Artículos de Economía

Canje de Deuda 2005

La reciente culminación del canje de una porción sustancial de la deuda pública nacional cierra un capitulo importante en la reparación del desquicio generado por tres décadas de políticas económicas aberrantes. Más allá de los ahorros de recursos es importante resaltar el logro alcanzado en la elaboración de un "pensamiento propio" en el manejo profesional de este tema. La Argentina ha sentado jurisprudencia internacional y ha establecido un histórico precedente de espaldas a las directivas de los centros de poder domésticos y del exterior, financieros y académicos, que en todo momento apuntaron al fracaso. Asimismo, como economistas es un deber felicitar a nuestro colega Roberto Lavagna que supo demostrar que en economía hay intereses antes que leyes y que el camino del desarrollo es una creación heroica que requiere profesionalidad y compromiso nacional.



Antecedentes

A fines del 2001 el total de la deuda pública alcanzaba a 144.4 mil millones de dólares y los intereses superaban los 10 mil millones anuales. Sin duda, semejante deuda y su servicio eran absolutamente impagables, con o sin declaración de default, ya que la economía no generaba el superávit fiscal y externo (divisas) necesario para hacer frente a los pagos.

Superado el caos del 2002 el Gobierno comenzó a trabajar en una estrategia de reestructuración global que, básicamente, distinguía entre aquellas obligaciones que debían honrarse plenamente (negociando una espera) y aquellas a las que se ofrecería un pago, pero con una quita sustancial. Las primeras, que sumaban 62 mil millones de dólares, correspondían a obligaciones de corto plazo y prestamos de organismos internacionales y paises. Las segundas, estaban representadas, principalmente, por títulos y prestamos contraidos con acreedores privados que en conjunto rondaban la suma de 82 mil millones.



Después de largas negociaciones el Gobierno terminó ofreciendo por las obligaciones en default un set de tres bonos alternativos (Par, Descuento y Cuasi Par), que se diferencian, principalmente, por los porcentajes de quita, intereses y plazos de amortización.

Resultados

El canje con quita y espera fue aceptado por el 76% de los tenedores de títulos en default, con acreencias por 78 mil millones de dólares (62 mil millones de capital más intereses acumulados) a cambio de nuevos bonos por un total de 35.2 mil millones. La quita fue del 55% y el ahorro para el Estado de casi 43 mil millones de dólares. El Gobierno mencionó una quita del 65.6% y un ahorro de 67 mil millones, porque computa en las quitas los créditos de quienes no ingresaron al canje, como si no fueran a pagarse nunca jamas. Los que no ingresaron al canje mantienen acreencias por mas de 24 mil millones de dólares, considerando capital e intereses.



Con el canje se alcanzaron dos objetivos: quita, pues se logró una reducción sustancial de una porción de la deuda y una disminución de los intereses pactados y, espera, ya que el plazo de pago se estiró de un promedio de 8 años y medio a poco más de 14 años. Un indicador que resume los logros obtenidos es la reducción a menos de la mitad de la carga anual por pago de intereses de esta porción de la deuda pública. El gobierno ha estimado en 3.200 millones de dólares el servicio anual promedio de la deuda reestructurada. Posiblemente la cifra final aumente debido a la necesidad de ofrecer una alternativa a quienes quedaron fuera.

El futuro

Quienes creen que Argentina superó este problema se equivocan y mucho. El monto del stock de deuda sigue siendo excesivamente alto y la carga de su servicio una de las más gravosas del mundo. Tres datos permiten comprender la situación.

  1. Después del canje el stock de deuda es, según el Gobierno, de 125.2 mil millones de dólares (no computa la deuda con quienes no ingresaron al canje). Sin embargo, en un escenario más realista, que incluya las acreencias de los renuentes con una quita similar al resto, la deuda total alcanzaría los 136 mil millones de dólares. Este monto representa el 80% del PBI actual y equivale a unos 16 mil dólares por familia.
  2. La nueva deuda absorberá sólo en concepto de intereses un promedio de 6.800 millones de dólares anuales (considerando una tasa del 5%), equivalentes al 20% de nuestras exportaciones y casi un 4% del PBI actual.
  3. En los próximos 6 años se concentran vencimientos por 70 mil millones de dólares. Suponiendo se destinen todos los años el 3.5% de un PBI expandiéndose a una tasa del 6% anual, se necesitará refinanciar obligaciones por unos 30 mil millones de dólares. En el 2005 hay que pagar 13 mil millones y otros 14 mil millones al año siguiente.

¿Es factible honrar estos compromisos?

Sólo con crecimiento. Como bien lo señalara el ministro Lavagna en su intervención "ningún artilugio reemplaza al crecimiento". El país deberá necesariamente crecer en los próximos años a una tasa superior al 6% anual, para llegar al 2010 con un PBI de 230 mil millones de dólares (el actual es de 170 mil millones) y exportaciones que superen los 45 mil millones. ¿Qué se requiere?

Obviamente, políticas orientadas a estimular la producción, tanto por demanda como por oferta. Pero la clave pasa, fundamentalmente, por una dirigencia eficiente y comprometida con el interés nacional. Los desafíos son crecimiento y bienestar para todos, es decir, producir y distribuir equitativamente el esfuerzo común. Esta fue la permanente preocupación de los fundadores de la economía y debe continuar siéndolo.

Reflexiones finales

  1. Lo positivo. Dos cuestiones: el manejo autónomo de toda la gestión y el éxito. Más allá del monto real de la quita obtenida (sustancialmente inferior a la ofrecida inicialmente en Dubai en setiembre del 2003) la reestructuración de la deuda alcanzó el máximo éxito posible en el marco de una negociación. De haberse propuesto condiciones mas gravosas para los acreedores el nivel de aceptación habría sido muy inferior, provocando un fracaso de consecuencias políticas y económicas imprevisibles.
  2. El gusto amargo. Que los únicos perjudicados por la reestructuración hayan sido acreedores privados del exterior que en su momento confiaron en la Argentina, mientras que los verdaderos responsables, la dirigencia política y económica local con responsabilidad de gobierno en las últimas tres décadas, siga gozando impunemente. Un acto de justicia sería que compartan, al menos, los costos de su mala praxis y, en muchos casos, paguen por la utilización del cargo público con fines delictivos.

Por Alberto Pontoni.Marzo 2005

ver: Canje de Deuda 

La Escuela Austríaca

Menger, Wieser, Böhm-Bawerk



Introducción

- Los principales autores de la escuela austríaca son Menger, que fue el fundador de la escuela, y Wieser y Böhm-Bahwerk, amigos entre ellos y discípulos de Menger.

  • La escuela austríaca se puede ubicar dentro de las escuelas neoclásicas. A diferencia de la escuela sajona, platean el individualismo metodológico, Los austríacos, al igual que otros neoclásicos y a diferencia de los clásicos, se concentran en la demanda y no en la oferta, y en la utilidad y no en los costes.
  • Los inicios de la economía teórica en idioma alemán se pueden encontrar en la primera mitad de siglo 19 en Alemania.
  • En la primera mitad de este siglo se publicaron numerosos libros en alemán que contribuyeron a crear la teoría subjetiva del valor.
  • Los autores que se pueden mencionar son Von Thünnen, Gossen y Von Mangoldt. Pero en esta época la escuela histórica alemana fue aumentando su influencia en las universidades de Alemania, y la sede de la economía analítica en idioma alemán se trasladó a Austria.

Carl Menger (1840-1921)

Menger estudió derecho en Viena y parece que se interesó por la economía al trabajar durante un tiempo cubriendo la información de la bolsa durante un tiempo en un Zeitung de Viena. Los aportes de Menger se pueden clasificar en método y teoría del valor y de la distribución.



Menger fué el principal protagonista de la Methodenstreit (Batalla de los métodos) entre la escuela austríaca y la escuela histórica alemana.

En qué consistía esta disputa? El principal referente de la escuela histórica fue Schmoller. Los históricos alemanes proponían el método por inducción, una de las partes de la escuela alemana representaba una crítica al capitalismo. No se plantearon en serio la supervivencia del sistema capitalista y dudaban del carácter universal de las leyes obtenidas por el razonamiento deductivo.

Menger le dedicó el Libro "Untersuchungen über die Methoden der Sozialwissenschaften" – Estudios sobre los métodos de las ciencias sociales (1883) a Wilhelm Roscher, que era el fundador de la vieja escuela histórica.



El planteamiento austríaco afirmaba que las ideas colectivas o agregadas no pueden tener un fundamento a menos que se basen sobre los componentes individuales. Para comprender el proceso económico total, hay que analizar sus elementos. La economía debe construirse sobre la ideas del interés propio y la maximización de la utilidad, fenómenos que se producen en toda clase de regímenes. Menger destaca los factores subjetivos y la naturaleza atomística de la economía. Los austríacos agregaron una subestructura psicológica a la teoría post-ricardiana del valor, y el resultado fue una teoría subjetiva del valor y del costo. La introducción del factor psicológico se advierte en la importancia asignada a la utilidad y en el cambio de opinión respecto del trabajo como determinante del valor, los austríacos abandonan la idea del valor-trabajo, desarrollando una nueva teoría del valor basándose en la utilidad.

La obra en la que desarrolla su teoría del valor, "Grundsätze der Volkswirtschaftlehre" (1871) Principios de economía política

Lo primero que hace Menger es una clasificación de las cosas entre bienes y cosas útiles. Estableciendo 4 condiciones que debe tener una cosa para ser un bien:

  1. tiene que satisfacer una necesidad humana.
  2. Debe ser posible establecer una relación causal entre la cosa y la satisfacción de la necesidad.
  3. Esta relación debe ser reconocida por el individuo que experimenta la necesidad.
  4. Se debe poder disponer de la cosa de modo que pueda utilizarse para satisfacer la necesidad.

Una vez que se distinguió los bienes de las cosas útiles, Menger distingue entre bienes de 1er orden y bienes de orden superior:

Bienes de primer orden – pan – pueden satisfacer necesidades humanas directamente.

Bienes de orden superior – harina – son utilizados para producir los bienes de primer orden.

Menger establece una conexión causal entre los bienes de primer orden y los bienes de orden superior. Esta secuencia causal caracteriza la escuela austríaca y se utilizará luego para la teoría del valor. La noción de que el valor de los bienes de 1er orden se transmite o imputa a los bienes de orden superior.

Menger subraya la complementariedad de los bienes de orden superior: Es necesario disponer de varios bienes de orden superior al mismo tiempo, para poder producir un bien de orden inferior. Ejemplo: si tenemos todas las cosas necesarias para producir pan, pero no tenemos levadura, estas cosas no nos sirven para nada. También subraya la complementariedad de los bienes que consumimos. "Ni siquiera la más completa satisfacción de una sola necesidad puede mantener nuestra vida y nuestro bienestar".

Luego Menger clasificó los bienes en bienes económicos y bienes no económicos. Bienes económicos son aquellos en los que la necesidad es mayor que la oferta y no económicos son aquellos en los que la oferta supera las necesidades, como el aire. Esta característica no es intrínseca a los bienes, sino que depende de las necesidades de las personas y de la disponibilidad de los bienes. Los bienes pueden pasar de ser económicos a no económicos y viceversa.

El valor, es un juicio que se origina en la mente de un individuo, cuando se da cuenta de la naturaleza económica de un bien. La utilidad es la capacidad de una cosa para satisfacer necesidades humanas. Los bienes no económicos como el aire no tienen valor, aunque sí brindan utilidad. El factor trabajo no es el que da a los bienes el valor, y el valor tampoco es una característica intrínseca a las cosas.

Ya determinamos qué cosas tienen valor y de donde surge el mismo. ¿Como se determina el valor?

Menger partió de 2 principios:

  1. Experimentamos necesidades con diferente intensidad, que es lo mismo que decir que las satisfacciones tienen diferentes grados de importancia subjetiva.
  2. Una necesidad es más o menos intensa según el grado de satisfacción que ha recibido. (Umg decreciente similar a la 1era ley de Gossen)

Menger construye una tabla numérica, para llegar a la conclusión de la equimarginalidad de las satisfacciones. Tabla de Menger --> el individuo dispondrá de sus diversos consumos de modo tal que las satisfacciones sean iguales en el margen.

Determinación del valor subjetivo:

Bien para una necesidad: valor = intensidad de la necesidad.

Stock de un bien para satisfacer múltiples necesidades. Valor = satisfacción menos intensa

Ejemplo del agua.

"El valor de una porción de la cantidad disponible de bienes es igual a la importancia dada a la menor satisfacción posible con una sola porción de la cantidad total disponible".

  • Determinación del valor de cambio
  • Origen del intercambio: El cambio se origina para obtener el máximo de satisfacción con los medios disponibles, y se debe, a la existencia de diferencias en las valoraciones subjetivas relativas que diferentes personas hacen de las diferentes mercancías. aumentar la utilidad de ambas partes. A qué precio se verifica el intercambio? 3 casos:
  • Intercambio aislado: El precio estará entre los límites marcados por las razones de cambio máxima y mínima del comprador y del vendedor, y tenderá, dada la igualdad del deseo de conseguir la ventaja máxima y la misma habilidad para negociar, al promedio entre las dos. Las variaciones en torno a la razón media, debidas por ejemplo a las diferencias en la capacidad para negociar, son de naturaleza no económica.
  • Monopolio: Si solo se ofrece una unidad, los límites del precio estarán marcados por la oferta del comprador mas fuerte y la del que le sigue. Para el caso de mas unidades, los límites los determinan el comprador marginal, es decir el último que entró en la compra, y el que le sigue.
  • Competencia: ningún vendedor puede limitar voluntariamente la oferta porque otros vendedores lo sustituirán y los precios no se elevarían. El precio se fija por la demanda y la oferta marginal.

