergencia Agropecuaria en el área del Ministerio de Economía, que habrá de presidir el Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, determina su conformación y funcionamiento y finalmente, en apenas 17 breves artículos, define el funcionamiento de las emergencias agropecuarias y su escalón más alto: el desastre.

Como bien sabrán los productores, el procedimiento consiste en presentar a nivel provincial la documentación que avale el daño en los campos como efecto de desastres naturales, justipreciándose el mismo en porcentaje del total. Aquellos que muestren que su producción se ha visto afectada en más del 50% entran en emergencia, y quienes superen el 80%, en desastre. Los beneficios son de carácter impositivo y crediticio, y pueden llegar a la exención transitoria de gravámenes si el Poder Ejecutivo así lo dispone en el caso de desastre agropecuario, o diferimiento si se trata de emergencia.


Las provincias extienden los certificados de emergencia o de desastre, según la información que reciben de los municipios y así funciona el sistema. Es independiente el tratamiento impositivo provincial del nacional. Es decir que las provincias cuando declaran la emergencia en determinados partidos o departamentos, inician el mecanismo tal como se describe. Finalmente la Nación adhiere y dispone lo mismo a nivel Nacional, corroborando lo actuado por las provincias.

En otras palabras; se trata de un procedimiento aceitado y estándar que funciona desde hace por lo menos 25 años.

¿Cuál es el criterio seguido por la presidenta de la República cuando sale a declamar que otorga un beneficio que implica un esfuerzo patriótico cuando en realidad se trata de un estándar con un cuarto de siglo de vigencia y que además resulta imperioso, ya que de todas maneras los impuestos no resultan cobrables donde no hay producción o ventas?.

La verdad es que la alusión presidencial acerca de que ningún otro sector tiene la posibilidad de contar con un beneficio similar es un comentario político de muy poca monta. Da la impresión de que la presidenta no termina de digerir lo ocurrido con la resolución 125 y no puede evitar pasar facturas en sus discursos aún ante actos de gobierno que en sí son automáticos y están basados en una vieja ley que no hace más que cumplir, como corresponde.

El comentario de la Dra. Kirchner sobre que otros sectores no tienen en su favor diferimientos impositivos no se ajusta a la realidad, desde el momento en que existen diversos regímenes promocionales vigentes y una impresionante gama de subsidios que favorecen a otros sectores. Baste agregar que por ejemplo en el sector industrial no existen retenciones a las exportaciones y por lo tanto el valor del dólar es uno solo. Es decir que la presidenta ha intentado hacer lo que generalmente en el ámbito de la urbanidad no debería hacerse jamás: echar en cara el favor. Encima cuando no hace otra cosa que cumplir con un deber legal que así aparece presentado como una concesión graciosa y no como lo que verdaderamente es. Concesión graciosa que por otra parte no debe existir en un Estado de Derecho, agregamos.

Otro aspecto que también anunció la presidenta es el del reemplazo del sistema de otorgamiento de cartas de porte para el traslado de cereales, un tema que ha dado lugar a no pocos comentarios y conjeturas. Digamos que se pretende establecer un mecanismo de obtención de las cartas de porte de manera gratuita y por Internet en lugar de hacerlo a través de determinadas asociaciones como la Federación Agraria. En esto existen argumentos encontrados. Por un lado hay quejas dado que se han denunciado irregularidades en el otorgamiento de estas cartas de porte que con el procedimiento anunciado serían eliminados. Pero también está en juego el arancel que se paga por obtener este documento, que al pasar a ser gratuito deja sin ese recurso a las entidades encargadas de otorgarlo. Entre ellas la Federación Agraria. Aunque la inmensa mayoría de tales cartas de porte las emite la Federación de Acopiadores de Cereales.

Aparte de eso se menciona la dificultad que puede existir en lugares del Interior donde se hace difícil el acceso a Internet. Si bien esto es cierto, también lo es que actualmente infinidad de obligaciones fiscales deben cumplirse por ese medio y por lo tanto no parece haber una complicación adicional.

Queda claro sí que se le quita una fuente de recursos a una entidad enfrentada con el gobierno, lo cual da lugar a toda clase de suspicacias a nuestro entender justificadas, viendo cómo actúa este gobierno y el anterior (baste tener en cuenta los antecedentes del Secretario de Comercio para entender perfectamente el orden de los factores).

El decreto del Poder Ejecutivo reconociendo la emergencia posee una redacción que al menos a nosotros nos llama un tanto la atención. Lo transcribimos:

Art. 4 - El MINISTERIO DE PRODUCCIÓN, la SECRETARÍA DE AGRICULTURA, GANADERÍA, PESCA Y ALIMENTOS, la OFICINA NACIONAL DE CONTROL COMERCIAL AGROPECUARIO, ambas dependientes del citado Ministerio y la ADMINISTRACIÓN FEDERAL DE INGRESOS PÚBLICOS, entidad autárquica en el ámbito del MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS PÚBLICAS, dictarán las disposiciones aclaratorias, interpretativas y complementarias destinadas a instrumentar la fiscalización y aplicación operativa de la presente medida a los productores afectados efectivamente por la sequía.

Ahora bien, como decimos el procedimiento tiene 25 años de vigencia, y ha sufrido 149 modificaciones y complementos legales durante ese lapso. Se supone por lo tanto que está bastante bien aceitado como para funcionar de manera plena sin demasiados agregados. El párrafo remarcado en negrita muestra una suerte de celo excesivo que puede dar lugar a innúmeras medidas complementarias ante hechos absolutamente demostrables, comprobados incluso satelitalmente, y que por lo tanto no requerirían nada más. Y, lo que más nos conmueve, es eso de que resulten afectados efectivamente. ¿Cabe otra posibilidad? ¿Es necesario resaltar en la redacción de un decreto esto? Uno podría pensar que en tal caso todo debería resultar reafirmado de igual modo. Por ejemplo, y en el mismo artículo y para no abusar, habría que hablarse de la entidad efectivamente autárquica , o de la Secretaría y la Oficina ambas efectivamente dependientes del citado Ministerio. O la efectiva fiscalización y efectiva aplicación efectivamente operativa.

Entendemos que hemos sido suficientemente claros. El pez por la boca muere. Y creemos que ya va siendo hora de terminar con las declamaciones y empezar, de veras y efectivamente, con las declaraciones.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 27 de enero de 2009

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El Elogio del Consumo



Hay que tener cuidado al elegir los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos . J.L.Borges



Probablemente de manera inesperada para muchos, la presidenta Cristina Fernández llamó días pasados a la población a consumir para poder así conservar su empleo. La idea-fuerza es que si dejamos de consumir, los productores de bienes dejarán de producir dado que no tienen compradores para sus productos y por lo tanto cerrarán sus fábricas o disminuirán dramáticamente la producción de tales bienes. Esto es lo que se conoce como la paradoja del ahorro y que consiste en que, en tiempos difíciles, la gente tiende a consumir menos y guardar más, para asegurarse de tener algo si la situación se agrava, pero al hacerlo, lo que logra es que la situación empeore todavía más.

Es curioso pero esta observación presidencial tiene una connotación directa con el sistema de precios y conlleva a una profunda contradicción entre los sostenido por los actuales gobernantes en la materia y la realidad del mercado.


Por un lado se acepta lisa y llanamente (tal vez sin proponérselo) que es la ley de la oferta y la demanda de bienes y servicios la que marca las pautas de inversión y producción futuras. Por el otro es también esta ley la que determina el sistema de precios, ya que si el consumo baja como producto del exceso de conservadorismo , por así decirlo, no solamente caerá la producción sino que antes de ello bajarán los precios. Tal vez este último aspecto no estuvo en la mente de la señora presidenta, dada la particular visión que suele tener respecto del sistema de precios. Pero una de las consecuencias directas de la recesión es la deflación, la baja generalizada de precios por falta, justamente, de consumo. Y tal baja de precios es determinante de que muchas empresas quiebren. Dicho de otro modo al llamar a la población a consumir es equivalente también a contribuir a que se sostengan los precios y no bajen . Hay que recordar que medidas como la obligación de pagar $ 200 a jubilados y a aquellos trabajadores que tuvieran un ingreso neto de $ 1.240.- mensuales, o el mantenimiento de la devolución de IVA en pagos con tarjetas de débito apuntan a mantener o incrementar el consumo básico, cosa que hasta cierto punto puede lograrse si los precios no suben al incrementarse la demanda, lo cual no parece demasiado lógico. Ello aparte de que las subas de tarifas, pasajes, impuestos y demás juegan en sentido contrario.

En el mundo está buscándose justamente mantener la actividad mediante incentivos. Mucha gente ha reducido su consumo y prefiere atesorar dinero ante la perspectiva de quedarse sin trabajo, o ver disminuido el mismo, con lo cual la recesión en lugar de disminuir, aumenta. La Dra. Kirchner no ha dicho nada que no hubieran dicho con hechos y palabras los principales referentes de los bancos centrales del mundo entero. Prestar dinero a tasas bajas, ofrecer créditos, es una forma evidente de intentar incentivar el consumo. Pero cuando la expectativa general es que los precios caerán y los empleos se reducirán, nadie parece dispuesto a gastar, volviendo más dramática la situación.

