El Ágora
EL CEPO IDEOLÓGICO DE LO POLÍTICAMENTE CORRECTO
La situación política y económica que se presenta en la Argentina tras la repentina muerte de Néstor Kirchner debe ser analizada, a nuestro juicio, tomando en cuenta las opciones posibles dentro del planteo que ofrecen las distintas fracciones del espectro ideológico. Es decir, no solamente se trata de intentar definir qué ocurre dentro del grupo gobernante ante la desaparición física del líder y conductor, sino que además tenemos que ver qué otras alternativas tenemos disponibles.
Pues bien, en nuestra opinión no vemos variantes posibles en cuanto al esquema ideológico predominante, aunque sí es posible un mayor grado de institucionalización, lo cual sería fundamental.
Trataremos de analizar someramente lo que adelantamos en estas líneas previas.
EL SINDICALISMO
El sindicalismo se mueve desde hace varias décadas dentro del régimen de sindicato único por rama de actividad, con obra social propia, personería gremial y aportes compulsivos de los trabajadores que los empleadores están en obligación de retener del sueldo y depositar. La evidente coacción que implica este accionar contribuye a la conformación de las cajas de todos conocidas y que son la verdadera y primordial causa de que el sindicalismo en la Argentina sea una especie de casta al frente de la cual se ubican dirigentes de por vida, que se enriquecen y conforman el núcleo duro con el cual deben negociar de la mejor manera que puedan los gobernantes.
EL EMPRESARIADO
En el orden empresario, las cámaras ad hoc se constituyen con el ánimo de defender intereses sectoriales, lo cual significa en realidad buscar apoyos y contactos para establecer privilegios de sector. Tanto sea por quitas impositivas, créditos blandos, protección arancelaria, etc
EL SISTEMA FINANCIERO Y BANCARIO
Los bancos oficiales constituyen la prenda de valor de los distintos gobiernos, al disponer éstos últimos la distribución de créditos subsidiados a determinados sectores, que en general están relacionados con las cámaras empresarias citadas y que son las que bregan para obtener tales ventajas financieras. Los bancos privados, por su parte, se montan en el sistema y adquieren títulos públicos, que tienen un rendimiento muy alto, de modo de mostrar buenos resultados con la premisa obvia de mantener en sus activos los títulos referidos.
EL TIPO DE CAMBIO COMPETITIVO
Está de moda la idea de mantener un tipo de cambio alto, lo cual implica emitir dinero para adquirir excedentes de divisas y encima hacerlo a un precio superior al de mercado. De esta forma se crea la ficción de una competitividad que por la propia definición del modelo (tipo de cambio competitivo) indica que no existe.
LOS IMPUESTOS A LAS EXPORTACIONES
Son impuestos que pueden aplicarse justamente porque existe un tipo de cambio alto,aunque también puede darse por el alto valor de los productos exportados en el mercado internacional. Aquella porción que responda al concepto de tipo de cambio alto, es por definición absolutamente inflacionaria, ya que proviene de la emisión de moneda excedente para adquirir dólares caros.
EL SISTEMA DE PRECIOS
La idea predominante es que los precios deben ser legales entendiendo por tal cosa la determinación del Estado de fijarlos o, cuando menos, acordarlos. Este tipo de intentos ha servido desde siempre para calmar los ánimos de los consumidores que se encuentran con las ingratas nuevas cada vez que concurren al supermercado. Pero lo cierto es que la propia dinámica de la emisión inflacionaria provoca la inflación. En otras palabras, los productos son una parte de la transacción, la otra es la moneda que se usa para el pago. Si ésta última no sostiene su valor, es inútil esperar una estabilidad de precios.
