Artículos de Economía

Nobel de Economía 2006

El Premio Nobel de economía, fue otorgado al estadounidense Edmund Phelps. El premio fue otorgado por sus investigaciones sobre la relación entre inflación y desempleo, teniendo en cuenta a las expectativas.


La últimas vez que el Premio Nobel había tenido solo un ganador fue en 1999, cuando el premio fue para Robert Mundell, también de la Universidad de Columbia.

Los Premios Nobel fueron instituidos en su testamento por el inventor e industrial sueco Alfred Nobel (1833-1896), para distinguir a las personas que hubieran contribuido al beneficio de la humanidad en distintos campos. El premio de Economía no fue creado por Alfred Nobel, sino que se comenzó a entregar en 1969 por el Riskbank, el banco central sueco, con la denominación de Premio de Honor del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel, con el consentimiento de la Fundación Nobel. El ganador del premio recibe 10 millones de coronas suecas, alrededor de 1.1 millones de euros. Desde ese entonces, el Premio Nobel de Economía el Nobel de Economía se ha otorgado en 32 ocasiones a 45 investigadores, por su contribución en el ámbito de las ciencias económicas.

El año pasado, el Premio Nobel fue otorgado a Robert Aumann y Thomas Schelling.


Ver: Biografía de Edmund Phelps

Impacto de las nuevas medidas de acceso al crédito

Por Lisandro Menéndez Paratore y Ramiro Soria*

El 16 de agosto el gobierno nacional anunció un plan para facilitar el acceso al crédito hipotecario para aquellos que deseen adquirir su primera vivienda. La medida, que generó muchas expectativas en la población, se mostró como una buena posibilidad para los inquilinos de hacerse propietarios y reducir de este modo la presión alcista de los alquileres, un componente relativamente importante dentro del Indice de Precios al Consumidor (IPC), ya que la ponderación de este rubro implica un 4,5% de dicho índice. Para entenderlo mejor, un aumento del 10% en los alquileres se traduce en una suba del 0,45% del IPC, es decir similar al aumento mensual de dicho índice en los últimos meses.



El 30 de agosto, la Ministra de Economía y Producción, Felisa Miceli, brindó una conferencia en donde anunció el envío de un proyecto de ley al Congreso tendiente a “acelerar la transformación de los actuales locatarios, en los propietarios de una vivienda única, familiar y permanente similar a la que residen actualmente”. Este proyecto se basa en dos pilares. Por un lado, se crea la figura de un nuevo sujeto de crédito: los inquilinos que hayan pagado puntualmente 8 meses de alquiler. Por otro, se generan incentivos fiscales para la construcción de viviendas mediante la devolución el IVA.

Las expectativas generadas por la medida y el importante espacio brindado por los medios, no fue concebida con la misma euforia desde el propio gobierno, que intentó bajar las expectativas a sabiendas de las dificultades que podían encontrarse en el camino hacia un acceso popular a la vivienda. No obstante ello, varios bancos anunciaron nuevas líneas de créditos conducentes a facilitar el acceso al crédito.

Ahora bien, analicemos la situación vigente antes de las medidas dispuestas por Economía y la que prevalecerá tras las adhesiones de los principales bancos al plan del gobierno. En este sentido, surgen dos preguntas claves ¿cuál es la población beneficiada? y ¿qué condiciones se deberían dar para cumplir con las expectativas del gobierno enunciadas en el proyecto de ley enviado al Congreso?



Situación pre-anuncios

Previo al lanzamiento de nuevas líneas crediticias, la mayoría de los bancos ofrecían créditos en pesos a tasas variables a 10, 15 y 20 años de plazo. Sólo algunos proponían financiaciones a tasa fija a un plazo máximo de 10 años. Las promociones de algunos bancos mencionaban tasas del 8% anual, aunque en ningún caso el costo financiero total se encontraba por debajo del 10%. De este modo, el promedio de costo financiero total para créditos hipotecarios en pesos a 20 años de plazo, se ubicaba en el orden del 12,5% anual.

El resto de los requisitos variaban levemente entre entidades, pero en general se observaba que financiaban hasta un 80% del valor del inmueble a adquirir, la cuota no podía superar el 30-35% del ingreso total del solicitante (en todos los casos se permitía adicionar el salario del cónyuge y, en alguno, el de los padres siempre y cuando estos últimos fuesen menores de 69 años de edad).

Descripto este panorama, en la situación previa a los anuncios, si una familia deseaba comprar un departamento de $150.000, requería contar con $30.000, más gastos de escritura, suponiendo una financiación del 80%. Tomando el costo financiero total promedio de 12,5% anual y suponiendo dicha financiación del 80% del valor del inmueble ($120.000), el solicitante del préstamo debía pagar $1.704 durante 20 años. Además, si se considera que la cuota no podía exceder el 35% del ingreso del solicitante más su cónyuge, se debía contar con un ingreso familiar de $4.869 para poder acceder a un inmueble de $ 150.000. Asimismo considerando que los alquileres mensuales se ubican, en promedio, en el 0,6% del valor del inmueble, el pago de la cuota representaba casi 2 alquileres (1, 9 veces).



Un punto de marcado interés es conocer qué porcentaje de la población que no poseía inmueble propio podía acceder a su primera vivienda. Considerando la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) continua del primer trimestre de 2006, se encuentra que 34 mil hogares en todo el país cumplían con los requisitos para conseguir un crédito de $ 150.000; es decir 2% de los hogares que no tenían inmueble propio.

Situación post-anuncios

Las nuevas líneas de crédito anunciadas por varios bancos el jueves 14 de septiembre ofrecen recortes en las tasas de interés (bajan a un promedio de 10,4% anual de costo financiero total), alargamiento de los plazos (hasta 30 años), financiando el 100% del inmueble a adquirir con tasas fijas en la mayoría de los casos. Además toman como nuevo sujeto de crédito a los inquilinos que cuenten con contrato de alquiler y que hayan pagado regularmente su alquiler durante los últimos 8 años. Las entidades aún no han informado si la cuota no debe superar un determinado umbral del ingreso del solicitante.

A fines ilustrativos, con la información existente hasta el momento y suponiendo que se mantiene la condición que la cuota no puede exceder el 35% del ingreso (supuesto razonable dado que un gasto mayor a ese porcentaje restringiría al mínimo el consumo de las familias), se procederá a estimar las principales características de un crédito de $150.000.

En este caso, la cuota asciende a $1.361 durante 30 años. En este nuevo escenario, se requieren 1,5 meses de alquiler para pagar la cuota. Una mejora visible respecto a la situación inicial aunque no alcanza para cumplir con las expectativas iniciales de la medida: igualar el valor de la cuota al alquiler.

Respecto a la población que podrá acceder a su primera vivienda luego de los anuncios, los resultados del procesamiento de la EPH muestran que 85 mil hogares en todo el país cumplen con las nuevas exigencias; es decir el 4% de las familias que no cuentan con inmueble.

Población beneficiada con la nueva medida

A continuación se expone un cuadro comparativo entre la situación pre-anuncios y postanuncios.

Cuadro comparativo situación pre-anuncios versus post-anuncios e igualación de alquiler

Total País. Familias no propietarias de vivienda (escenarios adquisición de vivienda de $ 150.000 y alquiler $ 900)

Fuente: elaboración propia IT & Economics Consulting Group (www.iteconomics.com.ar), en base a EPH (INDEC), 1er Trimestre 2006.

En él se observa que a partir del lanzamiento de los nuevos planes de crédito, 51.081 familias se vieron directamente beneficiadas, creciendo desde un pobre 2% de los hogares sin vivienda propia a un muy modesto 4%. Sin embargo, estas familias deberían pagar un 51% adicional a lo que pagaban como alquiler, dado que no se logró igualar los mismos. Por último, y considerando el posible efecto redistributivo de la medida, vale la pena mencionar que tanto antes como después de las nuevas líneas de crédito, la población de menores ingresos no logra acceder a los mismos, puesto que son los mismos deciles de ingresos los que acceden al nuevo plan.

Para finalizar el análisis, la tercera fila del cuadro muestra que el costo financiero total, manteniendo el plazo en 30 años, debería ser del 6% para igualar la cuota del préstamo al valor del alquiler. Sin lugar a dudas, nuestro sistema financiero no es capaz de ofrecer dichas tasas, lo que muestra la utopía en la idea original de la medida. Así, el factor decisivo de esta problemática es la baja relación entre los salarios y el valor de los inmuebles, ya que en el escenario de cuota igual a alquiler, menos del 10% de las familias no propietarias tendrían acceso al crédito.

* Directores de IT & Economics Consulting Group.

www.iteconomics.com.ar

Contacto:

contacto@iteconomics.com.ar

Políticas de promoción socio-productiva con inclusión social

Autor: Marcelo Busalacchi

mbusalacchi@arnet.com.ar

Diagnóstico

Las posibilidades de mayor impacto de las políticas públicas socio productivas de alcance nacional, provincial y regional encuentran siempre los mismos obstáculos tanto en su concepción como en su implementación. El primero de ellos es la imprecisa identificación de los sectores beneficiarios de las políticas concebidos preliminarmente como los “demandantes activos” de Planes, Programas y acciones y que se adecuan a la oferta preexistente intentando modificar en forma “mágica” su status social de exclusión.

En este sector (demandantes activos) subyace una lógica sociocultural ligada a que la ausencia de recursos financieros y tecnológicos impide su progreso individual y familiar. Recurren rápidamente a las instituciones públicas, Nacionales, Provinciales y Municipales y también a las entidades del tercer sector en busca de Insumos, Herramientas, Maquinarias o simplemente recursos financieros del tipo tradicional o bien de los novedosos sistemas crediticios en baja escala.

El mayor potencial es la capacidad de gestión para la “solicitud” en distintas ventanillas de los recursos que se le ocurren como urgentes e imprescindibles para mitigar su exclusión social.

En este sector y a modo de intentar una tipología vinculando orígenes socioculturales, edades y saberes previos se podrían identificar:

1.- Excluidos del sistema socio productivo por razones de reconversión industrial.

2. Excluidos del sistema socio productivo por escasa o nula calificación en términos de saberes actuales con incidencia en el mercado.

3. Excluidos del sistema socio productivo por razones familiares, personales, de salud con baja autoestima.

4. Excluidos del sistema socio productivo por razones de edad o género cuyos saberes, actitudes y aptitudes reportan a interesantes acciones en el pasado u otros contextos socioeconómicos pero con nula incidencia en el presente.

5. Beneficiarios tradicionales de asistencia directa pero con potencial de crecimiento en actividades autónomas y de autoempleo.

6. Beneficiarios tradicionales de asistencia directa sin potencial de crecimiento en actividades autónomas y de autoempleo.

7. Trabajadores en actividad con necesidad de emprender por convicciones socioculturales o para incrementar ingresos personales y/o familiares.

8. Jóvenes, profesionales y/o técnicos, de estratos económicos bajos y muy bajos con calificación específica pero sin cultura emprendedora.

9. Adultos mayores sin cobertura social, sin contención presente y futura sobre posibles pensiones y jubilaciones, que buscan emprender.

10. Ex microempresarios y ex pymes excluidos del sistema socio productivo por agudos problemas comerciales y financieros en otros contextos socioeconómicos.

11. Ex militantes y dirigentes políticos, sindicales y sociales que demandan inclusión en la formación de cooperativas, mutuales y asociaciones un espacio de participación social.


Estos tipos de “demandantes activos” tienen como característica común y es la necesidad de encontrar vehículos financieros por vía de las diferentes instancias públicas y privadas para llevar adelante sus intenciones de autoempleados futuros con ideas de proyectos que van desde los razonables hasta los muy endebles, en términos de formulación por problemas que sintetizamos en tres:

Comerciales, Estructura de costos y Asociatividad.