Teoría de la distribución: Problema de la imputación de factores

Cómo se valoran las mercancías de orden superior? Ejemplo trabajo, tierra y capital. El valor de una unidad de trabajo se determina por la pérdida neta de satisfacción resultante de la reducción del producto final atribuible a la unidad de trabajo. La reducción del producto depende de si los bienes se pueden combinar en proporciones variables o en proporciones fijas. En el caso de proporciones fijas, la pérdida de satisfacción debe calcularse respecto a un bien que puede producirse con los recursos restantes.

Resumiendo, la aportación principal de Menger es su refutación de la teoría clásica del valor y su afirmación de que el valor depende de la utilidad marginal y, en general, que los fenómenos económicos pueden explicarse por una introspección psicológica. Puso de relieve que existen mecanismos psicológicos constantes, que funcionan en todos los regímenes y, por lo tanto, la economía sí puede formular leyes.

Friedrich von Wieser (1851 – 1926)

Wieser nació en Viena en 1851, 11 años después de que naciera Menger. Estudió derecho en Viena. Después de trabajar un poco tiempo como empleado del gobierno, se va a estudiar economía a Alemania con una beca, junto a Eugen Böhm-Bahwerk, de quién era amigo de la juventud y mas tarde sería cuñado. Durante su estancia en Alemania comenzó sus estudios sobre la teoría del valor. En sus últimos años se dedicó a la sociología. Wieser inventó el término "utilidad marginal" (Grenznutzen).

Teoría del valor

La obra teórica mas importante de Wieser es "Der natürliche Wert", publicado en Viena en 1889.

Wieser afirma que el valor natural es un fenómeno neutral, independiente del régimen económico. Dice que la economía se ocupa de un proceso social y que, por lo tanto, debe basarse en un concepto de economía social, lo cual implica ciertos supuestos institucionales. Si se menosprecian estos supuestos, se puede derivar un carácter universal de la teoría subsiguiente. Por lo tanto, Wieser enuncia sus supuestos explícitamente. Al respecto dice Wieser: "La mayor parte de los teóricos, sobre todo los de la escuela clásica, han hecho tácitamente la misma abstracción. En particular, las opiniones que consideran el precio como un juicio social de valor"(...)"muchos teóricos han escrito la teoría del valor propia del comunismo sin saberlo..." Esto lo dice, porque según él, el valor natural es el que existiría en un estado "comunista" perfecto, debido a la ausencia de desigualdades de riqueza y de errores. En éste, el valor tendría que ser resultante solo de la cantidad disponible y las utilidades. Pero, dice, en el mundo real el valor natural no es más que un elemento en la formación del precio. Los otros factores que influyen en la formación del precio son la distribución del poder adquisitivo, junto con errores, los fraudes y las coacciones.

casos en que el valor de cambio difiere del valor de uso:

  1. antinomia del valor (monopolio). Admite que la competencia puede llevar al valor de cambio a la rama descendente. No justifica una economía socialista, pero sí intervenciones seleccionadas.
  2. disparidad del poder adquisitivo de los demandantes. produciéndose en exceso aquellos bienes destinados a satisfacer necesidades de personas con alta capacidad de pago, y demasiados pocos bienes destinados a satisfaces las necesidades de las personas de escasos recursos. (cita)

"En vez de las cosas que tendrían mayor utilidad, se producen las cosas que se pagan mejor. Cuanto mayores son las diferencias en la riqueza, mas llamativas son las anomalías de la producción. Se provee de lujos al caprichoso y al glotón, mientras que se es sordo para las necesidades del miserable y del pobre. Es por tanto la distribución de la riqueza la que decide qué es lo que se va a producir, e induce al consumo de tipo más anti-económico: un consumo que despilfarra en el disfrute innecesario y culpable lo que podría haber servido para sanar las heridas de la pobreza."

Teoría de la imputación

Wieser encuentra una falla en la teoría de la imputación de su maestro Menger: puede incurrir en la sobrevaloración.

Wieser sugiere como alternativa la solución simultánea de un sistema de ecuaciones industriales.

X + y = 100 2x + 3z = 290 4y + 5z = 590 => x=40 y=60 z=70

Dado que un factor se utiliza en la producción de una serie de bienes de primer orden, su valor se determinará por el bien que vale menos de entre los bienes que produce. Este valor se determina en el margen, por la utilidad marginal de la última unidad del bien menos valioso que produce el factor. El valor así deducido representa un coste de oportunidad en todas las industrias y los valores de los factores y de los productos quedan determinados en todo el sistema.

La solución es diferente a la que aparece en los libros de economía que nosotros estudiamos porque no desarrolla los determinantes de la oferta y la demanda sino que el determinante del valor es la utilidad marginal.

Sociología de Wieser

En sus últimos años, Wieser incursionó al estudio de la sociología y esto se tradujo en su obra "Theorie der gesellschaftlichen Wirtschaft" (1914) y en "Das Gesetz der Macht" (1926) que fue su última obra, un gran estudio sociológico.

Wieser, intentaba explicar las relaciones y fuerzas sociales a través de un estudio de amplias visiones de la historia, pero llegó a la conclusión de que las fuerzas económicas, mas que las otras, eran las que jugaban un papel dominante en la evolución social. A pesar de su interés por objetivos colectivos, como el bienestar económico, Wieser adoptó un planteamiento individualista, rechazando explícitamente la aproximación colectiva.

Para Wieser, el individuo el la raíz de todas las decisiones. Las decisiones se toman frente a determinadas restricciones. Las instituciones son las que definen las restricciones que afectan las decisiones individuales.

¿Como se ve esta sociología en la política económica?

Regulación de las empresas imperfectamente competitivas, siempre que los beneficios del gran capital fueran no ganados

Imposición progresiva basada en la utilidad marginal decreciente: El Estado no debía intentar la compensación de todas las desigualdades de renta y propiedad por medio de una imposición progresiva, sino que la imposición progresiva debe desarrollarse dentro de la doctrina de la utilidad marginal decreciente. Ir mas allá de un impuesto progresivo sobre la renta, por ejemplo sobre la riqueza, violaría el espíritu privado de la economía social de Wieser.

Bienes públicos, deben ser producidos por el estado

Sindicatos, como poder compensador de las empresas. Lo mas a lo que pueden aspirar es a su productividad marginal.

Resumiendo, Wieser perfeccionó la teoría de Menger introduciendo una definición de costo compatible con la teoría de la utilidad marginal. Wieser subrayó que los modelos idealizados clásicos y neoclásicos descuidan aspectos fundamentales, por ejemplo, la aparición de poderosas empresas en gran escala que no necesariamente se asocian con la visión de monopolio puro. Wieser descarta que modelos ideales muy refinados por sí solos, puedan tener un valor para la política económica, desarrollando por lo tanto una solución de segundo óptimo. Pero más importante aún, es que combina la teoría austríaca de la utilidad con una teoría evolutiva de las instituciones, proponiendo soluciones a la paradoja predominante entre la propiedad privada y la maximización de la utilidad.

Eugen Böhm-Bahwerk (1851-1914)

Amigo y cuñado de Wieser. Nació en Austria, estudió derecho en Viena, luego de trabajar un período corto al servicio del gobierno, se fue a estudiar con Wieser economía en Alemania

Los principales aportes de Böhm-Bawerk son con respecto a la teoría del capital y del interés. Fue mas influyente que Menger y Wieser.

Teoría del capital

La contribución mas importante de Eugen Böhm-Bawerk fue la introducción del tiempo en el análisis económico. Su fundamental y sencilla premisa es que la producción de bienes de primer orden requiere tiempo, y que los métodos indirectos para la producción de estos bienes son más productivos. Qué pasa cuando se alarga el período de producción? Porqué son los períodos más largos los más productivos? Böhm-Bawerk considera que a medida que aumenta la duración de un período, se usa mas capital y se amplia el producto final, aunque a una tasa decreciente.

Los factores se van agregando como flujo, pero los productos maduran en un punto discreto del tiempo.

Considera el interés como un pago por el uso del capital, y el capital, significa productos intermedios, es decir, elementos que hacen posible la utilización de un método indirecto. La utilización de métodos indirectos supone que se invierte mas tiempo en la producción, por esto el interés tiene que estar relacionado con el tiempo. Böhm-Bawerk propone que los bienes presentes valen mas que los futuros, presenta tres pruebas (drei Gründe):

  1. No somos indiferentes ante el futuro pero vivimos el presente. Las necesidades futuras se sienten menos apremiantes que las presentes.
  2. Las necesidades futuras son subvaloradas porque no conocemos como va a ser el futuro con certeza.
  3. Mas importante: los bienes presentes pueden introducirse en la producción mas pronto que los bienes futuros, de manera que el flujo de producto que surgirá será mayor si empiezan ahora que si lo hacen en algún momento del futuro.

Teoría clásica: el capital está subordinado al trabajo porque es producto del trabajo.

Böhm-Bawerk: El interés es la prima que la gente paga por los bienes presentes por encima de los futuros, la prima que el prestamista cobra como compensación por aplazar el mayor disfrute que conllevan los bienes presentes, y desde la perspectiva del empresario, la prima por el aumento de producción resultante.

Deforestacion en Argentina

En las últimas tres décadas el consumo mundial de soja, fundado en la gran riqueza de proteínas que presenta esta leguminosa y oleaginosa, ha pasado de 40 a 200 millones de toneladas, creciendo a un ritmo de 5 millones de toneladas/año. Todo indica que esta tendencia se mantendrá debido a (i) las perspectivas de crecimiento de China e India, (ii) los cambios en la alimentación de ganado para evitar el mal de la vaca loca y (iii) la potencial utilización en la elaboración de combustibles (biodiesel).


La contracara de este fenómeno es el aumento de la importancia económica de este cultivo y la gran expansión del área sembrada en Brasil y Argentina, que junto con EEUU concentran el 80% de la producción mundial. Actualmente, Brasil produce cerca de 60 millones de toneladas y las divisas generadas por exportaciones ya superan los 10 mil millones de dólares, más del doble que el azúcar y café sumados.

En nuestro país, en los últimos 20 años el área sembrada con soja pasó de 2 a 14 millones de hectáreas y la producción de 3.5 a 35 millones de toneladas. A su vez, las exportaciones del complejo soja superan los 7 mil millones de dólares anuales, más de la quinta parte de nuestras exportaciones totales.

Sin embargo, el festival de la soja no es gratis ya que la explotación irracional y la expansión de la frontera agrícola esta generando secuelas aún difíciles de evaluar. Brasil enfrenta el riesgo de una catástrofe ecológica debido a la creciente deforestación de la selva amazónica impulsada por avances genéticos que han permitido la adaptación del cultivo al clima tropical y en Argentina el reemplazo de bosques por soja esta produciendo la mayor deforestación de la historia. Según datos oficiales el país esta perdiendo unas 200.000 hectáreas de bosques al año.


Córdoba es la provincia donde el proceso es más devastador, seguida por Santiago del Estero y Salta. En estas tres provincias, que albergan reservas importantes de bosques nativos, se conjuga la acción de empresarios inescrupulosos y gobiernos cómplices que permiten el accionar de los bulldozers sin reparar en las consecuencias futuras.

En la última década, junto con el incremento del cultivo, Córdoba perdió el 30% de sus bosques nativos, ubicados principalmente en las sierras. Es más, de las 10 millones de hectáreas de bosques que había hace un siglo sólo queda un 12 por ciento y, peor aún, en la zona serrana sólo resta el 2 por ciento de la superficie boscosa original. Esto ha afectado seriamente su equilibrio ecológico pues mientras en el sur de la provincia el exceso de lluvias provoca inundaciones en el noroeste se reiteran las sequías.

La deforestación de los bosques de montaña destruye esa "fábrica de agua" natural que son las sierras, que actúan como "esponjas" que absorben el agua y la van liberando a lo largo del año. La deforestación en gran escala permite que el agua de lluvia escurra rápidamente, como si se deslizara por una autopista, impidiendo la retención del fluido y provocando posteriores sequías (la alegoría corresponde a Raúl Montenegro, titular de la Fundación para la Defensa del Ambiente).


En economía suelen minimizarse efectos como los descriptos al cargarlos en la cuenta de los costos de la modernización bajo términos tales como "externalidades negativas" o "fallas del mercado". De forma similar en el vocabulario castrense se suelen cargar a la cuenta de las llamadas guerras justas los costos por "daños colaterales". Esos "sacrificios necesarios" han servido para justificar en nombre de la globalización, económica o religiosa, capitalista o socialista, el genocidio de indígenas americanos en el siglo XVI y de campesinos rusos en el XX. Esta visión se corresponde con la instrumentación de la economía al servicio del interés particular de grupos.