La presidenta peca evidentemente de ingenua si supone que la población de la Argentina masivamente tomará en cuenta sus dichos y hará en consecuencia lo que ella le diga. En la práctica lo que ha venido ocurriendo en estos lares es que todo el mundo intenta conservar sus ahorros pasándose a dólares y guardándolos en el colchón o en cajas de seguridad, cuando no está en condiciones de sacarlos del país. Excepto, claro está, aquellos cuyos ingresos son tan magros que cualquier pesito adicional lo destinan al gasto.

La contracara de la paradoja del ahorro es la refutación que ha hecho el economista austríaco F. A. Hayek; quien decía que cuando el ahorro se incrementa, se produce una baja de la tasa de interés debido al aumento justamente de la oferta de fondos, y que al final del camino vuelve el equilibrio y producción y consumo retoman su ritmo. Pero para ello es preciso pasar por la sima (con s ). El sistema tiende a volver al equilibrio, y un exceso de ahorro baja las tasas de interés de modo genuino, incentivando de ese modo a la toma de préstamos para invertir.

Por su parte, J. Keynes sostuvo que justamente es en estas situaciones cuando el Estado debe salir a gastar para mantener los niveles de demanda agregada. Esto es: inversión y consumo. Ello resulta posible cuando el Estado puede tomar deuda de particulares que ahorran dinero, como ocurre con los bonos del Tesoro Norteamericano en estos días. O también con la emisión de moneda, lo cual puede resultar en una estanflación. Pero en la Argentina la situación es bastante diferente.

En verdad, el Estado está utilizando los fondos apropiados a las AFJP para intentar incentivar el consumo, de una manera keynesiana clásica pero con el toque argentino de no trepidar en violar la propiedad privada. Al mismo tiempo los insólitos aumentos de tarifas eléctricas (que se suman al denominado PUREE, es decir al sistema de premios y castigos derivados del uso racional de la energía eléctrica) son un genuino desincentivo al gasto; esto es: al consumo.

Es decir que estamos ante una contradicción evidente. Mientras la Dra. Kirchner intenta llamar a la reflexión para que se siga consumiendo, los precios de ciertos servicios públicos (electricidad, gas) aumentan de manera rabiosa y encima más que proporcionalmente cuanto más se consume, invirtiendo de ese modo el principio de que la compra en cantidades genera descuentos y no incrementos. Mientras por un lado se asume la lógica de la ley de oferta y demanda, por el otro se pretende derogarla.

Todo esto se enmarca también, y hay que decirlo, en la vieja discusión respecto de la llamada sociedad de consumo, defenestrada desde siempre por los intelectuales de todo tipo y color, pero especialmente por los llamados progresistas.

Estos referentes no han hecho sino criticar desde siempre cosas tales como el deme dos o los shoppings , con argumentos tan disímiles como complementarios. Desde que existen quienes pueden consumir mientras otros no tienen para comer, hasta la frugalidad de las compras compulsivas y cuestiones por el estilo. Con todo lo que esto tenga de verdad, y tiene bastante de eso, lo cierto es que si el consumo cae la situación se agrava. Que una persona que se define a sí misma como progresista entienda esto es un verdadero progreso, con perdón del retruécano.

Esto lleva también a repasar un poco el llamado distribucionismo. Hemos señalado muchas veces que el distribucionismo forzado mediante exacciones estatales es un genuino castigo al éxito. Quienes más ganan (rezan en sus plegarias progresistas quienes nos gobiernan), deben contribuir mucho más que el resto de la población al sostenimiento del bienestar general. Exactamente eso es lo que se intenta con las tarifas de luz o de gas crecientes, pero a medida que aumenta el consumo. El adagio según el cual quien más tiene más paga , incluye la sobre proporción. Quien más tiene paga, y lo hace más que proporcionalmente, no solamente paga más. Es también evidente que este sistema aplicado a las tarifas de gas y luz no es ni más ni menos que una nueva variante de la recién defenestrada tablita de Machinea. Además, como tal tablita se aplica sobre los consumos y no sobre los ingresos, se darán miles de casos en los que personas con bajísimos ingresos caerán en categorías intermedias con incrementos altísimos. Y no serán pocos los pudientes que tendrán su bulincito pagando monedas de consumo, como si se tratara de miserables jubilados, dado que como se sabe los servicios domiciliarios no tienen en cuenta el patrimonio del consumidor, sino solamente la propiedad en cuestión.

Para no extendernos demasiado, podremos entonces resumir ya el mensaje que desde el propio Poder Ejecutivo se nos transmite: consumir más y pagar más que proporcionalmente si lo hacemos. Y no ahorrar o hacerlo menos porque así conservaremos el trabajo.

No hay que olvidar que en la Argentina se han establecido múltiples sistemas de cruces de información para cazar ricos , por así decirlo. Y tales sistemas apuntan a detectar los movimientos bancarios, de tarjetas de crédito, de tenencia de cajas de seguridad e inclusive de escuelas a las que mandamos a nuestros hijos con la noble finalidad de detectar si evadimos impuestos, en principio. Pero violando todo lo que sea necesario el derecho a la privacidad e inclusive el secreto bancario. Todo ello para finalmente caer en un apresurado blanqueo de capitales y la correspondiente moratoria fiscal y previsional, que dicho sea de paso está a un tris de ser reglamentado y se anuncia que se enviarán cartas a los locadores de cajas de seguridad invitándolos a presentarse. El sólo hecho de que la A.F.I.P. cuente con los datos de estas personas es una severa violación del secreto bancario, llevada adelante, además, con la intención de apretar.

Siendo así las cosas, la gente sabe que si por casualidad exhibe capacidad de consumo corre el riesgo de ser cazada por la A.F.I.P., o por el benemérito Sr. Montoya. Porque entre las contradicciones de estos modelos que no son tales, se incluye la que estamos comentando de llamar al consumo para finalmente castigar a quien consume. Ni hablar de lo que puede ocurrir con quienes blanquean capitales, en el marco de la propia U.I.F. (Unidad de Investigaciones Financieras) o incluso a nivel internacional en lo referido al narcolavado.

Cuando las papas queman la población intenta guardar su dinero para poder contar con él si llegara a quedarse sin trabajo, lo cual está ocurriendo manifiestamente. Como decimos en la Argentina el ahorro no va a los bancos sino a los colchones en moneda dura. El Estado incentiva el consumo de heladeras, automóviles o bicicletas (estas últimas sin segundas intenciones), lo que se le ocurra al burócrata detrás de su escritorio. Lo hace con el dinero habido de las AFJP, es decir con el desahorro forzoso de los futuros jubilados. Al mismo tiempo pretende que la gente desahorre voluntariamente, pero que consuma, no que se pase a dólares porque eso obviamente no le sirve y equivale a la fuga de capitales. Pero la gente hace eso justamente porque tiene miedo de dejar el dinero en el sistema. Es más, tiene miedo del dinero argentino. No solamente de quedarse sin fondos o sin empleo.

Tiene también miedo de endeudarse. Tiene miedo en general. Y así las cosas, se guarece cuanto puede.

Por consiguiente, toda declamación en favor del consumo resulta ociosa si el marco general en el que se desarrollan las cosas, ocurre todo lo contrario.

En la Argentina no se puede exportar sin permiso, se aprieta a productores y comerciantes para que bajen sus precios, se acorrala al campo, se desploman los títulos públicos con mentiras estadísticas, se apropian fondos de ahorristas (ahora en las A.F.J.P.). No parece que muchos vayan a hacerse eco del pedido presidencial. En verdad, si no se hacen eco, actúan en contra del deme dos y de la sociedad de consumo. Y eso es progresismo puro. ¿O no?.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 19 de enero de 2009

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Economía Argentina 2008

Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse?: lo que Diógenes exigía a Alejandro: que no le haga sombra J.B. Alberdi.


Exactamente el 27 de noviembre de 2007 escribimos un artículo que titulamos El ajuste llegó para quedarse . En él reflejábamos la necesidad que ya tenía el entonces gobierno del presidente Néstor Kirchner de generar caja para poder seguir adelante dentro del esquema trazado.

Nada nuevo: subir retenciones, bajar subsidios mediante suba de tarifas, aumentar impuestos o generar inflación adicional constituían los recursos a mano para aumentar la disponibilidad de las arcas. Así fue desde el final del gobierno de Néstor Kirchner y continuó siendo en los primeros meses del gobierno de Cristina Fernández. El drama se puso de manifiesto cuando el 11 de marzo el ministro de economía Lousteau dictó la ya famosa resolución 125 fijando retenciones móviles a las exportaciones de ciertos cereales y oleaginosas. El mecanismo no era original, dado que ya venía aplicándose a las exportaciones de petróleo (y continúa hoy).