Otro sector llamado “no demandantes activos” identificados bajo el concepto de emprender de cualquier modo y a cualquier costa por los carriles de la informalidad. Los mismos ven al Estado y a las entidades privadas del tercer sector como un espacio de construcción de políticas públicas ajenas a sus necesidades y por lo tanto no están ni pretenden estar contenidos en algunos de los programas y planes.

Mayormente realizan actividades relacionadas con servicios comerciales directos y/o producción de artesanías y productos de bajo valor agregado.

En este sector pueden describirse orígenes y características similares a los señalados en el primer grupo.

Un tercer tipo puede encuadrarse en los “no demandantes pasivos” que rotan permanentemente entre la solidaridad familiar, de las organizaciones sociales y de la asistencia directa de acuerdo a la coyuntura. No tienen capacidades, actitudes y aptitudes para emprender ni reinsertarse productivamente. Responden a conductas socioculturales muy localizadas sin pretensión de cambio, al menos en el corto plazo. La rotación en términos de asistencia entre planes, programas e instituciones no nace de la voluntad individual de buscarlas, sino de la intención de inclusión por parte de los actores institucionales que lo inscriben en dichos programas.

Este sector puede reconocer también algún origen similar a los descriptos con anterioridad.


Este primer acercamiento al problema de la heterogeneidad apreciable del sector social del cual son objeto las políticas públicas de carácter socio productivas, naturalmente conduce a resultados significativamente diferentes y de difícil evaluación de impacto, debido a que entre otras cosas actúan sobre el beneficiario directo y no sobre las condiciones del entorno socio cultural y económico de la localidad o región.

El segundo obstáculo que puede identificarse obedece al tipo de estructura de soporte de las políticas públicas en los tres estamentos del Estado y en las instituciones sociales con acción sobre esta problemática.

Más allá de las distintas denominaciones de carácter organizacional de Ministerios, Secretarias, Direcciones y Areas pertinentes, y de los esfuerzos por aceitar Misiones, funciones y objetivos en la Formulación de Planes y Programas, resultan muchas veces poco aptas para este nuevo emergente producto de una nueva conceptualización sobre las formas de producción de bienes y servicios que adopta el capitalismo moderno.

El tercer obstáculo se refiere a la extremadamente compleja y diversificada estructura socio productiva regional y micro regional que identifica fenómenos a partir de de una estructura institucional dividida en provincias, regiones y distritos que obedecen a parámetros históricos, políticos y culturales, pero que no soportan análisis y desarrollos de políticas Inter juridisccionales por lo complejo de su construcción en términos de consensos estratégicos entre los actores involucrados.


Asociatividad

Los sectores identificados como vulnerables, “demandantes activos” sobre todo, carecen no solo de experiencia en asociatividad sino que además ni siquiera creen en ella.

En la innumerable cantidad de experiencias realizadas en todo el país se detecta con claridad que la demanda por recursos financieros y tecnológicos para la formulación y lanzamiento de los emprendimientos de autoempleo y/o familiares nunca esta presente la vinculación con otros “socios”, tanto para un encadenamiento productivo, como para compartir alguna parte de la cadena de valor.

Mucho más si se trata de compartir maquinas y herramientas. Cada emprendedor quiere “su lugar”, “sus maquinas”, sus propios recursos. En términos de compartir gestión aún más endeble se transforma el espacio de cooperación.

El camino de trabajar sobre asociatividad es un camino de largo plazo que debe priorizarse desde las políticas públicas, a mi juicio mucho más que el Microcrédito o las estrategias de financiación.

Justamente una de las razones que por continuar pensando en términos de Beneficiarios y no de desarrollo económico local, es que el impacto de las políticas públicas es muy bajo.

Fundamentalmente porque los emprendimientos pequeños deben migrar de la lógica del “microemprendimiento productivo” tradicional hacia el Autoempleo en red.

El Autoempleo en red es una filosofía distinta acerca de cómo pensar la reinserción productiva de los excluidos del sistema socioeconómico.

Allí la asociatividad no es concebida como instrumento legal, llámese cooperativa, mutual u ONG.

El movimiento cooperativo en la Argentina funciona relativamente bien en cierta escala de producción de bienes y servicios.

De hecho las experiencias exitosas al respecto se relacionan con rubros de actividad de tipo agropecuario, bancos, servicios eléctricos, telefonía y agua, entre otros. La mayoría de ellas compiten en el mercado abierto debido a su escala.

Los intentos de cooperativas y redes de baja escala no han mostrado resultados contundentes, en general debido a que su capacidad de negocios funcionan en baja escala, salvo en los casos dónde la demanda de un bien o un servicio es solicitado por una empresa grande o el sector público como mono comprador que requiere escala para la comercialización y son las cooperativas las que logran armarlas.

La mayoría de ellas son anteriores a la crisis post devaluación del país, y dependiendo de los rubros a los que se dediquen. En este sentido las cooperativas cuya demanda de bienes esta ligada a productos exportables han funcionado con mayor impacto; por supuesto que con menos sostenibilidad, aquellas que se dedican a los servicios no personales y/o públicos.

Ahora bien, los pequeños y nuevos ensayos sobre formas jurídicas de cooperación para autoempleados no han tenido mucho desarrollo hasta el presente.

Nacen en primera instancia con mucha fuerza, especialmente las cooperativas de trabajo, pero con el paso del tiempo se van transformando en órganos burocráticos lideradas en todos los casos por militantes políticos y/o sociales que lentamente van perdiendo contacto con los socios y/o beneficiarios de los servicios.

La asociatividad inducida de este modo, corre el riesgo de continuar imaginando la inclusión como un fenómeno organizacional y no como un verdadero sistema complejo de relaciones socioeconómicas dónde la tipificación de los miembros participantes, reconocen orígenes disímiles tanto en formación y capacitación, como en expectativas.

Cuando el autoempleado reconoce que el instrumento, “el carro”, es mas importante que “los caballos”, lentamente se va alejando del proceso de enseñanza-aprendizaje que deben realizar en esto de la asociatividad.

Las experiencias realizadas desde la Universidad Nacional de Luján, Centro Regional Campana con distintos actores locales que reconocen antecedentes en Programas de Autoempleo y redes Asociativas llevadas a cabo en el marco del Plan Estratégico de la ciudad de Campana y en convenio con la empresa Tenaris/Siderca, Cáritas Campana-Zárate y la Dirección de la Producción y Turismo de la Municipalidad de Campana en los últimos 8 años nos lleva a repensar los proyectos para acciones futuras.

Objetivos

• Identificar con mayor precisión la población-objetivo beneficiaria de Planes y Programas de Intervención para la generación de Proyectos de Autoempleo

• Priorizar en la formulación de políticas públicas la inducción a integrar los proyectos de Autoempleo hacia un nueva concepción de los tres temas prioritarios de agenda tales como: Comercialización en red, estructura de costos y asociatividad.

• Fomentar el efecto multiplicador sobre el compre de trabajo local en la realización de eventos públicos en el marco de proyectos integrales con base en las agencias de desarrollo local.

Actores involucrados

Universidad Nacional de Luján, Centro Regional Campana.

Dirección de Producción y Turismo de la Municipalidad de Campana.

Redes de emprendedores constituidas.

ONG’s de base territorial.

Empresas Privadas

Líneas de intervención

Funcionamiento de una mesa permanente de desarrollo local para que los proyectos presentados por demandantes se inserten en la lógica de los encadenamientos productivos ya consolidados, o bien crear nuevos a partir de nuevas ideas de proyectos que cubran demandas insatisfechas.

Funcionamiento de un equipo interinstitucional de investigación permanente.

Funcionamiento de un programa de capacitación con continuidad en las áreas priorizadas en los objetivos.

Acciones desarrolladas

Se identificaron sectores vulnerables.

Se crearon redes a partir de espacios comunes de capacitación, dando lugar a la creación de emprendimientos ligados al sector productivo de chocolate.

Se crearon eventos especialmente fomentados desde el sector público como el Chocolatino, cuyo efecto multiplicador sobre la economía local fue de alto impacto.

Se otorgaron microcréditos para el capital inicial.

Logros

Se crearon redes de emprendedores.

Se logro integrar nuevos encadenamientos productivos.

Se logró un efecto importante en la redistribución del ingreso, al menos de tipo eventual, con la creación de eventos que fomentaron el compre de trabajo local.

Obstáculos

Entre los obstáculos por los que se atraviesa en este tipo de desarrollo se pueden destacar:

• La ausencia de fondos rotatorios permanentes que permitan fondearse a mediano plazo y darle continuidad a los programas que se elaboren.

• La escasa importancia que aún se le asigna a la investigación permanente sobre las características de los actores involucrados y la tendencia a trabajar desde el lado de la oferta sin un análisis mas específico sobre los actores involucrados.

• Las limitaciones organizacionales en términos estatutarias para la intervención en temas nuevos que dificulta a los actores responsables de los procesos a incursionar en nuevas formas de gestión.

Alcance geográfico en personas o familias

En este caso se trata de experiencias que se desarrollan en la ciudad de Campana, identificando a los tres sectores que se desagregan en la base diagnóstica. La necesaria integración que debe producirse en el futuro abarca a la ciudad de Zárate, superando las limitantes Interjuridisccionales hacia el futuro.

Conclusiones

Se reconoce que las Políticas Públicas llevadas a cabo desde distintos espacios del Estado hasta el presente priorizaron la intervención rápida y directa, especialmente en el peor momento de la crisis. Hoy nos encontramos ante las disyuntiva de continuar en un proceso dónde se trabaja solo desde los demandantes activos sin distinguir orígenes, capacitación previa, capacidades reales o potenciales para emprender; o bien, se prioriza la investigación para el adecuado reconocimiento y distinción de los beneficiarios.

Reconocer que la crisis socioeconómica, sobre todo después de la devaluación nos dejó otros desafíos y otros problemas que no hemos investigado en profundidad es el primer paso para lograr mayor efectividad en la aplicación de políticas y recursos.

Los logros obtenidos sirvieron para atacar la coyuntura con mucho esfuerzo y voluntad por parte de los actores involucrados. Ahora debemos avanzar sobre la formulación de Programas de intervención que generen continuidad siempre en el marco de la investigación-acción permanente.

Las Lecciones de China

Por Dani Rodrik. Septiembre 2006


¿Qué puede aprender América Latina del éxito fenomenal de China de los últimos 25 años? En este breve artículo, basado en una selección de textos efectuada por ClubMacro, se condensa la opinión de Dani Rodrik, un reconocido profesor de Harvard para quien el éxito de los países asiáticos reside en el enfoque explícitamente productivista de sus políticas económicas, que contrapone al fracaso de las políticas pro mercado aplicadas en A. Latina.

El desempeño de A. Latina y China

El desempeño latinoamericano entre 1960 y 1980 fue muy respetable. La región creció más rápidamente que el Sur de Asia y estaba a la zaga del Este de Asia (incluyendo China) por sólo medio punto porcentual. Luego sobrevino la década perdida de los ochenta. En los 90s las reformas emprendidas por América Latina fracasaron en el intento de aumentar la tasa de crecimiento de la región más allá de 1% anual, que es menos que la tercera parte de la tasa de crecimiento anterior a 1980 y 5,4 puntos por debajo del Este de Asia en el mismo período. El hecho que América Latina creció bastante rápido antes de los ochenta es una muestra de que la región es capaz de un crecimiento satisfactorio, pero también señala la paradoja que creció más rápidamente en los 50s, 60s y 70s bajo políticas peores.


Por el contrario, el ascenso de China es casi milagroso: la economía en su conjunto aumentó a tasas que muchos economistas hubieran considerado inimaginables hace tres décadas. El cociente de exportaciones respecto del PBI aumentó de virtualmente cero a casi 30 por ciento y su participación en las exportaciones mundiales alcanzó a 6 por ciento. ¿Qué explica este desempeño? Suele pensarse que China era un gigante dormido que se despertó por una buena dosis de reforma económica de libre mercado. Sin duda, el rol de los mercados como guías, o más precisamente, el énfasis puesto en los incentivos privados desde 1978 no pueden subestimarse. Pero adjudicar el desempeño de China a la liberalización económica es confundirse y perder su esencia. China desconoció muchas reglas convencionales: reformó en el margen y no de raíz; no privatizó, se abrió paulatinamente; controló severamente la inversión en el país, y así sucesivamente. Si fuera tan sólo cuestión de liberalizar la economía, a América Latina le hubiera ido mucho mejor.