La solución

La racionalidad económica puesta al servicio de los intereses particulares o del mercado no es ajena a estos descalabros y abusos, es más, actualmente concentra la mayor dosis de cinismo justificante dentro de las diferentes categorías de pensamiento.

En este campo, como en tantos otros, las soluciones técnicas existen pero el problema pasa por quién y cómo implementarlas, ya que confiar en la "mano invisible del mercado" llevará a situaciones de no retorno. El desafío reside en producir más soja con más eficiencia en la misma cantidad de tierra y no a costa del bosque.

Las principales organizaciones ecologistas del país coinciden en la necesidad de establecer con urgencia inmediata un plan de ordenamiento territorial y una ley de bosques que prohiba la deforestación por un periodo suficiente para permitir la recuperación natural de los ecosistemas. No cabe duda que la prohibición absoluta de deforestar y las penas de prisión para los que desmonten son instrumentos que van a llegar en unos años más, pero el problema es que lo harán cuando ya sea muy grave la escasez de agua.

Obviamente, ningún funcionario, nacional o provincial (ni siquiera las organizaciones de productores agropecuarios) se opondrá frontalmente a estas iniciativas, que serán siempre reconocidas como necesarias en declaraciones retóricas y discursos demagógicos. Sin embargo, la forma de sabotearlas pasa por el timing o el management, es decir, frenando la instrumentación de las medidas o implementando mecanismos burocráticos o poco eficientes de control.

Una vez más las soluciones económicas dependen de decisiones políticas y la única garantía que estas se tomen en el tiempo y orientación mas adecuados es ampliando la participación popular, tanto en la toma de decisiones como en su ejecución.

El deterioro en las últimas décadas de la democracia representativa y la conducta deplorable de dirigentes y representantes hacen necesario estimular el compromiso ciudadano a través de mecanismos de democracia directa o participativa. Esto implica sumar a la mesa de decisiones a las organizaciones sociales y ecológicas comprometidas con la protección del patrimonio natural, como son el Movimiento Sin Tierra de Brasil y el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y entidades como la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) y Greenpeace.

La incorporación de estos nuevos actores es un factor esencial para construir una nueva economía en el marco de una nueva democracia. El resto son buenas intenciones, y de ellas esta pavimentado el camino al infierno.

Por Alberto Pontoni. Marzo 2005

Tipo de Cambio SAT

El Tipo de cambio como "precio" de la divisa puede ser libre o controlado. Si es libre entonces el tipo de cambio puede variar según las condiciones que se dan en el mercado. Si el tipo de cambio es fijo, entonces cualquier discrepancia entre la cantidad demandada y la ofertada tendrá que ser cubierta con reservas internacionales, si se desea evitar la existencia de una demanda insatisfecha (en el caso opuesto,las reservas internacionales oficiales no existirían). Bajo el tipo de cambio libre o flexible las reservas internacionales oficiales no existirían dado que el ajuste se daría por el lado del tipo de cambio.las reservas internacionales oficiales actuarían así de "amortiguador" para evitar excesos de demanda temporal.

William Anglas Cerna

Email:williamanglas@yahoo.it





Competitividad Argentina y el Campo

Existe una visión ideológica extrema que suele evaluar la competitividad de un país conforme las condiciones institucionales, principalmente jurídicas y políticas, que favorecen el desarrollo del sector privado (el llamado clima de negocios) y, en particular, el acceso de las grandes corporaciones transnacionales Un claro ejemplo de este enfoque es el ranking de competitividad que periódicamente elabora el World Economic Forum.



En un reciente informe hizo retroceder a la Argentina 14 puestos en el último año, pasando del 64 al 78, a pesar del buen desempeño de la economía local durante ese periodo, situando a nuestro país muy por debajo de Chile (líder en A. Latina), Sudáfrica, Sri Lanka, Paquistán y Serbia. El trabajo también destaca que "las desventajas competitivas registradas para la Argentina son la inestabilidad política, la corrupción, la inflación y la falta de credibilidad pública en los gobernantes".

Como era de esperar los devotos locales del WEF se apresuraron en puntualizar que para mejorar la competitividad era fundamental encarar reformas de fondo vinculadas al rol del Estado, la eficiencia del gasto público, la seguridad jurídica y la estabilidad institucional.

La competitividad cambiaria



Desde un enfoque más técnico y menos contaminado de proselitismo anti estado es útil analizar la competitividad internacional a partir del tipo de cambio y, en particular, de la influencia que ejercen los factores estructurales en la determinación de este.

En Argentina, las excepcionales ventajas de productividad del sector agropecuario representan un serio obstáculo para el desarrollo industrial. Cosechas abundantes o mejoras de los precios internacionales implican incremento de la oferta de agrodólares, con la consecuente presión a la baja del tipo de cambio (sobrevalorización del peso) y el perjuicio de la producción manufacturera que pierde competitividad cambiaria frente a sus similares de otros paises. Paradójicamente, las excepcionales ventajas de productividad del sector agropecuario se terminan transformando en un serio obstáculo para el desarrollo industrial, si el Estado no interviene activamente. Esto permite entender porque muchos productos nacionales suelen ser mas caros que los extranjeros.

En otras palabras, cuando al campo le va bien la industria incuba una crisis. El mecanismo de transmisión de este remolino vicioso es el tipo de cambio, ya que el incremento de saldos exportables tiende a valorizar el peso y hacer perder competitividad a los sectores más sensibles y expuestos a la competencia externa.



De allí, que el desarrollo de la industria nacional se encuentre más ligado a factores que hacen a la competitividad macro, principalmente al tipo de cambio, antes que a otros de carácter micro. En consecuencia el problema deja de ser de comportamiento empresarial o de eficiencia del sector público y pasa transformarse en un desafío de política económica.

Cuando la riqueza se convierte en maldición

La maldición argentina reside, paradójicamente, en la fantástica riqueza que la providencia nos regaló y que repercute en la bonanza agrícola. El mismo fenómeno (denominado técnicamente "enfermedad holandesa") suele afectar las posibilidades de desarrollo industrial en otros grandes exportadores de commodities, como los paises petroleros.

Para ser más precisos, la maldición argentina es consecuencia, justamente, de la conjugación de dos factores, la elevada productividad de nuestro sector primario (fuente principal de generación de divisas) y la falta de una adecuada acción reguladora del Estado.

La evolución de la industria nacional presenta un derrotero muy quebrado de líneas en ascenso y descenso, debido tanto a la marcha del sector primario como a las cambiantes políticas públicas. Las consecuencias están a la vista. En la Argentina de hoy convive una industria raquítica con un robusto sector agropecuario. Nunca el país explotó tan intensamente sus recursos naturales, ni produjo ni exportó tantos granos como ahora y sin embargo … nunca hubo tanta pobreza y exclusión social.

En el actual modelo económico sobramos la mitad de los argentinos. Un país exportador de materias primas con poco valor agregado es socialmente inviable, debido a la poca capacidad del sector primario para generar un nivel de empleo satisfactorio para el conjunto de la población. De allí, la necesidad de contar con una industria vasta y consolidada.

La competitividad y el futuro del desarrollo industrial dependen de una serie de factores que superan el ámbito de la fabrica y la órbita del empresario, ya que se puede elaborar con gran eficiencia un producto pero estar fuera del mercado. Sin duda, la existencia de un tipo de cambio adecuado es una condición necesaria mas no suficiente de una política que persiga un desarrollo industrial sustentable. En consecuencia, la acción pública no puede limitarse a la sola intervención en el mercado cambiario.

Es necesario reflotar la idea que el estado sea promotor del crecimiento económico planificando estratégicamente el mediano y largo plazo, una concepción a la que se renunció hace 40 años. En este campo esta todo por hacerse, comenzando por la creación de un marco institucional y económico sólido, con una dirigencia comprometida con el interés nacional que logre crear previsibilidad en las medidas que se adoptan.

Paradigmas y Paradojas

En este tema, al igual que en tantos otros, los argentinos seguimos viviendo en el pasado, juzgando nuestra riqueza conforme a patrones que han perdido vigencia. La historia del mundo y de América Latina en particular es prodiga en ejemplos de frustraciones nacionales fundadas sobre la abundancia de recursos naturales. En este sentido, el oro americano fue la perdición de la España colonial, así como la plata de Potosí la maldición boliviana.

El campo de hoy no es el campo de ayer. Un siglo atrás era la principal fuente de creación de trabajo (de allí la atracción que ejerció nuestro país sobre los ejércitos de desempleados del mundo) y el precio de los productos primarios tenía un alto valor agregado por el trabajo. Hoy, por el contrario, el empleo en el sector agropecuario es ínfimo y el valor agregado de los bienes agrícolas es, para el caso argentino, principalmente renta diferencial, esto es, retribución al propietario del factor tierra .

Otra confusión, asociada a este paradigma, es considerar que el bienestar de los argentinos depende de los precios internacionales de nuestras commodities agropecuarias. Pensemos por un instante en las consecuencias de una eliminación de los subsidios y de las trabas al ingreso de productos agrícolas en la Unión Europea y los Estados Unidos. Los precios internos de los alimentos se dispararían (el precio de la carne podría llegar a multiplicarse unas 10 veces) haciendo aún más angustiosa la ya precaria situación de los trabajadores. Además, se incrementaría la cascada de agrodólares presionando sobre el tipo de cambio y comprometiendo la viabilidad de muchas industrias con la consecuente perdida de empleos.

Los grandes beneficiarios de esta situación serían los dueños de la tierra. No los productores agropecuarios sino los propietarios de campos. En otras palabras, aumentaría la renta agraria, que es la retribución que perciben quienes detentan la apropiación privada de un bien. Sin una intervención correctora del Estado (retenciones u otro mecanismo de captación de renta) asistiríamos a una nueva versión de la paradoja que a la Argentina le va bien pero a muchos argentinos les va mal.

Tampoco nuestra balanza comercial es lo que se pretende sea. El holgado superávit de divisas que muestra el intercambio con el exterior se transforma en serio déficit cuando se contabiliza trabajo exportado vs. trabajo importado. En otras palabras, nuestra demanda sirve para crear mas puestos de trabajo en el exterior que aquellos que en el ámbito interno crea la demanda mundial de nuestros bienes. Sería, indudablemente, un ejercicio muy útil contabilizar el flujo comercial a través de la creación y perdida de puestos de trabajo.

A título de conclusión

Una mala lectura de esta nota sería considerarla como una crítica al sector agropecuario y a productores y trabajadores del campo. O concluir que no deberíamos pelear por la eliminación de subsidios y trabas comerciales. Lo correcto es considerarla una seria convocatoria a la intervención activa del Estado para la captación de una mayor porción de la renta diferencial generada en el sector agropecuario y de la cual se beneficia sólo un pequeño grupo social. De allí, deberán surgir gran parte de los recursos que el país necesita para promover industrias y actividades de menor productividad económica pero más intensivas en generación de empleo.

Por Alberto Pontoni. Agosto 2004


Petróleo y Política - OPEP, Chávez y Bush

La energía es el motor de toda actividad humana. El consumo energético sigue creciendo arrastrado por el incremento constante de la producción de bienes y servicios y a pesar de la sustancial mejora en la utilización de los recursos. En la actualidad la producción de un bien requiere la cuarta parte de la energía utilizada 30 años atrás. A su vez, el petróleo continua siendo la principal fuente de energía y todo hace pensar que lo será por un largo tiempo. Los pronósticos coinciden en aceptar que en el 2030 los hidrocarburos continuarán cubriendo las 2/3 partes de las necesidades energéticas mundiales. De allí, que los conflictos vinculados al control de las zonas productoras de este recurso ocupen un capitulo central de cualquier lectura geopolítica de la historia del último siglo.



Curiosamente, las mayores reservas de petróleo se encuentran en paises del Tercer Mundo que, además, cuentan con yacimientos de altísima productividad natural, mientras que los mayores consumidores son los paises industrializados y, recientemente, China. Las reservas probadas de EEUU y Europa no alcanzan al 8% del total mundial, mientras que los paises de la OPEP concentran el 80%. El caso mas emblemático es EEUU que consume la cuarta parte del total mundial y sus reservas son de sólo el 3%. De allí que la frontera divisoria de consumidores y productores se corresponda con la bipolaridad Norte-Sur.

La década de los 70 constituye un punto de inflexión en la historia del petróleo, pues es el momento en que los principales paises productores toman conciencia de su rol fundamental y comienzan a elaborar políticas destinadas a incidir sobre el precio de este recurso. Dos instrumentos resultan claves en el éxito de esta estrategia: la nacionalización de los yacimientos a través de la reversión de las concesiones y la creación de la Organización de Paises Exportadores de Petróleo (OPEP). La OPEP acabó con la hegemonía de las grandes empresas petroleras llamadas las "Siete Hermanas" (Exxon, Gulf, Texaco, Mobil, Standard Oil, British Petroleum y Royal Dutch Shell), que en los 50s controlaban más del 98% de la producción de petróleo en los territorios de los países que posteriormente formaron la OPEP.