Pero la inesperada reacción de las entidades rurales descolocó a propios y extraños. En verdad, la reacción fue de las llamadas bases antes que de los dirigentes. Es que el sistema de la resolución 125 implicaba abolir los mercados de futuros, y fijaba el monto de ingreso máximo en pesos, moneda que viene perdiendo su valor a un ritmo del 20 o 25% anual.


Ante el fracaso de esta medida evidentemente recaudatoria, el gobierno de Cristina Fernández decidió atacar otros flancos. Ya en 2007 se había modificado por medio de la ley 26.222 el sistema de adhesión a las AFJP. Luego de un año de publicidad tendenciosa y francamente malintencionada, se logró que un millón de personas aproximadamente se pasaran del régimen mixto de las AFJP, al sistema enteramente estatal, lo cual implicaba que el Estado se hiciera de los fondos acumulados por estas personas y de los aportes corrientes de ahí en más.

El afán recaudatorio continuó su curso. La necesidad de caja se hizo cada día más elocuente. Así, a pocos meses de modificado el sistema de adhesión a las AFJP, se decidió su eliminación y la expropiación de los fondos acumulados. Al mismo tiempo, de dispusieron aumentos tarifarios del orden del 200% en electricidad y gas (según se comenta, en algunos consorcios el aumento en la electricidad llega al 400%). También se ajustaron los valores de los combustibles líquidos en promedio un 50% o más durante el transcurso de 2008, pese a las bajas producidas en la cotización del petróleo en el mundo, que significaron que pasara a valer prácticamente la cuarta parte de su precio máximo en el mes de julio pasado.

Hasta acá lo que podríamos llamar la previa. Obviamente la frutilla de la torta fue la sanción de la ley de blanqueo de capitales y moratoria impositiva y previsional. Al momento de escribir estas líneas se rumorea que el nuevo Secretario de Ingresos Públicos piensa enviar un proyecto para producir una nueva modificación a la ley penal tributaria para agravar las penas de los evasores. En realidad, lo que se intenta hacer es prácticamente obligar al blanqueo con amenazas de mayores sanciones. También está planeándose una modificación al Monotributo mediante un (cuándo no) régimen de información de parte de los contribuyentes que implique declarar su patrimonio. La razón de esto es que el atraso en el ajuste de los valores de ingresos de las distintas categorías del Monotributo se ha vuelto un incentivo al llamado enanismo fiscal. Esto es: mantenerse en categorías de esta forma de tributar en lugar de inscribirse en el régimen general de ganancias e IVA.


En dirección contraria, y por razones político-gremiales esencialmente, se ajustaron los mínimos no imponibles en Ganancias y se eliminó la llamada tablita de Machinea.

Con estos antecedentes y ante esta realidad local , por así llamarla, entramos entonces en el plano internacional. Los conflictos en Oriente Medio entre israelíes y palestinos, o entre indios y paquistaníes pueden repercutir seriamente en la incertidumbre general que tiñe de negro el horizonte económico y financiero. La crisis no ha concluido por más que se sostenga lo contrario.

Las voces tranquilizadoras se oyen por doquier. Todo parece haberse ajustado y resuelto mediante la inyección ilimitada de billetes de banco para favorecer el crédito a bajas tasas y el consiguiente salvataje de empresas en problemas. Esta política se ha extendido a nivel mundial.

Los Estados devalúan sus monedas. Los ahorristas se refugian en el dólar. Las pérdidas de los tenedores de títulos y acciones de las entidades con problemas han sido monstruosas. La gente no quiere correr riesgos y pocos son los dispuestos a endeudarse en estas condiciones. Todo el mundo parece preferir esperar, y esto desespera a los encargados de la política monetaria de los bancos centrales del mundo industrializado. Es lógico que así sea. Es lógico que los funcionarios se desesperen y es lógico que los ahorristas no quieran correr riesgos.

Ahora el presidente electo norteamericano anuncia un plan de reducción de impuestos que se financiará con el incremento de la deuda pública, ya que la corrida hacia el dólar ha venido incluyendo la compra de títulos del tesoro. El plan consiste en salvar y asistir. Ayudar y perdonar. Y endeudarse para poder pagarlo. Esperemos dé resultados positivos y no signifique tirar la pelota hacia adelante.

A muchos les ha ido muy mal. Incluso fueron estafados. O defaulteados miserablemente con argumentos tales como si pusieron la plata a tasas tan altas en la Argentina, sabían los riesgos que corrían (Dr. Lavagna dixit). Los países emergentes son riesgosos. Los países industrializados son riesgosos. El mundo es riesgoso.

Únicamente se salva, al parecer, la moneda norteamericana. Y eso es así porque la economía de EEUU es una de las más dinámicas del mundo. Y, con todos los problemas que ha presentado, lo cierto es que el Estado norteamericano no supera el 25% del PBI de esa nación, mientras que el de Europa alcanza y supera el 50%. Es decir que EEUU se mueve mucho más dentro de las leyes del mercado que la vieja Europa. India o China, por su parte, con todo lo que puedan ser, representan un aporte mínimo al PBI mundial al lado del europeo o el norteamericano.

Entre nosotros las cosas no terminan de adaptarse a la situación que se vive internacionalmente. En materia de exportaciones estamos cayendo en razón de los problemas con las retenciones, las prohibiciones y los precios máximos. El tipo de cambio no se ha dejado ajustar a los niveles que el mercado indica porque el intervencionismo lo ha impedido en razón de la fuga de capitales que viene produciéndose. Los planes de créditos blandos, ayudas varias, heladeras baratas y autos económicos sabemos dónde terminan antes de que empiecen (¡y no terminan de empezar!, con lo cual no se vende ni con planes ni sin ellos).

La presión tributaria es insoportable y supera cómodamente el 50% para quienes trabajan en blanco. El INDEC sigue falseando estadísticas e índices de precios. La devaluación no puede acelerarse por las razones apuntadas (y porque además exacerbaría la inflación por la aceleración de la velocidad de circulación de la moneda que se produce con la huída hacia el dólar).

Así las cosas, el 2009 será un año francamente recesivo. Con crecimiento cero o decrecimiento. Fuga de capitales y tipo de cambio oscilante provocado por el Banco Central para tratar de evitar la huída masiva al dólar.

La Argentina no está acomodándose al mundo. Las expectativas por el cambio de gobierno en EEUU se han magnificado como suele ocurrir entre nosotros, porque siempre esperamos soluciones mágicas. La búsqueda de inversiones en el mundo no dará resultados y la política de blanqueo de capitales arrojará problemas legales adicionales.

El gobierno kirchnerista no ha pensado ni un segundo en abrir la economía. Al contrario. Solamente piensa en cerrarla. Limitar importaciones. Restringir exportaciones para supuestamente favorecer el mercado de consumo local. Ofrece créditos con el dinero habido de las AFJP a gente que tiene miedo de tomarlo porque no sabe si conservará su trabajo para pagar. Prácticamente quiere obligar al blanqueo como obligó a los ahorristas a perder sus fondos en las AFJP. Succionar recursos de donde sea y como sea, cerrar fronteras, estrechar filas, y vivir con lo nuestro, como sugiere desde que lo conocemos el inefable Aldo Ferrer. Claro que lo nuestro es el yuyito, es la producción primaria, son las vacas. Y todo eso se lo persigue con argumentos psicodélicos, en lugar de promoverlo (es decir, no castigarlo) porque es la base del desarrollo productivo sostenido y eficiente.

Bien, digamos que no pensamos, pese a todo lo que estamos afirmando, que el año 2009 vaya a resultar tan dramático como han sostenido no pocos economistas. Más bien creemos que será complicado pero que no habrá un nuevo default explícito de la deuda, ni aumentará tan dramáticamente la desocupación. Probablemente sea necesaria una refinanciación, pese a que también se sostiene que no hará falta.

En estos días se han recuperado un poco los precios de las commodities. Esto puede significar un cierto respiro en materia de ingresos por retenciones a las exportaciones. Claro que para eso habrá que permitir exportar y terminar con esta historia de que vamos a poner de rodillas al campo.

El aumento del costo de la vida afectará mucho a la clase media. Los peajes, las tarifas, los combustibles, los transportes de pasajeros, etc. Todo lo que se ha mantenido congelado durante un lustro pegará el gran salto como ya está ocurriendo. Lo que podría haberse hecho progresivamente termina haciéndose de golpe con el resultado traumático consecuente. Probablemente el impacto en el bolsillo, y en la psique, de los sectores medios será bastante más dramático que el cierre de las cuentas públicas. Cuando la población empieza a sentir el cimbronazo, se contrae más y más. Deja de salir. Deja de ir de vacaciones. No cambia su auto. Se detiene como en esas imágenes del terror que producen los grandes cataclismos. Eso también hay que achacárselo al gobierno kirchnerista, por no haber ajustado los valores ante la depreciación forzada de la moneda por el sostenimiento del dólar alto durante tanto tiempo.

Bajarán los alquileres, bajarán las propiedades. Bajarán las ventas y muchos negocios bajarán sus persianas o negociarán bajas en las locaciones. Eso está ocurriendo en estos momentos y con creces, además. Y continuará ocurriendo.