El enfoque productivista

Lo que distingue a los países asiáticos es el enfoque explícitamente productivista de sus políticas económicas, entendido como la perspectiva de los diseñadores de política económica y líderes políticos de ocuparse en primer lugar de la salud de los productores reales: las empresas, industrias y sectores económicos.


En este enfoque no se considera una virtud que el Estado mantenga distancia del productor. Por el contrario, las autoridades interactúan intensamente con ellos: les toman el pulso, los escuchan, responden a las necesidades planteadas. Conducen las políticas monetarias, cambiarias y financieras pensando en el sector real (y no en las variables nominales). Cuando hay conflicto de objetivos, las variables de ajuste no son el empleo, el producto y la actividad real; son el tipo de cambio y las políticas financieras consiguientes (es decir, impuestos a las actividades financieras y otras restricciones a los flujos de capital). Finalmente, las autoridades no descuidan la estructura de producción: computer chips are not the same as potato chips. El mejoramiento de la estructura de producción y las capacidades tecnológicas locales no se deja a las fuerzas del mercado. Son objetivos públicos prioritarios.

Por el contrario, muy diferentes fueron los principios rectores de la política económica latinoamericana implementados en el último cuarto de siglo. Las políticas de consenso de los ochenta y noventa sostenían que el objetivo más importante era liberar los mercados. Una vez alcanzada la estabilidad de precios e instituidas reglas de libre comercio, las economías responderían vigorosamente. Los mercados libres adjudicarían los recursos escasos a sus mejores usos y cuanto menos interfiriera el gobierno en este proceso, mejor. Las estructuras productivas resultantes serían eficientes y por ende lo mejor que podía alcanzarse. Política industrial era mala palabra. Para evitar inflaciones futuras los bancos centrales debían ser independientes y relativamente despreocupados de la actividad real. No podían plantearse objetivos de tipo de cambio basados en variables reales. Los controles de capital eran ineficaces e incentivaban la corrupción con lo cual no deberían utilizarse.

Una diferencia importante entre este enfoque y el productivista es que el último tiene en cuenta una cuestión fundamental del crecimiento económico: que aquello que un país produce determina su salud de largo plazo . Por ello, dar forma a la estructura de la producción se convierte en un objetivo destacado, no una cuestión secundaria ni librada al libre juego de oferta y demanda.

El rol de las políticas públicas

¿Qué tipo de política pública es la que mejor se adapta al enfoque productivista y permite promocionar actividades no tradicionales transables internacionalmente?

La subvaluación de la moneda suele ser un instrumento muy potente. Un tipo de cambio competitivo aumenta la rentabilidad de todas las actividades transables internacionalmente sin distinción alguna y lo logra sin generar los costos fiscales ni de corrupción que generan las políticas industriales selectivas. Por esa razón, quizás un tipo de cambio subvaluado sea la mejor política industrial que pueda adoptar una economía de bajos ingresos. Es muy llamativo que casi todos los países que crecieron rápidamente en las últimas décadas lo lograron con tipos de cambio débiles. Los tipos de cambio sobrevaluados desalientan el crecimiento y dejar flotar el tipo de cambio para responder a los flujos financieros e inclinaciones del mercado es, desde una posición productivista, una mala política pública.

Por otro lado, los países disponen de un abanico de políticas para dar forma a su estructura industrial. China utilizó estratégicamente las políticas de inversión extranjera directa para estimular capacidades domésticas en la electrónica de consumo, uno de los sectores que explica la fuerte expansión de las exportaciones chinas. Este país recibía de buen grado la inversión extranjera en ese sector pero a menudo requirió como condición que los extranjeros se embarcaran en joint ventures con empresas locales (públicas). Debido a ello, la industria de electrónica china tiene empresas locales muy fuertes que prosperaron bajo la tutela del Estado con tecnología transferida de sus socios extranjeros.

También en América Latina la ingerencia del Estado ha sido un factor clave para el éxito de las exportaciones no tradicionales más importantes. Ejemplo de ello son la siderurgia, la aviación y la industria del calzado en Brasil, el cultivo del salmón, la vitivinicultura y la forestación en Chile, la industria automotriz y de sistemas en México. Sosteniendo estas historias exitosas se encuentran a menudo políticas industriales, I&D públicas, apoyo sectorial, subsidios a las exportaciones y acuerdos arancelarios preferenciales.

Pero por encima de cualquier política pública en particular lo más importante del fenómeno chino es la mentalidad productivista que, como se señalara antes, implica ocuparse en primer lugar de la salud de los productores reales: las empresas, industrias y sectores económicos . Es más probable que esté dispuesto a solucionar problemas de la producción un gobierno con perspectiva productivista que un gobierno que supone que todo hombre o mujer de negocios que se acerca pidiendo ayuda es un truhán.

El presente es una selección de textos efectuada por ClubMacro del articulo “Nuevos enfoques en la economía mundial” cuya versión completa puede consultarse en el Boletín Techint 318 ( www.boletintechint.com ).

Agua Potable

Por Alberto Pontoni. Septiembre 2006


A fines del siglo pasado Ismael Serageldin, ex directivo de la Sociedad Mundial del Agua y del Banco Mundial, acuñó una frase llamada a ser objeto de grandes controversias: "Las guerras del siglo XXI serán por el agua". Recientemente, los devotos de teorías conspirativas han encontrado una nueva fuente de inspiración e interpretan movimientos militares y compras de tierras en función de los grandes cursos o reservas de agua. En ese contexto, Bush no fue sólo a Irak por su petróleo sino por el Eufrates y el Tigres, dos ríos caudalosos en una región árida, la amenaza terrorista en la triple frontera encubre el verdadero propósito de controlar militarmente el acuífero Guaraní y las compras de tierras por grandes corporaciones y las privatizaciones de los sistemas de distribución de agua están guiadas por el objetivo de tener el control monopólico de este recurso vital. “Ahora vienen por el agua” es la consigna movilizadora de esta nueva fe. ¿Fantasía a realidad?

Hechos

Unas pocas cifras permiten tener una idea del alcance del drama del agua en el mundo. Una quinta parte de la población mundial, unos 1200 millones de personas, carece de acceso al agua potable mientras que un 40% no cuenta con instalaciones higiénicas adecuadas para un saneamiento aceptable. En América Latina la situación es igualmente grave, ya que sobre un total de 550 millones de habitantes hay 80 millones que carecen de agua potable y otros 120 millones no cuentan con saneamiento adecuado.

El reflejo de esta situación son enfermedades y calamidades, que se suman a las hambrunas, y que castigan severamente a los sectores más pobres y, en particular, a los más vulnerables: los niños. De allí, que entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio figure como una de las 18 metas a alcanzar para el año 2015 el reducir a la mitad el porcentaje de quienes carezcan de agua potable.


¿Es esto consecuencia de una escasez de agua o de la mala distribución social de este recurso?

Con el agua sucede lo mismo que con los alimentos. La carencia de agua y el hambre no son consecuencia de la escasez ya que hay recursos suficientes para atender de forma satisfactoria la demanda de todos. El problema es de apropiación y distribución.

A pesar que la mayor parte del agua dulce no se destina al consumo humano directo sino que se utiliza para la agricultura, resulta útil tener una somera idea del potencial disponible. Tan sólo el Río de la Plata vuelca al océano Atlántico unos 35.000 metros cúbicos de agua por segundo, que representan unos 3 billones de litros por día, lo suficiente para atender adecuadamente las necesidades de tres veces la actual población mundial, a razón de 200 litros diarios por habitante. Lo mismo ocurre con los ríos que desagotan otras grandes cuencas, como el Amazonas y Mississippi.


Es más, se considera que mejorando los actuales sistemas de riego y distribución se podría ahorrar una porción sustancial del agua dulce disponible, ya que las perdidas por ineficiencia y mala gestión alcanzan a un 50 por ciento.

Por lo tanto y por más que el consumo del agua se duplique cada 20 años hay recurso suficiente para atender las necesidades en cualquier escenario alternativo. El problema es otro ya que disponer de agua, al igual que los alimentos, tiene un costo. Por lo tanto, y de no cambiarse el orden actual, el recurso estará disponible sólo para quien tenga ingresos suficientes para adquirirlo.

Las hipótesis de guerra

Quienes levantan las hipótesis de una “guerra del agua” más que atender al levantamiento o rebeldía de los más pobres y excluidos en defensa de su derecho a la vida, se refieren a la posibilidad de enfrentamientos de carácter nacional, de matiz neocolonial.

Al respecto resulta de interés subrayar que esos pronósticos fueron tildados de irreales, exagerados y absurdos por los expertos que recientemente se reunieron en Estocolmo con motivo de la Semana Mundial del Agua. La opinión prevaleciente fue que las tesis sobre las guerras por el agua ignoran las investigaciones recientes según las cuales los países con escasez hídrica que comparten un organismo vinculado con el agua tienden a hallar soluciones cooperativas más que ingresar en conflictos violentos.

Para Arunabha Ghosh, a cargo de un estudio sobre el agua encargado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -que será el eje del próximo Informe sobre Desarrollo Humano- hay más acuerdos bilaterales, multilaterales y transfronterizos para compartir el agua que conflictos.

En todo el planeta hay 262 cuencas de ríos internacionales: 59 en África, 52 en Asia, 73 en Europa, 61 en América Latina y el Caribe, y 17 en América del Norte. Un tercio de esas cuencas son compartidas por, al menos, dos países. Sin embargo, a pesar del problema potencial, la historia demostró que en las cuencas compartidas es más probable que surja cooperación que conflicto, ya que en los últimos 50 años ha habido en este campo 500 conflictos y 1200 instancias de cooperación.

A título de conclusión

En este tema es conveniente comenzar el análisis a partir de la distinción entre producción y distribución. La producción de agua, como cualquier otro bien y servicio, puede reconocer diferentes formas y, en el sistema actual, ser un objeto de negocio como cualquier otro. Las corporaciones que venden agua embotellada no son responsables de la exclusión de las poblaciones que no tiene acceso a la salubridad

Por otro lado, el derecho al agua es un derecho humano fundamental, pues hace a su supervivencia al igual que el alimento, y corresponde al conjunto de la sociedad, a través de su expresión organizada, garantizar su alcance para todos.

Respecto de las disputas referidas a la disponibilidad territorial de este recurso la historia muestra la tendencia al manejo conjunto de los recursos hídricos compartidos y, a través de esta via, construir confianza e impedir conflictos.

No hay ni habrá guerra del agua. La unica guerra es la que debe darse contra la pobreza y la marginación.

Modelos Económicos

Toda sociedad debería discutir el modelo económico que desea establecer. No hay muchas opciones. En realidad solo se cuenta con dos modelos económicos: el centralizado o el descentralizado. El modelo centralizado consiste en dejar que un centro, llámese gobierno, buró, partido o dictador sea el que tome las decisiones económicas que permitirán producir bienes y servicios a fin de que la sociedad pueda sobrevivir. Este centro es el que decidirá qué producir, a quién distribuir, cuánto asignar a cada persona y organizará la fuerza de trabajo para colocar a cada hombre en un punto de la maquinaria estatal de producción. El sistema centralizado recibe muchas denominaciones. Ejemplos de sitemas centralizados son: sistema esclavista, feudal, socialista, fascista, nazi, soviético, maoísta, comunista, economía de estado, etc..