La OPEP fue creada en 1960 por Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y Venezuela, a los que posteriormente se sumaron Qatar, Indonesia, Libia, Emiratos Arabes Unidos, Nigeria y Argelia. A diferencia de otras iniciativas nacidas en el Sur para defender el precio de sus productos primarios (café, banano, cobre, cereales, etc.) la OPEP es, hasta este momento, la única asociación que obtuvo logros significativos en sus objetivos.



A inicios de los 80 los países de la OPEP ya controlaban el 88% de la producción de petróleo en sus territorios, en comparación con el 6% en 1970. El crudo cuya cotización rondaba los 3 u$s/barril, subió a 12 u$s/bl en 1973 y llegó a superar los 40 dólares en 1979.

La respuesta de los paises industrializados no se hizo esperar. En 1974, se crea la Agencia Internacional de Energía (AIE) como parte de una estrategia encabezada por Estados Unidos destinada a romper el cartel de los paises productores y reducir el precio del crudo. Las principales acciones para alcanzar ese objetivo eran incrementar la producción de crudo incorporando nuevas áreas y paises, debilitar la cohesión de los integrantes de la OPEP y tratar de revertir la nacionalización de los yacimientos impulsando "reformas" del Estado.

La estrategia resultó parcialmente exitosa. Los precios del crudo fueron descendiendo paulatinamente hasta llegar a cotizar a sólo 12 u$s/bl en 1998.



Sin embargo, en muy pocos países se llegó a privatizar totalmente la industria (la excepción mas importante fue Rusia en los 90) y en los de mayor vocación petrolera, como los del Golfo Pérsico, se mantuvieron fuertes barreras a la inversión privada en el sector. De allí que pueda afirmarse que las empresas petroleras de los paises OPEP constituyeron la mayor resistencia a la presión privatizadora de esos años.

Recientemente, el precio del petróleo volvió a subir debido, entre otros factores, a la decisión de la OPEP de regular la producción para estabilizar los precios en el orden de los 25 u$s/bl. En lo que va del 2004 el crudo se disparó un 35% alcanzando los 45 u$s/barril.

¿Qué hizo que en tan breve periodo se cuadriplicaran los precios, como en los 70s?

La OPEP, Chavez y Bush

En términos generales se suele explicar la suba de los precios del crudo como consecuencia de la escasez estratégica de este recurso expresada en la posibilidad de agotamiento de las reservas. Este es un viejo argumento que a pesar de su cuota de realismo, no permite entender las fuertes oscilaciones de corto plazo, que encuentran su explicación en las movimientos que realizan los principales actores involucrados en este escenario.

Actualmente, las reservas mundiales de petróleo alcanzan a 1.000 billones de barriles que equivalen a 40 años de consumo, si no hay nuevos descubrimientos. Un factor de preocupación es que en la última década las reservas crecieron sólo un 5% mientras que en los 80 aumentaron un 45%. La cuestión se agrava al comparar la situación desde la óptica Norte-Sur, ya que de mantenerse los actuales niveles de producción las reservas de EEUU se agotarían en 10 años mientras que en el Medio Oriente alcanzarían a 90 años.

Más allá del debate sobre las reservas y su incidencia sobre el valor del crudo existen dos factores que han resultado determinantes en el fuerte incremento del precio en estos años.

  1. Fortalecimiento OPEP. En esto ha incidido, principalmente, la gestión desplegada por el presidente de Venezuela, Cesar Chavez (a través de Alí Rodríguez, su Ministro de Energía y titular de la OPEP entre 2001 y 2003) para volver a cohesionar la OPEP y ejercer un rol determinante en el mercado mundial. A ello se sumó el progresivo debilitamiento de los paises extra OPEP, cuya producción cayó por debajo del 65% del total mundial (en 1985 era del 72%). Ambos factores permiten entender la recuperación del precio por encima de los 20 u$s/bl, que se registra a fines de los 90.
  2. Errores y contratiempos. La disparada de precios en el primer semestre del 2004 responde a los contratiempos o fracaso de la estrategia adoptada por la Administración Bush para debilitar la OPEP y que tenía por eje el control de los yacimientos de Irak, uno de los grandes productores junto con Arabia Saudita, Rusia, Irán y Venezuela. La fuerte resistencia a la invasión militar ha derivado en ataques contra instalaciones petrolíferas de Irak y Arabia Saudita que dificultan la producción. A esto se han sumado una serie de contratiempos que le han dado inseguridad al mercado y volatilidad a los precios, como la crisis del gas de EEUU en el 2003 y el reciente conflicto entre el gobierno de Rusia y la mayor petrolera de ese país, la empresa Yukos.

Las consecuencias de un petróleo en el orden de los 45 u$s/bl preocupan seriamente tanto al eje EEUU-UE-Japón como a China, ya que podría frenar el crecimiento mundial en 1-1.5%, atento los previsibles impactos en materia de alzas de precios y tasas de interés que contribuirían a retraer la inversión y dificultar la salida del estancamiento actual. Una visión optimista pasa por confiar que esta crisis contribuya a replantear los mecanismos de vinculación Norte-Sur y la histórica recurrencia al garrote y la prepotencia por alternativas de dialogo e inclusión que permitan un desarrollo con mayor equidad para todos.

Por Alberto Pontoni. Agosto 2004


El Milagro de la Economía China

Uno de los temas actualmente mas debatidos es el futuro de China y el eventual "aterrizaje" de una economía que para ciertos analistas se encuentra sobrecalentada. Las cifras correspondientes al primer trimestre del 2004 son espectaculares e indican una aceleración vertiginosa del crecimiento del PBI (9.7%) y la inversión en activos fijos (43%). Para algunos aún existe aire suficiente para continuar el extraordinario desempeño de los últimos 25 años. Para otros, China esta atravesando un fenómeno de burbuja similar al que precedió el colapso de los tigres asiáticos en 1997-99. Para estos últimos, la discusión se centra sobre las consecuencias de un aterrizaje inevitable, en forma "brusca" o "suave". Obviamente, los efectos negativos de un enfriamiento de China se harían sentir sobre el conjunto de la economía mundial y particularmente sobre Japón. Argentina, también se encontraría entre los afectados atento el alto grado de vulnerabilidad de nuestra principal fuente de divisas: las exportaciones del complejo soja.



El Boom

China es la segunda economía más grande del mundo. Su PBI se estima (en poder adquisitivo equivalente) en 6 billones de dólares, lo que hace un per capita de 4.500 dólares, para una población de 1.300 millones de habitantes. La población bajo la línea de pobreza no alcanza al 10%. A efectos comparativos, la Argentina actual tiene un PBI de 110 mil millones, un per capita de 3.000 dólares y los pobres constituyen, al menos, una cuarta parte de la población.

Por otro lado, China no es una economía pastoril, como algunas viejas imágenes pretenden mostrar. Si bien la mitad de su fuerza laboral (unos 750 millones de trabajadores) se desenvuelve en el campo, la producción agrícola representa sólo un 15% del PBI, mientras que la industria (incluyendo construcción) alcanza al 51% (el doble que en Argentina).



Las exportaciones chinas vienen creciendo sostenidamente y en el 2003 superaron los 440 mil millones de dólares, que representan el 6% del total mundial. También las importaciones se han incrementado llegando a 415 mil millones en el 2003. La mitad de ese importante volumen de comercio se canaliza hacia países del Asia-Pacífico, principalmente Japón, Hong Kong, Corea y Taiwan. El intercambio con Estados Unidos, destino de una cuarta parte de sus exportaciones, es sumamente favorable a China.

Los reiterados superávits comerciales, sumados al fuerte ingreso de capitales registrado en la última década, explican el alto nivel de reservas de esta economía, del orden de 450 mil millones de dólares. Su deuda externa, que alcanza a 150 mil millones de dólares, resulta poco significativa con relación a sus exportaciones, PBI o volumen de reservas.

La evolución de China a partir de 1978 constituye el fenómeno de crecimiento económico más notable de la economía mundial de todos los tiempos. En los últimos 25 años cuadriplicó su producto y en la década de los 90, logró duplicarlo en sólo nueve años (implica una tasa sostenida de crecimiento superior al 9% anual).



Para evaluar en toda su dimensión el fenómeno chino hay que considerarlo en el contexto de las otras economías pujantes de la región Asia-Pacífico, donde ya se concentra un tercio de la producción mundial. Para el 2020 China junto a Japón, India, Indonesia, Corea del Sur y Tailandia se encontrarán, entremezclados con EEUU y Alemania, a la vanguardia de las potencias económicas del mundo.

El auge inversor

Las exportaciones y, principalmente, la inversión han sido los motores del espectacular crecimiento de China. El auge de la inversión tiene 3 razones básicas:

Boom de la construcción. Este fenómeno se registra en las zonas costeras y particularmente en Shanghai y Pekín. En el 2003 la construcción representó más del 20% del PBI de esas ciudades, provocando un aumento en el precio de los materiales e insumos y un auge de nuevas inversiones en los sectores relacionados. China absorbe actualmente el 40% de la producción mundial de cemento y un 30% del carbón, hierro y acero.

Expansión de exportaciones. La alta competitividad del sector manufacturero chino, favorecido por bajos salarios y un tipo de cambio que "ata" el yuan al dólar, ha facilitado la expansión de sus exportaciones. De allí el fuerte incremento de inversiones en este sector.

Crecimiento del crédito. El sostenido ingreso de capitales, atraídos por el diferencial de interés y expectativas de apreciación del yuan, ha contribuido al aumento de la liquidez y de los préstamos bancarios, así como de las reservas en divisas. Hasta el momento esta situación no se ha expresado en presión inflacionaria. El alza de precios del 2003 fue de sólo 1.2%.

El síndrome de burbuja

Quienes impulsan la hipótesis de una supuesta "burbuja" inversora y un eventual colapso de la economía suelen esgrimir que una magnitud de inversión tan alta como la que presenta China puede llevar a excesos de capacidad, provocando derrumbe de precios y quiebra de empresas, con el consecuente efecto devastador sobre el sistema bancario y el conjunto de la economía.

A esto agregan dos factores adicionales de preocupación:

Mala cartera crediticia. Como se señalara antes, el sector bancario ha transformado el aumento de liquidez derivado de la fuerte entrada de capital extranjero en un explosivo boom de crédito. Según algunas versiones gran parte de esos prestamos se han canalizado hacia el sector inmobiliario y empresas ineficientes, estimándose de dudoso cobro entre un 40-50% del total. Esta situación podría agravarse si crecen las quiebras o caen los precios en el sector inmobiliario.

Déficit comercial. Si bien las exportaciones dieron un salto fenomenal en los últimos dos años, pasando de 250 a 440 mil millones de dólares, las importaciones han estado creciendo a un ritmo mayor, reduciendo progresivamente el superávit comercial, que en el 2002 fue de 50 mil millones y en el 2003 de 25 mil millones de dólares. La novedad reciente es el cambio de signo y la aparición de un apreciable déficit en el balance comercial.

Algunos analistas, igualmente sostenedores del riesgo de explosión de la "burbuja" china, suman a estas amenazas otros peligros latentes, como una caída del ingreso de capitales y la escasez de energía eléctrica.

Las medidas de enfriamiento

El gobierno chino ha tomado varias medidas destinadas a evitar la anunciada crisis por recalentamiento. Esas medidas están destinadas, principalmente, a frenar la expansión del crédito, aumentar el tipo de interés y brindar mas solvencia al sistema financiero.

  • Control de préstamos bancarios. Principalmente a sectores con exceso de capacidad, como la construcción y producción de acero, cemento y automóviles. El objetivo es evitar una crisis de sobreoferta que llevaría a derrumbes de precios y quiebras de empresas. Esta aún fresco el recuerdo de la incidencia del boom inmobiliario en la crisis de los paises del sudeste asiático en1997-99.
  • Aumento de encajes. En los últimos meses se elevaron en varias ocasiones los coeficientes de reserva que los bancos comerciales deben mantener. De esta forma se intenta reducir la oferta de crédito y poner un freno a la expansión de liquidez.
  • Incremento de la tasa de redescuento. En marzo el banco central elevó el tipo de interés que aplica la autoridad monetaria en el mercado interbancario.

Sin embargo, algunos analistas piensan que estas medidas son insuficientes para frenar el ritmo de inversión, ya que el incremento del tipo de interés difícilmente resulte un disuasivo eficaz frente a la avalancha de proyectos que se suceden. Por el contrario, podría terminar agravando la situación al constituirse en un motivo de atracción de nuevos capitales que incrementarían la liquidez.

Quienes descuentan el fracaso de las medidas de enfriamiento adoptadas por el gobierno y especulan con una explosión de la "burbuja" inversora son los mismos que reclaman un reajuste al alza del tipo de cambio (apreciación del yuan). Esta medida permitiría desacelerar el crecimiento a través del desaliento de las exportaciones y la reducción de la liquidez, al disminuir el ritmo de compra de divisas por parte del banco central.

Obviamente, esta postura cuenta con el respaldo del gobierno de EEUU, cada vez más preocupado por el alto déficit que presenta su balanza comercial con China. También es compartida por los capitales especulativos que ingresaron en el pasado con la intención de aprovechar el diferencial de interés, que se beneficiarían de la apreciación del yuan.