Suben las prepagas, las cuotas de los colegios privados. Los ajustes se generalizan. EL AJUSTE se generaliza.

Demasiado intervencionismo para complicar la vida de la gente. Demasiada soberbia. Demasiado desparpajo cargado de mentiras estadísticas. La clase media prefiere guardarse. Responde así al contradictorio mensaje que significa no consuma electricidad o gas, pero sí consuma comprando electrodomésticos y automóviles.

Apagar luces, usar menos combustibles, no cambiar de auto, gastar menos gas, cambiar las lamparitas, no salir a comer afuera, no viajar y pagar peajes insólitos, no calefaccionar sus piletas . Y ahora que la clase media no gasta porque todo es más caro y supuestamente puede pagarlo, el Estado sale a ofrecer créditos para que sí gaste. En el bizarro mundo intervencionista las contradicciones no sólo son posibles, son inherentes al modelo.

Si observamos que en estos años el Poder Ejecutivo la señal fue no permitiremos exportar para garantizar la mesa de los argentinos, el resultado alcanzado resulta absurdo. Suben los índices de pobreza, la gente no compra, el consumo se retrae. La inflación no reconocida por la mentira oficial ha destruido los salarios en muchos sectores. La economía informal sigue representando prácticamente el 40%.

En este mar de paradojas hay que incluir el reparto de $ 200 por única vez y las llamadas tarifas sociales. El criterio sigue siendo discriminar hacia la clase media y media alta, pero al mismo tiempo se elimina la tablita de Machinea y se ofrecen créditos para autos. Paguen más pero sigan consumiendo lo mismo. La negación de la ley de oferta y demanda en estado puro.

La realidad es que, como decíamos hace poco más de un año: EL AJUSTE LLEGÓ PARA QUEDARSE.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 9 de enero de 2009

Moratoria y Blanqueo de Empleo y de Capitales

Con la publicación en el Boletín Oficial de la ley 26.476 se ponen en vigencia los regímenes de facilidades de pago, regularización tributaria, promoción del empleo, protección del empleo registrado, y el régimen de exteriorización y repatriación de capitales.


ASPECTOS FUNDAMENTALES

Regularización de obligaciones tributarias y de seguridad social


- Podrán incluirse todas las obligaciones tributarias y de seguridad social (excepto aportes y contribuciones a las obras sociales) vencidas al 31 de diciembre de 2007, con importantes quitas en concepto de intereses resarcitorios y punitorios. Tales quitas irán reduciéndose según la oportunidad en que se produzca la adhesión al régimen

- Sanciones y multas: Se condonan las multas formales y materiales que no se encuentren firmes, incluso en el caso de agentes de retención o percepción, y la suspensión de las acciones penales ya iniciadas contra evasores impositivos.

- Por las deudas tributarias habrá que realizar un pago del 6% sobre la deuda al adherirse, y el saldo podrá financiarse en hasta en 120 cuotas con un interés del 0,75% mensual.


- Se excluyen las obligaciones e infracciones vinculadas a regímenes promocionales que concedan beneficios tributarios, los intereses por aportes previsionales retenidos y no ingresados, y los intereses y multas derivados de las cuotas a las ART.

- La vigencia del régimen es por 6 meses a partir del primer mes posterior a la publicación de su reglamentación. De momento, se ha publicado la ley, es decir que la reglamentación se encuentra pendiente.

Regularización de empleo no registrado

- Se prevé un beneficio de reducción por dos años del pago de contribuciones patronales, correspondiente a empresas o sujetos que regularicen la situación de los trabajadores no declarados o declarados parcialmente

- Por los primeros diez trabajadores que se regularicen, se extinguirá la totalidad de la deuda -capital más intereses- originada en la falta de pago de aportes y contribuciones con destino a los subsistemas de la seguridad social, correspondiente a los empleados regularizados.

- Sanciones y multas: Se establece la liberación de las multas y sanciones aplicables como consecuencia de tener empleados no registrados, por rectificación del importe de la remuneración o de la verdadera fecha de inicio de la relación laboral.

- La regularización deberá efectuarse dentro de los 180 días desde la entrada en vigencia de su reglamentación.

Exteriorización y repatriación de capitales

- Se establece un impuesto especial para la exteriorización y repatriación de capitales sobre las siguientes bases (tasa aplicable y concepto)

8% Bienes radicados en el exterior y tenencias extranjeras y divisas en el exterior que no se transfieran al país.

6% Bienes radicados en el país y tenencia de moneda local o extranjera a la que no se le dé destino especial.

3% Moneda nacional o extranjera, en el país o en el exterior, que se destine a la suscripción de títulos públicos (si se transfiere antes de los 2 años, se le adicionará un 5%).

1% Moneda nacional o extranjera, en el país o en el exterior, de personas físicas, que se destine a la compra en el país de viviendas nuevas.

1% Moneda nacional o extranjera, en el país o en el exterior, que se destine a la construcción de nuevos inmuebles, finalización de obras en curso, financiamiento de obras de infraestructura, inversiones inmobiliarias, agro-ganaderas, industriales, turismo o servicios en el país.

LIBERACIÓN

- Quienes declaren e ingresen el impuesto especial quedan liberados de toda acción civil, comercial, penal tributaria, administrativa y profesional. Asimismo, quedan liberados del pago de los impuestos que hubieran omitido declarar por los períodos fiscales comprendidos.

PRESCRIPCIÓN

Se suspende por un año el curso de la prescripción de la acción para determinar o exigir el pago de los tributos, para aplicar multas y la caducidad de la instancia en los juicios de ejecución fiscal o de recursos judiciales.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 24 de diciembre 2008

www.hectortrillo.com.ar

Argentina ante la crisis internacional - medidas

Tenemos que configurar un proyecto agropecuario sustentable . Cristina F. de Kirchner


LA CRISIS DEL CAMPO

En el año que está por concluir no caben dudas de que el acontecimiento más relevante en materia económica ha sido la denominada crisis del campo. Esta crisis no fue producto de una situación fortuita, si es que cupiera esa posibilidad. No. Fue el producto de un indescriptible error de cálculo que llevó a considerar que no había techo para aplicar impuesto a las exportaciones, y que la eliminación de los mercados de futuro carecería de consecuencias. Probablemente el antecedente que dio pie a esta decisión fue el del petróleo, en el que se aplicó ya desde el año pasado una metodología similar. Pero el mercado petrolero no es el mercado de granos y de oleaginosas. Y mucho menos el de la carne y el de los lácteos. Sería extendernos demasiado ingresar en una explicación detallada. Baste decir, sin embargo, que la producción petrolera y gasífera viene bajando desde los comienzos de la era kirchnerista sin solución de continuidad, al tiempo que la producción agropecuaria había venido mejorando de manera bastante elocuente.

Entendemos que quienes siguen nuestros comentarios habrán de tener presentes los distintos avatares que se suscitaron. El paro agropecuario, los jamás bienvenidos cortes de ruta, la persecución judicial a ciertos productores al tiempo que los asambleístas de Gualeguaychú siguen en la suya como si nada, etc. Toda la gama de consecuencias ha sido tan funesta o más de lo previsto, incluso por los más pesimistas. Se buscaron paliativos con varios meses de atraso: se intentó un sistema de reintegros francamente patético, se buscó distinguir a productores entre grandes y pequeños, entre lejanos y cercanos, entre provenientes de zonas más húmedas o más desérticas, y toda una maraña de diferenciaciones que, como se sabe, puede llegar a ser interminable. Finalmente se llegó a la conclusión de que lo mejor era presentar el proyecto de la Resolución 125 en el Congreso. Una sana medida democrática que fue repudiada por conspicuos supuestos defensores del progresismo, como el periodista Eduardo Aliverti, por ejemplo, que llegó a decir que había sido una imbecilidad tal decisión.


Así las cosas, en el Congreso no le fue nada bien al proyecto. Se obtuvieron poquísimos votos de ventaja en Diputados, y hubo un empate en Senadores, que como todo el mundo sabe desniveló el vicepresidente. Y justamente fue el Dr. Cobos el atacado a diestra y siniestra por los sectores del oficialismo y sus adláteres, sin que parecieran tomar en cuenta que la votación, tanto en una cámara como en la otra, dio lugar a numerosos votos en contra de parte de legisladores oficialistas.

Uno ha escuchado y leído una y mil veces que los sectores conservadores, o la oligarquía terrateniente, o la derecha , o los piqueteros de la abundancia se oponían a los designios de la 125. Pero muy poco se ha dicho de los progresistas que también se opusieron. Y he ahí el meollo de esta cuestión. ¿Por qué se opusieron?. Las respuestas pueden resultar muy variadas y llevar varias páginas. Pero hay una que entendemos es bastante obvia: los diputados y senadores debían retornar a sus provincias y observar que sus ciudades o pueblos contaban cada vez con menos recursos económicos debido a la no coparticipación de los ingresos por retenciones . Un detalle para nada menor. Por la plata baila el mono.