LOS SALARIOS Y LOS SALARIOS MÍNIMOS
El sistema salarial tiene varias facetas en la Argentina. Desde aquello de igual remuneración por igual tarea resulta inaplicable en la práctica porque las zonas del país son sustancialmente diferentes y no es lo mismo trabajar en La Quiaca que en Avellaneda o en Tierra del Fuego. Pero también la fijación de remuneraciones mínimas puede resultar generadora de desocupación o mercado negro en la medida en que no esté en equilibrio la oferta y la demanda de empleo. Si es muy alta la desocupación, el salario tiende a bajar, y si el Estado intenta impedirlo por ley, aparece o se incrementa el empleo en negro. Y pese a que la Constitución establece este principio de igualdad, el mismo es legalmente violado de diversas formas, por ejemplo en los regímenes promocionales de Tierra del Fuego.
LOS APORTES Y CONTRIBUCIONES SALARIALES
Es una constante histórica la gravosidad laboral. La cantidad de aportes y contribuciones que se aplican a los salarios provocan una diferencia enorme entre el costo para el empresario de cada empleado y el salario de bolsillo de éste último. Ello genera empleo en negro y empleados contratados especialmente en el Estado, de modo de evitar de algún modo tal gravosidad.
LOS MÁRGENES DE UTILIDAD
Desde las usinas de los distintos gobiernos se recuerda recurrentemente que tal o cual empresa o grupo empresario está ganando mucho . Así las cosas, algunos gobernantes intentan bajar el margen de utilidad del sector o sectores involucrados. Si lo logran, la baja de los precios subsecuente produce un incremento de la demanda, provocando desabastecimiento. Éste debería desaparecer con nuevas inversiones, pero éstas no ocurren porque precisamente la intervención estatal en los márgenes de utilidad desalienta tales inversiones. Nadie invierte si además de los riesgos naturales del mercado su negocio pasa a depender de la voluntad de los funcionarios de turno.
EMPRESAS GRANDES VS. PYMES
La recurrente idea de que hay que favorecer a las PYMES porque éstas generan trabajo encierra la falacia de no analizar los costos de tener múltiples administraciones para cada producto que se produce en lugar de tener dos o tres. En efecto, 50 PYMES fabricantes de zapatos es posible que den más trabajo a más gente, pero ello es así porque requieren 50 administraciones. De tal modo, los precios tienden a no ser competitivos en el mercado internacional porque para lograr tal competitividad se requiere producción a escala. Además, esta clase de política conduce al achicamiento empresario, porque de esa manera se consiguen ventajas impositivas y crediticias. Y tales ventajas impositivas y crediticias, constituyen a su vez todavía un mayor costo para el país y una menor competitividad, ya que otros sectores deberán hacerse cargo de la diferencia.
LAS IMPORTACIONES
Otra creencia generalizada es que es necesario limitar importaciones y favorecer la producción nacional. La producción nacional se genera por sí sola y no necesariamente porque se prohíban las importaciones. Ello puede verse históricamente en innumerables rubros. Por otro lado, los clásicos fuertes de la producción argentina (en general la actiividad agropecuaria y petrolera, inlcuso pesquera) carecen absolutamente de competencia exterior.
La apertura de importaciones favorece la competencia y baja los precios, mientras el cierre logra el efecto inverso. Aparte de afectar la calidad, ya que al no existir competencia no hace falta mejorarla.
Esto viene ocurriendo con intermitencias desde hace muchos años. Suele confundirse, además, apertura económica con apertura económica con control cambiario, que es una cosa diferente. El control cambiario (por ejemplo la llamada convertibilidad) hace que cualquiera pueda importar la cantidad que desee comprando los dólares al mismo precio. Ello no ocurre cuando el mercado funciona realmente, porque el aumento de la demanda de divisas hace que éstas suban de precio y hay un momento en que ya no conviene comprar.
LAS EXPORTACIONES
Mientras por un lado se intenta favorecer las exportaciones con devoluciones o exenciones impositivas, por el otro se aplican masivas retenciones (impuestos) a aquellas que son más rentables. De tal manera se perjudica a los sectores que resultan eficientes y se favorece a los que no lo son. Así se deteriora la calidad y la competitividad del país. Esto se hace generalmente con el argumento de dar trabajo porque se sostiene que la industria da más trabajo que el campo, cuando en realidad hoy por hoy lo que más gente ocupa son los servicios.