Sin embargo, es poco probable que el gobierno chino adopte esta medida que afectaría severamente al sector exportador en momentos que la balanza comercial comienza a ser deficitaria. La modernización de China demanda un volumen creciente de importaciones, tanto de alimentos y petróleo como de bienes de capital e insumos industriales, y la forma más saludable de financiación pasa por el aumento de las exportaciones.

A título de reflexión final

Si el enfriamiento adopta la forma de un aterrizaje abrupto, el crecimiento del PIB chino podría ser sustancialmente inferior al 7% previsto por el gobierno. En tal caso, los efectos de repercusión global podrían ser significativos. Cabe tener en cuenta que la economía china es la segunda en importancia. Su producto, medido a paridad de poder adquisitivo, representa un 13% del total mundial (el de EEUU alcanza al 21% y el de la UE al 16%) y sus importaciones un 6%. Además, China ha sido la gran locomotora de la economía mundial en los últimos años (se le atribuye una cuarta parte del crecimiento económico total).

En consecuencia la desaceleración del ritmo de crecimiento de China tendría serias repercusiones globales. Los mas afectados serían los paises del área Asia-Pacífico, Japón en particular, donde se concentra la mitad de su intercambio comercial. También sufrirían las economías latinoamericanas, que verían derrumbarse los precios de las materias primas que constituyen la base de sus exportaciones, desde la soja al cobre.

Sin embargo, el espectacular crecimiento de la economía China parece asentarse sobre bases firmes que le brindan sustentabilidad, como son la expansión de su sector productivo y de sus exportaciones. A diferencia de otras experiencias de expansión aceleradas, verdaderas "burbujas" que se desplomaron en poco tiempo, como la Argentina de los 90, el gobierno chino ha canalizado con inteligencia las inversiones del exterior y ha sabido mantener bajo control el efecto distorsivo y la volatilidad generada por el ingreso de capitales de corto plazo.

A pesar de ello es lógico que se produzcan recalentamientos y bloqueos en un sistema económico sometido a un ritmo tan sostenido de expansión. Sin embargo, difícilmente el gobierno chino vaya a tomar medidas que impliquen abandonar lo sustancial de su modelo, como sería el caso de una apreciación del tipo de cambio y el desaliento del sector exportador. Es más probable que continúe con su política de restricción monetaria y crediticia y establezca controles más estrictos al ingreso de capitales.

De todos modos, es de esperar que en materia de comercio exterior China busque equilibrar su intercambio con aquellos paises que mantiene un déficit estructural con miras a agravarse en el futuro. Es el caso de la Argentina. En los últimos 5 años nuestras exportaciones a China se han cuadriplicado, pasando de 600 a 2.500 millones de dólares y en el 2003 obtuvimos un superávit comercial de 1.800 millones.

Mas allá de la discusión acerca del aterrizaje de la economía china interesa sacar conclusiones que puedan contribuir a pensar el futuro nacional. Actualmente ese mercado representa casi el 10% del total de nuestras exportaciones y existen excelentes perspectivas para incrementar esa participación. Sin embargo, es necesario tener presente que para aumentar nuestras ventas debemos aumentar nuestras compras, una regla básica para profundizar y dar estabilidad a una relación comercial.

En conclusión, China es un excelente socio para ampliar nuestra participación en el comercio mundial. Para que esto ocurra debemos pensar en ese país no tan sólo como mercado para nuestros productos sino también como proveedor de tecnología y bienes de capital para el desarrollo del nuevo perfil productivo de la Argentina.

Por Alberto Pontoni.Mayo 2004


El Futuro del Petróleo y Fósiles Energéticos

Por Alberto Pontoni.Mayo 2004


Uno de los problemas más importantes que enfrenta la humanidad, derivado del modelo tecnológico adoptado, es la dependencia del petróleo como fuente de energía. Al carácter agotable de este recurso y la alta concentración del grueso de las reservas en pocas zonas del planeta se suma el fuerte deterioro ambiental que esta provocando su uso.A continuación se presenta una selección de párrafos de un reciente articulo del Prof. Jeffrey D. Sachs (Universidad de Columbia), "El futuro energético en peligro", en el que se pasa revista a los riesgos que reviste la situación actual y se señalan algunas acciones que deberían implementarse para evitar esas consecuencias.

Dos problemas energéticos moldearán nuestro futuro económico y geopolítico de las próximas décadas: la dependencia del petróleo de Medio Oriente y la desestabilización del clima del planeta.

Depender del petróleo de Medio Oriente resulta cada vez más riesgoso. Nadie sabe cuánto petróleo queda y cuánto costará extraerlo. El crecimiento económico de China, India, Brasil y otros países determinará un fuerte aumento de la demanda mundial de energía. Si Medio Oriente ya está en un punto límite, imaginen qué podría ocurrir de intensificarse la competencia entre Estados Unidos, Europa, China, India, Japón y otras naciones por el petróleo de esa región.


El segundo gran desafío radica en que nuestro sistema energético moderno está desestabilizando el clima del planeta. El petróleo y otros combustibles fósiles (la hulla y el gas natural) provocan cambios climáticos en el largo plazo, pero poca gente aprecia la gravedad de los riesgos implícitos. Estos cambios afectarán el clima en todos sus aspectos: desde las temperaturas, hasta las precipitaciones y las pautas de tormentas. Asimismo, causarán alteraciones fundamentales en el medio físico: por ejemplo, elevarán el nivel del mar y modificarán los procesos químicos oceánicos.

Los efectos son impredecibles. Cabe suponer que serán enormes en cuanto a producción agrícola, enfermedades, disponibilidad de agua -tanto potable como para riego- erosión de las costas, etcétera. Tal vez estas alteraciones sean bruscas, ya que la historia ha demostrado que pueden producirse cambios impresionantes en cuestión de décadas.

Estos cambios generarán una gran zozobra económica y podrían provocar reacciones negativas de la conducta humana, llevando a una intranquilidad política masiva, movimientos de refugiados y conflictos violentos.


De allí que estos desafíos -escasez de petróleo, aumento de la inestabilidad en Medio Oriente y cambios climáticos- exijan una reflexión lúcida.

Frente a esta situación algunos proclaman la necesidad de reducir drásticamente el consumo mundial de energía. Sin embargo, esta alternativa debilitará la economía sin solucionar el problema del suministro de petróleo a largo plazo ni el del cambio climático.

Otros, nos exhortan a desacostumbrarnos a los combustibles fósiles y emprender una carrera alocada hacia las fuentes energéticas renovables, como la solar o la eólica. Pero estas alternativas son costosas y, en términos realistas, no pueden reemplazar los combustibles fósiles.

Alternativa

Por suerte, si trazamos planes de largo plazo a escala mundial, es posible hallar el modo de superar los desafíos y conseguir suministros energéticos confiables, seguros desde el punto de vista ambiental y a precios accesibles.

Para ello hay que tener en cuenta dos ideas fundamentales.

Primera: debemos reconocer que aun cuando el petróleo comience a escasear otros combustibles fósiles (hulla, gas) y no convencionales (arenas de pizarra y alquitranada) seguirán abundando durante siglos. En consecuencia, se debe encarar el desarrollo de tecnologías e infraestructuras que posibiliten el uso eficiente y seguro de estos otros combustibles fósiles. Por ejemplo, ya existen procesos químicos para convertir la hulla en gasoil. También podemos convertirla en hidrógeno y sustituir, como propulsor, al motor de combustión interna de los automóviles. Sin embargo, todavía no existe consenso respecto del balance costo-eficacia de esta tecnología.

Segunda: cuando la producción de petróleo se mantenga estable o empiece a declinar y entren a tallar esos otros combustibles fósiles, deberemos controlar sus efectos climáticos. En el futuro, siempre desde la perspectiva ambiental, la forma segura de usar combustibles fósiles será capturar el anhídrido carbónico en la usina, antes de que salga a la atmósfera, y neutralizarlo en algún tipo de depósito subterráneo. Este procedimiento, denominado "captura y neutralización del carbono", ya es objeto de estudio.

En definitiva, nuestro futuro energético no dependerá de una solución única, sino de diversas medidas: (i) explorar y explotar nuevos yacimientos petrolíferos, en especial fuera de Medio Oriente; (ii) mejorar la eficiencia energética; (iii) desarrollar y adoptar, en el largo plazo, otras fuentes de energía renovables a precios asequibles; (iv) usar otros combustibles fósiles, como la hulla, de modo tal que no dañen el medio ambiente.

Hoy, no estamos pensando en el agotamiento del suministro mundial de petróleo; confiamos demasiado en la producción de Medio Oriente y pasamos por alto las consecuencias ambientales del uso de combustibles fósiles. Por este camino, estamos llegando a un callejón sin salida y la realidad nos alcanzará.

¿Cómo debemos encarar el futuro?

Los mayores consumidores de energía del mundo, empezando por Estados Unidos, Europa, China, Japón e India, tienen que acordar acciones colectivas con un doble objetivo: por un lado, desarrollar nuevas tecnologías de captura y almacenamiento del carbono; por el otro, explotar y usar fuentes energéticas alternativas a un costo accesible.

Asimismo, debemos hacer que los precios de mercado de la energía reflejen los verdaderos costos sociales de dicho consumo. Así, tanto los consumidores como los proveedores podrán decidir mejor respecto a la eficiencia de la energía, la explotación de fuentes alternativas y la adopción de tecnologías seguras para el medio ambiente.

Precios de Combustibles y Mercado Internacional

Por Alberto Pontoni. Mayo 2004


En el horizonte ha comenzado ha delinearse un nuevo fantasma que amenaza con agravar la crisis energética originada por la escasez del gas. Esta semana el precio internacional del petróleo, continuando la tendencia alcista de los últimos meses, alcanzó el récord de 42 dólares por barril. Esta situación ha dado pie a un nuevo reclamo de las empresas que operan en nuestro país para obtener ajustes en los precios del crudo y de los combustibles.

En principio resulta lógico y razonable que en una economía de mercado las empresas reclamen por un "alineamiento" de los precios internos en correspondencia con los valores internacionales. Sin embargo, resulta ilustrativo analizar la evolución de los precios y el comportamiento de esas mismas empresas durante la década pasada para comprobar la poca coherencia y falta de consistencia de dichos argumentos.

Antes de entrar al fondo de la cuestión es necesario destacar el alto grado de concentración que impera en el mercado de combustibles de nuestro país, ya que tan sólo 3 empresas son responsables del 90% de la producción y comercialización de derivados del petróleo. A fines de los 90 la participación de Repsol YPF (incluyendo su controlada EG3) en la refinación de derivados de petróleo era del 57% y la de Shell y Esso del 35%. Entre las tres sumaban un 92% del total. A su vez, en ventas a consumidores finales las tres concentraban el 90% y 88% de los mercados de naftas y gas oil. En términos generales el volumen de gasoil vendido casi triplica las ventas de naftas, debido a la fuerte sustitución de naftas por gasoil (fenómeno de dieselización) y GNC que se registró durante el último decenio.


Sobreprecios y Rentas Oligopólicas

En abril del año 2000 el Instituto Argentino de la Energía (IAE) publicó el trabajo "Análisis del Mercado de Combustibles Líquidos en la República Argentina", realizado por expertos de su Departamento Técnico. En el mismo se estudia la evolución de los precios de los combustibles y se comparan los precios cobrados en nuestro país por las empresas productoras con los valores de referencia internacionales.

Los hallazgos, correspondientes al periodo 1992-2000, fueron sorprendentes:


Los precios en salida de refinería (excluyen impuestos y gastos de comercialización) de los combustibles vendidos en el país nunca siguieron una trayectoria que reflejara los cambios en el mercado internacional, sino que mantuvieron sus propios niveles.

Los precios del gasoil y las naftas cobrados por las refinadoras se ubicaron, en promedio, entre un 19% y un 64% por encima de sus valores de referencia internacional, dependiendo del producto y de la empresa.

En las naftas el sobreprecio cobrado por YPF, respecto de su valor de referencia internacional, fue del 38%. En el caso de Esso del 47% y de Shell del 64%. En el gasoil el sobreprecio promedió un 19%. Los mayores apartamientos se observaron en 1998 y 1999, cuando el precio internacional del crudo se redujo a 10-12 u$s/barril, sin que esta baja repercutiera en el mercado interno. En ese momento el gasoil refinado por YPF se llegó a vender a un precio superior en un 150% a su valor internacional y en el caso de Shell el sobreprecio alcanzó a un 220%.

El cuadro siguiente muestra los excedentes transferidos a las principales refinadoras como consecuencia de los sobreprecios derivados de la diferencia de precios internos respecto de los internacionales. Para la estimación se han considerando los precios y el volumen comercializado por cada empresa entre 1993 y 1999.

El estudio también señala que los excedentes transferidos por los consumidores (particulares, agro, transporte e industria) a favor de las principales refinadoras como consecuencia de los sobreprecios derivados de la diferencia de precios internos respecto de los internacionales entre los años 1993 y 1999 fueron de aproximadamente 4.500 millones de pesos/dólares. La captación de este excedente se distribuyó entre las principales productoras de la siguiente forma: YPF+EG3 54%, Shell 28% y Esso 18%.

