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CRISIS MUNDIAL Y RIESGO EN ARGENTINA

Desde que comenzó la crisis del modelo capitalista, en Argentina grandes y pequeños inversores comenzaron a temblar y a preguntarse ¿Que seguridad ofrecía invertir mas capital en el pais? Y bien, muchos economistas dieron esta respuesta:"POR AHORA ESTAMOS BIEN, PERO HAY QUE ESTAR ATENTOS". Sacar el dinero de los bancos e invertirlo es una opción pero si todos los ahorristas lo retiran, los bancos se funden.



Por otro lado las AFJP perdieron mucho capital y ahora no queda otra que hacerlas "desaparecer" y ese es otro ejemplo de de este modelo PRO CAPITALISTA que nos vien imponiendo desde antaño.

Por eso lo que queda es reflexionar y pensar en no cometer los mismos errores del pasado que nos hacen crecer y estar festejando pero, que como ahora, nos hacen rezar para que el barco no se hunda como en 2001.

 



Blanqueo de Capitales

El gobierno está estudiando incentivar la repatriación de capitales con el objeto obvio de promover inversiones. En realidad, de lo que se trata es de atraer especialmente los capitales negros mediante lo que comúnmente conocemos como blanqueo , seguramente pagando una tasa ínfima de impuesto respecto de lo que hubiera correspondido pagar de haber operado dentro de la legalidad. Aparentemente se busca también, al menos por lo que ha trascendido, que los capitales que retornen se vuelquen a obras de infraestructura , esto equivale a decir que se sometan a planes del gobierno respecto de qué obras deben hacerse, cuándo y dónde.


Esta cuestión del blanqueo , lo mismo que las reiteradas moratorias impositivas, tiene necesariamente que ser pasada por el tamiz de la ética, a la que parecen tan afectos en sus discursos de tablado nuestros actuales gobernantes cuando declaman y acusan a todo el mundo (literalmente) de todo. La realidad es que si pretendemos analizar éticamente el premio que significa para el evasor, y el castigo para el cumplidor, estamos ante una evidente paradoja, ya que así las cosas lo ético se vuelve exactamente lo contrario, y viceversa. Ello sin contar el hecho de que los propios actuales gobernantes aún no han rendido debida cuenta de los fondos girados al exterior por la provincia de Santa Cruz provenientes de las regalías petroleras abonadas en los años 90.

Pero, si acercamos un tanto la lupa, podremos ver que muchas veces la evasión está originada en el propio sistema tributario en el que estamos inmersos desde hace muchos años. La casi infinita cantidad de gabelas; los innúmeros sistemas de información, retención, percepción; las llamadas tasas progresivas siguiendo el conocido sofisma de que quien más tiene más paga para violar la obvia ley de la proporcionalidad; y el castigo que constituye poder resultar víctimas de inspecciones masivas en caso de no hacer lo que el gobierno quiere; son factores que evidentemente tienden a operar en un sentido ampliamente negativo. Una cosa es pagar impuestos como corresponde, y otra muy distinta es someterse a un sistema arbitrario, rapiñero y profundamente distorsivo, amén de castigador del éxito de manera casi resentida, para decirlo como corresponde.

En estos momentos, en los que han proliferado sistemas de retención y percepción basados en brumosas normas y fundamentados en incompletos y erróneos registros difundidos en páginas oficiales de Internet, son muchos los supuestos contribuyentes que pagan ingentes sumas de dinero sin motivo alguno. La provincia de Buenos Aires, por ejemplo, ante reclamos claros y concretos por incluir indebidamente a supuestos contribuyentes, contesta estólida que luego de corregido el error podrá tramitar la repetición (devolución) del gravamen . El famoso solve et repete , es decir pague y pida la devolución. Una tarea sencilla si las hay y con el consiguiente perjuicio financiero y económico a cargo del afectado. Baste recordar, por ejemplo, que en materia tributaria la repetición de impuestos origina magros intereses desde el momento en que se presenta la demanda de repetición.


Hay que resaltar el hecho de que estos sistemas de retención-percepción se aplican cada vez más a impuestos de pago mensual, como por ejemplo Ingresos Brutos o el IVA en el nivel nacional, lo cual desde cualquier especialista constituye una insana política tributaria. Aunque la verdad es que entre nosotros lo insano hace rato que ha pasado a ser la cosa más natural del mundo en la materia.

A todo este panorama hay que agregar el llamado impuesto al cheque, que pese a que finiquita a fin de este año, ha sido incluido en el Presupuesto 2009, con lo cual queda claro que, o por el Congreso o por los otrora denostados D.N.U. (decretos de necesidad y urgencia) que aplicaba el sultanato será renovado como siempre. Así las cosas, no son pocos los que le huyen a la llamada bancarización .

Todas y cada una de estas aristas, y muchas otras, llevan a que la economía informal en la Argentina constituya fácilmente el 45% o más de la operatoria total. En buen romance, permanentemente se generan enormes sumas de dinero negro, que muchas veces se pasan a divisas y son giradas al Exterior cuando las papas queman.


Es decir que no solamente tenemos hoy por hoy cifras cercanas a los 150.000 millones de dólares de argentinos en el Exterior y en negro, sino que además, esa cifra se incrementa seguramente todos los días, a menos, claro está, que sus dueños se la gasten.

Ahora bien, un blanqueo de capitales es una ratificación de la inseguridad jurídica a menos que constituya el pie de apoyo de una nueva plataforma de enlace entre el trabajo productivo y la laboriosidad en todos los ámbitos, incluido el financiero, y la legalidad. Y en tal caso estaríamos ante una nueva paradoja: la constitución de un orden tributario justo, equitativo y eficiente, pero conformado sobre la base de cimientos falaces y mentirosos. Con lo que en realidad, más que perdonar lo que hay que hacer es cobrar los impuestos que correspondan y garantizar una verdadera y sana intangibilidad futura. Se encuentran vigentes planes de pago a largo plazo que tranquilamente podrían aplicarse para una regularización dentro de la ley.

Hay una gravosa carga de ilegalidad, de inmoralidad y de falta de ética inclusive en el discurso oficial. Desde funcionarios que se meten en todo, hasta la convicción de que existen mentirosos patoteros que elaboran índices de precios impresentables porque son falaces, torpes, y hasta insidiosos. Todo junto, adobado por patéticos casos de corrupción, como el ventilado de la valija llena de dólares en un avión oficial, o Skanska, o las acusaciones nunca del todo concretadas pero sí expresadas, del ex ministro Lavagna al ministro de Planeamiento que derivaron en su momento en un real y concreto caso de cartelización en los precios de materiales de construcción que se le venden especialmente al Estado. Y la salida del Dr. Lavagna del gobierno de Néstor Kirchner.

A todo esto se suma un accionar rayano en la ridiculez basado en el intervencionismo, los controles de precios, las prohibiciones de exportaciones, los actos de venganza y odio al campo, las eternas moralinas hacia los empresarios , las acusaciones de extorsión, de avaricia, de falta de patriotismo, y mil etcéteras.

En un cuadro de situación como el planteado resulta casi un chiste suponer que los capitales vendrán a la Argentina a ponerse a disposición de personajes funestos y resentidos que sin embargo tienen el poder de acusar, atacar, mandar inspecciones masivas, no otorgar permisos de exportación, exigir todo tipo de información privativa de las empresas, y nuevamente mil etcéteras.

¿Quién puede asegurar que en poco tiempo quienes hubieran adherido al blanqueo no resultarían escrachados (una verdadera especialidad del oficialismo) en listas difundidas en la web como paradigmas de la maldición antipatriótica? ¿No se sigue cantando en los actos la famosa marcha que invita, cual una guerra torpe y regresiva, a combatir al capital?

Evitar la informalidad implica establecer un sistema jurídico político que respete las instituciones, que termine con las arbitrariedades y las bravuconadas, que dé garantías a quienes crean riqueza y a toda la población en general de que sus derechos no serán violados impunemente todos los días. No importa tanto la política que se siga, no importa tanto si las tasas de impuestos son unas u otras, se trata simplemente de poner límites y de asegurar plenamente que serán respetados en todos los planos y por todos los habitantes de la república, en un orden legal y ante una Justicia verdaderamente independiente, y no como la actual que sobresee por falta de méritos a personajes sospechados y sospechosos de trampas verdaderamente impresentables. Y esto por sólo citar un ejemplo.

La tarea es muy ardua. Es muchísimo el camino que debe recorrerse para crear en la gente, y en el mundo entero, la sensación de que ahora sí en la Argentina se respetan los derechos de las personas; se respeta el derecho de propiedad, se respeta el derecho de elegir y de vivir como nos plazca en tanto no violemos la ley. ¿Cómo podrá garantizarse la estabilidad tributaria si ni siquiera si toma en cuenta que están presupuestándose ingresos provenientes de un impuesto cuya vigencia no está prevista para el año próximo?

Alguien recordaba en estos días la famosa ley de intangibilidad de los depósitos del año 2001, una verdadera obra del surrealismo de nuestros políticos y de la política en general, dado que constituía una genuina y absurda redundancia. Vino entonces a nuestra mente una pregunta basada en una atroz sensación de estar ante un tembladeral: ¿se respeta acaso hoy mismo la intangibilidad de los depósitos de las AFJP o de la Anses?

El blanqueo, si se produce, seguramente le servirá a unos pocos. No queremos ser mal pensados pero hasta es posible que le sirva a esos funcionarios hoy por hoy faltos de mérito . Tal vez cueste por otra parte distinguir acerca del origen de los capitales blanqueados, lo cual puede crear un serio problema ante la Unidad de Investigaciones Financieras y hasta ante la DEA. Es probable que ciertos narcotraficantes acudan presurosos a la ventanita abierta cual resurrección de Lázaro. Estamos en las antípodas de la ética, pero declamándola.

La ética y la moral no se declaman. Se practican. Y para levantar el dedo acusador es preciso tener bien limpia la mano. Cosa que efectivamente no ocurre entre nosotros. Desde hace ya unos cuantos años.