La resolución no salió y finalmente cuando se produjo la baja de las oleaginosas en el mundo, no faltaron los funcionarios y amigos del poder que se cansaron de repetir algo así como que si se hubiera votado a favor ahora los productores pequeños y medianos tendrían menos retenciones. Lo cual equivale a decir que el voto de Cobos resultó favorable a los intereses del gobierno y no al revés. Y también equivale a decir que dado que votaron en contra ahora lo que tendrán que hacer es joderse. La verdad es que no estamos regidos por estadistas, de eso no tenemos dudas.


LA OLEADA VOLUNTARISTA

Luego de las increíbles afirmaciones de la presidenta, respecto de que estábamos bárbaro hasta que apareció el mundo , a las pocas horas de haber afirmado en EEUU que los países industrializados deberían diseñar un plan B comenzó una verdadera oleada de intervencionismo voluntarista. Como hacía años no se veía.

Hemos señalado en otras oportunidades que el intervencionismo es como una droga y que cuanto más se entromete en la vida de la gente, más distorsiones provoca y más intervencionismo requiere. Así hasta el punto en el que el choque es inevitable.

Por un lado se produjo la apropiación de los fondos de las AFJP para que un par de funcionarios cuasi improvisados se dispongan a manejar el mercado de capitales, la asignación de créditos, los cupos y topes de préstamos e incluso los destinos de los mismos. Podrá haber préstamos para automóviles o para heladeras, como antes debería haberlos habido para las primeras propiedades de los inquilinos. Préstamos a las Pymes que cumplan con determinados requisitos, para producir seguramente aquellas cosas que ya se determinarán. Créditos a la producción si se trata de Pymes, y a los consumidores si se trata de la industria automotriz. Y así siguiendo.

La presidenta anuncia por su parte obras públicas. Primero 71.000 millones en tres años. Luego 111.000 millones. Si a esto le sumamos las medidas para alentar el consumo estamos en 10 puntos del PBI, más o menos.

El gobierno ha decidido hace ya mucho tiempo desviar de manera coactiva los recursos que el mercado hubiera manejado de otra forma. La razón de ello es que los gobernantes creen que el mercado hace las cosas mal, y que mejor lo harán Cristina, Néstor, Boudou, Choros, Moreno, o Massa. Y entonces los impuestos, los fondos de las AFJP (y pronto los de las ART), la inflación y el dibujo de sus índices para que los bonos públicos paguen menos intereses, serán entre otras cosas las fuentes de recursos .

Para que se tenga una mínima idea, los $ 13.200 millones anunciados en créditos para el consumo de diversos artículos hace algunos días, representan algo más del 10% del mercado total de créditos existente a noviembre.

El gobierno reasigna recursos que obtiene coactivamente con exacciones y confiscaciones. Y los gobernantes creen que lo harán mejor que quienes poseían tales recursos con anterioridad. Como el Estado obtiene sus recursos de manera coactiva, no necesita de las leyes de mercado para propiciárselos. Por lo tanto no necesita ser eficiente para ganarlos, simplemente los quita. Ser eficiente se convierte en un objetivo inútil. Y la nave va, como decía Federico Fellini. Asi es como se desarrolla la corrupción, el amiguismo, los cotos de caza y otras lindezas del mundo intervencionista. Todo el mundo termina golpeando puertas y ofreciendo lo que sea para resultar favorecido por la asignación espuria de recursos habidos coactivamente.

Así, los servicios que brinda el Estado suelen ser caros y muy malos, como todo el mundo sabe. Y si bien las tarifas suelen ser bajas políticamente, lo que en realidad ocurre es que se abona la diferencia mediante inflación, tributación, devaluación y otras averías propias del sistema. Y los más afectados por este accionar son, precisamente, los más pobres. Porque son ellos quienes tienen un salario fijo que se ve disminuido de mil formas. Y ni qué decir de los jubilados. Un sistema caro e ineficiente, cargado de amiguismo y nepotismo, con monopolios en manos del Estado, y con exacciones y apropiaciones de fondos para destinar a los sectores que resulten favorecidos , no puede funcionar si los salarios no son bajos. Los pobres son los que más pagan la inflación, la devaluación, la maraña de impuestos y tasas. Son ellos quienes viajan como hacienda y los que más sufren apagones, cortes de agua, bajas en el suministro de gas o aumento del precio de las garrafas. A ellos se les acercan canastas de Navidad a precios acomodados cargadas de productos de terceras y cuartas marcas, en muchos casos incomibles e imbebibles. Y se les promete un cambio de heladera.

Cuando la política económica funciona dentro de las reglas del mercado y se convierte en un estímulo el éxito económico, dentro de la seguridad jurídica indispensable, entonces las inversiones se multiplican y aumenta la producción, la productividad y la calidad de lo producido. Así es como suben los salarios y la demanda exportadora crece, al tiempo que se importa tecnología y se mejora el cuadro económico general. Todo lo contrario de lo que está ocurriendo en la Argentina, en donde se apostó únicamente a que los precios de las commodities seguirían altos indefinidamente, y que el artilugio del dólar alto no terminaría nunca.

ALGUNAS DE LAS MEDIDAS

Así las cosas, en muy poco tiempo se anunciaron o dispusieron medidas de todo tipo tendientes a incentivar la llegada de capitales, la inversión, el consumo, el empleo y tantas bondades más. Por ejemplo (a) se dispuso la eliminación de la tablita de Machinea (que estaba perfecta hasta hace unos días nomás y ahora es tristemente célebre) (b) se estableció un blaqueo de capitales (cuyas aristas lo convierten en un problema muy serio respecto del control del narcolavado, entre otras cosas) (c) se le asignaron $ 200 a los jubilados (d) se dictó una moratoria fiscal y previsional, (e) se anunciaron bajas en las retenciones de algunos granos, (f) se dispuso un plan para la adquisición de autos, (g) ídem para el canje de heladeras (g) se recreó el Ministerio de la Producción (tenemos el problema y el ministerio con el nombre del problema), (h) se estableció un blanqueo de empleados en negro, (i) se dictaron diversos planes para financiar consumos, empleo y producción, (j) rebajas en los impuestos a los envíos de frutas y hortalizas, (h) se fomenta el engorde de ganando vacuno por el sistema de engorde a corral (feedlot), (j) ayuda a los productores afectados por la sequía y a los afectados por la plaga de langostas. (k) Créditos de $ 1.700 millones para prefinanciar exportaciones y capital de trabajo, (l) planes Trigo Plus y Maíz Plus que son incentivos si se superan determinados topes de producción de esos cereales (rebajas de alícuotas de retenciones), (m) habrá un aguinaldo para los beneficiarios de los planes de ayuda, etc. etc.

De todo lo anunciado, luego del blanqueo de capitales y demás, lo más sorprendente es que se impulsará la creación de 5 (cinco) establecimientos de engorde a corral para 40.000 terneros holando argentinos CADA UNO. El objetivo es evitar el sacrificio de estos animales debido al alto costo que representa para los tamberos su crianza y su desarrollo. La carne que surja de estos establecimientos podrá ser exportada en forma integrada y no estará sujeta a las normas destinadas a garantizar el consumo interno.

UN FINAL DE LIBRO

Creemos que es bastante fácil saber cómo terminará la mayoría de estas medidas anunciadas. Desde el punto de vista de la moratoria y el blanqueo, habrá unos cuantos que aprovecharán el jubileo para aclarar su panorama. Los jubilados se gastarán los $ 200 y rápidamente volverán a lo mismo de siempre. Lo mismo ocurrirá con los beneficiarios de los planes . El Ministerio de la Producción tendrá muy poco que hacer mientras esté en funciones el inefable Guillermo Moreno. Unos pocos blanquearán algunos empleados en negro, ya que estamos. Y tal vez haya algunos pequeños cambios más, todo en el marco de regulaciones e ineficiencias de todo tipo. Tal vez imbuidas de casos de corruptelas de poca o mucha monta, etc.

CONTINUARÁN LOS ANUNCIOS

Creemos también que los anuncios no terminarán acá. Las medidas coactivas continuarán, y se volcarán aquí, allá o acullá, dependiendo de lo que nuestros gobernantes desde sus oficinas crean que es mejor incentivar . Las políticas activas pueden resultar infinitas, porque el freno que producen en los que esperan ligar es tan fuerte que sólo les cabe esperar.

Y UN SOLO FINAL

El final no será diferente de lo que siempre hemos sostenido. La riqueza no se genera ni con artilugios monetarios ni con intervencionismos. Se genera con estabilidad, con seguridad jurídica y con eficiencia. Nada sale mejor cuando todo el mundo está esperando a ver si le toca .

Parece mentira pero justamente ha sido la presidenta quien habló de casino y de timba en los mercados internacionales, cuando acá no cabe a estas alturas aguardar otra cosa que la varita mágica de que el destino nos ponga en el camino de los omnipresentes y omnisapientes funcionarios de turno.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 23 de diciembre 2008

La Tablita de Machinea

La llamada tablita de Machinea responde a la filosofía según la cual quien más tiene más paga. Entendiendo por tal cosa no solamente que paga más proporcionalmente, sino que paga más todavía.