Los Dos Modelos

El sistema descentralizado consiste en establecer que los individuos sean los protagonistas fundamentales de la economía. Quiere decir que cada individuo tiene la libertad de decidir la actividad que quiera ya sea en la producción o en la distribución. Este individuo debe elegir si se dedica a producir pan, zapatos o cohetes. O bien, si desea comercializar lo que otros producen. El sistema descentralizado establece como normas de funcionamiento el respeto a la propiedad de los demás individuos así como el respeto a la libre competencia. Este sistema tiene también distintas denominaciones: sistema capitalista, sistema de libre empresa, liberalismo económico, economía de mercado, neoliberalismo, etc. El sistema centralizado requiere la abolición de la propiedad privada y por lo tanto la prohibición del comercio entre los particulares. La producción de zapatos, por ejemplo, no la decide el empresario sino el centro (el gobierno). La norma fundamental de funcionamiento se basa en la disciplina u obediencia absoluta al poder central.

Estos son los dos modelos puros de la economía. Sin embargo, no existe ningún país que lo aplique al pie de la letra. Todo país tiene una mezcla de los dos modelos económicos. Hay sociedades que tienen más mercado que estado, por ejemplo, Hong Kong, Singapur, Taiwan, etc. Otras sociedades tienen mas estado que mercado, por ejemplo, Corea del Norte, Cuba, China, etc.


Modelos de Marx y Keynes

¿Por que hay economías mezcladas? Una explicación radica en que es muy difícil definir el proyecto de estado que desea cada sociedad. Se requiere tener teóricos que comprendan perfectamente los dos grandes paradigmas de la economía. Pero, el pensamiento económico que ha dominado desde principios de este siglo ha sido el que se fundamenta en las ideas de Carlos Marx y John Maynard Keynes. Marx estableció las bases teóricas para la creación de los sistemas centralizados mediante su prédica para la abolición de la propiedad privada y del capitalismo. Keynes estableció la teoría para legitimar la intervención del estado en la economía. En realidad ambos autores empujaban hacia el mismo lado, es decir, hacia el centralismo económico. Por lo tanto unos países se declararon abiertamente socialistas, fascistas o nazis y otros simpatizaron con las ideas Keynesianas de permitir que los gobiernos dirigieran la economía, controlaran los mercados, regularan la producción, y manipularan la moneda. De esta manera, el sistema de mercados libres sufrió un descalabro, se eliminaron las libertades económicas (y por lo tanto, políticas) de los individuos y la burocracia gubernamental tomó el papel estelar de la película.

Hacia una Economía de Mercado



Hoy en día, parece que hay un despertar en todo el mundo para recuperar aquel sistema que permite aprovechar las capacidades y talento de cada ciudadano, Se empieza a ver las bondades del mercado, la competencia, las motivaciones económicas de los individuos, etc. Es un renacimiento del liberalismo económico sintetizado por mentes brillantes como la de Adam Smith, León Walras, Carl Menger, Bohm von Bawerk, Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek, Israel Kirzner, Milton Friedman, etc. Autores que, por cierto, quedaron proscritos de los programas de economía de muchos países latinoamericanos. Uno de los grandes problemas que enfrentan los países latinos es que hay muy poca gente experta en el pensamiento del liberalismo económico. En contraste hay demasiada gente contaminada por las ideas marxista-keynesianas. De esta forma es muy difícil crear un proyecto de nación que tenga una clara definición hacia el establecimiento de una economía de mercado. Sin embargo, la oleada histórica que estamos viviendo favorece el desarrollo de economías de mercado. Países que antes veneraban la centralización (URSS, Cuba, China, Polonia, etc.) han tomado la decisión de cambiar su modelo de economía estatal para implantar a la economía de mercado. ¿Qué tan exitosa será esta transformación? Depende del clima intelectual que logren en la sociedad. Por ejemplo, en el caso mexicano, se intentó caminar en este plan de transformaciones. Pero la intelectualidad y todo el sistema educativo estaban estructurados en la filosofía de economías estatales. La conciencia de los jóvenes, docentes, periodistas y escritores estaba conquistada por la ideología marxista-keynesiana. Esto dificultó enormemente el establecimiento del nuevo modelo económico. Sin embargo, la discusión de qué modelo tomar sigue tan necesaria ayer como hoy. En la elección del modelo está precisamente la clave para garantizar un mundo de prosperidad o uno de pobreza.

William Anglas Cerna

williamanglas@yahho.it

Objetivos de Desarrollo del Milenio

En el año 2000 los gobiernos líderes del mundo, en el marco de las Naciones Unidas, asumieron el compromiso de mejorar la situación de los postergados. En ese contexto consensuaron un plan de acción que comprende ocho objetivos fundamentales para lograr un mundo mejor, los denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD), y 18 metas específicas a alcanzar en el transcurso de los siguientes 15 años.


Los resultados obtenidos hasta el momento, superada la tercera parte del plazo fijado para alcanzar esos objetivos, ilustran sobre el carácter discursivo de ese compromiso, la falta de una voluntad real de integrar económica y socialmente a los más desposeídos y la hipocresía de las grandes potencias. Hay regiones del mundo, como la mayor parte de África, que requieren necesariamente de asistencia externa para salir del atraso y la marginación en que se encuentran sumidas y las grandes potencias deben comprometerse seriamente con ese propósito tanto por razones humanitarias como por el grado de responsabilidad que tienen en la pauperización y desintegración de esos pueblos .

De continuar la actual situación las dos metas más importantes de la Declaración del Milenio, la reducción a la mitad de la pobreza extrema y el hambre, se están convirtiendo sólo en buenas intenciones. Se estima que hay unos 1200 millones de personas, de los cuales una tercera parte residen en África, que viven en situación crítica, con ingresos inferiores a un dólar diario. A principios de los 90 el número total era similar y la única diferencia apreciable en el lapso transcurrido es que el número de pobres africanos ha ido en aumento mientras que en el resto del mundo han disminuido. A esto se suma el agravante que los más pobres son cada vez mas pobres, ya que el promedio de ingresos de este sector de la población se ha reducido.

Algo similar ocurre con esa vergüenza que salpica la condición humana: el hambre. En este campo los retrocesos superan los avances y poco ha variado la situación de los 900 millones de personas que sufren este flagelo. Las consecuencias resultan alarmantes, ya que más de la cuarta parte de los niños del mundo en desarrollo padece de malnutrición.


Las recetas para transformar el mundo y dejar que sea un calvario para una quinta parte de quienes habitan en él son simples y conocidas. Su implementación depende, fundamentalmente, de un pequeño grupo de países que concentran el grueso de los ingresos. Sin su contribución, tanto directa como a través de la eliminación de subsidios que distorsionan el comercio internacional, es imposible lograr cambios sustanciales.

La ayuda para el desarrollo ronda los 80 mil millones de dólares anuales y representa el 0.25% de los ingresos nacionales de los países donantes, cifra muy inferior a la recomendación realizada en Naciones Unidas de destinar un 0.7% de los ingresos para asistir a las naciones más postergadas (sólo 5 países cumplen con este objetivo: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Luxemburgo). A esta escasez de recursos debe agregarse la mala calidad de la ayuda y los desvíos que se suelen producir .

A su vez, las políticas comerciales de los países centrales obstaculizan enormemente la posibilidad de los más pobres al aplicar subsidios a su producción agrícola y establecer barreras a las importaciones provenientes de las naciones menos desarrolladas.

Desarrollo

Argentina y los ODM



El 24 de octubre del 2003, en oportunidad de celebrarse el Día de las Naciones Unidas, el gobierno argentino definió los Objetivos de Desarrollo del Milenio a nivel nacional, entre las que destacan las siguientes metas autoasumidas:

META 1. Erradicar la indigencia y el hambre.

META 2. Reducir la pobreza a menos del 20%.

META 3. Asegurar que en el año 2010, todos los niños y adolescentes puedan completar los 3 niveles de educación básica (10 años de educación).

META 4. Asegurar que en el año 2015, todos los niños y adolescentes puedan completar todos los niveles de educación (3 niveles de EGB y polimodal).

¿Cómo alcanzar las metas? ¿Con que medios? ¿Quiénes son los responsables?

Obviamente, si las metas no se alcanzan no pasa nada, absolutamente nada. Sólo se habrán frustrado buenas intenciones y siempre habrá justificaciones del fracaso. Nada cuesta prometer cuando no hay forma de exigir el cumplimiento de lo prometido.

No cabe duda alguna que Argentina cuenta con los recursos suficientes para alcanzar estas metas. Sin embargo, lo difícil es definir como lograrlo y quien lo hará.

Consideramos que este no es el caso de países como el nuestro, cuyo retraso encuentra mejor explicación en la mezquindad de sus clases dirigentes y con responsabilidad social.

Llegar con un dólar diario a todos los pobres extremos del mundo representa unos 400 mil millones de dólares, suma inferior al gasto militar de EEUU.

El inventario completo de objetivos y metas puede consultarse en el portal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de Argentina: www.undp.org.ar

Por Alberto Pontoni y Azul Coppari. Agosto 2006

Escuela Tradicional

Transformar la Educación



Uno de los aspectos más graves de la Argentina de los últimos 40 años es la pobreza de ideas y la ausencia de pensamiento estratégico, siendo la educación uno de los campos mas afectados. Una expresión de esto son las magras conclusiones, resultantes del debate abierto por el Gobierno Nacional sobre la próxima ley de educación, más apropiadas para ser exhibidas en un museo de ideas que integrar una propuesta de futuro. Casi un siglo atrás pensadores socialistas y radicales fueron mucho más originales y profundos en sus propuestas educativas e, incluso, los conservadores de la generación del 80 llevaron a la práctica iniciativas de mayor audacia.

El carácter participativo del referido debate no es excusa para justificar esa pobreza de resultados y más semeja una superficial maniobra de distracción antes que una expresión de pensamiento progresista. Para implementar la universalización de la educación inicial, la vinculación al mundo del trabajo de la escuela media, mejorar la situación de los docentes u otorgar al Estado un rol más activo para cautelar el derecho de todos a la educación no era necesario convocar a casi cuatro millones de educadores, padres y alumnos. Era necesario ejercer de forma activa la voluntad y decisión de gobierno, que se expresa en recursos que se asignen y las acciones que se implementen.

Pero más allá de las declaraciones de buenas intenciones y obligaciones incumplidas a las que estamos acostumbrados, es vital para el futuro de nuestra sociedad realizar un serio esfuerzo para calar hondo en la naturaleza del problema educativo y sentar los lineamientos de una transformación profunda de la educación. Cada día resulta más evidente que el bienestar de un pueblo esta asociado al desarrollo de industrias inteligentes a la par que pierden importancia los recursos naturales y las industrias mecánicas. Ya no es suficiente mejorar la educación actual, se requiere transformarla.


El propósito de esta nota es, justamente, alertar sobre los desafíos de la educación en el mundo de hoy y la necesidad de adoptar acciones de fondo. Para ello hemos seguido las ideas de la experta en educación, Prof. Inés Aguerrondo, y efectuado una selección de textos extraídos de su trabajo “Argentina y la Educación para el Tercer Milenio”.

Educación de saber y de competencia

La escuela clásica es un producto de la modernidad que, peleando contra la edad media, rescató el conocimiento racional. De allí que nuestra escuela este basada en los saberes, en los libros, en el profesor centrado en transmitir "el conocimiento anterior".


En el mundo actual el modelo de conocimiento es aquel centrado en la investigación y desarrollo, un conocimiento qu se valida a partir de explicar la realidad y encontrar soluciones a los problemas.

La educación de hoy ya no es lo que era. Necesitamos una escuela en la cual se aprenda a saber, pero se aprenda también a hacer y a resolver problemas. No es más la educación de los saberes, no es más la escuela que resolvía la demanda de la sociedad enseñando "cosas". Hoy necesitamos una educación que forme en competencias, lo cual es mucho más complejo y va mas allá del mero saber.

Según Aguerrondo hay cinco competencias básicas que la nueva escuela debe desarrollar. Estas son:

· Comunicación. Concepto mucho más amplio que el mero saber leer y escribir.