Buenos Aires, 12 de octubre de 2008 &n bsp; HÉCTOR BLAS TRILLO

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Escases de Monedas

DE ESCASECES Y ACAPARAMIENTOS




Observamos en estos últimos tiempos una marcada escasez de monedas, lo que provoca todo tipo de comentarios en los medios y en la población en general Es interesante, creemos, poner en claro algunas cosas respecto del funcionamiento de los mercados, porque no siempre las apreciaciones que se hacen parecen contar con una cierta dosis de lógica perfectamente visible a poco que analicemos la cuestión

Ante todo diremos que nos lleva a escribir sobre este asunto una información difundida precisamente en todos los medios según la cual una empresa de caudales resultó acaparadora de una cantidad muy importante de monedas. Se habla de varios millones de pesos.

Lo primero que habría que dilucidar es si es o no legal que una empresa se quede con las monedas, como nos enseñaron a nosotros siendo niños a guardarlas en una alcancía, salvando claro está todas las distancias. ¿Es legal o no que alguien resuelva ahorrar su dinero en monedas en lugar de hacerlo en billetes o en divisas? Una primera impresión indica que no habría razón de fondo para pretender que es ilegal guardarlo en la forma en que queramos. Excepto que por razones de interés general una ley dispusiera lo contrario. Aún así, el interés general habrá de comprender el interés particular y no al revés. Nadie tiene por qué sacrificar su propio interés para contentar al resto, porque ese solo hecho hace que el interés deje de ser general . Es decir que aún en el caso de que fuera ilegal acaparar o guardar monedas, queda por verse si es o no legítimo, tomando en cuenta los derechos y garantías de las personas.


En los tiempos del primer peronismo, una campaña publicitaria hacía referencia a la necesidad de combatir el agio y la especulación . El agio es el beneficio que se obtiene de descontar documentos o letras. Y es también la especulación sobre el alza o la baja de los fondos públicos. La especulación, aparte, es una operación comercial con el ánimo de obtener lucro. Finalmente, el agiotaje , dice el diccionario que es el uso abusivo de la especulación. La campaña en cuestión (más allá de los errores en la expresión utilizada) apuntaba a que los comerciantes, asustados por las tasas de inflación, guardaran sus mercaderías en lugar de venderlas, con el objeto de no perder su capital en metálico. Sin embargo, y pese a que muchos comerciantes fueron a dar con sus huesos en la cárcel de Villa Devoto, la cuestión crematística no dejó de ser fundamental. Es la economía, estúpido , podríamos decir.

La especulación, en su definición más pura, esto es: la realización de operaciones comerciales con el ánimo de obtener ganancias, forma parte de la vida misma y es inherente a la condición humana. Todos y cada uno de nosotros intenta procurarse los medios para vivir mejor materialmente (lograr el mejor sueldo, obtener la mayor ganancia, etc)

Ahora bien, ¿qué cosa es abusiva y qué cosa no lo es? Si pasamos al término agiotaje que no era mencionado en la propaganda oficial de la época excepto circunstancialmente, podríamos decir que tal situación se da cuando alguien se comporta de una manera extremadamente avariciosa, por decirlo de algún modo. Caemos entonces en la necesidad de definir qué cosa es abusiva, qué cosa es extrema y cuándo se da efectivamente la avaricia. Son juicios de valor y cada uno podrá definirlos a su modo. Ahora bien, ¿hay leyes que definan estos conceptos y lo hagan taxativamente aplicando a su vez sanciones a quienes los practiquen? Que sepamos, no. Y también aquí nos animamos a decir que si las hubiera, no serían legítimas. Porque las mismas razones que señalamos más arriba respecto de las monedas.

Y volviendo en consecuencia a la cuestión de las monedas, podemos decir que los bancos tienen normas regulatorias de parte de su entidad madre, el Banco Central, que los obliga a distribuir determinada cantidad de monedas entre sus clientes. Hace algunos años, se habían instalado también máquinas que leían los billetes y entregaban monedas a cambio de manera automática. Estas máquinas por alguna razón que desconocemos no han proliferado y más bien han tendido a desaparecer o lo hicieron definitivamente.

¿Por qué faltan monedas?, es la pregunta que oímos a diario. Y las causas que se esgrimen suelen ser variadas. Desde que vale más el metal que las compone que su valor fiduciario, que se utilizan en los medios de transporte, etc. Y la más importante de todas: que ciertas empresas las acaparan para venderlas luego.

Entendemos que estas causas u otras pueden razonarse desde una lógica más o menos mercantilista, pero no por eso invalidante. Hay un momento en que comienza a ser negocio guardarse las monedas. Y ese momento no es cualquier momento. Tiene que haber, sin duda alguna, un cuadro de escasez previo que lleve al punto en que vale la pena guardarse las monedas que son imprescindibles para viajar en colectivo, por ejemplo.

Cualquiera de nosotros tenderá a guardarse las monedas porque sabe que va a necesitarlas para viajar y que no las tendrá si se las gasta. Y las empresas de transporte es muy probable que intenten venderlas, no lo sabemos. Pero donde hay demanda hay precio. Así es la cosa.

Por lo tanto, si hay un cuadro de escasez previo, lo que corresponde es buscar las causas de ese cuadro, para resolverlo y terminar con el problema. El resto es atacar las consecuencias pero el problema no se resolverá de ese modo.

Veamos: los precios han subido como consecuencia de la inflación, por lo que la cantidad de monedas requeridas en las transacciones es cada vez mayor. Si se utilizan más monedas una posible solución sería emitir series de mayor valor de manera masiva. Por ejemplo de dos pesos, y aún de 5 pesos. La medida de eliminar los monederos de los colectivos por un sistema de tarjetas magnéticas es positiva, pero sólo resolverá el problema muy parcialmente, ya que la pérdida de valor como decimos es un incentivo al incremento del uso. Lo mismo ocurre con los billetes. Por ejemplo el de $ 100.- ha quedado hace rato chico y deberían imprimirse billetes de $ 500 o incluso de $ 1.000.-

Vemos en las últimas emisiones que el metal ha sido cambiado por uno de menor calidad y eliminando las monedas plateadas de 5 centavos, que pasaron nuevamente a ser doradas. Esto significa que si el valor del metal de tales monedas es superior al fiduciario, al menos en este punto las autoridades han acertado, ello suponiendo que tal valor del metal hubiera sido efectivamente una de las causas de la escasez, porque en realidad las autoridades no lo han explicado en ningún momento, que sepamos.

Ahora bien, volviendo al agio, la especulación o la escasez, resulta obvio de toda obviedad que la población intente guardar aquello que le garantiza conservar mejor sus ahorros o facilitarle la vida cotidiana. Cuando una persona decide comprar dólares, por ejemplo, lo hace con ese objetivo. Lo mismo si compra oro o cuadros o casas o lo que fuera. Cada uno según sus posibilidades.

Es sabido que por ejemplo los países petroleros regulan la producción según varíe el precio internacional del crudo. Y que los países productores de cereales y oleaginosas, guardan en silos sus productos esperando el momento oportuno para la venta. Todo esto no es considerado ilegal. Al contrario.

Por una cuestión casual, esta mañana vino a nuestra mente el tiempo en que era habitual que ante los anuncios de aumentos en los combustibles a partir de las 24 hs, las estaciones de servicio cruzaran las mangueras y dejaran de expenderlos. El gobierno de turno se desgañitaba acusando a los estacioneros de ser especuladores e instaba a la población a denunciarlos. Sin embargo, y simultáneamente, cuando se anunciaba un aumento en el precio de la ficha del Subte, la venta de los cospeles ser limitaba a 2 por persona con el argumento de que de lo contrario la gente acaparaba las fichas antes de que aumentaran. Claro, Subterráneos de Buenos Aires era del Estado en esos momentos, y los estacioneros no.

Acá puede verse muy claramente la doble moral: llenar los tanques de combustible ante el evidente aumento es legal y los estacioneros deben venderlo a pesar de que se perjudiquen porque al reponerlo al nuevo precio cuanto más tengan que reponer más pierden. Llenarse los bolsillos de cospeles de Subte es, en cambio, incorrecto, porque otra gente puede quedarse sin fichas. También habría gente que se quedaría sin combustibles ante el incremento de la demanda que siempre produce la seguridad de que el precio de venta será elevado un rato más tarde.

Mientras en un caso se critica al empresario (Estación de Servicio) por no vender, en el otro se DISPONE desde el propio Estado no hacerlo (Subte). Si la excusa era que las fichas no alcanzarían, la lógica indica que deberían haber hecho muchas más, sobre todo si se tiene en cuenta que en esos años las subas de precios eran harto frecuentes. Pero no. El Estado acaparaba fichas al tiempo que acusaba al empresario privado de hacer lo propio con sus productos.

La escasez de bienes demandados hace subir su precio hasta tanto la demanda sea satisfecha. La satisfacción de la demanda depende de que se incremente la oferta, de que suba el precio o de que aparezcan bienes sustitutos. No hay misterio en esto.

El misterio por lo general lo crean los intervencionistas cuando pretenden que al realidad no sea lo que es.

La falta de monedas origina, sin duda, un mercado. Este puede ser declarado ilegal. Pero la falta de monedas es una situación previa, sin ninguna duda. Baste decir que durante varios años no ha habido escasez de las mismas, aún incluso después de haber incorporado los sistemas de monederos para pagar el boleto en el transporte urbano.

El mercado no es en sí mismo simpático. Como no lo lo es el granizo cuando rompe los autos o destruye un sembradío. Simplemente existe y funciona como tal. La irrupción de proverbiales salvadores intentando buscar culpables no resuelve los problemas.

Cuando determinados productos son vendidos a bajo precio porque el gobierno así lo dispone, tales productos tienden a agotarse, a escasear. Eso genera de por sí un mercado negro, como ocurre actualmente con los combustibles. Los valores hasta ahora ridículos de los productos energéticos han llevado a un exceso de consumo y a una falta de inversiones. También ha llevado a quienes necesitan de los combustibles a guardar todos los litros que puedan. Y ha llevado a terceros a acaparar combustibles siempre que les sea posible para vendérselos a quienes imperiosamente los precisan para levantar una cosecha, por ejemplo.

La economía es la ciencia de la escasez, y quienes pretenden imponer su aparente criterio ético ante la necesidad de unos y de otros, deben tener en cuenta que la escasez genera desesperación, corridas y acelera todos los tiempos. Si el gobierno está dispuesto a resolver los problemas de escasez, (de moneda, de combustibles o de lo que fuera), debe tomar medidas en esa dirección. Si bien pudiera ocurrir que hubiera quienes acaparen monedas para venderlas y hacer su negocito, insistimos, esto no es más que una consecuencia. Y no al revés.