La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas Constitución Nacional (Art. 16)

La ley del impuesto a las ganancias se subdivide en cuatro categorías, que son las siguientes: La primera es la renta del suelo, la segunda es la renta de los capitales, la tercera es la renta de las empresas y ciertos auxiliares de comercio y la cuarta es la renta producida por el trabajo personal.

Dice la ley que las personas de existencia visible podrán deducir, de su ganancia neta, determinados montos en concepto de ganancia no imponible , cargas de familia y deducción especial (para aquellas personas que trabajen personalmente en la empresa o en relación de dependencia).

Esta descripción inicial la hacemos para ubicar a aquellos lectores que desconozcan en profundidad el funcionamiento de este impuesto y no es objeto de este trabajo explayarnos en su funcionamiento sino más bien adentrarnos un poco en las razones filosóficas en las que se basa el concepto de ganancia (o rédito) para el legislador. Ello a su vez antes de pasar a la famosa tablita que da origen a estas líneas.


La ley de este impuesto considera que los ingresos obtenidos por los trabajadores en relación de dependencia, o por aquellos autónomos que realicen trabajos de todo tipo (desde profesionales hasta plomeros o taxistas) constituyen ganancias de la cuarta categoría. Es decir, define como ganancia el fruto del trabajo. Este criterio no es universal y en nuestra opinión constituye un sofisma. El concepto de ganancia se asocia al de utilidad o de renta, nunca al del salario o el honorario por un servicio personal.

Probablemente la carga de culpa que implica desarrollar la idea de que percibir un emolumento es obtener una ganancia haya obligado a sus autores a considerar atenuantes , por así llamarlos, y tal vez es por eso que se permiten las deducciones que más arriba mencionamos y que la misma ley llama Ganancias no imponibles y cargas de familia.

Desde todo punto de vista, cualquier individuo (con independencia incluso de su sexo) puede tener cargas de familia, y por lo tanto necesidad de deducir de sus ingresos a las personas a su cargo. Pero la denominada deducción especial contemplada en el inciso c) del artículo 23, no es aplicable a quienes no se desempeñen activamente. Es decir que quienes obtienen rentas provenientes de alquileres, por ejemplo, no podrán deducirse el importe de este inciso. Cabe agregar que esta deducción no la misma para aquellas personas que obtengan rentas de su trabajo en relación de dependencia, en cuyo caso se incrementa el monto 3,8 veces. De tal modo que un carpintero que trabaja en forma independiente podrá deducir $ 9000.- al año por este concepto, y un gerente de una sucursal bancaria tendrá derecho a descontar $ 43.200.-. Esta verdadera discriminación perjudica de manera notoria a quien no trabaja en relación de dependencia, que en definitiva es el que está más desguarnecido en lo que se refiere a la continuidad de su empleo.


Dejando anotado lo antedicho, agregamos que el esquema de deducciones presenta lo que podríamos llamar una contracara. Y tal contracara es la famosa tablita de Machinea, que por supuesto forma parte de la ley que estamos comentando y que rige desde el 31 de diciembre 1999 con algunos cambios que más adelante comentaremos. En aquel año fue promulgada la ley 25.239 que incluyó una modificación en el sistema de deducciones según fuera el monto de la ganancia neta obtenida en el año.

En la actualidad, cuando una persona física obtiene una ganancia neta anual que no supere los $ 91.000, puede deducir la totalidad de la ganancia no imponible, las cargas de familia y la deducción especial. Pero si tal ganancia neta supera esa cifra, la deducción se reduce automáticamente a la mitad. Y quien obtenga una ganancia neta más de $ 221.000.- en el año, no podrá deducir ninguno de los conceptos señalados en ningún caso. Es decir, deja de regir definitivamente la idea de que esas personas tienen una ganancia no imponible o familiares a cargo.

Originalmente la tablita era bastante más escalonada, y arrancaba con una reducción del 10% en el monto de las deducciones cuando la ganancia neta superara, en aquel año, los $ 39.000. Aunque ya en ese entonces había que superar los $ 221.000 para no poder deducir monto alguno.

La presidenta de la Nación anunció hoy viernes que elevaría un proyecto al Congreso para que esta escala fuera eliminada de la ley, volviéndose entonces al criterio anterior en el cual no existían estas diferenciaciones. Hizo una referencia a que durante la gestión de su marido al frente del Poder Ejecutivo, la escala se suavizó, pero no tuvo en cuenta el detalle no menor de que los topes continuaron vigentes a partir de los $ 91.000. Los $ 221.000, que en 1999 eran 221.000 dólares, en la actualidad no alcanza a los 64.500 dólares. La escala o tablita ha conservado los mismos valores en pesos y porcentajes desde los 91.000.-

Hasta $ 130.000 puede deducirse el 50% señalado, y entre ésta última cifra y $ 195.000.- el 30%. Finalmente entre % $195.000 y $221.000, únicamente el 10%. Todo eso no ha sido modificado, pese a que, como decimos, en 1999 era muchísimo más dinero que ahora. De tal modo que a la señora presidenta se le olvidó este detalle, probablemente en el afán de recalcar la suavización de los primeros tramos de la tabla.

La verdad de esta historia es que el criterio seguido por los representantes del pueblo al votar a fines de 1999 la hoy cuestionada tablita, no es otro que el mantenido en todas y cada una de las actividades que generan renta por el Estado argentino desde hace ya muchos años. Estamos ante el conocido sofisma de que quien más tiene más paga, simplemente. Cuando el Sr. De Vido recuerda por ejemplo que pagarán más caro el gas quienes lo usen para calefaccionar su piscina o que las tarifas de electricidad sobrecargarán a aquellos que consuman más de determinados topes, no está haciendo, ni él ni quien lo manda, nada diferente a lo que hicieron los legisladores durante el primer mes de gestión de Fernando De la Rúa en 1999 al instaurar la tablita en cuestión. Es el concepto de la llamada tarifa social. El exitoso debe pagar no sólo proporcionalmente, sino que debe hacerlo más que proporcionalmente.

Sin desviarnos mayormente del tema que estamos comentando, la propia ley del impuesto a las ganancias establece una escala de ganancias netas (una vez efectuadas las deducciones personales) con alícuotas crecientes. Actualmente una ganancia neta de hasta $ 10.000 anuales paga el 9%. Esta escala que surge del artículo 90 de la ley va subiendo hasta el 35% para ganancias netas superiores a $ 120.000, valor este último que se mantiene, dicho sea de paso, desde 1998.

Lo que estamos tratando de decir es que, si bien se pretende culpar al Dr. Machinea (y por elevación al gobierno de la Alianza) de esta diferenciación, el economista en cuestión no hizo otra cosa que presentar un proyecto siguiendo el mismo criterio que han seguido la mayoría de los políticos a lo largo de por lo menos 70 años en la Argentina.

No trajimos a cuento el comentario de De Vido porque sí. Lo trajimos a cuento porque encierra una justificación de un castigo que atenúa de ese modo el disfrute del pudiente. Hubiera sido suficiente con señalar que alguien que gana mucho debe pagar más y listo. Pero esa necesidad de justificar el tratamiento discriminatorio hacia quien más puede, lo lleva a mostrar la hilacha, por así decirlo. Como gana mucho y calefacciona su piscina, que pague más caro el gas. Que pague más cara la energía eléctrica. Que pague más caro el impuesto a las ganancias. Que pague más caro todo, que para eso puede. Y podríamos seguir. Que no despida gente si le baja la producción, pese a que la ley establece un mecanismo indemnizatorio. Que se aguante las retenciones a las exportaciones sin chistar porque ya ganó mucho. Que soporte pérdidas si es preciso que antes ya le fue bien, etc. El basamento jurídico de todo gravamen, es el sostenimiento del Estado y sus funciones esenciales, y las alícuotas a aplicar se basan en la capacidad contributiva que por su parte debe encajar en los principios constitucionales de igualdad ante la ley y de equidad. Los impuestos no son un castigo, sino una carga pública. Y tal carga debe ser igualitaria. Es evidente que la sobrecarga tarifaria del gas para quien calefacciona su piscina aparece como un castigo por disfrutar de lo que gana, y no como un acto de justicia tributaria tendiente a sostener al Estado sobre la base de los sanos principios del derecho tributario.

Alguna vez hemos comentado la anécdota de un funcionario en tiempos de la presidencia del Dr. Alfonsín, que tenía a su cargo la tarea de instalar medidores en las casas para que el consumo de agua potable sea abonado según el caudal consumido, precisamente. Este señor afirmaba en un reportaje radial que ya habían empezado a instalar medidores en la zona de las piletas, en el Norte del G.B.A. para evitar el derroche de agua. Sin embargo quienes tienen piscinas, más grandes o más chicas, no están derrochando agua sino consumiéndola. Derrochan los encargados de edificios cuando dejan las mangueras con el agua corriendo en las veredas mientras conversan con su vecino, pero no quien usa el agua para llenar una piscina. Entiéndasenos: no decimos que el agua no deba ser abonada según el consumo, que es lo que corresponde. Lo que decimos es que el funcionario resaltaba la palabra derroche, como indicador de una injusticia que debe ser castigada. Exactamente del mismo modo en que De Vido se refiere a la calefacción de esas mismas piscinas. Es el mismo criterio con el que los legisladores de fines del 99 consideraron que quienes ganaban más, no tenían por qué deducir sus cargas de familia, como si éstas no existieran igual. Es la misma base filosófica. Inconstitucional a nuestro entender, por otra parte. Podríamos usar incluso otros calificativos, pero preferimos abstenernos.