· Lógica. Necesaria para abordar las operaciones lógico – matemáticas.

· Resolución de problemas. Incluyendo tanto los de pizarrón como los prácticos.

· Informática. En la sociedad del futuro equivaldrá a la alfabetización actual.

· Trabajo en equipo. Para aprender a ocupar distintos roles y liderazgo en equipos.

La gran diferencia de este planteo con respecto a la escuela tradicional es que la competencia no proviene solamente de la aprobación de un paquete de materias sino de la aplicación de conocimientos en circunstancias prácticas. Es necesario entender que los conocimientos para resolver problemas no se pueden transmitir mecánicamente ya que son una mezcla de conocimientos tecnológicos previos y de experiencia práctica.

Aprendizaje y contenidos

Cuando se gestaron los sistemas escolares había teorías filosóficas antes que conocimiento científico sobre cómo se aprende. Por eso la escuela tradicional da recetas de lo que hay que hacer sin entender bien el proceso de aprendizaje. Estas recetas dicen que el aprendizaje se produce por estímulo – respuesta y, cuando no responde, hay que lentificar el proceso o incentivar la ejercitación sin entender bien el proceso interno.

Hoy sabemos mucho más sobre el aprendizaje: un proceso interno del sujeto pero también uno social que depende mucho de las interacciones existentes. Es un procedimiento que funciona a saltos y durante el cuál el sujeto va elaborando e internalizando elementos, construyendo hipótesis y poniéndolas a prueba. Se trata de un aprendizaje constructivo y totalmente activo.

Por otro lado, en la escuela tradicional la definición de contenido se encuentra restringida básicamente a lo conceptual. La nueva escuela debe enseñar conceptos pero, fundamentalmente, debe enseñar procedimientos para el aprendizaje, para aprender a pensar, aprender a actuar y aprender a aprender. De allí la necesidad de estructurar una transformación que permita pasar de un sistema educativo basado en un saber academicista a un saber de investigación y desarrollo, de un aprendizaje de estímulo –respuesta a un aprendizaje constructivo, de una lógica de contenido meramente conceptual a una lógica de contenido que incorpore lo procedimental y actitudinal.

A título de conclusión

Estos breves señalamientos permiten apreciar la magnitud del desafío presente y muestran un camino alternativo desde donde pensar un nuevo sistema educativo que implique dar lugar a un aprendizaje constructivo, de saberes y de conciencia. Pero esto es otra escuela. No podemos hacerlo con el modelo de escuela que tenemos porque va a seguir pasando lo que ha pasado hasta ahora.

Estos son algunos de los puntos que se encuentran en la agenda educativa de una sociedad moderna y es a este tipo de debate que se debe convocar a ciudadanos, técnicos y funcionarios.

Por eso, el cambio en la educación y la formación docente para el nuevo milenio debe ser de 180 grados. Es necesario un rediseño radical de los procesos actuales: la reingeniería de la escuela de hoy para alcanzar la escuela de mañana. Borrar un viejo paradigma y construir un modelo nuevo.

Por Alberto Pontoni. Agosto 2006

Educación en Argentina

Educación, Ciencia y Tecnología



El nivel educativo y científico de una sociedad juega un rol clave en su desarrollo económico y social. Diversos estudios hechos a nivel mundial muestran las ventajas de aquellos países que a lo largo de su historia han puesto énfasis en fomentar la capacitación de su población y la investigación científica.

Educación

Hasta la década de 1960 Argentina poseía un nivel educativo que era notablemente superior al de muchos países desarrollados: naciones como Australia, Nueva Zelanda, Corea, Singapur, Irlanda o Finlandia poseían 3 años de escolaridad menos que la Argentina. Hoy esa relación se ha invertido y todos ellos tienen 3 años más de escolaridad que nuestro país: Argentina posee 8,5 años de escolaridad, levemente superior a los índices del resto de América Latina pero muy por debajo de los 11,4 años en, por ejemplo, Canadá.


En particular, las universidades argentinas desde su creación se han constituido como lugares de circulación en los cuales se formaban profesionales pero no conocimiento, dado que no existía una política pública de investigación que la fomentara e incorporara sus logros al circuito productivo. Sólo se realizaba cierta investigación en algunas áreas muy específicas (física, matemática, química y medicina: no casualmente, las áreas en las cuales Argentina supo destacarse e incluso tener Premios Nóbel), aún sin integración con el sector productivo. Los conocimientos y técnicas de avanzada que se utilizaban en la producción eran generados en el exterior y comprados por las empresas nacionales o por las subsidiarias locales de compañías transnacionales).

Los problemas educativos argentinos se continúan, agravados, en la actualidad. Hoy, Argentina invierte por cada alumno menos de 500 dólares al año, la cuarta parte de lo que gasta Uruguay y 40 veces menos que Estados Unidos.

El desarrollo científico y tecnológico



Un dato preocupante que muestra una clara limitación a las posibilidades de desarrollo del país es la escasez de recursos que se destinan a la investigación científica y tecnológica (CyT). Argentina invierte menos del 0,3% de su PBI en CyT, unas diez veces menos que Japón, EEUU o el promedio de la Unión Europea y un tercio de lo destinado por Brasil. Cabe señalar que la Academia de Ciencias del Tercer Mundo, con sede en Trieste, estima que para dinamizar su desarrollo un país debe gastar en CyT más del 1% de su PBI.

El problema se agrava al considerar la insignificante participación del sector privado de nuestro país en desarrollo científico y tecnológico. En Argentina el 95% del gasto total en CyT y el empleo del 87% de los investigadores corresponden al Estado, mientras que en la mayoría de los países desarrollados el esfuerzo es llevado a cabo principalmente por el sector privado.

A esta falta de recursos se suman otros dos problemas: en primer término, la ineficacia de las instituciones destinadas a difundir la de por sí escasa tecnología existente; segundo, la falta de inversión en Investigación y Desarrollo (IyD) fuera de los límites de los grandes conglomerados urbanos del país. Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires concentran actualmente el 60% del gasto en IyD, lo cual impide que se generan las condiciones para el desarrollo más allá de estas cuatro áreas centrales.

Estos datos hablan claramente de un importante atraso tecnológico, de investigación y educativo y de una preocupante tendencia a que este retraso con respecto al resto del mundo empeore.

Al decir del sociólogo Enrique Oteiza, los principales problemas que sufre hoy el aparato CyT argentino son “la carencia de recursos que padecen el Complejo CyT y la Universidad, las falencias a nivel de gestión, la desarticulación interna, la falta de eslabonamiento con los sectores de la producción, la ausencia de una estrategia de mediano y largo plazo en materia de CyT como componente de una estrategia de desarrollo nacional, la inexistencia de una estrategia industrial y la falta de una política adecuada de recursos humanos en la Argentina”. También en materia educativa, son principalmente estas mismas causas las que impiden el progreso, destacándose entre ellas la absoluta carencia de una política estatal de largo plazo que la dirija y coordine.

Es inevitable que estas carencias repercutan sobre el perfil productivo y la competitividad internacional de nuestra producción, reflejados en el bajo valor comparado de nuestras exportaciones (350 dólares por tonelada) respecto de las importaciones (1.300 u$s/Tm).

Mirando al futuro

Es impostergable que la Argentina encare estas cuestiones, cambiando de raíz los patrones que la rigieron hasta el presente, como requisito para alcanzar el desarrollo social y económico.

En este sentido, cabe citar al actual Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus: “Hoy en día el valor más importante de la Argentina no es la soja, no son los productos primarios; los países que se destacan en el mundo son los que mejor capacitada tienen a la gente y mejor desarrollo científico tecnológico para crear, innovar y ponerlos al servicio de la producción.”

Sólo recientemente las voces que alertaban sobre estos conflictos han alcanzado masividad y logrado una cierta mejora de la situación de la educación y el complejo CyT. Un primer paso hacia el cambio es la reciente consagración de la Ley de Educación, que prevé aumentar paulatinamente el gasto en educación hasta llegar al 6% del PBI para el 2010. También se ha aumentado considerablemente el gasto público en CyT, aunque en dólares aún se esté en la mitad del presupuesto récord de 1997. Este hecho, si bien aún lejos de lo ideal (especialmente si se considera la cuantía de la inversión que haría falta para zanjar el atraso que aqueja a nuestro país), es único en la historia reciente argentina y merece ser destacado.

Si la Ley de Educación efectivamente se cumple y (por sobre todo) la sociedad argentina se compromete a encarar con soluciones de fondo los problemas de la ciencia y educación nacionales, la Argentina puede estar garantizando con ello su desarrollo económico y social.

Por Martín Kalos. Julio 2006.

Diferenciación de Productos y Denominación de Origen

La diferenciación de los productos manufacturados tiene gran importancia en la preferencia de los consumidores y se traduce en grandes diferenciales de precio. La más difundida de las diferenciaciones está relacionada con las marcas comerciales, celosamente protegidas por registros nacionales e internacionales. En los últimos años esta creciendo la disputa respecto a ciertas especialidades relacionadas con características particulares vinculadas a factores naturales o procesos de elaboración propios de ciertas regiones o países (Denominación de Origen). El tema enfrenta, principalmente, a la Unión Europea con un conjunto de países productores de alimentos, entre ellos Argentina.


Por Francisco Etcheverry - Clubmacro - Julio 2006

Antecedentes


A principios del Siglo XX, época en que Inglaterra se encontraba en la vanguardia de la industria mundial, los empresarios se quejaron de la importación de manufacturas alemanas, similares a las propias pero de inferior calidad, que buscaban aprovecharse de la buena fe de los consumidores. Finalmente, su reclamo tuvo éxito y lograron imponer la adopción de medidas destinadas a identificar con claridad el país de origen de los productos. Esta práctica se extendió por todo el mundo y de allí nació el “Made in…” o “Hecho en…”.



Algo parecido ocurrió en 1994 cuando, en el marco de un acuerdo bilateral con la Unión Europea, Australia aceptó que sus productores dejaran de usar los nombres de las regiones francesas de Borgoña o Chablis en sus vinos. Al principio los bodegueros de aquel país sufrieron una baja en sus ventas pero con el tiempo se vieron favorecidos, ya que les permitió difundir la calidad de sus propias variedades de uvas a través del uso de denominaciones propias, como Coonawarra y Barrosa. El resultado fue un incremento sustancial de las exportaciones australianas de vinos y un fuerte posicionamiento en el mercado internacional.

El conflicto

La Identificación Geográfica (IG) es todo nombre, denominación, expresión, imagen o signo que indique directa o indirectamente, que un producto o un servicio proviene de un país, de un grupo de países, de una región, de una localidad o de un lugar determinado.

Existen IG que han adquirido características de generalidad o de uso común por su empleo habitual y de buena fe desde que comenzaron las migraciones de Europa hacia América. Estas son Identificaciones Geográficas genéricas que debido a su grado de universalidad en el uso a través del tiempo ya no pueden ser protegidas ni registrarse.

El conflicto se origina cuando se considera que el nombre del producto hace referencia a características exclusivas del lugar que indica el nombre, como es el caso del queso Roquefort y el lugar de Francia donde se produce este tipo de queso, que impiden pueda ser reproducido con las mismas cualidades por más que se utilice el mismo proceso productivo. En este caso la Indicación Geográfica puede ser registrada, pasando a gozar de la protección territorial del derecho de propiedad, de forma similar a una marca.

La Unión Europea (UE), región que contiene la mayor parte de los 4800 productos que se estima pasibles de Identificación Geográfica a nivel mundial, está insistiendo en la creación de un registro vinculante de Denominación de Origen (DO). Esto implica otorgar un monopolio exclusivo en el uso del nombre a los productores de esas regiones. Sólo en Francia la facturación de productos con DO se estima en 20 mil millones de euros al año.

En ciertos sectores agroindustriales, particularmente vinos y lácteos, existe una gran preocupación respecto de los perjuicios que les podría ocasionar un criterio amplio de registro, ya que algunas IG que para el MERCOSUR son consideradas genéricas no son tomadas de igual modo en la UE, con la consecuencia que ello implica.