EL SISTEMA TRIBUTARIO
Las enormes distorsiones del sistema tributario se han incrementado notablemente en los últimos años. Desde la abolición del secreto bancario y fiscal, pasando por la creación de una inusitada cantidad de regímenes de información que constituyen una verdadera carga pública que corre por cuenta y riesgo de los contribuyentes.
Al mismo tiempo, se han multiplicado diversos regímenes de retención y percepción de impuestos, nacionales y provinciales, a cargo de instituciones financieras y también de los propios clientes. En muchos casos estos sistemas no tienen en cuenta la capacidad contributiva ni la territorialidad, generando enormes saldos a favor de los contribuyentes que resultan, de difícil o imposible recuperación, la cual, si se logra, se obtiene a valores absolutamente devaluados y sin intereses.
PROGRESIVIDAD E IMPUESTOS A LOS ACTIVOS
Otros aspecto que afecta enormemente las inversiones es la progresividad de los impuestos a las ganancias para personas físicas y sucesiones indivisas. El incremento de tasas según crece el valor absoluto de las ganancias, desalienta el éxito y es evidentemente contrario al principio de igualdad ante la ley.
Los impuestos a las ganancias son siempre un punto en contra para cualquier inversión, es por eso que cada tanto aparecen proyectos de desgravación de las utilidades si éstas se reinvierten. Confesión de parte, que le dicen.
Pero a su vez, los impuestos sobre los Bienes Personales (que originalmente iba a llamarse a las manifestaciones conspicuas de riqueza ) y a la Ganancia Mínima Presunta gravan en general los activos, y no el patrimonio neto, cosa que suele confundirse con facilidad incluso entre profesionales. Es factible que alguien posea activos por varios millones de pesos, pero también pasivos equivalentes, pese a lo cual ha de pagar estos impuestos sobre los activos. Esta curiosa confusión es tan común como incomprensible. Lo mismo ocurre con el impuesto inmobiliario o con las patentes de los rodados. Obsérvese la incongruencia notable de considerar riqueza un activo sin tener en cuenta si es propio o se adeuda total o parcialmente.
LOS IMPUESTOS SOBRE LOS CONSUMOS
Los impuestos a los consumos son probablemente bastante más equitativos de lo que resultan para la ideología predominante. Si las tasas son las mismas y afectan a todos los productos por igual (como ocurre en otros países) provocan que sólo deben pagarse cuando se consume, de modo que se alienta el ahorro y se lo premia, fomentando de ese modo la creación de capitales.
LOS RICOS
En general son tan envidiados como mal vistos. Por un lado siempre surgen dudas acerca de cómo hicieron su dinero, al mismo tiempo que se pretende que sean ellos quienes paguen el proverbial pato de la boda , sea cual fuere el origen de la necesidad. Naturalmente no es cierto que las fortunas se adquieran de forma ilegítima (Susana Giménez, Maradona, Ginóbili, Palito Ortega), y mucho menos ilegal; aunque sí es sabido que mucha gente se enriquece por la función pública o por contactos que se aprovechan de los aspectos débiles del sistema que venimos enumerando (quitas impositivas, emprendimientos con apoyo estatal, créditos blandos, etc). Más allá de la ilegitimidad, concepto que debería ser revisado judicialmente, los ricos lo son por sus méritos, y tratar de quitarles lo que poseen no sólo los hace huir con su dinero, sino que asusta a los potenciales y futuros ricos, nacionales o extranjeros. Aquello que es ilegal debe ser denunciado y probado en la justicia, que debe obrar en consecuencia. Resulta absurdo y casi salvaje, por lo demás, pretender hacer justicia cobrándole impuestos adicionales. El delito no da lugar a impuestos, sino a confiscación de bienes.