Esta situación abusiva fue consecuencia de las condiciones de oligopolio y falta de competencia del mercado argentino, que permitió que las empresas no trasladaran a los precios finales de los combustibles la baja del crudo en el mercado internacional. Por el contrario, el incremento de precios del petróleo, sobre todo el que se produjo desde fines de 1999, fue trasladado en forma casi inmediata a los precios de venta final de los productos.

Reflexiones

En una economía de mercado el precio doméstico de los combustibles debe guardar una cierta correspondencia con el nivel de precios del mercado internacional. La experiencia argentina de la última década es un claro ejemplo de las distorsiones derivadas del poder oligopólico ejercido por un puñado de empresas, consolidado a partir de la privatización de YPF. Los precios internos subieron siempre que se registraron alzas en el mercado mundial pero no descendieron cuando estos disminuían. Obviamente, esto fue posible debido a la existencia de un Estado complaciente o cómplice (no ausente).

El resultado de estas maniobras fue una enorme transferencia de recursos que redujo la capacidad adquisitiva de las familias y restó competitividad a la producción nacional.

Hoy son las mismas empresas las que reclaman ajustes de los precios domésticos de los combustibles en razón del alza internacional del petróleo. Corresponde al nuevo Gobierno llevar a la mesa de negociación su comportamiento pasado y establecer formas de compensación y mecanismos que eviten la continuidad de estas prácticas y la obtención de rentas fundadas en prebendas y privilegios.

Globalización y Desarrollo

Por Alberto Pontoni.Noviembre 2003


Globalización se ha convertido en una categoría difícil de definir que, por un lado, refiere a la descripción de una nueva realidad y, por otro, sirve de ropaje a una vieja ideología, que enmascara el tradicional propósito hegemónico de toda potencia dominante. Abrirse ingenuamente al comercio de mercancías y capitales no equivale a facilitar la expansión de las comunicaciones e Internet. Tampoco deben confundirse las particularidades de la actual etapa de internacionalización de la economía con el intento de imponer un modelo cuyo principal objetivo es desarmar las iniciativas de desarrollo nacional.

¿A que realidades se refiere la globalización en economía? Básicamente, a dos fenómenos. Por un lado, el incremento del comercio mundial de bienes y servicios, favorecido por el derrumbe de fronteras políticas y el desmantelamiento de barreras a las importaciones como consecuencia de numerosas negociaciones y acuerdos, incluyendo la creación y puesta en marcha de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por otro, el aspecto más novedoso de esta etapa, el explosivo crecimiento y alta movilidad de los fondos de inversión, sumado a una mayor apertura de los mercados de capitales. Las transacciones mundiales de dinero y los flujos de capitales especulativos se han multiplicado, contribuyendo al boom y colapso de muchas economías. Asimismo, han acelerado y amplificado la transmisión de las convulsiones, transformando problemas nacionales en crisis regionales o mundiales, como sucedió en los casos de México, Rusia, el sudeste asiático y, mas recientemente, Argentina.

¿En qué consiste la ideología globalizadora? En tratar de demostrar la conveniencia, particularmente para paises en desarrollo, de implementar políticas de "mercados abiertos". Esto es aprovechar el empuje que proviene de los mercados, favoreciendo las inversiones de las corporaciones transnacionales y el ingreso de capitales. La traducción práctica de esta idea se expresa en el paquete de medidas que impulsa el llamado Consenso de Washington. Entre ellas destacan la desregulación de mercados, baja de aranceles, facilidades al ingreso de capitales e inversiones extranjeras, garantía de la propiedad intelectual y patentes y el achicamiento del sector público.


Tiempo atrás, los fundamentalistas de mercado solían recurrir al ejemplo de los llamados tigres asiáticos, como Indonesia, Corea y Taiwan, para demostrar las bondades de las políticas globalizadoras. Sin embargo, dos hechos dieron por tierra con estos argumentos. Por un lado, los trabajos del Premio Nobel y ex economista del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, revalorización otras causas y brindaron otro enfoque sobre el éxito de esos paises. La apertura comercial fue un importante motor del crecimiento, pero el despegue se produjo en el marco de políticas nacionales que orientaron la producción, brindaron fuerte protección al mercado interno e impidieron el ingreso de entidades financieras y capitales especulativos del exterior. A su vez, cuando esos paises cedieron a la presión del FMI y levantaron sus barreras al ingreso de capitales se sucedieron una serie de maniobras de especulación financiera que derivaron en la crisis que asoló el sudeste asiático en 1997.

Alternativas exitosas

Frente a los desafíos de la globalización hay dos tipos de respuestas exitosas. Una, la de aquellos paises que en forma individual adoptaron vías autónomas y supieron aprovechar las ventajas de la modernización y la globalización conteniendo sus efectos nocivos, como son los casos de China, las economías del sudeste asiático e Irlanda, entre otros.


Otra, la experiencia integradora de la Unión Europea, que supo construir su propia globalización al regular bajo una misma legislación la circulación de bienes, capitales, servicios y personas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la construcción europea se concretó a través de una política dirigida a la corrección de las disparidades nacionales. Esto permitió que en 10 años el PBI per capita de los tres países menos prósperos de la Unión -España, Grecia y Portugal- creciera del 68% al 80% de la media comunitaria. Fue la conjunción de ambas estrategias la que permitió avanzar en la convergencia regional.

Lamentablemente, no existe a escala global una capacidad similar de construcción. Sin una estrategia correctiva la mayor apertura económica internacional se traducirá en mayores ventajas para las economías más prósperas y competitivas, que son las que obtendrán un mayor provecho de las oportunidades derivadas de la ampliación de los mercados. Si no se introducen los necesarios mecanismos correctores la globalización continuará generando una agudización de los desequilibrios económicos internacionales.

Una clara expresión de esta falta de voluntad niveladora es la resistencia de las naciones desarrolladas al reclamo de los paises más pobres de abrir sus fronteras y desarmar las barreras proteccionistas que dificultan el ingreso de materias primas. En lugar de ello se continúa practicando una solidaridad mal entendida, incluso perversa, como en el caso de las donaciones de alimentos que realizan los paises ricos, que terminan agravando aún más la agricultura de los países hambrientos, haciendo más miserable a su población.

La experiencia argentina

¿Fue la globalización la causa del colapso argentino? En primer lugar, hay que señalar que la Argentina de los 90 fue uno de los paises más favorecidos por el proceso de globalización, atento la afluencia masiva de recursos atraídos por buenas oportunidades de negocios y la confianza suscitada por un gobierno amigable con los centros de poder y las transnacionales. Entre 1992 y 2000 ingresaron al país más de 110 mil millones de dólares. Si se contabilizan los egresos por intereses y utilidades, el saldo neto de los flujos financieros alcanzó a 65 mil millones de dólares.

De allí, que la responsabilidad del fracaso argentino deba ser rastreada, antes que en los nuevos fenómenos de la globalización, en las políticas "bobas" implementadas y la confianza ciega depositada en los mecanismos de mercado. A diferencia de los paises exitosos, se descuidó la defensa del mercado interno y poco se hizo para transformar en valor agregado –es decir, industria- la afluencia de capitales, desperdiciando una oportunidad histórica para el desarrollo del país.

El colapso argentino ha contribuido mas que el movimiento antiglobalización a frenar el huracán globalizador, asestando un duro golpe a los fundamentos de esa ideología. A su vez, el default de la deuda ha servido para poner un freno a las maniobras especulativas del capital financiero. No sería de descartar que, de mantenerse la intransigencia del ministro Lavagna respecto del pago de la deuda, su imagen pase a ocupar un lugar de privilegio junto a la escritora Susan George y el agricultor José Bové (en referencia a los lideres de ATTAC, organización que impulsa el establecimiento de un impuesto a los movimientos de capitales (Tasa Tobin) y de Vía Campesina, famosa por sus ataques a McDonalds en Francia),

Tipo de Cambio e Industria

¿Es competitiva la industria nacional?


Seguramente gran parte de quienes se formulen esta pregunta responderán por la negativa. Sus fundamentaciones apuntarán, principalmente, al diferencial de precios o calidades con productos similares extranjeros. Los más inmersos en el proceso productivo pondrán el énfasis en el desfasaje tecnológico del sector manufacturero, la falta de capacitación o el espíritu poco innovador de nuestro empresariado. Sin embargo, en este como en tantos otros temas económicos, es necesario comenzar separando ideología de realidad.

A diferencia de lo que ocurre en otros paises, en la Argentina de los últimos 30 años se ha sembrado y difundido un sentimiento antiindustrial que ha sido sistemáticamente alimentado por funcionarios, centros de pensamiento liberal y medios masivos. Existe una especie de sensación de sospecha permanente sobre la industria y los industriales que se refleja en la reiterada recurrencia a términos descalificantes, tanto para el sector (ineficiente) como para los empresarios (rentistas, prebendarios, evasores).

El antiindustrialismo es una ideología transversal que en nuestro país encuentra sus raíces en el pensamiento conservador de origen terrateniente pero que suma adeptos en diferentes sectores de la sociedad, incluso entre núcleos progresistas. Por su parte, las dirigencias empresarias han contribuido a reforzar esta impresión a través de la paradójica complicidad o pasividad frente a las políticas que llevaron al desmantelamiento del aparato productivo nacional durante las décadas del setenta y noventa. Una clara manifestación de esa patología empresaria fue el aval otorgado a la gestión de Martínez de Hoz. Primó mas en el ánimo de la dirigencia empresaria el revanchismo antiobrero, expresado en el disciplinamiento u opresión social practicado por la dictadura militar, que la defensa de sus propios intereses estratégicos.


De allí, que en amplios sectores de la sociedad aún exista la convicción acerca de la falta de competitividad de la industria nacional y que su supervivencia se encuentra supeditada a las transferencias del campo, la sobreexplotación laboral o la evasión impositiva.

¿Es esta la realidad?

Competitividad micro y macro



En términos sencillos, la competitividad micro surge de la comparación de costos de bienes de calidad similar entre empresas diferentes. Si A fabrica escobas a $ 5 la unidad mientras que a B le cuestan $ 5.50, la conclusión es que A es más competitivo que B. Sin embargo, la medición se complica al momento de efectuar comparaciones con productos extranjeros ya que existen otros factores, principalmente el tipo de cambio pero también las condiciones de financiamiento y la existencia de diferentes subsidios, ajenos a la empresa y que dependen de las condiciones macroeconómicas del país. (En una ocasión un exportador argentino de maquinarias describió la desigualdad de condiciones financieras con que debía enfrentar a sus competidores europeos en terceros mercados con una frase sumamente gráfica e ilustrativa: "Ellos exportan un crédito y, de paso, te regalan una maquina").

En consecuencia, las condiciones de competitividad no dependen sólo del proceso productivo intra empresa (micro) sino también de condiciones extra empresa (macro).

La historia económica de nuestro país proporciona una sólida evidencia que puede servir de guía para una mejor comprensión de la dinámica de estos factores. Los ciclos expansivos del sector manufacturero fueron siempre impulsados por severas crisis externas o intervenciones públicas de carácter proteccionista. En situaciones de bonanza externa, de superávit de balanza de pagos, el peso tiende a valorizarse y la industria a retroceder.

La explicación de este evidencia hay que buscarla en las grandes ventajas comparativas del sector primario exportador, que le permiten seguir produciendo y exportando con niveles de tipo de cambio en que la producción industrial queda fuera de competencia. Esto fue lo que ocurrió durante la convertibilidad. A pesar de la apreciación del peso el sector agroexportador logró expandirse mientras que la industria se contrajo a niveles inéditos.

Este fenómeno genera una de las paradojas o patologías estructurales de la economía argentina: la bonanza del sector primario compromete la supervivencia del sector transformador. En otras palabras, cuando al campo le va bien la industria incuba una crisis. El mecanismo de transmisión de este remolino vicioso es el tipo de cambio, ya que el incremento de saldos exportables tiende a valorizar el peso y hacer perder competitividad a los sectores más sensibles y expuestos a la competencia externa.

De allí, que el desarrollo de la industria nacional se encuentre más ligado a factores que hacen a la competitividad macro, principalmente al tipo de cambio, antes que a otros de carácter micro. En consecuencia el problema deja de ser de eficiencia o comportamiento empresarial para transformarse en un desafío de la política económica.

¿Es posible quebrar este remolino vicioso?

Alternativas

Las opciones pasan, en todos los casos, por una intervención del Estado. En nuestro país, los principales instrumentos utilizados para evitar la asfixia de la industria por la sobrevaloración del peso han sido el monopolio del comercio exterior, las barreras arancelarias, el establecimiento de tipos de cambio diferenciales y los impuestos a las exportaciones (retenciones).

En el contexto actual resulta difícil pensar en mecanismos de control del comercio exterior y, por otro lado, los compromisos internacionales asumidos por el país dificultan o impiden la instrumentación de barreras arancelarias y tipos de cambio diferenciales. En consecuencia, el único instrumento viable es la imposición de retenciones a las exportaciones de productos con mayores ventajas comparativas, como los agropecuarios. Este mecanismo permite al Estado captar y redireccionar una porción del excedente generado por el sector primario y reducir la oferta de divisas en el mercado evitando la revalorización del peso. (Paradójicamente, las retenciones, al evitar la depreciación del dólar, contribuyen a aumentar el ingreso en pesos de los exportadores. Obviamente, este argumento no resulta convincente a los sectores tradicionales).