Mientras finalizamos este comentario, oímos en la radio una vez más que se intenta suprimir los monederos de los colectivos y reemplazarlos por tarjetas magnéticas. ¿Por qué durante varios años no hubo problemas de monedas pese a que ya existían los monederos? ¿Por qué se suprimieron las máquinas expendedoras de monedas ingresando billetes? ¿Por qué antes de existir los monederos tan mentados también solía haber problemas con las monedas?

Si los comentaristas de hoy intentaran responder a estas preguntas tal vez encontraran los problemas que nosotros estamos mencionando: la pérdida de valor de la moneda que exige mayor cantidad de unidades para adquirir un boleto o lo que fuere, el progresivo desinterés por las unidades de menor valor que sin embargo no son reemplazadas por monedas de mayor valor, una política de fabricación y distribución intensiva que imposibilite las carencias terminando con cualquier atisbo de negocio , etc.

Mientras tanto, nadie se desprenderá de lo que necesita. Mal que les pese a muchos.

Buenos Aires, 10 de octubre de 2008 HÉCTOR BLAS TRILLO

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LOS MERCADOS Y LAS TURBLENCIAS FINANCIERAS: UN CALLEJON SIN SALIDA A LA CRISIS?

Estamos frente a una crisis global mundial sin precedentes en donde advertimos cuales son las consecuencias de la misma. Sin ir mas lejos, ya desde el aó 2007, la economía norteamericana funcionaba asimétricamente, con distorsiones en todos los sectores de su economía, pasando por la burbuja inmobiliaria y el otrogamiento de créditos a personas prácticamente insolventes, incapaces de responder frente a un compromiso crediticio. 



Lo cierto es que una vez más las malas políticas públicas condujeron al gobierno de Bush a este callejon sin salida, que aún con el salvataje financiero no puede detener el pesimismo en los inversores y la falta de confianza y credibilidad de toda la sociedad americana. 

 

Por otra parte, advertimos que todas las economías del mundo ya se ven afectadas entre ellas Brasil, los países europeos y los países asiáticos que estan siendo arrastrados por los efectos de Wall Street. Nuestro país también no es ajeno a esta crisis y ya se esta sintiendo en el dólar aumentando a 3,24 y la caída del merval. Nuestra reflexión es habrá una salida a estaa crisis o e que recién esta comenzando?.            



INCUMBENCIAS DEL ECONOMISTA

El 23/7/2008 fue un dìa inedito para los Economistas en Argentina, ppalmente de Cap.Federal. Ese dìa el Consejo Prof. de Cs. Es. de CABA ("y de los contadores"), sacò una resolucion que exige firma de Economista en la presentaciòn de Bces. Proyectados, Flujo de Fondos y Evaluac. de Proyectos.



Pasaron muchos años (35) desde que estamos por ley, asociados a ese Consejo, que se hace algo concreto por la profesiòn. Como participante activo de la Comisiòn de Actuacion Profesional de Lic.en Economìa, les comento que costò mucho. Primero luchar con los Economistas que hace años estàn "metidos" en el Consejo, pero que su objetivo fue (¿es, serà?) otro, pero claramente no era para mejorar la profesiòn, especialmente su salida laboral. Y luego con los Contadores, claro.

Ahora estamos definiendo la letra chica de dicha resoluciòn y proponiendo que diversas instituciones externas (BCRA, Sec.de Industria, BICE, etc.), exigan lo aprobado en la Resoluciòn.

Y otras cosas màs en carpeta, que por falta de Economistas que las tomen y se ocupen de ellas, no podemos propugnar.



Participen, que nadie nos va a regalar nada. Para màs info, ver www.ieconomista.com.ar (que no es competidor de este sitio, su objetivo como lo podràn ver es otro). Un abrazo a todos.

 

Presión Tributaria en Buenos Aires

MAYOR PRESIÓN TRIBUTARIA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES


La presentación del proyecto de presupuesto para el año 2009 en la Ciudad de Buenos Aires se enmarca en la cada vez mayor necesidad de los estados provinciales de retocar alícuotas y eliminar exenciones impositivas con el objeto de cubrir el bache que les viene produciendo la inflación por un lado y la falta de un régimen de coparticipación integral y renovado según las pautas establecidas en la reforma constitucional de 1994, por el otro. A ello hay que agregar, en este caso particular, las razones políticas subyacentes ante la realidad de que un partido de oposición, con un candidato presidenciable , está a cargo nada menos de que del distrito federal lo que sin duda acarrea consecuencias políticas.

Así las cosas, siendo que las fuentes de recursos propios pasan esencialmente por las tasas de impuestos sobre los ingresos brutos y secundariamente el anticuado impuesto de sellos, es en estos gravámenes donde recae la fuerza de la necesidad fiscal, que contradice claramente, tal como siempre ocurre, las declamadas promesas electorales. Tal vez haya retoques en el impuesto automotor pero difícilmente vuelva a modificarse el ABL )luego del incremento sufrido en este año), excepto por el cambio de valuación de las propiedades, que siempre puede ofrecer novedades.


El proyecto de presupuesto tiene algunas previsiones básicas: un aumento de la recaudación de $ 959 millones ($ 664 millones que provendrán de los incrementos en ingresos brutos y $ 295 millones de sellos).

MARCO GENERAL


Antes de ir a los cambios en sí, digamos que el proyecto prevé una tasa de inflación del 12% para todo el año 2009, tasa que juzgamos muy modesta. También estima el crecimiento de la economía en el orden del 3% anual, a la luz de la desaceleración que ha venido produciéndose y que es presume continuará, debido, entre otras cosas, al negativo marco internacional como consecuencia de la crisis financiera existente.

LOS CAMBIOS EN INGRESOS BRUTOS

Se prevé que la industria local, es decir aquella que tiene sus establecimientos y comercializa en el ámbito de la ciudad, pase a tributar el 1% sobre sus ingresos brutos (actualmente se encuentra exenta). De por sí la industria está gravada a una tasa del 3% cuando las manufacturas no son elaboradas en el ámbito capitalino. También se prevé incrementar del 1,5% al 3% la tasa el impuesto, es decir nada menos que el 100% de suba, en la construcción.

En el caso de los supermercados la tasa vigente del 2% será elevada al 3% y en lo que respecta a los hipermercados, donde la tasa ya se encuentra en el 3%, pasará al 3,5%.

Por el lado de los servicios financieros, que actualmente se encuentran alcanzados por una tasa del 4%, la suba será de un punto, pasando entonces al 5%.

Es importante resaltar que este es un impuesto denominado en cascada , es decir que no permite la compensación entre lo pagado al proveedor y lo que finalmente se carga al consumidor, como ocurre con el IVA. Es por esta razón fundamentalmente que las tasas no son demasiado elevadas, como ocurre efectivamente en el caso del IVA, pero el efecto sobre los precios es contundente porque la acumulación en la cadena de comercialización suma costos siempre.

En realidad, ya algunas provincias han producido cambios o están por hacerlo en la misma dirección en que lo hace ahora la Ciudad. A esto hay que sumarle un intricado sistema de retenciones y percepciones a cargo de proveedores y bancos, lo cual implica una carga financiera por el adelanto del tributo, que en muchos casos termina siendo pagado en exceso originando recursos y trámites nada sencillos para intentar el recupero de lo pagado de más.

SELLOS

El impuesto de sellos había sido eliminado prácticamente luego del llamado Pacto Fiscal de los años 90. Solamente ha seguido vigente para ciertas operaciones, como la compraventa de inmuebles, excepto que se trate de la casa habitación, operatoria exenta del gravamen. En los demás casos, la compraventa se encuentra gravada al 3% del valor de la escritura. Aquí se prevé un incremento del 50%, llevando la tasa al 4,5%. Obviamente que el efecto de este incremento recaerá entonces sobre aquellas operaciones vinculadas con inmuebles destinados a comercios, oficinas o incluso inversión.

Con todo, el verdadero cambio en este tributo es el retorno al antiguo sistema de gravar todos los contratos, en principio a una tasa general del 0,8%. Esto significa que, como ocurría antes de la reforma del Pacto Fiscal, todas las operaciones comerciales en las que se celebre un contrato a título oneroso estarán alcanzas por el impuesto y la tasa será aplicable sobre el monto total del contrato. Es decir que en el caso en que se establezcan cuotas mensuales o de otro tipo, deberán sumarse para determinar el valor total previsto y sobre eso se aplicará la tasa.

La experiencia nos muestra que una vez retomada la senda de la aplicación de este gravamen, rápidamente surgirán tasas diferenciales como ha ocurrido sobradamente en el pasado. De manera que no es de extrañar que aún en el transcurso del año próximo, se produzcan cambios en el 0,8% general previsto. Y que sean hacia arriba en ciertos casos, por supuesto.

CONCLUSIONES

Los gravámenes a los consumos causan inmediatos incrementos de precios. Si éstos a su vez son corroborados por la emisión monetaria tal como ha venido sucediendo en estos años, se produce un incremento de la tasa de inflación provocando el deterioro de los ingresos de la población en general. Además, una enorme masa de recursos resulta monopolizada por la Nación en tanto dado que las llamadas retenciones a las exportaciones o el impuesto al cheque, que en conjunto representan una cifra del orden de los 14.000 millones de dólares, no son coparticipables.

La presión tributaria no se reduce a las alícuotas aplicadas, como suele asumirse. Los métodos retentivos y perceptivos de los gravámenes constituyen una carga administrativa para los agentes de recaudación (proveedores y bancos en general) y un costo financiero para los contribuyentes que anticipan así, pagos. La carga administrativa incluye también regímenes de información de diversas características, todo lo cual implica mayores costos, y a la larga o a la corta, mayores precios.

DR. HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 4 de octubre de 2008

Consultor en Temas Tributarios

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EL FRACASO DEL PLAN BUSH

Nuevamente hoy se ha producido en el mundo de los mercados el pánico y la incertidumbre, reapareciendo en escena nuevamente dos refugios fundamentales para los inversores: el dólar y el oro. En algunos mercados como Brasil y Argentina han tenido que suspender sus operaciones en el mercado, luego de experimentar la caída del Merval y de los títulos brasileños, afectando además al valor del real ; en tanto los bancos europeos afectados por la crisis mundial, han salido a respaldar a sus bancos mediante garantías como el caso de Alemania, lo mismo sucedió en los mercados asiáticos. 