LA AYUDA SOCIAL
Así se la llamaba antes y así puede llamársela ahora. Implica repartir dinero o bienes entre personas de bajos recursos, asignarle cantidades mensuales, asegurarle que algo habrán de recibir a fin de mes. Así se genera la dependencia del poder político, la sumisión al puntero , la humillación y la denigración del ser humano. Pero como es ayuda este tipo de actitudes suele ser apoyado mayoritariamente. Y quienes se esfuerzan por producir, más temprano que tarde adquieren una tendencia lógica a no ser los zonzos que no participan del festín. Este tipo de ayuda es, realmente, una forma de dádiva de lo más abyecta.
EL EMPLEO PÚBLICO
El ex funcionario kirchnerista Julio Bárbaro publicó un trabajo no hace mucho en el que defendía de manera insólita el reparto de empleo público para resolver el problema de la desocupación. Esta idea, aparte de otros cuestionamientos que no son el lei motiv de este artículo, puede llevarse al extremo y simplemente significar que toda la mano de obra activa acceda al empleo público por más improductivo que sea. Es mucho más cómodo estar empleado con tareas redundantes en la municipalidad de un pueblo que arar la tierra en el medio del campo. Es un ejemplo, claro está, pero la tendencia en las provincias es esa desde el momento en que los gobiernos disponen de dinero de la llamada coparticipación federal (el Estado Nacional recauda y reparte) y simplemente emplean gente que luego se convierte en votante de sus gobernantes. Es increíble que una persona instruída y además participante de la política nacional, postule como válido el método de repartir puestos públicos para resolver el problema de la falta de trabajo. Cualquier adjetivo descalificatorio puede caberle a esta visión. Es como el viejo adagio keynesiano de hacer pozos y taparlos luego para mantener a la gente ocupada y pagarle un sueldo.
Existen muchos otros aspectos de la composición de nuestra idiosincracia que no se desvían de los aquí señalados. Siempre la tendencia es la misma o muy parecida.
Por ello, ingresar como funcionario o político implica salvarse . Conseguir algún amigo cercano al poder lo mismo. Pasar a ocupar un cargo en un sindicato o en una cámara permite escalar económicamente. Formar parte del círculo áulico es un objetivo tan deseado como el de esos jóvenes que se presentan en los casting para lograr un lugarcito en algún programa de TV.
Obsérvese que esta cultura que brevemente intentamos resumir en estas líneas, no distingue banderías políticas. La izquierda vive pidiendo (planes, ayudas, comida, casas, útiles escolares, jubilaciones, mejores salarios o lo que sea), la derecha adhiere a buena parte de esas causas so pena de resultar políticamente incorrecta. Nadie se atrevería a señalar que la asignación universal por hijo es en verdad una simple dádiva para sus padres. Y mucho menos se plantearía que las computadoras deberían ser para las escuelas y no para los alumnos. Y ni qué hablar de mencionar que los empleos improductivos generan demanda de bienes que nadie produce.
Esta mentalidad es general. Acá estamos en un mundo ideológico en el que oponerse al Banco de la Nación o reprobar las diversas formas de intervención estatal (controles de precios, salvataje de empresas en quiebra, fijación de salarios, coerción jubilatoria) son inimaginables, incluso aunque la Constitución dijera otra cosa.
Existe una pretensión sublime de vivir como en el primer mundo, pero recibiendo todo gratis y sin esfuerzos. Que el Estado se ocupe de la salud, de la vivienda, de los precios, de los salarios, de las tasas de interés, de las jubilaciones, de los márgenes de utilidad, de la intermediación , etc.
El éxito es en general mal visto. Ningún famoso tiene buena prensa, desde un empresario hasta un conductor de TV o un adinerado jugador de fútbol o de tenis. No parece ser motivo de análisis el esfuerzo que cada uno de ellos ha debido hacer para alcanzar su posición. Simplemente, si tiene que reparta , así es posible vivir de lo que producen otros.
Con todo lo políticamente incorrecto que pueda resultar esto que aquí decimos, la realidad es que el mundo no se sostiene ni avanza sobre estos postulados facilistas. Lo que mejora el nivel general es la producción y el trabajo en tanto sea productivo. La mejoría tecnológica, la mayor eficiencia, el mayor esfuerzo remunerado.