Obviamente, una política pro industrial no se agota en esta sola acción. La intervención en el mercado cambiario es una condición necesaria pero requiere ser complementada con otras medidas de asistencia, principalmente financieras.

Sin embargo, debe quedar claro que las transferencias de recursos al sector industrial no son subsidios destinados a compensar una tara particular de nuestros empresarios sino el costo necesario de industrializarse en un país que enfrenta una doble desventaja competitiva: la presencia de un sector dotado de extraordinarias ventajas comparativas (pero incapaz de brindar empleo e ingresos al conjunto) y la existencia de serias distorsiones en el mercado internacional.

Por Alberto Pontoni. Noviembre 2003

Industria del Calzado

La industria del calzado es uno de los sectores industriales que muestra mayores cambios en las últimas décadas. Actualmente se producen en el mundo unos 12 mil millones de pares, con un promedio de 2 pares por persona. Un dato interesante es el hecho que un 60% de esa producción es exportada. China (produce 6.500 millones de pares/año y exporta 4 mil millones) e India (700 millones de pares/año), son los paises que registraron el crecimiento más espectacular de esta industria, desplazando de la escena a naciones que en su momento fueron grandes productores, como Italia, cuya producción se ha reducido a 400 millones de pares/año.


Por otro lado, el gran importador mundial sigue siendo EEUU (1.800 millones de pares), seguido de Japón y Alemania. Estos 3 paises concentran casi la mitad de las importaciones totales netas (excluyendo Hong Kong, que opera como país de transito). El valor del comercio mundial de calzado no deportivo ronda los 15 mil millones de dólares anuales, correspondiendo un 85% de ese total al calzado con capellada de cuero.

El mundo muestra dos modelos contrapuestos que compiten en el mercado internacional: el "asiático o económico", cuyo liderazgo ejerce China, que aprovecha el bajisimo costo de su mano de obra, y el "europeo", representado por Italia y seguido por España y Portugal, mas caro pero con diseño y elaboración de mayor calidad.

El modelo brasileño


Brasil es un caso interesante de analizar. Representa una vía propia, intermedia entre China e Italia, pero igualmente exitosa, que en los últimos 25 años logró triplicar su producción y colarse entre los grandes exportadores mundiales. Sus logros en el comercio internacional son el resultado de la adopción de una estrategia adecuada enfocada en la provisión de zapatos de mujer en el segmento de precio medio/bajo para el mercado de EEUU. Actualmente, el 70% de los 1.600 millones de dólares anuales provenientes de sus exportaciones de zapatos, fundamentalmente de mujer, se dirigen a EEUU, ocupando el primer lugar entre los proveedores de calzado femenino de ese país (42% del total, seguido por China con el 38% e Italia con el 10%).

Es más, en los últimos años Brasil ha comenzado a insertarse en el nicho de calzado de máxima calidad, siendo actualmente el único proveedor no italiano de marcas como Gucci, Prada y Ralph Lauren. Asimismo, marcas brasileñas, como Reef o Havainas (calzado informal) se están posicionando en el mercado internacional.

¿Cómo lo logró? ¿Qué participación tuvo el sector público en el boom del zapato brasileño?


Decisiva. Aquí es donde mueren las palabras y comienzan los hechos. El sector público de Brasil se involucró activamente en el desarrollo de este sector con una batería de instrumentos que abarcaron desde ventajas impositivas, hasta inteligencia y promoción comercial, pasando por el financiamiento. Entre las ventajas impositivas se contabilizan la reducción y diferimiento de impuestos, así como créditos tributarios. En lo que hace a la promoción comercial el apoyo para la creación de una base de datos y la participación en misiones y ferias, entre otros. Asimismo, se brindó asistencia para el equipamiento, capacitación y acceso a tecnologías de avanzada con la finalidad de lograr una rápida modernización del sector.

Sin embargo, la clave del éxito, el lubricante de las otras acciones, fue el financiamiento destinado a promover este sector. Tan solo entre 1995 y 1998 el BNDES –el banco de desarrollo de Brasil- financió programas para el sector del cuero y calzado por mas de 300 millones de dólares, la mayoría de los cuales se canalizó a favor de pymes.

El retroceso argentino

¿Y Argentina? Para atrás. Entre 1991 y 1998 la producción de calzado cayó más del 30% y entre 1997 y el 2001 el derrumbe se aceleró a un ritmo del – 15% anual. A este fenómeno contribuyeron dos factores. Por un lado, la fuerte caída del consumo de calzado que pasó de un promedio de 4 pares per capita en la década del 80 a menos de 2 pares en la actualidad. Por otro, el aumento de las importaciones que tuvo su cenit en el 2001, cuando el 45% de los zapatos vendidos internamente fue de origen importado.

Sólo la estupidez e ineficiencia de la dirigencia local puede explicar este retroceso en un país que procesa mas de 10 millones de cueros vacunos por año. El balance comercial del sector es una clara radiografía de la situación. En el 2000 Argentina exportó cueros por 800 millones de dólares (a Brasil e Italia, entre otros) e importó zapatos por casi 200 millones (de Brasil e Italia, entre otros). La hiperdevaluación y el retroceso del consumo en el 2002 corrigieron este desajuste, al desplomarse las importaciones y permitir una recuperación, pero sin brindar una solución de fondo al sector, que continua rezagado y vulnerable.

El futuro posible

El ejemplo de Brasil muestra el camino para revertir esta situación. Una meta moderada para Argentina sería duplicar la producción de calzado en 4-5 años, alcanzando para el 2007 los 100 millones de pares, 75 millones de los cuales serían absorbidos por el consumo interno y 25 millones se exportarían. Esto representaría un ingreso adicional de unos 350 millones de dólares y la creación de aproximadamente 20 mil nuevos empleos.

El país tiene los recursos básicos para desarrollar una producción que le permita incursionar competitivamente en el segmento de calidad media y alta, basada en la disponibilidad de cueros, la capacidad y experiencia de nuestras curtiembres, la buena calificación y bajo costo de la mano de obra, sumada a la rica tradición artesanal y diseño local.

¿Qué se requiere? Además de voluntad e inteligencia aplicadas al diseño de un programa sectorial estratégico, que incluiría la identificación de nichos de productos y mercados (¿calzado de vestir o informal? ¿para mujer o hombre?, etc) es necesario brindar apoyo al sector privado para facilitar su modernización (diseño, tecnología, equipamiento, calidad) y fomentar el surgimiento de jugadores globales (consorcios, firmas de trading).

El costo fiscal de un programa de esta naturaleza se sitúa por debajo de los 2 millones de dólares/año y las necesidades de financiamiento, principalmente para exportaciones, en los 25 millones. De lo expuesto se concluye que en el sector del calzado es posible hacer mucho con poco, debido a sus bajos requerimientos de capital y tecnología. Sin embargo, para mejorar los pies es necesario, ante todo, cambiar la cabeza.

Por Alberto Pontoni. Octubre 2003

Argentina ¿País rico o pobre?

Argentina, ¿es un país rico o pobre?



La pregunta admite respuestas antagónicas. Argentina es, indudablemente, un país muy rico si se considera la gran disponibilidad de recursos y capacidad de producción que posee. Tanto en lo que hace a medios físicos o naturales, contabilizando la extraordinaria extensión de tierras potencialmente cultivables (de las cuales hay casi 40 millones de hectáreas en explotación), el impresionante stock ganadero (incluyendo las 50 millones de cabezas bovinas), los inconmensurables recursos de origen mineral, las importantes reservas de petróleo y gas, el caudal pesquero, etc, todo ello sazonado por excelentes recursos hídricos, buenos climas y abundantes lluvias. Si a este inventario se suman los recursos humanos el cuadro resulta aún mas optimista, debido a la alta calificación educativa de la población, modernidad cultural y tradición científica. Ejémplo de ello son los tres premios Nobel en medicina y fisiología y las contribuciones de argentinos al desarrollo científico y tecnológico.

Desde otro punto de vista, Argentina es un país pobre y postergado. El ingreso medio de la población, que actualmente se ubica en el orden de los 3.000 dólares per capita, es 7 veces inferior al promedio europeo y 12 veces menor al de los paises más desarrollados. En consecuencia, Argentina es el caso de un país rico con una población pobre.

Sin embargo, este enfoque de la realidad puede dar lugar a confusiones. Incluso, podría considerarse que la pobreza nacional es consecuencia del escaso aprovechamiento de nuestros recursos naturales cuando, en verdad, estos han sido y están siendo sobreexplotados y, en algunos casos, hasta el límite de su agotamiento.



Una adecuada interpretación de este fenómeno debe partir de la revalorización del trabajo como fuente genuina de valor y riqueza. Visto de esta forma, las causas de nuestra pobreza se derivan de la alta exclusión laboral y la baja productividad del sistema económico.

Exclusión y baja productividad

De existir condiciones adecuadas, como las vigentes en un país desarrollado, mas de la mitad de la población (unos 20 millones de argentinos) podrían tener empleo e ingresos suficientes para sostener un nivel de vida satisfactorio. En cambio, menos de la cuarta parte (unos 8 millones) alcanzan esa condición. El resto integra el ejército de desempleados (3 millones), subempleados (4 millones) y desanimados (5 millones). En esto radica la mayor perversión del actual sistema económico, que desaprovecha el aporte productivo del 60% de la población económica potencialmente activa.



La PEA argentina es del 42% de la población. Sin embargo, no integran esta categoría los "desanimados" (aquellos que ya han desistido de buscar empleo, atento la falta de trabajo) y otros sectores potencialmente capaces. Esto explica la diferencia con paises desarrollados, cuya PEA llega a alcanzar al 60% del total.

Otra distorsión es la baja productividad de nuestra economía, consecuencia de la poca importancia del sector manufacturero, el más auténtico generador de valor agregado, que representa sólo el 15% del PBI y ocupa a menos de 1 millón de trabajadores. La composición de nuestras exportaciones constituye un fiel reflejo de esta realidad, ya que en sus dos terceras partes son productos primarios o con poca elaboración.

En resumidas cuentas, la riqueza de una nación y de sus habitantes reside, principalmente, en el aprovechamiento de la capacidad transformadora de su población. De allí, que la fuente del atraso y la pobreza argentina resida en la escasa utilización del potencial productivo de sus habitantes. Paradójicamente, asistimos a una dicotomía perversa en que conviven "la sobreexplotación de unos pocos con la desocupación de muchos", funcional a un sistema igualmente perverso. Esta crisis se soluciona con trabajo y, principalmente, con industria. Para parecernos a España es imprescindible, al menos, duplicar nuestra industria.

Interpretaciones

¿Por qué estamos como estamos?

En este punto las explicaciones difieren, según la óptica o ideología de quien responda. Para los ortodoxos la culpa reside en el exceso de Estado y populismo, que ha trabado el desarrollo de un "verdadero capitalismo" (a pesar de tres décadas de dictaduras y democracias de mercado). La solución consistiría en un mayor aliento de la actividad privada y la reducción del Estado a sus funciones indelegables, como justicia y seguridad.

Para otros, la responsabilidad hay que rastrearla en la hegemonía que ejercen los centros sobre la periferia, que les permite aprovecharse de nuestros recursos y trabajo a través de diversos mecanismos de carácter financiero, productivo o comercial. La receta para salir del pozo pasaría por romper con las formas de dependencia o sumisión neocolonial.

Una tercera explicación del retraso y la pobreza, que tuvo su auge en las décadas del 50 y 60, pone el acento sobre el carácter primario exportador típico de las economías subdesarrolladas y la indolencia propia de sus dirigencias rentistas. De allí, los esfuerzos de las corrientes desarrollistas de posguerra en estimular el surgimiento de una clase empresarial dinámica (burguesía nacional) con decisión y capacidad para encarar un proceso de industrialización. En ese contexto, corresponde al Estado facilitar la canalización de recursos financieros y garantizar el acceso prioritario de la producción nacional al mercado interno. Esta corriente, conocida como estructuralismo, debido al énfasis puesto sobre la necesidad de cambios profundos, influyó decisivamente en las políticas de industrialización por sustitución de importaciones, características del periodo de posguerra.

Perspectivas

Actualmente, asistimos a un renacer de la visión estructuralista del subdesarrollo. Existe un amplio y sólido consenso en la sociedad acerca de la necesidad de emerger del atraso a través de la industrialización. El fracaso de las políticas ortodoxas aplicadas en las últimas tres décadas, en particular las experiencias conducidas por los ministros Martínez de Hoz y Cavallo, y el deterioro del país que ha producido la primarización se han convertido en los argumento más contundentes a favor de la industrialización.

Nunca Argentina produjo tantos granos, minerales y petróleo como en la actualidad, ni explotó tan intensamente sus recursos naturales. Sin embargo, nunca los argentinos estuvimos tan mal como en el presente. La solución de nuestros problemas no pasa por la mejora del precio de los granos ni por la eliminación de los subsidios agrícolas en los paises desarrollados. Para el país pastoril sobramos 20 millones de argentinos, de allí que la única alternativa de desarrollo sustentable e integradora pase por la industria.