En este tipo de criterio subyace uno de los grandes malos de la Argentina: el castigo del éxito . El éxito resulta castigado por las normas que pretenden que alguien no solamente debe pagar sino que debe pagar más que proporcionalmente. Además de ello, se incita a la población a odiar al exitoso en lugar de admirarlo e imitarlo. Nivelar para abajo sería otro concepto perfectamente aplicable.

Siempre hemos señalado que la violación de las leyes de mercado no es gratuita. Lo hemos dicho de muchas formas y en muchos contextos diferentes. Normalmente quien compra grandes cantidades de algo, de lo que sea, recibe descuentos y plazos especiales de pago. Pero en los ejemplos que estamos dando es exactamente al revés. Y esto no es gratis.

Profesionalmente sabemos de los esfuerzos de las personas por no subir al escalón siguiente y evitar la sobretasa. Y esta es una de las razones por las cuales los capitales huyen, además. Porque también debe recordarse que las escalas de los impuestos patrimoniales, y aún las correspondientes a los impuestos que se aplican únicamente a los activos (sin considerar los pasivos) como las del gravamen sobre los bienes personales o el inmobiliario, suben más que proporcionalmente según los montos que se gravan.

Todo ello para finalmente llegar a la paradoja de que es necesario llevar adelante regímenes de promoción de inversiones y rebajas impositivas y crediticias de todo tipo para incentivar al mercado. Y como si esto fuera poco, acaba de votarse en Diputados un blanqueo de capitales y una moratoria impositiva y previsional más.

El sistema tributario argentino es absolutamente injusto y discriminatorio. Y no porque grave los consumos, como suele decirse. Sino porque grava más que proporcionalmente a quienes más tienen, desalentando el éxito, fomentando el mercado negro e incentivando la salida de capitales. Un sistema tributario integrado a la Constitución Nacional debería ser federal en un todo, sin coparticipación de tributos sino con las provincias y municipios a cargo de la recaudación. Las tasas deberían ser razonables y no prohibitivas en los impuestos a los consumos (v. gr. la tasa de IVA), y si se mantienen gravámenes al patrimonio o las ganancias, las tasas deberían ser iguales para todos. Porque es obvio que pagará más quien más tiene o incluso quien más consuma, pero sin tratamiento discriminatorio alguno.

Dicen que en economía es posible hacer cualquier cosa menos evitar las consecuencias. La tablita de Machinea fue resistida por los sindicatos, cuyo inmenso poder está dado, hay que decirlo, por la ley de asociaciones profesionales y la personería gremial que acaba de trastabillar (por suerte) ante un memorable fallo de la Corte. Por eso se cae, no porque hubiera cambiado la filosofía autodestructiva existente.

Porque la otra pata de esta filosofía a la que aludimos, consiste en gravar el trabajo de la gente a tasas inconmensurablemente elevadas. Basta analizar lo que abona cualquier empresa por un empleado y lo que éste recibe efectivamente en su bolsillo a fin de mes, para tener una cabal idea de lo que decimos. Una empresa mediana que paga sueldos brutos de $ 10.000 a sus empleados, verá que éstos perciben en realidad $ 8.000, y que el total de aportes y contribuciones superará los $ 4.500. Estamos hablando de más de un 56% de cargas sobre el salario de bolsillo. Salario de bolsillo que luego está sujeto al impuesto a las ganancias, como explicamos más arriba.

Por supuesto que los salarios deben superar determinados montos para que la ganancia anual a su vez esté por encima de los mínimos deducibles en concepto de ganancias no imponibles y cargas de familia. Pero si ello ocurre, vemos que para llegar esa escala la empresa contratante y el propio empleado han debido abonar montos que globalmente superan el 56% del monto percibido en el bolsillo al cabo del año. Por lo demás, y sin querer con esto dar un golpe bajo, hay que recordar que determinadas personas físicas en la Argentina se encuentran exentas de impuestos a las ganancias y al patrimonio en virtud de recibir tratamientos específicos. Es el caso de los jueces y de los políticos. &n bsp; &n bsp; &nbs p; &n bsp; &nbs p;

Resulta ocioso decir que la tristemente célebre tablita (Cristina Fernández dixit) no es menos triste ni menos célebre que todo el sistema tributario que someramente hemos descripto. Y también resulta ocioso insistir en que acá parece que nadie fuera responsable de nada de lo que nos ocurre, cuando en verdad muchos de los actuales legisladores y la propia presidenta de la Nación estaban en funciones y han continuado en ellas durante el gobierno del matrimonio presidencial.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 12 de diciembre 2008

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Crisis Argentina

Debo confesarles que esta es una reunión que no hubiera querido tener, pero cuando los argentinos estábamos manteniendo e incrementando los niveles de crecimiento y reactivando políticas de promoción a la industria, la crisis nos llegó de afuera . Cristina F. de Kirchner.


La culpa es del otro si algo les sale mal... J.M. Serrat.



Dicen los que saben que reconocer un problema es comenzar a resolverlo. Y vemos en los diarios que no son pocos los comentaristas que aseguran que, finalmente, el gobierno argentino ha reconocido la crisis y, por lo tanto, está decidiendo tomar medidas para corregir sus efectos tanto como sea posible.

Nos permitimos disentir profundamente de esas afirmaciones. El gobierno argentino no ha reconocido la crisis en lo que atañe a los habitantes de este país. Y en materia internacional no estamos para nada seguros de que lo haya hecho. Nos explicamos.

Lo que ha ocurrido y está ocurriendo en el mundo es que se gestó una enorme burbuja financiera originada en los malos créditos, esencialmente. La Reserva Federal norteamericana y varios bancos centrales de los principales países del orbe han digitado a lo largo de muchos años las tasas de interés con el objeto de producir el mismo efecto que intentan provocar nuevamente: el crédito blando para activar las economías. El mundo en su conjunto está intentando resolver el problema echando literalmente más nafta al fuego. Es por esa razón que el problema se prolonga en el tiempo y ya lleva, en su conjunto, un año largo pese a todos los anuncios de ayuda de todo tipo, garantías incluidas.


La Argentina, que ahora según palabras de la presidenta, se ve perjudicada por la crisis que nos llegó de afuera , vio sus arcas hinchadas de dólares durante el último lustro gracias a esa burbuja a la que nos referimos. Porque fueron los elevados precios de las commodities los que permitieron sumar una impresionante masa de recursos. Baste recordar que productos tales como la soja costaban hacia fines de los 90, no más de 140 dólares la tonelada y llegaron a cotizarse a más de 600 en la segunda mitad de este año. O el petróleo, que de 10 u 11 dólares el barril llegó a valer 160.

Fueron los altos precios de las materias primas los que posibilitaron la recuperación de la economía a niveles incluso superiores a los alcanzados en 1998, cuando la burbuja aún no existía. El superávit fiscal fue el producto del alto precio artificial del dólar, que pudo sostenerse merced a la capacidad ociosa luego de la crisis de 2001, que superaba en muchos casos el 50% de las instalaciones, con una desocupación superior al 25%. Es decir que la economía argentina se recuperó en realidad como consecuencia básica de dos artilugios intervencionistas: en el marco internacional la suba de las commodities cuyas causas explicamos someramente a continuación, y en el marco local, merced a la emisión de moneda espuria para adquirir divisas a precios superiores a los de mercado.

El famoso apalancamiento ha tenido su origen, precisamente, en la potenciación de las subas de los precios de las materias primas. Conseguir créditos blandos para comprar productos que subieran más de precio que lo que debería pagarse de interés por los créditos obtenidos. Así de sencillo. Quienes creían que todo se debía al incremento de la demanda de alimentos en China, suponían, tal vez, que anteriormente los chinos se morían de hambre. Y eso es un error increíble. Los chinos tienen y han tenido innúmeros problemas entre otras cosas por el régimen autocrático en el que viven y el racionamiento permanente, incluyendo el núcleo familiar. Pero no es que no comían y ahora sí lo hacen. Es decir que ha habido incremento de demanda alimentaria o de combustibles en el mundo, claro está, pero no para justificar que un precio se multiplique por 5 o por 10 o por 15, como fue el caso del petróleo.

Esa potenciación de subas de precios ha ocurrido efectivamente, y es lo que ahora los líderes del mundo más avanzado dicen que no ocurrirá nuevamente, porque esta vez sí las regulaciones darán resultado. De más está decir que nos permitimos dudar de tales aseveraciones.