El sistema político debe apoyar el éxito y no castigarlo. Los impuestos deben ser a los consumos e iguales para todos. Si determinados sectores requieren ayuda, ésta debe estar encauzada a posibilitar trabajo y no a mantener el statu quo. La vida en una comunidad debe estar basada en leyes y no en arbitrarias decisiones de funcionarios. Los partidos políticos deben tener ideas definidas y ofrecer alternativas basadas en la cultura del esfuerzo y del trabajo, del ahorro, de la moneda sólida, de la responsabilidad en el gasto público.
Las ayudas siempre deben surgir de leyes y reglamentos claros, precisos, con nombre y apellido y con fecha de devolución. Con los intereses respectivos.
Ningún esquema funciona cuando se pretende ayudar a unos a costa de los otros. En conjunto quien ayuda debe hacerlo voluntariamente porque la coerción es una imposición.
Entiéndasenos. Esta es una visión, la nuestra, que intenta destripar de una vez por todas qué es lo que nos pasa como país.
Debe apuntarse siempre a la eficiencia y a la calidad. A la competencia y a la moneda sólida. Al esfuerzo y no a la dádiva. Al trato igualitario a todos los sectores. Y sobre todo a la libertad y al respeto de las instituciones. Nada es absoluto, por cierto, pero hay que tender a eso.
Cuando un banco oficial otorga créditos baratos está fomentando emprendimientos que tal vez no se desarrollarían si los créditos tuvieran un valor de mercado. La pregunta entonces que cabe hacerse es: ¿puede ser un exitoso emprendimiento aquél gestado en semejante cultivo? La sombra de la crisis de las hipotecas en EEUU sobrevuela este concepto. Prestar dinero a baja tasa o inclusive a tasa negativa teniendo en cuenta la inflación existente, lleva a lo que se conoce como el falso riesgo, es decir, emprender algo total es gratis. No hacerlo porque consideramos que puede irnos bien. Y luego si nos va mal, paciencia. Alguien pagará.
Por supuesto, no se trata de no ayudar y de dejar a todo el mundo en banda, se trata de hacerlo desde la cultura del trabajo, del sacrificio y del esfuerzo personal.
El cepo ideológico en que nos encontramos tiene décadas de instalado y no solamente es patrimonio de nuestro país. En mayor o en menor medida se da en otras latitudes también. El Estado Benefactor que todo lo resuelve está destruyendo a Europa, se diga lo que se diga. Y el inmenso gasto norteamericano está dejando fuera de combate al gobierno demócrata en demasiado poco tiempo. Hay que pensar en promover el bienestar general no en otogarlo de manera gratuita y sin nada a cambio.
El tema da para un libro entero, obviamente. Acá esbozamos a vuelapluma lo que entendemos es la quintaesencia del problema.
Y finalmente hemos de decir que de ningún modo nos oponemos a la existencia de cámaras empresarias, de sindicatos o de lo que fuere. Pero todo debe funcionar en el marco de las intituciones y en el respeto de la ley, empezando por la mismísima Constitución. Si las decisiones sobre bienes y haciendas quedan en manos de funcionarios que resuelven prohibir vender o comprar porque a ellos les parece mejor, por ejemplo, lo que ocurre es que está violándose de un plumazo el esencial derecho de propiedad. Y si esto es así, las organizaciones empresarias o sindicales se volcarán a pedir para sí alguna ventaja, algún privilegio, lo que sea. Y así todo el sistema institucional sucumbe.
Romper este círculo vicioso probablemente requiera un acuerdo amplio entre las distintas fuerzas políticas. Acuerdo que no avizoramos por el momento, lamentablemente. Pero que en nuestro modo de ver es imprescindible para salir de esta inercia cargada de arbitrariedad en la que nos encontramos.
Héctor Blas Trillo 1º de noviembre de 2010
ESTUDIO
HÉCTOR BLAS TRILLO
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Economía y tributación
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