Por Alberto Pontoni. Octubre 2003


Desarrollo Industrial en Italia: Véneto

El Véneto es una región del nordeste de Italia con una superficie de 2 millones de hectáreas y una población de 4 millones de habitantes, cuyo eje es la legendaria Venecia. Hasta principios de los 60 la región mostraba un importante retraso, con un per capita inferior al promedio italiano y una población de bajo nivel educativo dedicada a una agricultura pobre. Su desarrollo industrial era modesto y ligado a dos polos productivos: uno, textil-lanero, que se remonta al siglo XVIII y otro, químico-mecánico, surgido durante el periodo fascista.


A principios de los 50 el 43% de su población activa estaba empleada en la agricultura, un 27% en la industria, principalmente artesanos autónomos, y el restante 30% en el comercio. La agricultura entró en crisis y produjo una fuerte expulsión de mano de obra, que debió migrar en busca de trabajo. Durante una década abandonaron la región unos 40.000 (¡un 10% de la población!) emigrantes por año, situación parcialmente compensada por la alta natalidad local. Este fenómeno, traumático desde el punto de vista social y cultural, evitó el mayor empobrecimiento de la región al generar transferencias y aliviar el desempleo.

Actualmente, sólo 4 décadas después, el cuadro se ha revertido y el Véneto se ha transformado en una de las regiones más prosperas e industrializadas de Europa con un per capita similar al de Holanda, 20% superior al promedio de Italia y la UE. Otra forma de describir esta evolución es considerar el ingreso medio del Véneto, que supera los 23.000 dólares por habitante, tres veces superior al del 60. Por otro lado, el producto regional pasó del 5% al 15% del PBI italiano.

¿Cuáles fueron las razones de este exitoso y acelerado modelo de desarrollo regional?


1- Integración europea. En los 60, poco después de la firma del Tratado de Roma, la situación comienza a revertirse. La pertenencia del Véneto al llamado Arco Alpino, la macro región más rica y dinámica de Europa, le permitió aprovechar el impulso del proceso de integración europea para estimular un fuerte desarrollo industrial. En poco tiempo el mercado de trabajo se estabilizó y la emigración se frenó, mejorando la condición económica y social del conjunto de la población.

2- Nichos de calidad. Una de las particularidades de la nueva industrialización fue la especialización regional en sectores vinculados a la moda (vestimenta, pieles, calzado, joyas, anteojos) y el hogar (muebles, cocinas, mármol), utilizando tecnologías de avanzada y alta calidad de producción, lo que facilitó su colocación en mercados de altos ingresos. La metalurgia y la química, sectores habitualmente considerados de punta en los procesos de industrialización, no participaron de este despegue. Posteriormente se sumó a este proceso la industria mecánica, con producciones de tecnología igualmente sofisticada (maquinas industriales, eléctricas y de precisión, entre otras) también destinada a mercados desarrollados.

3- Ventaja Pyme. El bajo requerimiento de capital y la alta calificación laboral requerida por este tipo de modelo industrial facilitó el surgimiento de las pymes. Las empresas de 10 a 50 empleados tuvieron un crecimiento explosivo a costa de las microempresas y talleres familiares, que se transformaron o desaparecieron. En la actualidad la dimensión de la industria véneta promedia los 13 dependientes por unidad.


4- Especialización territorial. La peculiar producción industrial y la localización geográfica de antiguos centros artesanales de la región dieron por resultado la conformación de clusters o distritos industriales. El desarrollo de los distritos se vio facilitado por el surgimiento de producciones personalizadas y a pedido en que se privilegia la relación estrecha con el cliente y la especialización. En la región existen 15 distritos, con al menos 10.000 empresas y 150.000 empleados ocupados en actividades especializadas. Los más importantes son Schio (maquinaria) con 1.700 empresas y 22.000 empleados, Pedemonte (vestimenta) 1.000/18.000, Livenza (muebles) 900/16.000, Verona (muebles) 2.000/11.000, Vicenza (orfebrería) 800/12.000, Arzignano (curtiembre) 500/11.000, Brenta (calzado) 800/10.000 y Belluno (anteojos) 600/6.000.

Más de la mitad de la producción de los distritos se exporta y esto explica que el Véneto sea la región de Italia que actualmente más exporta (1/3 de su PBI) y que más avanzó en este terreno. Las exportaciones son de alto valor agregado y, en su mayoría, destinadas a países ricos. En algunos rubros las marcas de la región ocupan puestos de vanguardia mundial, como en calzado deportivo y de mujer, anteojos, muebles de estilo y artículos de punto.

A titulo de reflexión

El Véneto de nuestros días vive una envidiable crisis de crecimiento, ya que parece haber saturado la potencialidad productiva de sus recursos locales en el marco de una situación de pleno empleo, con una tasa de desocupación regional del 3.5%, inferior a EEUU y Japón.

En lo que hace a su aspecto micro, resulta importante destacar de esta experiencia la exitosa conjugación de dos factores en el desarrollo industrial de la región: tecnología avanzada y producción de alta calidad orientada a mercados exigentes. Este modelo de industrialización se vio favorecido por la existencia de una antigua tradición regional de trabajo artesanal, reflejada en la especialización territorial y la preponderancia pyme.

En lo macro, existe una corriente que intenta demostrar que ese desarrollo se produjo en el contexto de un sector público ausente, tratando de circunscribir los logros al empeño y espíritu empresarial de su gente. Una clara expresión de este pensamiento es la Lega Nord, el movimiento segregacionista liderado por Umberto Bossi, de amplia influencia en la región.

Los que así piensan olvidan hechos fundamentales. En primer lugar, la acertada política de integración europea impulsada por el Estado nacional que sirvió de trampolín para el despegue de la región, una de las mas favorecidas por esta apertura. Asimismo, las políticas activas implementadas por el sector público en favor de las empresas industriales, particularmente pymes, que favorecieron la mejora de la competitividad global, como es el caso de las políticas de financiamiento y promoción comercial que facilitaron la colocación de la producción local en otros mercados.

Finalmente ¿qué es posible rescatar de este modelo para el desarrollo de nuestro país?

A pesar de la dificultad de trasplantar esta experiencia de industrialización, en atención a las grandes diferencias de contexto cultural y económico de ambos paises, es posible rescatar importantes lecciones. Entre otras, la factibilidad de una vía propia y la necesidad de implementar políticas que estimulen la iniciativa privada a través de la apertura de nuevos mercados y la mejora de la competitividad macro. En la Argentina actual el desafío es mayor al Véneto de los 60, obligando a un mayor compromiso del sector público, principalmente en materia de planificación industrial y territorial, financiamiento, modernización de la infraestructura y competitividad de los servicios.

Por Alberto Pontoni.Octubre 2003

Transgénicos

Por Alberto Pontoni. Setiembre 2003


En los noventa, una nueva revolución tecnológica llegó a la agricultura a través de la utilización de semillas transgénicas u Organismos Genéticamente Modificados (OGMs), como se los denomina en la jerga técnica. En los últimos seis años el área cultivada con OGMs en el mundo se multiplicó 30 veces, pasando de 2 a 60 millones de hectáreas. EEUU, con 30 millones de hectáreas ocupa el primer lugar, seguido por Argentina con 14 millones de has. Entre ambos se reparten las tres cuartas partes del área sembrada con transgénicos a escala mundial.

La principal ventaja de las semillas transgénicas se relaciona con la tolerancia que desarrolla la planta frente a herbicidas o insectos. Esto facilita y abarata las labores, ya que en lugar de recurrir a múltiples y variados "remedios" para combatir malezas y otros elementos dañinos de los cultivos se aplica un herbicida de amplio espectro, como el glifosato, que "mata todo menos la planta con antídoto". Por otro lado, Argentina es líder mundial en siembra directa, una tecnología que se complementa con los transgénicos y que esta desplazando la tradicional arada, reduciendo el desgaste de los suelos.

¿Por qué tanta resistencia frente a los transgénicos a pesar de estas ventajas? Una importante razón reside en la creciente perdida de confianza del público en la biotecnología. Escándalos como el "mal de la vaca loca" han deteriorado la percepción de la sociedad sobre los organismos de control y el riesgo de los alimentos derivados de la biotecnología. Por otro lado, grupos económicos, principalmente europeos, interesados en frenar el desarrollo de esta tecnología están aprovechando la situación. De allí, la necesidad de distinguir el autentico movimiento conservacionista e, incluso, anti-globalización, de los lobbies de sectores retrasados en tecnología transgénica y de los interesados en el mantenimiento de los subsidios agrícolas, en permanente búsqueda de justificativos para el establecimiento de nuevas barreras a la importación de granos.


Los variados argumentos que se suelen esgrimir para fundar el rechazo de los alimentos derivados de OGMs pueden ser ordenados en tres líneas principales:

1. Evidencias pseudo científicas. A pesar de los frecuentes artículos de opinión adversos, la realidad es que "no existe informe alguno de incidente de toxicidad, alergenicidad o otra indeseable consecuencia de liberaciones de OGMs o del uso de alimentos derivados de OGMs". A su vez, frente a quienes sostienen la eventualidad de daños futuros no predecibles, cabe señalar que las evaluaciones de riesgo realizadas con el mejor conocimiento actual, que incluye toda la información científica disponible, no han detectado efectos negativos de largo plazo. Obviamente, estos análisis no son garantía de "riesgo 0", de allí la necesidad de permanentes revisiones (coincidente con las conclusiones del documento de trabajo "Percepción pública de los OGMs", elaborado por el Dr. Moisés Burachik, de la Secretaría de Agricultura).

2. Negocio de transnacionales. Sin duda, argumento cierto. La respuesta no debe ser cancelar el desarrollo tecnológico sino ponerlo al alcance de todos y que la innovación no pueda ser abusivamente aprovechada por unos pocos. El método adecuado para frenar el capitalismo individualista no pasa por la destrucción de los avances científicos sino, entre otros, por la revisión de las normas sobre propiedad intelectual.

3. Información al consumidor. El "etiquetado" no es solución, a pesar del legítimo derecho del consumidor a informarse. Es más, contribuye a transferir el proceso de decisión del Estado al individuo en asuntos complejos, en lugar de revertir esta direccionalidad. En este, como en otros temas, la forma de poner límites a los aspectos negativos de la globalización y el avance de las grandes corporaciones pasa por fortalecer el rol del Estado exigiendo regulaciones efectivas y confiables. Obviamente la participación pública fortalece el desarrollo democrático y debe ser estimulada, pero también resulta necesario difundir el conocimiento científico para evitar su manipulación.

El caso argentino


En nuestro país el debate se potencia atento la importancia del cultivo de soja, donde se concentra la tecnología transgénica. Argentina se ha convertido en un país soja-dependiente, lo que equivale a decir transgénico-dependiente. Actualmente, la mitad del área sembrada y de la producción agrícola corresponde a soja transgénica (13 millones de hectáreas y 34 millones de toneladas). Somos el primer exportador mundial de aceites y harinas de soja y el tercero en poroto de soja. Esta actividad le genera al país ingresos por 6.500 millones de dólares anuales, una cuarta parte del total de las exportaciones.

De allí, la importancia del debate sobre OGMs en Argentina, enriquecido con el aporte de nuevos argumentos. Entre otros, el cuestionamiento de la creciente concentración y tendencia al monocultivo de soja y la eventual perdida de mercados debido al uso excluyente de semillas transgénicas. Argumentos atendibles y que ameritan un análisis profundo e integral de nuestro sector productivo, en particular, del agrícola.

Indudablemente, el mercado es un orientador natural de la producción y el reciente boom de la soja puede ser fácilmente explicado por el diferencial de rentabilidad de este cultivo con la incorporación del paquete tecnológico basado en transgénicos y siembra directa. Sin embargo, existen riesgos y daños no contemplados por el mercado que podrían hacer variar sustantivamente la conveniencia de este modelo productivo.

El riesgo ambiental del monocultivo debe ser evaluado seriamente. Argentina, como frecuentemente ocurre en los paises en vía de desarrollo, ha sufrido y sigue sufriendo las consecuencias de verdaderos desastres provocados por la falta de control y planificación en el uso de los recursos naturales. El quebracho y, más recientemente, la pesca son dos ejemplos elocuentes de políticas de Estado ausente o cómplice.

Por otro lado, existe un riesgo comercial que también debe ser atendido. Nuestra producción debe adaptarse a las exigencias presentes y futuras de mercados, a los efectos de obtener mayores beneficios en nuestra política comercial. Si Europa se empecina en cerrar el acceso a los granos transgénicos debemos tener la flexibilidad suficiente para ajustar nuestra producción a las nuevas exigencias y no perder mercados.

En conclusión, el debate sobre el uso de transgénicos no aporta, por el momento, indicios científicos de riesgos para el ambiente o la salud derivados de la utilización de esa tecnología. Sin embargo, la soja-dependencia y la tendencia al monocultivo pueden llegar a producir severos daños económicos y ambientales. Corresponde aplaudir el accionar de los grupos conservacionistas que alertan sobre estos riesgos y propiciar su mayor participación en los ámbitos de decisión pública. Esta es una alternativa eficaz para sacudir la modorra de un Estado ausente y acotar su complicidad con diferentes grupos de poder económico.

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