Cuando las posiciones financieras debieron comenzar a desarmarse, los precios apalancados comenzaron a ceder. Y hoy la soja (el yuyo diría nuestra señora presidenta) vale menos de 300 dólares la tonelada y nadie se aventura a asegurar lo que puede llegar a valer el año próximo. Y el petróleo está por debajo de los 50 dólares el barril.

El gobierno argentino prefirió creer que lo que nos ocurría se debía al dólar competitivo y a los controles de precios. También a la mano dura de un ignoto secretario de comercio. O a las acusaciones y diatribas lanzadas desde el atril por un presidente fuera de sí cada vez que algún empresario no repetía como una versión grabada el sonsonete oficial. Prefirió creer que alterando índices la cosa seguiría y nadie notaría nada (muchas veces en la historia de la política los líderes han creído eso, y lo creen aún en ciertas dictaduras). Prefirió creer que no hacía falta un fondo anticíclico . Prefirió creer que a los holdouts había que hacerle el proverbial pelito al campo . Y que no hacía falta ajustar tarifas porque todo se podía subsidiar. Prefirió creer que aplicando su criterio en la quita del canje de deuda todo estaría bien y que nada había que negociar porque (Lavagna dixit) quien le presta a un país a tasas imposibles debe saber el riesgo que corre. Y por lo tanto si ese país, en cuyo nombre hablamos, ahora les hace un corte de manga , bien merecido se lo tienen.

La Argentina prefirió violar contratos. Prefirió acusar a la francesa Suez de poner dos caños y llevarse 5.000 millones de dólares de ganancias . Y a las privatizadas de extorsionadoras. Y los productores agropecuarios de avaros . Y a los supermercadistas de meterle la mano en los bolsillos a la gente . Y podríamos seguir en una larguísima lista más propia de un monólogo del gran Tato Bores que de un comentario como este.

Los derechos de exportación eran transitorios y distorsivos, hasta que luego fueron sancionatorios para aquellos sectores díscolos, y finalmente meramente recaudatorios para hacer hospitales . El impuesto al cheque dejó de ser recesivo para pasar a discutirse su distribución. El sistema tributario nacional dejó de intentar ser un sistema justo (si es que alguna vez lo fue) para volcarse de lleno a ser un sistema de delaciones y denuncias anónimas y no tanto. Los sistemas tributarios provinciales fueron copiando poco a poco el estilo de información cruzada a cargo de los contribuyentes, sumado a los regímenes de retenciones y percepciones de todo tipo. Reiterados planes de pagos se subieron a la espada de Damocles de los embargos de cuentas bancarias sin intervención judicial. El secreto bancario y fiscal dejó de ser tal en la práctica. La teoría de la prueba diabólica se hizo realidad: quien traía fondos prestados de los llamados paraísos fiscales, debía probar su origen o caía en la penal tributaria por simple presunción (quién te ha visto y quién te ve, dirán ahora los promotores del blanqueo ).

Antes le había llegado el turno a las prohibiciones de exportaciones. Primero de carnes. Luego de trigo. Y de vidrio. Y de cobre (porque al parecer no había otra forma de controlar los robos de cables). Y de lo que fuera. Y hoy por hoy la famosa ONCCA merece como emblema en dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo, porque es quien decide quién exporta qué y cuándo y cuánto y cómo. Si es que exporta. Como los recordados barquilleros en la playa hacían girar la flechita para ver si nos tocaba uno o dos barquillos, así la ONCCA decide en la práctica si podemos vender nuestros productos al mejor postor o no. Todo ello en nombre de la mesa de los argentinos (en un país con 6.000.000 de extranjeros), o de lo que sea, pero no de la Constitución Nacional. La frutilla de la torta fue, sin duda, la apropiación de los fondos de las AFJP apenas un año después de haberlas ratificado por ley de la Nación. Y si alguien quiere repetir el postre no tenga dudas de que vendrá también la estatización de las ART. Luego del blanqueo y de la moratoria.

Los industriales están que trinan porque necesitan devaluaciones y créditos blandos. No están en condiciones e sostener sus negocios con eficiencia, en parte por culpa de la presión tributaria de un Estado insaciable. El gobierno arma planes de apuro para intentar satisfacer a todos, o a casi todos. En el tiempo quedaron los anuncios de créditos blandos para la primera vivienda. También quedaron atrás los discursos sobre que el crédito en lugar de ir al consumo debe ir a la producción, como si una cosa no fuera consecuencia de la otra.

Los problemas en el sector primario se multiplicaron rápidamente. La carne, las oleaginosas, los lácteos, el petróleo. La derivación en los combustibles se hizo un lugar en la charla cotidiana: ¿habrá luz este verano?, ¿tendremos gasoil para la próxima siembra? ¿para cuántos años tenemos reservas de petróleo? ¿lograremos el gas de Bolivia?

Nuestros gobernantes se cansaron de repetir que todo marchaba bien y que el país crecía y crecía. E insistimos: se atribuían méritos de los que carecían absolutamente. Más bien al contrario. Estaban gastándose rápidamente las joyas de la abuela en materia energética. Soportando un índice de inflación con mentiras y subsidios. Intentado mostrar que todo funciona haga frío o haga calor. Se rifaron mercados internacionales que llevó años ganar. Mermó la producción ganadera. También lo hizo la láctea. Bajaron los porcentajes de siembra de granos y oleaginosas. Nadie tiene muchas ganas de producir para que luego venga un oscuro funcionario a levantar o bajar el pulgar respecto de lo que tiene que hacer con lo suyo. Esa es la verdad. Cuando la política se hace cargo del mercado so pretexto de que lo hará mejor, no hay previsión posible. Es realmente el sumun de la inseguridad jurídica en materia comercial.

La falta de financiamiento externo se hizo evidente. Venezuela prestó a tasas superiores al 15% en dólares. Fue necesario afirmar que se les pagaría al Club de París y a los holdouts. Pero no se ha hecho. Y dudamos de que se pueda hacer.

Leemos en el diario El Cronista de hoy El discurso de la Presidenta para anunciar el paquete de estímulos crediticio esta vez no recorrió el camino de la negación o del voluntarismo...Afortunadamente no intenta ocultar los despidos o adulterar índices para mostrar estadísticas de una economía que no se condice con la realidad palpable ... ¿Están seguros los muchachos del Cronista?

El estímulo crediticio se obtendrá de la masa de recursos colocados en plazos fijos de las ex AFJP (7.500 millones), más 2.700 millones de la Anses, y el resto, hasta completar los 13.200 millones de pesos disponibles, provendrá de LEBACS en poder también de la Anses. En otras palabras, el dinero de los futuros jubilados que estaba colocado a tasas aproximadas a las de mercado, será ahora recolocado a plazos más largos y a tasas ridículas para disponer de fondos para el estímulo crediticio de: los electrodomésticos, $ 3.500 millones (¿no era que los aires acondicionados consumían mucha energía eléctrica y el proverbial secretario de comercio había pedido un relevamiento a los encargados de edificios?), para la compra de autos nuevos, $ 3.100 millones (¿pero no era que tenemos problemas con los combustibles y con la saturación de las vías de acceso a las grandes ciudades y que hacían falta medios de transporte como el subterráneo y ferrocarriles que lleguen a destino con razonable comodidad?), para estimular nuevas inversiones de Pymes $ 3.000 millones (¿no estaba ya en eso desde el año pasado la señora Marcó del Pont, luego de detectar que mucho crédito iba al consumo y poco a las empresas?. En realidad, ¿no hace más de 50 años que estamos en eso?), y para la adquisición de utilitarios $ 650 millones (¿estos estarán destinados a las empresas que se gestarán con los créditos blandos que se les otorgarán, o a las ya existentes?).

Sabemos que resultamos negativos para quienes no gustan de nuestro modo de ver las cosas. Pero, ¿Y el tren bala?, ¿y Aerolíneas-Austral?, ¿y los hospitales, viviendas y rutas prometidos con los excedentes de las retenciones de la resolución 125? Ahora la mano viene diferente. Parece que es prioritario esto y no lo otro, o viceversa.

En fin. La realidad es que el gobierno no parece estar viendo el problema sino echándole la culpa al perro mundo. Un mundo que no era perro cuando nos compraba nuestros productos a precios carísimos, pero lo es ahora que se derrumba.

Terminaremos entonces con una reflexión que no por reiterada deja de ser necesario recordar: lo que dejan de pagar algunos, lo pagan todos los demás. Los que reciben créditos subsidiados, cargan en la cuenta de los subsidiadores el dinero que reciben a tasas negativas. Salarios y jubilaciones seguirán siendo magros. Porque si no son magros, no hay fondos para prestar ni precios competitivos . Por eso la pobreza y la indigencia siguen acechando.

Dólar caro equivale a sueldos bajos. Fondos confiscados a AFJPs equivale a jubilaciones misérrimas. Préstamos baratos equivale a tasas bajas a quienes colocan su dinero y por lo tanto huída de éstos a los dólares. Y tal huída provoca suba del tipo de cambio y más miseria. No hay ya mucho misterio.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 5 de diciembre de 2008

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