De manera particular se señala a Argentina y a Brasil como los países que más utilizan las denominaciones cuyo uso exclusivo pretende la UE. En la Argentina se considera que la exigencia de la UE afectaría a unos 450 productos que se verían obligados a cambiar su nombre, incluyendo quesos como Reggianito, Roquefort y Fontina y vinos como Oporto, Jerez, Chablis y Borgoña.

Este es uno de los temas calientes que hoy separa a productores y gobiernos del viejo y nuevo mundo pues hay mucho dinero en juego ya que, en productos de idéntica calidad, el precio del que utilice la Denominación de Origen será sensiblemente mayor con respecto al que no lo haga.

Una lección para el futuro

Más allá de la definición final de este conflicto y de los límites que se obtengan al registro de productos con Identificación Geográfica, la realidad es que la descomoditización del negocio alimentario es un fenómeno irreversible[1]. El antecedente de Australia e, incluso, los acuerdos suscriptos entre Argentina y Francia reconociendo la IG en productos como Roquefort y Champagne, están señalando el camino futuro.

Un tradicional y reconocido productor de alimentos como la Argentina debe obtener lecciones y sacar ventajas de la nueva situación. Para ello se requiere, en primer lugar, comprender que en la diferenciación de productos puede encontrarse una clave para acceder a nuevos clientes de distintos nichos del mercado mundial globalizado y atender sus necesidades. Existen múltiples experiencias exitosas que indican que esto es posible como el caso de los vinos australianos que siguen ganando mercados desplazando a franceses e italianos.

La otra cuestión, más difícil, tiene que ver con el cómo. La respuesta sencilla sería confiar en un sector público nacional organizado y preocupado por llevar adelante políticas de este tipo, pero esto no se condice con nuestra realidad y parece difícil que la situación vaya a cambiar. El camino debe construirse por el sector privado. El esfuerzo por la búsqueda de alternativas y coincidencias debe partir de este sector e involucrar a instancias públicas de carácter local más cercanas y comprometidas con los productores.

Un buen ejemplo de esta perspectiva de trabajo lo brinda Pro Mendoza una entidad en la que convergen tanto el sector público como el privado de esa provincia con la finalidad de hacer conocer y promocionar en el mundo la producción local.

[1] Descomoditización se refiere a que el producto pasa a estar identificado y protegido.

Mujeres Ejecutivas

El llamado techo de cristal impide que las ejecutivas alcancen cargos directivos pese a tener excelentes condiciones de liderazgo. Aunque las mujeres participan cada vez más de la población económicamente activa los puestos de dirección les están en gran medida vedados. Éste no es un fenómeno propio argentino ni un hecho del Tercer Mundo ya que también en los países centrales existe lo que ha dado en llamarse el “techo de cristal”.

El techo de cristal representa el límite que poseen las mujeres para ascender a los niveles de decisión de las empresas, esto es, en cargos ejecutivos. Según una definición tradicional, los ejecutivos o gerentes son individuos que toman decisiones sobre la ubicación y los usos de los recursos humanos, físicos y financieros de una organización.


De acuerdo a estudios de la Organización Internacional del Trabajo el porcentaje de mujeres en posiciones ejecutivas, a nivel mundial, es de sólo el 16,5%. A su vez, dentro de la categoría de ejecutivos, se repiten las discriminaciones. Un claro ejemplo de ello son los Estados Unidos, donde hay un 39% de mujeres ejecutivas pero sólo el 3% ocupa posiciones en los máximos niveles de decisión (top management) o llegan a CEO. En la Argentina, según algunas cifras aportadas por consultoras de personal, sólo un 3 o 4% de los cargos directivos se encuentran ocupados por mujeres.



Esta discriminación también se refleja en las remuneraciones y posiciones. En un reciente estudio sobre un millar de ejecutivos y ejecutivas de 500 empresas de EEUU realizado por la revista Fortune se comprobó que, a paridad de educación, las mujeres siempre ganaban menos y que estaban “sobrepresentadas” en posiciones gerenciales. Eso significa que, a pesar de estar profesionalmente capacitadas, su participación no se refleja en los puestos de decisión, sino que ocupan los que exigen un rendimiento mucho menor.

Muchos académicos, pronosticadores y gerentes de primera línea consideran que las mujeres son mejores líderes que los hombres y, tarde o temprano, pasarán a tomar la delantera en el mundo de los negocios, tanto por ciertas cualidades innatas como por el grado de esfuerzo y dedicación al trabajo. Estas predicciones encuentran un fuerte respaldo en las estadísticas de universidades y escuelas de negocios que muestran que las mujeres obtienen, en promedio, mejores notas en todos los niveles educativos.


Entonces la pregunta que cabe hacerse es ¿por qué se mantienen estos límites a pesar de la creciente corriente de opinión sobre las ventajas que, en teoría, tienen las mujeres para ejercer cargos de liderazgo en el mundo corporativo?

El estereotipo gerencial

Una de las explicaciones sobre la discriminación que sufren las mujeres en el acceso a cargos ejecutivos se encuentra en el predominio en la cultura organizacional de ciertos criterios o pautas asociadas al rol masculino, como las vinculadas con el compromiso con la organización, el éxito en la carrera y la dedicación al trabajo.

Es un hecho que existen diferencias en el estilo de liderazgo de varones y mujeres, como lo vienen sosteniendo numerosos estudios realizados en las últimas décadas, pero no hay nada que demuestre que el estilo “masculino” sea mejor o más eficiente que el “femenino”.

Es más, para algunos las ventajas se encuentran del lado de las mujeres ya que los hombres eligen un estilo transaccional, basado en métodos tradicionales de ordenar y controlar, mientras que las mujeres tienden al liderazgo transformacional, sustentado en la motivación y el apoyo.

En un artículo publicado en la revista Fortune en 1999 se indicaba que los CEO varones eran manipuladores, impacientes, dominadores y egocéntricos, que desalentaban el trabajo en equipo, mostraban poca habilidad para desarrollar el talento en sus colaboradores y su accionar generaba en las organizaciones una atmósfera de supervivencia del más fuerte.

Sin embargo, el estereotipo más aceptado de gerente de primera línea sigue manteniendo las características individuales asociadas a lo masculino, como competitividad y capacidad de decisión, en lugar de incorporar las habilidades habitualmente catalogadas como femeninas, como ser la empatía y la comunicación.

En el mantenimiento de este estereotipo podrían encontrarse los motivos por los cuales el techo de cristal sigue vigente.

A título de reflexión final

Entre las ventajas que presentan las mujeres en su papel de ejecutivas de empresa se suele mencionar la poca atención que prestan a los símbolos de status, una forma innovadora de pensar, mejores cualidades relacionales y de comunicación y su mayor productividad y capacidad de servicio. Cualquier análisis del desempeño laboral de las mujeres profesionales permite comprobar que, en general, son sumamente competentes y se preocupan por profundizar sobre los temas que deben manejar a diario.

Sin embargo esto parece no ser suficiente, ya que la concepción del éxito en la cultura organizacional actual está ligada a una visión masculina más egocentrista y materialista que hace que las mujeres sean vistas como menos ambiciosas y menos interesadas en su trabajo y, por lo tanto, menos adecuadas para ocupar cargos gerenciales.

De allí que con frecuencia las mujeres que se han preparado y capacitado para una vida profesional y que se encuentran integradas en una organización confiesan que necesitan adquirir "otros talentos". Estos “otros talentos” son, justamente, los de liderazgo, muy asociados con el estilo masculino de toma de decisiones y manejo del poder.

En materia de inserción femenina en el mundo del trabajo se ha avanzado mucho pero resta aún mucho por recorrer.

Por Maria Laura Lorenzo

Argentina: Ingreso de Divisas

El Virus Holandés y las Crisis Argentinas

Una característica de la historia económica argentina son sus marcados ciclos de expansión y recesión. La dificultad por mantener una senda de crecimiento sostenido encuentra diferentes líneas de interpretación. Para unos (los más ortodoxos) es consecuencia de una excesiva intervención del Estado que obstruye el funcionamiento de los mercados. Para otros, el problema es más complejo e incluye aspectos estructurales como la existencia de estructuras productivas desequilibradas que dificultan la consolidación de un sector industrial competitivo. En el marco de esta interpretación Argentina estaría infectada con el virus responsable de la patología económica conocida como “enfermedad holandesa”.

El descubrimiento y desarrollo de la explotación de grandes yacimientos de petróleo y gas en las costas de Holanda, con posterioridad a la crisis del petróleo de la década del 70, generó un gran ingreso de divisas que, paradójicamente, repercutió negativamente sobre la economía y el empleo de ese país. La explicación de este fenómeno se encuentra en el hecho que esa avalancha de divisas impacto sobre el tipo de cambio apreciando la moneda haciendo perder competitividad a la industria holandesa. Debido a la rapidez con que esto ocurrió, parte del sector industrial no pudo adaptarse a esa circunstancia favorable (la repentina aparición de nuevos recursos naturales) y se vieron expulsados del sistema. Las consecuencias fueron quiebras, despidos y recesión…. ¡¡Y todo a causa de un descubrimiento aparentemente positivo!!


A Noruega le toco vivir una situación similar tiempo después pero, en base a la experiencia de Holanda, pudo evitar las consecuencias negativas de un ingreso masivo de divisas creando un “fondo anticiclico” destinado a absorber el exceso de divisas ingresadas.

La experiencia argentina

La “bendición” de nuestro país, originada en su excepcional dotación de recursos, suele reproducir lo ocurrido en Holanda. La diferencia reside en que el fenómeno es consecuencia de una estructura productiva desequilibrada que periódicamente entra en crisis.


En la década del 70 el economista Marcelo Diamand llamó la atención sobre este fenómeno, señalando como principal causa del subdesarrollo nacional la dificultad de consolidar un sector industrial competitivo debido a la convivencia de estructuras productivas totalmente disímiles en eficiencia. La principal dificultad en consolidar un importante sector industrial sería una consecuencia no deseada de las ventajas de nuestro sector primario exportador. No esta de más recordar que los costos de producción del campo argentino son los más bajos del mundo, lo cual le permite exportar plenamente su producción a pesar, incluso, de los subsidios de otros grandes productores como EEUU y la UE.

¿Cómo afectan estas ventajas naturales el desarrollo de nuestro país?

De dos formas. Por un lado, por la baja absorción de empleo de nuestro sector primario exportador. La gran diferencia con la Argentina de la “edad de oro”, anterior a la Primera Guerra Mundial, es que el campo de hoy emplea poca gente y que se necesita más que nunca de la industria para brindar trabajo.


Por otro, que el fuerte ingreso de divisas generado por el campo tiende a apreciar la moneda local y restar competitividad a la industria, ya que la posibilidad de desarrollar un sector manufacturero nacional pasa por contar con un tipo de cambio “adecuado” o depreciado. Argentina tiene en su estructura el virus de la enfermedad holandesa.

La fuerte asociación entre la evolución del tipo de cambio real y los precios de los 5 principales productos agrícolas de exportación (soja, maíz, trigo, sorgo y girasol) en los últimos 30 años constituye, justamente, una clara confirmación de la presencia de este fenómeno en nuestro país.

En definitiva, Argentina carga desde sus cimientos, con lo que algunos han dado en llamar una pesada maldición. Una paradoja que cuesta comprender. El problema no esta en la bonanza natural sino en la preponderancia de un perfil exportador primario que repercute negativamente sobre la economía a través de un tipo de cambio dependiente de factores ingobernables como la demanda mundial, precios internacionales, factores climáticos mundiales e internos, resultados de cosechas, etc.