Lo cierto es que el Plan de Salvataje de Bush ha llegado quizás un poco tarde pero ahora lo que queda es hacer contención a la crisis en lo posible con la precaución de adoptar medidas que no dañen a ningun mercado ni economía de un país.

  



LOS EFECTOS MACROECONOMICOS DE LA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL

 



Sin dudas la crisis financiera mundial ha generado efectos macroeconomicos inesperados en todos los mercados creandose una situación de incertidumbre global en todos los países del mundo, generando inseguridades y dudas sobre el futuro del crecimiento economico mundial. Lo cierto es que los efectos macroeconomicos se harán sentir en nuestra economia argentina a corto plazo, teniendo en cuenta los problemas locales que padecemos tales como la crisis del campo, la inflación, el envio del presupuesto para el año 2009 y la erosion de salarios que amenaza con nuevas aperturas de paritarias.

 

Esto estaría seguido del canje de la deuda con el club de paris y los efectos que tendrán con los acreedores privados aun todavia no se sabe con que parámetros se concluíra dicha operación, aunque hasta ahora solo sabe que se realizara en pagos. Ello constituye un paso positivo que da señales el oficialismo de la voluntad de pago hacia el exterior, posibilitando futuras inversiones en el futuro.   



 

   

Tipo de Cambio Argentina

Mientras el gobierno tardíamente intenta integrarse al mundo mediante el un acuerdo con los holdouts y el pago al Club de París, las tensiones crecen en el ámbito local.

El evidente intento del gobierno de incorporar al mundo financiero a la economía argentina contrasta con las afirmaciones de la presidenta en EEUU. Allí, nuestra primera mandataria utilizó argumentaciones descalificantes y en absoluto basadas en conocimientos ya no digamos técnicos, sino cuando menos empíricos de la realidad financiera internacional. No entraremos en los detalles que damos por conocidos por parte de nuestros amables lectores, aunque nos baste decir al menos que un país como el nuestro, muy justamente calificado de atípico por tener la cantidad de recursos que tiene y por haber ocupado una de las primeras posiciones a comienzos del siglo 20, se presente como consejero económico ante nada menos que la economía más poderosa del planeta, que proviene de un país cuya independencia se celebró menos de 40 años antes que la nuestra. El desequilibrio y la incertidumbre financiera dio lugar a que la señora presidenta se refiera despectivamente al casino sin tomar en cuenta que justamente su intento de insertarse en el mundo es, ni más ni menos, que su intento de insertarse en tal casino . En realidad, consideramos que se trata de un muy serio prejuicio ideológico que puesto sobre el tapete produce un poco de vergüencita, por provenir de nuestra primera mandataria y por su reiteración. Que un político de un país como el nuestro pretenda dar consejos a los empresarios, financistas y economistas de las naciones más avanzadas del planeta resulta bastante inapropiado, por decirlo de un modo suave.


Es que mientras parece ser que la política exterior argentina se centra en dar consejos al mundo financiero y económico, en nuestro ámbito interno crecen las tensiones sin solución de continuidad.

El progresivo aumento del gasto público, la tasa de inflación y el patético surrealismo de negarla, el valor del dólar sostenido mediante emisión espuria de moneda; son todos síntomas flagrantes de una situación que se tensa cada día más.

Las pujas por las subas de salarios al tiempo que se pretende relativamente frenar el tipo de cambio por el riesgo inflacionario convierten a las fuerzas productivas y laborales en verdaderos cumulonimbos en los que fuerzas contrapuestas se revientan unas contra otras. Salarios que suben en dólares quitan competitividad mientras el intento de impedir la suba del tipo de cambio (cuando el dólar se revaloriza lentamente en el mundo) nos retrotrae a los tiempos de la tablita de Martínez de Hoz o de la llamada convertibilidad de Cavallo. Las quejas de las viudas de la UIA (como muy justamente llamó algún periodista a los hoy por hoy reticentes empresarios aglomerados en esa entidad lobista) muestran a las claras que la Luna de Miel ha terminado. Al menos en parte. No hay que olvidar que el tipo de cambio sigue siendo prácticamente un 50% más alto para los exportadores industriales que para los agrícolas, mientras los insumos importados les cuestan a todos lo mismo.


A esto se suma la maraña de subsidios para disimular a su vez la tasa de inflación socializando las mayores tarifas de los combutibles o del transporte, por citar algunos ejemplos. En lugar de sincerar la tasa de inflación (más allá de la desvergonzada defensa de la mentira del Indec), se la disimula con subsidios porque éstos no se reflejan en los índices de precios.

Es obvio que el sector más eficiente de nuestra economía es el agropecuario. Esa es la razón, junto con los mejores precios internacionales, que permite aplicar los exhorbitantes impuestos a las exportaciones (denominados eufemísticamente retenciones ) de los productos del sector, que constituyen el origen del superávit primario. Para ello se requiere una conjunción de tales precios internacionales y un tipo de cambio alto forzado por emisión de moneda. Pero este esquema resiente la producción de bienes exportables apenas se producen algunos desequilibrios de precios o se encarece el costo interno. Ya desde el vamos, podríamos decir, se quita rentabilidad al sector más eficiente para premiar al que no lo es tanto. Y ni qué hablar el incomprensible conflicto desatado con las llamadas retenciones móviles o las prohibiciones y restricciones a las exportaciones (pedidos de permiso , arbitrariedades de funcionarios,etc)

En otras oportunidades hemos señalado, además, que el tipo de cambio alto deteriora la tecnología porque encarece la importación de bienes de capital de última generación. Con lo cual tenemos una conjunción curiosa de desincentivos a la producción de bienes de alto rendimiento y eficiencia, un incentivo a la producción de bienes de menor calidad o baja tecnología, y una propensión a subir los salarios y retrasar el tipo de cambio para evitar disparar aún más la tasa inflacionaria.+


La sensación que tenemos es que la administración del matrimonio Kirchner ha tomado cierta nota de dónde están los verdaderos problemas e intenta, pese a su contradictorio discurso, ocupar cierto espacio de la llamada ortodoxia económica. Desde los ajustes de tarifas pasando por las negociaciones con los holdouts o el arreglo con el Club de París son una clara muestra de ello.

Es interesante, para ir terminando, citar un pasaje textual de la señora presidenta dicho en EEUU: No creemos en esa fantasía que nos contaron, desde el Consenso de Washington, que el Estado había desaparecido, que el mercado todo lo asignaba y que el mercado todo lo resolvía. Por esa conficción terminamos en 2001 y por esa convicción ustedes están con este problema hoy: por creer que no hay que intervenir, que no hay que regular, que no hay que controlar.

Este párrafo en particular nos resulta particularmente interesante para marcar, a vuelapluma, algunas perlas. (a)Nunca los EEUU dejaron de intervenir en los mercados, entre tantísimas otras cosas subsidiando al agro, como la Argentina se ha cansado de cuestionar en todos los foros, incluída la ronda de Doha. (b) En la Argentina de 2001 teníamos, por ejemplo: tipo de cambio controlado fijado por el Estado; sistema proteccionista integrado en el Mercosur; sistema de aportes compulsivos jubilatorios; colegiación profesional obligatoria, sobretasas aduaneras, sistema de educación pública con programas oficiales, fijación o supresión de impuestos por decisión del Poder Ejecutivo, esquema salarial basado en mínimos obligatorios , indemnizaciones obligatorias en lugar de seguros de desempleo, CGT y sindicatos con personería gremial otorgada por el Poder Ejecutivo, sistemas de transportes públicos digitados por el Estado, etc. etc.

En otras palabras: el Estado no ha dejado de existir en el mundo, ni ahora ni antes. El Estado argentino, por ejemplo, vendió algunas empresas y dio la mayoría de ellas en concesión a particulares, lo cual significa que ni siquiera se desprendió de esos activos. Ese discurso según el cual el Estado desapareció puede ser vendido en una tarima en González Catán, pero no en el centro mismo del capitalismo. El Estado hasta 2001 se había desprendido para mal o para bien de las principales causas que llevaron a la hiperinflación hacia 1989: empresas públicas con tarifas políticas, ineficienca, déficit galopante, falta de inversiones (que llevó a la carencia casi absoluta de servicios públicos), emisión espuria de moneda, etc. Pero de ninguna manera el Estado dejó de tener preponderancia en los aspectos que mencionamos y en muchísimos otros.

En definitiva, y más allá del error conceptual en que incurre la señora presidenta, el punto en cuestión es si lo que pretende dar como ejemplo es el retorno a la Argentina de los años estatistas, donde no operaba la libre asignación del mercado y donde en apenas unas pocas décadas se destruyó todo lo que se había contruido en la primera mitad del siglo 20. Porque en esos años de enorme intervencionismo y estatismo, en EEUU se avanzaba a pasos agigantados siguiendo los modelos del Consenso de Washington.

En realidad, una economía funciona no cuando un grupo de funcionarios se sientan a discurrir qué hacer cómo y cuándo con los recursos de todos, sino cuando los recursos de todos se asignan basados en los intereses de cada uno, que no son contrapuestos sino complementarios, en un marco legal y dentro de un sistema jurídico que garantice los derechos de las partes, tal como señala la Constitución Nacional. Eso es lo que no se hace en la Argentina, y eso es lo que causa los problemas históricos que tenemos. La anomia y el abuso de poder son la verdadera razón por la cual la Argentina se ha atrasado en el mundo.

Buenos Aires, 26 de setiembre de 2008

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Fondo de comercio

La transferencia de fondos de comercio está regulada por la ley 11.867. Para el supuesto que estamos analizando, si el adquirente desea eximirse de la responsabilidad que le impone el art. 11 de dicha ley por los créditos que resulten impagos (solidariamente con el comprador y, en su caso, con el martillero y el escribano), deberá exigir al vendedor que se cumpla con el procedimiento que impone la ley.



La ley de transferencia de fondos de comercio, después de una enumeración de los elementos que componen un establecimiento comercial en el art. 1º, regula el régimen para la enajenación de una casa de comercio desde el art. 2 al 10.

Haremos a continuación un esquema resumido de dicho procedimiento:

1º Paso) El primer paso legal exigido es la publicidad. En definitiva, todo el sistema nacional (receptado del francés) se basa en la publicidad como garantía para los acreedores del vendedor, ya que la venta del establecimiento mercantil no incluye la transmisión de los créditos.



Es así como, el art. 2 precepta la necesidad de que toda transmisión (a cualquier título), para que sea oponible a terceros, deberá anunciarse durante cinco días en el Boletín Oficial y en (por lo menos) un periódico local.