Cuando todos los vientos soplan a favor de Argentina (buenas cosechas y altos precios) el país recibe una avalancha de divisas que aprecia el peso y produce el fenómeno de lo extranjero barato y lo nacional caro, retratado en el folklore criollo a través de expresiones propias como momentos del “dólar barato”, la “plata dulce” o el “déme dos”. En esas circunstancias las empresas productoras de bienes transables, es decir, las que producen bienes que compiten con similares del exterior, tiemblan o cierran sus puertas. Por el contrario, en los años de vacas flacas o de “dólar caro” el peso se deprecia y la industria local se recupera y expande.

Al depender el tipo de cambio de las condiciones y resultados del sector primario exportador, la industria queda relegada a la función de simple espectador del comercio internacional y entonces cabe preguntarse ¿qué industria arriesgará su capital en un proceso productivo a largo plazo, cuando desconoce totalmente el tipo de cambio futuro que condiciona la viabilidad de su inversión?

De allí la necesidad de una intervención pública que evite las fuertes contracciones económicas derivadas de ciclos tan quebrados y que permita desenganchar el valor del tipo de cambio real de la coyuntura por la que atraviesa el sector primario. En otras palabras, que permita planificar con horizontes mas aplanados y menos sobresaltos.

Alternativas

La solución propuesta por Marcelo Diamand era el establecimiento de tipos de cambio diferenciales para la industria y para el campo. Una derivación moderna de esta propuesta son las retenciones a las exportaciones agropecuarias que se usan en la actualidad, que en los hechos operan a manera de tipo de cambio diferencial.

Otra idea es el establecimiento de un fondo anticiclico a la noruega. Esto fue propuesto recientemente por el ex ministro Roberto Lavagna y, sin duda, ayudaría a crear un ambiente de inversiones más estable en el largo plazo.

Una solución más drástica seria entender la producción de productos primarios como si fueran bienes públicos. Es decir, planificar tanto la producción como el abastecimiento y los precios internos de los mismos. Esta política es mucho más compleja que las anteriores e implica un gran aparato de control y planificación con herramientas tales como: precios controlados, cuotas a la exportación, subsidios al sector, etc.

Soluciones existen. Lo más importante es implementar políticas con una visión estratégica que permitan armonizar el aprovechamiento de las ventajas de nuestra dotación de recursos y, simultáneamente, promuevan el desarrollo de una industria poderosa y competitiva.

Por Sergio Peskin. Junio 2006

Flujo de Fondos

Flujo de Fondos: La Empresa como un Activo Vendible



Valuar una empresa en marcha requiere un andamiaje profesional y técnico que integre los distintos componentes que constituyen la realidad de activos agrupados convenientemente para producir determinados flujos de fondos. El Dr. Carlos E. Spina, coautor del libro "Cuánto vale realmente una empresa" y con quien hemos colaborado en más de una oportunidad en esta interesante problemática, nos introduce en este trabajo en este tema tan necesario como apasionante.

Partiendo de la base de que todos sabemos que la empresa en marcha tiene un valor, expondremos en forma muy sencilla la forma de determinar dicho valor.

Existen muchos métodos, algunos sencillos y otros complejos, sin embargo no es la complejidad del mismo la que determina el método, sino que este debe adaptarse a las particularidades del bien que se quiere valuar.


La primera aproximación es el valor de libros, es decir el patrimonio neto. Esto implica pensar que el valor de la empresa es la suma algebraica de los activos y pasivos, valuados conforme a normas profesionales.

Parece obvio que este método no contempla muchos aspectos que tienen relación con la formación de valor, como veremos luego.

Si quisiéramos agregar algún tipo de perfeccionamiento al método que mencionamos anteriormente, podríamos suponer que la totalidad de los activos involucrados no es la necesaria para desarrollar el negocio del que se trate, para ser más claro, es posible que existan activos obsoletos o inútiles para conseguir el fin buscado, por lo cual es necesario detraerlos del valor de la empresa, los que quedan en el patrimonio, son denominados sustanciales, es decir aquellos que son indispensables. Estos bienes pueden valuarse a su valor de mercado.


Con toda justicia el lector puede estar pensando en este momento que al valor así determinado, le falta un ingrediente, que es precisamente lo que técnicamente se denomina valor llave, lo que se define como la capacidad de obtener superutilidades o utilidades por encima del valor normal. Por ejemplo si tenemos una suma de dinero determinada, podemos colocarla en un plazo fijo, pero si la invertimos en un negocio seguramente obtendremos una mayor rentabilidad, aunque con un factor de riesgo adicional.

No entraremos en detalle de cómo obtener técnicamente ese valor llave, aunque existen métodos para hacerlo, sin embargo queremos resaltar algo.

En muchos tipos de negocio ese valor llave es conocido o al menos medianamente determinado por las fuerzas del mercado, por lo que intentar utilizar algún método es inútil, pues manda la le de la oferta y la demanda.

Esto no es inusual y sirve para negocios sencillos como un maxiquiosco, cuyo nivel de facturación y ubicación determinará su valor, al que le sumarán los activos involucrados (mercaderías, instalaciones, otros bienes de uso, etcétera) y también aplicables a negocios más complejos, como por ejemplo establecimientos agropecuarios, donde la zona determinará el tipo de explotación y los rindes probables, con un mercado conocido y bastante transparente.

Si estamos ante esta situación, el método a utilizar es el Método "Múltiplo en relación precio y ganancias" o alguna de sus variantes. El método es sencillo y eficaz si se dan las circunstancias adecuadas para aplicarlo, por ejemplo, supongamos que la ganancia esperada de un negocio particular sea $ 10 y el promedio de la relación PRECIO/GANANCIA del sector sea $ 20, podemos determinar el precio, de forma tal que si PRECIO / GANANCIA = 20, sabiendo que la ganancia es 10, despejando el precio sería PRECIO / 10 = 20, por lo que el PRECIO = 20 x 10 = 200.

Claro que esto no siempre es utilizable por lo que deben utilizarse otros métodos.

Bajo estas circunstancias el método más utilizado es el denominado el Valor Actual De Los Flujos De Fondos Futuros.

Analizaremos brevemente el método y sus fundamentos.

Cualquier proyecto de inversión tiene un valor que está determinado por los flujos de fondos que genere.

¿Qué son los flujos de fondos? De manera muy sencilla son los fondos de efectivo que se liberan a través de la vida del proyecto.

No podemos entrar en detalle acerca de la forma de desarrollar un flujo de fondos, pero básicamente podríamos decir que es la sumatoria algebraica de los resultados, más las amortizaciones y otros cargos que no representen movimientos de fondos, menos las inversiones, más menos la variación en el capital operativo, menos el impuesto a las ganancias.

La razón es sencilla, la liberación de fondos es lo que se puede gastar o invertir en nuevos proyectos.

Por lo que, si adoptamos el método, lo primero que hay que hacer es estimar los flujos de fondos futuros que generará la empresa.

Esta tarea tiene una complejidad primaria, que es precisamente el método de estimación, dado que en realidad es la expectativa de lo que sucederá en adelante.

Esto puede darse en situaciones de riesgo (definido como una probabilidad de variación de las expectativas) o directamente en situaciones de incertidumbre (desconocimiento total de la evolución de las variables o de expectativas).

En líneas generales, lo primero que habrá que estimar son los resultados futuros de la empresa, para lo cual se deberán determinar las ventas futuras, sus costos y gastos.

Existen métodos distintos métodos, algunos estadísticos, para estimar la evolución de una variable cualquiera, por ejemplo las ventas.

En general, determinada la evolución futura de las ventas, las demás variables, son de alguna manera dependientes de estas (esto es en términos generales, puede ser que la variable determinante de la evolución de las otras puedan ser, por ejemplo, las compras).

Los costos y gastos generalmente son dependientes de estas.

Sin embargo, habrá que tener muy en cuenta cuales son los gastos fijos y cuales son los variables, dado que cualquier incremento en las ventas, producirá un apalancamiento de la rentabilidad por el uso de componentes fijos en el costo.

Determinando así el resultado esperado, habrá que estimar la variación en el capital operativo, fundamentalmente créditos, inventarios y deudas comerciales.

El incremento en el capital operativo, determinará un menor flujo disponible de fondos, mientras que su reducción aumentará los mismos.

Luego habrá que evaluar las inversiones en activos fijos, que serán los necesarios para obtener dichos fondos.

Aquí queremos introducir un aspecto normalmente controvertido, cuando se hace una valuación. Lo que se intenta valuar es la empresa "tal cual está" es decir que no deberían incluirse proyectos que todavía no están implementados, pues el "futuro es de quien compra".

Por lo dicho, generalmente las inversiones son aquellas por renovación por obsolescencia y aquellas necesarias para los proyectos en marcha.

La posterior determinación de los flujos de fondos, resulta relativamente sencillo, pero razones de espacio nos impiden continuar sobre esta cuestión.

El otro punto cuantos flujos de fondos es necesario calcular, lo que podemos llamar horizonte de la valuación.

Salvo que la empresa tenga un plazo de vida determinado, habrá que analizar esta cuestión en función de cada empresa en particular.

Generalmente la evolución de los negocios tiende a un "equilibrio" de sus resultados, es decir a que estos en determinado momento se volverá constante y perpetuos. Las empresas jóvenes que aún no han desarrollado su potencialidad tendrán un crecimiento sostenido hasta que su capacidad instalada lo soporte, o bien un mercado irá perdiendo su potencialidad por sustitución de consumos, en definitiva, cada caso particular es distinto, por lo que el horizonte para los flujos de fondos dependerá del caso del que se trate. Como dijimos luego de ese punto en que los resultados se equilibran se generarán flujos de fondos perpetuos, cuyo valor tiene una forma matemática de valuación, cuya explicación sería ajena a nuestros objetivos.

A este valor suele denominárselo valor residual y existen distintas alternativas para calcularlo, aunque la explicada es la habitual.

Queda otra cuestión para analizar, esos flujos de fondos son futuros y se intenta valuar esos flujos de fondos a valores de hoy, por lo que habrá que descontarlos a una tasa determinada. Este es otro factor crítico, es decir determinar qué tasa utilizar y eso dependerá de la rentabilidad promedio del mercado, el riesgo involucrado, el plazo de recupero de la inversión, la tasa de inflación esperada y otros factores.

En definitiva, tenemos los siguientes aspectos básicos a considerar: horizonte de la valuación, valor residual y tasa de descuento.

Obviamente no podemos extendernos mucho más, pero queremos sugerir algunas cosas a la hora de efectuar una valuación.

A nuestro criterio conviene que las variables a considerar sean consensuadas entre las partes, lo que evitaría futuras demoras,

Pueden existir activos que no sean necesarios para la obtención de los flujos de fondos, por lo cual habrá que valuarlos por separado.

Generalmente la parte compradora querrá efectuar una auditoria previa (due dilligence). Esto se vuelve complicado cuando existe una economía informal en la empresa.

Generalmente se suelen firmar pactos de confidencialidad y llegado a un acuerdo se suelen mantener fondos de garantía para eventuales contingencias ocultas en el momento de efectuar la valuación.

Por último queremos resaltar una cuestión esencial, VALOR Y PRECIO NO ES LO MISMO.

Buenos Aires, 3 de junio de 2006

CARLOS ENRIQUE SPINA

ESTUDIO

© HÈCTOR BLAS TRILLO

Economía y Tributación

Godoy Cruz 2870 - 1425 Buenos Aires.

(011) 4776-1732 (011)154-4718968

www.hectortrillo.com

El Milagro de Irlanda

La experiencia de desarrollo de Irlanda sigue asombrando. En una nota publicada en marzo del 2003 (El Modelo Irlandés) se ofrecieron algunas líneas de interpretación para entender como un país donde a fines del 80 se sucedían los conflictos y se encontraba estancado, endeudado y con un alto nivel de desempleo logró en pocos años convertirse en una de las economías más dinámicas del mundo. El presente artículo retoma aquellos argumentos y actualiza la información.



Para comprender mejor la realidad de Irlanda se muestra un perfil comparativo de la economía de aquel país y Argentina, sobre la base de información del año 2005.