2º Paso) El art. 3 expresa un requerimiento formal, cual es el de la entrega al comprador por parte del vendedor de una nota firmada en la que consten los créditos adeudados.

3º Paso) El art. 4 es de suma importancia ya que establece el plazo que tienen los acreedores para presentar su oposición a la transferencia. Dicho plazo es de diez días a contar desde la última publicación. Los acreedores que impugnen la enajenación deberán reclamar al comprador (o al rematador o escribano que puedan intervenir) la retención del importe de su crédito y su depósito en cuenta bancaria especial.



4º Paso) Según prescribe el art. 5 el comprador, en caso de oposición de algún acreedor, deberá proceder al depósito del art. 4 y deberá mantenerlo por el término de veinte días para que los acreedores puedan obtener el embargo judicial. Si cumplido el término no se efectuó embargo alguno, el adquirente podrá retirar la suma depositada.

5º Paso) Una vez transcurrido el lapso de 10 días sin oposición o cumplido con las disposiciones legales en caso de haberla habido, el art. 7 autoriza a otorgar el documento de venta, estableciendo además la carga de su inscripción en el Registro Público de Comercio (en Cap. Fed. Inspección Gral. de Justicia s/ ley 22.315) para que tenga efecto contra terceros.

 

El art. 8 sin establecer un nuevo eslabón en la cadena de pasos necesarios para la transferencia de un fondo de comercio trae un requisito fundamental, cual es el de la necesidad de que el precio de la enajenación deba ser siempre por lo menos igual a la suma de la totalidad de los créditos adeudados por el vendedor (los reconocidos por éste y los que, sin estar reconocidos, sus titulares hayan presentado su oposición a la transferencia) salvo conformidad expresa de la totalidad de los acreedores.

El art. 10, por último, establece el procedimiento que requiere la venta en block a través de remate público, en el que el martillero deberá realizar un inventario previo. A continuación, remite a los arts. de la ley que ya han sido examinados, pudiéndose establecer una única diferencia: la carga impuesta al rematador de depositar la totalidad de lo obtenido en la subasta en caso de que haya oposición de los acreedores y fuese mayor el importe a retener que el producto total del remate, imponiéndosele como sanción (en caso de incumplimiento) la de quedar obligado solidariamente con el vendedor respecto de los acreedores por los créditos que no hubieran podido cobrar.

 

Crisis Economía

EL CAMINO DE LOS PRINCIPIOS


La crisis financiera que soporta el mundo ha provocado todo tipo de consideraciones y dio lugar a innúmeras opiniones sobre las bondades o maldades del llamado capitalismo. Pero algunos principios no deben abandonarse, y algunas verdades de a puño deben ser tenidas en cuenta siempre.<--!break-->



En el tramo final de la remake de la película Perfume de Mujer, el personaje de Al Pacino (el ciego coronel Slade) se presenta como defensor del Charlie Simms (Chris O Donell), el alumno del colegio Bird que sin proponérselo fue testigo de una travesura estudiantil. En el alegato magistral que formula, el Coronel Slade hace saber al comité de disciplina del colegio y a todos los alumnos y profesores asistentes que Charlie ha llegado a la encrucijada de su vida y que ha optado por tomar el camino correcto (que no es otro que el de callar quiénes fueron los autores del incidente), el camino de los principios, que dan temple y forjan el carácter. El Coronel recuerda que esa actitud de mantenerse fiel a sus principios pese a que el director de la escuela ( alguien aquí, no diré quién dice) había querido literalmente chantajearlo diciéndole que si no colaboraba no sería recomendado para continuar su carrera en Harvard, cosa que no podría lograr de otro modo dada su condición humilde. Y en una frase memorable Slade afirma que eso se llama integridad.

Efectivamente, el joven Charlie Simms mantenía sus principios y sacrificaba su futuro, pero prefería callar y no delatar a los culpables. Dice algo más el Coronel Slade, dice que él no sabe si Charlie hace bien en callar o no, lo cual parece contradictorio pero no lo es, porque el miedo no es zonzo y el futuro del chico está en manos del director de la escuela.

Todo este introito viene a cuento respecto de lo que está ocurriendo en las finanzas mundiales y que ha dado lugar a amplias controversias respecto del rol asumido por la Reserva Federal norteamericana en cuanto a salir a salvar a determinadas entidades para evitar males supuestamente mayores. A ello se suman también los intervencionismos europeos y japoneses, y de otras entidades centrales de países como China o la India.


Los entes financieros rectores del mundo globalizado han llegado también a la encrucijada de su vida. ¿Han optado por el camino de los principios, que es el más duro y el que forja el carácter?, ¿O más bien han preferido el camino fácil y laxo de salir a salvar entidades con dineros públicos haciéndose cargo de las pérdidas e intentando evitar la debacle?. Y finalmente, ¿lograrán evitar tal debacle?

No vamos a repetir aquí lo que todo el mundo sabe de las entidades, desde Merril Lynch hasta AIG, desde Lehman Brothers a Morgan Stanley, pasando por el HBOS de Gran Bretaña o el Lloyds TSB. O Fannie Mae, o Freddie Mac. No queremos agobiar con cifras a nuestros sufridos lectores, tampoco.

La realidad es que la impresionante inyección de fondos de parte de los bancos centrales para hacerse cargo de los malos créditos otorgados por firmas de primer nivel mundial por miles y miles de millones de dólares (se habla de un intervencionismo total de un billón de dólares sólo de parte de los EEUU) puede servir para postergar la situación límite, para suavizarla un poco en el tiempo, para evitar debacles políticas perentorias, pero no para corregir la esencia de lo que fue mal hecho. Viene a nuestra mente lo ocurrido en la década del 70, primero con forzada salida del patrón oro y luego con la galopante emisión de dólares para contrarrestar la escalada en el precio del petróleo en lugar de encarar seriamente la búsqueda de sustitutos generadores de energía.

También hay que decir que no se trata acá de si el capitalismo está en crisis o no, como suelen sostener curiosos detractores que defienden sistemas que, pese a su filiación comunista, tienen en sus carteras millonadas de títulos del Tesoro Norteamericano como reservas (caso China), o satanizadores del mundo occidental que si embargo depositan sus ahorros por millones en bancos suizos o norteamericanos y veranean en sofisticadas playas del mundo capitalista.

La curiosa mención irónica de la presidenta Cristina Kirchner respecto de que aquel Primer Mundo pretende darnos lecciones para luego derrumbarse estrepitosamente mientras nosotros estamos al parecer incólumes gracias al modelo de Kirchner, De Vido, Moreno, Ferrer y compañía, resulta absolutamente grotesca si al mismo tiempo observamos que a las apuradas unos días antes la misma señora presidenta salió a ofrecer el pago al contado de la vieja deuda con el llamado Club de París para precisamente insertarse en el mundo financiero y no quedar prendados como hasta ahora de nuestros amigos venezolanos a tasas exhorbitantes en dólares. El llamado riesgo país es precisamente una consecuencia de ello, entre otras cosas, ya que se trata de un cálculo basado en la sobretasa que paga la Argentina para financiarse.

La economía denominada real , es decir la no financiera, sufre el cimbronazo en los precios de las commodities , o de las propiedades, o de productos de diversa índole que ven disminuídas sus demandas por el encarecimiento del crédito, que retrae el consumo.

Los recursos para salvar empresas de la índole que fueren, provienen del Tesoro, de la emisión o del endeudamiento. Es decir que la comunidad en su conjunto, solidariamente, saldrá a pagar los malos negocios de los otros. O sea que en buen romance todos seremos un poco más pobres.

Salvando las distancias es lo mismo que ha ocurrido en la Argentina cuando la crisis de 2001. El Estado salió a corregir los dislates devuando la moneda, aplicando corralitos y corralones, pesificaciones asimétricas y demás yerbas que llevaron a la tumba a varios. Así se licuaron los pasivos del Estado, y se eliminaron las llamadas cuasi monedas, ayudados por los altos precios de las commodities entre otras cosas, pero generando un fenómeno de fuga de capitales, alta inflación y daños colaterales provocados por la desaparición de la confianza que ocasionaron la violación de todos los contratos y el default. La evidente falta de inversiones en estas playas, aún comparándonos con países Latinoamericanos no hace mucho postergadísimos, es la pegajosa muestra de lo que estamos diciendo.

Que los Estados salgan a cubrir las pérdidas de las empresas no es un concepto principista, evidentemente. Si no se participa en las ganancias (excepto por el cobro de impuestos) tampoco aparece como lógico que haya que hacerse cargo de los quebrantos. Pero esto, que es para nosotros una obviedad, parece ser ignorado en estas pampas, aunque no lo ignora en absoluto el pueblo norteamericano.

El miedo político a la proverbial hecatombe es un dato de la realidad. Y bancarse ciertas consecuencias no es fácil, no es el camino más sencillo, naturalmente.

Si todas las inversiones hechas en estos años en el mundo, y que supuestamente fueron generadas por los llamados apalancamientos siguen estando, su pérdida de valor no equivale a la destrucción, de manera que el concepto remanido del tsunami tampoco se ajusta a la realidad. Porque un fenómeno natural de esa envergadura todo lo destruye.

Ahora bien, los bancos centrales nacidos durante el siglo 20 tuvieron como función primordial el sostenimiento del valor de las monedas, lo cual implica salir a cubrir con fondos las corridas que pudieran producirse. Para ello es necesario tener fondos de reserva (por eso lo de Reserva Federal ). Pero, y centrándonos en el caso de los EEUU, la Reserva Federal se nutre de fondos provenientes de impuestos y también del endeudamiento (los Bonos del Tesoro) que masivamente se genera cuando la gente, movida por la desconfianza, prefiere vender acciones y deshacer posiciones para comprar los bonos del Estado norteamericano. De tal modo que los fondos para cubrir los malos créditos salen precisamente del endeudamiento, esencialmente. Dicho de otro modo, me endeudo para ayudar a quien hizo un mal negocio. Como fin altruista parece muy bueno, como negocio es pésimo.

Si pensamos que EEUU tiene hoy por hoy un déficit fiscal del orden de los 600.000 millones y ahora sale a bancarse un billón de dólares para salvar la ropa, es fácil colegir qué tan pronto volverá el eco de semejante operación. Tal vez la cuestión no llegue tan lejos si es que el simple anuncio detiene el pánico, pero no podemos obviamente asegurarlo.

Todo el mundo dice que si esto no se hace la situación será más critica todavía y podría generarse un cuadro tan grave como el del año 30. Creemos sinceramente que este punto está por verse.

Pese a que la crisis de las hipotecas tiene casi un año, en el último trimestre la economía real norteamericana creción más de un 3%. Los procesos de ajuste constituyen pérdidas básicamente para los tenedores de bonos de riesgo o los accionistas de las instituciones adquiridas o ayudadas por el Banco Central.

Las industrias no han dejado de funcionar en el mundo. Nadie a salido a destruir nada. Y si bien ha habido en el país del Norte un incremento de la desocupación, no parece dejar de ser un cuadro cíclico que hasta el momento no tiene la importancia que algunos pretenden atribuirle. Aunque naturalmente no es divertido que alguien se quede sin trabajo, todo depende de los mecanismos de reaseguro que pudieran aplicarse.

Los apalancamientos , es decir lo que acá llamábamos la bicicleta , forman parte del sistema financiero y no son evitables porque se suprima el capitalismo, porque las finanzas son universales y los países más cerrados se encuentran inmersos en la necesidad de contar con papel moneda reconocida como medio de pago. Esta es la realidad. A menos que retornemos a la economía de trueque, las finanzas seguirán gobernando el orbe, con gustos y disgustos.

Porque el punto según el cual este tipo de crisis significa el fin del capitalismo es también una curiosa simbiosis ideológico-mística. El capitalismo existe como tal en todos los países, cualesquiera fueran los regímenes que los rigen. Mientras exista una moneda de papel, existirán finanzas y bancos, se llamen de una u otra forma.

Tal vez resulte crudo decir las cosas como son: nadie que pueda especular para obtener una mejor ganancia dejará de hacerlo, tanto en el mundo capitalista como en el mundo comunista o socialista. Nadie venderá sus bienes en un momento inoportuno, a menos que se equivoque, nadie rifará su esfuerzo porque determinadas autoridades le pidan solidaridad (a criterio de otros, no de sí mismo). Es conocida la fama de China en cuanto a su dura idiosincracia negociadora. Es también conocido cómo actúan países de menor cuantía, como Cuba, en materia de turismo o del pago de sus deudas con Argentina, por ejempo. El capital no deja de ser capital porque esté en manos de Estados.

Afrontar la realidad de que al mundo lo mueven intereses y no sentimientos, siguiendo la máxima de Churchill, parece ser lo más acertado, pero también lo menos digerible para el espectro ideológico de tendencia intervencionista-estatista.

Aún en la peor de las situaciones recesivas la economía mundial no llegará a los niveles de desastre de los años 30, la solidez de la infraestructura, la división internacional del trabajo (hoy llamada globalización ) y la rapidez de las comunicaciones, sumado todo al prodigioso adelanto tecnológico, pueden significar que existan momentos difíciles, pero de ninguna manera tan críticos como los de otrora.

Y la socialización de las pérdidas puede constituir también una forma de atender las dificultades, por supuesto.

Pero no deja de ser una cuestión moral hacer cargo a los otros de los errores propios. Y tanto en una situación como en la otra, si quienes pierden no son los directamente involucrados por haber tomado decisiones equivocadas, entonces estamos en presencia de víctimas inocentes.

Volvemos entonces al mundo de los principios: quien deba hacerse cargo de sus errores, que se haga cargo. Y quien por la razón que fuere no participó de esas decisiones, que no se vea involucrado en ellas. Pero si indirectamente todos sufrimos por lo que ocurre, que al menos no sea porque nos obligan a hacernos parte de la paga.

¿Es que acaso cuando los gobiernos, (de EEUU o de Europa o de donde sea), deciden intervenir y socializar las pérdidas no están haciendo cargo en el mundo entero a gentes de clases menos adineradas o incluso indigentes de los males?. ¿Por qué, si esto es así, sin embargo ciertos sectores calificados a sí mismos como de progresistas se alegran de ello si deberían sentir piedad por las víctimas?. Porque cuando el Estado sale a cubrir las pérdidas de los poderosos recurre a los dineros de toda la población, perjudicando de tal modo a los menos favorecidos, ¿o no?.

¿Y cuál sería entonces, la forma en el que el mundo evitaría que ocurran ciertas situaciones como la planteada? ¿Volver al trueque?, ¿otorgar a los funcionarios la panacea de las soluciones que según tantos no tiene el mercado?

En la encrucijada de su vida, el mundo desarrollado ha optado a nuestro juicio por el camino más fácil y laxo, que obviamente no es el de los principios. Las consecuencias de ello llegarán más temprano que tarde, quieras que no.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 20 de setiembre de 2008

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Aldo Ferrer

En declaraciones radiales el Dr. Aldo Ferrer ha dado su visión sobre determinados puntos de la actividad económica que entendemos merecen ser clarificados debidamente.


En declaraciones a Radio América de Buenos Aires, el Dr. Aldo Ferrer (ex ministro de economía del país a comienzos de los años 70 y actual allegado al gobierno de la Dra. Cristina Kirchner) que consideramos cuando menos discutibles. Por eso es que nos proponemos dar nuestro punto de vista contradiciendo abiertamente el enfoque del citado profesional.

En primer lugar, consultado sobre la situación planteada en el INDEC, de todos conocida, afirmó que se trata de una cuestión administrativa y que el problema real no es el INDEC sino la inflación. Cuesta entender este razonamiento, aún en el caso del Dr. Ferrer, porque es evidente que el problema que genera la consuetudinaria y persistente deformación de las estadísticas de precios ocasiona perjuicios a, por ejemplo, los tenedores de bonos ajustados por CER, con lo cual se defaultea de manera recurrente deuda pública y se incrementa el riesgo país. Es decir el cálculo matemático de la tasa de interés por encima de la referencia internacional que es la tasa del tesoro norteamericano.

En segundo lugar, afirmó que los precios están subiendo más de lo conveniente . Es decir que según podemos colegir hay un incremento de precios que sí resulta razonable. Digamos aquel famoso un poquito de inflación del que hablaba el Dr. Alfonsín. Cabe recordar que la inflación es una estafa a los tenedores de billetes de curso legal, cuya desvalorización constituye una quita a su tenencia de dinero, provocada por la política monetaria del Banco Central. Avalar ese poquito de inflación , que de eso se trata, significa afectar antes que a nadie a los sectores de ingresos fijos, y entre ellos a quienes ganan menos en primer lugar.


El tercer aspecto que abordó fue el del tipo de cambio. Para el Dr. Ferrer el valor de la divisa norteamericana está muy bajo, siendo necesario practicar una nueva devaluación de entre el 20 y el 30% a fin de mantener un dólar desarrollista . Es decir, a fin de mantener una competitividad falaz a través de un artilugio monetario, siendo que precisamente es por tal motivo que se ha desatado la inflación existente. Así, este profesional insiste en la viejísima receta de corregir las ineficiencias del sistema mediante una baja de los ingresos en dólares de la población, en lugar de recurrir a correcciones en la administración nacional, provincial y municipal con el objeto de hacerlas eficientes y posibilitar una baja de la carga tributaria y administrativa a cargo de empresas y particulares, cada día más agobiados para poder cumplir con la maraña burocrática de obligaciones de todo tipo provenientes especialmente de los organismos encargados de la recaudación tributaria.

Otra notable referencia que hizo el Dr. Ferrer, está vinculada al crecimiento alcanzado en estos años. En este aspecto afirmó que tal crecimiento se logró con recursos propios , olvidando que la infraestructura existente a comienzos de 2002 y que había quedado en su mayoría ociosa producto de la crisis, se gestó entre otras cosas gracias al endeudamiento externo que recrudeció en los años 90 y que finalmente fue defaulteado . En efecto: entre el monto de la quita de la deuda externa del año 2005, y los llamados holdouts (los acreedores que no aceptaron la quita) estamos en una cifra cercana a los 100.000 millones de dólares que no fueron pagados pero que se utilizaron para solventar operaciones de inversión o de gasto dentro del país. Es decir que al menos semejante cifra que contribuyó al desarrollo de infraestructura y mejoramiento en general de los servicios, nunca se pagó, lo cual constituye una apropiación, y no un recurso propio.

Corresponde recordar aquí la afirmación del Sr. Ignacio de Mendiguren al periodista José Eliaschev por radio Nacional en el año 2001, cuando afirmara que nunca antes la industria nacional había estado tan tecnificada, tan modernizada. De Mendiguren se lamentaba en ese reportaje con Eliaschev de que el tipo de cambio fuera bajo, al tiempo que ponderaba la mejora tecnológica alcanzada. Una curiosa simbiosis de amor y odio, por decirlo así, al modelo del Dr. Cavallo.


Actualmente el Estado nacional está recurriendo a fondos del Anses con el objeto de fortalecer las finanzas, lo cual fue considerado positivo por el Dr. Ferrer en tanto y en cuanto el destino de los fondos fuera la atención de obra pública o la ayuda a empresas para que mejoren su producción . Pero resulta que los dineros que superavitariamente maneja la Anses, son los que una y otra vez son retaceados a los jubilados, hasta el punto de estar discutiendo un ajuste para el mes de marzo próximos, lo cual resulta una verdadera enormidad, si se tiene en cuenta el achatamiento del pirámide de ingresos de la clase pasiva a partir de los sucesivos ajustes de los mínimos mientras los montos superiores a $ 1.000 se mantenían constantes a lo largo de 14 años. Ello aparte de la tasa de inflación en la que nos encontramos inmersos, que vuelve hasta impiadosas las demoras en ajustar tales valores.

A todo esto, la verdadera rapiña que implican los sistemas de retención y percepción de impuestos elaborados por los organismos encargados de la recaudación, y que afectan a prácticamente toda la comunidad, también terminan siendo considerados recursos propios pese a que todos sabemos de la infinidad de casos en los que nos aparecen débitos en cuentas bancarias o retenciones y percepciones de todo tipo en las cobranzas por ventas de todo tipo de productos con porcentajes determinados desde páginas de Internet y según los criterios de los funcionarios, entre tantísimas otras variantes recaudatorias absolutamente ilegítimas.