Argentina

Irlanda

Población

millones

40

4

PBI

millones u$s

190.000

190.000

PBI per capita a PPA(*)

u$s

10.000

35.000

Exportaciones

millones u$s

40.000

105.000

Exportaciones per capita

u$s

1.000

26.000

Saldo Comercial

millones u$s

10.000

40.000

Gasto Público/PBI

%

22%

38%

Deuda Pública/PBI

%

70%

28%

(*) PPA: Paridad de Poder Adquisitivo

Elaboración propia sobre la base de diferentes fuentes



Del cuadro surge que Irlanda con una población 10 veces inferior produce tanto como Argentina y exporta 2.5 veces más. La clave es el desarrollo de un gran sector industrial.

 

¿Cómo pudo uno de los países más pobres de Europa y tradicional expulsor de población consolidar en pocos años un gran sector industrial y eliminar el desempleo?



El desafío resulta aún mayor cuando se considera que esa gran transformación se realizó en el marco de las restricciones impuestas por la pertenencia a la Unión Europea , es decir, con altos salarios y distribución progresiva de ingresos y con limitadas posibilidades de utilizar instrumentos de política cambiaria o monetaria.

Hay dos líneas de interpretación que intentan explicar este fenómeno.

Una, de sesgo economicista, pone el énfasis en las exportaciones y las inversiones extranjeras (IED), especialmente de Estados Unidos, que actualmente proporcionan casi el 50% del empleo industrial. Indudablemente, el impulso de la economía irlandesa proviene de las exportaciones, que durante la década pasada crecieron a una tasa promedio superior al 12% anual, que implica duplicar su valor cada 6 años. También es cierto que ese desempeño fue factible debido al ingreso masivo de IED orientadas a sectores de alta tecnología, principalmente electrónica, software, químicos y farmacéuticos, que representan las tres cuartas partes del total exportado.

Otra, desde una visión más integral, destaca, sin negar la importancia de la IED , el rol sustancial cumplido por el Estado en diferentes aspectos, institucionales, económicos y sociales. Desde este punto de vista, la afluencia de inversión extranjera fue una, pero no la única, de las consecuencias positivas de las políticas públicas implementadas.

 

A continuación se pasa una rápida revista de las principales acciones desplegadas por el gobierno irlandés que contribuyeron al despegue de ese país.

Fijación de prioridades . Dos décadas atrás el gobierno identificó a los sectores de high-tech y ciertos servicios, como cuidado de la salud y telemarketing, como objetivos prioritarios de desarrollo por su capacidad de proporcionar divisas y empleo. En este campo, Irlanda hizo lo mismo que años antes hicieron los países exitosos del sudeste asiático: identificar sectores en que el país podría llegar a destacarse internacionalmente en función de sus ventajas competitivas, para luego concentrarse en la promoción y atracción de las inversiones necesarias, nacionales o extranjeras. Obviamente, el ser miembro de la Unión Europea le otorgaba las ventajas propias del acceso a un mercado de 400 millones.

Acuerdo social . Los acuerdos tripartito, entre empleadores, sindicatos y gobierno, se han convertido en la herramienta sustancial de la planificación en Irlanda. otorgando previsibilidad y estabilidad a las decisiones económicas. A partir de 1987, en que se recurrió al acuerdo social para superar la seria crisis económica del momento, cada tres años se negocian programas que establecen parámetros de política fiscal, económica y social.

En términos generales, los primeros dos programas estuvieron dirigidos a controlar la grave crisis económica, los dos siguientes se concentraron en diseñar un rumbo en el marco de la integración europea y los más recientes, negociados dentro de un contexto de crecimiento económico excepcional, tuvieron por objetivo la cooperación al nivel de las empresas.

Un tema central de estos programas tripartitos son los aumentos salariales y mejoras de competitividad, factores claves para preservar la competitividad en el rígido marco de la Unión Europea. De allí, que en los últimos años el acuerdo social se haya extendido al nivel de los lugares de trabajo, estableciendo un mecanismo más directo de negociación.

El incremento de productividad de la economía en su conjunto y la reducción de la conflictividad social son claros indicadores de la eficiencia de este instrumento de planificación que incorpora a empleadores y trabajadores como ejes centrales de la toma de decisiones económicas y sociales del país.

Capacitación . Irlanda también hizo una fuerte inversión en la mejora de su sistema educativo y en todo lo necesario para elevar la calidad de sus recursos humanos. Quienes deciden invertir en ese país saben que podrán disponer de profesionales, técnicos y mano de obra calificada y competente para la realización de sus emprendimientos.

A título de conclusión

¿A qué se debió el desigual desempeño de Irlanda y Argentina durante los 90, a pesar que ambos países recibieron sustanciales montos de inversiones del exterior?

Argentina no hizo nada de lo enumerado arriba. El gobierno declinó su tarea de orientación y fijación de prioridades relegando en el mercado esa función y nada hizo para promover acuerdos entre los actores económicos. Pretender otra cosa de nuestra dirigencia hubiese sido y sigue siendo pedir peras al olmo .

El resultado de esas políticas improvisadas y carentes de objetivos de interés común es conocido. Mientras Argentina sigue vendiendo al mundo “suelo” bajo la forma de combustibles, minerales o productos agrícolas, Irlanda exporta trabajo, ya que el 80% de sus ventas al exterior son productos manufacturados y de alto valor agregado.

Planificación y consenso fueron, en definitiva, los pilares del milagro irlandés. La dirigencia de ese país comprendió, oportunamente, que la improvisación y confrontación son serios obstáculos a la construcción de un proyecto sustentable.

Por Alberto Pontoni. Junio 2006

Desigualdad en Estados Unidos

En las últimas décadas se ha venido acentuando la desigualdad y la exclusión en el mundo. Cada vez es mayor la brecha entre países industrializados y en desarrollo como así también la diferencia entre pobres y ricos al interior de las naciones. Las consecuencias de esta situación son múltiples y ya se están produciendo importantes cambios en la dinámica económica, la estructura social y la participación política. La presente nota se encuentra centrada en el análisis de la situación en la principal potencia mundial, los Estados Unidos.

La nota esta inspirada o toma citas seleccionadas del artículo de P. Krugman “EEUU: todo para los más ricos

Una de las características de la gran expansión económica norteamericana, que abarca gran parte del siglo XIX y llega hasta la crisis de 1929, fue el surgimiento de una poderosa clase de magnates que vivía en grandes palacios, contaba con ejércitos de criados y despilfarraba fortunas. Eran los excéntricos ricos de la llamada Edad de Oro de los Estados Unidos.



El surgimiento de una nueva conciencia social en los sectores trabajadores, sumado a la aparición de la Unión Soviética , el colapso del 29 y la Segunda Guerra Mundial obligaron a resignar privilegios y cambiar aquel modo de vida de los Estados Unidos.

Las políticas keynesianas implementadas para salir de la gran crisis ( New Deal ) así como las seguidas durante las décadas del 50 y del 60 estaban inspiradas en la idea que el incremento en el ingreso de los trabajadores era un factor sustancial del crecimiento económico y que el Estado tenía un rol clave promoviendo la redistribución de ingresos a través de impuestos y transferencias. Los Estados Unidos se convirtió en el modelo y paraíso de las clases medias. Las enormes desigualdades de ingresos disminuyeron y las manifestaciones ofensivas de riqueza desaparecieron.

A partir de la década del 70 el proceso comienza a revertirse aumentando la concentración de ingresos y riqueza. Una expresión de esa desigualdad reside en el hecho que actualmente las 13.000 familias más ricas de Estados Unidos disponen de un ingreso equivalente al de los 4 millones de hogares más pobres.



¿Qué sucedió en los Estados Unidos?

Sencillamente, que en los últimos 30 años casi todo el aumento de productividad de la economía norteamericana fue a terminar en los bolsillos de los más ricos. Expresión de ello es el hecho que los ingresos netos (deducidos impuestos) del 1% de las familias más ricas crecieron casi 160 veces entre 1980 y el 2000, mientras que para las familias típicas de clase media la mejora fue de sólo un 10%, según un estudio de la Oficina de Presupuestos del Congreso de Estados Unidos.

¿Qué factores permitieron esta reversión del proceso favoreciendo el aumento de la desigualdad y una mayor concentración de los ingresos en los Estados Unidos?

Existen diferentes interpretaciones al respecto pero lo que resulta claro es que ha habido un sustancial cambio en las normas de comportamiento de las dirigencias respecto del compromiso social y la valoración de la equidad. Para el Prof. Krugman el New Deal tuvo un profundo impacto en la sociedad norteamericana al imponer normas de relativa equidad en las retribuciones, propiciando el surgimiento de amplias capas de clases medias.

Incluso señala que en los años 60 las grandes compañías norteamericanas “actuaban más como repúblicas socialistas que como despiadadas empresas capitalistas y sus máximos directivos se comportaban más como burócratas guiados por el bien común que como capitanes de negocios”.



Ese compromiso social del sector empresarial es, justamente, lo que se ha ido diluyendo. Un claro ejemplo de ello es lo sucedido en materia de retribuciones. Mientras que el salario promedio, medido en moneda constante, se incrementó en las últimas tres décadas en sólo un 10% la retribución media de los principales ejecutivos se multiplicó 30 veces. La brecha entre ambos pasó de 40 a 1000 veces.

Actualmente, el ingreso medio de un trabajador norteamericano ronda los 42 mil dólares/año mientras que el de la elite de los 100 ejecutivos mejor pagados supera los 40 millones de dólares/año, casi mil veces más.

Hay quienes justifican esos pagos millonarios por el talento y aportes que esos dirigentes realizan en sus empresas. Para Krugman, la auténtica razón por la que los directivos están tan bien pagados es porque son ellos los que designan a los miembros del consejo de administración que fija sus retribuciones y son ellos los que controlan muchas de las extraordinarias prebendas que los consejeros confían en recibir. “No es la invisible mano del mercado la que guía estos ingresos monumentales de los directivos sino el invisible apretón de manos de la sala de reuniones del consejo”.

¿Por qué antes no se les pagaba a los altos ejecutivos de los Estados Unidos con la misma generosidad?

Para Krugman se trata de una cuestión de cultura empresarial. Para la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial, el miedo al escándalo mantenía bajo un permanente control los salarios de los directivos. Ahora, eso ya no interesa. En otras palabras: la explosión de los sueldos de los ejecutivos representa un cambio social más que una acción de las fuerzas estrictamente económicas de la oferta y demanda. “No deberíamos considerar este hecho como una tendencia del mercado, sino como algo más parecido a la revolución sexual de los 60, una nueva permisividad, aunque en este caso sea financiera en lugar de sexual”.

La democracia de los Estados Unidos amenazada

En la década del 20 Estados Unidos era una nación en la que los más grandes privilegios convivían en agudo contraste con la más absoluta miseria. Era asimismo una nación en la que el Gobierno tendía a servir los intereses de los privilegiados y a hacer la vista gorda ante las aspiraciones de las personas corrientes. Las actuales desigualdades de ingresos han retrotraído la situación a los niveles de aquellos años.

Para Krugman, la riqueza heredada no juega ya un papel decisivo, pero es posible que pueda volver a crearse una clase privilegiada y esta nueva clase, igual que aquella de la Edad de Oro, llegar a ejercer un poder político enorme. “Resulta demasiado fácil contemplar cómo nos vamos convirtiendo en un país donde lo mejor se reserva para aquellos que tienen buenos contactos; un país en el que el ciudadano medio ve pocas posibilidades de progresar; un país en el que el compromiso político no parece tener sentido porque, en último término, son siempre los intereses de la clase privilegiada los que quedan bien servidos”.

Krugman termina su artículo parafraseando a otro autor, Kevin Phillips, quien señala que “toda democracia debe afrontar su renovación mediante una revivificación de la política, o serán los sectores privilegiados quienes terminarán consolidando un régimen diferente y menos democrático, conocido como plutocracia”.

Páginas

Suscribirse a RSS - Artículos de Economía