El profesional no dejó de hacer sus conocidas referencias políticas atacando a la derecha que supuestamente está agazapada para copar el escenario político y a los errores de apreciación de conocidos economistas que no observaron que antes era necesario un enorme endeudamiento y ahora esto no es preciso debido a que contamos con recursos genuinos. Ni una palabra de los 100.000 millones de dólares del proverbial pelito al campo . Ni una palabra tampoco del creciente endeudamiento publico al que se recurre mediante emisión de Lebacs y Nobacs, o los Boden colocados en Venezuela a tasas ridículamente altas.

La verdad es que más allá de quiénes tengan razón o no, va siendo hora de que en la Argentina los profesionales se sienten a debatir académicamente y con cifras, y no con discursos de ocasión donde verdaderas calamidades como lo que ocurre con el INDEC sean tratadas con semejante grado de liviandad. Y también dejando de lado esta vieja obsesión por intentar descalificar a los otros en lugar de dedicarse a ponderar con cifras, con datos y con genuinos argumentos, la realidad positiva que quienes así se expresan parecen ver con una claridad meridiana.

Bien, para terminar diremos que el Dr. Ferrer también manifestó su impresión de que el dólar podría dispararse hacia abajo lo cual a su juicio debe ser evitado a toda costa. Y como sabemos la forma de evitarlo es emitir moneda para comprar excedentes, es decir, de seguir creando inflación.

La conclusión es que estamos fenómeno, que estaremos mejor si devaluamos, y que la inflación la pararemos con controles de precios y dibujos en el INDEC. Si esto es así, y no parece ser otra cosa, el criterio académico ha sido definitivamente abandonado por ciertos profesionales allegados al poder actual, como el caso que comentamos.

Buenos Aires, 11 de setiembre de 2008

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Aerolíneas y el Club de Paris

Las decisiones tomadas en materia de pago al contado de la deuda con el llamado Club de París, lo mismo que la estatización de las compañías Aerolíneas Argentinas-Austral constituyen decisiones políticas por varias razones que analizamos someramente en este trabajo.


Tanto un caso como el otro venían dando vueltas desde hace tiempo. Muchas veces nos hemos referido a la necesidad de negociar con el Club de París como una manera de intentar insertarse en el consenso internacional de naciones. También dijimos que era necesario (y así pensamos que ocurriría también muchas veces) arreglar las cuentas con los holdouts, por cuanto nos pareció siempre que una cosa sin la otra constituía una especie de renguera que no solucionaba el problema de fondo.


La presidenta resolvió, de momento, tomar el toro por las astas y cancelar la deuda con el Club de París utilizando para ello parte de las reservas del Banco Central. Es decir, algo similar a lo que hizo Néstor Kirchner con la deuda con el FMI en su momento.

La medida resultó inconsulta y sorpresiva. Tal como parece ser están acostumbrados los Kirchner, las decisiones se discuten en la alcoba, en el Calafate o donde fuere entre cuatro o cinco allegados (lo que Balbín llamaba el microclima ) y colorín colorado. Ni los ministros, ni el presidente del Central, ni los conocidos economistas oficialistas, tuvieron voz o voto. Acá las cosas se deciden al mejor estilo de Carlos V, tan sólo por citar un rey de características omnipresentes y omnisapientes.

A partir del anuncio, las voces más variadas se hicieron escuchar. Muchas a favor, otras en contra. La realidad es que se tomó una decisión política: cancelar la deuda de un saque para que no haya intervención del FMI auditando y fijando condiciones. Y se hizo con reservas y no con fondos del Tesoro porque seguramente éstos, de existir, tendrán otros destinos. Muchos agregaron que tal vez así se abría la puerta a la financiación del tren bala . No sería extraño. Nada es extraño en la Argentina kirchnerista. O todo lo es.


Pero lo cierto es que, lo mismo que ocurriera con la cancelación de la deuda con el FMI, la sensación que deja este tipo de decisiones en los mercados es la de que el gobierno argentino pretende evitar que se lo audite. Teniendo en cuenta entra tantísimas otras cosas el falseamiento consuetudinario de las estadísticas que llevan a cabo las autoridades del INDEC de la mano del Secretario de Comercio, tal razonamiento tiene más vigencia que nunca. En consecuencia por un lado el país hace una pésima operación financiera pagando al contado lo que podría pagar en cuotas a una tasa de interés del 4 o el 5% (contra el 15,4% que se le pagó a Venezuela), y por otro lado se produce un efecto inverso al deseado.

Ello aparte de la utilización de las reservas, que deja desguarnecido el flanco del tipo de cambio de modo que si se produjera una corrida de proporciones, el billete verde superaría largamente los $ 4.- por unidad.

El otro aspecto que mencionamos al comienzo es el de la estatización de Aerolíneas-Austral (en adelante diremos Aerolíneas). Por un lado se han hecho declaraciones de todo tipo en favor de tal estatización, incluso denuncias públicas de vaciamiento que lógicamente deberán ser probadas y hasta el momento no han indicios de que ello vaya a ocurrir. Por otro lado, del proyecto original enviado al Congreso en el que se hablaba de una posible nueva privatización nada queda. Ahora Aerolíneas será del Estado y está prohibido directamente volver a privatizarla. La pregunta obvia que surge es ¿por qué?. ¿Por qué razón alguien se fuerza por impedir que un producto o servicio de características comerciales no pase jamás a manos privadas?. Quien prohíbe algo debería explicar claramente por qué lo hace. Pero no hay una explicación plausible. En absoluto. El argumento de las rutas no rentables y todo lo demás no es suficiente para explicar el por qué de la prohibición, de ninguna manera.

En el medio ha quedado el acta acuerdo firmada por el funcionario Jaime con la empresa Marsans que habla de una valuación de la empresa por el método de los fondos descontados, que es lo que correspondería hacer. Acta y método que seguramente la empresa española reclamará. Pero, una vez más nos preguntamos para qué.

Para poder determinar el valor de una empresa es necesario analizar el contexto en el cual funciona. Y el contexto acá lo determina el Estado argentino. Es el que autoriza rutas, tarifas, subsidios, frecuencias. Es el que dice si alguien está vaciando o no a la empresa. Es el que supuestamente asignará valor sin discusión posible a los activos. ¿Y cuáles son los activos?. Seguramente no los aviones que hace años que no vuelan y que están decididamente obsoletos. No. Los activos son las rutas, la marca, la facilidad de volar y fijar tarifas, el monopolio del cabotaje...O casi.

De manera que acá también tenemos una decisión política. Volver la empresa aerocomercial al Estado porque eso es lo que se desea hacer y se supone, tal vez, que es lo que la gente quiere. Y posiblemente sea así. Si tomamos en cuenta las experiencias de Aerolíneas en manos privadas observamos que no han sido buenas. Más bien fueron malas o pésimas. Pero también es cierto que el contexto general era pésimo a su vez. Tarifas congeladas, precios ascendentes de los combustibles, obligación de volar a destinos no rentables con aviones de gran porte, etc. ¿Todo eso seguirá siendo así una vez que se determine el precio y suponiendo que Marsans lo acepte y no recurra al CIADI?.

En los viejos tiempos Aerolíneas era un virtual monopoiio que fijaba tarifas y autorizaba o no a otras empresas a volar rutas de cabotaje con aviones de gran o mediano porte, pero con las tarifas fijadas por Aerolíneas. Y los llamados Charters estaban prohibidos. ¿Volveremos a eso?

La sensación que nos queda es que tanto en un caso como en el otro se ha obrado precipitadamente, intentando lograr un golpe de efecto, menospreciando el interés económico o financiero en aras de un interés político. Dijimos por qué pensamos eso. Ya estamos viendo las consecuencias del pago al Club de París, que no son para nada las esperadas por los optimistas. ¿Pronto veremos los mismos resultados con Aerolíneas, más allá de aque ahora misteriosamente los gremios afectados han decidido volar e intentan hacerlo a horario en todos los casos pese a la falta de aviones, al mal mantenimiento y a la mala paga?.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 4 de setiembre de 2008

ESTUDIO

HÉCTOR BLAS TRILLO

CONTADORES PÚBLICOS

ECONOMÍA Y TRIBUTACIÓN

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Un cambio en los términos de intercambio

Si analizamos la actualidad, veremos como se ha revertido la idea plasmada por Prebisch en los años cincuenta. Es que los precios de las materias primas han venido aumentando y los precios de los productos industriales, al contrario, han mostrado un deterioro. Ahora veremos el porque de esta nueva realidad.



Esta realidad, inesperada para muchos, ha venido desarrollándose desde comienzos del año 2003, aproximadamente. Al comienzo, como todo nuevo proceso, nadie le dio importancia, pero con el pasar del tiempo, encontramos distintas opiniones.

Así, a quienes, siendo escépticos, afirman que solo es un proceso pasajero, que va a volver la misma relación de los términos de intercambio cuando menos lo esperemos. Al contrario, otros se muestran en la vereda del frente, en el lado opuesto, afirmando que esto ha venido para quedarse, que es un cambio de paradigma como tantos otros y que perdurará en el tiempo. La realidad no la sabemos, solo el tiempo va a dar su veredicto en el futuro.

Brevemente, vemos que la relación de los términos de intercambio, expresada por Prebisch, nos dice que, estos, se determinan por las variaciones de la estructura de precios de las exportaciones y de las importaciones. En sí, podemos decir que es una expresión utilizada en el comercio internacional para referirse a la evolución del valor de los productos exportados de los países, calculado según el valor de los productos que importa, a lo largo de un período de tiempo determinada.



En este caso, comúnmente se ha hablado de deterioro de los términos de intercambio, cuando el valor de los productos que son exportados tiende a disminuir comparando a los productos que son importados. Siendo esta, la relación que primo sobre el planeta desde su creación, década del cincuenta, hasta la culminación del paradigma neoliberal de los noventa.

Pero, desde la implosión de los chinos en el mercado internacional, desde que decidieron salir a comprar todo tipo de alimentos, sobre todo soja, los precios de las materias primas dieron un vuelco inevitable (¿irreversible?) en el mundo. Es que el precio lanzo elevadísimas perspectivas a largo plazo, beneficiando a varios países por los aumentos de la entradas de divisas.

Este cambio, que se cree que seguirá por lo menos hasta el año 2017, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), tiene repercusiones benefactoras para la mayoría de los países de América Latina. Pues, por primera vez, los precios de los productos exportados por estos países van en continuo aumento, mientras que los precios de los bienes industriales están bajando constantemente.



Así, vemos que el deterioro de los términos de intercambio, que clásicamente perjudicaban al grueso del continente americano, ha pasado ahora a perjudicar a los países productores de bienes industriales. Pues, con los precios de sus productos en disminución o estancados, se ven perjudicados. En cambio, ahora las naciones productoras de bienes relacionados con la extracción de recursos naturales, se han beneficiado sobremanera.

Posiblemente, esta sea la oportunidad, pues pueden acaparar la cantidad de reservas necesarias para dar el giro imperioso que modifique la estructura de las economías menos desarrolladas relacionadas con la exportación de materias primas. Igual, deberán modificar otros aspectos relevantes, como los mencionados en las estrategias para salir del subdesarrollo.

Así, los único que me queda por preguntar es ¿es esta una verdadera oportunidad o solo será un tiempo de vacas gordas para el subdesarrollo? La respuesta la sabremos, creemos, que con el solo pasar de los años. A esperar. Pero, la luz al final del camino, si bien es tenue, existe.

Situación Norteamericana

Pretendemos en este trabajo hacer una breve reseña de la situación norteamericana, tras la crisis de las hipotecas que parece no terminar nunca y ante las inminentes elecciones presidenciales de noviembre.


Cuando se habla de EEUU suelen despertarse todo tipo de apasionamientos, de los cuales prácticamente nadie en el mundo está libre, excepto, tal vez, los propios norteamericanos. Sabiendo como sabemos que así son las cosas, intentaremos este breve análisis de la situación económica del coloso del Norte.


Según los datos dados a conocer, en el segundo trimestre del corriente año la economía de ese país creció un 3,3%, ello pese a los problemas financieros de todos conocidos, y también a pesar de los temores (y las afirmaciones de encumbrados dirigentes) de una recesión poco menos que inevitable y profunda. Cabe tener presentes los presagios sobre una depresión similar o aún mayor a la de 1929.

No se trata de que no haya problemas y gravísimos. Los datos son por demás elocuentes. En materia de nuevas viviendas, por efecto de la crisis inmobiliaria, hubo una caída en la construcción de nuevas unidades de casi el 16%, esto es algo más de medio punto del PBI. También hay recesión en el sector automotor, es decir en la llamada industria de industrias , que aunque en un rango menor que el inmobiliario, no deja de ser un problema de gran magnitud.

La fortaleza de la economía norteamericana supera con contundencia draconiana las falencias, que no han sido pocas en estos años.


Las ventas crecieron un 4,8%, (a tal punto que el incremento de la demanda debió ser satisfecho con existencias previas), hasta en un punto y medio del PBI.

Podemos observar que por ejemplo el sector externo, es decir las exportaciones, han crecido en conjunto más de un 13%, mientras que las importaciones por su parte han caído. En conjunto el sector externo explica 3 puntos del PBI del efecto expansivo. Naturalmente que juega en ello la pérdida de valor del dólar, que produce un encarecimiento de las importaciones y una merma en el valor de las exportaciones, en parte cubierto por la suba de precios en dólares, justamente como consecuencia de la devaluación de la moneda entre otras cosas.

El consumo privado creció un 1,7% y el gasto público lo hizo un 3,9%.

Si comparamos la situación norteamericana con la Europa de la zona euro y el Japón, podemos observar algunos contrastes llamativos: El Reino Unido quedó estancado en su crecimiento en tanto que la Europa del euro en su conjunto cayó un 0,8%. mientras que el Imperio del Sol Naciente caía un 2,4%

En el último año EEUU creció un 2,2% contra el 1,% de la eurozona, el 1,4% de Gran Bretaña y el 1% de Japón.

Por supuesto que todavía está por verse cómo sigue la película. Porque el fantasma recesivo no ha desaparecido ni mucho menos. La cantidad de medidas tomadas por el gobierno norteamericano para apuntalar el sistema financiero y estimular el consumo también habrá de tener sus consecuencias. Si los países europeos se contraen, sus compras a EEUU caerán también, mientras que el paquete fiscal destinado a incrementar el consumo ya cumplió su ciclo, por así decirlo.

La FED por su parte parece dispuesta a incrementar las tasas de interés, que como se sabe han venido cayendo hasta alcanzar niveles ridículos por lo marcadamente negativos respecto de la inflación. Si esto ocurre contribuirá a la revalorización de la divisa, pero al mismo tiempo opera como un freno a la actividad externa en su sesgo más favorable, que es, sin dudas, la tendencia a disminuir el déficit de la balanza comercial. Pero, claro, las bajas tasas han colaborado con la devaluación y con la inflación, afectando al bolsillo de los norteamericanos hasta un punto en el que parece imprescindible dar marcha atrás.

La situación de la banca ha mostrado largamente las complicaciones a que se ha llegado por la vía de los malos negocios. Tampoco resulta tan fácil hoy por hoy acceder al crédito. Es decir que para nada está claro el panorama y esto lo recalcamos una vez más.

Pero no queremos dejar de hacer algunas consideraciones acerca del comienzo de la crisis. La llamada crisis de las hipotecas tuvo su origen en que la generación de créditos garantizados por títulos hipotecarios produjo un incremento en el valor de las propiedades dando lugar a que los deudores hipotecarios generaran una cadena de financiamiento hasta llegar a un punto en el que comenzaron a tener dificultades con el pago de sus deudas. Así las cosas, los títulos hipotecarios iniciaron el derrumbe, las propiedades comenzaron a perder valor y el fuerte cimbronazo descolocó a las entidades financieras tenedoras de los títulos, que debieron soportar grandes pérdidas.

Esto es lo que se dio en llamar también la gran burbuja, que fue vista en general como un elemento profundamente negativo y que ahora da lugar a las consecuencias en el sector afectado, corriéndose luego a otros sectores, como el automotor, según se ha dicho.

Es rigurosamente cierto que llevar adelante una burbuja puede provocar finalmente un estallido. Pero también es digno de observarse que mientras tal burbuja se generaba, creció de manera llamativa la demanda de bienes y servicios vinculados con el sector de la construcción. Materiales, mano de obra, artefactos electrodomésticos y demás mejoraron sus números de manera notable. Y lo hecho, hecho está.

Con esto queremos decir, ni más ni menos, que más allá del tendal que pudiera dejar la burbuja, también es cierto que ha dejado durante el tiempo que duró una grata secuela de producción y trabajo. Ahora hay que analizar qué pasa con los valores de las propiedades, cuya baja parece ser bastante más moderada que lo esperado, máxime teniendo en cuenta la pérdida de valor del dólar que venimos comentando.

Como no faltaron quienes denominaron lo ocurrido como una crisis del capitalismo corresponde aclarar que la operatoria del mercado siempre tiene topes y pisos que deben ser justipreciados. Cuando ocurre que se llega a la cima, nadie quiere deshacer posiciones hasta que, finalmente, alguno comienza a hacerlo, produciéndose la caída hasta llegar a la sima, justamente. Para posteriormente resurgir de ella.

La pujanza de la economía norteamericana tiene que ver con el sistema jurídico político en el que se desarrolla. La esencia del sistema está muy por encima de estrategias ocasionales, e incluso del intervencionismo, cuyo efecto es corto y limitado. Y por lo general acarrea efectos no deseados muchas veces en mayor medida que sus supuestas virtudes.

Entendemos que es por estas razones que, pese a todos los augurios, y pese a que aún no se han disipado ni mucho menos los nubarrones, EEUU sigue su curso ascendente incluso respecto de las principales economías del mundo, es decir el G7.

La elección presidencial que se avecina, habrá de marcar la impronta de cómo será el futuro cercano. Demócratas y republicanos, más allá de la campaña y de las chicanas políticas naturales y obvias, deberán intentar fortalecer el frente externo y la moneda. Deberán combatir rápidamente el pavoroso déficit fiscal que soportan entre otras cosas por el enorme gasto bélico.

Sin embargo, no es posible hoy por hoy descuidar la cuestión del terrorismo abandonando a la buena de Dios la tarea que han iniciado en conjunto para combatir, o al menos poner a raya, a los enemigos del sistema. Se han cometido a nuestro juicio muchos errores que tal vez podrían haberse evitado. Y decimos esto desde nuestra modestísima posición de Contadores Públicos que además estamos muy lejos. Pero el peor de los errores que puede cometerse es el de la inacción, el de la concesión. Porque tanto una cosa como la otra implica una derrota segura. Y esa derrota sí que puede hacer caer a niveles insospechados a la economía norteamericana. No hay que olvidarse que para ciertas culturas EEUU es directamente un ente demoníaco que debe ser destruido como sea, por lo cual cualquier intento de pacificar las aguas debe ser medido dentro del ámbito en que corresponde que se haga.

Si bien el tema es realmente álgido y meternos en él puede no ser lo más acertado, hemos oído comentarios lanzados con bastante ligereza sobre el rumbo a seguir. Insistimos en que no somos quiénes para dar lecciones a nadie. Pero si el pueblo norteamericano sufriera hoy un atentado de características similares al del año 2001, (o aún de muchísimo menor proporción) el daño económico sería enorme.

Entonces, y para concluir, es ahí donde vemos el peligro más serio para el futuro inmediato. Demócratas o republicanos deberían tener elaborada una estrategia seria y con verdaderas posibilidades de éxito. Ello, claro está, más allá de cualquier otra cuestión.

No avanzamos aquí sobre la política exterior norteamericana, ni la pasada ni la presente. No es nuestro tema.Pero debemos recordar que los atentados de 2001 llevaron varios años de gestación, mientras la política norteamericana miraba hacia otro lado. Entendemos que el pueblo elector aprendió la lección y se volcará hacia el candidato que mejor garantice el camino a seguir. No se trata de uno u otro. No hay que dejar de recordar que a comienzos de los años 60 la escalada en Vietnam tuvo la impronta de un gobierno demócrata, al que siguió uno republicano.

Como lo que ocurre en el país del Norte nos afecta a todos, y lo hace en nuestra vida económica y financiera también, es imprescindible analizar estos aspectos, que son, insistimos, los fundamentales. De ellos depende la fortaleza futura de la economía norteamericana, no de las hipotecas ni de los automóviles ni del tipo de cambio. Estas cuestiones podrán tener sus efectos en lo inmediato, en los próximos meses, ahora. Pero no hacia el futuro. El futuro está en la defensa del sistema jurídico y político al que nos referimos más arriba.

HÉCTOR BLAS TRILLO

Buenos Aires, 31 de agosto de 2008

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